You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
publicación sobre la identidad del fútbol uruguayo<br />
NOVIEMBRE / DICIEMBRE 2016_edición_13 - issn 2393-5995<br />
Jorge Cazulo<br />
La pasión por dos<br />
mundos: el fútbol<br />
y las letras<br />
Cono Aguiar<br />
De las canchas<br />
a las tablas de<br />
los encofrados<br />
Fabián Carini<br />
Su mochila<br />
sigue cargada<br />
de ilusiones<br />
TATA GONZÁLEZ<br />
<strong>contra</strong><br />
<strong>viento</strong><br />
y <strong>marea</strong><br />
1
Suscribite a Túnel y recibila en tu casa<br />
Desde enero 2017, www.tunel.com.uy<br />
El aquelarre<br />
túnel NOV-DIC 2016<br />
Dónde se lee la revista Túnel<br />
LIBRERÍAS<br />
Ariel García. Ramón Bergalli 485 A.4, Maldonado<br />
Byblosur Libros. Magallanes 922<br />
Gussi Libros. Yaro 1119<br />
Helvecia Libros Café. Avenida Gilomen 1231, Nueva<br />
Helvecia<br />
Librería ABC. Independencia 802, Florida<br />
Librería Abrazo. Gral. Flores 272 local 2, Colonia del<br />
Sacramento<br />
Librería Areté. Tristán Narvaja 1641<br />
Librería Asterisco. Felipe Fontana 777, Nueva Palmira<br />
Librería Babilonia. Tristán Narvaja 1591<br />
Librería El Yelmo de Mambrino. Gutiérrez Ruiz 1156<br />
Librería Ganesha. Ciudad de Canelones<br />
Librería La Canasta. Sarandí 644, San José<br />
Librería La Lupa. Bacacay<br />
Librería Las Hortensias. Chucarro<br />
Librería Lautréamont. Maldonado<br />
Librería Luzgala. Avenida Lezica<br />
Librería Martín Fierro. Atlántida<br />
Librería Minerva. Tristán Narvaja 1641<br />
Librería Papacito. 18 de Julio 1409<br />
Librería Papacito. 18 de Julio 888<br />
Librería Parisson. Colonia 1822<br />
Librería Purpúrea. Plaza del Entrevero<br />
Librería Rayuela. Tristán Narvaja 1535<br />
Libros de la Arena. Benito Blanco 962<br />
Libros Libros. Terminal Tres Cruces<br />
Maca libros. Ciudad de Durazno<br />
Nueva Galería Libros. Tristán Narvaja 1536<br />
Pocitos Libros. Avenida Brasil 2561<br />
Pompona Libros. José Enrique Rodó 280, Ciudad de<br />
Canelones<br />
BIBLIOTECAS/CENTRO CULTURALES/INSTITUTOS DE<br />
FORMACIÓN<br />
Biblioteca Eduardo Acevedo Díaz. Sayago 946<br />
Biblioteca María Vittori. Moltke 1408<br />
Biblioteca Carlos Roxlo. Rivera Indarte 4296<br />
Biblioteca Carlos Villademoros. Dr. Volpe 4060<br />
Biblioteca José H. Figueira. Camacuá esquina Juan<br />
Carlos Gómez<br />
Biblioteca Ernesto Herrera. Maipú 1725<br />
Biblioteca Francisco Schinca. Avda. 8 de Octubre 4210<br />
Biblioteca Felisberto Hernández. Euskal Erría 71,<br />
Centro Comercial<br />
Biblioteca Francisco Espínola. Cno. Maldonado 6850<br />
Biblioteca Amado Nervo. E. Michelena esquina S. Rivas<br />
Biblioteca Delmira Agustini. Samuel Blixen 4151<br />
Biblioteca Aurelia Viera. Lucas Obes 1021<br />
Biblioteca Horacio Quiroga. Gral Flores s/n, Centro<br />
Cultural Goes<br />
Biblioteca Juan Monteverde. Plaza Vidiella 5628<br />
Biblioteca Avda. Luis Batlle Berres 314<br />
Biblioteca Club Banco Hipotecario. Colonia 2189<br />
Biblioteca Facultad de Humanidades. Cordón<br />
Biblioteca Alfredo Zitarrosa. Av. Penino km 29,500,<br />
Ciudad del Plata<br />
Biblioteca Municipal de Paysandú. Sarandí 1184<br />
Biblioteca Popular Jacinto Laguna. Nueva Palmira<br />
Cantina Facultad de Humanidades. Cordón<br />
Centro Cultural de España. Rincón 629<br />
Centro Cultural Florencio Sánchez. Grecia 3281<br />
Imprenta Logo’s. Rivera 277, Ciudad de Colonia<br />
Municipio de Tomás Gomensoro. Artigas<br />
Red de Bibliotecas Públicas. Colonia<br />
Socio Espectacular. 18 de Julio 1618<br />
BARES/BOLICHES/CLUBES<br />
Bar Andorra. Canelones 1302 y Aquiles Lanza<br />
Bar Finesterre. Rodó y Gaboto<br />
Bar La Giralda. Bulevar Artigas 1597<br />
Bar Las Flores. Bulevar España 2051<br />
Bar La Toja. Rivera y Dolores Pereira Rossell<br />
Bar Maldonado. Maldonado y Barrios Amorim<br />
Bar Palacio. Garibaldi y Tuyutí<br />
Café & Bar. Uruguay y Minas<br />
Cafetería del Teatro Politeama. Tomás Berreta 310,<br />
Ciudad de Canelones.<br />
Cantina de Miramar Misiones. Villa Dolores.<br />
Cervecería Mastra. Mercado Agrícola, Martín García y<br />
José L. Terra<br />
Chopería Mastra Colonia. Del Comercio 158. Ciudad de<br />
Colonia<br />
Don Basilio. Paysandú y Minas<br />
Ganache Café. Calle Real 178. Ciudad de Colonia<br />
Palacio del Café. Mercado Agrícola, Martín García<br />
y José L. Terra<br />
Pizzería y Parrilla El Luichi. Gaboto 1300 y Charrúa<br />
Silex. Buenos Aires e Ituzaingó<br />
Restorán y Parrillada Lo de Silverio. Rossell y Rius 1651<br />
Club Enrique López. Ejido y Cebollatí<br />
Club Esparta. Colonia Valdense.<br />
Club Tito Borjas. Bélgica 2299<br />
OTROS SITIOS<br />
AEBU. Camacuá 575 y Reconquista.<br />
Almacén Don Alberto. Máximo Santos 5207<br />
AlPecho Remeras y Margass. Galería del Virrey, 18 de<br />
Julio y Quijano.<br />
Bazar 2 Tesoros. Av. Garzón 1307 A<br />
Centenario Fútbol 5. Luis Alberto de Herrera y 8 de<br />
Octubre.<br />
CF5. Uruguay 1998 y República<br />
El Viajero Hostel. Soriano 1073<br />
Estación Petrobras. Ellauri y Gabriel Pereira<br />
Gol al futuro. Estadio Centenario, Sala Franzini.<br />
Intendencia de Canelones. Dirección de Deportes.<br />
Museo del Fútbol. Estadio Centenario.<br />
Peluquería Dawer. Orinoco y Amazonas.<br />
Peluquería Mauro. Francisco Canaro y Mario Cassinoni.<br />
Quiosco. Galicia 1146<br />
Quiosco Paquín. Bulevar España y Benito Blanco.<br />
Taller Aquelarre. Escuela de Fotografía. Andes 1528<br />
Se distribuye además a los integrantes de los<br />
cuerpos técnicos de los clubes afiliados a la AUF, al<br />
cuerpo técnico de la selección nacional en todas sus<br />
categorías, a entrenadores, futbolistas, periodistas,<br />
a los docentes de los cursos de entrenadores del<br />
ISEF y de la ACJ, al departamento técnico de OFI, a<br />
Sala de Redacción de la Facultad de Comunicación de<br />
Udelar y en la Tecnicatura de Gestión en Instituciones<br />
Deportivas de la Facultad de la Cultura del CLAEH, a<br />
la Asociación de Entrenadores (AUDEF), Asociación de<br />
Jueces, CAFO.<br />
La filosofía de la dirigencia del fútbol<br />
uruguayo logra aumentar el asombro<br />
general en cada resolución que adopta.<br />
En el mes con mayor número de<br />
incidentes graves en los estadios o como<br />
resultado de la pugna por el botín de las<br />
barras, se alegran de conseguir sanciones<br />
leves a episodios que comprometieron la<br />
vida de víctimas y causaron pánico en los<br />
espectadores que –vaya utopía absurda–<br />
querían ver y disfrutar de un juego.<br />
Jóvenes baleados por celebrar en una<br />
plaza pública el aniversario de su club.<br />
Joven baleado por otro simpatizante<br />
de su mismo club. Se asegura que<br />
agredido y agresor integran barras de ese<br />
club.<br />
Familias que huyen despavoridas de<br />
la tribuna cuando el sonido de las balas se<br />
impone en un partido de fútbol.<br />
Otro hincha-barra es baleado al<br />
llegar a su casa. Al revisar su auto, se<br />
le encuentran entradas “de favor” y un<br />
listado con identificación de 300 barras.<br />
El jefe de seguridad de ese<br />
club, días después renunciante a esa<br />
función abrumado por las evidencias<br />
y presumiblemente presionado por<br />
su entorno familiar, afirma que no se<br />
dan entradas. ¿Será que crecen y se<br />
multiplican como los peces?<br />
Los dirigentes dicen públicamente<br />
que “hicieron un buen trabajo” ya que el<br />
club fue sancionado sólo con tres puntos<br />
y una poco significativa cantidad de<br />
dinero.<br />
Uno de los jóvenes baleados en la<br />
plaza pública, Hernán Fioritto, murió<br />
tras 38 días de agonía, por el ataque de<br />
El fallo del jurado sobre el Concurso<br />
literario “Relatos de fútbol” se<br />
comunicará a fines del presente<br />
mes a través de la página web y<br />
redes sociales. Para el jurado no fue<br />
posible concluir su trabajo previo a<br />
la salida de esta edición debido al<br />
elevado número de relatos recibidos.<br />
más de una decena de hinchas-barras<br />
del club rival, que curiosamente salieron<br />
a perpetrar ese ataque desde la sede de<br />
la institución de sus amores (u odios).<br />
Para desmarcar al club dijeron que<br />
salieron desde la esquina de la sede. La<br />
investigación policial y judicial demostró<br />
que efectivamente el tour de odio, sangre<br />
y fuego salió de la sede de la avenida<br />
8 de Octubre. Los dirigentes de ese club<br />
reinvidican a sus grupos organizados de<br />
hinchas.<br />
Los dirigentes acusan a las<br />
autoridades nacionales de falta de<br />
colaboración para asegurar el normal<br />
desarrollo de la actividad deportiva.<br />
¿Cuál será el concepto de<br />
“normalidad” en aquellos que alimentaron<br />
y siguen alimentando el fenómeno de<br />
las barras asalariadas y con tratamiento<br />
preferencial?<br />
Se compran cámaras sofisticadas,<br />
sistemas de última generación. Los barras<br />
siguen mandando en las tribunas, siguen<br />
disputándose espacios de poder, las<br />
familias siguen alejándose de las tribunas.<br />
Satisfacción porque se jugará<br />
el clásico con público –y barras, por<br />
supuesto– en las tribunas.<br />
El partido lo vienen ganando por<br />
goleada las barras y sus protectores.<br />
El baile sigue. El negocio no puede<br />
detenerse, no importa el precio a pagar.<br />
En la lucha por apropiarse del botín del<br />
fútbol, unos se impondrán por las buenas<br />
y, si es necesario, por las malas también,<br />
para ganar posiciones en las guerras<br />
internas de los clubes y quedarse con la<br />
tajada más grande de la torta.<br />
publicación sobre la identidad del fútbol uruguayo<br />
NOVIEMBRE / DICIEMBRE 2016_edición_13 - issn 2393-5995<br />
Dirección responsable<br />
Diego Graziosi<br />
Coordinación general<br />
Pedro Cribari<br />
Edición<br />
Marcel Lhermitte<br />
Escriben<br />
Ignacio Alcuri, Juan Aldecoa, Mauricio Bruno, Manuel<br />
González Ayestarán, Agustín Lucas, Mateo Magnone,<br />
Emilio Martínez Muracciole, Diego Martini, Mintxo<br />
(Fermín Méndez), Luis Morales, Martín Otheguy, Sengo<br />
Pérez, Isabel Prieto Fernández, Patricia Pujol.<br />
Fotografía<br />
Daniel Apuy, Andrés Cribari, Jerónimo López, Rodrigo<br />
López, Leonidas Martínez, Sandro Pereyra, Marcelo Ruiz.<br />
Y mientras esto ocurre en el<br />
submundo de los baños de las tribunas<br />
y de los escritorios de los tribunales de<br />
disciplina, otro escenario de conflictos se<br />
suma al aquelarre del fútbol uruguayo.<br />
Unos se apropian de los derechos<br />
de imagen de los futbolistas, sin el<br />
consentimiento de ellos, y en forma<br />
inconsulta los negocian con terceros.<br />
Lamentos varios de quienes<br />
curiosamente no son los directamente<br />
responsables materiales de esa<br />
apropiación. Silencio de la empresa.<br />
Todo legal, claro. Hubo dirigentes de<br />
los clubes y de la AUF que consintieron<br />
esa cesión de los derechos de imagen<br />
que no eran suyos, y sí claramente de<br />
otros.<br />
Dirigentes de la Mutual de<br />
futbolistas consintieron en ceder los<br />
derechos de imagen que son personales<br />
e intransferibles y por consiguiente no<br />
podían transferir livianamente.<br />
La diferencia entre la indefensión<br />
de los espectadores normales del fútbol<br />
y los futbolistas de la selección, víctimas<br />
del abuso de empresa, clubes y mutual,<br />
es que mientras los primeros tienen<br />
escasa chance de cambiar la realidad, los<br />
segundos, pocos pero bien montados,<br />
aúnan a su poder económico –triunfan<br />
en las grandes ligas del mundo– un<br />
poder mayor, el que deriva de su<br />
credibilidad por su entrega deportiva<br />
a la causa de todos los genuinos<br />
simpatizantes del fútbol: el prestigio<br />
bien ganado de su elenco nacional.<br />
Permiso del MEC en trámite<br />
www.tunel.com.uy - redaccion@tunel.com.uy<br />
tuneluy - @tuneluy<br />
Ilustración<br />
Rodrigo López<br />
Diseño<br />
Andrés Cribari, Rodrigo López<br />
Corrección<br />
Stella Forner<br />
Sitio web<br />
Pablo Scartaccini<br />
Foto de tapa: Sandro Pereyra<br />
_Pedro Cribari<br />
Contacto: tunel@tunel.com.uy<br />
Se utilizaron las tipografías Chau Trouville, de<br />
Vicente Lamónaca; Rambla, de Martín Sommaruga;<br />
y Adobe Garamond Pro<br />
2 3
Cazulo: Entre la pelota y los libros<br />
túnel NOV-DIC 2016<br />
Jorge el futbolista<br />
En Uruguay jugó en Peñarol, Plaza Colonia, Miramar Misiones, Bella Vista, Deportivo Maldonado,<br />
Rampla Juniors, Defensor Sporting, Nacional y Racing. Ancló en Perú en 2010, donde jugó para el César<br />
Vallejo. Actualmente es jugador del Sporting Cristal, con este club fue elegido mejor centrocampista<br />
(2012), mejor futbolista extranjero y mejor futbolista del año (2012) y mejor futbolista extranjero<br />
(2013, 2014). De gran despliegue, voraz en la marca y en la lectura, se animó a escribir y publicó ‘Ángel<br />
para un final’, uno de los cuentos más destacados del libro Pelota de papel (Editorial Planeta, 2016).<br />
Su vida ha pasado entre libros y fútbol, como jugando.<br />
El primer libro que llegó a los ojos de Jorge<br />
Cazulo, como un presagio, fue Jorgito<br />
el futbolista, él lo supo más tarde, como<br />
suele suceder con los presagios. No sería<br />
sin embargo ese libro un acercamiento al<br />
fútbol, sino a los libros.<br />
¿Cuál es tu relación con los libros?<br />
“El vínculo que tengo con los libros es de<br />
mi casa, siempre hubo libros, mi madre<br />
siempre me orientó en esa dirección: leer.<br />
No me acuerdo del primer día que fui a<br />
entrenar a algún club, pero no me olvido<br />
de Jorgito el futbolista, me lo regaló ella, yo<br />
tendría unos cinco años”.<br />
Fue en Maldonado donde creció y de<br />
donde se siente aunque nació en Minas.<br />
“Mi madre me leía y ahora yo le leo a<br />
mi hija, Isabela, que tiene cuatro años, al<br />
principio lo hice para repetir un momento<br />
lindo que me había sucedido y ahora<br />
es como un momento muy fuerte que<br />
disfrutamos mucho; yo disfruto que ella<br />
espere ese momento, aunque últimamente<br />
dejamos los cuentos y pasamos a los<br />
títeres, funciones que le hago antes de<br />
dormir, armando la historia entre los dos,<br />
interactuando. La lectura y los títeres son<br />
como rememorar cosas que me hacían bien<br />
y que la mayoría de los niños de ahora no<br />
viven”.<br />
“Siempre soñé un estadio lleno, estaba<br />
seguro que llegaría, me armaba los<br />
partidos en la cabeza y en el porchecito de<br />
mi casa con forma de arco y como buen<br />
uruguayo ganábamos dos a uno sobre la<br />
hora con gol mío”.<br />
