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contra viento y marea

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publicación sobre la identidad del fútbol uruguayo<br />

NOVIEMBRE / DICIEMBRE 2016_edición_13 - issn 2393-5995<br />

Jorge Cazulo<br />

La pasión por dos<br />

mundos: el fútbol<br />

y las letras<br />

Cono Aguiar<br />

De las canchas<br />

a las tablas de<br />

los encofrados<br />

Fabián Carini<br />

Su mochila<br />

sigue cargada<br />

de ilusiones<br />

TATA GONZÁLEZ<br />

<strong>contra</strong><br />

<strong>viento</strong><br />

y <strong>marea</strong><br />

1


Suscribite a Túnel y recibila en tu casa<br />

Desde enero 2017, www.tunel.com.uy<br />

El aquelarre<br />

túnel NOV-DIC 2016<br />

Dónde se lee la revista Túnel<br />

LIBRERÍAS<br />

Ariel García. Ramón Bergalli 485 A.4, Maldonado<br />

Byblosur Libros. Magallanes 922<br />

Gussi Libros. Yaro 1119<br />

Helvecia Libros Café. Avenida Gilomen 1231, Nueva<br />

Helvecia<br />

Librería ABC. Independencia 802, Florida<br />

Librería Abrazo. Gral. Flores 272 local 2, Colonia del<br />

Sacramento<br />

Librería Areté. Tristán Narvaja 1641<br />

Librería Asterisco. Felipe Fontana 777, Nueva Palmira<br />

Librería Babilonia. Tristán Narvaja 1591<br />

Librería El Yelmo de Mambrino. Gutiérrez Ruiz 1156<br />

Librería Ganesha. Ciudad de Canelones<br />

Librería La Canasta. Sarandí 644, San José<br />

Librería La Lupa. Bacacay<br />

Librería Las Hortensias. Chucarro<br />

Librería Lautréamont. Maldonado<br />

Librería Luzgala. Avenida Lezica<br />

Librería Martín Fierro. Atlántida<br />

Librería Minerva. Tristán Narvaja 1641<br />

Librería Papacito. 18 de Julio 1409<br />

Librería Papacito. 18 de Julio 888<br />

Librería Parisson. Colonia 1822<br />

Librería Purpúrea. Plaza del Entrevero<br />

Librería Rayuela. Tristán Narvaja 1535<br />

Libros de la Arena. Benito Blanco 962<br />

Libros Libros. Terminal Tres Cruces<br />

Maca libros. Ciudad de Durazno<br />

Nueva Galería Libros. Tristán Narvaja 1536<br />

Pocitos Libros. Avenida Brasil 2561<br />

Pompona Libros. José Enrique Rodó 280, Ciudad de<br />

Canelones<br />

BIBLIOTECAS/CENTRO CULTURALES/INSTITUTOS DE<br />

FORMACIÓN<br />

Biblioteca Eduardo Acevedo Díaz. Sayago 946<br />

Biblioteca María Vittori. Moltke 1408<br />

Biblioteca Carlos Roxlo. Rivera Indarte 4296<br />

Biblioteca Carlos Villademoros. Dr. Volpe 4060<br />

Biblioteca José H. Figueira. Camacuá esquina Juan<br />

Carlos Gómez<br />

Biblioteca Ernesto Herrera. Maipú 1725<br />

Biblioteca Francisco Schinca. Avda. 8 de Octubre 4210<br />

Biblioteca Felisberto Hernández. Euskal Erría 71,<br />

Centro Comercial<br />

Biblioteca Francisco Espínola. Cno. Maldonado 6850<br />

Biblioteca Amado Nervo. E. Michelena esquina S. Rivas<br />

Biblioteca Delmira Agustini. Samuel Blixen 4151<br />

Biblioteca Aurelia Viera. Lucas Obes 1021<br />

Biblioteca Horacio Quiroga. Gral Flores s/n, Centro<br />

Cultural Goes<br />

Biblioteca Juan Monteverde. Plaza Vidiella 5628<br />

Biblioteca Avda. Luis Batlle Berres 314<br />

Biblioteca Club Banco Hipotecario. Colonia 2189<br />

Biblioteca Facultad de Humanidades. Cordón<br />

Biblioteca Alfredo Zitarrosa. Av. Penino km 29,500,<br />

Ciudad del Plata<br />

Biblioteca Municipal de Paysandú. Sarandí 1184<br />

Biblioteca Popular Jacinto Laguna. Nueva Palmira<br />

Cantina Facultad de Humanidades. Cordón<br />

Centro Cultural de España. Rincón 629<br />

Centro Cultural Florencio Sánchez. Grecia 3281<br />

Imprenta Logo’s. Rivera 277, Ciudad de Colonia<br />

Municipio de Tomás Gomensoro. Artigas<br />

Red de Bibliotecas Públicas. Colonia<br />

Socio Espectacular. 18 de Julio 1618<br />

BARES/BOLICHES/CLUBES<br />

Bar Andorra. Canelones 1302 y Aquiles Lanza<br />

Bar Finesterre. Rodó y Gaboto<br />

Bar La Giralda. Bulevar Artigas 1597<br />

Bar Las Flores. Bulevar España 2051<br />

Bar La Toja. Rivera y Dolores Pereira Rossell<br />

Bar Maldonado. Maldonado y Barrios Amorim<br />

Bar Palacio. Garibaldi y Tuyutí<br />

Café & Bar. Uruguay y Minas<br />

Cafetería del Teatro Politeama. Tomás Berreta 310,<br />

Ciudad de Canelones.<br />

Cantina de Miramar Misiones. Villa Dolores.<br />

Cervecería Mastra. Mercado Agrícola, Martín García y<br />

José L. Terra<br />

Chopería Mastra Colonia. Del Comercio 158. Ciudad de<br />

Colonia<br />

Don Basilio. Paysandú y Minas<br />

Ganache Café. Calle Real 178. Ciudad de Colonia<br />

Palacio del Café. Mercado Agrícola, Martín García<br />

y José L. Terra<br />

Pizzería y Parrilla El Luichi. Gaboto 1300 y Charrúa<br />

Silex. Buenos Aires e Ituzaingó<br />

Restorán y Parrillada Lo de Silverio. Rossell y Rius 1651<br />

Club Enrique López. Ejido y Cebollatí<br />

Club Esparta. Colonia Valdense.<br />

Club Tito Borjas. Bélgica 2299<br />

OTROS SITIOS<br />

AEBU. Camacuá 575 y Reconquista.<br />

Almacén Don Alberto. Máximo Santos 5207<br />

AlPecho Remeras y Margass. Galería del Virrey, 18 de<br />

Julio y Quijano.<br />

Bazar 2 Tesoros. Av. Garzón 1307 A<br />

Centenario Fútbol 5. Luis Alberto de Herrera y 8 de<br />

Octubre.<br />

CF5. Uruguay 1998 y República<br />

El Viajero Hostel. Soriano 1073<br />

Estación Petrobras. Ellauri y Gabriel Pereira<br />

Gol al futuro. Estadio Centenario, Sala Franzini.<br />

Intendencia de Canelones. Dirección de Deportes.<br />

Museo del Fútbol. Estadio Centenario.<br />

Peluquería Dawer. Orinoco y Amazonas.<br />

Peluquería Mauro. Francisco Canaro y Mario Cassinoni.<br />

Quiosco. Galicia 1146<br />

Quiosco Paquín. Bulevar España y Benito Blanco.<br />

Taller Aquelarre. Escuela de Fotografía. Andes 1528<br />

Se distribuye además a los integrantes de los<br />

cuerpos técnicos de los clubes afiliados a la AUF, al<br />

cuerpo técnico de la selección nacional en todas sus<br />

categorías, a entrenadores, futbolistas, periodistas,<br />

a los docentes de los cursos de entrenadores del<br />

ISEF y de la ACJ, al departamento técnico de OFI, a<br />

Sala de Redacción de la Facultad de Comunicación de<br />

Udelar y en la Tecnicatura de Gestión en Instituciones<br />

Deportivas de la Facultad de la Cultura del CLAEH, a<br />

la Asociación de Entrenadores (AUDEF), Asociación de<br />

Jueces, CAFO.<br />

La filosofía de la dirigencia del fútbol<br />

uruguayo logra aumentar el asombro<br />

general en cada resolución que adopta.<br />

En el mes con mayor número de<br />

incidentes graves en los estadios o como<br />

resultado de la pugna por el botín de las<br />

barras, se alegran de conseguir sanciones<br />

leves a episodios que comprometieron la<br />

vida de víctimas y causaron pánico en los<br />

espectadores que –vaya utopía absurda–<br />

querían ver y disfrutar de un juego.<br />

Jóvenes baleados por celebrar en una<br />

plaza pública el aniversario de su club.<br />

Joven baleado por otro simpatizante<br />

de su mismo club. Se asegura que<br />

agredido y agresor integran barras de ese<br />

club.<br />

Familias que huyen despavoridas de<br />

la tribuna cuando el sonido de las balas se<br />

impone en un partido de fútbol.<br />

Otro hincha-barra es baleado al<br />

llegar a su casa. Al revisar su auto, se<br />

le encuentran entradas “de favor” y un<br />

listado con identificación de 300 barras.<br />

El jefe de seguridad de ese<br />

club, días después renunciante a esa<br />

función abrumado por las evidencias<br />

y presumiblemente presionado por<br />

su entorno familiar, afirma que no se<br />

dan entradas. ¿Será que crecen y se<br />

multiplican como los peces?<br />

Los dirigentes dicen públicamente<br />

que “hicieron un buen trabajo” ya que el<br />

club fue sancionado sólo con tres puntos<br />

y una poco significativa cantidad de<br />

dinero.<br />

Uno de los jóvenes baleados en la<br />

plaza pública, Hernán Fioritto, murió<br />

tras 38 días de agonía, por el ataque de<br />

El fallo del jurado sobre el Concurso<br />

literario “Relatos de fútbol” se<br />

comunicará a fines del presente<br />

mes a través de la página web y<br />

redes sociales. Para el jurado no fue<br />

posible concluir su trabajo previo a<br />

la salida de esta edición debido al<br />

elevado número de relatos recibidos.<br />

más de una decena de hinchas-barras<br />

del club rival, que curiosamente salieron<br />

a perpetrar ese ataque desde la sede de<br />

la institución de sus amores (u odios).<br />

Para desmarcar al club dijeron que<br />

salieron desde la esquina de la sede. La<br />

investigación policial y judicial demostró<br />

que efectivamente el tour de odio, sangre<br />

y fuego salió de la sede de la avenida<br />

8 de Octubre. Los dirigentes de ese club<br />

reinvidican a sus grupos organizados de<br />

hinchas.<br />

Los dirigentes acusan a las<br />

autoridades nacionales de falta de<br />

colaboración para asegurar el normal<br />

desarrollo de la actividad deportiva.<br />

¿Cuál será el concepto de<br />

“normalidad” en aquellos que alimentaron<br />

y siguen alimentando el fenómeno de<br />

las barras asalariadas y con tratamiento<br />

preferencial?<br />

Se compran cámaras sofisticadas,<br />

sistemas de última generación. Los barras<br />

siguen mandando en las tribunas, siguen<br />

disputándose espacios de poder, las<br />

familias siguen alejándose de las tribunas.<br />

Satisfacción porque se jugará<br />

el clásico con público –y barras, por<br />

supuesto– en las tribunas.<br />

El partido lo vienen ganando por<br />

goleada las barras y sus protectores.<br />

El baile sigue. El negocio no puede<br />

detenerse, no importa el precio a pagar.<br />

En la lucha por apropiarse del botín del<br />

fútbol, unos se impondrán por las buenas<br />

y, si es necesario, por las malas también,<br />

para ganar posiciones en las guerras<br />

internas de los clubes y quedarse con la<br />

tajada más grande de la torta.<br />

publicación sobre la identidad del fútbol uruguayo<br />

NOVIEMBRE / DICIEMBRE 2016_edición_13 - issn 2393-5995<br />

Dirección responsable<br />

Diego Graziosi<br />

Coordinación general<br />

Pedro Cribari<br />

Edición<br />

Marcel Lhermitte<br />

Escriben<br />

Ignacio Alcuri, Juan Aldecoa, Mauricio Bruno, Manuel<br />

González Ayestarán, Agustín Lucas, Mateo Magnone,<br />

Emilio Martínez Muracciole, Diego Martini, Mintxo<br />

(Fermín Méndez), Luis Morales, Martín Otheguy, Sengo<br />

Pérez, Isabel Prieto Fernández, Patricia Pujol.<br />

Fotografía<br />

Daniel Apuy, Andrés Cribari, Jerónimo López, Rodrigo<br />

López, Leonidas Martínez, Sandro Pereyra, Marcelo Ruiz.<br />

Y mientras esto ocurre en el<br />

submundo de los baños de las tribunas<br />

y de los escritorios de los tribunales de<br />

disciplina, otro escenario de conflictos se<br />

suma al aquelarre del fútbol uruguayo.<br />

Unos se apropian de los derechos<br />

de imagen de los futbolistas, sin el<br />

consentimiento de ellos, y en forma<br />

inconsulta los negocian con terceros.<br />

Lamentos varios de quienes<br />

curiosamente no son los directamente<br />

responsables materiales de esa<br />

apropiación. Silencio de la empresa.<br />

Todo legal, claro. Hubo dirigentes de<br />

los clubes y de la AUF que consintieron<br />

esa cesión de los derechos de imagen<br />

que no eran suyos, y sí claramente de<br />

otros.<br />

Dirigentes de la Mutual de<br />

futbolistas consintieron en ceder los<br />

derechos de imagen que son personales<br />

e intransferibles y por consiguiente no<br />

podían transferir livianamente.<br />

La diferencia entre la indefensión<br />

de los espectadores normales del fútbol<br />

y los futbolistas de la selección, víctimas<br />

del abuso de empresa, clubes y mutual,<br />

es que mientras los primeros tienen<br />

escasa chance de cambiar la realidad, los<br />

segundos, pocos pero bien montados,<br />

aúnan a su poder económico –triunfan<br />

en las grandes ligas del mundo– un<br />

poder mayor, el que deriva de su<br />

credibilidad por su entrega deportiva<br />

a la causa de todos los genuinos<br />

simpatizantes del fútbol: el prestigio<br />

bien ganado de su elenco nacional.<br />

Permiso del MEC en trámite<br />

www.tunel.com.uy - redaccion@tunel.com.uy<br />

tuneluy - @tuneluy<br />

Ilustración<br />

Rodrigo López<br />

Diseño<br />

Andrés Cribari, Rodrigo López<br />

Corrección<br />

Stella Forner<br />

Sitio web<br />

Pablo Scartaccini<br />

Foto de tapa: Sandro Pereyra<br />

_Pedro Cribari<br />

Contacto: tunel@tunel.com.uy<br />

Se utilizaron las tipografías Chau Trouville, de<br />

Vicente Lamónaca; Rambla, de Martín Sommaruga;<br />

y Adobe Garamond Pro<br />

2 3


Cazulo: Entre la pelota y los libros<br />

túnel NOV-DIC 2016<br />

Jorge el futbolista<br />

En Uruguay jugó en Peñarol, Plaza Colonia, Miramar Misiones, Bella Vista, Deportivo Maldonado,<br />

Rampla Juniors, Defensor Sporting, Nacional y Racing. Ancló en Perú en 2010, donde jugó para el César<br />

Vallejo. Actualmente es jugador del Sporting Cristal, con este club fue elegido mejor centrocampista<br />

(2012), mejor futbolista extranjero y mejor futbolista del año (2012) y mejor futbolista extranjero<br />

(2013, 2014). De gran despliegue, voraz en la marca y en la lectura, se animó a escribir y publicó ‘Ángel<br />

para un final’, uno de los cuentos más destacados del libro Pelota de papel (Editorial Planeta, 2016).<br />

Su vida ha pasado entre libros y fútbol, como jugando.<br />

El primer libro que llegó a los ojos de Jorge<br />

Cazulo, como un presagio, fue Jorgito<br />

el futbolista, él lo supo más tarde, como<br />

suele suceder con los presagios. No sería<br />

sin embargo ese libro un acercamiento al<br />

fútbol, sino a los libros.<br />

¿Cuál es tu relación con los libros?<br />

“El vínculo que tengo con los libros es de<br />

mi casa, siempre hubo libros, mi madre<br />

siempre me orientó en esa dirección: leer.<br />

No me acuerdo del primer día que fui a<br />

entrenar a algún club, pero no me olvido<br />

de Jorgito el futbolista, me lo regaló ella, yo<br />

tendría unos cinco años”.<br />

Fue en Maldonado donde creció y de<br />

donde se siente aunque nació en Minas.<br />

“Mi madre me leía y ahora yo le leo a<br />

mi hija, Isabela, que tiene cuatro años, al<br />

principio lo hice para repetir un momento<br />

lindo que me había sucedido y ahora<br />

es como un momento muy fuerte que<br />

disfrutamos mucho; yo disfruto que ella<br />

espere ese momento, aunque últimamente<br />

dejamos los cuentos y pasamos a los<br />

títeres, funciones que le hago antes de<br />

dormir, armando la historia entre los dos,<br />

interactuando. La lectura y los títeres son<br />

como rememorar cosas que me hacían bien<br />

y que la mayoría de los niños de ahora no<br />

viven”.<br />

“Siempre soñé un estadio lleno, estaba<br />

seguro que llegaría, me armaba los<br />

partidos en la cabeza y en el porchecito de<br />

mi casa con forma de arco y como buen<br />

uruguayo ganábamos dos a uno sobre la<br />

hora con gol mío”.<br />

¿Y siguió tu madre regalándotelos?<br />

Nunca dejó de hacerlo, yo era grandecito y<br />

los primeros libros de poesía que leí me los<br />

regaló ella: La vida ese paréntesis y El amor, la<br />

mujeres y la vida, los dos de Benedetti. Fue el<br />

primer acercamiento a la literatura. Algunos<br />

de sus poemas los entendí, los interpreté de<br />

grande cuando fui conociendo la historia,<br />

las cosas que pasaron, como ‘Hombre preso<br />

que mira a su hijo’, que es muy potente,<br />

intenso. Me gusta esa potencia que logra<br />

en la simpleza, en lo cotidiano, tal vez sin<br />

tanta belleza en las palabras. Sus poemas son<br />

los que más guardo en la memoria, los que<br />

sé de memoria, ‘Esa batalla’ me acompaña<br />

siempre…<br />

¿Cómo compaginar<br />

la aniquiladora<br />

idea de la muerte<br />

con ese incontenible<br />

afán de vida?<br />

¿Cómo acoplar el horror<br />

ante la nada que vendrá<br />

con la invasora alegría<br />

del amor provisional<br />

y verdadero?<br />

¿Cómo desactivar la lápida<br />

con el sembradío?<br />

¿la guadaña<br />

con el clavel?<br />

¿será que el hombre es eso?<br />

¿esa batalla?<br />

Después seguí buceando y descubriendo<br />

a otros, Borges me gusta mucho y hasta<br />

la música me entra por lo que dice, por la<br />

poesía que puede haber en las letras, por eso<br />

disfruto a Silvio Rodríguez por ejemplo, o a<br />

Sabina, y el concierto A dos voces de Viglietti<br />

y Benedetti me parece extraordinario.<br />

“Me fui solo a probar con unos amigos del<br />

barrio Tassano a Peñarol de Maldonado, tenía<br />

cinco años y jugué tres años en la categoría<br />

de ocho. A los diez me fui, nunca ganábamos<br />

y un día llorando después de perder, le dije<br />

a mamá que quería cambiar de equipo. Un<br />

emblemático técnico, Pablo Dorelo, me llevo<br />

al Uru, ahí fui campeón por primera vez”.<br />

¿De dónde viene lo de escribir?<br />

Me gusta mucho leer más que escribir<br />

aunque creo que todos en algún momento<br />

escribimos algo que termina en la papelera<br />

o perdido por ahí. Alguna cosita empecé a<br />

escribir cuando estaba solo en Montevideo,<br />

lejos del barrio, de los amigos. Asocio la<br />

escritura con la soledad, cuando tenés más<br />

tiempo para pensar, para plantearte cosas.<br />

Y ahora no es que estoy permanentemente<br />

escribiendo pero siempre anoto alguna idea<br />

que se me viene para después, algún día,<br />

desarrollarlas. Pero generalmente escribo<br />

para mí y después lo tiro.<br />

“A los dieciséis me fui a la inferiores de<br />

Peñarol, de vivir en mi casa a hacerlo con<br />

veinte botijas más que perseguían el sueño de<br />

jugar en primera. La capital te absorbe, es otro<br />

ritmo, extrañaba, extrañaba a mis amigos, a<br />

mi vieja. Estaba el Cebollita Rodríguez que<br />

era muy querido, tendría unos trece años,<br />

le recordaba la fecha de los cumpleaños de<br />

nosotros a su madre y ella nos mandaba tortas<br />

desde Juan Lacaze. Él era el más chico y se<br />

preocupaba por nosotros. Lo que hablaba de<br />

su madurez, gran gurí. Estábamos con Alcoba,<br />

Bueno, Bizera, Leal…”.<br />

¿Cómo fue el proceso del cuento que<br />

escribiste para Pelota de papel?<br />

Tenía la idea en la cabeza pero fue<br />

mutando, ya tengo 34 años, la mayoría<br />

de mis compañeros ya no juegan y quería<br />

contar la parte fea de esta profesión, la<br />

otra parte que es la más común, la que<br />

menos se sabe, no sé si la palabra es fracaso<br />

pero el que no pudo realizarse con lo que<br />

le gustaba hacer, con lo que soñó hacer,<br />

poder decir “tengo algo de dinero ahora,<br />

puedo retirarme y dedicarme a otras cosas<br />

con tranquilidad”. Conozco a muchos que<br />

dejaron de jugar un domingo y el lunes en<br />

lugar de buscar su nombre en las páginas<br />

de deportes del diario, buscaban trabajo<br />

en los clasificados, he vivido de cerca esas<br />

depresiones que me han chocado.<br />

Sobre eso escribí pero cambié el final, no era<br />

justo que se metiera un tiro en la cabeza, así<br />

que maté al bicho. Pero fue medio sufrido,<br />

yo trato de hacer las cosas lo más perfectas<br />

posible y me costó, algo que tenía que<br />

disfrutar se terminó transformando en una<br />

soga que me apretaba cada vez más. No<br />

sabía si encajaba en el libro, Pucha, esto es<br />

una puñalada pensé pero después de haber<br />

leído a tantos escritores uruguayos, me<br />

dije “parece que todos estamos marcados,<br />

por esa matriz, por lo gris, lo opaco, el<br />

sufrimiento, la negación, como una especie<br />

de incapacidad para ser felices”.<br />

Algunos de los personajes de ese cuento son<br />

producto de mi paso por Miramar Misiones,<br />

una banda preciosa, dónde jugué con Palito<br />

Pereira, el Papelito Fernández y Agustín<br />

Lucas que fogoneó el libro.<br />

“En Rampla hicimos una campaña histórica,<br />

quedamos segundos, era una linda banda,<br />

un equipazo. Yo venía de una época muy<br />

convulsionada en Peñarol, rompí la burbuja,<br />

el sueño no era un cuento de hadas, cambié<br />

mi actitud, disfrutaba jugar, dejé de pensar<br />

en consagrarme en el equipo soñado, había<br />

que pelearla todos los días, si no sostenés el<br />

día a día no podés soñar más allá. Recuerdo<br />

a gente mayor, grande, llorando de alegría<br />

en el alambrado, hinchas que hacían colecta<br />

para pagarnos. De ahí fui a Defensor y salí<br />

campeón”.<br />

Hablando de escribir, ¿cómo te llevás con<br />

las redes sociales, las usás?<br />

No tengo, no me gustan, las pocas veces que<br />

me acerqué vi un mundo muy destructivo<br />

y lleno de resentimiento, o exhibicionistas<br />

de su felicidad, estoy por fuera, cosas<br />

importantes se desvirtúan o banalizan.<br />

Alguien dijo “Dios tiene prestigio porque<br />

aparece poco”, se aplica para el fútbol y<br />

todo. Además hay cosas que uno piensa y<br />

dice en un momento en caliente y deben<br />

quedar donde se dijeron y en ese tiempo,<br />

“Conozco a muchos que dejaron de jugar un domingo y el lunes en lugar de buscar su nombre en las páginas<br />

de deportes del diario, buscaban trabajo en los clasificados, he vivido de cerca esas depresiones<br />

que me han chocado”, reconoce Cazulo. (Foto: Daniel Apuy)<br />

4 5


Jorge Cazulo<br />

tiempo, y vas perdiendo capacidad física pero<br />

aumenta la capacidad mental, descifrás mejor<br />

el juego, sabés por dónde viene el peligro, por<br />

dónde iniciar la jugada. Paradójicamente<br />

encuentro disfrute en una posición sufrida,<br />

cerca del arco, donde no podés equivocarte”.<br />

SÍ, LA VERDAD QUE SÍ<br />

túnel NOV-DIC 2016<br />

“El que es mejor sobresale, pero es tan sabio el fútbol, que necesitás a otros, por más bueno que seas, necesitás a<br />

los demás para lograr lo principal, el objetivo máximo: ser campeón”. (Foto: Daniel Apuy)<br />

“El vínculo que tengo con los libros es de mi casa, siempre hubo libros, mi madre siempre me orientó en esa<br />

dirección: leer. No me acuerdo del primer día que fui a entrenar a algún club, pero no me olvido de Jorgito el<br />

futbolista, me lo regaló ella, yo tendría unos cinco años”. Cazulo, ultimo de la derecha agachado.<br />

