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FE AUTÉNTICA<br />
un breve momento te abandoné, pero te recogeré con grandes<br />
misericordias. Con un poco de ira escondí mi rostro de ti por un<br />
momento; pero con misericordia eterna tendré compasión de ti,<br />
dijo Jehová tu Redentor» (Is. 54:7-8). Ahí está todo. Ahí está su<br />
esperanza, su escondedero, su roca, su futuro, su gloria.<br />
Dios habla con autoridad. Nadie tiene derecho a plantarse y<br />
decir: «Eso no me lo creo».<br />
El pacto redentor de Dios<br />
La Palabra del Dios vivo sigue resonando por todo el mundo,<br />
destruyendo aquello que no redime. Y en aquel día terrible<br />
cuando Dios conmocione todo lo que pueda ser conmovido, esa<br />
Palabra viva, vibrante, terrible, sobrecogedora, poderosa y eterna<br />
destruirá todo lo que no pueda redimir. Yo, por mi parte, quiero<br />
estar en el bando de los redimidos.<br />
Muchas veces me arrodillo leyendo este capítulo 54 de<br />
Isaías, y dejo que su mensaje único hable a mi corazón. Escucho<br />
su Palabra -una voz que va directamente a la profundidad de<br />
mi ser- que dice: «Porque esto me será como en los días de Noé,<br />
cuando juré que nunca más las aguas de Noé pasarían sobre la<br />
tierra; así he jurado que no me enojaré contra ti, ni te reñiré»<br />
(v. 9). El gran Dios que no tenía por qué jurar nada juró por su<br />
Nombre que no estaría airado contra mí ni me reprendería. Y en<br />
mi propia habitación, escribí mi nombre en el pasaje y lo repetí<br />
con mis tres nombres: Aiden Wilson <strong>Tozer</strong>. «Porque los montes<br />
se moverán, y los collados temblarán, pero no se apartará de ti<br />
mi misericordia, ni el pacto de mi paz se quebrantará» (v. 10).<br />
Nadie puede arrebatar la bondad de Dios al pueblo que le<br />
busca; no pueden abrogar el pacto de la gracia salvadora de Dios<br />
de aquel hombre que confía en Él cuando el monte se mueve. Las<br />
montañas son removidas, pero Dios dijo que su misericordia no<br />
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