¿Y siguió tu madre regalándotelos?<br />
Nunca dejó de hacerlo, yo era grandecito y<br />
los primeros libros de poesía que leí me los<br />
regaló ella: La vida ese paréntesis y El amor, la<br />
mujeres y la vida, los dos de Benedetti. Fue el<br />
primer acercamiento a la literatura. Algunos<br />
de sus poemas los entendí, los interpreté de<br />
grande cuando fui conociendo la historia,<br />
las cosas que pasaron, como ‘Hombre preso<br />
que mira a su hijo’, que es muy potente,<br />
intenso. Me gusta esa potencia que logra<br />
en la simpleza, en lo cotidiano, tal vez sin<br />
tanta belleza en las palabras. Sus poemas son<br />
los que más guardo en la memoria, los que<br />
sé de memoria, ‘Esa batalla’ me acompaña<br />
siempre…<br />
¿Cómo compaginar<br />
la aniquiladora<br />
idea de la muerte<br />
con ese incontenible<br />
afán de vida?<br />
¿Cómo acoplar el horror<br />
ante la nada que vendrá<br />
con la invasora alegría<br />
del amor provisional<br />
y verdadero?<br />
¿Cómo desactivar la lápida<br />
con el sembradío?<br />
¿la guadaña<br />
con el clavel?<br />
¿será que el hombre es eso?<br />
¿esa batalla?<br />
Después seguí buceando y descubriendo<br />
a otros, Borges me gusta mucho y hasta<br />
la música me entra por lo que dice, por la<br />
poesía que puede haber en las letras, por eso<br />
disfruto a Silvio Rodríguez por ejemplo, o a<br />
Sabina, y el concierto A dos voces de Viglietti<br />
y Benedetti me parece extraordinario.<br />
“Me fui solo a probar con unos amigos del<br />
barrio Tassano a Peñarol de Maldonado, tenía<br />
cinco años y jugué tres años en la categoría<br />
de ocho. A los diez me fui, nunca ganábamos<br />
y un día llorando después de perder, le dije<br />
a mamá que quería cambiar de equipo. Un<br />
emblemático técnico, Pablo Dorelo, me llevo<br />
al Uru, ahí fui campeón por primera vez”.<br />
¿De dónde viene lo de escribir?<br />
Me gusta mucho leer más que escribir<br />
aunque creo que todos en algún momento<br />
escribimos algo que termina en la papelera<br />
o perdido por ahí. Alguna cosita empecé a<br />
escribir cuando estaba solo en Montevideo,<br />
lejos del barrio, de los amigos. Asocio la<br />
escritura con la soledad, cuando tenés más<br />
tiempo para pensar, para plantearte cosas.<br />
Y ahora no es que estoy permanentemente<br />
escribiendo pero siempre anoto alguna idea<br />
que se me viene para después, algún día,<br />
desarrollarlas. Pero generalmente escribo<br />
para mí y después lo tiro.<br />
“A los dieciséis me fui a la inferiores de<br />
Peñarol, de vivir en mi casa a hacerlo con<br />
veinte botijas más que perseguían el sueño de<br />
jugar en primera. La capital te absorbe, es otro<br />
ritmo, extrañaba, extrañaba a mis amigos, a<br />
mi vieja. Estaba el Cebollita Rodríguez que<br />
era muy querido, tendría unos trece años,<br />
le recordaba la fecha de los cumpleaños de<br />
nosotros a su madre y ella nos mandaba tortas<br />
desde Juan Lacaze. Él era el más chico y se<br />
preocupaba por nosotros. Lo que hablaba de<br />
su madurez, gran gurí. Estábamos con Alcoba,<br />
Bueno, Bizera, Leal…”.<br />
¿Cómo fue el proceso del cuento que<br />
escribiste para Pelota de papel?<br />
Tenía la idea en la cabeza pero fue<br />
mutando, ya tengo 34 años, la mayoría<br />
de mis compañeros ya no juegan y quería<br />
contar la parte fea de esta profesión, la<br />
otra parte que es la más común, la que<br />
menos se sabe, no sé si la palabra es fracaso<br />
pero el que no pudo realizarse con lo que<br />
le gustaba hacer, con lo que soñó hacer,<br />
poder decir “tengo algo de dinero ahora,<br />
puedo retirarme y dedicarme a otras cosas<br />
con tranquilidad”. Conozco a muchos que<br />
dejaron de jugar un domingo y el lunes en<br />
lugar de buscar su nombre en las páginas<br />
de deportes del diario, buscaban trabajo<br />
en los clasificados, he vivido de cerca esas<br />
depresiones que me han chocado.<br />
Sobre eso escribí pero cambié el final, no era<br />
justo que se metiera un tiro en la cabeza, así<br />
que maté al bicho. Pero fue medio sufrido,<br />
yo trato de hacer las cosas lo más perfectas<br />
posible y me costó, algo que tenía que<br />
disfrutar se terminó transformando en una<br />
soga que me apretaba cada vez más. No<br />
sabía si encajaba en el libro, Pucha, esto es<br />
una puñalada pensé pero después de haber<br />
leído a tantos escritores uruguayos, me<br />
dije “parece que todos estamos marcados,<br />
por esa matriz, por lo gris, lo opaco, el<br />
sufrimiento, la negación, como una especie<br />
de incapacidad para ser felices”.<br />
Algunos de los personajes de ese cuento son<br />
producto de mi paso por Miramar Misiones,<br />
una banda preciosa, dónde jugué con Palito<br />
Pereira, el Papelito Fernández y Agustín<br />
Lucas que fogoneó el libro.<br />
“En Rampla hicimos una campaña histórica,<br />
quedamos segundos, era una linda banda,<br />
un equipazo. Yo venía de una época muy<br />
convulsionada en Peñarol, rompí la burbuja,<br />
el sueño no era un cuento de hadas, cambié<br />
mi actitud, disfrutaba jugar, dejé de pensar<br />
en consagrarme en el equipo soñado, había<br />
que pelearla todos los días, si no sostenés el<br />
día a día no podés soñar más allá. Recuerdo<br />
a gente mayor, grande, llorando de alegría<br />
en el alambrado, hinchas que hacían colecta<br />
para pagarnos. De ahí fui a Defensor y salí<br />
campeón”.<br />
Hablando de escribir, ¿cómo te llevás con<br />
las redes sociales, las usás?<br />
No tengo, no me gustan, las pocas veces que<br />
me acerqué vi un mundo muy destructivo<br />
y lleno de resentimiento, o exhibicionistas<br />
de su felicidad, estoy por fuera, cosas<br />
importantes se desvirtúan o banalizan.<br />
Alguien dijo “Dios tiene prestigio porque<br />
aparece poco”, se aplica para el fútbol y<br />
todo. Además hay cosas que uno piensa y<br />
dice en un momento en caliente y deben<br />
quedar donde se dijeron y en ese tiempo,<br />
“Conozco a muchos que dejaron de jugar un domingo y el lunes en lugar de buscar su nombre en las páginas<br />
de deportes del diario, buscaban trabajo en los clasificados, he vivido de cerca esas depresiones<br />
que me han chocado”, reconoce Cazulo. (Foto: Daniel Apuy)<br />
4 5
Jorge Cazulo<br />
tiempo, y vas perdiendo capacidad física pero<br />
aumenta la capacidad mental, descifrás mejor<br />
el juego, sabés por dónde viene el peligro, por<br />
dónde iniciar la jugada. Paradójicamente<br />
encuentro disfrute en una posición sufrida,<br />
cerca del arco, donde no podés equivocarte”.<br />
SÍ, LA VERDAD QUE SÍ<br />
túnel NOV-DIC 2016<br />
“El que es mejor sobresale, pero es tan sabio el fútbol, que necesitás a otros, por más bueno que seas, necesitás a<br />
los demás para lograr lo principal, el objetivo máximo: ser campeón”. (Foto: Daniel Apuy)<br />
“El vínculo que tengo con los libros es de mi casa, siempre hubo libros, mi madre siempre me orientó en esa<br />
dirección: leer. No me acuerdo del primer día que fui a entrenar a algún club, pero no me olvido de Jorgito el<br />
futbolista, me lo regaló ella, yo tendría unos cinco años”. Cazulo, ultimo de la derecha agachado.<br />
(Foto cedida por Jorge Cazulo)<br />
cosas de las que después te arrepentís y que<br />
al quedar escritas te dejan preso y pueden<br />
volver años después cuando de repente ya<br />
no pensás lo mismo.<br />
“De Defensor pasé a Nacional, jugaba de<br />
volante, pero alternaba, no fui titular, fue<br />
un momento dulce para el equipo, salimos<br />
campeones y llegamos a las semifinales de<br />
la Libertadores. En esa época descubrí a<br />
Saramago”.<br />
Cambiando de tema, ¿qué te dejó el<br />
fútbol, qué te deja?<br />
Todo, como dijo Albert Camus. Aprendí<br />
que lo de ayer no sirve para hoy, a superar<br />
las frustraciones, a ser solidario, a que<br />
te importe lo que le pasa al otro, a que<br />
necesitás a los demás, a ser disciplinado. El<br />
que es mejor sobresale, pero es tan sabio<br />
el fútbol, que necesitás a otros, por más<br />
bueno que seas, necesitás a los demás para<br />
lograr lo principal, el objetivo máximo: ser<br />
campeón.<br />
“Después de pasar por el César Vallejo llegué<br />
en 2012 a Cristal, no sé por qué pero caí<br />
bien, la gente me agarró un cariño especial.<br />
Empecé de volante y ahora juego de central,<br />
es distinto pero me adapté bien, pasa el<br />
Nunca jugaste en una selección<br />
uruguaya, ¿cómo te sentís respecto a eso?<br />
No miro para atrás, no tengo cuentas<br />
pendientes, todo lo que me ha pasado pasó<br />
para dibujarme el camino y sólo guardo lo<br />
bueno. No se dio y ta.<br />
¿Te planteás el retiro?<br />
Creo que me da para jugar hasta los 37 o<br />
38 años y espero terminar en Perú, ojalá<br />
en Cristal, este país me ha dado mucho,<br />
y tal vez lo más grande: me dio una hija.<br />
Después espero seguir trabajando como<br />
técnico, si surge algo acá me quedo, si<br />
no regreso a Maldonado, a mis afectos,<br />
a la plaza Padre Domingo donde nos<br />
reuníamos con los pibes del barrio, cada<br />
uno con sus sueños. Salí de allí a los<br />
dieciséis años, y si entonces alguien me<br />
hubiera dicho que a los treinta y cuatro<br />
iba a andar en la vuelta sin haber vivido<br />
desde entonces un año completo allá, no lo<br />
hubiera creído, pero así fue.<br />
¿Qué podés decirme de lo que has<br />
vivido?<br />
Veintiocho años después de haberme ido<br />
a probar a Peñarol en Maldonado, no<br />
puedo sentirme otra cosa que contento<br />
por poder vivir de lo que me gusta. Soy<br />
un privilegiado. Debe de ser terrible<br />
levantarte cada día a hacer algo que no te<br />
gusta. Nunca dudé que estaba hecho para<br />
esto y siempre viví cada momento como<br />
único, las cosas hay que hacerlas por amor,<br />
es la única manera de tener éxito, tengo<br />
una compañera que me apoyó cuando<br />
la mano venía brava y tuve a mi madre.<br />
Lo que soy es lo que ella me inculcó, y lo<br />
que yo le inculco ciegamente a mi hija, la<br />
sensibilidad. No solamente que me importe<br />
lo que me pasa a mí: mirar al costado,<br />
tratar de mirar a los demás, no pasar por la<br />
vida de largo, comprometerse… mi señora,<br />
mi hija, mi madre, son las personas más<br />
importantes de mi vida.<br />
Tres recuerdos de fútbol atesora Cazulo,<br />
el Piqui, en su memoria: Su primer<br />
campeonato con Cristal dando la vuelta<br />
olímpica con Isabela en brazos, su debut en<br />
la selección de baby fútbol de Maldonado y<br />
el gol de chilena que le hizo a los poderosos<br />
del Barrio Norte cuando tenía ocho años<br />
jugando por el débil barrio Tassano y ganar<br />
el partido.<br />
Entonces, Jorgito no sabía que iba a ser<br />
futbolista.<br />
_Sengo Pérez, Lima<br />
CAMBIA, TODO<br />
Incluso para un club de mitad de tabla,<br />
cuatro derrotas consecutivas fueron<br />
demasiadas. Había que cambiar un fusible<br />
para salir de la oscuridad y, como suele<br />
ocurrir en estos casos, el director técnico<br />
tuvo que pagar los platos rotos (pese a que<br />
varios testigos afirmaban que quien había<br />
arrojado al suelo todos aquellos platos,<br />
enfurecido por perder <strong>contra</strong> el cuadro<br />
que iba último, había sido el presidente<br />
del club). Así que luego de un sencillo<br />
mensaje de WhatsApp se concretó su<br />
desvinculación y llegó un nuevo trabajador<br />
a dar un volantazo y regresar a la senda del<br />
triunfo, algo que no sucedió. La comisión<br />
directiva, reunida en asamblea permanente<br />
comenzó una serie de manotazos de<br />
ahogado en busca del maldito fusible que<br />
lo estaba arruinando todo, si me permiten<br />
la combinación de metáforas. Despidieron<br />
a todo el plantel principal y le dieron lugar<br />
a los pibes, con la intención de que su sed<br />
de gloria fuera suficiente, pero aquellas<br />
jóvenes promesas estuvieron muy lejos de<br />
cumplirse. Cambiaron al preparador físico,<br />
al entrenador de arqueros y hasta al pobre<br />
diablo que llevaba la bolsa gigante con las<br />
pelotas para practicar y que cobraba en<br />
cocoa y galletitas, y la victoria les seguía<br />
siendo esquiva. Se fueron a practicar a otra<br />
cancha, encargaron camisetas de un color<br />
diferente, conversaron con la hinchada<br />
para que redujera aquellos cánticos que<br />
amenazaban con hacerles un daño físico<br />
si no rescataban al menos un punto. Hasta<br />
accedieron a retirar las banderas en las<br />
que estaban escritos los domicilios de los<br />
futbolistas. Ni siquiera así volvieron a la<br />
senda del triunfo. Las goleadas en <strong>contra</strong><br />
se sucedían a un ejercicio de autocrítica (o<br />
de supervivencia) los directivos dejaron su<br />
lugar a otros directivos, que poco pudieron<br />
Historias de fútbol, historias de vida.<br />
En librerías.<br />
hacer salvo continuar la política de<br />
modificaciones extremas, deshaciéndose<br />
del tradicional escudo del club, pintando<br />
las baldosas y adelantando los horarios<br />
de la gimnasia para la tercera edad, sin el<br />
menor éxito. Ni siquiera lograron empatar<br />
con el penúltimo de la tabla al poner papel<br />
higiénico doble hoja en los baños del<br />
estadio. Con poco (prácticamente nada)<br />
para perder, continuaron los cambios, cada<br />
vez más radicales. Hoy son una panadería<br />
atendida por el marcador de punta derecho<br />
y la delegada de divisiones formativas. El<br />
nombre del local no remite en absoluto al<br />
de la institución deportiva y el local está<br />
a kilómetros de la antigua sede. No hay<br />
elemento alguno que permita unirlo con<br />
aquel club de fútbol, excepto que se les<br />
acaban de quemar todos los bizcochos.<br />
_Ignacio Alcuri<br />
6 7
Doping positivo<br />
El descenso<br />
–¡No va a llover, hombre! ¡No mires más!<br />
Salamanca no hizo caso. Tenía el cuello<br />
trancado y la cara apuntando al cielo, en un<br />
ángulo de cuarenta y cinco grados. Estaba<br />
parado y sostenía el peso de la panza con las<br />
palmas de sus manos apoyadas en la ciática.<br />
Visto de costado, parecía una ese, como casi<br />
todos los señores que pasan los sesenta años<br />
y beben con rigor.<br />
Eufico tenía razón. Era diciembre, era<br />
de noche, hacía calor, no había caminos de<br />
hormigas, no había nubes ni humedad. Apenas<br />
una brisa suave que arrimaba el olor lejano a<br />
coronilla y costillar asado. Ya habían revisado<br />
el pronóstico; daban tormenta para el jueves,<br />
pero para mañana, nada.<br />
Sin embargo, Salamanca no se quería<br />
convencer. Nunca iba a reconocerlo, por<br />
supuesto, pero internamente creía tener el<br />