(Foto cedida por Jorge Cazulo)<br />

cosas de las que después te arrepentís y que<br />

al quedar escritas te dejan preso y pueden<br />

volver años después cuando de repente ya<br />

no pensás lo mismo.<br />

“De Defensor pasé a Nacional, jugaba de<br />

volante, pero alternaba, no fui titular, fue<br />

un momento dulce para el equipo, salimos<br />

campeones y llegamos a las semifinales de<br />

la Libertadores. En esa época descubrí a<br />

Saramago”.<br />

Cambiando de tema, ¿qué te dejó el<br />

fútbol, qué te deja?<br />

Todo, como dijo Albert Camus. Aprendí<br />

que lo de ayer no sirve para hoy, a superar<br />

las frustraciones, a ser solidario, a que<br />

te importe lo que le pasa al otro, a que<br />

necesitás a los demás, a ser disciplinado. El<br />

que es mejor sobresale, pero es tan sabio<br />

el fútbol, que necesitás a otros, por más<br />

bueno que seas, necesitás a los demás para<br />

lograr lo principal, el objetivo máximo: ser<br />

campeón.<br />

“Después de pasar por el César Vallejo llegué<br />

en 2012 a Cristal, no sé por qué pero caí<br />

bien, la gente me agarró un cariño especial.<br />

Empecé de volante y ahora juego de central,<br />

es distinto pero me adapté bien, pasa el<br />

Nunca jugaste en una selección<br />

uruguaya, ¿cómo te sentís respecto a eso?<br />

No miro para atrás, no tengo cuentas<br />

pendientes, todo lo que me ha pasado pasó<br />

para dibujarme el camino y sólo guardo lo<br />

bueno. No se dio y ta.<br />

¿Te planteás el retiro?<br />

Creo que me da para jugar hasta los 37 o<br />

38 años y espero terminar en Perú, ojalá<br />

en Cristal, este país me ha dado mucho,<br />

y tal vez lo más grande: me dio una hija.<br />

Después espero seguir trabajando como<br />

técnico, si surge algo acá me quedo, si<br />

no regreso a Maldonado, a mis afectos,<br />

a la plaza Padre Domingo donde nos<br />

reuníamos con los pibes del barrio, cada<br />

uno con sus sueños. Salí de allí a los<br />

dieciséis años, y si entonces alguien me<br />

hubiera dicho que a los treinta y cuatro<br />

iba a andar en la vuelta sin haber vivido<br />

desde entonces un año completo allá, no lo<br />

hubiera creído, pero así fue.<br />

¿Qué podés decirme de lo que has<br />

vivido?<br />

Veintiocho años después de haberme ido<br />

a probar a Peñarol en Maldonado, no<br />

puedo sentirme otra cosa que contento<br />

por poder vivir de lo que me gusta. Soy<br />

un privilegiado. Debe de ser terrible<br />

levantarte cada día a hacer algo que no te<br />

gusta. Nunca dudé que estaba hecho para<br />

esto y siempre viví cada momento como<br />

único, las cosas hay que hacerlas por amor,<br />

es la única manera de tener éxito, tengo<br />

una compañera que me apoyó cuando<br />

la mano venía brava y tuve a mi madre.<br />

Lo que soy es lo que ella me inculcó, y lo<br />

que yo le inculco ciegamente a mi hija, la<br />

sensibilidad. No solamente que me importe<br />

lo que me pasa a mí: mirar al costado,<br />

tratar de mirar a los demás, no pasar por la<br />

vida de largo, comprometerse… mi señora,<br />

mi hija, mi madre, son las personas más<br />

importantes de mi vida.<br />

Tres recuerdos de fútbol atesora Cazulo,<br />

el Piqui, en su memoria: Su primer<br />

campeonato con Cristal dando la vuelta<br />

olímpica con Isabela en brazos, su debut en<br />

la selección de baby fútbol de Maldonado y<br />

el gol de chilena que le hizo a los poderosos<br />

del Barrio Norte cuando tenía ocho años<br />

jugando por el débil barrio Tassano y ganar<br />

el partido.<br />

Entonces, Jorgito no sabía que iba a ser<br />

futbolista.<br />

_Sengo Pérez, Lima<br />

CAMBIA, TODO<br />

Incluso para un club de mitad de tabla,<br />

cuatro derrotas consecutivas fueron<br />

demasiadas. Había que cambiar un fusible<br />

para salir de la oscuridad y, como suele<br />

ocurrir en estos casos, el director técnico<br />

tuvo que pagar los platos rotos (pese a que<br />

varios testigos afirmaban que quien había<br />

arrojado al suelo todos aquellos platos,<br />

enfurecido por perder <strong>contra</strong> el cuadro<br />

que iba último, había sido el presidente<br />

del club). Así que luego de un sencillo<br />

mensaje de WhatsApp se concretó su<br />

desvinculación y llegó un nuevo trabajador<br />

a dar un volantazo y regresar a la senda del<br />

triunfo, algo que no sucedió. La comisión<br />

directiva, reunida en asamblea permanente<br />

comenzó una serie de manotazos de<br />

ahogado en busca del maldito fusible que<br />

lo estaba arruinando todo, si me permiten<br />

la combinación de metáforas. Despidieron<br />

a todo el plantel principal y le dieron lugar<br />

a los pibes, con la intención de que su sed<br />

de gloria fuera suficiente, pero aquellas<br />

jóvenes promesas estuvieron muy lejos de<br />

cumplirse. Cambiaron al preparador físico,<br />

al entrenador de arqueros y hasta al pobre<br />

diablo que llevaba la bolsa gigante con las<br />

pelotas para practicar y que cobraba en<br />

cocoa y galletitas, y la victoria les seguía<br />

siendo esquiva. Se fueron a practicar a otra<br />

cancha, encargaron camisetas de un color<br />

diferente, conversaron con la hinchada<br />

para que redujera aquellos cánticos que<br />

amenazaban con hacerles un daño físico<br />

si no rescataban al menos un punto. Hasta<br />

accedieron a retirar las banderas en las<br />

que estaban escritos los domicilios de los<br />

futbolistas. Ni siquiera así volvieron a la<br />

senda del triunfo. Las goleadas en <strong>contra</strong><br />

se sucedían a un ejercicio de autocrítica (o<br />

de supervivencia) los directivos dejaron su<br />

lugar a otros directivos, que poco pudieron<br />

Historias de fútbol, historias de vida.<br />

En librerías.<br />

hacer salvo continuar la política de<br />

modificaciones extremas, deshaciéndose<br />

del tradicional escudo del club, pintando<br />

las baldosas y adelantando los horarios<br />

de la gimnasia para la tercera edad, sin el<br />

menor éxito. Ni siquiera lograron empatar<br />

con el penúltimo de la tabla al poner papel<br />

higiénico doble hoja en los baños del<br />

estadio. Con poco (prácticamente nada)<br />

para perder, continuaron los cambios, cada<br />

vez más radicales. Hoy son una panadería<br />

atendida por el marcador de punta derecho<br />

y la delegada de divisiones formativas. El<br />

nombre del local no remite en absoluto al<br />

de la institución deportiva y el local está<br />

a kilómetros de la antigua sede. No hay<br />

elemento alguno que permita unirlo con<br />

aquel club de fútbol, excepto que se les<br />

acaban de quemar todos los bizcochos.<br />

_Ignacio Alcuri<br />

6 7


Doping positivo<br />

El descenso<br />

–¡No va a llover, hombre! ¡No mires más!<br />

Salamanca no hizo caso. Tenía el cuello<br />

trancado y la cara apuntando al cielo, en un<br />

ángulo de cuarenta y cinco grados. Estaba<br />

parado y sostenía el peso de la panza con las<br />

palmas de sus manos apoyadas en la ciática.<br />

Visto de costado, parecía una ese, como casi<br />

todos los señores que pasan los sesenta años<br />

y beben con rigor.<br />

Eufico tenía razón. Era diciembre, era<br />

de noche, hacía calor, no había caminos de<br />

hormigas, no había nubes ni humedad. Apenas<br />

una brisa suave que arrimaba el olor lejano a<br />

coronilla y costillar asado. Ya habían revisado<br />

el pronóstico; daban tormenta para el jueves,<br />

pero para mañana, nada.<br />

Sin embargo, Salamanca no se quería<br />

convencer. Nunca iba a reconocerlo, por<br />

supuesto, pero internamente creía tener el<br />

poder de forzar las condiciones climáticas<br />

con la mirada. Era un don que traía de niño,<br />

de cuando su padre le prometía ir a pescar si<br />

paraba la lluvia. Pero ya iba por las dos horas<br />

de aguda mirada y el cielo no daba señales<br />

de estarse sometiendo. Tal vez sus poderes se<br />

habían agotado.<br />

Al día siguiente tocaba <strong>contra</strong> Ferrocarril,<br />

allá, de visita, al borde de Las Vías, y si<br />

perdían, bajaban. Salamanca no jugaba, obvio;<br />

era el presidente. No quería ser el primero de<br />

la historia del Acrópolis en mandarlo a la B,<br />

pero eso era lo que iba a pasar si un milagro<br />

de la naturaleza no irrumpía en escena para<br />

desatar una bomba de lluvia torrencial que<br />

inundara la cancha y obligara a suspender la<br />

jornada.<br />

Una semana, no precisaba más, una<br />

semana. El martes liberaban a Gordillo, al<br />

Pierna, a Noviembre, a Reto Zacarías y a Nelson<br />

Daniel. Los cinco eran titulares y además los<br />

únicos hombres en medio de un plantel de<br />

niños imberbes que, de seguro, dentro de la<br />

cancha, solitos, se iban a cagar en las patas.<br />

También faltaba el Oveja, pero con él no se<br />

podía contar; se iba a comer siete años. El<br />

Oveja era director técnico, jefe de bomberos,<br />

principal sospechoso y casi culpable de una<br />

maniobra consistente en introducir cuarenta<br />

kilos de cocaína por la frontera en los bolsos<br />

deportivos de un grupo de jugadores de la<br />

selección que había viajado a Brasil para jugar<br />

un campeonato amistoso.<br />

De postergarse el partido, habría<br />

una chance. Reforzado con los jugadores<br />

detenidos, que, de seguro, serían liberados<br />

luego de declarar que los bolsos habían<br />

sido armados por el Oveja, Acrópolis estaría<br />

en situación de, por lo menos, sacar un<br />

empate y así mandar a Ferro a la B. Por<br />

otra parte, pensaba Salamanca, eso era lo<br />

que correspondía por historia; Ferro era un<br />

cuadro chico y además, pobre, de esos que<br />

conviven con la miseria y no les importa,<br />

mientras que a Acrópolis, una institución de<br />

clase, con asociados de nivel, cenas de fin de<br />

año y reinas de la primavera, correspondía<br />

por abolengo jugar para siempre con los<br />

distinguidos.<br />

Pero aunque Salamanca mirara fuerte,<br />

no llovía.<br />

Eufico empezó a hablarle de cualquier<br />

cosa, para distraerlo, para ver sí podía<br />

destrancarle el cuello y llevarlo con la patrona,<br />

que a esa altura ya estaría preocupada. Le<br />

recordó el campeonato del 66, aquel que<br />

ganaron, justamente, en la cancha de Ferro,<br />

con gol de media cancha del Pirujo Umpiérrez<br />

cuando faltaban tres minutos. El arquero rival,<br />

Boglione, que era muy temperamental, estaba<br />

distraído porque un hincha, atrás del arco, no<br />

paraba de recordarle las cosas que le estarían<br />

haciendo a su mujer mientras él pasaba la<br />

tarde del domingo abajo de los tres palos.<br />

Entonces le hicieron foul al Semilla, lejos, por<br />

la mitad de la cancha. Boglione se dio vuelta<br />

para identificar al vivo que hablaba de afuera,<br />

Umpiérrez se dio cuenta y pateó como<br />

Chilavert <strong>contra</strong> el Mono Burgos, recto, pleno<br />

empeine, botín enterrado en el pasto, y la<br />

pelota se metió apretada <strong>contra</strong> el travesaño<br />

mientras el arquero miraba para todos lados<br />

sin entender qué estaba pasando.<br />

–¿Te acordás, Higinio?<br />

Salamanca giró el cuello lentamente y<br />

sonrió.<br />

–Traé el metro y la linterna –le dijo a<br />

Eufico–. Y cal. Y un rodillo. Y las llaves del<br />

auto. Nos vamos para la cancha.<br />

Eufico no entendió para qué, pero<br />

sólo de ver que su amigo hablaba se puso<br />

contento, así que le hizo caso. Además,<br />

pensaba, en el camino podría convencerlo<br />

de que no había nada para hacer ahí y que lo<br />

mejor era ir acostarse, descansar y tener fe<br />

en que al día siguiente los gurises fueran a<br />

sacar un buen resultado.<br />

En el camino, sin embargo, el que habló<br />

fue Salamanca.<br />

–Fico, vos te acordarás tanto como yo<br />

de que el Pirujo Umpiérrez era un muerto<br />

de hambre. Ojo, que no se malentienda, no<br />

era mala persona, pero comía mal, salteado<br />

y por eso nunca tuvo mucha fuerza. Lo suyo<br />

era pelota al pie y pase cortito. Si quería<br />

mandarla larga, no le daba, le pesaba, la<br />

dejaba muerta, así que ni trataba. Pero<br />

ese día le pegó al arco desde la mitad de la<br />

cancha. ¿Sabés por qué?<br />

–¿Porque había arrancado con lo del<br />

abigeato y ya estaba más nutridito?<br />

–No, eso fue después, en los setenta,<br />

cuando se acomodó en la Intendencia. En<br />

la época del partido que vos decís estaba<br />

en una mala. Le pegó al arco por una razón<br />

más simple; porque el arco estaba cerquita.<br />

¿Entendés? Estoy casi seguro de que la<br />

cancha de Ferro no tiene las medidas<br />

reglamentarias, no llega, es muy chica. Más te<br />

digo, si pasa de los ochenta metros de largo,<br />

me vuelvo a pata, pero vas a ver que no.<br />

–¿Entonces?<br />

–Entonces lo que vamos a hacer es lo<br />

siguiente: es de noche, hace calor, en Las<br />

Vías no debe haber nadie. O están comiendo<br />

un asado o ya se mamaron y se fueron<br />

todos para el quilombo. Así que entramos<br />

y medimos la cancha. Si es como yo digo,<br />

tranquilo nosotros; mañana jugamos el<br />

partido normalmente, y si perdemos,<br />

no importa, porque vamos a la liga y<br />

denunciamos que la cancha es chica y nos<br />

dan los puntos.<br />

–¿Y sí la cancha está bien?<br />

–Para eso te pedí el rodillo y la cal. Si la<br />

cancha está bien, le cortamos un poco de los<br />

costados y, con la cal y el rodillo que te pedí,<br />

la hacemos más angosta, hasta que quede en<br />

falta. Y con eso nos aseguramos que mañana,<br />

pase lo que pase, nos quedamos en primera.<br />

Eufico y Salamanca llegaron a la cancha<br />

por el lado de atrás, por el bosque, rodeando<br />

el pueblo de Las Vías. La forma más directa<br />

les pareció peligrosa, porque alguien podría<br />

verlos.<br />

La cancha estaba en un hueco del<br />

terreno, como en un bajo; parecía una piscina<br />

sin agua. Estacionaron el auto a un costado y<br />

bajaron por uno de los terraplenes. Había luz<br />

porque era una noche de luna llena, así que<br />

decidieron no usar la linterna.<br />

–Bueno Eufico, vos estirá el metro todo<br />

lo que puedas y yo voy haciendo marcas con<br />

el zapato. Cuando lleguemos al otro lado,<br />

contamos cuántas marcas hay y sacamos el<br />

cálculo de lo que mide la cancha. ¿Está claro?<br />

Trabajaron despacio, porque estaban<br />

viejos y porque la tranca del metro de<br />

Eufico estaba vencida; cada tanto se le<br />

cerraba y tenía que medir de vuelta. Cuando<br />

llegaron al final, volvieron sobre sus pasos<br />

y contaron las marcas. Había treinta y dos,<br />

que, multiplicadas por la medida del metro,<br />

significaban sesenta y cuatro metros.<br />

Salamanca sonrió contento y se sentó<br />

en el pasto, apoyado <strong>contra</strong> uno de los arcos.<br />

Prendió un cigarro.<br />

–Estamos en primera, Eufico, te dije.<br />

Acrópolis es el decano de la zona, el cuadro<br />

con más historia, el que tiene más copas<br />

y si no el que tiene más hinchas, por lo<br />

menos el que tiene los mejores. No íbamos<br />

a andar descendiendo <strong>contra</strong> estos muertos<br />

de hambre, que ni terreno para hacer una<br />

cancha completa tienen.<br />

Su amigo no lo escuchaba. Miraba<br />

embobecido la catarata de agua que bajaba<br />

por el terraplén como si fuera la fuera sangre<br />

o el vómito de un caño de saneamiento.<br />

Salamanca, que estaba de espaldas, recién se<br />

dio cuenta que algo pasaba cuando un chorro<br />

de agua, fuerte, le pegó perpendicular en la<br />

nuca. Miró el cielo; no llovía, pero la cancha<br />

estaba inundándose.<br />

_Mauricio Bruno<br />

túnel NOV-DIC 2016<br />

8 9


JESÚS CONO AGUIAR: TRAS EL FÚTBOL, EL ACTIVISMO SINDICAL EN EL SUNCA<br />

Convencer, esa construcción<br />

La cara es conocida, pero cambió el escenario. No hay césped sino tablas de encofrado, varillas, ladrillos<br />

y bloques. En la tele, en la radio, en los portales y en los diarios de Florida, en los últimos años empezó<br />

a aparecer Jesús Cono Aguiar hablando de condiciones de trabajo, de salarios impagos, de materiales de<br />

mala calidad y de paros.<br />

túnel NOV-DIC 2016<br />

Él y sus compañeros de la construcción<br />

de más de cien casas del programa de<br />

realojamiento del asentamiento Sitio<br />

Pintado fueron tomando medidas de<br />

lucha mientras surgían problemas con la<br />

empresa ejecutora de la obra convenida<br />

entre el Ministerio de Vivienda,<br />

Ordenamiento Territorial y Medio<br />

Ambiente y la Intendencia de Florida.<br />

Paros, movilizaciones y notas en los<br />

medios locales tenían a Cono Aguiar en<br />

la primera línea. Ni la construcción ni la<br />

vida sindical le eran nuevas. En el primero<br />

de esos planos la experiencia se remonta<br />

a la adolescencia, tanto acompañando a<br />

su padre, albañil, como trabajando en la<br />

misma rama para la curtiembre floridense.<br />

En el plano sindical también tenía<br />

experiencia. “Estuve en la Mutual cuando<br />

ocurrió la aparición de Quique [Enrique]<br />

Saravia y la salida del Tajo [Fernando]<br />

Silva. Yo estuve en esa movida y en la<br />

comisión directiva. Digamos que estar<br />

involucrado en estas cosas es parte de mi<br />

vida, de mi manera de ser. Cuando vine a<br />

Florida encontré en el Sunca un sindicato<br />

fuerte, bien organizado. Yo había estado un<br />

par de años trabajando en cooperativas [de<br />

viviendas] y después entré en la del Sitio<br />

Pintado. Me invitaron a participar de la<br />

Mesa Departamental y por supuesto que<br />

dije que sí, aunque no sabía bien de qué se<br />

trataba”.<br />

Cono Aguiar fue futbolista profesional<br />

durante más de quince años, con una<br />

carrera que tuvo su cumbre en el epílogo,<br />

después de convencerse de que su mejor<br />

momento había pasado. Aprendió a<br />

regenerar esperanzas, a recuperar sueños<br />

perdidos, y a sentir que estaba aprendiendo<br />

cosas nuevas como un adolescente de<br />

formativas. Le pasó fundamentalmente en<br />

Fénix, con Juan Ramón Carrasco, aunque<br />

sostiene que la cumbre en rendimiento fue<br />

en los primeros años de profesionalismo,<br />

jugando para Liverpool primero y para<br />

Defensor Sporting después. “El momento<br />

en el que mi nombre estaba más en la<br />

prensa, que la gente me conocía más, fue<br />

al final de la carrera. Fueron los años que<br />

más disfruté, y no por el hecho de ser más<br />

conocido, sino por la intensidad de lo<br />

vivido. Mis primeros años en Liverpool<br />

fueron muy buenos. También en Defensor,<br />

y después yendo a jugar a México [al<br />

Veracruz]. Esos años fueron, sin dudas, los<br />

mejores en lo deportivo. Después volví de<br />

México a Nacional. Ahí ya tenía como 29<br />

años. Empecé a aparecer más, pese a que<br />

ya llevaba siete años de profesional. Vine<br />

a surgir en Nacional en el año del famoso<br />

quinquenio, y marca eso de ‘quién perdió<br />

el quinquenio’”.<br />

Era como caer en el mejor lugar pero en<br />

el peor momento.<br />

Exactamente. Yo soñaba jugar en<br />

Nacional, pero fue cuando Peñarol llegó al<br />

quinquenio.<br />

Estuviste medio año en Nacional.<br />

Ya tenías treinta años. ¿Te quedaban<br />

esperanzas de tener un punto más alto<br />

en la carrera?<br />

No. Sin dudas que el golpe de Nacional<br />

fue tremendo. De hecho cuando volví<br />

de Bolivia, donde había jugado en The<br />

Strongest tras un paso por China, como<br />

no salía nada terminé jugando en Fénix.<br />

Hacía diecisiete años que Fénix no<br />

ascendía. Ahí no había chances, porque<br />

no era un club candidato a subir. Yo me<br />

sentía profesional aún. Sentía que tenía<br />

cosas para dar, y como no salía nada fui a<br />

jugar a Fénix porque allí había un salario.<br />

El primer año fue así, sin una esperanza<br />

deportiva. Pero después se dio una<br />

casualidad, en la que estaban enrabados<br />

Fénix, Tenfield y [Jorge] Chijane. Hacía<br />

relativamente poco tiempo que Tenfield<br />

tenía los derechos de televisación, y<br />

Chijane era alguien muy cercano a Paco<br />

Casal. En ese contexto Fénix hizo un<br />

proyecto para ascender al otro año. Por el<br />

tema de la televisación se empezaba a ver<br />

distinta la posibilidad de ascender a la A,<br />

porque para los clubes era una buena plata.<br />

Fue un campeonato durísimo.<br />

* * *<br />

Cono Aguiar tiene hermanas. Siete en<br />

total. Es el único varón de los ocho hijos<br />

de los Aguiar Moreira; y es de los menores.<br />

Estudió en la UTU, pero no la terminó.<br />

Pasó a ser el peón de su padre, en obras, en<br />

changas, y después surgió, gracias al fútbol,<br />

el trabajo en la curtiembre. Mientras tanto<br />

era jugador de fútbol en Candil, club al<br />

que había llegado después de hacer baby y<br />

formativas en Atlético y El Triángulo. De<br />

su infancia y adolescencia tiene todavía en<br />

las retinas los asados de los domingos. Los<br />

hacía su padre, en el suelo, “con las tablas de<br />

quince que requechaba en la construcción”.<br />

Recuerda el ambiente familiar, con todos<br />

reunidos, después de estar “cada cual en<br />

lo suyo” durante la semana. Y al asado<br />

“caían mis cuñados”. Estos, explica, fueron<br />

fundamentales en sus comienzos. “Con<br />

ellos empecé a hacer la cuadrilla del fútbol.<br />

Fueron los que me impulsaban y hasta<br />

cuidaban. Me decían ‘no vayas al baile que<br />

mañana tenés partido’, o ‘no vayas a pescar<br />

que mañana te vamos a ir a ver’”. En su casa<br />

el fútbol no pesaba “absolutamente nada”.<br />

Ni siquiera recuerda a su padre llevándolo a<br />

jugar al baby.<br />

Tras unos años en la primera de Candil,<br />

llegó la selección albirroja y con ella el<br />

campeonato del Interior, en 1990 (el último<br />

obtenido por Florida), con la dirección<br />

técnica de Mario Patrón. En ese plantel<br />

estaban Jorge Giordano y Gustavo Iturburu,<br />

entre otros.<br />

Cono Aguiar fue titular en la selección uruguaya <strong>contra</strong> Paraguay, en Asunción, por las eliminatorias para el mundial de 2006. “El único partido en el que yo podría jugar en<br />

la selección sería en ese. Con 35 años y siendo mi fuerte el juego aéreo, no me iba a poner en un partido donde me pintaran la cara por abajo los brasileños o nos mataran a<br />

velocidad los argentinos”, recuerda. (Foto: Marcelo Ruiz)<br />

Su carrera profesional empezó a los 21<br />

años de edad. Fueron más de quince años<br />

pasando por clubes de Uruguay, Ecuador,<br />

México, Bolivia y China. Jugó en la<br />

selección uruguaya, la de Juan Ramón<br />

Carrasco. Debutó con 35 años.<br />

Decías que disfrutaste más la última<br />

etapa de tu carrera…<br />

Sí, especialmente desde que empezó<br />

ese proyecto de Fénix hasta el final de<br />

mi carrera. Los objetivos deportivos, el<br />

sentirme profesional, ir a entrenar y demás.<br />

Para mí el fútbol mejoró a raíz de ese<br />

cambio. Me acuerdo de lo que fue en mis<br />

primeros años, en Liverpool, que a veces<br />

pasábamos meses sin cobrar, y era algo<br />

que pasaba en casi todos los clubes, salvo<br />

Nacional, Peñarol, Defensor y alguno más.<br />

Mejoraron además muchas canchas.<br />

¿Te marcó mucho Carrasco?<br />

Sí. Mucho. Si bien no generé una amistad<br />

con Juan, siempre tuve un vínculo de<br />

respeto muy grande desde el 97, cuando<br />

estuvimos en Nacional. Teníamos algunas<br />

cosas parecidas, como el carácter fuerte y<br />

algunos conceptos en cuanto al fútbol. Creo<br />

que la gente no nos entendía mucho. No es<br />

que lo que él planteaba fuera novedoso en<br />

el mundo, pero acá sí. También pasó que en<br />

Fénix tuvo mucha fortuna de en<strong>contra</strong>rse<br />

con jugadores predispuestos a hacer lo que<br />

él quería.<br />

Eso comentaba Martín Ligüera: el nivel<br />

de convencimiento que tenían.<br />

Absolutamente. Cuando se logra eso ocurre<br />

algo en el grupo, porque cuando uno<br />

se manda una cagada saliendo de atrás,<br />

muchas veces el compañero no te apoya,<br />

pero cuando se trabajó eso, cuando hay<br />

un convencimiento y el grupo sabe que<br />

salir jugando de tal o cual manera, incluso<br />

dribleando, es hasta parte de lo previsto<br />

dentro del juego colectivo, eso hace que<br />

tu compañero salga a salvarte como loco.<br />

Porque no era un invento de uno salir así.<br />

Era algo que estaba dentro de lo trabajado.<br />

Incluso me acuerdo que había una jugada<br />

en la cual Juan le pedía al golero que saliera<br />

a descolgar la pelota con la mano en una<br />

zona del área bastante alejada del arco.<br />

Vos lo veías por televisión y te agarrabas<br />

la cabeza y te preguntabas para dónde va.<br />

Pero el golero llegaba y la agarraba porque<br />

el colectivo se movía sabiendo que el golero<br />

iba a salir ahí en esas circunstancias. Esa<br />

época fue extraordinaria, llena de cosas<br />

nuevas. Me acordaba de que antes siempre<br />

trabajaba táctico un día a la semana y<br />

hacíamos fútbol un día a la semana.<br />

Después era preparación física, o definición<br />

y fundamento. Cuando llegó Juan a Fénix<br />

nos en<strong>contra</strong>mos que trabajaba todos los<br />

días en la cancha, y que trabajaba eso no<br />

media hora sino hasta tres y cuatro horas,<br />

planificando las jugadas y esperando que<br />

salieran. Eran entrenamientos diferentes y<br />

divertidos.<br />

Uno se imagina que para alguien que<br />

sentía que estaba en la etapa final de<br />

su carrera, fue como regenerar muchas<br />

esperanzas.<br />

Me sucedió eso. Llegué a la selección con 35<br />

años. En 1995 había perdido la esperanza<br />

de la selección. En todo el período previo<br />

a la Copa América, Pichón Núñez hizo<br />

convocatorias muy amplias, con jugadores<br />

de todos los equipos. Yo venía de años muy<br />

buenos, ya estando en Defensor, y en esas<br />

convocatorias amplias no fui tomado en<br />

cuenta. Entonces pensé: “Si no estuve en<br />

esta, ya está, hay que olvidarse”. De ahí en<br />

más dejé de soñar con la posibilidad de la<br />

selección.<br />

10 11


túnel NOV-DIC 2016<br />

“Recién se están dando pasitos en los cuales los patrones están empezando a entender que invertir en seguridad no<br />

es gastar plata”, dice Cono Aguiar. (Foto: Marcelo Ruiz)<br />

Volviendo a Fénix. De alguna manera<br />

estabas en la zona expuesta del juego<br />

de Carrasco, porque siempre el punto<br />

criticado ha sido el énfasis casi exclusivo<br />

en el ataque.<br />

Estábamos tan convencidos, que nuestra<br />

meta, la de los zagueros y goleros, era cómo<br />

hacer goles. En Defensor nos hacían un gol<br />

y en la semana trabajábamos horas y más<br />

horas para corregir el error que llevó al gol.<br />

En Fénix nos hacían un gol y el trabajo era<br />

el mismo, allá [señala un imaginario arco<br />

<strong>contra</strong>rio]. Teníamos, claro está, aspectos<br />

referidos a la posición, pero la preocupación<br />

del golero y del zaguero era que el cuadro<br />

hiciera un gol, hacerlo antes que el rival, y<br />

hacerle uno, y dos, y tres.<br />

* * *<br />

Cono espera, fumando, en la vereda del<br />

local del Sunca en Florida. La idea era hacer<br />

algunas fotos en una obra, pero en ese<br />

momento no estaba en ninguna. Acaba de<br />

salir del seguro de paro tras la construcción de<br />

las viviendas de Sitio Pintado. No ser tomado<br />

en algún trabajo, dijo, es algo habitual<br />

para los dirigentes del Sunca en el interior<br />

del país. Ahora accedió, por su condición<br />

de miembro de la Mesa Departamental, a<br />

uno de los cinco puestos creados por un<br />

convenio entre el sindicato y la Intendencia<br />

de Florida. El día antes a la charla estuvo<br />

en Montevideo, en una movilización del<br />

Sunca por 18 de Julio. “Fue tremenda, y<br />

en medio de una alerta meteorológica”. Se<br />

hace complicado no terminar hablando de<br />

la capacidad de movilización del Sunca. “No<br />

por gusto el gobierno dejó a la construcción<br />

para lo último en la negociación colectiva”.<br />

Destaca que no es que el Sunca se aproveche<br />

de su capacidad para pedir cualquier cosa.<br />

“En las primeras plataformas no hablamos de<br />

plata. Sabemos que estamos en un momento<br />

más complicado que hace pocos años, pero<br />

tenemos reivindicaciones de salud, de cuidado<br />

en las obras”. Cuando se llega al tema dinero,<br />

dice que no tienen que ser los trabajadores<br />

“los que tengan que estar pagando la<br />

inflación. El correctivo tiene que ser cada seis<br />

meses o, como mucho, cada un año”.<br />

* * *<br />

Agradece al tiempo que le haya regalado la<br />

posibilidad de ser dirigido por Juan Ramón<br />

Carrasco en su madurez futbolística, para<br />

entenderlo. Fue “en<strong>contra</strong>r un diferente”.<br />

“Los que lo tuvimos a Juan lo disfrutamos y<br />

estamos convencidos de que era eso. Y es una<br />

secuencia, porque hablás con Juan y él te dice:<br />

a mí me convenció el profe [José Ricardo] De<br />

León, y sin embargo el fútbol del profe De<br />

León estaría en las antípodas del de Juan. Lo<br />

que hizo Juan, inteligentemente, fue tomar<br />

el aspecto del convencimiento. El tema no<br />

estaba en cómo jugaban sino en cómo hacía<br />

para que jugaran así”.<br />

Jugaste un partido con la selección. Para<br />

ese partido Carrasco cambió casi todo el<br />

cuadro respecto al partido anterior, que<br />

habían ganado por goleada a Bolivia, y<br />

terminamos perdiendo por goleada ante<br />

Paraguay. ¿Nunca te quedaste con eso de<br />

“justo en ese partido vengo a jugar”?<br />

No. El único partido en el que yo podría<br />

jugar en la selección sería en ese. Con 35<br />

años y siendo mi fuerte el juego aéreo, no<br />

me iba a poner en un partido donde me<br />

pintaran la cara por abajo los brasileños<br />

o nos mataran a velocidad los argentinos.<br />

Éramos Sorondo y yo, y acá en Uruguay<br />

no había tantos que saltaran e hicieran el<br />

doble ritmo. ¿De qué hablaban? ¿Que fue<br />

un capricho de Juan? Nunca lo entendieron<br />

a Juan. Lo que le criticaban era la forma<br />

de ser, porque nunca miraron lo que<br />

hacía en sus entrenamientos, cómo era su<br />

forma de trabajar. En el primer tiempo<br />

íbamos 1-0 y tuvimos tres jugadas de gol.<br />

El primer tiempo era 4-0 a favor nuestro.<br />

Atrás se hizo lo planificado, aunque es claro<br />

que individualmente las piezas fallaron.<br />

Sabíamos que nos podían hacer dos o tres<br />

goles, por eso nunca se criticó eso adentro<br />

como se criticó afuera. La crítica más grande<br />

estaba en los goles que no hicimos.<br />

Cristian González, [Gonzalo] Sorondo,<br />

yo y [Mario] Regueiro veníamos jugando<br />

como línea de cuatro desde que él agarró<br />

la selección, pero de suplentes. Aunque<br />

si Juan escucha esto de decir “suplentes”<br />

tenemos un lío bárbaro. Eso no existe para<br />

él. Hacía meses que estábamos entrenando<br />

juntos Sorondo y yo. Fuimos a jugar <strong>contra</strong><br />

Paraguay, que tenía dos torres.<br />

¿O a quién ponés?<br />

* * *<br />

La Mesa Departamental del Sunca en<br />

Florida, de la cual es miembro Cono Aguiar,<br />

tiene varios temas en la agenda. Entre ellos<br />

está el conflicto de los trabajadores de la<br />

obra de refacción y reciclaje de la Escuela<br />

8. A los tres meses de empezar ya les<br />

debían dos sueldos. “El público-privado ha<br />

generado un rompedero de cabeza acá en<br />

Florida. Tuvimos también mil problemas<br />

en la obra de Sitio Pintado. Es un tema<br />

difícil. Hoy en día cualquiera que pueda<br />

llenar un formulario y crear una empresa<br />

está en condiciones de ganar una licitación,<br />

derrumbar una escuela e irse a la mitad de<br />

la obra. Por eso [Óscar] Andrade ha estado<br />

trabajando en una ley de solvencia patronal”.<br />

La figura de Andrade, se nota, le resulta<br />

digna de resaltar. Hoy es “insustituible”,<br />

dice, pero no cree que le vaya a ocurrir<br />

que, como ha pasado con figuras relevantes<br />

en otros ámbitos, termine por crecer a tal<br />

punto de ser más grande que la propia<br />

organización. “Un viejo sindicalista me<br />

decía que a veces pasa eso. Sí. Puede ser.<br />

No lo había visto así, pero no sé, no creo.<br />

Tiene muchísimo para dar todavía, y no<br />

sólo dentro del Sunca. Incluso creo que<br />

lo del Sunca va a ser un pasaje para otro<br />

ámbito en el que pueda seguir haciendo<br />

políticamente. Para mi gusto, está lejos de<br />

muchísimos. Es impresionante porque es<br />

un tipo muy sencillo y claro a la vez. Eso<br />

es muy difícil. Además es una figura que en<br />

nuestro sindicato ha unido muchísimo”.<br />

* * *<br />

La marca de “los que perdieron el<br />

quinquenio” no es la única secuela de los del<br />

Nacional de 1997. Un partido en particular,<br />

<strong>contra</strong> Defensor, todavía enciende los ojos de<br />

Cono Aguiar cuando lo recuerda. Ganaron<br />

cuando, según el presidente Ceferino<br />

Rodríguez y muchos hinchas, tenían que<br />

perder para que Peñarol se quedara sin anual<br />

y sin posibilidades de quinquenio. “Aunque<br />

como hincha quiero que pierda, desde el<br />

momento en que me pongo la camiseta y<br />

entro a la cancha, quiero ganar. Si no fuera<br />

así, traicionaría al fútbol. Era perder por<br />

temor a enfrentar a Peñarol. Ahora entiendo<br />

más la postura de [Carlos] Nicola, que en<br />

su momento no entendí mucho. Fue el<br />

único que dijo ‘no quiero jugar ese partido’.<br />

Estuvo perfecto. Quizás ese era el camino<br />

que teníamos que haber tomado los demás”.<br />

Cono no volvió a saludar a Roberto Fleitas,<br />

que “puso jugadores para que pierdan”, y<br />

lamenta que a esos mismos futbolistas no<br />

les hayan dado la posibilidad de jugar luego<br />

<strong>contra</strong> Peñarol. “Muchos de ese plantel<br />

queríamos jugar la final con Peñarol. Yo<br />

prefiero quedar como un idiota antes que<br />

quedar como un cobarde”.<br />

* * *<br />

No es fácil trabajar sindicalmente en<br />

algunos departamentos, especialmente<br />

en sociedades conservadoras donde la<br />

palabra “sindicato” genera rechazos a veces<br />

en no pocos trabajadores con discursos<br />

semejantes a los de sus empleadores. Con<br />

sus compañeros sindicalistas intentan atacar<br />

“los altos niveles de informalidad”, o seguir<br />

TALLERES DIVERSIFICADOS<br />

y DEPORTES<br />

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Teléfonos: 24801733 - 24091412<br />

“El tema era estar<br />

convencidos, jugar<br />

convencidos. Hablás con<br />

Juan Ramón y él te dice:<br />

a mí de eso me convenció<br />

el profe [José Ricardo] De<br />

León, y sin embargo el<br />

fútbol del profe De León<br />

estaría en las antípodas<br />

del de Juan. Lo que hizo<br />

Juan, inteligentemente,<br />

fue tomar el aspecto del<br />

convencimiento. El tema<br />

no estaba en cómo jugaban<br />

sino en cómo hacía para<br />

que jugaran así”.<br />

avanzando en materia de seguridad. “Recién<br />

se están dando pasitos en los cuales los<br />

patrones están empezando a entender que<br />

invertir en seguridad no es gastar plata”.<br />

“Una de las cosas que cuesta más es<br />

organizarse para que el trabajador<br />

conozca sus derechos; ni si quiera para<br />

militar. Y hablamos de un derecho que<br />

el patrón acordó, que ya firmó, pero vas<br />

COLONIA DE VERANO<br />

ACTIVIDADES SUPERVISADAS<br />

y DEPORTES<br />

• LUDOTECA<br />

• CINE<br />

• DEPORTES (nivel 1 y nivel 2)<br />

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ESCUELITAS DEPORTIVAS<br />

y LUDOTECA<br />

• Zona 1 - FUTBOL<br />

• Zona 2 - VOLEY / BASQUET<br />

• Zona 3 - TENIS<br />

• LUDOTECA<br />

• piscina y paseos<br />

Para divertirse, aprender, crecer y compartir,<br />

este verano te esperamos<br />

en CENTENARIO FUTBOL 5<br />

y le preguntás al trabajador y no sabe. O<br />

peor aún, vamos a una obra y hay algún<br />

obrero sin casco. Le preguntamos y dice<br />

‘no importa, no lo quiero usar’, y entonces<br />

hay que explicarle que no es ‘quiero o no<br />

quiero’, sino que lo tiene que usar. Es un<br />

derecho logrado a través de una lucha<br />

histórica. Todas esas cosas en el interior<br />

parecen más difíciles”.<br />

* * *<br />

Cono es el director técnico de Candil, un<br />

club de los chicos de Florida, que salió<br />

campeón de la divisional A por última vez<br />

en 1968, el año en el que él nació. De allí<br />

en más Candil ha andado deambulando<br />

entre la A y la B, con mayor inclinación a<br />

esta última. Cuando Cono Aguiar asumió,<br />

el plantel ya venía trabajando. Incluso venía<br />

del reciente ascenso. No descender fue la<br />

meta que transmitió en la primera charla<br />

con el plantel. Mientras hablaba empezó<br />

a ver gestos de disconformidad. Negaban<br />

en silencio, según narró en una entrevista<br />

con el programa Rompecabezas, del canal<br />

local TVF. Después algunos jugadores se le<br />

acercaron, de a uno, y también de a uno le<br />

fueron diciendo que no, que había material<br />

para pelear arriba, para salir campeones. Le<br />

parecía una locura, pero se convenció y logró<br />

un título en la A para Candil después de 48<br />

años. Los jugadores lo convencieron a él.<br />

_Emilio Martínez Muracciole<br />

JESÚS CONO AGUIAR<br />

12 13


En el Paladino, 16 años atrás<br />

Mi viejo es un gol<br />

en las tribunas se paran sin chistar. Muchas<br />

veces ni se sabe bien por qué. El tipo volcó<br />

de un ademán las cenizas en el huequito<br />

prolijamente hecho. En forma pausada,<br />

tranquilo y seguro. Tapó el agujerito con<br />

el resto de tierra y pasto que correspondía.<br />

Otra vez verde.<br />

Yo no dije nada. Me parece que me quería<br />

ir. Sin embargo me sonreí. Algo me sonaba<br />

absurdo y gracioso. Al final eras original.<br />

Un poco pasado de rosca con la solicitud,<br />

pero original.<br />

Recién ahora que pasaron dieciséis largos<br />

años me doy cuenta de que sos un gol. Sos<br />

un gol en el arco de la cancha que me dio<br />

la vida. En el arco del barrio, de la gente<br />

que grita como Perica, Palito, Carbajal, los<br />

Olivera, los Panizza, el Gordo Diego y todos<br />

esos de siempre, de todas las horas.<br />

Entonces dieciséis años después lo<br />

escribo porque si supieras que esto había<br />

trascendido te estarías matando de risa.<br />

Porque al final siempre está la muerte.<br />

No hay con qué darle. Aunque no haya<br />

campeonatos ni Libertadores ni ninguna<br />

de esas macanas. Aunque los jugadores de<br />

ahora no tengan idea de quiénes somos<br />

y nosotros tampoco sepamos de ellos.<br />

Progreso te dejó ser gol y vale. Y poco<br />

importa si es en <strong>contra</strong> porque quien sabe<br />

de fútbol entenderá que en 45 minutos es a<br />

Recién ahora que pasaron<br />

dieciséis largos años me<br />

doy cuenta de que sos<br />

un gol. Sos un gol en el<br />

arco de la cancha que me<br />

dio la vida. En el arco del<br />

barrio, de la gente que<br />

grita como Perica, Palito,<br />

Carbajal, los Olivera, los<br />

Panizza, el Gordo Diego y<br />

todos esos de siempre, de<br />

todas las horas.<br />

favor. ¡A quién se le hubiera ocurrido!<br />

Creo que lo gritaríamos como aquel de<br />

Marcelo Suárez en el arco de la Ámsterdam,<br />

cuando habíamos llevado papeles picados la<br />

noche anterior en una bolsa de nailon que<br />

se apresuró a salir volando desde la tribuna<br />

y cayó en la platea Olímpica. Porque para<br />

ser sinceros, ¿quién se esperaba ese gol en<br />

ese momento del partido? Perica gritaba<br />

agitando “la bandera de la finada”. Nunca<br />

supe bien qué quería decir eso cuando me<br />

lo decían. Siempre entendí que era algo<br />

asociado a la muerte porque lo decían bajito<br />

y con un tono oscuro. Cuando se reían de<br />

que éramos cinco gritando ese gol nosotros<br />

nos mirábamos cómplices, sabiendo que<br />

íbamos a perder igual y que gritarlo no nos<br />

exoneraba de males venideros. Nosotros<br />

sabíamos que ser hincha de cuadro chico es<br />

más complejo que eso. Y mientras duraba la<br />

alegría, era plena. Había que estirarla como<br />

a un chicle.<br />

Pero me hice grande y pensé que fue un<br />

despropósito lo que pasó porque el Paladino<br />

es un lugar para ir a jugar la vida y no la<br />

muerte. ¿Qué tendrá que ver eso con el<br />

juego y el fútbol? Nada. Y con ser hincha,<br />

tampoco. Tal vez si lo hubieses pensado<br />

otra vez hubieras descartado aquella idea<br />

inverosímil.<br />

Mucho tiempo después se lo conté a<br />

algunos pocos. Creo que había algo de<br />

intimidad y de locura en aquel acto medio<br />

extraño cruzado con ritual y adiós final:<br />

un carnavalito amarillo y rojo sin testigos.<br />

Me dijeron que eras un gol, y me pareció<br />

simpático y triste. Un gol atravesado en la<br />

garganta. Un gol para siempre.<br />

_Patricia Pujol<br />

túnel NOV-DIC 2016<br />

Hoy hace exactamente dieciséis años y es un<br />

montón. Yo siempre les digo que si tuviera<br />

que explicarte lo de las Torres Gemelas<br />

no me creerías. Y que ganó el Frente y<br />

que sigue en el gobierno, menos. No<br />

entenderías nada de nada. Abrirías los ojos<br />

y pensarías que te estoy bromeando, como<br />

siempre hicimos, como vos me enseñaste.<br />

Porque con la muerte jodimos un poco o<br />

bastante hasta que ella nos jodió a nosotros.<br />

En este mundo resultadista ganó la tipa.<br />

Igual estábamos bastante acostumbrados a<br />

perder. Es la ventaja de ser hincha de cuadro<br />

chico. Para consuelo tal vez sirve; algo es<br />

algo. Como cuando se exacerba el triunfo<br />

<strong>contra</strong> un cuadro “grande”. Eso sí que es la<br />

gloria. Ojo, a nosotros nos pasó poco. Así<br />

que siempre supimos más de jodernos que<br />

otra cosa.<br />

Entonces hablé con el canchero. Me pareció<br />

que el tipo entendía bien la movida porque<br />

nunca me preguntó nada. Me dijo que<br />

había que pedir permiso al club, que tenía<br />

que autorizar la directiva. Esos trámites más<br />

o menos formales que hay que sortear para<br />

no andar pasando por encima de nadie. En<br />

ese momento no me pareció tan loco, ¿viste?<br />

Pero ahora que me hice grande pienso que<br />

me dejaste tremendo clavo. Y no es que no<br />

me parezca piola eso de manifestar el amor<br />

hacia el club y la camiseta y la mar en coche,<br />

sino que el legado de las volteretas aquellas<br />

no era changa. Vos querías que tus cenizas<br />

estuvieran en el Parque Abraham Paladino.<br />

Cuando lo decías, sonaba fuerte en la<br />

garganta esa jota que le usurpaba el lugar a la<br />

hache. Parecía broma y no lo era.<br />

La diligencia tenía sus cositas. Entre ellas,<br />

bancar la angustia de saber que ya fue, que<br />

por más que al Gaucho se le ocurra salir<br />

campeón un día como en aquel 1989, ya<br />

no agitaremos eufóricos la bandera roja y<br />

amarilla, ni saludaremos a Saúl Rivero con<br />

la emoción de entonces. Pablo ya no gritará<br />

como loco “Dale campeón” y Armo no<br />

querrá sacarse aquella foto con Próspero Silva.<br />

Eso no. Porque lo que pasó ya no vuelve.<br />

“Al mediodía”, me dijo el canchero. Y te<br />

fui. Fuimos. Solos. Sin anuncios de parlante<br />

ni publicaciones de ningún tipo. Nadie<br />

salió del vestuario, nadie aplaudió, el humo<br />

no brotó de la caldera, nadie gritó nada.<br />

Entramos a la cancha como dos hinchas de<br />

Progreso a cumplir tu pedido. El canchero,<br />

con mirada seria, un poco perfilada hacia<br />

abajo, como mostrando respeto, encaró para<br />

el arco. No como lo hacen los delanteros<br />

perspicaces, sino más bien con el celo del<br />

arquero firme. Agarró una pala y empezó<br />

a escarbar duro y parejo. La tierra era<br />

marrón oscuro, casi negra. A los segundos<br />

ya había hecho un hueco. Dijo que era el<br />

único lugar donde se podía hacer eso: “¿No<br />

sé si me entiende?”. Y yo que no entendía<br />

absolutamente nada, o no quería entender<br />

absolutamente nada, contesté como con<br />

tono de cumplido: “Sí, claro”.<br />

En el momento no pensé en otra cosa que<br />

en no fallarte. Al mismo tiempo quería<br />

que pasara de una vez y punto. Pegar la<br />

media vuelta y dejar ahí algo de todo lo que<br />

había ocurrido. Habían sido muchos meses<br />

de enfermedad, de momentos duros, de<br />

desconfiguración. Como que no era para<br />

ese ritual.<br />

El canchero estaba ahí parado como en<br />

acto solemne, como cuando se anuncia un<br />

minuto de silencio en un partido y todos<br />

14 15


ildo maneiro y El Nacional del 71<br />

La admirable alarma<br />

La Copa Libertadores era un campo fértil. Nuestros equipos grandes marcaban presencia en el<br />

continente, lo paseaban con el pecho erguido, convicción y sin peros: primero estaba el fútbol y después,<br />

lejos, los factores extrafutbolísticos. Así, ganaban mucho más de lo que perdían, y se acostumbraban a<br />

instalarse en finales o semifinales. De yapa, la gloria. Ya en las copas del sesenta –década de una notable<br />

hegemonía peñarolense– Nacional estuvo en ese lugar, pero sin la yapa: tres finales jugadas, tres<br />

perdidas. En 1971, tuvo el premio, ganó su primera Libertadores, la Intercontinental y la Interamericana.<br />

Una de sus figuras fue Ildo Enrique Maneiro. Con él conversamos para tratar de entender, entre otras<br />

cosas, qué factores llevan a un club a conseguir esa simple y potente palabra: gloria.<br />

túnel NOV-DIC 2016<br />

En el 71 fueron campeones de América,<br />

a la vez que eran nuevamente campeones<br />

uruguayos. En la actualidad, hace<br />

muchos años que no se obtienen<br />

triunfos internacionales, incluso es<br />

muy difícil para un equipo uruguayo<br />

ganar el campeonato local teniendo<br />

doble competencia en el mismo año.<br />

¿Por esos años se discutía sobre la doble<br />

competencia como hoy?<br />

La actividad actual es incomparable<br />

con la de aquella época. Pese a que las<br />

distancias se han acortado, por obvias<br />

mejoras en los traslados, ya que antes<br />

viajabas muy expuesto. Antes, si tu equipo<br />

tenía actividad internacional, los partidos<br />

del campeonato local se adelantaban o<br />

retrasaban. Además en aquellas copas sólo<br />

eran dos clubes por país y no había otra<br />

competición internacional que trancara<br />

el calendario; las eliminatorias para los<br />

mundiales se hacían en un período corto, el<br />

campeonato local era mucho más extenso.<br />

No había tanta intensidad en la cantidad<br />

de partidos. Y en la organización interna<br />

había más encuentros entre las partes y no<br />

tantas peleas, incluso tus rivales tenían la<br />

predisposición de priorizar –para el país–<br />

las competiciones internacionales. A veces,<br />

para algunos partidos, hasta viajábamos<br />

con varios días de anticipación. A esto se<br />

le sumaba que los clubes del Pacífico aún<br />

eran muy débiles y que los clubes brasileros,<br />

salvo claras excepciones, no se interesaban<br />

tanto por la Libertadores.<br />

Nacional venía de perder tres finales<br />

(1964, 1967 y 1969) y Peñarol ya había<br />

ganado tres (1960, 1961 y 1966). A la<br />

hora de afrontar una nueva copa, ¿cómo<br />

afectaba eso en el club?<br />

La copa del 71 para Nacional fue un parto.<br />

Después de no poder ganarla tres veces, la<br />

Libertadores pasó a ser una obsesión. Le<br />

sumo que la copa del setenta la “rifamos”,<br />

porque cuando llegamos a las instancias de<br />

definición, llegó la citación de futbolistas<br />

para la selección mundialista, y ese plantel<br />

de Uruguay era Nacional y alguno más. Así<br />

que esa Libertadores se terminó jugando<br />

con suplentes. Por otra parte, en un país<br />

con una economía que se venía abajo, el<br />

club hizo la locura de pagar muchísima<br />

plata por figuras del continente: Manga,<br />

Ignacio Prieto, Luis Cubilla, y Luis Artime<br />

como corolario. Alguno de ellos ya había<br />

estado en el 69, en aquella final <strong>contra</strong><br />

Estudiantes que fue bravísima. Ellos tenían<br />

esa estructura “mañosa” de Zubeldía, con<br />

Bilardo, Pachamé, Manera, Malbernat,<br />

etcétera. Un equipo muy sólido y de mucha<br />

calidad ofensiva.<br />

¿Ya en esa final había “pica” con<br />

Estudiantes, se gestó en la del 71 o es un<br />

mito?<br />

Las dos finales la generaron. Es que ir<br />

de visitante a Argentina era ir a una<br />

batalla, por lo menos los uruguayos lo<br />

afrontábamos así. Y era muy complicado<br />

ganar puntos. Estudiantes forjó una mística<br />

que lo hacía casi invencible de local. En el<br />

69 teníamos un cuadrazo, pero ellos estaban<br />

adelantados en el mundo en cuanto a su<br />

sistema de marca. Eran tan metódicos como<br />

insoportables.<br />

La tercera final del 71 fue en Lima.<br />

¿Cómo recuerda esa noche?<br />

Fue una cosa impresionante, aunque lo que<br />

más recuerdo, y aún me emociona, fue el<br />

recibimiento de la gente en Montevideo.<br />

Ahí tomamos real dimensión, porque<br />

además nos sorprendía que, en un<br />

momento con tanta conmoción social y<br />

política, el pueblo igual se juntara por los<br />

colores de su pasión y todos se abrazaran<br />

sin preguntarse la ideología. En cuanto al<br />

partido, fuimos particularmente superiores<br />

a Estudiantes. En la previa recuerdo estar<br />

nervioso, no dormí bien. Todas las finales<br />

son importantísimas, pero esa estaba<br />

cargada de mucha presión para nosotros.<br />

La copa Libertadores está cargada de<br />

mística. ¿Ya entonces era así o se trata de<br />

una construcción social posterior?<br />

Ya estaba muy cargada. Seguramente para<br />

Nacional aún más, por esa necesidad de<br />

obtenerla. Además, ganar la copa te daba<br />

un plus en la repercusión: los partidos,<br />

ida y vuelta, <strong>contra</strong> los europeos. Que<br />

clubes grandes de Europa viniesen a jugar<br />

a Sudamérica era todo un acontecimiento.<br />

En el 71, por rechazo a lo que había<br />

pasado entre Estudiantes y el Feyenoord<br />

el año anterior, cuando hubo partidos<br />

extremadamente violentos, el Ayax –<br />

siendo campeón de Europa– no quiso<br />

jugar la Intercontinental. Básicamente<br />

no querían venir a Sudamérica, ya que<br />

pensaban que los iban a matar. Así que<br />

teníamos que jugar la Intercontinental<br />

<strong>contra</strong> el Panathinaikos de Grecia,<br />

vicecampeón de Europa.<br />

¿Conocían algo del Panathinaikos?<br />

Ese mismo año, por la necesidad de<br />

recuperar la plata que se había gastado<br />

en las <strong>contra</strong>taciones, hicimos una<br />

gira que llegó a Europa. Una gira muy<br />

rara. Arrancamos por México, fuimos a<br />

Alemania, después a Escocia, etcétera. Lo<br />

más extraño era que pasaban los partidos y<br />

Artime no hacía ni medio gol. Es que antes<br />

de viajar, su padre había fallecido y eso lo<br />

dejó muy compungido. Estuvo como diez<br />

partidos sin hacer goles. Y allí nos tocó ir<br />

a Grecia, jugamos <strong>contra</strong> el Panathinaikos<br />

y le ganamos sin mucho problema. Esa<br />

superioridad, más allá de los recaudos,<br />

la teníamos clara cuando volvimos a<br />

enfrentarlos por la Intercontinental. Ese<br />

Nacional jugaba de igual a igual <strong>contra</strong><br />

cualquiera.<br />

¿Se valoraba la Intercontinental en ese<br />

momento, como hoy en el tiempo?<br />

Sí, principalmente porque era una<br />

cuestión deportiva. Lo económico era<br />

absolutamente secundario, tal vez porque<br />

no era una copa rodeada del marketing que<br />

hoy tiene. Aunque los europeos le daban<br />

una bolilla relativa, menos aún que ahora.<br />

Ojo, si la pierden se desentienden, pero si<br />

la ganan la anotan.<br />

La útima camiseta con botones que utilizó Nacional, firmada por futbolistas tricolores de distintas generaciones. (Foto: Jerónimo López)<br />

¿Cómo fue volver a Grecia para la final?<br />

Notable, aunque organizativamente muy<br />

desprolija. El plantel fue con dos delegados<br />

que “lideraban” la comitiva. El día de la<br />

final, a horas del partido, se fueron de<br />

compras. En un momento nos teníamos<br />

que ir para el estadio pero no aparecían.<br />

Esperamos y nada, hasta que el Peta Luis<br />

Ubiña, capitán del equipo, dijo: “Nos<br />

vamos”. Ya en el estadio, los esperamos un<br />

rato más porque eran los encargados de<br />

llenar el formulario para el partido. Para ese<br />

tipo de cosas habían viajado. Seguían sin<br />

aparecer, así que el formulario de Nacional<br />

para esa final del mundo lo llenamos<br />

y firmamos Juan Martín Mugica y yo.<br />

Imaginate eso hoy. Uno de esos delegados<br />

era Luis Givogre, quien luego fue ministro<br />

de Salud Pública en la dictadura. Había<br />

unas carencias brutales.<br />

¿No les quedó la espinita de jugar <strong>contra</strong><br />

el Ajax, para ver hasta dónde estaba ese<br />

Nacional?<br />

Sí, absolutamente. Con el tiempo uno<br />

entra en razón de que el Ajax era un equipo<br />

tremendo, una revolución futbolística, y<br />

seguramente iba a ser mucho más rival que<br />

los griegos. Pero, en ese momento, no había<br />

tanta información, entonces ibas y jugabas<br />

<strong>contra</strong> quien te tocaba sin conocerlo<br />

mucho de antemano. Luego sí, recuerdo<br />

que cuando fui a Francia a hacerme unos<br />

estudios de evaluación, por mi pase al<br />

Olimpique de Lyon, el ejemplo de trabajo,<br />

en todo sentido, era el Ajax. Hubiese sido<br />

interesante enfrentarlos en la final. No se la<br />

íbamos a hacer fácil. Nacional tenía mucha<br />

personalidad, marcaba muy bien, tenía muy<br />

buen juego aéreo, los punteros eran muy<br />

habilidosos, el medio era sólido, y así nos<br />

iba. El Pulpa [Washington Etchamendi]<br />

consideraba que [Víctor] Espárrago era<br />

quien mejor marcaba, entonces lo mandaba<br />

a borrar al 10 del rival, y lo borraba, con<br />

mucha técnica.<br />

¿Cómo era la preparación física?<br />

Dependía de los tiempos. Para el Mundial<br />

del setenta, con la selección nos fuimos<br />

treinta días antes a México, con el profesor<br />

Alberto Langlade que, si bien tenía una<br />

concepción bastante militarizada, nos<br />

hacía trabajar muy bien. Era muy exigente<br />

y muy detallista. En Nacional estaba el<br />

profesor Carlos Moreira, quien era muy<br />

estudioso y había analizado cómo estiraban<br />

los basquetbolistas estadounidenses que<br />

recién habían venido a jugar a Uruguay.<br />

Por ejemplo, estiramientos de la mitad<br />

16 17


túnel NOV-DIC 2016<br />

Maneiro celebra el gol de Uruguay ante Israel en el Mundial de México 70. Su gol fue el primero en el certamen.<br />