poder de forzar las condiciones climáticas<br />
con la mirada. Era un don que traía de niño,<br />
de cuando su padre le prometía ir a pescar si<br />
paraba la lluvia. Pero ya iba por las dos horas<br />
de aguda mirada y el cielo no daba señales<br />
de estarse sometiendo. Tal vez sus poderes se<br />
habían agotado.<br />
Al día siguiente tocaba <strong>contra</strong> Ferrocarril,<br />
allá, de visita, al borde de Las Vías, y si<br />
perdían, bajaban. Salamanca no jugaba, obvio;<br />
era el presidente. No quería ser el primero de<br />
la historia del Acrópolis en mandarlo a la B,<br />
pero eso era lo que iba a pasar si un milagro<br />
de la naturaleza no irrumpía en escena para<br />
desatar una bomba de lluvia torrencial que<br />
inundara la cancha y obligara a suspender la<br />
jornada.<br />
Una semana, no precisaba más, una<br />
semana. El martes liberaban a Gordillo, al<br />
Pierna, a Noviembre, a Reto Zacarías y a Nelson<br />
Daniel. Los cinco eran titulares y además los<br />
únicos hombres en medio de un plantel de<br />
niños imberbes que, de seguro, dentro de la<br />
cancha, solitos, se iban a cagar en las patas.<br />
También faltaba el Oveja, pero con él no se<br />
podía contar; se iba a comer siete años. El<br />
Oveja era director técnico, jefe de bomberos,<br />
principal sospechoso y casi culpable de una<br />
maniobra consistente en introducir cuarenta<br />
kilos de cocaína por la frontera en los bolsos<br />
deportivos de un grupo de jugadores de la<br />
selección que había viajado a Brasil para jugar<br />
un campeonato amistoso.<br />
De postergarse el partido, habría<br />
una chance. Reforzado con los jugadores<br />
detenidos, que, de seguro, serían liberados<br />
luego de declarar que los bolsos habían<br />
sido armados por el Oveja, Acrópolis estaría<br />
en situación de, por lo menos, sacar un<br />
empate y así mandar a Ferro a la B. Por<br />
otra parte, pensaba Salamanca, eso era lo<br />
que correspondía por historia; Ferro era un<br />
cuadro chico y además, pobre, de esos que<br />
conviven con la miseria y no les importa,<br />
mientras que a Acrópolis, una institución de<br />
clase, con asociados de nivel, cenas de fin de<br />
año y reinas de la primavera, correspondía<br />
por abolengo jugar para siempre con los<br />
distinguidos.<br />
Pero aunque Salamanca mirara fuerte,<br />
no llovía.<br />
Eufico empezó a hablarle de cualquier<br />
cosa, para distraerlo, para ver sí podía<br />
destrancarle el cuello y llevarlo con la patrona,<br />
que a esa altura ya estaría preocupada. Le<br />
recordó el campeonato del 66, aquel que<br />
ganaron, justamente, en la cancha de Ferro,<br />
con gol de media cancha del Pirujo Umpiérrez<br />
cuando faltaban tres minutos. El arquero rival,<br />
Boglione, que era muy temperamental, estaba<br />
distraído porque un hincha, atrás del arco, no<br />
paraba de recordarle las cosas que le estarían<br />
haciendo a su mujer mientras él pasaba la<br />
tarde del domingo abajo de los tres palos.<br />
Entonces le hicieron foul al Semilla, lejos, por<br />
la mitad de la cancha. Boglione se dio vuelta<br />
para identificar al vivo que hablaba de afuera,<br />
Umpiérrez se dio cuenta y pateó como<br />
Chilavert <strong>contra</strong> el Mono Burgos, recto, pleno<br />
empeine, botín enterrado en el pasto, y la<br />
pelota se metió apretada <strong>contra</strong> el travesaño<br />
mientras el arquero miraba para todos lados<br />
sin entender qué estaba pasando.<br />
–¿Te acordás, Higinio?<br />
Salamanca giró el cuello lentamente y<br />
sonrió.<br />
–Traé el metro y la linterna –le dijo a<br />
Eufico–. Y cal. Y un rodillo. Y las llaves del<br />
auto. Nos vamos para la cancha.<br />
Eufico no entendió para qué, pero<br />
sólo de ver que su amigo hablaba se puso<br />
contento, así que le hizo caso. Además,<br />
pensaba, en el camino podría convencerlo<br />
de que no había nada para hacer ahí y que lo<br />
mejor era ir acostarse, descansar y tener fe<br />
en que al día siguiente los gurises fueran a<br />
sacar un buen resultado.<br />
En el camino, sin embargo, el que habló<br />
fue Salamanca.<br />
–Fico, vos te acordarás tanto como yo<br />
de que el Pirujo Umpiérrez era un muerto<br />
de hambre. Ojo, que no se malentienda, no<br />
era mala persona, pero comía mal, salteado<br />
y por eso nunca tuvo mucha fuerza. Lo suyo<br />
era pelota al pie y pase cortito. Si quería<br />
mandarla larga, no le daba, le pesaba, la<br />
dejaba muerta, así que ni trataba. Pero<br />
ese día le pegó al arco desde la mitad de la<br />
cancha. ¿Sabés por qué?<br />
–¿Porque había arrancado con lo del<br />
abigeato y ya estaba más nutridito?<br />
–No, eso fue después, en los setenta,<br />
cuando se acomodó en la Intendencia. En<br />
la época del partido que vos decís estaba<br />
en una mala. Le pegó al arco por una razón<br />
más simple; porque el arco estaba cerquita.<br />
¿Entendés? Estoy casi seguro de que la<br />
cancha de Ferro no tiene las medidas<br />
reglamentarias, no llega, es muy chica. Más te<br />
digo, si pasa de los ochenta metros de largo,<br />
me vuelvo a pata, pero vas a ver que no.<br />
–¿Entonces?<br />
–Entonces lo que vamos a hacer es lo<br />
siguiente: es de noche, hace calor, en Las<br />
Vías no debe haber nadie. O están comiendo<br />
un asado o ya se mamaron y se fueron<br />
todos para el quilombo. Así que entramos<br />
y medimos la cancha. Si es como yo digo,<br />
tranquilo nosotros; mañana jugamos el<br />
partido normalmente, y si perdemos,<br />
no importa, porque vamos a la liga y<br />
denunciamos que la cancha es chica y nos<br />
dan los puntos.<br />
–¿Y sí la cancha está bien?<br />
–Para eso te pedí el rodillo y la cal. Si la<br />
cancha está bien, le cortamos un poco de los<br />
costados y, con la cal y el rodillo que te pedí,<br />
la hacemos más angosta, hasta que quede en<br />
falta. Y con eso nos aseguramos que mañana,<br />
pase lo que pase, nos quedamos en primera.<br />
Eufico y Salamanca llegaron a la cancha<br />
por el lado de atrás, por el bosque, rodeando<br />
el pueblo de Las Vías. La forma más directa<br />
les pareció peligrosa, porque alguien podría<br />
verlos.<br />
La cancha estaba en un hueco del<br />
terreno, como en un bajo; parecía una piscina<br />
sin agua. Estacionaron el auto a un costado y<br />
bajaron por uno de los terraplenes. Había luz<br />
porque era una noche de luna llena, así que<br />
decidieron no usar la linterna.<br />
–Bueno Eufico, vos estirá el metro todo<br />
lo que puedas y yo voy haciendo marcas con<br />
el zapato. Cuando lleguemos al otro lado,<br />
contamos cuántas marcas hay y sacamos el<br />
cálculo de lo que mide la cancha. ¿Está claro?<br />
Trabajaron despacio, porque estaban<br />
viejos y porque la tranca del metro de<br />
Eufico estaba vencida; cada tanto se le<br />
cerraba y tenía que medir de vuelta. Cuando<br />
llegaron al final, volvieron sobre sus pasos<br />
y contaron las marcas. Había treinta y dos,<br />
que, multiplicadas por la medida del metro,<br />
significaban sesenta y cuatro metros.<br />
Salamanca sonrió contento y se sentó<br />
en el pasto, apoyado <strong>contra</strong> uno de los arcos.<br />
Prendió un cigarro.<br />
–Estamos en primera, Eufico, te dije.<br />
Acrópolis es el decano de la zona, el cuadro<br />
con más historia, el que tiene más copas<br />
y si no el que tiene más hinchas, por lo<br />
menos el que tiene los mejores. No íbamos<br />
a andar descendiendo <strong>contra</strong> estos muertos<br />
de hambre, que ni terreno para hacer una<br />
cancha completa tienen.<br />
Su amigo no lo escuchaba. Miraba<br />
embobecido la catarata de agua que bajaba<br />
por el terraplén como si fuera la fuera sangre<br />
o el vómito de un caño de saneamiento.<br />
Salamanca, que estaba de espaldas, recién se<br />
dio cuenta que algo pasaba cuando un chorro<br />
de agua, fuerte, le pegó perpendicular en la<br />
nuca. Miró el cielo; no llovía, pero la cancha<br />
estaba inundándose.<br />
_Mauricio Bruno<br />
túnel NOV-DIC 2016<br />
8 9
JESÚS CONO AGUIAR: TRAS EL FÚTBOL, EL ACTIVISMO SINDICAL EN EL SUNCA<br />
Convencer, esa construcción<br />
La cara es conocida, pero cambió el escenario. No hay césped sino tablas de encofrado, varillas, ladrillos<br />
y bloques. En la tele, en la radio, en los portales y en los diarios de Florida, en los últimos años empezó<br />
a aparecer Jesús Cono Aguiar hablando de condiciones de trabajo, de salarios impagos, de materiales de<br />
mala calidad y de paros.<br />
túnel NOV-DIC 2016<br />
Él y sus compañeros de la construcción<br />
de más de cien casas del programa de<br />
realojamiento del asentamiento Sitio<br />
Pintado fueron tomando medidas de<br />
lucha mientras surgían problemas con la<br />
empresa ejecutora de la obra convenida<br />
entre el Ministerio de Vivienda,<br />
Ordenamiento Territorial y Medio<br />
Ambiente y la Intendencia de Florida.<br />
Paros, movilizaciones y notas en los<br />
medios locales tenían a Cono Aguiar en<br />
la primera línea. Ni la construcción ni la<br />
vida sindical le eran nuevas. En el primero<br />
de esos planos la experiencia se remonta<br />
a la adolescencia, tanto acompañando a<br />
su padre, albañil, como trabajando en la<br />
misma rama para la curtiembre floridense.<br />
En el plano sindical también tenía<br />
experiencia. “Estuve en la Mutual cuando<br />
ocurrió la aparición de Quique [Enrique]<br />
Saravia y la salida del Tajo [Fernando]<br />
Silva. Yo estuve en esa movida y en la<br />
comisión directiva. Digamos que estar<br />
involucrado en estas cosas es parte de mi<br />
vida, de mi manera de ser. Cuando vine a<br />
Florida encontré en el Sunca un sindicato<br />
fuerte, bien organizado. Yo había estado un<br />
par de años trabajando en cooperativas [de<br />
viviendas] y después entré en la del Sitio<br />
Pintado. Me invitaron a participar de la<br />
Mesa Departamental y por supuesto que<br />
dije que sí, aunque no sabía bien de qué se<br />
trataba”.<br />
Cono Aguiar fue futbolista profesional<br />
durante más de quince años, con una<br />
carrera que tuvo su cumbre en el epílogo,<br />
después de convencerse de que su mejor<br />
momento había pasado. Aprendió a<br />
regenerar esperanzas, a recuperar sueños<br />
perdidos, y a sentir que estaba aprendiendo<br />
cosas nuevas como un adolescente de<br />
formativas. Le pasó fundamentalmente en<br />
Fénix, con Juan Ramón Carrasco, aunque<br />
sostiene que la cumbre en rendimiento fue<br />
en los primeros años de profesionalismo,<br />
jugando para Liverpool primero y para<br />
Defensor Sporting después. “El momento<br />
en el que mi nombre estaba más en la<br />
prensa, que la gente me conocía más, fue<br />
al final de la carrera. Fueron los años que<br />
más disfruté, y no por el hecho de ser más<br />
conocido, sino por la intensidad de lo<br />
vivido. Mis primeros años en Liverpool<br />
fueron muy buenos. También en Defensor,<br />
y después yendo a jugar a México [al<br />
Veracruz]. Esos años fueron, sin dudas, los<br />
mejores en lo deportivo. Después volví de<br />
México a Nacional. Ahí ya tenía como 29<br />
años. Empecé a aparecer más, pese a que<br />
ya llevaba siete años de profesional. Vine<br />
a surgir en Nacional en el año del famoso<br />
quinquenio, y marca eso de ‘quién perdió<br />
el quinquenio’”.<br />
Era como caer en el mejor lugar pero en<br />
el peor momento.<br />
Exactamente. Yo soñaba jugar en<br />
Nacional, pero fue cuando Peñarol llegó al<br />
quinquenio.<br />
Estuviste medio año en Nacional.<br />
Ya tenías treinta años. ¿Te quedaban<br />
esperanzas de tener un punto más alto<br />
en la carrera?<br />
No. Sin dudas que el golpe de Nacional<br />
fue tremendo. De hecho cuando volví<br />
de Bolivia, donde había jugado en The<br />
Strongest tras un paso por China, como<br />
no salía nada terminé jugando en Fénix.<br />
Hacía diecisiete años que Fénix no<br />
ascendía. Ahí no había chances, porque<br />
no era un club candidato a subir. Yo me<br />
sentía profesional aún. Sentía que tenía<br />
cosas para dar, y como no salía nada fui a<br />
jugar a Fénix porque allí había un salario.<br />
El primer año fue así, sin una esperanza<br />
deportiva. Pero después se dio una<br />
casualidad, en la que estaban enrabados<br />
Fénix, Tenfield y [Jorge] Chijane. Hacía<br />
relativamente poco tiempo que Tenfield<br />
tenía los derechos de televisación, y<br />
Chijane era alguien muy cercano a Paco<br />
Casal. En ese contexto Fénix hizo un<br />
proyecto para ascender al otro año. Por el<br />
tema de la televisación se empezaba a ver<br />
distinta la posibilidad de ascender a la A,<br />
porque para los clubes era una buena plata.<br />
Fue un campeonato durísimo.<br />
* * *<br />
Cono Aguiar tiene hermanas. Siete en<br />
total. Es el único varón de los ocho hijos<br />
de los Aguiar Moreira; y es de los menores.<br />
Estudió en la UTU, pero no la terminó.<br />
Pasó a ser el peón de su padre, en obras, en<br />
changas, y después surgió, gracias al fútbol,<br />
el trabajo en la curtiembre. Mientras tanto<br />
era jugador de fútbol en Candil, club al<br />
que había llegado después de hacer baby y<br />
formativas en Atlético y El Triángulo. De<br />
su infancia y adolescencia tiene todavía en<br />
las retinas los asados de los domingos. Los<br />
hacía su padre, en el suelo, “con las tablas de<br />
quince que requechaba en la construcción”.<br />
Recuerda el ambiente familiar, con todos<br />
reunidos, después de estar “cada cual en<br />
lo suyo” durante la semana. Y al asado<br />
“caían mis cuñados”. Estos, explica, fueron<br />
fundamentales en sus comienzos. “Con<br />
ellos empecé a hacer la cuadrilla del fútbol.<br />
Fueron los que me impulsaban y hasta<br />
cuidaban. Me decían ‘no vayas al baile que<br />
mañana tenés partido’, o ‘no vayas a pescar<br />
que mañana te vamos a ir a ver’”. En su casa<br />
el fútbol no pesaba “absolutamente nada”.<br />
Ni siquiera recuerda a su padre llevándolo a<br />
jugar al baby.<br />
Tras unos años en la primera de Candil,<br />
llegó la selección albirroja y con ella el<br />
campeonato del Interior, en 1990 (el último<br />
obtenido por Florida), con la dirección<br />
técnica de Mario Patrón. En ese plantel<br />
estaban Jorge Giordano y Gustavo Iturburu,<br />
entre otros.<br />
Cono Aguiar fue titular en la selección uruguaya <strong>contra</strong> Paraguay, en Asunción, por las eliminatorias para el mundial de 2006. “El único partido en el que yo podría jugar en<br />
la selección sería en ese. Con 35 años y siendo mi fuerte el juego aéreo, no me iba a poner en un partido donde me pintaran la cara por abajo los brasileños o nos mataran a<br />