(Foto cedida por el entrevistado)<br />

del cuerpo hacia arriba que nosotros<br />

jamás habíamos hecho. Antes corríamos<br />

y estirábamos para abajo. Pero Moreira<br />

trajo ese tipo de información y ayudó al<br />

resultado físico del plantel.<br />

¿Cómo era Miguel Restuccia?<br />

Restuccia llegó a la presidencia del club<br />

siendo joven, poderoso, viviendo en una<br />

casa gigante, y terminó con poquito y<br />

viviendo en una casa común y corriente.<br />

Dio la vida por Nacional. Era un tipo muy<br />

afectuoso; al jugador de fútbol le brindaba<br />

muchísimo cariño y respeto. También tenía<br />

un lado más pintoresco que se potenciaba<br />

cuando compartía sobremesa con el Pulpa.<br />

La historia ha tratado a Etchamendi<br />

más como un personaje que como un<br />

director técnico capacitado. Pero algo<br />

debía de tener.<br />

Sí, claro. Tenía mucha fortaleza en las<br />

decisiones, no le temblaba el pulso. Y<br />

para tomar esas decisiones no se fijaba<br />

cómo te llamabas, él priorizaba el cuadro,<br />

los rendimientos y el posible resultado<br />

deportivo. Hizo algunos cambios en el<br />

plantel que fueron muy cuestionados en<br />

su momento, absolutamente inesperados,<br />

pero el tiempo le dio la razón. Era un sabio,<br />

te daba lecciones de vida y tenía relación<br />

con mucha gente muy diversa, algo que<br />

seguramente le ayudase a leer la realidad sin<br />

tanto prejuicio.<br />

Ubiña decía que haber sido el capitán de<br />

ese plantel fue muy gratificante, y a la<br />

vez particularmente difícil.<br />

¿Qué características tenían esos<br />

jugadores?<br />

Era un plantel con mucha gente grande,<br />

con personalidades muy fuertes. A la vez,<br />

tenía subgrupos. Por un lado estábamos<br />

los jóvenes formados en el club, que nos<br />

juntábamos bastante con los demás de<br />

nuestra edad. Por otro lado estaban los de<br />

la “República del Cerro”: Ubiña, Mugica,<br />

Espárrago y alguno más. Aunque Ubiña y<br />

Mugica tenían una pica futbolística, sana,<br />

porque si el cuadro salía jugando mucho<br />

por el lado de uno, el otro se quejaba. Eran<br />

bastante celosos entre sí. Arriba, jugar con<br />

Cubilla y con el Cascarilla [Julio César<br />

Morales] era muy simple, geniales jugadores<br />

ambos. Y a Artime había que dársela y<br />

punto. Luis era un tipo muy positivo, y<br />

muy exigente con los compañeros. Cuando<br />

estábamos por salir a la cancha, él nos<br />

paraba y decía: “Cero atrás. Uno hacemos”.<br />

Sabía que él la iba a mandar a guardar.<br />

Por otro lado estaba Manga, que era un<br />

tipo muy solitario, básicamente porque<br />

era medio extraterrestre. Tenía dificultades<br />

para comunicarse, no le gustaba entrenar,<br />

no le gustaba que le patearan al arco en las<br />

prácticas, pero después se mataba de risa,<br />

y ciertamente era un golero formidable,<br />

transmitía muchísima seguridad.<br />

Consideremos que, más allá de lo mal que<br />

le fue a su selección y que era suplente, fue<br />

arquero mundialista con Brasil en el 66. Eso<br />

no era para cualquiera, menos en aquella<br />

época. En definitiva, el Nacional del 71 se fue<br />

gestando por la permanencia de un núcleo de<br />

jugadores, y se fue enriqueciendo a pulmón y<br />

sudor con figuras del continente.<br />

Ese plantel campeón de todo, ¿qué<br />

vinculación tiene actualmente con el club,<br />

con los dirigentes?<br />

La relación con los dirigentes va y viene,<br />

según su consideración. Por ejemplo,<br />

con Ricardo Alarcón tuvimos un vínculo<br />

importante, por lo menos de atención de<br />

su parte: durante su presidencia, en 2011,<br />

se organizó la cena por los cuarenta años<br />

y en otra instancia se nos declaró socios<br />

honorarios, algo que nos permite entrar<br />

gratis al Parque Central. A los de ahora, no<br />

los conozco tanto. Nosotros, cada tanto,<br />

nos juntamos, pero por las nuestras, sin<br />

pedirle nada al club. Porque pasamos cosas<br />

maravillosas juntos y nos queremos como<br />

hermanos. Otro dirigente con quien hemos<br />

tenido relación fluida y es alguien a quien<br />

respeto y aprecio es Hernán Navascués.<br />

Tal vez porque es un dirigente<br />

particularmente atento a la historia del<br />

club.<br />

Sí, además siempre que le preguntan por el<br />

once ideal de Nacional, me nombra.<br />

¿Le parece que debería haber particular<br />

consideración con las glorias del club?<br />

Sinceramente, no. Creo que los clubes<br />

son de la gente, y está en la gente tener<br />

consideración o no con quienes forjaron<br />

la historia. Los dirigentes van cambiando,<br />

no te dan mucha bolilla, en las campañas<br />

te piden que aparezcas en la foto y cuando<br />

te morís te ponen la bandera en al féretro.<br />

Igual hay que tener cuidado con la gloria.<br />

Obviamente, en el momento y en los días<br />

posteriores, luego de ganar la Libertadores<br />

o ser campeón del mundo te sentís en un<br />

lugar especial. El éxito lo sentís en el cuerpo,<br />

es emocional. Pero no tenés que creértela<br />

tanto, y darte cuenta de que los triunfos<br />

deportivos son mucho más de los clubes que<br />

de los jugadores circunstanciales. Y si no te<br />

das cuenta, la historia te lo va a hacer notar:<br />

el éxito fue del futbolista, el triunfo es de la<br />

institución.<br />

¿Por qué hoy les cuesta tanto, a los<br />

equipos uruguayos, llegar a instancias de<br />

definición?<br />

Porque no hay planteles fuertes. Los<br />

buenos jugadores, los forjados en<br />

las inferiores, se van al año. Así es<br />

imposible conformar estructuras sólidas,<br />

y principalmente es imposible generar<br />

compromiso. Sin esos dos elementos,<br />

difícil que los clubes compitan a alto nivel.<br />

Por eso lo que ha hecho Tabárez en la<br />

selección es admirable. Obviamente es otra<br />

realidad, ya que ser técnico de la selección<br />

te permite, precisamente, seleccionar<br />

jugadores, por lo tanto tenés posibilidades<br />

que en los clubes no. Pero él ha logrado<br />

sostener una estructura y generar un<br />

enorme compromiso de parte de los<br />

jugadores que, aun estando en sus equipos,<br />

trabajan con la cabeza puesta en el bien de<br />

Uruguay. Vaya si nuestros clubes tienen<br />

para aprender allí.<br />

_Mateo Magnone<br />

La casaca que vistió en el Mundial de 1970 cuando Uruguay clasificó en cuarto lugar. (Foto: Jerónimo López)<br />

18 19


Museo celeste<br />

Con estos zapatos, en 1924, hizo<br />

José Vidal, frente a Yugoslavia, el<br />

primer gol uruguayo en Juegos<br />

Olímpicos.<br />

Con ella jugó el hombre en<br />

cuyo pecho cabían millones de<br />

almas: Obdulio Jacinto Varela,<br />

el símbolo de la gesta.<br />

túnel NOV-DIC 2016<br />

Viaje al corazón del fútbol<br />

Experiencia estética, ampliación del conocimiento de la cultura nacional, recorrido por el glorioso<br />

pasado del fútbol uruguayo, así vivió Túnel su visita al Museo del Fútbol.<br />

La máquina del tiempo<br />

Doscientas mil personas congeladas. El<br />

óvalo del Maracaná como un ojo lleno de<br />

asombro que no puede dar crédito a lo que<br />

ve. La foto de tamaño gigante. Enfrente,<br />

una camiseta celeste con un número 5 rojo<br />

en la espalda. Con ella jugó el hombre<br />

en cuyo pecho cabían millones de almas:<br />

Obdulio Jacinto Varela, el símbolo de<br />

la gesta. En una vitrina, la réplica de la<br />

copa Jules Rimet que le entregaran a la<br />

Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) en<br />

reconocimiento por aquel hazañoso logro.<br />

Mientras continúa su visita al Museo del<br />

Fútbol de la AUF, el periodista se dice que<br />

lo que está viviendo tiene mucho de viaje en<br />

la máquina del tiempo. A través de sus salas,<br />

ha recorrido la historia del más popular de<br />

los deportes de Uruguay hasta llegar a la<br />

que quizá sea su conquista máxima.<br />

Hace un rato, lo recibió el doctor Mario<br />

Romano, director general del lugar.<br />

Luego de ofrecerle una visión panorámica<br />

de la historia y aspectos destacables del<br />

sitio, le presentó a Gerardo Cal, quien<br />

sería su cicerone en ese lugar lleno de<br />

tesoros que explican cómo se forjó el rico<br />

patrimonio futbolístico de los orientales.<br />

No sin antes prepararlo para lo que<br />

vería: “Temáticamente, la exposición<br />

permanente de la planta alta se basa en<br />

cuatro sectores que representan las cuatro<br />

grandes conquistas futbolísticas de Uruguay:<br />

la de 1924 en Colombes; la de 1928 en<br />

Ámsterdam, ambas olímpicas; el Mundial de<br />

1930 y, sin duda alguna, Maracaná”.<br />

Se han parado junto al busto del Negro Jefe.<br />

De los objetos que se encuentran en las<br />

vitrinas, como voces venidas de épocas idas,<br />

surgen detalles poco conocidos, curiosos<br />

Fotos: Andrés Cribari<br />

u olvidados que el guía traduce con sus<br />

palabras. “Este fue el Mundial en el que por<br />

primera vez Uruguay jugó con números en<br />

la camiseta”, cuenta y agrega el dato de que<br />

en las tres gestas anteriores los jugadores<br />

simplemente se enfundaban la celeste y<br />

salían a comerse la cancha.<br />

En una de las salas contiguas, la casaquilla<br />

de Ángel Romano, tatuada por las señales<br />

del paso del tiempo, atestigua que así<br />

era. “No tiene escudo, ni nombre, ni<br />

publicidad, ni número” le dijo Cal al<br />

periodista, quien, mientras la observaba,<br />

pensó: “Comparándola con las actuales,<br />

que, con el logo de alguna marca y el<br />

nombre de los jugadores bien a la vista,<br />

se han transformado en un producto más<br />

de la mercadotecnia, se entiende mejor<br />

qué quieren decir los veteranos cuando<br />

hablan de aquel ‘jugar por la camiseta’<br />

que tanto añoran”. Están ahora en la<br />

zona correspondiente a la primera gloria<br />

futbolística olímpica conseguida por<br />

Uruguay en Francia. Al equipo celeste le<br />

tocó en suerte jugar en Colombes, una<br />

ciudad cercana a París, que, a la postre,<br />

daría nombre a una de las tribunas del<br />

Monumento del Fútbol Mundial, en el que<br />

se encuentra enclavado el Museo.<br />

Una curiosidad del fútbol de antaño.<br />

Además de ser el jugador celeste con más<br />

copas América ganadas (las seis primeras<br />

que se disputaron), Ángel Romano fue<br />

el primer uruguayo que jugó por dos<br />

selecciones: la de su país y la de Argentina.<br />

Este hecho tan particular se explica porque<br />

“entonces regía un sistema amateur”,<br />

explica el guía.<br />

A poco andar, se aprecian las banderas<br />

originales que llevaron los campeones<br />

olímpicos. En una foto en la pared, José<br />

Nasazzi, “el más grande capitán de toda la<br />

historia de las selecciones uruguayas”, según<br />

Cal, lleva el pabellón nacional con orgullo;<br />

a su lado camina, portando una segunda<br />

Visionarios<br />

enseña de la patria, Andrés Mazali, quien<br />

era arquero de aquella escuadra. Personaje<br />

extraordinario, si los hay. Además de atajar,<br />

estaba a cargo de la preparación física del<br />

equipo. “Era un deportista completo:<br />

jugaba al fútbol en Nacional; al básquetbol<br />

en Olimpia; y además era campeón de<br />

atletismo”, sentencia quien conduce la visita.<br />

Acto seguido, se detienen ante un exhibidor<br />

que contiene unos zapatones con punta de<br />

fierro y unos rústicos tapones claveteados<br />

en la suela. Vistos con ojos del siglo XXI,<br />

más parecen haber sido fabricados para<br />

un trabajo rudo que con el fin de jugar la<br />

máxima competencia mundial. Con ellos<br />

hizo José Vidal, frente a Yugoslavia, el<br />

primer gol uruguayo en Juegos Olímpicos.<br />

“¡Qué <strong>contra</strong>ste con el fino diseño de<br />

los del Loco Abreu, que, además, están<br />

personalizados!”, valora el periodista –que,<br />

a la entrada, en la planta baja, vio los que<br />

calzara el minuano–. Pocos pasos más<br />

adelante, cuando ve la pelota con la que<br />

se jugaba entonces (un bloque de cuero<br />

crudo que mucho tiene de roca), le parece<br />

Es sabido que en fútbol, si bien lo más importante ocurre en la cancha, hay hechos tan significativos<br />

como los partidos, campeonatos y copas que se hayan ganado: los que generan los<br />

dirigentes. Al fondo de la planta alta del museo hay una imponente puerta de madera. Se trata<br />

de la que daba entrada a la antigua Asociación Uruguaya de Fútbol, que estaba ubicada en la<br />

calle 18 de Julio 1528, entre Vázquez y Tacuarembó. Una vez que el visitante la “atraviesa” simbólicamente,<br />

se encuentra en un espacio que, según Milton Romano, “recrea con rigurosidad<br />

histórica la vieja Asamblea de Clubes de la AUF, con el mobiliario de la época ubicado tal y como<br />

estaba entonces”.<br />

Merced a los saltos espacio-temporales que posibilita la magia de un diseño museístico<br />

bien planificado, el visitante puede ver, a pocos metros de allí, el mobiliario que se utilizó<br />

en la primera reunión de la Confederación Sudamericana de Fútbol, institución que se creó,<br />

en Montevideo, en el año 1916, a instancias del visionario dirigente uruguayo don Héctor<br />

Rivadavia Gómez.<br />

comprender la necesidad de usar aquel<br />

calzado para patearla.<br />

Desde la foto, un moreno de estampa viril,<br />

con el esbozo de una sonrisa canchera<br />

curvándole apenas los gruesos labios y<br />

peinado a la gomina, mira a los visitantes.<br />

“José Leandro Andrade. El único jugador<br />

uruguayo elegido por la FIFA para estar<br />

en su Salón de la Fama hasta el día de<br />

hoy”, informa Cal. El hecho –se dice el<br />

periodista–, amén del significado simbólico<br />

más evidente que tiene para el fútbol<br />

nacional, también da cuenta del aporte<br />

que, desde sus inicios, han hecho los<br />

afrodescendientes.<br />

El recorrido continúa. Aquel 9 de junio de<br />

1924, en que los celestes ganaron 3-0 la final<br />

<strong>contra</strong> Suiza, quedaría inscrito en la historia<br />

del fútbol uruguayo, pero también sería un<br />

orgullo para todo el continente. “En honor<br />

a que era la primera vez que un equipo de<br />

América del Sur ganaba la medalla de oro<br />

olímpica, se instituyó que en esa fecha se<br />

celebrara el día del fútbol sudamericano”,<br />

narró Cal.<br />

Lo que poca gente conoce es el origen<br />

de aquella hazaña fundacional, que el<br />

guía detalla para los admirados oídos del<br />

periodista: “En el Sudamericano de 1923, el<br />

doctor Atilio Narancio, un dirigente, les dijo<br />

a los jugadores: ‘Si ganan este campeonato,<br />

el año que viene los llevo a competir a los<br />

Juegos Olímpicos’. Ganaron y él tuvo que<br />

hipotecar sus bienes para pagar los pasajes de<br />

la delegación”.<br />

Recorridos unos metros, han viajado cuatro<br />

años. Así arriban a Ámsterdam, la segunda<br />

conquista olímpica, que daría nombre a<br />

otra tribuna del Centenario. Cal le llama<br />

la atención al periodista sobre un detalle<br />

que pudiera pasar inadvertido: en las fotos,<br />

Mazali, quien también cuidó el arco celeste<br />

en esta competencia, tiene rodilleras pero<br />

20 21


Rigurosa recreación de la vieja Asamblea<br />

de Clubes de la AUF.<br />

Réplica de la copa Jules Rimet que le<br />

entregaran a la Asociación Uruguaya de<br />

Fútbol (AUF) en virtud de haber ganado<br />

el Campeonato Mundial de 1950, cuyo<br />

puntillazo final fue el Maracanazo.<br />

túnel NOV-DIC 2016<br />

no lleva guantes. “En Uruguay, los arqueros<br />

recién empezaron a ponerse guantes en los<br />

años sesenta. Incluso estaba mal visto que un<br />

golero los usara, porque se lo tomaba como<br />

señal de debilidad”, historia y luego, entre<br />

risas, añade: “A pesar de que usted vio cómo<br />

eran las pelotas por entonces, el arquero,<br />

por orgullo, ¡atajaba a mano limpia!”. De<br />

inmediato, señala otro hecho increíble para<br />

una sensibilidad actual. Acostumbrados a<br />

la inmediatez absoluta de la llegada de la<br />

información, como estamos, vivir desde<br />

Montevideo la segunda final que se jugó en<br />

aquellos Juegos Olímpicos <strong>contra</strong> Argentina<br />

(la primera, con alargue incluido, terminó<br />

en empate y no existía la definición por<br />

penales) hubiera sido un calvario. En efecto,<br />

una foto muestra una multitud reunida en<br />

la Plaza Independencia, sobre la que Cal<br />

apostilla: “La única manera de enterarse<br />

de los resultados de los partidos era ir a las<br />

Visitantes<br />

“Al principio, venían más extranjeros que nacionales. Pero, a lo largo<br />

de los años se ha ido equilibrando”, afirma Mario Romano, antes de<br />

agregar que trabaja activamente con el turismo deportivo, con los<br />

cruceros. “La reacción de los turistas es por lo general de sorpresa,<br />

porque pareciera que esperasen menos de lo que encuentran. Se van<br />

deslumbrados. Incluso la ministra de Turismo, Liliam Kechichián, ha<br />

manifestado que uno de los paseos más requeridos por los turistas<br />

es, precisamente, el Museo del Fútbol”, informa.<br />

Acto seguido, Romano sostiene: “La gran temática del fútbol atrae<br />

cada año a más visitantes”. Y comenta con orgullo que su número<br />

anual, en la actualidad, se encuentra por encima de las sesenta<br />

mil personas, sin contar todos los grupos de escolares que –a razón<br />

de tres o cuatro por día– lo visitan en forma gratuita; al igual que<br />

grupos de estudiantes de UTU y Secundaria, así como grupos organizados,<br />

entre otros, por el Ministerio de Turismo, del Ministerio del<br />

Interior, el INAU e intendencias departamentales. Esto ha generado<br />

una gran fidelización de estas personas con el estadio y el museo.<br />

redacciones de los diarios. Allí los periodistas<br />

recibían la información por telegrama y,<br />

a medida que iban llegando, anotaban en<br />

un pizarrón tanto las incidencias del juego<br />

como los goles; o se le anunciaba al público<br />

lo que sucedía a través de altoparlantes”.<br />

Otro salto en el tiempo. 1930. “Aquí<br />

tenemos el primer Mundial de fútbol. Se<br />

jugó en una sola ciudad: Montevideo, en<br />

tres canchas. Dos de ellas las conocemos<br />

porque todavía están: el Estadio Centenario<br />

y el Gran Parque Central, de Nacional; y<br />

una tercera, que cuando usted va por la<br />

calle Coronel Alegre y Charrúa puede ver<br />

en la vereda una placa que dice: ‘En busca<br />

del arco perdido’ porque allí estaba uno<br />

de los arcos de la vieja cancha de Peñarol,<br />

en Pocitos”, cuenta el guía. En ese estadio,<br />

Lucien Laurent hizo el primer gol de la<br />

historia de los mundiales, en el partido que<br />

su país, Francia, le ganó a México 4-1.<br />

De todos los uruguayos<br />

En las fotos de los goles uruguayos de la final<br />

de aquel campeonato se puede apreciar que<br />

los palos de los arcos eran cuadrados y de<br />

madera “a diferencia de los de hoy, que son<br />

de metal y cilíndricos”, hace notar Cal, antes<br />

de señalarle al periodista un llamativo detalle<br />

que el ojo inadvertido no podría captar sin<br />

la ayuda del experto: “Jugaron el primer<br />

tiempo con pelota argentina y el segundo<br />

con pelota uruguaya. Como no se pusieron<br />

de acuerdo, el árbitro hizo jugar un tiempo<br />

con cada pelota”.<br />

Acto seguido, señalando la foto del arquitecto<br />

Juan Antonio Scasso, destaca: “Aquí está<br />

quien proyectó y llevó a cabo, en ocho meses,<br />

de noviembre de 1929 a julio de 1930, el<br />

Estadio Centenario, único en el mundo<br />

que tiene el título otorgado por la FIFA de<br />

Monumento Histórico del Fútbol Mundial”.<br />

El periodista hace un comentario admirativo<br />

y su acompañante agrega nuevos y llamativos<br />

“Nos quedó claro que la historia del fútbol les pertenece a todos<br />

los uruguayos que habitan a lo largo y ancho de la república”, enfatiza<br />

el director del museo. “Empezamos a salir, motu proprio, con<br />

una exposición itinerante que se lleva a todos los lugares del interior<br />

donde es convocada. Este mecanismo se ha perfeccionado en<br />

cuanto al uso de la tecnología y está muy bien aceitado. En cada<br />

una de esas visitas a intendencias, ligas de fútbol y clubes sociales<br />

se ha generado una verdadera acción de impacto cultural y social.<br />

Siempre ocurren dos cosas: primero, se acercan las ligas, los clubes<br />

de fútbol, los historiadores locales, los periodistas, la intendencia,<br />

entre otros muchos; y, segundo, vamos con la idea de aportar pero<br />

es muchísimo más lo que nos traemos: historias y elementos nuevos<br />

que aumentan nuestro conocimiento sobre el fútbol; tanto, que<br />

esta experiencia ha sido fundamental para nosotros”, relata.<br />

detalles: “La Torre de los Homenajes del Estadio se construyó en<br />

honor a los campeones olímpicos y tiene nueve balcones, por las<br />

nueve franjas de la bandera uruguaya; su parte inferior representa las<br />

alas del avión y la proa del barco en que viajaron. Originariamente,<br />

sobre esta última, llevaba una estatua de José Luis Zorrilla de San<br />

Martín que nunca se colocó, no se sabe bien por qué. En julio del año<br />

1929, en la parte inferior de la torre se colocó la piedra fundamental,<br />

que fue hallada cuando se estaba excavando para colocar el ascensor<br />

que actualmente lleva a un muy visitado mirador. Hoy se exhibe en la<br />

planta baja del museo”, concluye Cal.<br />

El Museo del Fútbol abre de lunes a viernes de 10 a 17 horas.<br />

Museo accesible<br />

Lugar de cultura<br />

_Luis Morales<br />

Romano reconoce que durante un tiempo el museo tuvo algunas carencias.<br />

Una de ellas en especial lo desvelaba: la accesibilidad. Quería<br />

habilitar la posibilidad de que las personas con capacidades diferentes<br />

o de edad avanzada que tuviesen afectada su movilidad pudieran<br />

visitar la planta alta, a la que sólo se accedía por escalera. Así las<br />

cosas, se entendió necesario construir, y se llevó a cabo, un ascensor<br />

ideado con las características que requieren aquellas personas.<br />

El director del museo recibió a Túnel en el momento en que termina<br />

la presentación de un libro, confirmación contundente de lo que<br />

le explica al periodista: “Está construido, pensado y gestionado para<br />

transformarse en un fenómeno cultural. Da cabida a todas las manifestaciones<br />

artísticas, sobre la base de que el fútbol tiene que ver<br />

decisivamente con la identidad del pueblo uruguayo. Por acá pasan: el<br />

teatro, la murga, la literatura, la escultura, la pintura. En sus instalaciones<br />

se suceden las exposiciones itinerantes, en la primera planta; y<br />

las presentaciones de libros, eventos, seminarios y charlas en el auditorio,<br />

que tiene capacidad para medio centenar de personas”.<br />

La historia del fútbol y algo más<br />

Al doctor Mario Romano lo apasiona hablar sobre el Museo del Fútbol.<br />

Con amena claridad, y en apretada síntesis, relató para Túnel la<br />

historia del sitio que dirige.<br />

“La idea del Museo del Fútbol comenzó en la década del sesenta,<br />

cuando varios dirigentes se reunieron para concebir cómo sería en el<br />

futuro. Si bien en ese momento no lograron su propósito, sí dejaron<br />

una especie de comisión y un estatuto que reflejaba sus ideas.<br />

“Ya en la década del setenta, el museo se inaugura, aunque no con una<br />

forma museística terminada. Era más bien una exposición que seguía<br />

una línea del tiempo. Fue algo muy bueno este intento. Tenía la curiosidad<br />

de que, como la época lo permitía, se visitaba los días de partido.<br />

Así que se publicitaba que la gente viniera un rato antes o se quedase<br />

un rato después para visitarlo.<br />

”A partir de entonces surgieron algunas ideas para terminar de definir<br />

cómo debía ser el Museo del Fútbol. Hay que agradecerle a muchas<br />

personas que, durante el período en que el museo no funcionó<br />

al público, fueron agrupando y guardando un sinfín de materiales que<br />

posteriormente darían lugar a la realidad que vemos hoy. Entre estas<br />

figuras cabe destacar a Marne Rodríguez, Juan Capelán y el arquitecto<br />

Juan Deal.<br />

”Luego de innúmeras tratativas y con el apoyo del Ministerio de Turismo<br />

de la época y la Asociación Uruguaya de Fútbol –que es su<br />

propietaria–, el museo se reinauguró en 2004, no tal cual como está<br />

ahora, porque fue mejorando a lo largo de los años.<br />

”En la actualidad, consta de una gran planta baja donde existe un<br />

lugar de exposiciones transitorias, que cambian mensualmente. Allí,<br />

hacia uno de los laterales, se abre el llamado Corredor Olímpico, en<br />

el que tienen cabida todos los deportes. En él se pueden ver algunos<br />

hitos del deporte olímpico uruguayo, tales como los equipos<br />

de básquetbol que concurrieron a las Juegos Olímpicos; los remos<br />

de Eduardo Risso, medalla de plata en Londres 1948; la bicicleta del<br />

Atilio François; unos guantes autografiados por Dogomar Martínez,<br />

quien también estuvo en los juegos de Londres 1948, y Washington<br />

Cuerito Rodríguez, medalla de bronce en Tokio 1964.<br />

”El primer piso es la sala de exposición permanente. Allí queda claro<br />

que la idea fuerza del museo es ser el acervo histórico; no hace hincapié<br />

en lo tecnológico, sino que se basa en rescatar la historia que<br />

puede mostrarse a través de objetos.<br />

Por otro lado, la biblioteca del museo desarrolla el estudio y la investigación<br />

acerca del más popular de los deportes. En ella se pueden<br />

consultar, previa acreditación, los muchos documentos que atesora”.<br />

22 23


Álvaro Tata González, jugador de la selección uruguaya de fútbol<br />

Transpirar la camiseta<br />

En este pedazo de tierra se juega al fútbol. Tal vez demasiado, sin dudas como se puede, pero la pelota no<br />

deja de andar por todas partes. Si bien sobran las historias, de todas las hipótesis que tratan de explicar para<br />

qué nos sirve el fútbol me quedo con una: para no perder la memoria de lo que hemos sido. Por algo se hizo<br />

un estadio y se le puso nombre para conmemorar los cien años del juramento de la Constitución (y no es<br />

casualidad que fuera para inaugurar el primer mundial de fútbol). No, no es nostalgia. Es que muchas veces<br />

nos fue bien, muy bien, y otras todo lo <strong>contra</strong>rio. El mérito histórico es que de los golpes siempre se supo<br />

salir. Como Álvaro González, que no pidió explicaciones cuando quedó afuera del Mundial de Sudáfrica y<br />

esperó la próxima convocatoria para decir “acá estoy”.<br />

túnel NOV-DIC 2016<br />

Foto: Leonidas Martínez<br />

Unos días antes de que él cumpliera 32 años<br />

logramos conversar. Se conectó el Skype y<br />

Álvaro González apareció en versión familiar:<br />

remera bordó, pantalón deportivo, un<br />

cuchillo en la mano y varias verduras para<br />

cortar. “Voy a hacer una sopita”, dice. Cerca,<br />

pero fuera de pantalla, están Cecilia, su<br />

esposa, y Renzo, el primer hijo de ambos que<br />

nació seis semanas antes de esta entrevista.<br />

La nueva realidad los tiene felices. Álvaro<br />

relata cómo fue el nacimiento de Renzo<br />

entre decisiones importantes para su carrera<br />

deportiva: jugar en Emiratos Árabes, la última<br />

oferta sobre la hora que llegó de Rusia. Nada.<br />

La primera oportunidad se cayó y a los rusos<br />

les dijo que no, aun sabiendo que en la Lazio<br />

podía quedar afuera del plantel principal. Si<br />

bien todo futbolista quiere jugar, no le pesó la<br />

decisión: primero la familia y la comodidad<br />

para consolidar un momento único en la<br />

vida. Sabe, y lo reconoce, que la contención<br />

de los íntimos lo ayudó a sobreponerse en los<br />

momentos bravos. Ahora le tocó a la inversa.<br />

Y se tiene fe, como cada vez que se pone a<br />

jugar de celeste.<br />

Luego de ser convocado por última vez para<br />

defender a Uruguay en la Copa América<br />

Centenario, entrenando con el primer<br />

equipo pero a la espera de que Lazio le<br />

busque la vuelta para poder inscribirlo en<br />

la lista y pueda jugar –situación compleja<br />

porque por cuestiones de cupo tendría<br />

que rescindir <strong>contra</strong>to alguno de sus<br />

compañeros–, Álvaro Tata González no<br />

ve la hora de calzarse la 20 de Uruguay y<br />

demostrar de qué están hechas las personas<br />

que superan los malos ratos.<br />

¿Cómo arrancó jugando al fútbol aquel<br />

chiquilín de Lezica?<br />

En el Aviación, que el 12 de octubre<br />

festejó el cumpleaños. Mandé saludos y<br />

felicitaciones, es la manera en la que trato<br />

de estar porque esas fechas son imposibles<br />

para mí. Son los recuerdos más lindos de<br />

la infancia, cuando de verdad se jugaba<br />

al fútbol por divertirse, con amigos. A<br />

medida que crecés va tomando todo más<br />

exigencia, más presión, sigue siendo fútbol<br />

y algo lindo, pero deja de ser aquello de<br />

cuando uno era chico.<br />

Hay dos teorías de cuándo arrancaste a<br />

jugar al fútbol. Una es que empezaste<br />

mirando a tu hermano. La otra es que<br />

querías ser golero. ¿Cuál se impone?<br />

Medio que las dos. Iba al Aviación porque<br />

jugaba Diego, mi hermano, que es tres<br />

años mayor y lo iba a ver. Después cuando<br />

ya pude jugar sí: me gustaba el arco. Me<br />

acuerdo que mi primera camiseta fue<br />

la de Nacional de Jorge Seré. Pero en el<br />

primer año de baby fútbol tenía un par de<br />

compañeros que estaban un poquito más<br />

gorditos que yo y la chance para que ellos<br />

jugaran era el arco, entonces me sacaron a<br />

la cancha y empecé a jugar como hombre<br />

de campo.<br />

¿A qué lugar te mandaron?<br />

Jugar jugaba en el medio, pero como ya de<br />

chiquito el tema físico y respiratorio me<br />

favorecía, porque corría y cubría todos los<br />

lugares, era más ofensivo de lo que me he<br />

vuelto [se ríe].<br />

Entonces ahora de grande te salvan los<br />

picados con la selección, digamos.<br />

Vuelvo a la infancia y soy puntero derecho,<br />

nos dividimos el sector de ataque con<br />

[Edinson] Cavani y Seba [Sebastián]<br />

Coates. Más de una vez me quedo en el<br />

segundo palo con el bracito arriba porque<br />

Edi le pega de todos lados. Juega siempre de<br />

delantero, es un aburrido bárbaro.<br />

Volvamos. Hay un mojón importante<br />

en tu vida que fue un amistoso entre<br />

la selección de La Teja-Capurro y la<br />

escuelita de Defensor Sporting.<br />

Sí, gracias a Alfredo Protasio. Él me<br />

preguntó si quería ir porque había un<br />

partido. Yo estaba en la selección, pero<br />

no tenía ni idea. Me decían de ir a jugar<br />

y no preguntaba, iba nomás. Fui, estaban<br />

mirando y quedé. Así resultó que caí en el<br />

Comando del Ejército de Bulevar Artigas,<br />

donde practicaba Defensor. Me empezó a<br />

dirigir el profe [César] Santos, a quien le<br />

estoy muy agradecido. Tenía creo que diez u<br />

once años. Jugaba con la categoría 83, que<br />

eran un año mayor. Era la décima. Al año<br />

siguiente me preguntaron si quería seguir<br />

yendo y no paré. Repetí décima al año<br />

siguiente, enganché con mi generación y<br />

desde los once a los veinticuatro que me fui<br />

a Boca [Juniors, de Argentina], siempre con<br />

la violeta puesta. Todo ese tiempo y hasta<br />

ahora Defensor ha sido mi casa.<br />

¿Qué te marcó la escuela de Defensor?<br />

Mucho. Al principio me costó porque de<br />

chico siempre era de los más chiquitos, era<br />

suplente o jugaba de a ratos. Lo que pasaba<br />

era que había compañeros que ya estaban<br />

desarrollados y me sacaban una cabeza o<br />

más. Incluso alguna vez se rumoreó que<br />

me podían cortar, pero siempre terminaba<br />

quedando. Cuando se igualó el tema físico<br />

me empezó a ir mejor. Pasé de quinta<br />

a cuarta y con la llegada de Juan Tejera<br />

pasé de estar cerca de cambiar de equipo<br />

buscando opciones para empezar a jugar.<br />

24 25


por penales. Estaba el Polilla [Jorge] da Silva<br />

de técnico. Creo que si pasábamos <strong>contra</strong><br />

Gremio esa tanda de penales podíamos<br />

haber definido la copa, por los equipos que<br />

quedaron, más allá de que Boca, que la<br />

ganó, era muy difícil.<br />

Precisamente el destino que tuviste al<br />

semestre siguiente.<br />

Es verdad. Terminó la Copa y fui a un Boca<br />

bárbaro, que venía de un gran semestre con<br />

título incluido y un plantel que se había<br />

mantenido. Pero llegué y todo me llamó la<br />

atención. Primero porque de vivir en Lezica<br />

pasé a vivir en Buenos Aires, imaginate.<br />

Venía acostumbrado a Defensor Sporting,<br />

que lo sentía como una familia y donde<br />

jugaba con amigos en un vestuario precioso<br />

para sentirse cómodo, y llegué a todo lo<br />

<strong>contra</strong>rio: un Boca que era un caos, con<br />

el vestuario dividido en dos facciones. Fue<br />

bravo. Creo que haber estado en Boca, con<br />

todo lo que significa, más el hecho de jugar<br />

en La Bombonera, pudo ser para disfrutarlo<br />

más de lo que terminó pasando porque el<br />

clima era tenso. Si bien tengo recuerdos<br />

muy lindos porque jugué la final del mundo<br />

<strong>contra</strong> el Milán, algo increíble que me pasó.<br />

Fue difícil pero aprendí un montón de cosas.<br />

Igual que en Nacional, donde fui a jugar<br />

después, con todo lo que significa jugar en el<br />

equipo del que sos hincha desde chico.<br />

Tanto, que fueron más buenos que<br />

malos.<br />

Los primeros cuatro años fueron muy<br />

buenos. Jugué mucho. En 2013 fui junto<br />

con el arquero el jugador del plantel con<br />

más partidos disputados. Ese año ganamos<br />

la Copa Italia, que fue histórico para el<br />

club porque se le ganó la final a la Roma.<br />

Incluso fue la última vez que se le ganó a<br />

la Roma, los hinchas todavía lo recuerdan.<br />

Después de eso fui al Mundial en un gran<br />

momento, jugué en Brasil y creo haberlo<br />

hecho bien; sin embargo cuando volví a la<br />

Lazio había cambiado el técnico. Y el nuevo<br />

técnico, Stefano Pioli, no me dio nunca la<br />

posibilidad de pelear por un puesto, cosa<br />

que anteriormente siempre había pasado.<br />

Por más que hubiera sido un jugador<br />

importante un año, ya me había pasado que<br />

al siguiente volvía a la pretemporada siendo<br />

la segunda opción. Y no tenía problema,<br />

siempre que tuviera la oportunidad de<br />

pelear el puesto. En este caso nunca me<br />

la dieron y a los seis meses decidí irme al<br />

Torino, donde estuve un semestre, y después<br />

me volví a ir al Atlas de México un año. En<br />

el Torino al mes me lesioné un menisco y<br />

me operaron, por lo que estuve otro mes<br />

afuera y cuando volví el técnico no me dio<br />

posibilidades, sólo me puso en cuentagotas.<br />

Por eso cuando termino el préstamo y volví<br />

a la Lazio decidí irme a México.<br />

túnel NOV-DIC 2016<br />

“La postura o las decisiones son de todo el grupo, del plantel y de algunos que ya no están. Es como hemos<br />

manifestado. Quien tomó la palabra fue Diego [Godín], porque es el capitán. Pero estamos todos. Es por el bien del<br />

fútbol uruguayo, por la claridad y por la transparencia, porque queremos lo mejor”. (Foto: Leonidas Martínez)<br />

No sé qué hubiese pasado si me iba. Esas<br />

decisiones de la vida, ¿viste? Fue todo muy<br />

rápido. Por suerte supe bancarme y me<br />

terminé haciendo un bien. Cuando quise<br />

acordar me gané un lugar en primera.<br />

¿Saliste campeón en inferiores?<br />

Sí, campeones en quinta y en cuarta. Sentí<br />

más pertenencia en el que ganamos con la<br />

cuarta porque jugaba más.<br />

En primera se te escapó por poco.<br />

Sí, me fui un semestre antes. Pero eran<br />

todos mis compañeros y me alegré pila,<br />

porque además a muchos nos había pasado<br />

que hicimos tremendo campeonato el año<br />

anterior, como para salir campeón, pero<br />

pasó aquello de Gustavo Méndez, el penal,<br />

los seis minutos de alargue, y que no se<br />

jugaron las finales. Ahí quedamos todos con<br />

la sangre en el ojo y por suerte muchos de<br />

mis compañeros se pudieron dar el gusto. A<br />

mí me quedó pendiente para la vuelta.<br />

Era un muy buen equipo. Porque además<br />

del Uruguayo también hicieron Copa<br />

Libertadores y Copa Sudamericana a<br />

buen nivel.<br />

Siempre bromeo que nunca sabré si volveré<br />

a jugar en un plantel tan unido y tan fuerte<br />

como ese. En la Libertadores llegamos hasta<br />

cuartos de final y perdimos <strong>contra</strong> Gremio<br />

¿Qué análisis hacés de tu paso por<br />

Nacional?<br />

Tuvimos un semestre muy bueno, ganamos<br />

un Apertura de punta a punta, pero se<br />

desarmó el equipo, se fueron jugadores<br />

importantes y perdimos el campeonato. Al<br />

igual que Nacional, tuve seis meses muy<br />

flojos y eso me hizo perder el Mundial de<br />

Sudáfrica. Había estado toda la eliminatoria<br />

convocado, participando incluso hasta de<br />

los partidos del repechaje. Fue el golpe más<br />

duro que tuve en la carrera deportiva. Ahí<br />

volvió otra vez a lo mismo que me pasó<br />

cuando no sabía si quedarme en Defensor:<br />

la familia, el entorno y buscar ayuda para<br />

levantarse y pelear. Al año siguiente estaba<br />

jugando la Copa América en Argentina<br />

y ganándola. Eso y el empujón anímico<br />

que me dio irme a Italia, con todo lo que<br />

significa llegar a Europa, me hizo volver a<br />

enchufarme.<br />

¿Qué diferencias e<strong>contra</strong>ste entre el<br />

fútbol de Europa y el del Río de la Plata?<br />

Es diferente, sí. Pero el fútbol italiano se<br />

adaptaba mucho a lo que era yo como<br />

jugador, basado mucho en la táctica, en la<br />

disciplina, en el orden y en lo físico. Desde<br />

el día que llegué vi que podía ganarme el<br />

lugar. Notaba que no me faltaba mucho,<br />

más allá de la adaptación. La prueba es que<br />

al poco tiempo era parte del equipo titular.<br />

Así fueron varios años de consolidación.<br />

¿Cómo es el clásico de Roma? Porque si<br />

se quiere la Lazio, por méritos propios<br />

y tal vez también por desconocimiento,<br />

es un equipo bastante estigmatizado con<br />

facciones de extrema derecha. ¿Eso se<br />

sentía en la cancha?<br />

Creo que un poco ha ido bajando, ya no<br />

se hace tanto presente. Antes sí era más,<br />

pero ahora se vive como un clásico normal.<br />

Obvio que con mucha pasión por el fútbol,<br />

demasiada, como es un Nacional-Peñarol,<br />

pero se ve más esa pasión futbolística que<br />

la política. La ciudad está dividida entre los<br />

dos y la verdad que es un ambiente muy<br />

parecido a un clásico sudamericano. Es<br />

divino jugarlo.<br />

Me quedó una del fútbol uruguayo:<br />

no saliste campeón de primera ni en<br />

Defensor ni en Nacional, ¿vas a volver?<br />

Mi sueño sería volver a jugar en los dos.<br />

Siempre lo digo. He tenido conversaciones<br />

tanto con uno como con otro, siempre me<br />

manifiestan la posibilidad y que las puertas<br />

están abiertas, lo que a uno lo enorgullece.<br />

Así que vamos a ver en qué tiempo, si en<br />

breve o a largo plazo, pero me gustaría<br />

vestir esas dos camisetas porque son los dos<br />

equipos por los que tengo sentimiento y los<br />

sigo domingo a domingo. Cuando termina<br />

el fútbol europeo lo primero que hago es<br />

ponerme a mirar los partidos de Uruguay y<br />

sigo las campañas de las dos.<br />

“Tabárez fue la piedra fundamental para todo lo que ha logrado la selección. Una persona que tiene bien claro lo que<br />

quiere y no se deja influir por el ambiente”. (Foto: Leonidas Martínez)<br />

Después de la Copa América y un par de<br />

veces que no te citaron volvés a integrar la<br />

lista de reserva de Uruguay, ¿te acordás la<br />

primera citación?<br />

¡Por suerte! Volvió a estar mi nombre en la<br />

lista y es una alegría bárbara. Había sido<br />

duro no estar porque venía de tener buenos<br />

rendimientos. Claro que me acuerdo, cómo<br />

no. Fue en 2006, en el arranque del proceso<br />

del maestro Tabárez, en la gira que se hizo<br />

por Estados Unidos, Serbia, Túnez y algún<br />

país más. El Maestro incluyó un montón<br />

de muchachos jóvenes, por suerte estaba<br />

y quedé. Salvo el Mundial y estas últimas<br />

citaciones, he estado siempre en las listas.<br />

Mantenerse diez años en una selección como<br />

Uruguay, con tantos jugadores a buen nivel,<br />

no es nada fácil. Eso se logra con esfuerzo,<br />

con sacrificio y siempre aprendiendo.<br />

¿En el primer momento percibías que era<br />

un proceso?<br />

Se veía que había un cambio. Uno era nuevo<br />

y no sabía lo que había pasado antes. Pero<br />

sí veía compañeros que se sorprendían por<br />

la disciplina, por lo que buscaba el nuevo<br />

cuerpo técnico en los jugadores. Entonces<br />

eso te daba para pensar que antes no era así.<br />

No había otra que aplicarse, rendir bien en<br />

su equipo cada uno y dar el máximo para<br />

poder estar en la selección, porque era y es la<br />

única manera de ser tenido en cuenta.<br />

26 27


Álvaro Tata González<br />

Con tu experiencia de diez años, ¿cómo<br />

creés que se fue cimentando lo que es hoy<br />

la selección?<br />

Ni que hablar que los resultados juegan. En<br />

su momento fueron vitales, porque ¿qué<br />

pasaba si Uruguay quedaba afuera en aquella<br />

Eliminatoria para Sudáfrica? Después se<br />

terminó consiguiendo el cuarto puesto y eso<br />

influyó. Lo fundamental en esos momentos<br />

complicados fue la unión del grupo, la<br />

responsabilidad asumida, cómo se tomaron<br />

las cosas y cómo se siguen haciendo. Es<br />

importante que haya un grupo, una base,<br />

que va mostrando cuál es el camino al<br />

recambio que se va sumando. Eso hace todo<br />

mucho más fácil para los nuevos jugadores<br />

que llegan. Además insisto que es importante<br />

que se ha marcado una línea de lo que es el<br />

comportamiento. Y, obviamente, lo que hay<br />

que buscar dentro de la cancha también es<br />

importante. Si hacés eso bien, los resultados<br />

van a estar más cerca.<br />

¿El uruguayo está hecho de resultados<br />

difíciles?<br />

Sí, tenemos eso de que en los momentos<br />

bravos resurgimos por amor propio, por<br />

responsabilidad, por dejarlo todo, porque<br />

nos duelen mucho las derrotas.<br />

¿Cuál es el ADN de la selección?<br />

Creo que lo más importante –o el ADN<br />

como vos decís– es la adhesión de los<br />

jugadores a la selección y la unión que hay<br />

entre ellos y a su vez con el cuerpo técnico.<br />

Esto ha contagiado primero a los dirigentes<br />

y luego también a los periodistas y al<br />

uruguayo que hoy es hincha y camina con<br />

la camiseta de Uruguay durante todo el año<br />

y no sólo los días de partido.<br />

¿Qué significa esa camiseta celeste<br />

para vos?<br />

Jugar en la selección es un orgullo, un<br />

privilegio y el premio más grande que me<br />

ha dado esta profesión por todo lo que uno<br />

tuvo y tiene que ponerle en el día a día<br />

desde la adolescencia.<br />

Queda la recta final para Rusia. ¿Cómo<br />

la ves?<br />

Estos partidos son muy importantes porque<br />

ya estamos por entrar en la definición de<br />

la eliminatoria y una cosa es hacerlo arriba<br />

como estamos que de abajo y esperando<br />

resultados. Al terminar la copa Centenario<br />

dije que había que dejarla atrás y pensar<br />

que había que terminar el año con un pie<br />

dentro de Rusia, habiendo seis partidos en<br />

tres meses. Quedan dos y difíciles pero este<br />

grupo puede hacerlo.<br />

Esta selección ha logrado cosas<br />

importantes dentro de la cancha,<br />

pero también afuera, sin ir más lejos<br />

jugando un rol importante en temas<br />

que conciernen al ámbito político o<br />

económico. ¿Por qué te parece que es<br />

importante hacerlo?<br />

La postura o las decisiones son de todo el<br />

grupo, del plantel y de algunos que ya no<br />

están. Es como hemos manifestado: quien<br />

tomó la palabra fue Diego [Godín] porque<br />

es el capitán, pero estamos todos. Es por el<br />

bien del fútbol uruguayo, por la claridad y<br />

por la transparencia, porque queremos lo<br />

mejor. El tema es valorizar más lo que es<br />

nuestro fútbol. Hay mucha materia prima,<br />

mucho para trabajar y para sacarle jugo.<br />

Está bien la implicación de los jugadores<br />

porque son trabajadores. ¿Por qué a veces<br />

cuesta que la opinión pública entienda<br />

que como trabajadores luchen por sus<br />

derechos?<br />

A veces la información llega de distintas<br />

maneras y se puede pensar que lo que se<br />

busca es un beneficio personal. Y no es así,<br />

acá lo que se busca es el bien del fútbol<br />

uruguayo. Nosotros somos producto del<br />

fútbol uruguayo, al que respetamos y<br />

valoramos muchísimo. Creemos que es muy<br />

difícil porque lo vivimos y sabemos cuál es<br />

la situación. Se busca mejorar eso.<br />

¿Si te digo Óscar Tabárez?<br />

La piedra fundamental para todo lo que ha<br />

logrado la selección. Una persona que tiene<br />

bien claro lo que quiere y no se deja influir<br />

por el ambiente, cosa que es muy difícil.<br />

Alineó a todo un país atrás del equipo,<br />

cuando en el arranque parecía muy difícil.<br />

Mirando el proceso creo que todos tenemos<br />

que valorar lo que hay, que no ha sido poco,<br />

si bien siempre se puede crecer. La cabeza<br />

de todo esto ha sido él. Firme, con sus<br />

ideales, y obviamente con el apoyo que ha<br />

tenido de los jugadores que siempre hemos<br />

seguido sus decisiones con respeto.<br />

_Mintxo<br />

Fútbol e identidad<br />

El Atlético Artilleros, club fundado por uruguayos radicados en Madrid, es un punto de encuentro entre charrúas y españoles. (Fotos cedidas por Carlos Buzón)<br />

Atlético Artilleros:<br />

una historia de fútbol “hispano-uruguaya”<br />

TEORÍA Y PRÁCTICA PARA LOS ENTRENAMIENTOS<br />

Manual de Cinesiología<br />

Estructural<br />

501 ejercicios de<br />

<strong>contra</strong>ataque en fútbol<br />

La mayor parte de balones de fútbol ruedan en canchas de categorías inferiores o amateur, cuando no<br />

sobre el asfalto de las calles. Allá donde no enfocan las cámaras de televisión es donde desarrollan su<br />

pasión y su carrera la mayoría de jugadores del mundo. Carlos Buzón jugó toda su vida en este tipo de<br />

canchas. Su trayectoria trasluce una historia de integración migratoria en la que el fútbol jugó un papel<br />

esencial como red identitaria y de apoyo humano.<br />

túnel NOV-DIC 2016<br />

Editorial Paidotribo<br />

En esta obra se analizan<br />

a través de ejercicios<br />

simples, las articulaciones<br />

y los grandes grupos<br />

musculares del cuerpo.<br />

Este conocimiento<br />

constituye la base de los<br />

programas de ejercicios<br />

que deben aplicarse para<br />

reforzar la musculatura.<br />

El entrenador Santiago<br />

Vázquez Folgueira, plantea<br />

de forma didáctica y<br />

progresiva ejercicios de<br />

<strong>contra</strong>golpe de lo individual<br />

a lo colectivo.<br />

La obra recoge ejemplos<br />

de situaciones de juego<br />

extraídas de distintas<br />

competiciones.<br />

“Por un momentito sentí que estaba en<br />

Uruguay”, dijo entre carcajadas un amigo<br />

del ahora entrenador del Atlético Artilleros,<br />

Carlos Buzón, tras presenciar una “piñata”<br />

que se formó en un campo de fútbol 7<br />

<strong>contra</strong> un equipo de españoles. Esto ocurrió<br />

en una liguilla del madrileño barrio de<br />

Valdebernardo. Tras una riña, un integrante<br />

del equipo rival había sido incrustado en<br />

el fondo de la portería <strong>contra</strong>ria por una<br />

trompada propinada por el ex jugador de<br />

Rampla Juniors, Pablo Lanzotti, conocido<br />

allí como El Toro. Otros recibieron varios<br />

golpes, producto de la solidaridad de la<br />

mayoría del plantel con los iniciadores<br />

de la trifulca. De esto salió sancionado el<br />

equipo en su conjunto y a algunos de sus<br />

integrantes más importantes, se les prohibió<br />

jugar durante lo que restaba de competición<br />

y durante todo el año siguiente en cualquier<br />

otro torneo municipal. De esto hace ya más<br />

de cuatro años y este equipo, fundado entre<br />

risas por uruguayos de todos los “kilajes”<br />

y edades radicados en Madrid, ahora tiene<br />

una plantilla de 25 jugadores de entre 18 y<br />

24 años y compite federado en la segunda<br />

división regional de la categoría amateur de<br />

Madrid. Esto supone estar a dos pasos de<br />

ingresar en la categoría preferente, donde los<br />

jugadores ya reciben un sueldo y los equipos<br />

entran en un contexto preprofesional.<br />

“Hemos cambiado muchísimo”, explicó<br />

Carlos. “Una cosa es la agresividad<br />

jugando y otra cosa es lo que pasó en aquel<br />

momento, pegarle al árbitro o agredir a un<br />

rival, todo eso lo fuimos cortando y por<br />

eso es que el equipo ha crecido. Aquí las<br />

cosas son distintas, en Uruguay tenemos<br />

que cambiar esa mentalidad, y si no la<br />

cambiamos así nos va a ir en el fútbol”,<br />

añadió. Tras haber desarrollado su carrera<br />

en clubes como Villa Teresa, Alianza F.C. y<br />

Club Oriental de Football, este uruguayo<br />

de 33 años, hincha acérrimo de Peñarol,<br />

emigró a España en 2006 desencantado por<br />

la precariedad económica que tienen que<br />

afrontar los futbolistas y clubes en este país.<br />

Tras varios años allí, fundó el Atlético<br />

Artilleros junto con un grupo de amigos,<br />

algunos ex futbolistas profesionales<br />

como Lanzotti. Además de compartir<br />

procedencia, todos trabajaban juntos en un<br />

grupo inmobiliario, fundado a su vez por<br />

orientales en España, del cual se deriva una<br />

importante red social charrúa en todo el<br />

país. En apenas un año, el equipo ingresó en<br />

la Real Federación Española de Fútbol y fue<br />

28 29


“Transmitimos a nuestros<br />

jugadores lo nuestro:<br />

un equipo bien armado<br />

atrás, corriendo y<br />

metiendo, como somos<br />

los uruguayos. Y la verdad<br />

es que hemos armado un<br />

cuadro bastante aguerrido,<br />

que deja todo y que está<br />

bastante unido. Por eso el<br />

año pasado ascendimos”.<br />

Carlos Buzón junto a Cristian Cebolla Rodríguez. Escudo de Artilleros. Antoine Griezmann exhibe la casaca con su nombre impreso que le obsequió el Club Atlético Peñarol.<br />

túnel NOV-DIC 2016<br />

aumentando de categoría hasta entrar recién<br />

en la segunda división regional, situada<br />

ya en la última franja del ámbito amateur.<br />

Siguiendo esta evolución, sus integrantes<br />

esperan alcanzar las categorías profesionales<br />

en cuestión de unos años. “No hay techo”<br />

comentó Carlos Buzón. “Los uruguayos<br />

somos ambiciosos y nos gusta mucho el<br />

fútbol, lo vivimos mucho y queremos llegar<br />

lo más alto posible”, expresó.<br />

En la experiencia de este equipo se<br />

hacen visibles a pequeña escala una serie<br />

de <strong>contra</strong>stes y patrones de juego que<br />

permiten distinguir un conjunto de<br />

factores culturales e identitarios visibles<br />

en la misma práctica del fútbol. “Hay<br />

mucha diferencia entre el fútbol uruguayo<br />

y el español, pero muchísima”, explicó<br />

Carlos. Lo primero que inevitablemente<br />

le viene a la cabeza, recordando sus años<br />

en las canchas uruguayas, es la diferencia<br />

de medios e infraestructura. “En Uruguay<br />

los campos no te ayudan para nada, hay<br />

campos o vestuarios de primera división<br />

que no tienen comparación ni siquiera con<br />

los de categorías amateur de aquí. Nuestro<br />

vestuario tiene calefacción en invierno,<br />

los terrenos de juego son todos de césped<br />

artificial. Esto ayuda mucho porque hace<br />

que cuando llueve no tengas problema y<br />

puedas entrenar”. Otra cuestión que destacó<br />

es el acceso al equipamiento. “Allá para<br />

comprarte un par de zapatos de fútbol es<br />

más complicado. Acá por treinta o cuarenta<br />

euros tenés unas zapatillas de fútbol y las<br />

podés comprar, pero claro, acá no se valora<br />

tanto”, explicó.<br />

Sin embargo, “nosotros tenemos lo que<br />

quizás hay gente de acá que no tiene, y es<br />

que acá no se vive tanto el fútbol como<br />

en Uruguay. Allá hay una pelota y todo el<br />

mundo quiere jugar, aunque ha cambiado<br />

mucho porque ahora están los Play Station,<br />

está internet...”, añadió. Esta afirmación<br />

no se basa únicamente en la experiencia<br />

de Carlos en el juego <strong>contra</strong> sus rivales.<br />

Desde hace algunas temporadas, debido<br />

a las exigencias físicas requeridas por el<br />

elevado nivel de juego propio del estrato en<br />

el que se encuentra el Atlético Artilleros,<br />

en su formación dejó de haber lugar para<br />

jugadores veteranos. Esto hace que los<br />

uruguayos se concentren hoy en el cuerpo<br />

técnico y directivo del club, así como en<br />

sus apoyos e hinchada, siendo únicamente<br />

cuatro los charrúas que visten de corto. Sólo<br />

dos de ellos, Matías Aramburu y Roberto<br />

Chamorro, integran el club desde el inicio<br />

de su andadura en las canchas de fútbol 7.<br />

El cuadro actualmente se nutre de jugadores<br />

juveniles españoles que quedan libres entre<br />

temporada y temporada, procedentes de<br />

otro equipo superior en el que jugó Carlos<br />

al poco tiempo de trasladarse a Madrid.<br />

Esto hace que el <strong>contra</strong>ste entre uruguayos<br />

y españoles se haga visible en la misma<br />

cotidiana interna del Artilleros.<br />

“He notado en los vestuarios que perdemos<br />

un partido y nos vamos bastante calientes,<br />

¡porque nos vamos bastante calientes!, y acá<br />

los chavales pierden un partido, y como si<br />

no pasara nada”, explicó el entrevistado. “He<br />

tenido muchas discusiones con jugadores<br />

que no tienen esta pasión. Pero creo que este<br />

sentimiento y esas ganas que le ponemos se<br />

la hemos transmitido a ellos y por eso hoy<br />

han aprendido a competir. Que no es sólo<br />

jugar, también se trata de competir. Donde<br />

nosotros jugamos es para ganar, el equipo<br />

tiene que jugar para ganar y dejar todo.<br />

Creo que eso se lo transmitimos al equipo y<br />

por eso es tan competitivo. Gane, pierda o<br />

empate, el equipo deja todo hasta el final”,<br />

expresó. “Por esto salen tantos jugadores de<br />

una sociedad de 3,5 millones de habitantes:<br />

porque los uruguayos vivimos el fútbol con<br />

una pasión que acá no tienen, de verdad que<br />

no la tienen”.<br />

Por otro lado, sus palabras evidencian<br />

<strong>contra</strong>stes que se manifiestan en el mismo<br />

mecanismo de juego que se emplea a uno<br />

y otro lado del Atlántico. “En España<br />

es más físico, se corre mucho y se juega<br />

poco”, señala Carlos. “Es verdad que ahora<br />

con esto del Barcelona y de la selección<br />

española los equipos intentan jugar más,<br />

pero no tienen la calidad de los equipos<br />

sudamericanos. Por eso veo que acá hay<br />

muchos jugadores sudamericanos habilidosos<br />

jugando de media punta o por fuera.<br />

También los hay españoles, porque hay<br />

muchos equipos, pero acá se trabaja mucho<br />

más físicamente. Nosotros transmitimos a<br />

nuestros jugadores lo nuestro: un equipo<br />

bien armado atrás, corriendo y metiendo,<br />

como somos los uruguayos. Y la verdad<br />

es que hemos armado un cuadro bastante<br />

aguerrido que deja todo y que está bastante<br />

unido. Y por eso el año pasado ascendimos”,<br />

explicó el ex futbolista.<br />

Fútbol y migración<br />

Una de las cosas que Carlos Buzón dejó<br />

en Uruguay tras emprender su aventura<br />

migratoria fue el fútbol como medio de<br />

vida. En España tuvo que cambiar los<br />

pantalones cortos por los trajes, y la pelota<br />

por un maletín. Su nueva cancha fueron los<br />

barrios madrileños que tenía que recorrer<br />

de punta a punta en busca de viviendas<br />

a la venta. Con el tiempo, ascendió y es<br />

hoy copropietario de dos franquicias en la<br />

inmobiliaria hispanouruguaya por la que<br />

abandonó el Río de la Plata. Su historia de<br />

vida forma una trayectoria de migración,<br />

como la de tantos latinoamericanos que<br />

se trasladaron a Europa en aquellos años<br />

huyendo del expolio bancario, pero en<br />

la que el fútbol nunca dejó de tener<br />

una presencia primordial como red de<br />

integración y de apoyo humano.<br />

Carlos es de Verdisol, barrio situado entre<br />

Camino de Melilla y Camino Francisco<br />

Lecoq, cerca de Nuevo París. La mayor<br />

parte de su carrera profesional la desarrolló<br />

ligado al plantel de Villa Teresa, donde jugó<br />

tres temporadas consecutivas. Después se<br />

integró en Alianza Fútbol Club, cuadro<br />

resultado de la fusión de Salus, Villa Teresa<br />

y Huracán del Paso de la Arena. Allí jugó<br />

dos años y se trasladó a Oriental de La<br />

Paz, con el que logró ascender en el año<br />

2004 a segunda división. En esa temporada<br />

Carlos fue nombrado mejor jugador de la<br />

divisional. Sin embargo, la falta de respaldo<br />

económico hizo imposible que el equipo se<br />

integrara en la nueva categoría, al no poder<br />

hacer frente a los gastos que esta exigía.<br />

“Ahí perdí el entusiasmo porque, claro, no<br />

trabajás por estar entrenando toda la semana,<br />

lográs objetivos y luego no podés subir por<br />

problemas económicos. Ahí me cansé”. Así,<br />

Carlos decidió emprender una nueva vida<br />

al otro lado del Altántico. “Quizás, si me<br />

hubiese quedado en Uruguay, podía estar<br />

jugando en algún equipo de la B o tenía<br />

suerte y jugaba en alguno de la A. Podría<br />

haber seguido jugando tres o cuatro años<br />

más. Pero, bueno, no me arrepiento de nada<br />

porque acá me ha cambiado mucho la vida y<br />

me sigo dedicando al fútbol, que es lo que me<br />

gusta, pero desde otro lado, no jugando”.<br />

A su llegada a España, el ex delantero<br />

vivió una de las experiencias futbolísticas<br />

que guarda con más cariño entre sus<br />

recuerdos: su participación en un mundial<br />

de inmigrantes en Madrid como parte de la<br />

selección uruguaya. Allí integró un plantel<br />

junto a jugadores como Agustín Soto,<br />

Elbio Oso Tolosa, Marcelo Otero y Leo<br />

Pérez bajo la dirección técnica de Héctor<br />

Pichón Núñez, campeón de América en<br />

1995. “Fue una experiencia buenísima,<br />

yo recién había llegado a España y, claro,<br />

jugar con la selección uruguaya allá, con<br />

300 o 400 uruguayos en la tribuna tocando<br />

los tambores, fue algo precioso. La verdad<br />

es que fue una experiencia inolvidable”,<br />

recuerda Carlos.<br />

En España, el ex de Villa Teresa se integró<br />

en equipos que competían en categorías<br />

similares a las que disputa ahora el Atlético<br />

Artilleros, llegando hasta primera división<br />

regional. Carlos llegó incluso a recibir dos<br />

ofertas de clubes españoles que disputaban<br />

su puesto en la categoría preferente con<br />

sus jugadores en nómina pero, al no tener<br />

documentación por entonces, no pudo<br />

entrar en ellos. Así, decidió volcarse en su<br />

nuevo trabajo, el cual le permite hoy dirigir<br />

el cuadro de fútbol que él mismo fundó.<br />

Actualmente el Artilleros supone un punto<br />

de encuentro entre uruguayos y españoles.<br />

Semanalmente, sus integrantes organizan<br />

asados y comidas para recaudar fondos<br />

destinados a cubrir los costes de árbitros,<br />

ligas y canchas.<br />

A su llegada a España, Carlos no pudo<br />

evitar ser seducido por el Atlético de<br />

Madrid. “Su afición se refleja mucho en las<br />

aficiones nuestras, canta todo el partido, y el<br />

equipo tiene muchos jugadores uruguayos<br />

vinculados”, explicó. Así, yendo al estadio<br />

con su bandera de Peñarol, Carlos terminó<br />

forjando amistad con el Cebolla Rodríguez,<br />

el cual lo integró al entorno de los jugadores<br />

charrúas, y lo llevó a forjar vínculos con<br />

Josema Giménez y Diego Godín. Su<br />

pasión por el Atlético de Madrid le llevó a<br />

también a conectarse con la peña Manyas<br />

de Madrid, con la cual se junta cada tanto<br />

en su sede o en la del Artilleros para ver<br />

jugar a Peñarol a la distancia. De esta<br />

forma, la cultura del fútbol hace las veces<br />

de tronco vertebrador de una comunidad<br />

de uruguayos en el extranjero que comparte<br />

mates, nostalgias y pasiones.<br />

_Manuel González Ayestarán<br />

30 31


La vida de los jóvenes del interior en las casitas de los clubes de fútbol<br />

Niños de ayer,<br />

hombres de mañana<br />

Algunas formativas de los clubes de fútbol tienen destinado para los deportistas del interior del país<br />