velocidad los argentinos”, recuerda. (Foto: Marcelo Ruiz)<br />
Su carrera profesional empezó a los 21<br />
años de edad. Fueron más de quince años<br />
pasando por clubes de Uruguay, Ecuador,<br />
México, Bolivia y China. Jugó en la<br />
selección uruguaya, la de Juan Ramón<br />
Carrasco. Debutó con 35 años.<br />
Decías que disfrutaste más la última<br />
etapa de tu carrera…<br />
Sí, especialmente desde que empezó<br />
ese proyecto de Fénix hasta el final de<br />
mi carrera. Los objetivos deportivos, el<br />
sentirme profesional, ir a entrenar y demás.<br />
Para mí el fútbol mejoró a raíz de ese<br />
cambio. Me acuerdo de lo que fue en mis<br />
primeros años, en Liverpool, que a veces<br />
pasábamos meses sin cobrar, y era algo<br />
que pasaba en casi todos los clubes, salvo<br />
Nacional, Peñarol, Defensor y alguno más.<br />
Mejoraron además muchas canchas.<br />
¿Te marcó mucho Carrasco?<br />
Sí. Mucho. Si bien no generé una amistad<br />
con Juan, siempre tuve un vínculo de<br />
respeto muy grande desde el 97, cuando<br />
estuvimos en Nacional. Teníamos algunas<br />
cosas parecidas, como el carácter fuerte y<br />
algunos conceptos en cuanto al fútbol. Creo<br />
que la gente no nos entendía mucho. No es<br />
que lo que él planteaba fuera novedoso en<br />
el mundo, pero acá sí. También pasó que en<br />
Fénix tuvo mucha fortuna de en<strong>contra</strong>rse<br />
con jugadores predispuestos a hacer lo que<br />
él quería.<br />
Eso comentaba Martín Ligüera: el nivel<br />
de convencimiento que tenían.<br />
Absolutamente. Cuando se logra eso ocurre<br />
algo en el grupo, porque cuando uno<br />
se manda una cagada saliendo de atrás,<br />
muchas veces el compañero no te apoya,<br />
pero cuando se trabajó eso, cuando hay<br />
un convencimiento y el grupo sabe que<br />
salir jugando de tal o cual manera, incluso<br />
dribleando, es hasta parte de lo previsto<br />
dentro del juego colectivo, eso hace que<br />
tu compañero salga a salvarte como loco.<br />
Porque no era un invento de uno salir así.<br />
Era algo que estaba dentro de lo trabajado.<br />
Incluso me acuerdo que había una jugada<br />
en la cual Juan le pedía al golero que saliera<br />
a descolgar la pelota con la mano en una<br />
zona del área bastante alejada del arco.<br />
Vos lo veías por televisión y te agarrabas<br />
la cabeza y te preguntabas para dónde va.<br />
Pero el golero llegaba y la agarraba porque<br />
el colectivo se movía sabiendo que el golero<br />
iba a salir ahí en esas circunstancias. Esa<br />
época fue extraordinaria, llena de cosas<br />
nuevas. Me acordaba de que antes siempre<br />
trabajaba táctico un día a la semana y<br />
hacíamos fútbol un día a la semana.<br />
Después era preparación física, o definición<br />
y fundamento. Cuando llegó Juan a Fénix<br />
nos en<strong>contra</strong>mos que trabajaba todos los<br />
días en la cancha, y que trabajaba eso no<br />
media hora sino hasta tres y cuatro horas,<br />
planificando las jugadas y esperando que<br />
salieran. Eran entrenamientos diferentes y<br />
divertidos.<br />
Uno se imagina que para alguien que<br />
sentía que estaba en la etapa final de<br />
su carrera, fue como regenerar muchas<br />
esperanzas.<br />
Me sucedió eso. Llegué a la selección con 35<br />
años. En 1995 había perdido la esperanza<br />
de la selección. En todo el período previo<br />
a la Copa América, Pichón Núñez hizo<br />
convocatorias muy amplias, con jugadores<br />
de todos los equipos. Yo venía de años muy<br />
buenos, ya estando en Defensor, y en esas<br />
convocatorias amplias no fui tomado en<br />
cuenta. Entonces pensé: “Si no estuve en<br />
esta, ya está, hay que olvidarse”. De ahí en<br />
más dejé de soñar con la posibilidad de la<br />
selección.<br />
10 11
túnel NOV-DIC 2016<br />
“Recién se están dando pasitos en los cuales los patrones están empezando a entender que invertir en seguridad no<br />
es gastar plata”, dice Cono Aguiar. (Foto: Marcelo Ruiz)<br />
Volviendo a Fénix. De alguna manera<br />
estabas en la zona expuesta del juego<br />
de Carrasco, porque siempre el punto<br />
criticado ha sido el énfasis casi exclusivo<br />
en el ataque.<br />
Estábamos tan convencidos, que nuestra<br />
meta, la de los zagueros y goleros, era cómo<br />
hacer goles. En Defensor nos hacían un gol<br />
y en la semana trabajábamos horas y más<br />
horas para corregir el error que llevó al gol.<br />
En Fénix nos hacían un gol y el trabajo era<br />
el mismo, allá [señala un imaginario arco<br />
<strong>contra</strong>rio]. Teníamos, claro está, aspectos<br />
referidos a la posición, pero la preocupación<br />
del golero y del zaguero era que el cuadro<br />
hiciera un gol, hacerlo antes que el rival, y<br />
hacerle uno, y dos, y tres.<br />
* * *<br />
Cono espera, fumando, en la vereda del<br />
local del Sunca en Florida. La idea era hacer<br />
algunas fotos en una obra, pero en ese<br />
momento no estaba en ninguna. Acaba de<br />
salir del seguro de paro tras la construcción de<br />
las viviendas de Sitio Pintado. No ser tomado<br />
en algún trabajo, dijo, es algo habitual<br />
para los dirigentes del Sunca en el interior<br />
del país. Ahora accedió, por su condición<br />
de miembro de la Mesa Departamental, a<br />
uno de los cinco puestos creados por un<br />
convenio entre el sindicato y la Intendencia<br />
de Florida. El día antes a la charla estuvo<br />
en Montevideo, en una movilización del<br />
Sunca por 18 de Julio. “Fue tremenda, y<br />
en medio de una alerta meteorológica”. Se<br />
hace complicado no terminar hablando de<br />
la capacidad de movilización del Sunca. “No<br />
por gusto el gobierno dejó a la construcción<br />
para lo último en la negociación colectiva”.<br />
Destaca que no es que el Sunca se aproveche<br />
de su capacidad para pedir cualquier cosa.<br />
“En las primeras plataformas no hablamos de<br />
plata. Sabemos que estamos en un momento<br />
más complicado que hace pocos años, pero<br />
tenemos reivindicaciones de salud, de cuidado<br />
en las obras”. Cuando se llega al tema dinero,<br />
dice que no tienen que ser los trabajadores<br />
“los que tengan que estar pagando la<br />
inflación. El correctivo tiene que ser cada seis<br />
meses o, como mucho, cada un año”.<br />
* * *<br />
Agradece al tiempo que le haya regalado la<br />
posibilidad de ser dirigido por Juan Ramón<br />
Carrasco en su madurez futbolística, para<br />
entenderlo. Fue “en<strong>contra</strong>r un diferente”.<br />
“Los que lo tuvimos a Juan lo disfrutamos y<br />
estamos convencidos de que era eso. Y es una<br />
secuencia, porque hablás con Juan y él te dice:<br />
a mí me convenció el profe [José Ricardo] De<br />
León, y sin embargo el fútbol del profe De<br />
León estaría en las antípodas del de Juan. Lo<br />
que hizo Juan, inteligentemente, fue tomar<br />
el aspecto del convencimiento. El tema no<br />
estaba en cómo jugaban sino en cómo hacía<br />
para que jugaran así”.<br />
Jugaste un partido con la selección. Para<br />
ese partido Carrasco cambió casi todo el<br />
cuadro respecto al partido anterior, que<br />
habían ganado por goleada a Bolivia, y<br />
terminamos perdiendo por goleada ante<br />
Paraguay. ¿Nunca te quedaste con eso de<br />
“justo en ese partido vengo a jugar”?<br />
No. El único partido en el que yo podría<br />
jugar en la selección sería en ese. Con 35<br />
años y siendo mi fuerte el juego aéreo, no<br />
me iba a poner en un partido donde me<br />
pintaran la cara por abajo los brasileños<br />
o nos mataran a velocidad los argentinos.<br />
Éramos Sorondo y yo, y acá en Uruguay<br />
no había tantos que saltaran e hicieran el<br />
doble ritmo. ¿De qué hablaban? ¿Que fue<br />
un capricho de Juan? Nunca lo entendieron<br />
a Juan. Lo que le criticaban era la forma<br />
de ser, porque nunca miraron lo que<br />
hacía en sus entrenamientos, cómo era su<br />
forma de trabajar. En el primer tiempo<br />
íbamos 1-0 y tuvimos tres jugadas de gol.<br />
El primer tiempo era 4-0 a favor nuestro.<br />
Atrás se hizo lo planificado, aunque es claro<br />
que individualmente las piezas fallaron.<br />
Sabíamos que nos podían hacer dos o tres<br />
goles, por eso nunca se criticó eso adentro<br />
como se criticó afuera. La crítica más grande<br />
estaba en los goles que no hicimos.<br />
Cristian González, [Gonzalo] Sorondo,<br />
yo y [Mario] Regueiro veníamos jugando<br />
como línea de cuatro desde que él agarró<br />
la selección, pero de suplentes. Aunque<br />
si Juan escucha esto de decir “suplentes”<br />
tenemos un lío bárbaro. Eso no existe para<br />
él. Hacía meses que estábamos entrenando<br />
juntos Sorondo y yo. Fuimos a jugar <strong>contra</strong><br />
Paraguay, que tenía dos torres.<br />
¿O a quién ponés?<br />
* * *<br />
La Mesa Departamental del Sunca en<br />
Florida, de la cual es miembro Cono Aguiar,<br />
tiene varios temas en la agenda. Entre ellos<br />
está el conflicto de los trabajadores de la<br />
obra de refacción y reciclaje de la Escuela<br />
8. A los tres meses de empezar ya les<br />
debían dos sueldos. “El público-privado ha<br />
generado un rompedero de cabeza acá en<br />
Florida. Tuvimos también mil problemas<br />
en la obra de Sitio Pintado. Es un tema<br />
difícil. Hoy en día cualquiera que pueda<br />
llenar un formulario y crear una empresa<br />
está en condiciones de ganar una licitación,<br />
derrumbar una escuela e irse a la mitad de<br />
la obra. Por eso [Óscar] Andrade ha estado<br />
trabajando en una ley de solvencia patronal”.<br />
La figura de Andrade, se nota, le resulta<br />
digna de resaltar. Hoy es “insustituible”,<br />
dice, pero no cree que le vaya a ocurrir<br />
que, como ha pasado con figuras relevantes<br />
en otros ámbitos, termine por crecer a tal<br />
punto de ser más grande que la propia<br />
organización. “Un viejo sindicalista me<br />
decía que a veces pasa eso. Sí. Puede ser.<br />
No lo había visto así, pero no sé, no creo.<br />
Tiene muchísimo para dar todavía, y no<br />
sólo dentro del Sunca. Incluso creo que<br />
lo del Sunca va a ser un pasaje para otro<br />
ámbito en el que pueda seguir haciendo<br />
políticamente. Para mi gusto, está lejos de<br />
muchísimos. Es impresionante porque es<br />
un tipo muy sencillo y claro a la vez. Eso<br />
es muy difícil. Además es una figura que en<br />
nuestro sindicato ha unido muchísimo”.<br />
* * *<br />
La marca de “los que perdieron el<br />
quinquenio” no es la única secuela de los del<br />
Nacional de 1997. Un partido en particular,<br />
<strong>contra</strong> Defensor, todavía enciende los ojos de<br />
Cono Aguiar cuando lo recuerda. Ganaron<br />
cuando, según el presidente Ceferino<br />
Rodríguez y muchos hinchas, tenían que<br />
perder para que Peñarol se quedara sin anual<br />
y sin posibilidades de quinquenio. “Aunque<br />
como hincha quiero que pierda, desde el<br />
momento en que me pongo la camiseta y<br />
entro a la cancha, quiero ganar. Si no fuera<br />
así, traicionaría al fútbol. Era perder por<br />
temor a enfrentar a Peñarol. Ahora entiendo<br />
más la postura de [Carlos] Nicola, que en<br />
su momento no entendí mucho. Fue el<br />
único que dijo ‘no quiero jugar ese partido’.<br />
Estuvo perfecto. Quizás ese era el camino<br />
que teníamos que haber tomado los demás”.<br />
Cono no volvió a saludar a Roberto Fleitas,<br />
que “puso jugadores para que pierdan”, y<br />
lamenta que a esos mismos futbolistas no<br />
les hayan dado la posibilidad de jugar luego<br />
<strong>contra</strong> Peñarol. “Muchos de ese plantel<br />
queríamos jugar la final con Peñarol. Yo<br />
prefiero quedar como un idiota antes que<br />
quedar como un cobarde”.<br />
* * *<br />
No es fácil trabajar sindicalmente en<br />
algunos departamentos, especialmente<br />
en sociedades conservadoras donde la<br />
palabra “sindicato” genera rechazos a veces<br />
en no pocos trabajadores con discursos<br />
semejantes a los de sus empleadores. Con<br />
sus compañeros sindicalistas intentan atacar<br />
“los altos niveles de informalidad”, o seguir<br />
TALLERES DIVERSIFICADOS<br />
y DEPORTES<br />
ARTE (opcional)<br />
• PLASTICA Y MANUALIDADES<br />
• DANZA Y MUSICA<br />
• EXPRESION Y TEATRO<br />
SUSTENTABLILIDAD (opcional)<br />
• MANUALIDADES DE RECICLAJE<br />
• INVENTOS ECOLOGICOS<br />
• TALLER DE HUERTA Y COCINA<br />
CIENCIAS (opcional)<br />
EXPERIMENTOS PARA NIÑOS<br />
ZONA DEPORTES<br />
1. DEPORTE RECREATIVO (nivel 1)<br />
2. DEPORTE RECREATIVO (nivel 2)<br />
Teléfonos: 24801733 - 24091412<br />
“El tema era estar<br />
convencidos, jugar<br />
convencidos. Hablás con<br />
Juan Ramón y él te dice:<br />
a mí de eso me convenció<br />
el profe [José Ricardo] De<br />
León, y sin embargo el<br />
fútbol del profe De León<br />
estaría en las antípodas<br />
del de Juan. Lo que hizo<br />
Juan, inteligentemente,<br />
fue tomar el aspecto del<br />
convencimiento. El tema<br />
no estaba en cómo jugaban<br />
sino en cómo hacía para<br />
que jugaran así”.<br />
avanzando en materia de seguridad. “Recién<br />
se están dando pasitos en los cuales los<br />
patrones están empezando a entender que<br />
invertir en seguridad no es gastar plata”.<br />
“Una de las cosas que cuesta más es<br />
organizarse para que el trabajador<br />
conozca sus derechos; ni si quiera para<br />
militar. Y hablamos de un derecho que<br />
el patrón acordó, que ya firmó, pero vas<br />
COLONIA DE VERANO<br />
ACTIVIDADES SUPERVISADAS<br />
y DEPORTES<br />
• LUDOTECA<br />
• CINE<br />
• DEPORTES (nivel 1 y nivel 2)<br />
• JUEGOS COOPERATIVOS<br />
• JUEGOS DE AGUA<br />
ESCUELITAS DEPORTIVAS<br />
y LUDOTECA<br />
• Zona 1 - FUTBOL<br />
• Zona 2 - VOLEY / BASQUET<br />
• Zona 3 - TENIS<br />
• LUDOTECA<br />
• piscina y paseos<br />
Para divertirse, aprender, crecer y compartir,<br />
este verano te esperamos<br />
en CENTENARIO FUTBOL 5<br />
y le preguntás al trabajador y no sabe. O<br />
peor aún, vamos a una obra y hay algún<br />
obrero sin casco. Le preguntamos y dice<br />
‘no importa, no lo quiero usar’, y entonces<br />
hay que explicarle que no es ‘quiero o no<br />
quiero’, sino que lo tiene que usar. Es un<br />
derecho logrado a través de una lucha<br />
histórica. Todas esas cosas en el interior<br />
parecen más difíciles”.<br />
* * *<br />
Cono es el director técnico de Candil, un<br />
club de los chicos de Florida, que salió<br />
campeón de la divisional A por última vez<br />
en 1968, el año en el que él nació. De allí<br />
en más Candil ha andado deambulando<br />
entre la A y la B, con mayor inclinación a<br />
esta última. Cuando Cono Aguiar asumió,<br />
el plantel ya venía trabajando. Incluso venía<br />