un lugar para alojarlos. Túnel visitó dos hogares: el de Defensor Sporting y el de Liverpool. Una misma<br />

etapa, iguales sueños y distinta visión de la realidad.<br />

túnel NOV-DIC 2016<br />

Son todos distintos, como lo es una<br />

huella dactilar con otras. Son personas,<br />

no individuos. Tienen orígenes sociales<br />

diferentes, peripecias personales<br />

intransferibles, pero cargan con la<br />

autenticidad de la moneda recién acuñada.<br />

Pueden ser los talentosos, con una cabeza y<br />

un corazón que nunca saldrán del potrero,<br />

o los intelectuales del fútbol, cuyo diseño<br />

estratégico va de la mano con un diagrama<br />

similar de la vida. De todos ellos se nutre<br />

la cultura del balompié –vaya palabra–,<br />

uno de los pocos espacios de igualdad<br />

y confraternidad que por un instante<br />

transmuta desigualdades más profundas.<br />

Tienen la plasticidad de la juventud, de<br />

esa edad de oro en la que todo es posible.<br />

La diferencia de ellos con el resto de<br />

los adolescentes es que comienzan su<br />

carrera apenas abandonada la niñez, con<br />

la incertidumbre de no saber si se van a<br />

recibir, por más duro que trabajen, por más<br />

empeño que pongan en la tarea.<br />

La Casita de Defensor<br />

Defensor Sporting Club tiene una casa<br />

destinada para los futbolistas que vienen del<br />

interior. La Casita, así le llaman, está en el<br />

barrio Punta Gorda, sobre la calle Coimbra.<br />

Fui recibida por los adultos del grupo:<br />

primero Carlos, que es el casero; luego<br />

Daniel, cuyo rol fundamental es ser el<br />

vínculo entre los chiquilines y el centro de<br />

enseñanza al que concurren (liceo o UTU);<br />

Gimena, que es la coaching, y Julio, que<br />

tiene la tarea de apoyarlos en matemáticas.<br />

También tienen profesores de apoyo en<br />

otras materias.<br />

Nos reunimos en el living. Es amplio, como<br />

para que quepan los 24 integrantes del<br />

grupo. Mauro, Samuel, Brian, Valentín,<br />

Ramiro y Axel están mirando una película,<br />

pero me confiesan que no saben el nombre<br />

y tampoco parece importar mucho, “porque<br />

no está buena”. Luca está metido en el mate,<br />

acomodando la yerba de un lado hacia otro.<br />

Por su expresión, parece que es como la<br />

película: no tiene acomodo.<br />

Mientras nos conocemos –ellos me estudian<br />

a mí y yo a ellos–, hay seriedad en el<br />

grupo. Intento adivinar qué esperan, pero<br />

es difícil. De algún lado, por detrás de mí,<br />

llegan más. Antes de verles las caras, de<br />

escuchar sus nombres –Gastón, Santiago,<br />

Erik, Matías, Agustín, Christian, Valentín–,<br />

escucho sus pasos contundentes, seguros.<br />

No puedo evitar recordar a Idea Vilariño<br />

o, mejor dicho, a Los Olimareños (mi<br />

mente lo canta): “De todas partes vienen,<br />

sangre y coraje”. Y era así nomás porque en<br />

estos gurises están representados todos los<br />

departamentos, con un algo corajudo que<br />

los hace venirse para la capital. Siguen: Luca,<br />

Joaquín, Christopher. “¿Empezamos?”,<br />

pregunto. “Ignacio”, sobresaltada me doy<br />

vuelta. Viene apurado, atrás llega alguien<br />

más. Es Isaac.<br />

Nadie hablaba, Ramiro tampoco, aunque<br />

todos decidieron que tenía que ser él quien<br />

empezara, pero no se decidía, el silencio<br />

era espeso. Pedí que olvidara el grabador,<br />

entonces habló: “Soy de Maldonado. Me<br />

probaron acá y quedé jugando”. Ramiro<br />

tiene tres hermanas, que “antes” lo<br />

extrañaban un poco, pero “ahora ya están<br />

acostumbradas”. Ese fue el puntapié inicial,<br />

para que hablara el resto, y entonces caigo<br />

en la cuenta de que no será fácil ponerle<br />

un nombre a quien habla. Se los digo y lo<br />

aceptan.<br />

Hablan de la familia, de extrañar y sentirse<br />

extrañado, pero también de acostumbrarse a<br />

estar lejos de casa. Ninguno manifestó gusto<br />

genuino por Montevideo. Para ellos es un<br />

paso, el primero, en una carrera que esperan<br />

promisoria.<br />

Me cuentan que se levantan a las siete de la<br />

mañana a esperar que llegue el pan. Luego de<br />

desayunar van a estudiar, vuelven, almuerzan<br />

y cada uno se va para la práctica. Los más<br />

grandes, al complejo de Pichincha; los más<br />

chicos entrenan en el complejo del Comando<br />

del Ejército, en Bulevar y Colorado. Las<br />

horas libres son luego de la merienda.<br />

“¿Todos estudian, no?”, pregunté, creyendo<br />

saber la respuesta. “Bue… vamos todos los<br />

días”, dijo uno, cortando los tímidos “sí” y<br />

arrancando sonrisas cómplices.<br />

Los compañeros de clase les preguntan<br />

cómo es vivir en La Casita, pero “no todos;<br />

algunos nos dan para atrás”. “Eso es por<br />

envidia”, dice otro.<br />

Nacho va al Nocturno, pero estaba con<br />

nosotros porque había ATD: “Es mucho<br />

mejor. Toda gente grande. Antes iba a la<br />

UTU de Malvín Norte, pero tuve que dejar<br />

porque el ambiente me resultaba agresivo;<br />

iba solo, sin ningún compañero de acá”.<br />

En La Casita están hasta los dieciocho<br />

años inclusive, luego deben irse. Nacho y<br />

Joaquín juegan en Cuarta. Ambos están<br />

cerca de los diecinueve, por lo que la<br />

permanencia en ese hogar será por poco<br />

tiempo más. Explican que el destino<br />

de ellos tiene dos puntas: por un lado,<br />

dependen de su trabajo en la cancha; por<br />

otro, del de los representantes.<br />

Hablan de la psicóloga: “Es grupal, pero si<br />

tenés algún problema también te ayuda”.<br />

Gimena, la coaching, informa que hacen<br />

talleres, donde trabajan la convivencia, el<br />

equipo, la importancia de ayudarse unos<br />

con otros, de no tener conflictos, y tienen<br />

A las 7 de la mañana se levantan los muchachos que viven en La Casita de Defensor, desayunan, van a estudiar, vuelven, almuerzan y cada uno se va para la práctica. Las horas<br />

libres son luego de la merienda. (Foto: Jeronimo López)<br />

actividades con juegos. El próximo taller<br />

será “la violencia en el deporte”. El tema<br />

lo eligieron ellos. Así que la pregunta<br />

era obligada: “¿Sienten la violencia?”. La<br />

respuesta fue unánime: “Sí”.<br />

“Está complicado, se genera mucho roce,<br />

inclusive en la cancha y hay que controlarse.<br />

Para ayudarnos en eso tenemos a Juan, que<br />

también es psicólogo, pero él trabaja en el<br />

Complejo [de camino Pichincha, donde<br />

Defensor practica]”.<br />

“Es peor cuando estás enojado con las cosas<br />

La Casita marca la diferencia<br />

que te pasan en la vida también”, dice otro.<br />

Pregunto si escuchan las cosas que grita la<br />

hinchada. Dicen que sí, “a los padres, que<br />

putean al juez y eso”, comenta uno con<br />

visible amargura. Otro agrega que también<br />

hay insultos de la parcialidad <strong>contra</strong>ria, y<br />

alguien acota que “eso es normal”. ¿Para<br />

qué? Se generó una discusión entre la<br />

normalidad y la anormalidad en los epítetos<br />

que les proferían a ellos y al juez. Por suerte,<br />

uno de los adolescentes con voz potente<br />

zanjó el tema: “Lo que pasa que en el<br />

Estábamos en plena charla, cuando pedí a los jóvenes futbolistas de la farola que me dijeran<br />

en qué se diferenciaba Montevideo del interior. “Acá son bocasucias, allá afuera no se dicen<br />

tantas malas palabras”, dijo Matías. “Aparte acá, en La Casita, tenemos que convivir, así que<br />

estamos ejercitando eso de la buena educación continuamente”, subrayó Joaquín. “Nosotros<br />

tenemos una vida más estructurada que nuestros compañeros de clase. Salimos del liceo y<br />

sabemos que después de almorzar debemos ir a la práctica”, añadió Christopher. Joaquín y<br />

Christopher son los más grandes, y eso es notorio a la hora de hablar por la forma en que son<br />

escuchados por sus compañeros.<br />

“La diferencia está en la cantidad de gente. Acá nadie se conoce”, sentenció Samuel. En seguida<br />

sus compañeros en<strong>contra</strong>ron otras: “Para mí lo distinto es tomar ómnibus, porque en<br />

Salto no se toma. Se camina o vas en bici”. “Arriba acá tenés que llevar una tarjeta”, dijo otro.<br />

“Ah, porque afuera sólo es con plata”, acoté. “O con lapicera”, contestó uno haciendo el gesto<br />

de escribir algo en la mano. Todos rieron recordando el abono. “A mí me asombra que nadie<br />

te espera”, dijo Agustín. Erik lo confirmó: “Acá es al revés, te ven que estás cruzando la calle<br />

y siguen”, añadió Gastón. Fue entonces que Alex remarcó resignado: “Si te pueden pisar, te<br />

pisan”, arrancando las carcajadas de todos nosotros.<br />

interior es distinto; los de acá insultan más”.<br />

Las situaciones con los árbitros también son<br />

complicadas y Juan, el psicólogo, intenta<br />

darles herramientas para que se puedan<br />

conducir de la mejor manera posible. Uno<br />

de los muchachos cuenta: “Lo que pasa es<br />

que te dicen cualquier cosa. Hay muchos<br />

jueces que insultan”. La mayoría se sumó<br />

a la queja, a esa y a la que le siguió: “Las<br />

juezas son las peores”. Sin dudas que fue<br />

el asombro de mi rostro ante la sentencia<br />

lapidaria el que obligó a un futbolista a<br />

poner el ejemplo: “Una vez íbamos ganando<br />

y nos cobró mal, pero muy mal. Nos<br />

quejamos y dijo ‘van ganando 4-0, déjense<br />

de romper los huevos’; así lo dijo y eso es<br />

una falta de respeto”. “Tienen tarjetas que<br />

te pueden echar, eso hace que se crean gran<br />

cosa”, se escuchó una voz resignada.<br />

Otra vez el silencio. Era tan cortante que<br />

podía escucharse. Así que lo rompí con<br />

una pregunta fuerte: “¿De sexualidad<br />

hablan?”. Vi que algunos se miraban e<br />

intuí que donde mi visión no alcanzaba,<br />

sucedía lo mismo. Alguien se animó a<br />

decir que no. Y la que no supe cómo salir<br />

de la situación terminé siendo yo, que me<br />

enterraba cada vez más: “¿Y por qué no?<br />

¿No les interesa?”. Uno de los chiquilines<br />

de edad mediana, dieciséis años quizá,<br />

intentó rescatarme: “Ese tema también se<br />

32 33


túnel NOV-DIC 2016<br />

planteó, pero votamos y ganó la violencia”.<br />

“Les preocupa, entonces”. Los “no” venían<br />

de todas direcciones. ¿Cómo podía ser tan<br />

torpe? “Bien, pasemos a otro tema”, lo dije<br />

con voz firme, mientras intentaba retomar<br />

el rumbo que había perdido en un abrir<br />

y cerrar de ojos: “¿Qué tema preocupa?”.<br />

“El compañerismo, porque en la práctica<br />

a veces no nos llevamos bien. Siempre<br />

hay alguno con el que podés terminar a<br />

las piñas. Eso preocupa”, el muchacho<br />

sonaba decidido. Otro consideró que<br />

Negro y azul, como el color de las lapiceras<br />

En la sede de Liverpool hay una casa para los jugadores provenientes del interior. Actualmente se alojan doce jóvenes. (Foto: Rodrigo López)<br />

“si eso te pasa con un hermano, ¿cómo<br />

no te va a pasar con una persona que no<br />

conocés?”. “A veces pasa que estás muy<br />

metido en el partido y se te va la mano<br />

para decirle algo a un compañero y ahí se<br />

genera un problema”. “Capaz que lo decís<br />

para bien, pero lo decís fuerte y…”. “La<br />

adrenalina del partido a veces te lleva a eso”.<br />

Y hablaron de compañerismo nomás. De<br />

golpe callaron, así que pregunté si querían<br />

decir algo más: “De los señores de la casita”,<br />

dijo un morocho de pelo rebelde. Con un<br />

Cuando con los muchachos de Liverpool salió el tema del estudio, les pregunté si ellos<br />

notaban un trato diferente al resto de sus compañeros. Inmediatamente dijeron que sí:<br />

“No sabés si es porque jugás al fútbol o porque venís de afuera y saben que no vivís con<br />

tu familia”, dice Franco. Pero la duda queda zanjada cuando recuerda que en más de una<br />

ocasión le han dicho “ah, vos sos el que juega al fútbol”.<br />

Nicolás dice que en su caso tiene varios compañeros de clase que juegan en otros cuadros,<br />

“pero nos llevamos bien. Me doy cuenta de que eso te ayuda a adaptarte”.<br />

Anthony dice que la diferencia la nota en varios círculos, no sólo en el liceo. Pregunto si los<br />

profesores también los tratan distinto. Aseguran que la mayoría sí.<br />

“Hay compañeros que me han preguntado si pueden venir a practicar”, dice Facundo. Tomás<br />

comenta: “Algunos te preguntan ‘¿voy un día y ya quedo?’. No entienden que no es así”.<br />

Ellos saben que pisar el lado de adentro de la línea de cal no es sólo cuestión de gustos. “¿Y<br />

cómo es?”, pregunto. “Es sacrificado. Hay que tener perseverancia”, dice Thiago, que hasta<br />

ese momento había permanecido callado.<br />

“dale” acepté la invitación. “Nooo. Te tiro<br />

esa para que todos hablemos”, contestó<br />

con desenfado, acompañando las palabras<br />

con ese gesto con los brazos, típico de los<br />

futbolistas que quieren mostrar que no<br />

están cometiendo una infracción. Todos<br />

reímos. Era Isaac, lo sé porque cuando se<br />

presentó, recordé que su nombre quiere<br />

decir “el que hará reír”. Le hace honor.<br />

Uno de los más grandes cuenta que cuando<br />

llegaron “había otra señora que ya tenía<br />

su edad y le cansaban todas estas cosas.<br />

Carlos y Silvia, que están hace dos años, son<br />

mucho mejor”. Uno dice, como queriendo<br />

salvar el recuerdo de la casera anterior: “Lo<br />

que pasa que son dos y se apoyan entre<br />

ellos; la otra señora era sola”. “Ahora la<br />

comida es un lujo. Desde la llegada de ellos<br />

ha cambiado mucho”. “Ah, sí, eso es cierto.<br />

Carlos pintó la casa, y la comida de Silvia<br />

es muy rica”. “Tenemos una perra”. “Sí, y<br />

en el complejo tenemos otro, el Recluta,<br />

que estaba acá antes”. “No nos olvidemos<br />

de Marta, que viene de mañana. Es la<br />

limpiadora, pero nosotros tenemos que<br />

ayudar con la limpieza”. Comienzan a hacer<br />

bromas con la falta de higiene de algunos,<br />

hablan entre ellos, se ríen, algunos atacan,<br />

otros se defienden y otros <strong>contra</strong>atacan.<br />

Están distendidos e impresiona lo jóvenes<br />

que son y lo ordenados al hablar. No se<br />

pisan entre ellos. Uno parece adivinar mis<br />

pensamientos: “Acá madurás más rápido.<br />

Mirás las cosas de otra manera”.<br />

La sede de Liverpool, hogar de muchos<br />

Liverpool también tiene una casa para los<br />

jugadores del interior. Está en la propia<br />

sede. Hay doce jóvenes en total. Túnel<br />

habló con nueve: Franco, Facundo, Tomás,<br />

Anthony, Nicolás, Sigfredo, Lucas, Thiago y<br />

otro Facundo.<br />

En este caso se hace más fácil identificar<br />

a los protagonistas porque todos nos<br />

sentamos en torno a una mesa.<br />

La sede de Liverpool aloja jugadores sin el<br />

límite de edad que tiene Defensor. Lucas,<br />

por ejemplo, es de los más viejos en el lugar.<br />

Llegó por un conocido de Soriano. Lo<br />

probaron y gustó.<br />

Tomás es otro ejemplo. Fue por las de<br />

él, luego que otro club lo dejara libre.<br />

Reconoce que tiene problemas de conducta.<br />

Cuenta anécdotas llenas de picardía. Sus<br />

compañeros ríen, pero no tomándole el<br />

pelo. Es notorio que lo aprecian y que les<br />

divierte sanamente. A mí también, aunque<br />

intento disimularlo un poco. En el liceo,<br />

al principio iba todo bien, aunque no le<br />

gusta estudiar. Ahora hace tres años que<br />

está en tercero. Pregunto si la institución<br />

tiene un adulto que se haga cargo de<br />

hablar con los profesores. Contestan que<br />

sí, pero Tomás enseguida aclara: “Pero ya<br />

firmó que no se hacía más responsable<br />

mío”. El club también lo sancionó por su<br />

comportamiento. Es delantero. Imagino<br />

que debe ser muy, pero muy, bueno con la<br />

pelota entre los pies.<br />

Cuentan lo complicado que les resultó<br />

Montevideo. A Sigfredo no, porque<br />

es de una localidad del departamento<br />

de Canelones, y estuvo cinco años<br />

levantándose a las cuatro de la mañana<br />

para poder practicar. Ahora el club le dio la<br />

posibilidad de quedarse a vivir acá.<br />

Franco vino desde Paso de los Toros, “al<br />

principio me tenían que andar llevando<br />

Les llama la atención la<br />

cantidad de gente en<br />

Montevideo: “Es rarísimo.<br />

En el pueblo que yo<br />

vivo son mil habitantes<br />

nomás”. Otro retruca:<br />

“En el mío no llegan ni<br />

a quinientas personas,<br />

muchacho”. Un tercero los<br />

mira, y a falta de censo,<br />

espeta: “Y en mi pueblo<br />

que no hay semáforos ni<br />

supermercado. La primera<br />

vez que vi un semáforo<br />

fue acá”.<br />

para todos lados. Ahora ya conozco<br />

bastante”, dice confiado.<br />

Manejarse bien en los ómnibus cuesta<br />

mucho. Relatan las peripecias y yo recuerdo<br />

que lo mismo les pasaba a los jóvenes<br />

futbolistas que había entrevistado en La<br />

Casita de Defensor. Uno de los chiquilines<br />

cuenta que cuando pensaba que ya<br />

dominaba el trayecto, se armó de valor y se<br />

tomó un ómnibus solo. El detalle fue que lo<br />

hizo en sentido inverso al que tenía que ir.<br />

También les llama la atención la cantidad<br />

de gente: “Es rarísimo. En el pueblo<br />

que yo vivo son mil habitantes nomás”.<br />

Otro retruca: “En el mío no llegan ni<br />

a quinientas personas, muchacho”. Un<br />

tercero los mira, y a falta de censo, espeta:<br />

“Y en mi pueblo que no hay semáforos ni<br />

supermercado. La primera vez que vi un<br />

semáforo fue acá”.<br />

Lo cierto es que el pueblo se extraña y lo<br />

hacen sentir. Los que tienen su hogar más<br />

lejos, van cada dos meses: “A veces por un<br />

día. Si tenés varias horas de viaje, como<br />

es mi caso que tengo que ir hasta Salto, es<br />

desgastador”, dice Nicolás, que reconoce<br />

que extraña a la familia.<br />

Anthony es de Treinta y Tres. Admite que<br />

su deseo inmediato es llegar a la Primera de<br />

Liverpool. Jugó en otro cuadro, pero sintió<br />

que no tenía chance: “Lo que pasa es que<br />

acá me siento bien”, dijo mientras sonreía.<br />

Al igual que lo hice con Defensor, pregunté<br />

si sentían la violencia. Era una charla<br />

distinta a la otra, porque no había adultos<br />

y ellos eran los únicos representantes de<br />

la institución. Capaz que por eso era más<br />

fácil: “Según los partidos; a veces se pica”.<br />

“Algún padre enojado porque le cobran una<br />

falta al hijo”. “Algunos jueces nos hablan<br />

mal. Muy mal. No sólo a Liverpool, al otro<br />

cuadro también”. Caramba, eso ya lo había<br />

escuchado.<br />

Piden a Sigfredo que cuente la anécdota<br />

y él lo hace: “El partido venía fuerte y los<br />

jueces cobraron mal. Era obvio que les<br />

pesó la camiseta del otro cuadro. Hubo<br />

insultos, baboseadas del rival porque<br />

íbamos ganando en la cancha de ellos y<br />

nos terminaron empatando pasada la hora.<br />

Empezó un lío adentro de la cancha, se<br />

terminó y siguió afuera. Era una batalla<br />

campal”. Aseguró que no le dio miedo:<br />

“Lo que yo quería era defender a mis<br />

compañeros. Lo que pasa es que veías para<br />

los costados y no conocías a nadie. Miedo<br />

no te generaba, sí dudas si ir o no… Estuvo<br />

medio complicado”.<br />

“Y las juezas, ¿cómo son?”, pregunto. No<br />

dudan en la respuesta: “Las mujeres son más<br />

educadas. Les falta la personalidad del juez<br />

hombre a la hora de cobrar, y con los gritos<br />

se pueden <strong>marea</strong>r más. Hay de todo, pero<br />

algunas son bien. Hasta mejor que un juez<br />

hombre; más justas”, dice uno. “Aparte, ves a<br />

una mujer y ya no se le protesta tanto como<br />

al hombre”, acota otro. “O vas con más<br />

respeto a la hora de hablar”. Lo dijo Tomás,<br />

el adolescente terrible. Ni por asomo hubiera<br />

adivinado esa gambeta.<br />

_Isabel Prieto Fernández<br />

Niños de ayer, hombres de mañana<br />

34 35


Fabián Carini, el sacrificio y las ganas<br />

La misma ilusión<br />

La pelota cae y Fabián la ve entrar, otra vez el gol. La mira, la va a buscar, y otra vez una lágrima asoma<br />

en sus ojos. Se la seca, tira la pelota hacia el medio, y todo vuelve a empezar. Su equipo, el Nuevo<br />

Amanecer de Carrasco, está perdiendo en la categoría 79 ante Flor de Maroñas. Piensa cómo debió de<br />

reaccionar para evitar el gol, o cómo colaborar con sus compañeros, pero otra vez vuelve la recarga,<br />

con Fernando Cañarte a la cabeza. De nuevo el gol. Aparece una lágrima y el más alto de todo el cuadro<br />