del reciente ascenso. No descender fue la<br />
meta que transmitió en la primera charla<br />
con el plantel. Mientras hablaba empezó<br />
a ver gestos de disconformidad. Negaban<br />
en silencio, según narró en una entrevista<br />
con el programa Rompecabezas, del canal<br />
local TVF. Después algunos jugadores se le<br />
acercaron, de a uno, y también de a uno le<br />
fueron diciendo que no, que había material<br />
para pelear arriba, para salir campeones. Le<br />
parecía una locura, pero se convenció y logró<br />
un título en la A para Candil después de 48<br />
años. Los jugadores lo convencieron a él.<br />
_Emilio Martínez Muracciole<br />
JESÚS CONO AGUIAR<br />
12 13
En el Paladino, 16 años atrás<br />
Mi viejo es un gol<br />
en las tribunas se paran sin chistar. Muchas<br />
veces ni se sabe bien por qué. El tipo volcó<br />
de un ademán las cenizas en el huequito<br />
prolijamente hecho. En forma pausada,<br />
tranquilo y seguro. Tapó el agujerito con<br />
el resto de tierra y pasto que correspondía.<br />
Otra vez verde.<br />
Yo no dije nada. Me parece que me quería<br />
ir. Sin embargo me sonreí. Algo me sonaba<br />
absurdo y gracioso. Al final eras original.<br />
Un poco pasado de rosca con la solicitud,<br />
pero original.<br />
Recién ahora que pasaron dieciséis largos<br />
años me doy cuenta de que sos un gol. Sos<br />
un gol en el arco de la cancha que me dio<br />
la vida. En el arco del barrio, de la gente<br />
que grita como Perica, Palito, Carbajal, los<br />
Olivera, los Panizza, el Gordo Diego y todos<br />
esos de siempre, de todas las horas.<br />
Entonces dieciséis años después lo<br />
escribo porque si supieras que esto había<br />
trascendido te estarías matando de risa.<br />
Porque al final siempre está la muerte.<br />
No hay con qué darle. Aunque no haya<br />
campeonatos ni Libertadores ni ninguna<br />
de esas macanas. Aunque los jugadores de<br />
ahora no tengan idea de quiénes somos<br />
y nosotros tampoco sepamos de ellos.<br />
Progreso te dejó ser gol y vale. Y poco<br />
importa si es en <strong>contra</strong> porque quien sabe<br />
de fútbol entenderá que en 45 minutos es a<br />
Recién ahora que pasaron<br />
dieciséis largos años me<br />
doy cuenta de que sos<br />
un gol. Sos un gol en el<br />
arco de la cancha que me<br />
dio la vida. En el arco del<br />
barrio, de la gente que<br />
grita como Perica, Palito,<br />
Carbajal, los Olivera, los<br />
Panizza, el Gordo Diego y<br />
todos esos de siempre, de<br />
todas las horas.<br />
favor. ¡A quién se le hubiera ocurrido!<br />
Creo que lo gritaríamos como aquel de<br />
Marcelo Suárez en el arco de la Ámsterdam,<br />
cuando habíamos llevado papeles picados la<br />
noche anterior en una bolsa de nailon que<br />
se apresuró a salir volando desde la tribuna<br />
y cayó en la platea Olímpica. Porque para<br />
ser sinceros, ¿quién se esperaba ese gol en<br />
ese momento del partido? Perica gritaba<br />
agitando “la bandera de la finada”. Nunca<br />
supe bien qué quería decir eso cuando me<br />
lo decían. Siempre entendí que era algo<br />
asociado a la muerte porque lo decían bajito<br />
y con un tono oscuro. Cuando se reían de<br />
que éramos cinco gritando ese gol nosotros<br />
nos mirábamos cómplices, sabiendo que<br />
íbamos a perder igual y que gritarlo no nos<br />
exoneraba de males venideros. Nosotros<br />
sabíamos que ser hincha de cuadro chico es<br />
más complejo que eso. Y mientras duraba la<br />
alegría, era plena. Había que estirarla como<br />
a un chicle.<br />
Pero me hice grande y pensé que fue un<br />
despropósito lo que pasó porque el Paladino<br />
es un lugar para ir a jugar la vida y no la<br />
muerte. ¿Qué tendrá que ver eso con el<br />
juego y el fútbol? Nada. Y con ser hincha,<br />
tampoco. Tal vez si lo hubieses pensado<br />
otra vez hubieras descartado aquella idea<br />
inverosímil.<br />
Mucho tiempo después se lo conté a<br />
algunos pocos. Creo que había algo de<br />
intimidad y de locura en aquel acto medio<br />
extraño cruzado con ritual y adiós final:<br />
un carnavalito amarillo y rojo sin testigos.<br />
Me dijeron que eras un gol, y me pareció<br />
simpático y triste. Un gol atravesado en la<br />
garganta. Un gol para siempre.<br />
_Patricia Pujol<br />
túnel NOV-DIC 2016<br />
Hoy hace exactamente dieciséis años y es un<br />
montón. Yo siempre les digo que si tuviera<br />
que explicarte lo de las Torres Gemelas<br />
no me creerías. Y que ganó el Frente y<br />
que sigue en el gobierno, menos. No<br />
entenderías nada de nada. Abrirías los ojos<br />
y pensarías que te estoy bromeando, como<br />
siempre hicimos, como vos me enseñaste.<br />
Porque con la muerte jodimos un poco o<br />
bastante hasta que ella nos jodió a nosotros.<br />
En este mundo resultadista ganó la tipa.<br />
Igual estábamos bastante acostumbrados a<br />
perder. Es la ventaja de ser hincha de cuadro<br />
chico. Para consuelo tal vez sirve; algo es<br />
algo. Como cuando se exacerba el triunfo<br />
<strong>contra</strong> un cuadro “grande”. Eso sí que es la<br />
gloria. Ojo, a nosotros nos pasó poco. Así<br />
que siempre supimos más de jodernos que<br />
otra cosa.<br />
Entonces hablé con el canchero. Me pareció<br />
que el tipo entendía bien la movida porque<br />
nunca me preguntó nada. Me dijo que<br />
había que pedir permiso al club, que tenía<br />
que autorizar la directiva. Esos trámites más<br />
o menos formales que hay que sortear para<br />
no andar pasando por encima de nadie. En<br />
ese momento no me pareció tan loco, ¿viste?<br />
Pero ahora que me hice grande pienso que<br />
me dejaste tremendo clavo. Y no es que no<br />
me parezca piola eso de manifestar el amor<br />
hacia el club y la camiseta y la mar en coche,<br />
sino que el legado de las volteretas aquellas<br />
no era changa. Vos querías que tus cenizas<br />
estuvieran en el Parque Abraham Paladino.<br />
Cuando lo decías, sonaba fuerte en la<br />
garganta esa jota que le usurpaba el lugar a la<br />
hache. Parecía broma y no lo era.<br />
La diligencia tenía sus cositas. Entre ellas,<br />
bancar la angustia de saber que ya fue, que<br />
por más que al Gaucho se le ocurra salir<br />
campeón un día como en aquel 1989, ya<br />
no agitaremos eufóricos la bandera roja y<br />
amarilla, ni saludaremos a Saúl Rivero con<br />
la emoción de entonces. Pablo ya no gritará<br />
como loco “Dale campeón” y Armo no<br />
querrá sacarse aquella foto con Próspero Silva.<br />
Eso no. Porque lo que pasó ya no vuelve.<br />
“Al mediodía”, me dijo el canchero. Y te<br />
fui. Fuimos. Solos. Sin anuncios de parlante<br />
ni publicaciones de ningún tipo. Nadie<br />
salió del vestuario, nadie aplaudió, el humo<br />
no brotó de la caldera, nadie gritó nada.<br />
Entramos a la cancha como dos hinchas de<br />
Progreso a cumplir tu pedido. El canchero,<br />
con mirada seria, un poco perfilada hacia<br />
abajo, como mostrando respeto, encaró para<br />
el arco. No como lo hacen los delanteros<br />
perspicaces, sino más bien con el celo del<br />
arquero firme. Agarró una pala y empezó<br />
a escarbar duro y parejo. La tierra era<br />
marrón oscuro, casi negra. A los segundos<br />
ya había hecho un hueco. Dijo que era el<br />
único lugar donde se podía hacer eso: “¿No<br />
sé si me entiende?”. Y yo que no entendía<br />
absolutamente nada, o no quería entender<br />
absolutamente nada, contesté como con<br />
tono de cumplido: “Sí, claro”.<br />
En el momento no pensé en otra cosa que<br />
en no fallarte. Al mismo tiempo quería<br />
que pasara de una vez y punto. Pegar la<br />
media vuelta y dejar ahí algo de todo lo que<br />
había ocurrido. Habían sido muchos meses<br />
de enfermedad, de momentos duros, de<br />
desconfiguración. Como que no era para<br />
ese ritual.<br />
El canchero estaba ahí parado como en<br />
acto solemne, como cuando se anuncia un<br />
minuto de silencio en un partido y todos<br />
14 15
ildo maneiro y El Nacional del 71<br />
La admirable alarma<br />
La Copa Libertadores era un campo fértil. Nuestros equipos grandes marcaban presencia en el<br />
continente, lo paseaban con el pecho erguido, convicción y sin peros: primero estaba el fútbol y después,<br />
lejos, los factores extrafutbolísticos. Así, ganaban mucho más de lo que perdían, y se acostumbraban a<br />
instalarse en finales o semifinales. De yapa, la gloria. Ya en las copas del sesenta –década de una notable<br />
hegemonía peñarolense– Nacional estuvo en ese lugar, pero sin la yapa: tres finales jugadas, tres<br />
perdidas. En 1971, tuvo el premio, ganó su primera Libertadores, la Intercontinental y la Interamericana.<br />
Una de sus figuras fue Ildo Enrique Maneiro. Con él conversamos para tratar de entender, entre otras<br />
cosas, qué factores llevan a un club a conseguir esa simple y potente palabra: gloria.<br />
túnel NOV-DIC 2016<br />
En el 71 fueron campeones de América,<br />
a la vez que eran nuevamente campeones<br />
uruguayos. En la actualidad, hace<br />
muchos años que no se obtienen<br />
triunfos internacionales, incluso es<br />
muy difícil para un equipo uruguayo<br />
ganar el campeonato local teniendo<br />
doble competencia en el mismo año.<br />
¿Por esos años se discutía sobre la doble<br />
competencia como hoy?<br />
La actividad actual es incomparable<br />
con la de aquella época. Pese a que las<br />
distancias se han acortado, por obvias<br />
mejoras en los traslados, ya que antes<br />
viajabas muy expuesto. Antes, si tu equipo<br />
tenía actividad internacional, los partidos<br />
del campeonato local se adelantaban o<br />
retrasaban. Además en aquellas copas sólo<br />
eran dos clubes por país y no había otra<br />
competición internacional que trancara<br />
el calendario; las eliminatorias para los<br />
mundiales se hacían en un período corto, el<br />
campeonato local era mucho más extenso.<br />
No había tanta intensidad en la cantidad<br />
de partidos. Y en la organización interna<br />
había más encuentros entre las partes y no<br />
tantas peleas, incluso tus rivales tenían la<br />
predisposición de priorizar –para el país–<br />
las competiciones internacionales. A veces,<br />
para algunos partidos, hasta viajábamos<br />
con varios días de anticipación. A esto se<br />
le sumaba que los clubes del Pacífico aún<br />
eran muy débiles y que los clubes brasileros,<br />
salvo claras excepciones, no se interesaban<br />
tanto por la Libertadores.<br />
Nacional venía de perder tres finales<br />
(1964, 1967 y 1969) y Peñarol ya había<br />
ganado tres (1960, 1961 y 1966). A la<br />
hora de afrontar una nueva copa, ¿cómo<br />
afectaba eso en el club?<br />
La copa del 71 para Nacional fue un parto.<br />
Después de no poder ganarla tres veces, la<br />
Libertadores pasó a ser una obsesión. Le<br />
sumo que la copa del setenta la “rifamos”,<br />
porque cuando llegamos a las instancias de<br />
definición, llegó la citación de futbolistas<br />
para la selección mundialista, y ese plantel<br />
de Uruguay era Nacional y alguno más. Así<br />
que esa Libertadores se terminó jugando<br />
con suplentes. Por otra parte, en un país<br />
con una economía que se venía abajo, el<br />
club hizo la locura de pagar muchísima<br />
plata por figuras del continente: Manga,<br />
Ignacio Prieto, Luis Cubilla, y Luis Artime<br />
como corolario. Alguno de ellos ya había<br />
estado en el 69, en aquella final <strong>contra</strong><br />
Estudiantes que fue bravísima. Ellos tenían<br />
esa estructura “mañosa” de Zubeldía, con<br />
Bilardo, Pachamé, Manera, Malbernat,<br />
etcétera. Un equipo muy sólido y de mucha<br />
calidad ofensiva.<br />
¿Ya en esa final había “pica” con<br />
Estudiantes, se gestó en la del 71 o es un<br />
mito?<br />
Las dos finales la generaron. Es que ir<br />
de visitante a Argentina era ir a una<br />
batalla, por lo menos los uruguayos lo<br />
afrontábamos así. Y era muy complicado<br />
ganar puntos. Estudiantes forjó una mística<br />
que lo hacía casi invencible de local. En el<br />
69 teníamos un cuadrazo, pero ellos estaban<br />
adelantados en el mundo en cuanto a su<br />
sistema de marca. Eran tan metódicos como<br />
insoportables.<br />
La tercera final del 71 fue en Lima.<br />
¿Cómo recuerda esa noche?<br />
Fue una cosa impresionante, aunque lo que<br />
más recuerdo, y aún me emociona, fue el<br />
recibimiento de la gente en Montevideo.<br />
Ahí tomamos real dimensión, porque<br />
además nos sorprendía que, en un<br />
momento con tanta conmoción social y<br />
política, el pueblo igual se juntara por los<br />
colores de su pasión y todos se abrazaran<br />
sin preguntarse la ideología. En cuanto al<br />
partido, fuimos particularmente superiores<br />
a Estudiantes. En la previa recuerdo estar<br />
nervioso, no dormí bien. Todas las finales<br />
son importantísimas, pero esa estaba<br />
cargada de mucha presión para nosotros.<br />
La copa Libertadores está cargada de<br />
mística. ¿Ya entonces era así o se trata de<br />
una construcción social posterior?<br />
Ya estaba muy cargada. Seguramente para<br />
Nacional aún más, por esa necesidad de<br />
obtenerla. Además, ganar la copa te daba<br />
un plus en la repercusión: los partidos,<br />
ida y vuelta, <strong>contra</strong> los europeos. Que<br />
clubes grandes de Europa viniesen a jugar<br />
a Sudamérica era todo un acontecimiento.<br />
En el 71, por rechazo a lo que había<br />
pasado entre Estudiantes y el Feyenoord<br />
el año anterior, cuando hubo partidos<br />
extremadamente violentos, el Ayax –<br />
siendo campeón de Europa– no quiso<br />
jugar la Intercontinental. Básicamente<br />
no querían venir a Sudamérica, ya que<br />
pensaban que los iban a matar. Así que<br />
teníamos que jugar la Intercontinental<br />
<strong>contra</strong> el Panathinaikos de Grecia,<br />
vicecampeón de Europa.<br />
¿Conocían algo del Panathinaikos?<br />
Ese mismo año, por la necesidad de<br />
recuperar la plata que se había gastado<br />
en las <strong>contra</strong>taciones, hicimos una<br />
gira que llegó a Europa. Una gira muy<br />
rara. Arrancamos por México, fuimos a<br />
Alemania, después a Escocia, etcétera. Lo<br />
más extraño era que pasaban los partidos y<br />
Artime no hacía ni medio gol. Es que antes<br />
de viajar, su padre había fallecido y eso lo<br />
dejó muy compungido. Estuvo como diez<br />
partidos sin hacer goles. Y allí nos tocó ir<br />
a Grecia, jugamos <strong>contra</strong> el Panathinaikos<br />
y le ganamos sin mucho problema. Esa<br />
superioridad, más allá de los recaudos,<br />
la teníamos clara cuando volvimos a<br />
enfrentarlos por la Intercontinental. Ese<br />
Nacional jugaba de igual a igual <strong>contra</strong><br />
cualquiera.<br />