(Fabián) la vuelve a tirar hacia el centro de la cancha, esta vez con más furia.<br />

túnel NOV-DIC 2016<br />

Así arrancó Fabián Carini, que como todo<br />

arquero, primero arrancó jugando. Ya ni<br />

recuerda si fue de nueve o de zaguero,<br />

aunque prefiere asumir que estuvo en las<br />

dos posiciones. Las ganas, el sacrificio y el<br />

amor por el fútbol, lo hicieron llegar lejos.<br />

Desde Sub 15 en proceso de selecciones<br />

juveniles, sudamericanos, Copa América y<br />

un Mundial, todo lo que soñó. Esas mismas<br />

ganas y esa entrega son las mismas que tiene<br />

hoy en Juventud de Las Piedras, siendo<br />

uno de los referentes, y una cuota de gol<br />

en el equipo del floridense Jorge Giordano,<br />

pateando penales.<br />

¿Te retirás en diciembre?<br />

No, tengo <strong>contra</strong>to hasta el 31 de diciembre<br />

de 2017. La idea sería hacerlo el año que<br />

viene. En noviembre nace mi segundo hijo,<br />

Luca, que se suma a Alessandro. Mi idea<br />

era que él [Alessandro] me viera jugando,<br />

también quiero que el que viene me vea.<br />

Esperaremos y veremos, si no Luca va a<br />

tener videos y lo voy a aburrir con ellos.<br />

Pero todavía no sé.<br />

En las notas que te hicieron durante tu<br />

carrera dijiste que tu edad límite era 35,<br />

ahora estás llegando a los 37...<br />

Siempre lo dije. En el camino pasaron<br />

cosas. Hace un tiempo mi señora, estando<br />

embarazada, tuvo un problema de salud<br />

grave y con esa edad pensé en dejar el<br />

fútbol. Pero el físico me está dando,<br />

me siento bien, con ganas, voy a los<br />

entrenamientos con la misma pasión con<br />

la que arranqué a los ocho años. Mínimo<br />

hasta 2017 y luego veré. Creo que cuando<br />

cumpla 38 años es una buena edad para<br />

empezar a abandonar esta profesión que<br />

me dio tantas alegrías desde pequeño.<br />

Debuté con diecisiete años, son muchos<br />

años de fútbol. El ambiente del fútbol es<br />

complicado y hay ciertas cosas que cansan.<br />

Pero soy un agradecido de por vida.<br />

¿Seguís teniendo algo de aquel pibe<br />

que arrancó en el Nuevo Amanecer de<br />

Carrasco?<br />

La ilusión. Sigo teniendo las mismas ganas,<br />

me acuerdo de lo que sufrí para llegar a esta<br />

carrera. Tener a mi hijo, al que viene, a mi<br />

señora viva, son todas motivaciones extras.<br />

Tengo la ilusión de seguir entrenando y<br />

mejorando. Ahora por una cuestión de edad<br />

trato de ayudar a los más jóvenes y busco<br />

rumbearlos. Tuve muy buenos referentes y<br />

de ellos aprendí lo mejor, lo otro lo deseché.<br />

Algo que voy a volcar a mis hijos y a los más<br />

jóvenes.<br />

¿Qué referentes?<br />

Me tocó en Danubio el Zorro [Daniel]<br />

Revelez, el Pollo [Gonzalo] Madrid. En la<br />

selección estaba Paolo Montero, el Negro<br />

[Gustavo] Méndez, Gabriel Cedrés y algún<br />

otro que me puedo olvidar. De todos saqué<br />

algo: su forma de entrenar, su forma de<br />

manejarse en el vestuario, su forma de<br />

salir a la cancha, su temperamento y su<br />

determinación. Siempre trato de aprender,<br />

porque lo podés hacer del más grande y del<br />

más chico. Escucho a todos por igual y de<br />

todos aprendo.<br />

Hablame del Nuevo Amanecer y del día<br />

que te mandaron al arco.<br />

Está en Camino Carrasco y Cochabamba,<br />

yo vivía a dos cuadras. Me acuerdo de ir<br />

con los zapatos colgados en los hombros.<br />

Generalmente terminábamos segundos<br />

porque nos ganaba el Flor de Maroñas, de<br />

Fernando Cañarte y del Puchero [César]<br />

Pellegrín. Me acuerdo de un cuadrangular en<br />

que vino Danubio, Chacarita y alguno más.<br />

Ahí me vieron de Danubio y me llevaron a<br />

probarme. Yo iba a jugar al Nuevo Amanecer<br />

porque estaba todo el día en la calle con la<br />

pelota, dejábamos de jugar cuando la madre<br />

de Andrés, un amigo, nos llamaba a tomar<br />

la leche. Jugaba de nueve y después me<br />

pasaron de central. Un día faltó el arquero<br />

y me pusieron, creo que porque era de los<br />

más altos, de ahí no paré. Cada vez que<br />

me hacían un gol me ponía a llorar. Hacía<br />

montañitas de tierra con los delanteros<br />

rivales. Iba a divertirme y a ocupar un<br />

espacio. También jugué al básquetbol en<br />

Malvín, hasta que me coincidieron los<br />

horarios de prácticas y elegí el fútbol.<br />

¿Qué vieron de vos en Danubio para<br />

llevarte? ¿Por qué es tan buena esa cantera<br />

danubiana?<br />

Cuando pasé a Danubio, empecé a jugar<br />

con el arco grande, y me hacían todos<br />

los goles por arriba. En octava, novena y<br />

décima siempre nos ganaba la generación<br />

de Mauricio Nani y alguno más. Si te tengo<br />

que decir cualidades, la verdad no sé.<br />

Danubio apuesta a sus juveniles. En mi<br />

época estaban Rafael Perrone y Gerardo<br />

Panizza, se captaba muy bien. Ese año que<br />

llegué a séptima, estuvimos las diez primeras<br />

fechas, todas las categorías ganando. Se<br />

trabajaba muy bien, buenas herramientas, te<br />

daban meriendas, había premios. Ya estaba el<br />

complejo de entrenamiento. Pasa por tener<br />

la misma idea futbolística, a pesar de que los<br />

técnicos cambien. Eso sale bien.<br />

“Siempre hubo grandes planteles en la selección. Tabárez tuvo un proceso. Cuando los procesos se respetan, las cosas salen bien. La selección es una etapa cerrada para mí”,<br />

sentencia Carini. (Foto cedida por el entrevistado)<br />

¿Dejaste de estudiar?<br />

Estudié hasta primero de liceo, empecé<br />

segundo y lo dejé. Ahí empecé en la Sub 15<br />

en las selecciones con Víctor Púa. Me<br />

obligaron a tener un trabajo. Al lado de<br />

casa había una fábrica de ataúdes y empecé<br />

ahí. Los lijaba, les ponía la masilla, los<br />

pintaba y los sacaba al sol. Una anécdota<br />

que tengo fue con un compañero, que me<br />

dijo que en el Mundial 2002 yo iba a tener<br />

22 años y que iba a ser el arquero. Le dije<br />

que estaba loco, pero no le erró. Tenía más<br />

fe que yo. El trabajo lo hacía con ganas, no<br />

me molestaba.<br />

Se te da todo muy rápido. Debutás joven<br />

en el primero, pegás el pase al exterior, la<br />

selección...<br />

Debuté en Jardines <strong>contra</strong> Nacional a los<br />

diecisiete años, pero venía de las selecciones<br />

juveniles. Un día me agarró Ildo Maneiro<br />

y me dijo que iba a debutar y que si había<br />

faltas cerca de mi área le pegara yo, porque<br />

le pegaba bien. Concentramos en el<br />

Charrúa y la ansiedad era enorme, estaba<br />

nervioso. Fue un día precioso <strong>contra</strong> el<br />

Nacional de Recoba, de Gustavo Badell,<br />

que me hizo el gol. Fue un lindo debut,<br />

aunque perdimos.<br />

Con veintiún años me fui a Juventus.<br />

Me podía haber ido antes pero Passarella<br />

habló con Francisco Casal para quedarme<br />

seis meses y estar en la eliminatoria. Fue<br />

un cambio; fue el cambio. Estaba Paolo<br />

Montero, [Daniel] Fonseca, [Fabián]<br />

O’Neill, y me la hicieron más fácil. Me<br />

hicieron sentir como en mi casa. Lo único<br />

que tenía que hacer era entrenar y estaba<br />

bien, no preocuparme por nada. Estuve<br />

un año y medio. Jugué campeonatos y<br />

partidos. Que hubiese uruguayos ayudó<br />

porque me decían por dónde manejarme.<br />

Eran muy escuchados. Fui un tiempo a<br />

la casa de Paolo, un tiempo a la casa de<br />

Fonseca y luego alquilé cerca del estadio.<br />

A veces iba caminando, otras veces en<br />

bicicleta. Me adapté bien a la ciudad. Me<br />

gustaba entrenar y luego estar en mi casa,<br />

en Danubio lo hacía.<br />

¿Qué pasó en Italia?<br />

Cuando llegué iba con la intención de<br />

entrenar y estar bien. Estaba Edwin Van<br />

der Sar y se fue a los seis meses. Al otro<br />

año vino Buffon. Hubo oportunidades<br />

y las aproveché. Tuve algún partido en<br />

Champions y Copa Italia. Me di cuenta<br />

de que estaba a la par y lo tomé como<br />

una experiencia. A nivel económico<br />

fue el cambio en mi vida. Fue una cifra<br />

descomunal para tener veintiún años y<br />

ser arquero uruguayo. Mi vida siguió<br />

siendo la misma, aunque compré la casa<br />

a mis padres y un apartamento para mí.<br />

Yo era el mismo, pero el teléfono de mi<br />

casa empezó a sonar mucho más. Llamaba<br />

gente a pedirme de todo y como era joven<br />

decía que sí. Luego me daba cuenta de<br />

que iban las cosas y no volvían. Me sirvió<br />

de experiencia; me di cuenta rápido,<br />

porque se me podría haber ido mucha<br />

más plata.<br />

Jugaste con Fabián O’Neill y siempre<br />

cuenta cosas de Juventus, ¿cuánto hay de<br />

cierto?<br />

Lo que es verdad, que tanto Del Piero<br />

como Zidane me decían: “El mejor jugador<br />

no soy yo, es aquel”, y era Fabián, que<br />

estaba a diez metros. Lo que pasa es que no<br />

le gusta correr, es vago para entrenar, me<br />

decían. En ese 2002, Marcello Lippi había<br />

armado el equipo para Fabián, 4-3-1-2 y<br />

él jugaba solo de enganche, con marca.<br />

Tenía a Zidane, Del Piero, Trezeguet.<br />

Estaba bien, luego se lesionó el gemelo. Yo<br />

sé que se juntaba con Paolo y Zidane. Si<br />

36 37


“Yo iba a jugar al Nuevo<br />

Amanecer porque estaba<br />

todo el día en la calle con<br />

la pelota, dejábamos de<br />

jugar cuando la madre<br />

de Andrés, un amigo, nos<br />

llamaba a tomar la leche.<br />

Jugaba de nueve, y luego<br />

me pasaron de central.<br />

Un día faltó el arquero<br />

y me pusieron, creo que<br />

porque era de los más<br />

altos, de ahí no paré. Cada<br />

vez que me hacían un gol<br />

me ponía a llorar. Hacía<br />

montañitas de tierra con<br />

los delanteros rivales. Iba<br />

a divertirme y a ocupar un<br />

espacio”.<br />

“El único secreto es entrenar”, asegura Carini, y afirma que se toma de la misma forma “jugar con Brasil o con Venezuela, en el Olímpico con Rampla, o con Peñarol en el Estadio”.<br />

(Foto cedida por el entrevistado)<br />

túnel NOV-DIC 2016<br />

“Tengo la ilusión de seguir entrenando y mejorando. Ahora por una cuestión de edad trato de ayudar a los más<br />

jóvenes y busco rumbearlos. Tuve muy buenos referentes y de ellos aprendí lo mejor, lo otro lo deseché”.<br />

(Foto: Andrés Cribari)<br />

tomaba whisky o no, no sé. Fue el jugador<br />

más completo que vi. No sabías con cuál le<br />

pegaba mejor, era potente.<br />

¿Te vas a jugar al Standard Lieja<br />

buscando minutos?<br />

Veía que no iba a tener posibilidades,<br />

aunque los dirigentes me dijeron que<br />

querían que me quedara. Primero fui<br />

al Arsenal y entrené varios días. Estaba<br />

David Seaman, y se retiraba enseguida,<br />

entonces me dijeron que iba a quedar<br />

yo. Pero no quedé por un problema de<br />

cupo. Me llamaron del consulado italiano<br />

para decirme que faltaba una partida de<br />

nacimiento del año 1888 de mi abuelo<br />

que se fue de Génova a Buenos Aires, que<br />

lo inscribieron en una iglesia que luego<br />

se quemó. Entonces como era época que<br />

surgían pasaportes falsos, pensé que era<br />

eso. Me dijeron que no, pero que le habían<br />

dado un año a la persona que me tramitó el<br />

pasaporte para conseguir esa partida, como<br />

no lo hizo, debían sacarme el pasaporte.<br />

Cuando me dijeron eso me quería morir.<br />

El último día que vencía el período de pases<br />

arreglé en Standard. Estuve dos años, fue en<br />

el país que me fue mejor en todo sentido.<br />

Volvés a Italia y tenés una experiencia en<br />

el Inter. ¿Qué cosas había distinta con<br />

Juventus?<br />

Con 24 años pensé que era una linda<br />

revancha, pero estaban Toldo y Julio<br />

César. No tuve la continuidad deseada.<br />

Creo que los equipos son muy parecidos:<br />

te dan todo y pueden comprar lo que<br />

quieren, entonces te exigen como equipo<br />

grande. En ese momento Juventus no tenía<br />

complejo deportivo. Ya si empatás se puede<br />

complicar. Quizá la impresión que me daba<br />

el Inter, al tener más sudamericanos, era<br />

que era más familiar.<br />

Después viene Real Murcia, Atlético<br />

Mineiro y alguno más. ¿Siempre<br />

buscando minutos?<br />

Sí, siempre. Me fui a España porque<br />

quería jugar, pero pasaron cosas raras.<br />

El entrenador que estaba tenía el mismo<br />

representante que el golero. Queda feo<br />

decirlo, pero tenía que jugar yo. Luego<br />

cuando se fue el DT jugué yo, pero nos<br />

fuimos a la B y me pasó lo mismo con<br />

otro entrenador que trajo sus jugadores.<br />

Me fui a Brasil por lo mismo. Jugué en<br />

el campeonato que llegué, luego vino de<br />

entrenador Luxemburgo y estaba en duda<br />

si iba a jugar. Justo se venía la citación para<br />

el Mundial de 2010 y yo tenía esperanzas<br />

de ir. Me desgarré el gemelo, atajó el otro<br />

arquero y se esfumó mi gran ilusión.<br />

Hablando de eso, hiciste un proceso en<br />

selecciones: Sub 15, Sub 17, Sub 20 y la<br />

mayor. ¿Qué sentís?<br />

Siempre fue lo máximo. Desde chico a<br />

grande. Me tocaba pelearme, yendo atrás<br />

de Paolo, con el presidente de Juventus<br />

para que nos dejaran ir. Para nosotros<br />

la selección es sagrada, no importa si en<br />

amistoso o lo que sea. Tuve problemas<br />

en Bélgica también, y me perdí una final<br />

de Copa en Inter. Mi sueño de chico era<br />

defender a Uruguay. Me hubiese encantado<br />

ser campeón, era la frutilla de la torta. Pero<br />

estar ahí, jugando, o en la tribuna, o con<br />

Minguta [Edgardo di Mayo, equipier], fue<br />

un sueño cumplido.<br />

¿Cuán duró fue el golpe de aquella final<br />

perdida en Malasia 1997?<br />

Fue duro ese golpe. No hay merecimientos,<br />

pero fuimos superiores en ese partido.<br />

Fue una gran selección que mereció ser<br />

campeona. Fueron años maravillosos con<br />

mucho tiempo de antelación en el trabajo.<br />

Pasamos las fiestas en el Charrúa. A la<br />

larga salió bien porque la gran mayoría<br />

de ese plantel, Malasia o Nigeria en el 99,<br />

le fue bien y se fue a otros países. Si bien<br />

ninguna selección fue campeona, hubo un<br />

levantamiento en la selección.<br />

Apenas volvés de ese mundial de Nigeria<br />

te citan a la selección mayor.<br />

Estaba Passarella con los del exterior en<br />

Maldonado y Púa armó una para el medio<br />

local para la copa América de Paraguay.<br />

Me citaron junto a Álvaro Núñez y Adrián<br />

Berbia. En ese momento no estaba jugando<br />

en Danubio, luego Fossati me puso y empecé<br />

38 39


“Tanto Del Piero como Zidane<br />

me decían ‘el mejor jugador<br />

no soy yo, es aquel’, y era<br />

Fabián [O’Neill], que estaba<br />

a diez metros. Lo que pasa<br />

es que no le gusta correr,<br />

es vago para entrenar, me<br />

decían. En 2002, Marcello<br />

Lippi había armado el equipo<br />

para Fabián, 4-3-1-2, y él<br />

jugaba solo de enganche,<br />

con marca. Tenía a Zidane,<br />

Del Piero, Trezeguet. Estaba<br />

bien, luego se lesionó el<br />

gemelo. Yo sé que se juntaba<br />

con Paolo y Zidane. Si<br />

tomaba whisky o no, no sé.<br />

Fue el jugador más completo<br />

que vi. No sabías con cuál le<br />

pegaba mejor, era potente”.<br />

¿Eso hace que este proceso de Tabárez sea<br />

exitoso?<br />

Claro. Tabárez mantuvo una base y trajo<br />

jugadores de procesos juveniles. Arrancó<br />

bien el camino y varias veces se escuchó que<br />

lo querían bajar. Lo bueno fue mantenerlo y<br />

creer en los jugadores.<br />

¿Merecías ir al Mundial de Sudáfrica?<br />

En su momento pensé que merecía ir. Pero<br />

después creo que no. Traté de hacer todo<br />

lo posible para estar. Estaba en Murcia, me<br />

fui al Minero en busca de minutos. Tenía<br />

la ilusión de estar. A fines de 2008 fue mi<br />

última citación. Tabárez fue muy claro y me<br />

dijo que le preocupaba que yo no tuviera<br />

regularidad en mi equipo. Le dije que estaba<br />

haciendo todo lo posible para solucionarlo.<br />

Siempre me llamaba Celso Otero, un día me<br />

llamó para decirme que no iba a estar.<br />

¿Cómo viviste todo lo que pasó?<br />

Me puso muy contento todo. Se veía que la<br />

cosa iba a ir bien, se veía lo que había. Los<br />

resultados mandan. Me hubiese encantado<br />

poder estar, más allá de jugar. Pero el<br />

momento de la selección había pasado y me<br />

convertí en un hincha más. Siempre hubo<br />

grandes planteles en la selección. Tabárez<br />

tuvo un proceso. Cuando los procesos se<br />

respetan, las cosas salen bien. La selección es<br />

una etapa cerrada para mí.<br />

Pero en un momento fuiste un ícono y<br />

sumaste 74 partidos con la selección. ¿Por<br />

qué?<br />

Tuve mi momento. Cuando debuté en<br />

primera, cuando me fui, en eliminatorias,<br />

siempre a buen nivel. Me mantuve y fui muy<br />

profesional. Eso te lo valoran. Siempre traté<br />

de entrenar, de ser respetuoso, de cuidarme,<br />

de estar bien. Pasó por ahí. Si hubiese sido<br />

medio pelo, a los seis meses me cambiaban.<br />

Fui fiel a lo que quería, nunca defraudé a<br />

nadie. Siempre me manejé igual, hasta el<br />

día de hoy, trato de pasar inadvertido. Si en<br />

algún momento fui el ícono fue porque me<br />

maté entrenando. Yo entrenaba y me iba a<br />

casa. De joven sí salía. Pero sabía que si quería<br />

llegar a lo máximo, debía hacer el sacrificio y<br />

cuidarme. Si yo estaba bien, le iba a dar pelea<br />

a cualquiera. Traté de mantenerme en esa<br />

forma. Cuando no jugaba me entrenaba el<br />

doble para poder venir a la selección. Le pedía<br />

a compañeros definiciones, tiros centros,<br />

me quedaba con el entrenador de arqueros<br />

cuando no jugaba. No daba ventajas. Si no<br />

jugaba en Juventus, me preparaba para llegar<br />

de la mejor forma a la selección.<br />

¿Cómo ves el partido que tomaron los<br />

jugadores por la oferta de Nike?<br />

Me parece bien. No tengo idea de derechos<br />

de imagen, pero si hay una oferta de<br />

veinticuatro y otra de cinco todos vamos a<br />

querer la más alta, no importa de quién sea.<br />

Si va a favorecer a la selección, a los clubes, a<br />

las juveniles, no habría que pensarlo.<br />

¿Es lo mismo Juventus que Juventud?<br />

Para mí es lo mismo porque me preparo<br />

siempre de la misma forma, en todos<br />

los equipos que estuve ya sea con cinco<br />

atrás del arco, o con cien mil. Me preparé<br />

siempre igual. Para mí, jugar con Brasil o<br />

con Venezuela, o jugar en el Olímpico con<br />

Rampla, o con Peñarol en el Estadio, me lo<br />

tomo de la misma forma. Me entreno de la<br />

misma forma. Podrá salir bien o mal. No me<br />

cambia eso. El único secreto es entrenar.<br />

¿Ya no llorás cuando te hacen los goles?<br />

No, aunque me pongo un poco mal.<br />

Tratás de entrenar para estar bien y de<br />

minimizar los errores que pueden tener tus<br />

compañeros. A veces también los errores<br />

que tenemos los arqueros. Antes cuando<br />

mi equipo perdía quedaba muy caliente y<br />

mal conmigo. Por suerte lo pude empezar<br />

a cambiar, porque me duraba tres días el<br />

enojo. Sentía mucha amargura y desazón.<br />

Creo que el puesto del arquero no es ingrato.<br />

Si me hacen un gol tonto, tengo paciencia.<br />

Creo que tenés más cosas para terminar<br />

como héroe que como villano.<br />

_Diego Martini<br />

Fabián Carini<br />

lo hubiésemos firmado. El primer gol<br />

vino de un penal inexistente. Tengo la<br />

foto y cada vez que la veo me agarro cada<br />

calentura... Había una buena selección.<br />

Fueron cosas raras que pasaron. Por ejemplo<br />

lo de la camiseta que taparon la marca, fue<br />

un mamarracho. Teníamos un lugar de<br />

concentración muy alejado de todo. Lo del<br />

grupo estaba bien, pero cuando algunos<br />

no juegan se complica. Yo tenía veintidós y<br />

trataba de entrenar, de algunas cosas no me<br />

daba cuenta.<br />

túnel NOV-DIC 2016<br />

a jugar en la selección. Tenía diecinueve<br />

años, a esa edad no pensás las cosas. Venía<br />

de Sudamericano, Mundial, y enseguida me<br />

pasó de ir a la mayor. Llegamos a la final y<br />

perdimos con Brasil. Me pasó todo tan rápido<br />

que ni lo pensé. En aquel momento, cuando<br />

pasó todo, dije si con diecinueve años jugué<br />

una final, capaz jugaba alguna otra. Nunca<br />

más jugué una.<br />

Hubo muchos cambios en esa selección.<br />

¿Cómo era?<br />

Estaba lleno de referentes el plantel y era<br />

(Foto cedida por el entrevistado)<br />

mi primera vez en la selección, era como<br />

Disneylandia. Concentrábamos en Punta<br />

del Este y entrenábamos allá. Había un<br />

bus, juntábamos a los jugadores que<br />

venían de Europa e íbamos. Los resultados<br />

medianamente acompañaron. El grupo estaba<br />

bien. Aunque la eliminatoria fue sufrida. Se<br />

cumplió el objetivo de clasificar a Corea-Japón.<br />

De ese mundial también se habló mucho.<br />

¿Cuánto hay de cierto?<br />

Merecimos un poco más. Si nos decían que<br />

si le ganábamos a Senegal y pasábamos,<br />

También era otro momento a nivel<br />

institucional.<br />

Lo que pasa es que las condiciones de<br />

infraestructura no se comparan con las de<br />

ahora. Siempre hubo grandes jugadores,<br />

pero la organización no era la ideal. No fue<br />

una excusa haber quedado eliminados del<br />

Mundial de 2006 con Fossati. Cada vez que<br />

iba al complejo de Uruguay, veía a Paolo ir<br />

a pelear por cosas. Con Carrasco no estuve,<br />

fue cuando estaba jugando en Bélgica.<br />

Cuando vino Fossati volví a la selección.<br />

Mejoramos en la segunda ronda, llegamos al<br />

repechaje con Australia y luego lo que pasó.<br />

Cuando se tapan parches y no hay proceso,<br />

las cosas no salen bien.<br />

40 41


Fermín Solana, voz de Hablan Por La Espalda<br />

Los hinchas como yo<br />

túnel NOV-DIC 2016<br />

Hace veinte años estaría yo pateando una<br />

de cuero ensimismado, en el patio de la<br />

Escuela Panamá. Los partidos <strong>contra</strong> los<br />

más grandes fueron inolvidables. Cuando<br />

yo fui de los más grandes, conocí la carpeta.<br />

Por aquellos años nacía Hablan Por La<br />

Espalda (HPLE). “Damos por hecho que<br />

está. Que existe. Te vas acostumbrando a<br />

que Hablan es parte integral de nuestra<br />

vida”. Una banda que surgió como casi<br />

todas las cosas: entre amigos. Antes que<br />

Seba Lahera partiera hacia Buenos Aires,<br />

decidieron junto a los hermanos Solana<br />

(Martín –El Tuka– y Fermín) grabar<br />

algunos temas para marcar el inicio.<br />

Luego de su partida, HPLE retomó con<br />

otro bajista y la banda siguió tocando.<br />

“Las primeras canciones que hicimos eran<br />

punk rock bien básico de tres acordes, o<br />

hardcore al palo, regritado. Letras como “el<br />

machismo es fascismo” y cosas así. El viaje<br />

siempre fue ultra político. El anarquismo<br />

fue la fuerza que nos impulsó. Leímos a<br />

Malatesta, a Los anarquistas expropiadores.<br />

Nos hicimos veganos. Participábamos<br />

en radios comunitarias, como la Ni Idea<br />

de FM en Palermo, donde teníamos un<br />

programa que se llamaba Esquemas, en<br />

el que leíamos textos anarcos. La cosa se<br />

fue desvirtuando a medida que la música<br />

nos fue comiendo. Al principio lo que<br />

importaba era el mensaje. No sabíamos<br />

tocar. Mi hermano aprendió a tocar en la<br />

banda”.<br />

Cuelgo de la biblioteca. Conozco a la<br />

gente por lo que lee. Un glorioso y ruin<br />

banderín de Nacional se abre paso entre<br />

Burroughs y Kerouac. Una pintura del<br />

popular Víctor Andrade, ubica a Edgar<br />

Alan Poe cerca de Bolso, mi buen amigo<br />

(de Alejandro Luzardo y Fermín Solana,<br />

Editorial Fin de Siglo). Jaime Roos asoma<br />

entre los discos, como un buen futbolero<br />

que cabecea en un córner que ve por la<br />

tele. “Con Charly –batería– éramos amigos<br />

de ir a ver a Nacional. La participación<br />

de él en HPLE fue en un partido. En la<br />

Abdón Porte le dije y me dijo que sí, que<br />

“de cabeza”. Él tocaba en Culpables. A la<br />

semana estaba ensayando. Los que entran<br />

en la banda son todos amigos. El bajista es<br />

manya. Es manya y lo respeto, él también<br />

es de ir a la cancha, de viajar. Somos<br />

respetuosos. Yo respeto a los hinchas que<br />

son hinchas como yo”.<br />

Mientras escribo, siento bajar por las<br />

callecitas de La Comercial, la voz del Parque<br />

Central. La voz del bolso alentando al<br />

cuadro. Oigo el eco de la explosión de los<br />

goles descender con el <strong>viento</strong> por la bajada.<br />

Y entonces sé que Papelito Fernández se está<br />

gozando en la gramilla, y que Fermín estará<br />

sudando la camiseta desde el cemento. “Eso<br />

hace que HPLE no sea partidaria de un<br />

equipo. Los tres colores los uso en el día<br />

a día pero es un pacto entre nosotros que<br />

no se toca con nada alusivo”. A Fermín<br />

el fútbol lo atraviesa como a todos los<br />

uruguayos. Lo trastoca. Lo condiciona.<br />

Está atento a anotarse en el fútbol cinco<br />

de los martes. También en el de los jueves.<br />

También en el de los viernes. “Mi tío me<br />

hizo socio el día que nací. Mi abuelo, el<br />

Toto, era fanático de Nacional, y mi viejo<br />

es un enfermo. Él me lo inculcó desde<br />

siempre. Me alejé un tiempo del fútbol<br />

porque la anarquía, la filosofía política, me<br />

hizo alejarme de esa identificación. Dejé de<br />

ir a la cancha. Pero era imposible no estar al<br />

“Mi tío me hizo socio el<br />

día que nací. Mi abuelo,<br />

el Toto, era fanático de<br />

Nacional, y mi viejo es un<br />

enfermo. Él me lo inculcó<br />

desde siempre. Me alejé un<br />

tiempo del fútbol porque la<br />

anarquía, la filosofía política,<br />

me hizo alejarme de esa<br />

identificación. Dejé de ir a la<br />

cancha. Pero era imposible<br />

no estar al tanto en mi casa.<br />

Fue un período, un par de<br />

años. Cuando volví, volví<br />

fuerte y ya no lo dejé más”.<br />

tanto en mi casa. Fue un período, un par<br />

de años. Cuando volví, volví fuerte y ya no<br />

lo dejé más”.<br />

El origen de la violencia es el baby fútbol,<br />

la presión de los padres, la fantasía viciosa<br />

con el dinero en los pies de los botijas. La<br />

violencia también está en los dirigentes<br />

de los cuadros. En los representantes, esa<br />

figura pseudopaternal que se agota cuando<br />

se agota la magia en el botín. La violencia<br />

está en la voz callada de los jugadores, en la<br />

sumisión, lo más parecido a la esclavitud:<br />

correr, jugar, hacer dinero; correr, jugar,<br />

soñar con hacer dinero. Correr, jugar, no<br />

hacer de esa fantasía una realidad jamás.<br />

La violencia también está en el periodismo<br />

deportivo, en el uso de los medios. Recién<br />

después de todos estos escalafones están<br />

los tiros en las tribunas, porque tiros hay,<br />

hace tiempo que hay, pero no le echen la<br />

culpa al fútbol. “A mí lo que me molesta es<br />

la visión del periodismo sobre la violencia.<br />

Lo hacen parecer una cosa que no puede<br />

entenderse. Que es antinatural. Parece<br />

que nunca hubiesen ido a la cancha en su<br />

vida. Llevo más de veinte años yendo a la<br />

popular. Siempre condenan al hincha. El<br />

hincha vive el maltrato de la Policía. Te vas<br />

acostumbrando, la vas incorporando. Y vas<br />

entendiendo la violencia. Hay que estar<br />

ahí para entenderla. La violencia del fútbol<br />

romántica de los años ochenta se terminó.<br />

Yo vi peleas de barras con las manos. Pero<br />

el estado actual social del mundo tiene<br />

que ver con otro tipo de violencia. Hay<br />

otro tipo de acceso. Yo me acuerdo bien<br />

cuando entraron las armas en juego. Se fue<br />

haciendo cada vez más lógico dentro de esa<br />

lógica particular de las barras, en las que si<br />

yo no llevo un chumbo para defender mi<br />

bandera, lo lleva otro”.<br />

En el desorden explicativo de las cosas, el<br />

fútbol y el rock se parecen. Hace algún<br />

tiempo sancionaron a un jugador europeo<br />

por hacer un saludo nazi en el festejo<br />

de un gol. Hace algunos días, cuando<br />

esta ya mítica banda montevideana hizo<br />

vibrar el Teatro de Verano en la antesala<br />

perfecta para el show de Iggy Pop, Marcos<br />

Motosierra, otro hito ineludible de la<br />

materia, hizo algo similar. Pero claro, por<br />

más que se parezcan, el rock y el fútbol<br />

“Los que entran en la banda son todos amigos. El bajista es manya y lo respeto, él también es de ir a la cancha, de viajar. Somos respetuosos. Yo respeto a los hinchas que son<br />