¿Se valoraba la Intercontinental en ese<br />
momento, como hoy en el tiempo?<br />
Sí, principalmente porque era una<br />
cuestión deportiva. Lo económico era<br />
absolutamente secundario, tal vez porque<br />
no era una copa rodeada del marketing que<br />
hoy tiene. Aunque los europeos le daban<br />
una bolilla relativa, menos aún que ahora.<br />
Ojo, si la pierden se desentienden, pero si<br />
la ganan la anotan.<br />
La útima camiseta con botones que utilizó Nacional, firmada por futbolistas tricolores de distintas generaciones. (Foto: Jerónimo López)<br />
¿Cómo fue volver a Grecia para la final?<br />
Notable, aunque organizativamente muy<br />
desprolija. El plantel fue con dos delegados<br />
que “lideraban” la comitiva. El día de la<br />
final, a horas del partido, se fueron de<br />
compras. En un momento nos teníamos<br />
que ir para el estadio pero no aparecían.<br />
Esperamos y nada, hasta que el Peta Luis<br />
Ubiña, capitán del equipo, dijo: “Nos<br />
vamos”. Ya en el estadio, los esperamos un<br />
rato más porque eran los encargados de<br />
llenar el formulario para el partido. Para ese<br />
tipo de cosas habían viajado. Seguían sin<br />
aparecer, así que el formulario de Nacional<br />
para esa final del mundo lo llenamos<br />
y firmamos Juan Martín Mugica y yo.<br />
Imaginate eso hoy. Uno de esos delegados<br />
era Luis Givogre, quien luego fue ministro<br />
de Salud Pública en la dictadura. Había<br />
unas carencias brutales.<br />
¿No les quedó la espinita de jugar <strong>contra</strong><br />
el Ajax, para ver hasta dónde estaba ese<br />
Nacional?<br />
Sí, absolutamente. Con el tiempo uno<br />
entra en razón de que el Ajax era un equipo<br />
tremendo, una revolución futbolística, y<br />
seguramente iba a ser mucho más rival que<br />
los griegos. Pero, en ese momento, no había<br />
tanta información, entonces ibas y jugabas<br />
<strong>contra</strong> quien te tocaba sin conocerlo<br />
mucho de antemano. Luego sí, recuerdo<br />
que cuando fui a Francia a hacerme unos<br />
estudios de evaluación, por mi pase al<br />
Olimpique de Lyon, el ejemplo de trabajo,<br />
en todo sentido, era el Ajax. Hubiese sido<br />
interesante enfrentarlos en la final. No se la<br />
íbamos a hacer fácil. Nacional tenía mucha<br />
personalidad, marcaba muy bien, tenía muy<br />
buen juego aéreo, los punteros eran muy<br />
habilidosos, el medio era sólido, y así nos<br />
iba. El Pulpa [Washington Etchamendi]<br />
consideraba que [Víctor] Espárrago era<br />
quien mejor marcaba, entonces lo mandaba<br />
a borrar al 10 del rival, y lo borraba, con<br />
mucha técnica.<br />
¿Cómo era la preparación física?<br />
Dependía de los tiempos. Para el Mundial<br />
del setenta, con la selección nos fuimos<br />
treinta días antes a México, con el profesor<br />
Alberto Langlade que, si bien tenía una<br />
concepción bastante militarizada, nos<br />
hacía trabajar muy bien. Era muy exigente<br />
y muy detallista. En Nacional estaba el<br />
profesor Carlos Moreira, quien era muy<br />
estudioso y había analizado cómo estiraban<br />
los basquetbolistas estadounidenses que<br />
recién habían venido a jugar a Uruguay.<br />
Por ejemplo, estiramientos de la mitad<br />
16 17
túnel NOV-DIC 2016<br />
Maneiro celebra el gol de Uruguay ante Israel en el Mundial de México 70. Su gol fue el primero en el certamen.<br />
(Foto cedida por el entrevistado)<br />
del cuerpo hacia arriba que nosotros<br />
jamás habíamos hecho. Antes corríamos<br />
y estirábamos para abajo. Pero Moreira<br />
trajo ese tipo de información y ayudó al<br />
resultado físico del plantel.<br />
¿Cómo era Miguel Restuccia?<br />
Restuccia llegó a la presidencia del club<br />
siendo joven, poderoso, viviendo en una<br />
casa gigante, y terminó con poquito y<br />
viviendo en una casa común y corriente.<br />
Dio la vida por Nacional. Era un tipo muy<br />
afectuoso; al jugador de fútbol le brindaba<br />
muchísimo cariño y respeto. También tenía<br />
un lado más pintoresco que se potenciaba<br />
cuando compartía sobremesa con el Pulpa.<br />
La historia ha tratado a Etchamendi<br />
más como un personaje que como un<br />
director técnico capacitado. Pero algo<br />
debía de tener.<br />
Sí, claro. Tenía mucha fortaleza en las<br />
decisiones, no le temblaba el pulso. Y<br />
para tomar esas decisiones no se fijaba<br />
cómo te llamabas, él priorizaba el cuadro,<br />
los rendimientos y el posible resultado<br />
deportivo. Hizo algunos cambios en el<br />
plantel que fueron muy cuestionados en<br />
su momento, absolutamente inesperados,<br />
pero el tiempo le dio la razón. Era un sabio,<br />
te daba lecciones de vida y tenía relación<br />
con mucha gente muy diversa, algo que<br />
seguramente le ayudase a leer la realidad sin<br />
tanto prejuicio.<br />
Ubiña decía que haber sido el capitán de<br />
ese plantel fue muy gratificante, y a la<br />
vez particularmente difícil.<br />
¿Qué características tenían esos<br />
jugadores?<br />
Era un plantel con mucha gente grande,<br />
con personalidades muy fuertes. A la vez,<br />
tenía subgrupos. Por un lado estábamos<br />
los jóvenes formados en el club, que nos<br />
juntábamos bastante con los demás de<br />
nuestra edad. Por otro lado estaban los de<br />
la “República del Cerro”: Ubiña, Mugica,<br />
Espárrago y alguno más. Aunque Ubiña y<br />
Mugica tenían una pica futbolística, sana,<br />
porque si el cuadro salía jugando mucho<br />
por el lado de uno, el otro se quejaba. Eran<br />
bastante celosos entre sí. Arriba, jugar con<br />
Cubilla y con el Cascarilla [Julio César<br />
Morales] era muy simple, geniales jugadores<br />
ambos. Y a Artime había que dársela y<br />
punto. Luis era un tipo muy positivo, y<br />
muy exigente con los compañeros. Cuando<br />
estábamos por salir a la cancha, él nos<br />
paraba y decía: “Cero atrás. Uno hacemos”.<br />
Sabía que él la iba a mandar a guardar.<br />
Por otro lado estaba Manga, que era un<br />
tipo muy solitario, básicamente porque<br />
era medio extraterrestre. Tenía dificultades<br />
para comunicarse, no le gustaba entrenar,<br />
no le gustaba que le patearan al arco en las<br />
prácticas, pero después se mataba de risa,<br />
y ciertamente era un golero formidable,<br />
transmitía muchísima seguridad.<br />
Consideremos que, más allá de lo mal que<br />
le fue a su selección y que era suplente, fue<br />
arquero mundialista con Brasil en el 66. Eso<br />
no era para cualquiera, menos en aquella<br />
época. En definitiva, el Nacional del 71 se fue<br />
gestando por la permanencia de un núcleo de<br />
jugadores, y se fue enriqueciendo a pulmón y<br />
sudor con figuras del continente.<br />
Ese plantel campeón de todo, ¿qué<br />
vinculación tiene actualmente con el club,<br />
con los dirigentes?<br />
La relación con los dirigentes va y viene,<br />
según su consideración. Por ejemplo,<br />
con Ricardo Alarcón tuvimos un vínculo<br />
importante, por lo menos de atención de<br />
su parte: durante su presidencia, en 2011,<br />
se organizó la cena por los cuarenta años<br />
y en otra instancia se nos declaró socios<br />
honorarios, algo que nos permite entrar<br />
gratis al Parque Central. A los de ahora, no<br />
los conozco tanto. Nosotros, cada tanto,<br />
nos juntamos, pero por las nuestras, sin<br />
pedirle nada al club. Porque pasamos cosas<br />
maravillosas juntos y nos queremos como<br />
hermanos. Otro dirigente con quien hemos<br />
tenido relación fluida y es alguien a quien<br />
respeto y aprecio es Hernán Navascués.<br />
Tal vez porque es un dirigente<br />
particularmente atento a la historia del<br />
club.<br />
Sí, además siempre que le preguntan por el<br />
once ideal de Nacional, me nombra.<br />
¿Le parece que debería haber particular<br />
consideración con las glorias del club?<br />
Sinceramente, no. Creo que los clubes<br />
son de la gente, y está en la gente tener<br />
consideración o no con quienes forjaron<br />
la historia. Los dirigentes van cambiando,<br />
no te dan mucha bolilla, en las campañas<br />
te piden que aparezcas en la foto y cuando<br />
te morís te ponen la bandera en al féretro.<br />
Igual hay que tener cuidado con la gloria.<br />
Obviamente, en el momento y en los días<br />
posteriores, luego de ganar la Libertadores<br />
o ser campeón del mundo te sentís en un<br />
lugar especial. El éxito lo sentís en el cuerpo,<br />
es emocional. Pero no tenés que creértela<br />
tanto, y darte cuenta de que los triunfos<br />
deportivos son mucho más de los clubes que<br />
de los jugadores circunstanciales. Y si no te<br />
das cuenta, la historia te lo va a hacer notar:<br />
el éxito fue del futbolista, el triunfo es de la<br />
institución.<br />
¿Por qué hoy les cuesta tanto, a los<br />
equipos uruguayos, llegar a instancias de<br />
definición?<br />
Porque no hay planteles fuertes. Los<br />
buenos jugadores, los forjados en<br />
las inferiores, se van al año. Así es<br />
imposible conformar estructuras sólidas,<br />
y principalmente es imposible generar<br />
compromiso. Sin esos dos elementos,<br />
difícil que los clubes compitan a alto nivel.<br />
Por eso lo que ha hecho Tabárez en la<br />
selección es admirable. Obviamente es otra<br />
realidad, ya que ser técnico de la selección<br />
te permite, precisamente, seleccionar<br />
jugadores, por lo tanto tenés posibilidades<br />
que en los clubes no. Pero él ha logrado<br />
sostener una estructura y generar un<br />
enorme compromiso de parte de los<br />
jugadores que, aun estando en sus equipos,<br />
trabajan con la cabeza puesta en el bien de<br />
Uruguay. Vaya si nuestros clubes tienen<br />
para aprender allí.<br />
_Mateo Magnone<br />
La casaca que vistió en el Mundial de 1970 cuando Uruguay clasificó en cuarto lugar. (Foto: Jerónimo López)<br />
18 19
Museo celeste<br />
Con estos zapatos, en 1924, hizo<br />
José Vidal, frente a Yugoslavia, el<br />
primer gol uruguayo en Juegos<br />
Olímpicos.<br />
Con ella jugó el hombre en<br />
cuyo pecho cabían millones de<br />
almas: Obdulio Jacinto Varela,<br />
el símbolo de la gesta.<br />
túnel NOV-DIC 2016<br />
Viaje al corazón del fútbol<br />
Experiencia estética, ampliación del conocimiento de la cultura nacional, recorrido por el glorioso<br />
pasado del fútbol uruguayo, así vivió Túnel su visita al Museo del Fútbol.<br />
La máquina del tiempo<br />
Doscientas mil personas congeladas. El<br />
óvalo del Maracaná como un ojo lleno de<br />
asombro que no puede dar crédito a lo que<br />
ve. La foto de tamaño gigante. Enfrente,<br />
una camiseta celeste con un número 5 rojo<br />
en la espalda. Con ella jugó el hombre<br />
en cuyo pecho cabían millones de almas:<br />
Obdulio Jacinto Varela, el símbolo de<br />
la gesta. En una vitrina, la réplica de la<br />
copa Jules Rimet que le entregaran a la<br />
Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) en<br />
reconocimiento por aquel hazañoso logro.<br />
Mientras continúa su visita al Museo del<br />
Fútbol de la AUF, el periodista se dice que<br />
lo que está viviendo tiene mucho de viaje en<br />
la máquina del tiempo. A través de sus salas,<br />
ha recorrido la historia del más popular de<br />
los deportes de Uruguay hasta llegar a la<br />
que quizá sea su conquista máxima.<br />
Hace un rato, lo recibió el doctor Mario<br />
Romano, director general del lugar.<br />
Luego de ofrecerle una visión panorámica<br />
de la historia y aspectos destacables del<br />
sitio, le presentó a Gerardo Cal, quien<br />
sería su cicerone en ese lugar lleno de<br />
tesoros que explican cómo se forjó el rico<br />
patrimonio futbolístico de los orientales.<br />
No sin antes prepararlo para lo que<br />
vería: “Temáticamente, la exposición<br />
permanente de la planta alta se basa en<br />
cuatro sectores que representan las cuatro<br />
grandes conquistas futbolísticas de Uruguay:<br />
la de 1924 en Colombes; la de 1928 en<br />
Ámsterdam, ambas olímpicas; el Mundial de<br />
1930 y, sin duda alguna, Maracaná”.<br />
Se han parado junto al busto del Negro Jefe.<br />
De los objetos que se encuentran en las<br />
vitrinas, como voces venidas de épocas idas,<br />
surgen detalles poco conocidos, curiosos<br />
Fotos: Andrés Cribari<br />
u olvidados que el guía traduce con sus<br />
palabras. “Este fue el Mundial en el que por<br />
primera vez Uruguay jugó con números en<br />
la camiseta”, cuenta y agrega el dato de que<br />
en las tres gestas anteriores los jugadores<br />
simplemente se enfundaban la celeste y<br />
salían a comerse la cancha.<br />
En una de las salas contiguas, la casaquilla<br />
de Ángel Romano, tatuada por las señales<br />
del paso del tiempo, atestigua que así<br />
era. “No tiene escudo, ni nombre, ni<br />
publicidad, ni número” le dijo Cal al<br />
periodista, quien, mientras la observaba,<br />
pensó: “Comparándola con las actuales,<br />
que, con el logo de alguna marca y el<br />
nombre de los jugadores bien a la vista,<br />
se han transformado en un producto más<br />
de la mercadotecnia, se entiende mejor<br />
qué quieren decir los veteranos cuando<br />
hablan de aquel ‘jugar por la camiseta’<br />
que tanto añoran”. Están ahora en la<br />
zona correspondiente a la primera gloria<br />
futbolística olímpica conseguida por<br />
Uruguay en Francia. Al equipo celeste le<br />
tocó en suerte jugar en Colombes, una<br />
ciudad cercana a París, que, a la postre,<br />
daría nombre a una de las tribunas del<br />
Monumento del Fútbol Mundial, en el que<br />
se encuentra enclavado el Museo.<br />
Una curiosidad del fútbol de antaño.<br />
Además de ser el jugador celeste con más<br />
copas América ganadas (las seis primeras<br />
que se disputaron), Ángel Romano fue<br />
el primer uruguayo que jugó por dos<br />
selecciones: la de su país y la de Argentina.<br />
Este hecho tan particular se explica porque<br />
“entonces regía un sistema amateur”,<br />
explica el guía.<br />
A poco andar, se aprecian las banderas<br />
originales que llevaron los campeones<br />
olímpicos. En una foto en la pared, José<br />
Nasazzi, “el más grande capitán de toda la<br />
historia de las selecciones uruguayas”, según<br />
Cal, lleva el pabellón nacional con orgullo;<br />
a su lado camina, portando una segunda<br />
Visionarios<br />
enseña de la patria, Andrés Mazali, quien<br />
era arquero de aquella escuadra. Personaje<br />
extraordinario, si los hay. Además de atajar,<br />
estaba a cargo de la preparación física del<br />
equipo. “Era un deportista completo:<br />
jugaba al fútbol en Nacional; al básquetbol<br />
en Olimpia; y además era campeón de<br />
atletismo”, sentencia quien conduce la visita.<br />
Acto seguido, se detienen ante un exhibidor<br />
que contiene unos zapatones con punta de<br />
fierro y unos rústicos tapones claveteados<br />
en la suela. Vistos con ojos del siglo XXI,<br />
más parecen haber sido fabricados para<br />
un trabajo rudo que con el fin de jugar la<br />
máxima competencia mundial. Con ellos<br />
hizo José Vidal, frente a Yugoslavia, el<br />
primer gol uruguayo en Juegos Olímpicos.<br />
“¡Qué <strong>contra</strong>ste con el fino diseño de<br />
los del Loco Abreu, que, además, están<br />
personalizados!”, valora el periodista –que,<br />
a la entrada, en la planta baja, vio los que<br />
calzara el minuano–. Pocos pasos más<br />
adelante, cuando ve la pelota con la que<br />
se jugaba entonces (un bloque de cuero<br />
crudo que mucho tiene de roca), le parece<br />
Es sabido que en fútbol, si bien lo más importante ocurre en la cancha, hay hechos tan significativos<br />
como los partidos, campeonatos y copas que se hayan ganado: los que generan los<br />
dirigentes. Al fondo de la planta alta del museo hay una imponente puerta de madera. Se trata<br />
de la que daba entrada a la antigua Asociación Uruguaya de Fútbol, que estaba ubicada en la<br />
calle 18 de Julio 1528, entre Vázquez y Tacuarembó. Una vez que el visitante la “atraviesa” simbólicamente,<br />
se encuentra en un espacio que, según Milton Romano, “recrea con rigurosidad<br />
histórica la vieja Asamblea de Clubes de la AUF, con el mobiliario de la época ubicado tal y como<br />
estaba entonces”.<br />
Merced a los saltos espacio-temporales que posibilita la magia de un diseño museístico<br />
bien planificado, el visitante puede ver, a pocos metros de allí, el mobiliario que se utilizó<br />
en la primera reunión de la Confederación Sudamericana de Fútbol, institución que se creó,<br />
en Montevideo, en el año 1916, a instancias del visionario dirigente uruguayo don Héctor<br />
Rivadavia Gómez.<br />
comprender la necesidad de usar aquel<br />
calzado para patearla.<br />
Desde la foto, un moreno de estampa viril,<br />
con el esbozo de una sonrisa canchera<br />
curvándole apenas los gruesos labios y<br />
peinado a la gomina, mira a los visitantes.<br />
“José Leandro Andrade. El único jugador<br />
uruguayo elegido por la FIFA para estar<br />
en su Salón de la Fama hasta el día de<br />
hoy”, informa Cal. El hecho –se dice el<br />
periodista–, amén del significado simbólico<br />
más evidente que tiene para el fútbol<br />
nacional, también da cuenta del aporte<br />
que, desde sus inicios, han hecho los<br />
afrodescendientes.<br />
El recorrido continúa. Aquel 9 de junio de<br />
1924, en que los celestes ganaron 3-0 la final<br />
<strong>contra</strong> Suiza, quedaría inscrito en la historia<br />
del fútbol uruguayo, pero también sería un<br />
orgullo para todo el continente. “En honor<br />
a que era la primera vez que un equipo de<br />
América del Sur ganaba la medalla de oro<br />
olímpica, se instituyó que en esa fecha se<br />
celebrara el día del fútbol sudamericano”,<br />
narró Cal.<br />
Lo que poca gente conoce es el origen<br />
de aquella hazaña fundacional, que el<br />
guía detalla para los admirados oídos del<br />
periodista: “En el Sudamericano de 1923, el<br />
doctor Atilio Narancio, un dirigente, les dijo<br />
a los jugadores: ‘Si ganan este campeonato,<br />
el año que viene los llevo a competir a los<br />
Juegos Olímpicos’. Ganaron y él tuvo que<br />
hipotecar sus bienes para pagar los pasajes de<br />
la delegación”.<br />
Recorridos unos metros, han viajado cuatro<br />
años. Así arriban a Ámsterdam, la segunda<br />
conquista olímpica, que daría nombre a<br />
otra tribuna del Centenario. Cal le llama<br />
la atención al periodista sobre un detalle<br />
que pudiera pasar inadvertido: en las fotos,<br />
Mazali, quien también cuidó el arco celeste<br />
en esta competencia, tiene rodilleras pero<br />
20 21
Rigurosa recreación de la vieja Asamblea<br />
de Clubes de la AUF.<br />
Réplica de la copa Jules Rimet que le<br />
entregaran a la Asociación Uruguaya de<br />
Fútbol (AUF) en virtud de haber ganado<br />
el Campeonato Mundial de 1950, cuyo<br />
puntillazo final fue el Maracanazo.<br />
túnel NOV-DIC 2016<br />
no lleva guantes. “En Uruguay, los arqueros<br />
recién empezaron a ponerse guantes en los<br />
años sesenta. Incluso estaba mal visto que un<br />
golero los usara, porque se lo tomaba como<br />
señal de debilidad”, historia y luego, entre<br />
risas, añade: “A pesar de que usted vio cómo<br />
eran las pelotas por entonces, el arquero,<br />
por orgullo, ¡atajaba a mano limpia!”. De<br />
inmediato, señala otro hecho increíble para<br />
una sensibilidad actual. Acostumbrados a<br />
la inmediatez absoluta de la llegada de la<br />
información, como estamos, vivir desde<br />
Montevideo la segunda final que se jugó en<br />
aquellos Juegos Olímpicos <strong>contra</strong> Argentina<br />
(la primera, con alargue incluido, terminó<br />
en empate y no existía la definición por<br />
penales) hubiera sido un calvario. En efecto,<br />
una foto muestra una multitud reunida en<br />
la Plaza Independencia, sobre la que Cal<br />
apostilla: “La única manera de enterarse<br />
de los resultados de los partidos era ir a las<br />
Visitantes<br />
“Al principio, venían más extranjeros que nacionales. Pero, a lo largo<br />
de los años se ha ido equilibrando”, afirma Mario Romano, antes de<br />
agregar que trabaja activamente con el turismo deportivo, con los<br />
cruceros. “La reacción de los turistas es por lo general de sorpresa,<br />
porque pareciera que esperasen menos de lo que encuentran. Se van<br />
deslumbrados. Incluso la ministra de Turismo, Liliam Kechichián, ha<br />
manifestado que uno de los paseos más requeridos por los turistas<br />
es, precisamente, el Museo del Fútbol”, informa.<br />
Acto seguido, Romano sostiene: “La gran temática del fútbol atrae<br />
cada año a más visitantes”. Y comenta con orgullo que su número<br />
anual, en la actualidad, se encuentra por encima de las sesenta<br />
mil personas, sin contar todos los grupos de escolares que –a razón<br />
de tres o cuatro por día– lo visitan en forma gratuita; al igual que<br />
grupos de estudiantes de UTU y Secundaria, así como grupos organizados,<br />
entre otros, por el Ministerio de Turismo, del Ministerio del<br />
Interior, el INAU e intendencias departamentales. Esto ha generado<br />
una gran fidelización de estas personas con el estadio y el museo.<br />
redacciones de los diarios. Allí los periodistas<br />
recibían la información por telegrama y,<br />
a medida que iban llegando, anotaban en<br />
un pizarrón tanto las incidencias del juego<br />
como los goles; o se le anunciaba al público<br />
lo que sucedía a través de altoparlantes”.<br />
Otro salto en el tiempo. 1930. “Aquí<br />
tenemos el primer Mundial de fútbol. Se<br />
jugó en una sola ciudad: Montevideo, en<br />
tres canchas. Dos de ellas las conocemos<br />
porque todavía están: el Estadio Centenario<br />
y el Gran Parque Central, de Nacional; y<br />
una tercera, que cuando usted va por la<br />
calle Coronel Alegre y Charrúa puede ver<br />
en la vereda una placa que dice: ‘En busca<br />
del arco perdido’ porque allí estaba uno<br />
de los arcos de la vieja cancha de Peñarol,<br />
en Pocitos”, cuenta el guía. En ese estadio,<br />
Lucien Laurent hizo el primer gol de la<br />
historia de los mundiales, en el partido que<br />
su país, Francia, le ganó a México 4-1.<br />
De todos los uruguayos<br />
En las fotos de los goles uruguayos de la final<br />
de aquel campeonato se puede apreciar que<br />
los palos de los arcos eran cuadrados y de<br />
madera “a diferencia de los de hoy, que son<br />
de metal y cilíndricos”, hace notar Cal, antes<br />
de señalarle al periodista un llamativo detalle<br />
que el ojo inadvertido no podría captar sin<br />
la ayuda del experto: “Jugaron el primer<br />
tiempo con pelota argentina y el segundo<br />
con pelota uruguaya. Como no se pusieron<br />
de acuerdo, el árbitro hizo jugar un tiempo<br />
con cada pelota”.<br />
Acto seguido, señalando la foto del arquitecto<br />
Juan Antonio Scasso, destaca: “Aquí está<br />
quien proyectó y llevó a cabo, en ocho meses,<br />
de noviembre de 1929 a julio de 1930, el<br />
Estadio Centenario, único en el mundo<br />
que tiene el título otorgado por la FIFA de<br />
Monumento Histórico del Fútbol Mundial”.<br />
El periodista hace un comentario admirativo<br />
y su acompañante agrega nuevos y llamativos<br />
“Nos quedó claro que la historia del fútbol les pertenece a todos<br />
los uruguayos que habitan a lo largo y ancho de la república”, enfatiza<br />
el director del museo. “Empezamos a salir, motu proprio, con<br />
una exposición itinerante que se lleva a todos los lugares del interior<br />
donde es convocada. Este mecanismo se ha perfeccionado en<br />
cuanto al uso de la tecnología y está muy bien aceitado. En cada<br />
una de esas visitas a intendencias, ligas de fútbol y clubes sociales<br />
se ha generado una verdadera acción de impacto cultural y social.<br />
Siempre ocurren dos cosas: primero, se acercan las ligas, los clubes<br />
de fútbol, los historiadores locales, los periodistas, la intendencia,<br />
entre otros muchos; y, segundo, vamos con la idea de aportar pero<br />
es muchísimo más lo que nos traemos: historias y elementos nuevos<br />
que aumentan nuestro conocimiento sobre el fútbol; tanto, que<br />
esta experiencia ha sido fundamental para nosotros”, relata.<br />
detalles: “La Torre de los Homenajes del Estadio se construyó en<br />
honor a los campeones olímpicos y tiene nueve balcones, por las<br />
nueve franjas de la bandera uruguaya; su parte inferior representa las<br />
alas del avión y la proa del barco en que viajaron. Originariamente,<br />
sobre esta última, llevaba una estatua de José Luis Zorrilla de San<br />
Martín que nunca se colocó, no se sabe bien por qué. En julio del año<br />
1929, en la parte inferior de la torre se colocó la piedra fundamental,<br />
que fue hallada cuando se estaba excavando para colocar el ascensor<br />
que actualmente lleva a un muy visitado mirador. Hoy se exhibe en la<br />
planta baja del museo”, concluye Cal.<br />
El Museo del Fútbol abre de lunes a viernes de 10 a 17 horas.<br />
Museo accesible<br />
Lugar de cultura<br />
_Luis Morales<br />
Romano reconoce que durante un tiempo el museo tuvo algunas carencias.<br />
Una de ellas en especial lo desvelaba: la accesibilidad. Quería<br />
habilitar la posibilidad de que las personas con capacidades diferentes<br />
o de edad avanzada que tuviesen afectada su movilidad pudieran<br />
visitar la planta alta, a la que sólo se accedía por escalera. Así las<br />
cosas, se entendió necesario construir, y se llevó a cabo, un ascensor<br />
ideado con las características que requieren aquellas personas.<br />
El director del museo recibió a Túnel en el momento en que termina<br />
la presentación de un libro, confirmación contundente de lo que<br />
le explica al periodista: “Está construido, pensado y gestionado para<br />
transformarse en un fenómeno cultural. Da cabida a todas las manifestaciones<br />
artísticas, sobre la base de que el fútbol tiene que ver<br />
decisivamente con la identidad del pueblo uruguayo. Por acá pasan: el<br />
teatro, la murga, la literatura, la escultura, la pintura. En sus instalaciones<br />
se suceden las exposiciones itinerantes, en la primera planta; y<br />
las presentaciones de libros, eventos, seminarios y charlas en el auditorio,<br />
que tiene capacidad para medio centenar de personas”.<br />
La historia del fútbol y algo más<br />
Al doctor Mario Romano lo apasiona hablar sobre el Museo del Fútbol.<br />
Con amena claridad, y en apretada síntesis, relató para Túnel la<br />
historia del sitio que dirige.<br />
“La idea del Museo del Fútbol comenzó en la década del sesenta,<br />
cuando varios dirigentes se reunieron para concebir cómo sería en el<br />
futuro. Si bien en ese momento no lograron su propósito, sí dejaron<br />
una especie de comisión y un estatuto que reflejaba sus ideas.<br />
“Ya en la década del setenta, el museo se inaugura, aunque no con una<br />
forma museística terminada. Era más bien una exposición que seguía<br />
una línea del tiempo. Fue algo muy bueno este intento. Tenía la curiosidad<br />
de que, como la época lo permitía, se visitaba los días de partido.<br />
Así que se publicitaba que la gente viniera un rato antes o se quedase<br />
un rato después para visitarlo.<br />
”A partir de entonces surgieron algunas ideas para terminar de definir<br />
cómo debía ser el Museo del Fútbol. Hay que agradecerle a muchas<br />
personas que, durante el período en que el museo no funcionó<br />
al público, fueron agrupando y guardando un sinfín de materiales que<br />
posteriormente darían lugar a la realidad que vemos hoy. Entre estas<br />
figuras cabe destacar a Marne Rodríguez, Juan Capelán y el arquitecto<br />
Juan Deal.<br />
”Luego de innúmeras tratativas y con el apoyo del Ministerio de Turismo<br />
de la época y la Asociación Uruguaya de Fútbol –que es su<br />
propietaria–, el museo se reinauguró en 2004, no tal cual como está<br />
ahora, porque fue mejorando a lo largo de los años.<br />
”En la actualidad, consta de una gran planta baja donde existe un<br />
lugar de exposiciones transitorias, que cambian mensualmente. Allí,<br />
hacia uno de los laterales, se abre el llamado Corredor Olímpico, en<br />
el que tienen cabida todos los deportes. En él se pueden ver algunos<br />
hitos del deporte olímpico uruguayo, tales como los equipos<br />
de básquetbol que concurrieron a las Juegos Olímpicos; los remos<br />
de Eduardo Risso, medalla de plata en Londres 1948; la bicicleta del<br />
Atilio François; unos guantes autografiados por Dogomar Martínez,<br />
quien también estuvo en los juegos de Londres 1948, y Washington<br />
Cuerito Rodríguez, medalla de bronce en Tokio 1964.<br />
”El primer piso es la sala de exposición permanente. Allí queda claro<br />
que la idea fuerza del museo es ser el acervo histórico; no hace hincapié<br />
en lo tecnológico, sino que se basa en rescatar la historia que<br />
puede mostrarse a través de objetos.<br />
Por otro lado, la biblioteca del museo desarrolla el estudio y la investigación<br />
acerca del más popular de los deportes. En ella se pueden<br />
consultar, previa acreditación, los muchos documentos que atesora”.<br />
22 23
Álvaro Tata González, jugador de la selección uruguaya de fútbol<br />
Transpirar la camiseta<br />
En este pedazo de tierra se juega al fútbol. Tal vez demasiado, sin dudas como se puede, pero la pelota no<br />
deja de andar por todas partes. Si bien sobran las historias, de todas las hipótesis que tratan de explicar para<br />