hinchas como yo”, afirma Fermín Solana. (Foto: Jeronimo López)<br />

no son la misma cosa, y en ambos, como<br />

en todas las cosas, los códigos mandan.<br />

Así en el barrio, en el estadio, en el teatro<br />

o en el pogo, la cultura establecida,<br />

El Nacional de todas las épocas<br />

En el arco banco a Munúa. La línea de cuatro<br />

es la del 88: Revelez, el Hugo de León, Pintos<br />

Saldanha de cabeza. Y Tony Gómez por<br />

el penal en Tokio. ¡Qué baluarte! Al medio<br />

el Colo Romero. El Vasco Ostolaza. El Chino<br />

(Fermín publicó junto con Alejandro Luzardo<br />

Yo vi jugar al Chino, Editorial Medio y<br />

Medio). Yubert Lemos. Dely Valdez. Luisito<br />

Suárez. Ese es mi cuadro. Con ese voy a la<br />

guerra.<br />

El equipo de las influencias:<br />

Johnny, Joey, Dee Dee y Marky Ramone, Los<br />

Ramones, los cuatro de atrás. Mi referente<br />

total en mi vida creativa y espiritual Henry<br />

Miller en el medio. Jack Kerouac y Williams<br />

Borroughs. Adelante Jim Morrison, Hunter<br />

Thompson, Stanley Kubrick. Al arco el gran<br />

Felisberto Hernández.<br />

curtida con los años, es la que marca la<br />

cancha. “Invitamos a cantar un tema a<br />

Marcos Motosierra, muy amigo nuestro y<br />

además considerado el Iggy Pop uruguayo.<br />

En Brasil le dicen Iggy Podre, el Iggy<br />

podrido. Para nosotros fue la fecha de la<br />

vida. El toque más preciado. El tema que<br />

tocamos se llama La Policía, una letra<br />

bastante sarcástica que habla del policía<br />

como un impotente sexual. Dice que el<br />

policía en la vida real está muerto por<br />

dentro. Yo me di cuenta después pero<br />

Marcos dijo ‘¡Heil Hitler!’. Empezaron las<br />

repercusiones y se lo acusó de nazi. En el<br />

contexto yo sé que fue totalmente irónico.<br />

Pero no necesariamente la gente conoce<br />

cómo es él, un artista controvertido,<br />

desafiante. Son actitudes históricas dentro<br />

del punk desde los años setenta. Las<br />

bandas punk ironizan con eso. Marcos se<br />

come un garrón importante. Yo le resto<br />

importancia”.<br />

Es difícil zafar a la coyuntura. Menos<br />

que menos a la coyuntura futbolera entre<br />

dos futboleros de pura cepa. Entonces<br />

la violencia mal llamada violencia en el<br />

fútbol, los comunicados de la Selección<br />

desnudando realidades que nos atañen a<br />

todos, y el manejo de los medios, aparecen<br />

entre amargos y cigarros, esa combinación<br />

zitarrosiana que es como nuestro apodo.<br />

“Tuve algunas discusiones luego de que<br />

se dijo que algunos de los procesados<br />

por lo de Santa Lucía eran del colectivo<br />

7411, que es un colectivo que organiza la<br />

fiesta en las tribunas de Nacional. Cuando<br />

saco la entrada siempre le pongo plata al<br />

colectivo, que se usa para globos, humos,<br />

todo eso. Para mí es de lo mejor que le pasó<br />

a Nacional en mucho tiempo. Hay como<br />

una sensibilidad respecto a este tema que va<br />

tomando un tinte de guerra civil, hay que<br />

tomar con pinzas lo que se dice y no entrar<br />

en la manija de la prensa”.<br />

Sobre la mesa revistas y libros. Paracetamol<br />

500 manual de giras de HPLE (Estuario<br />

Editora) es lo que todos soñamos cuando<br />

leímos En el camino, de Jack Kerouac. Es<br />

la versión yorugua de las cosas, la cuestión<br />

universal de trillar con amigos el mundo.<br />

La cosa fundamental de criarse en la<br />

calle, en los antros, en las populares. Ese<br />

compartir del vino en caja, el fasito, la caja<br />

de diez puchos. El amor, el sexo, el amor<br />

otra vez, y siempre, siempre, un hermano<br />

que te acompañe, o varios.<br />

_Agustín Lucas<br />

42 43


Edgardo Barbosa:<br />

el deportólogo de la celeste<br />

“Nada se deja<br />

al azar”<br />

La noción de “proceso” asociada a la selección uruguaya no sólo<br />

está vinculada a la continuidad del maestro Tabárez, sino a un<br />

trabajo colectivo que involucra a diversas disciplinas. La medicina<br />

deportiva es una de ellas y sobre su función dialogamos con el<br />

doctor Edgardo Barbosa, médico deportólogo y asistente del jefe<br />

del Departamento Técnico de la celeste, el doctor Alberto Pan.<br />

túnel NOV-DIC 2016<br />

Recapitular la trayectoria profesional del<br />

doctor Barbosa insumiría mucho espacio.<br />

En marzo de 2006 fue confirmado en<br />

su cargo por Óscar Tabárez y trabaja en<br />

el Complejo Celeste hasta el día de hoy.<br />

Lejos en el tiempo quedó su graduación<br />

como médico deportivo y cardiólogo<br />

en 1986, la experiencia en Brasil junto<br />

al doctor Eduardo Henrique de Roses,<br />

encargado del control antidoping en Río<br />

2016 y en los Juegos Panamericanos de<br />

Toronto. En Brasil amplió el espectro de lo<br />

aprendido a nivel local, difundiéndolo en<br />

los tres institutos superiores de Educación<br />

Física (ISEF) de Uruguay. Lo aprendido<br />

e incorporado en materia de fisiología<br />

del ejercicio, en evaluaciones físicas, en<br />

bioquímica y biofísica del deporte comenzó<br />

a materializarse en su vinculación con la<br />

selección mayor en 1997, colaborando a<br />

su vez con la selección Sub 20 en Malasia.<br />

En 1999 hizo su segunda incursión como<br />

jefe del Departamento de Deportología<br />

en la selección mayor. Es en ese período<br />

en el que desarrolló la técnica de control<br />

bioquímico del entrenamiento, la que<br />

sigue aplicando no sólo en la selección<br />

mayor sino en equipos locales. Fue decisivo<br />

para la incorporación de esta metodología<br />

lo asimilado en el Centro de Alto<br />

Rendimiento de Cerro Pelado, en Cuba,<br />

donde estuvo en 1999.<br />

La tarea del médico deportólogo es<br />

evaluativa y se extiende a todas las<br />

categorías que componen la selección. No<br />

sólo se trata de aplicar al fútbol la fisiología<br />

del ejercicio, sino también de decodificar<br />

los términos técnicos para ponerlos al<br />

alcance del Departamento Técnico, de los<br />

entrenadores y de los propios jugadores.<br />

El fundamento de este trabajo es el control<br />

bioquímico del estado del deportista a<br />

través de análisis de sangre, donde las diez<br />

variables en<strong>contra</strong>das en la urea señalan la<br />

fatiga acumulada por el jugador. A nivel<br />

de la selección mayor, hay que constatar el<br />

estado en que se recibe al jugador, que viene<br />

de un medio altamente competitivo, a lo<br />

que debe sumarse la fatiga del viaje. Luego<br />

es preciso constatar las condiciones en las<br />

que se lo devuelve a su club de origen.<br />

La urea como universo<br />

“Es un trabajo de alta precisión –expresa<br />

Barbosa–, ya que el jugador al que le da<br />

mal la urea exige un entrenamiento y una<br />

dieta diferenciada. Otra modalidad de<br />

detección la aporta la enzima creatinquinasa<br />

(CK), que está en el citoplasma de la<br />

fibra muscular. Mide la intensidad<br />

del entrenamiento y permite detectar<br />

una lesión antes de que aparezca en la<br />

ecografía de partes blandas. El problema<br />

que tiene esta técnica es que puede llevar<br />

a confusiones, particularmente en los<br />

deportes de contacto, en los que hay<br />

abundancia de hematomas que pueden<br />

ser mal interpretados. En Europa se la<br />

está abandonando para los deportes de<br />

contacto”.<br />

El análisis de urea es más confiable y a<br />

través de él se pueden analizar diecisiete o<br />

dieciocho variables. Nosotros, por razones<br />

de costo, las limitamos a diez. A través de<br />

un aparato computarizado podemos realizar<br />

hemogramas, funcionales hepáticos y<br />

renales y detectar otras variables”.<br />

¿Han recibido jugadores con anomalías?<br />

Las que tienen que ver con fatiga son<br />

“El gran artífice del cambio fue el maestro, que respetó al jugador, que inculcó un espíritu de grupo, que le brindó mejoras en el Complejo –donde no tiramos manteca al techo–<br />

y generó este equipo al que hoy los resultados lo acompañan. Lo principal es que sean buenos jugadores y también buenas personas”. (Foto: Leonidas Martínez)<br />

comunes, pero en ocasiones aparecen otros<br />

problemas, como los renales, debidos al<br />

consumo de suplementos inadecuados.<br />

Pero además hay que estar atentos a otros<br />

indicadores, como el perfil tiroideo, la<br />

testosterona y el cortisol, por ejemplo.<br />

¿Qué tratamiento se da al jugador con<br />

esos datos?<br />

Hay que tener en cuenta que esos análisis<br />

se hacen antes y después de los partidos<br />

de la selección. Después de estos hay<br />

jugadores que necesitan masajes profundos,<br />

suplementación con distintas sustancias,<br />

aplicación de frío, baños de <strong>contra</strong>ste, es<br />

decir, medidas para que se recupere más<br />

rápido, sobre todo cuando los ciclos entre<br />

competencia y competencia son cortos.<br />

La irrupción de Brasil<br />

Respecto al momento en el que la medicina deportiva comienza a ser decisiva en la preparación<br />

de los equipos, Barbosa no tiene dudas: “En América Latina al menos, el momento decisivo fue<br />

el año 1986, en Brasil. Y es curioso, porque en ese momento Brasil vivía muchas dificultades.<br />

Sarney había implementado el plan cruzado, la inflación se había disparado pero en materia<br />

de medicina deportiva andaban volando. Promovieron gente joven y generaron una fuerte infraestructura.<br />

Desarrollaron sistemas de entrenamiento basados en el principio de que para el<br />

deporte de alta competencia, el sistema inmune debe estar impecable.<br />

Todo esto se potenció con otra revolución, la de las tecnologías de la comunicación, que<br />

permitieron que las innovaciones estuvieran disponibles y que, por ejemplo ahora, estemos<br />

trabajando con los fisiólogos del Arsenal, del PSG, del Chelsea, del Barcelona, del Paris Saint<br />

Germain… Todo eso nos permite estar actualizados y seguir las investigaciones que se realizan<br />

en el mundo. Ahora se está desarrollando el área de la neurociencia y se ha descubierto<br />

que el deportista de elite suele tener un cerebro diferente al común, con mayor número de<br />

neuronas y una interacción compleja entre ellas, proceso que se puede estimular. Al mismo<br />

tiempo, el aspecto nutricional es un inmenso capítulo que se abre y que nos puede llevar a<br />

conclusiones insospechadas”.<br />

44 45


Edgardo Barbosa<br />

túnel NOV-DIC 2016<br />

Hay que tener en cuenta que el control<br />

bioquímico es sólo uno de los elementos<br />

de un análisis más exhaustivo, que incluye,<br />

por ejemplo, el estudio de los materiales<br />

de Match-Análisis, a cargo de una empresa<br />

argentina, donde se mide el recorrido de<br />

cada jugador, las distancias, la velocidad y<br />

otras variables. Todo ello se complementa<br />

con el análisis técnico que nos brinda la<br />

empresa de análisis Kizanaro. Es decir, que<br />

nada se deja al azar.<br />

¿Cómo se logra estar actualizado en un<br />

entorno en el que los requerimientos<br />

de la alta competencia se incrementan<br />

permanentemente?<br />

No tenemos superabundancia de recursos,<br />

pero eso se <strong>contra</strong>rresta con el desarrollo<br />

de las comunicaciones, que nos permite<br />

estar al día en todos los aspectos. Por<br />

ejemplo, siempre pusimos énfasis en el<br />

desafío que implica jugar en la altura,<br />

pero últimamente el tema del calor<br />

ha sido excluyente en la deportología.<br />

En Barranquilla utilizamos ciertos<br />

suplementos que le encargué a [Christian]<br />

Stuani. Son comprimidos que disueltos en<br />

agua aportan vitamina C, sodio, potasio y<br />

otros elementos. Ahora bien, una cosa es<br />

el suplemento en sí y otra es la disposición<br />

del plantel a utilizarlo correctamente, y<br />

los jugadores respondieron de manera<br />

ejemplar. El resultado está a la vista:<br />

nos trajimos un punto de Barranquilla,<br />

cuando la última vez que competimos allí<br />

nos vinimos con cuatro goles. Previamente<br />

estuve en contacto con el número uno<br />

en la deportología futbolística a nivel<br />

mundial, Sebastián Racinais, que trabaja<br />

en el Hospital Aspeter, de Doha, el<br />

principal del mundo en la materia.<br />

Dopaje: corriendo de atrás<br />

“Fui deportólogo de tres<br />

selecciones y parte del<br />

proceso desde sus orígenes.<br />

En el 97 el plantel no era<br />

homogéneo. Había grupos…<br />

no había proceso ni nada que<br />

se le pareciera. El gran artífice<br />

del cambio fue el maestro,<br />

que respetó al jugador, que<br />

inculcó un espíritu de grupo,<br />

que le brindó mejoras en el<br />

Complejo –donde no tiramos<br />

manteca al techo– y generó<br />

este equipo al que hoy los<br />

resultados lo acompañan. Lo<br />

principal es que sean buenos<br />

jugadores y también buenas<br />

personas, lo que también es<br />

un mérito de Tabárez”.<br />

Lo había consultado en 2014, cuando<br />

debimos jugar en el nordeste brasileño.<br />

Entonces me hizo un bosquejo de lo que<br />

había que hacer para adaptarse al calor,<br />

lo que me repitió y actualizó antes de ir a<br />

Colombia.<br />

¿En qué medida incide la disciplina y<br />

motivación del grupo en estos temas?<br />

Fui deportólogo de tres selecciones y<br />

parte del proceso desde sus orígenes. En<br />

el 97 el plantel no era homogéneo. Había<br />

grupos… no había proceso ni nada que<br />

se le pareciera. El gran artífice del cambio<br />

“En materia de técnicas antidoping me formé con el doctor Pedro Larroque, que estuvo presente<br />

en los Juegos Olímpicos de Seúl, cuando se constató el dopaje de Ben Johnson.<br />

Larroque me inculcó principios éticos, pero también me dejó claro que las técnicas de detección<br />

del dopaje iban cuatro años atrás del desarrollo de drogas cada vez más sofisticadas para<br />

que pasen desapercibidas. Ya en 1988 él me decía que las máquinas de control son capaces de<br />

detectar una gota de una sustancia programada en una piscina. Pero los detectores registran<br />

diez sustancias (constantemente renovadas) y de antemano se sabía que para los Juegos Olímpicos<br />

de 2016 ya se habían programado sustancias indetectables por los métodos utilizados. Ya<br />

para los Juegos Olímpicos de 2012 se tomó la decisión de congelar muestras de sangre, las que<br />

se conservan durante siete años. Si en ese período se logra detectar una sustancia dopante, se<br />

quita la medalla en forma retroactiva.<br />

En lo que a nuestro trabajo se refiere, debemos tener muchas precauciones con lo que el<br />

deportista consume, controlar otros aspectos, como los insumos que adquirimos, dónde y a<br />

quién se los compramos y cómo los suministramos. El diseño de esa estrategia nos ha dado<br />

buenos resultados”.<br />

fue el maestro, que respetó al jugador,<br />

que inculcó un espíritu de grupo, que le<br />

brindó mejoras en el Complejo –donde<br />

no tiramos manteca al techo– y generó<br />

este equipo al que hoy los resultados lo<br />

acompañan. Lo principal es que sean<br />

buenos jugadores y también buenas<br />

personas, lo que también es un mérito<br />

de Tabárez. El trabajo de prehidratación<br />

que hicimos para el partido con<br />

Colombia involucró a todo el grupo,<br />

que participó en la preparación de los<br />

insumos, realizando trabajos que no le<br />

corresponderían a un jugador de fútbol.<br />

Llama la atención que jugadores que<br />

vienen de clubes poderosos se ponen la<br />

celeste y juegan con mayor intensidad que<br />

en sus instituciones ¿A qué se debe esto?<br />

Esa pregunta me retrotrae a 2005, a mis<br />

inicios con la selección. Fuimos con la<br />

Sub 15 que dirigía Ángel Castelnoble<br />

a Argentina y le oí decir al Pato Fillol,<br />

que dirigía la Sub 15 argentina: “Estoy<br />

preocupado, porque de Argentina no van<br />

a salir jugadores como hasta ahora”. Creí<br />

que me estaba tomando el pelo, porque<br />

yo era un profundo admirador del fútbol<br />

argentino. Pero hoy podemos ver los<br />

problemas que tiene la selección argentina<br />

y a la vez ver que esta selección nuestra<br />

tiene atributos parecidos a aquella que les<br />

envidiaba.<br />

Me contaba [Edinson] Cavani que cuando<br />

van a Qatar con el PSG se alojan en una<br />

academia, a la que fue la Sub 20 uruguaya<br />

recientemente y donde entrena la selección<br />

catarí. Tiene lo último de lo último y de<br />

yapa, cuando salen, les extienden una<br />

alfombra roja. Edi me cuenta eso y yo me<br />

pregunto: ¿Cómo viene de ese mundo y<br />

se la juega acá? No sé. Hay una parte de la<br />

película que me pierdo.<br />

A propósito de “ese mundo”. ¿Cómo<br />

incide en el desarrollo físico y<br />

futbolístico de los muchachos?<br />

Decisivamente. Nadie puede negar que<br />

Luis Suárez es un monstruo, pero estando<br />

en el Barcelona mejoró enormemente.<br />

El gol que hizo en Barranquilla es obra<br />

y gracia de un medio muy exigente. No<br />

sólo mejoró pegándole a la pelota, sino<br />

en las asistencias, en el manejo. Tanto<br />

Luis, como Cavani y el Pelado [Martín]<br />

Cáceres jugaron juntos en la Sub 20. Los<br />

tres se desarrollaron físicamente de manera<br />

notable en Europa, particularmente<br />

Cavani, lo que me llevó a replantearme<br />

el concepto de que el crecimiento<br />

termina a los veintiún años. Ellos siguen<br />

“Tanto Luis [Suárez], como<br />

Cavani y el Pelado [Martín]<br />

Cáceres jugaron juntos<br />

en la Sub 20. Los tres se<br />

desarrollaron físicamente de<br />

manera notable en Europa,<br />

particularmente Cavani, que<br />

me llevó a replantearme<br />

el concepto de que el<br />

crecimiento termina a los<br />

veintiún años. Ellos siguen<br />

desarrollando su físico. A los<br />

veinte años, Cavani sufría<br />

de enormes problemas con<br />

la suplementación para que<br />

ganara en peso y desarrollara<br />

la masa muscular. Sin<br />

embargo, en Europa logró<br />

lo que aquí seguramente no<br />

habría podido”.<br />

desarrollando su físico. A los veinte años,<br />

Cavani sufría de enormes problemas con la<br />

suplementación para que ganara en peso y<br />

desarrollara la masa muscular. Sin embargo,<br />

en Europa logró lo que aquí seguramente<br />

no habría podido.<br />

El fútbol y las etnias<br />

Doctor, usted monitorea el desarrollo del<br />

jugador desde las divisionales inferiores<br />

a la selección mayor. ¿Qué continuidad<br />

existe en esa trayectoria que comienza en<br />

etapas muy tempranas?<br />

Nosotros hacemos exámenes a niños<br />

preséptima, nos preocupamos por su<br />

desarrollo biofísico, tratamos de aportarles<br />

suplementos, pero la realidad es que en<br />

2005 evalué a 71 jugadores y ninguno llegó<br />

a la selección mayor. Sólo uno llegó a Sub<br />

15, luego a Sub 17 y a Sub 20, pero no a la<br />

“Hay variables que superan mi capacidad de entendimiento –expresa Barbosa–, por ejemplo<br />

que la gran mayoría de los jugadores que llegan a la selección mayor hayan nacido en el primer<br />

semestre del año”.<br />

Yo replico en tono de broma: “O que los grandes equipos uruguayos hayan tenido en su plantilla<br />

dos o tres negros, ni menos ni más”.<br />

Barbosa replica: “Eso no es ninguna broma. Nos lleva a un tema de actualidad, como es la exuberancia<br />

física que tienen los africanos. Los grandes jugadores negros que brillaron en Uruguay, en<br />

general lo hicieron por su excelencia técnica y no por su exuberancia física. Eso tiene que ver con<br />

el hecho de que para los esclavistas, el mercado nuestro era relativamente marginal. Las etnias<br />

que aportaban biotipos más adaptados al trabajo duro en los ingenios eran derivadas al norte.<br />

No es casual tampoco que hoy el negocio de las transferencias en Europa tenga el ojo puesto<br />

en determinados países que se repiten en finales y semifinales, como Camerún, Sierra Leona,<br />

Nigeria…Tengo la impresión de que además de otros factores –como la deriva migratoria– pesa<br />

el hecho de que existen etnias que proveen personas con muy buenas condiciones atléticas,<br />

y otras que no tanto. Tal vez haya sido una percepción subjetiva, pero cuando jugamos <strong>contra</strong><br />

Sudáfrica en el Mundial de 2010, en el túnel yo no vi tipos físicos como por ejemplo el de un Caicedo,<br />

que por suerte no juega <strong>contra</strong> nosotros por doble amarilla. Todavía no me explico cómo<br />

les ganamos de atrás en Quito. Tienen una montaña de músculos y me consta que algunos<br />

países del continente están promoviendo el deporte en zonas donde predominan afrodescendientes<br />

con contexturas físicas exuberantes, como lo está haciendo Ecuador en algunas zonas,<br />

entre ellas la de Esmeraldas”.<br />

“La tarea del médico deportólogo es evaluativa y se extiende a todas las categorías que componen la selección. No<br />

sólo se trata de aplicar al fútbol la fisiología del ejercicio, sino también de decodificar los términos técnicos para<br />

ponerlos al alcance del Departamento Técnico, de los entrenadores y de los propios jugadores”. (Foto: Rodrigo López)<br />

mayor. Después de esa generación, que era<br />

la noventa, llegaron Abel Hernández, que<br />

explotó en Sub 20; Coates, que fue Sub 17 y<br />

Sub 20, pero no Sub 15, y Gastón Ramírez,<br />

que no fue ni Sub 15 ni Sub 17.<br />

¿Cómo se logra el disciplinamiento de<br />

gurises tan jóvenes?<br />

Es difícil. En la mayor este tema está a<br />

cargo del cuerpo técnico, pero podemos<br />

dar fe de la prédica que se hace desde<br />

que entra como Sub 15 a través de un<br />

equipo que incluye dos psicólogas. Allí<br />

se predican valores, pero no a todos les<br />

llegan por igual. Hay que <strong>contra</strong>rrestar<br />

en el Complejo, en pocas horas, el<br />

lastre que se trae de una vida en sectores<br />

humildes. A esa edad podemos pedirles<br />

que presenten una fotocopia del<br />

certificado de estudios, ir a hablar con<br />

los adscriptos, buscarles soluciones, pero<br />

a medida que van creciendo aparecen los<br />

representantes y la relación pasa a ser otra.<br />

Crecen económicamente, acceden a otros<br />

bienes de consumo que nunca hubieran<br />

imaginado y a veces la elección que hacen<br />

es equivocada. Pero existe otro tema aún<br />

más profundo. A un buen porcentaje de los<br />

gurises que me llegan les detecto anemia.<br />

Desde la raya de cal los incitan a que<br />

corran, que dejen el alma en la cancha. Y a<br />

mí, que chequeé a esos gurises, que sé que<br />

en el hemograma les salió un porcentaje<br />

de glóbulos rojos menor al que tiene una<br />

mujer menstruando, eso me duele. Pero en<br />

definitiva, ese es un problema que excede<br />

lo estrictamente futbolístico.<br />

_José López Mercao<br />

46 47


FÚTBOL Y TENDENCIAS<br />

Que las hay, las hay<br />

El Mosquito Da Costa vio con incredulidad<br />

cómo el balón, después de haber rebotado<br />

en la pantorrilla del zaguero de su equipo,<br />

trazaba una parábola casi imposible, se<br />

elevaba sobre el arquero de cejas depiladas<br />

y se metía en el arco a los 92 minutos de<br />

juego, sentenciando a sus dirigidos a una<br />

nueva derrota y hundiéndolos aún más en<br />

la tabla de posiciones pese a su chapa de<br />

candidatos, siempre vigente por tratarse de<br />

uno de los dos equipos más grandes del país.<br />

Se dio vuelta en dirección a su ayudante<br />

técnico y le dijo: “Esto no es normal.<br />

Renuncio”.<br />

La prensa coincidía en que algo<br />

extradeportivo estaba afectando al club,<br />

cuyo nombre verdadero –al igual que<br />

el de los demás protagonistas de esta<br />

historia– no será revelado para proteger<br />

a los inocentes. Tenía el plantel más caro<br />

del país, pero no podía ganarle a nadie.<br />

Si los jugadores empezaban a rendir, se<br />

lesionaban. Cuando el equipo funcionaba<br />

bien, la pelota no quería entrar. Si el juez se<br />

equivocaba, beneficiaba al rival. Cuando la<br />

dirigencia se reunió a tratar el caso, después<br />

de la renuncia indeclinable del Mosquito,<br />

alguien recordó que el equipo había usado<br />

en tres años más técnicos que los sinónimos<br />

que el periodista José Carlos Cinsa podía<br />

enumerar en un programa entero de<br />

Arrebato, el compacto deportivo de TVT.<br />

Y fue allí, ante la evidencia acumulada de<br />

tanta mala suerte sospechosa, cuando un<br />

dirigente decidió plantear lo que todos<br />

pensaban pero callaban: había que <strong>contra</strong>tar<br />

una bruja que apelara a métodos no<br />

convencionales para dar vuelta la pisada.<br />

Fue cuestión de acudir a unos pocos<br />

contactos para llegar a Amelia, una bruja<br />

que venía con muy buenos antecedentes<br />

por sus trabajos con clubes en la otra orilla<br />

del Plata y que prometía resultados. Amelia<br />

explicó que para que su labor surtiera<br />

efecto tenían que dejarla ingresar todos<br />

los días al complejo de entrenamientos y<br />

cumplir algunos rituales, por absurdos que<br />

parecieran. La dirigencia aceptó y vio cómo<br />

durante semanas Amelia se paraba frente a<br />

los futbolistas, sacaba un papelito y recitaba<br />

unas palabras mágicas por largo rato. Y<br />

sorprendentemente, los efectos empezaron<br />

a notarse casi enseguida. La pelota circulaba<br />

con mayor facilidad, el equipo empezó a<br />

repuntar y los puntos no demoraron en<br />

llegar, en una escalada progresiva que<br />

terminó con el club metido bien arriba y con<br />

chance de definir el campeonato.<br />

Amelia desapareció de los<br />

entrenamientos a dos fechas del final y los<br />

dirigentes, desesperados, temieron que con<br />

ella se hubieran desvanecido los conjuros<br />

secretos que escondía en sus pergaminos.<br />

Mandaron a los empleados del club a<br />

rastrillar cada centímetro del complejo en<br />

busca de alguno de sus viejos papeles con<br />

la fórmula mágica y al final, muy arrugado<br />

pero perfectamente legible, en<strong>contra</strong>ron<br />

el “trabajo” que había hecho Amelia. Lo<br />

abrieron y descubrieron en él los enigmáticos<br />

caracteres del alfabeto tebano que usan las<br />

brujas. Traducido, aquel texto sagrado resultó<br />

contener las siguientes frases: “Nunca hagan<br />

centros frontales, porque está probado que<br />

nueve de cada diez los ganan los zagueros.<br />

Que el arquero no la vente más a la mitad de<br />

la cancha, porque hay cincuenta por ciento<br />

de posibilidades de que quede en los pies<br />

del rival; salgan por abajo. La mejor manera<br />

de hacer tiempo es tenerla, no rifarla de un<br />

pelotazo. Toquen la pelota siempre, abran<br />

la cancha, busquen al desmarcado y usen<br />

las puntas. No hay más secretos, el resto es<br />

superstición”. Lo leyeron en trance durante dos<br />

semanas y al final el equipo salió campeón.<br />

_Martín Otheguy<br />

túnel NOV-DIC 2016<br />

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