qué nos sirve el fútbol me quedo con una: para no perder la memoria de lo que hemos sido. Por algo se hizo<br />
un estadio y se le puso nombre para conmemorar los cien años del juramento de la Constitución (y no es<br />
casualidad que fuera para inaugurar el primer mundial de fútbol). No, no es nostalgia. Es que muchas veces<br />
nos fue bien, muy bien, y otras todo lo <strong>contra</strong>rio. El mérito histórico es que de los golpes siempre se supo<br />
salir. Como Álvaro González, que no pidió explicaciones cuando quedó afuera del Mundial de Sudáfrica y<br />
esperó la próxima convocatoria para decir “acá estoy”.<br />
túnel NOV-DIC 2016<br />
Foto: Leonidas Martínez<br />
Unos días antes de que él cumpliera 32 años<br />
logramos conversar. Se conectó el Skype y<br />
Álvaro González apareció en versión familiar:<br />
remera bordó, pantalón deportivo, un<br />
cuchillo en la mano y varias verduras para<br />
cortar. “Voy a hacer una sopita”, dice. Cerca,<br />
pero fuera de pantalla, están Cecilia, su<br />
esposa, y Renzo, el primer hijo de ambos que<br />
nació seis semanas antes de esta entrevista.<br />
La nueva realidad los tiene felices. Álvaro<br />
relata cómo fue el nacimiento de Renzo<br />
entre decisiones importantes para su carrera<br />
deportiva: jugar en Emiratos Árabes, la última<br />
oferta sobre la hora que llegó de Rusia. Nada.<br />
La primera oportunidad se cayó y a los rusos<br />
les dijo que no, aun sabiendo que en la Lazio<br />
podía quedar afuera del plantel principal. Si<br />
bien todo futbolista quiere jugar, no le pesó la<br />
decisión: primero la familia y la comodidad<br />
para consolidar un momento único en la<br />
vida. Sabe, y lo reconoce, que la contención<br />
de los íntimos lo ayudó a sobreponerse en los<br />
momentos bravos. Ahora le tocó a la inversa.<br />
Y se tiene fe, como cada vez que se pone a<br />
jugar de celeste.<br />
Luego de ser convocado por última vez para<br />
defender a Uruguay en la Copa América<br />
Centenario, entrenando con el primer<br />
equipo pero a la espera de que Lazio le<br />
busque la vuelta para poder inscribirlo en<br />
la lista y pueda jugar –situación compleja<br />
porque por cuestiones de cupo tendría<br />
que rescindir <strong>contra</strong>to alguno de sus<br />
compañeros–, Álvaro Tata González no<br />
ve la hora de calzarse la 20 de Uruguay y<br />
demostrar de qué están hechas las personas<br />
que superan los malos ratos.<br />
¿Cómo arrancó jugando al fútbol aquel<br />
chiquilín de Lezica?<br />
En el Aviación, que el 12 de octubre<br />
festejó el cumpleaños. Mandé saludos y<br />
felicitaciones, es la manera en la que trato<br />
de estar porque esas fechas son imposibles<br />
para mí. Son los recuerdos más lindos de<br />
la infancia, cuando de verdad se jugaba<br />
al fútbol por divertirse, con amigos. A<br />
medida que crecés va tomando todo más<br />
exigencia, más presión, sigue siendo fútbol<br />
y algo lindo, pero deja de ser aquello de<br />
cuando uno era chico.<br />
Hay dos teorías de cuándo arrancaste a<br />
jugar al fútbol. Una es que empezaste<br />
mirando a tu hermano. La otra es que<br />
querías ser golero. ¿Cuál se impone?<br />
Medio que las dos. Iba al Aviación porque<br />
jugaba Diego, mi hermano, que es tres<br />
años mayor y lo iba a ver. Después cuando<br />
ya pude jugar sí: me gustaba el arco. Me<br />
acuerdo que mi primera camiseta fue<br />
la de Nacional de Jorge Seré. Pero en el<br />
primer año de baby fútbol tenía un par de<br />
compañeros que estaban un poquito más<br />
gorditos que yo y la chance para que ellos<br />
jugaran era el arco, entonces me sacaron a<br />
la cancha y empecé a jugar como hombre<br />
de campo.<br />
¿A qué lugar te mandaron?<br />
Jugar jugaba en el medio, pero como ya de<br />
chiquito el tema físico y respiratorio me<br />
favorecía, porque corría y cubría todos los<br />
lugares, era más ofensivo de lo que me he<br />
vuelto [se ríe].<br />
Entonces ahora de grande te salvan los<br />
picados con la selección, digamos.<br />
Vuelvo a la infancia y soy puntero derecho,<br />
nos dividimos el sector de ataque con<br />
[Edinson] Cavani y Seba [Sebastián]<br />
Coates. Más de una vez me quedo en el<br />
segundo palo con el bracito arriba porque<br />
Edi le pega de todos lados. Juega siempre de<br />
delantero, es un aburrido bárbaro.<br />
Volvamos. Hay un mojón importante<br />
en tu vida que fue un amistoso entre<br />
la selección de La Teja-Capurro y la<br />
escuelita de Defensor Sporting.<br />
Sí, gracias a Alfredo Protasio. Él me<br />
preguntó si quería ir porque había un<br />
partido. Yo estaba en la selección, pero<br />
no tenía ni idea. Me decían de ir a jugar<br />
y no preguntaba, iba nomás. Fui, estaban<br />
mirando y quedé. Así resultó que caí en el<br />
Comando del Ejército de Bulevar Artigas,<br />
donde practicaba Defensor. Me empezó a<br />
dirigir el profe [César] Santos, a quien le<br />
estoy muy agradecido. Tenía creo que diez u<br />
once años. Jugaba con la categoría 83, que<br />
eran un año mayor. Era la décima. Al año<br />
siguiente me preguntaron si quería seguir<br />
yendo y no paré. Repetí décima al año<br />
siguiente, enganché con mi generación y<br />
desde los once a los veinticuatro que me fui<br />
a Boca [Juniors, de Argentina], siempre con<br />
la violeta puesta. Todo ese tiempo y hasta<br />
ahora Defensor ha sido mi casa.<br />
¿Qué te marcó la escuela de Defensor?<br />
Mucho. Al principio me costó porque de<br />
chico siempre era de los más chiquitos, era<br />
suplente o jugaba de a ratos. Lo que pasaba<br />
era que había compañeros que ya estaban<br />
desarrollados y me sacaban una cabeza o<br />
más. Incluso alguna vez se rumoreó que<br />
me podían cortar, pero siempre terminaba<br />
quedando. Cuando se igualó el tema físico<br />
me empezó a ir mejor. Pasé de quinta<br />
a cuarta y con la llegada de Juan Tejera<br />
pasé de estar cerca de cambiar de equipo<br />
buscando opciones para empezar a jugar.<br />
24 25
por penales. Estaba el Polilla [Jorge] da Silva<br />
de técnico. Creo que si pasábamos <strong>contra</strong><br />
Gremio esa tanda de penales podíamos<br />
haber definido la copa, por los equipos que<br />
quedaron, más allá de que Boca, que la<br />
ganó, era muy difícil.<br />
Precisamente el destino que tuviste al<br />
semestre siguiente.<br />
Es verdad. Terminó la Copa y fui a un Boca<br />
bárbaro, que venía de un gran semestre con<br />
título incluido y un plantel que se había<br />
mantenido. Pero llegué y todo me llamó la<br />
atención. Primero porque de vivir en Lezica<br />
pasé a vivir en Buenos Aires, imaginate.<br />
Venía acostumbrado a Defensor Sporting,<br />
que lo sentía como una familia y donde<br />
jugaba con amigos en un vestuario precioso<br />
para sentirse cómodo, y llegué a todo lo<br />
<strong>contra</strong>rio: un Boca que era un caos, con<br />
el vestuario dividido en dos facciones. Fue<br />
bravo. Creo que haber estado en Boca, con<br />
todo lo que significa, más el hecho de jugar<br />
en La Bombonera, pudo ser para disfrutarlo<br />
más de lo que terminó pasando porque el<br />
clima era tenso. Si bien tengo recuerdos<br />
muy lindos porque jugué la final del mundo<br />
<strong>contra</strong> el Milán, algo increíble que me pasó.<br />
Fue difícil pero aprendí un montón de cosas.<br />
Igual que en Nacional, donde fui a jugar<br />
después, con todo lo que significa jugar en el<br />
equipo del que sos hincha desde chico.<br />
Tanto, que fueron más buenos que<br />
malos.<br />
Los primeros cuatro años fueron muy<br />
buenos. Jugué mucho. En 2013 fui junto<br />
con el arquero el jugador del plantel con<br />
más partidos disputados. Ese año ganamos<br />
la Copa Italia, que fue histórico para el<br />
club porque se le ganó la final a la Roma.<br />
Incluso fue la última vez que se le ganó a<br />
la Roma, los hinchas todavía lo recuerdan.<br />
Después de eso fui al Mundial en un gran<br />
momento, jugué en Brasil y creo haberlo<br />
hecho bien; sin embargo cuando volví a la<br />
Lazio había cambiado el técnico. Y el nuevo<br />
técnico, Stefano Pioli, no me dio nunca la<br />
posibilidad de pelear por un puesto, cosa<br />
que anteriormente siempre había pasado.<br />
Por más que hubiera sido un jugador<br />
importante un año, ya me había pasado que<br />
al siguiente volvía a la pretemporada siendo<br />
la segunda opción. Y no tenía problema,<br />
siempre que tuviera la oportunidad de<br />
pelear el puesto. En este caso nunca me<br />
la dieron y a los seis meses decidí irme al<br />
Torino, donde estuve un semestre, y después<br />
me volví a ir al Atlas de México un año. En<br />
el Torino al mes me lesioné un menisco y<br />
me operaron, por lo que estuve otro mes<br />
afuera y cuando volví el técnico no me dio<br />
posibilidades, sólo me puso en cuentagotas.<br />
Por eso cuando termino el préstamo y volví<br />
a la Lazio decidí irme a México.<br />
túnel NOV-DIC 2016<br />
“La postura o las decisiones son de todo el grupo, del plantel y de algunos que ya no están. Es como hemos<br />
manifestado. Quien tomó la palabra fue Diego [Godín], porque es el capitán. Pero estamos todos. Es por el bien del<br />
fútbol uruguayo, por la claridad y por la transparencia, porque queremos lo mejor”. (Foto: Leonidas Martínez)<br />
No sé qué hubiese pasado si me iba. Esas<br />
decisiones de la vida, ¿viste? Fue todo muy<br />
rápido. Por suerte supe bancarme y me<br />
terminé haciendo un bien. Cuando quise<br />
acordar me gané un lugar en primera.<br />
¿Saliste campeón en inferiores?<br />
Sí, campeones en quinta y en cuarta. Sentí<br />
más pertenencia en el que ganamos con la<br />
cuarta porque jugaba más.<br />
En primera se te escapó por poco.<br />
Sí, me fui un semestre antes. Pero eran<br />
todos mis compañeros y me alegré pila,<br />
porque además a muchos nos había pasado<br />
que hicimos tremendo campeonato el año<br />
anterior, como para salir campeón, pero<br />
pasó aquello de Gustavo Méndez, el penal,<br />
los seis minutos de alargue, y que no se<br />
jugaron las finales. Ahí quedamos todos con<br />
la sangre en el ojo y por suerte muchos de<br />
mis compañeros se pudieron dar el gusto. A<br />
mí me quedó pendiente para la vuelta.<br />
Era un muy buen equipo. Porque además<br />
del Uruguayo también hicieron Copa<br />
Libertadores y Copa Sudamericana a<br />
buen nivel.<br />
Siempre bromeo que nunca sabré si volveré<br />
a jugar en un plantel tan unido y tan fuerte<br />
como ese. En la Libertadores llegamos hasta<br />
cuartos de final y perdimos <strong>contra</strong> Gremio<br />
¿Qué análisis hacés de tu paso por<br />
Nacional?<br />
Tuvimos un semestre muy bueno, ganamos<br />
un Apertura de punta a punta, pero se<br />
desarmó el equipo, se fueron jugadores<br />
importantes y perdimos el campeonato. Al<br />
igual que Nacional, tuve seis meses muy<br />
flojos y eso me hizo perder el Mundial de<br />
Sudáfrica. Había estado toda la eliminatoria<br />
convocado, participando incluso hasta de<br />
los partidos del repechaje. Fue el golpe más<br />
duro que tuve en la carrera deportiva. Ahí<br />
volvió otra vez a lo mismo que me pasó<br />
cuando no sabía si quedarme en Defensor:<br />
la familia, el entorno y buscar ayuda para<br />
levantarse y pelear. Al año siguiente estaba<br />
jugando la Copa América en Argentina<br />
y ganándola. Eso y el empujón anímico<br />
que me dio irme a Italia, con todo lo que<br />
significa llegar a Europa, me hizo volver a<br />
enchufarme.<br />
¿Qué diferencias e<strong>contra</strong>ste entre el<br />
fútbol de Europa y el del Río de la Plata?<br />
Es diferente, sí. Pero el fútbol italiano se<br />
adaptaba mucho a lo que era yo como<br />
jugador, basado mucho en la táctica, en la<br />
disciplina, en el orden y en lo físico. Desde<br />
el día que llegué vi que podía ganarme el<br />
lugar. Notaba que no me faltaba mucho,<br />
más allá de la adaptación. La prueba es que<br />
al poco tiempo era parte del equipo titular.<br />
Así fueron varios años de consolidación.<br />
¿Cómo es el clásico de Roma? Porque si<br />
se quiere la Lazio, por méritos propios<br />
y tal vez también por desconocimiento,<br />
es un equipo bastante estigmatizado con<br />
facciones de extrema derecha. ¿Eso se<br />
sentía en la cancha?<br />
Creo que un poco ha ido bajando, ya no<br />
se hace tanto presente. Antes sí era más,<br />
pero ahora se vive como un clásico normal.<br />
Obvio que con mucha pasión por el fútbol,<br />
demasiada, como es un Nacional-Peñarol,<br />
pero se ve más esa pasión futbolística que<br />
la política. La ciudad está dividida entre los<br />
dos y la verdad que es un ambiente muy<br />
parecido a un clásico sudamericano. Es<br />
divino jugarlo.<br />
Me quedó una del fútbol uruguayo:<br />
no saliste campeón de primera ni en<br />
Defensor ni en Nacional, ¿vas a volver?<br />
Mi sueño sería volver a jugar en los dos.<br />
Siempre lo digo. He tenido conversaciones<br />
tanto con uno como con otro, siempre me<br />
manifiestan la posibilidad y que las puertas<br />
están abiertas, lo que a uno lo enorgullece.<br />
Así que vamos a ver en qué tiempo, si en<br />
breve o a largo plazo, pero me gustaría<br />
vestir esas dos camisetas porque son los dos<br />
equipos por los que tengo sentimiento y los<br />
sigo domingo a domingo. Cuando termina<br />
el fútbol europeo lo primero que hago es<br />
ponerme a mirar los partidos de Uruguay y<br />
sigo las campañas de las dos.<br />
“Tabárez fue la piedra fundamental para todo lo que ha logrado la selección. Una persona que tiene bien claro lo que<br />
quiere y no se deja influir por el ambiente”. (Foto: Leonidas Martínez)<br />
Después de la Copa América y un par de<br />
veces que no te citaron volvés a integrar la<br />
lista de reserva de Uruguay, ¿te acordás la<br />
primera citación?<br />
¡Por suerte! Volvió a estar mi nombre en la<br />
lista y es una alegría bárbara. Había sido<br />
duro no estar porque venía de tener buenos<br />
rendimientos. Claro que me acuerdo, cómo<br />
no. Fue en 2006, en el arranque del proceso<br />
del maestro Tabárez, en la gira que se hizo<br />
por Estados Unidos, Serbia, Túnez y algún<br />
país más. El Maestro incluyó un montón<br />
de muchachos jóvenes, por suerte estaba<br />
y quedé. Salvo el Mundial y estas últimas<br />
citaciones, he estado siempre en las listas.<br />
Mantenerse diez años en una selección como<br />
Uruguay, con tantos jugadores a buen nivel,<br />
no es nada fácil. Eso se logra con esfuerzo,<br />
con sacrificio y siempre aprendiendo.<br />
¿En el primer momento percibías que era<br />
un proceso?<br />
Se veía que había un cambio. Uno era nuevo<br />
y no sabía lo que había pasado antes. Pero<br />
sí veía compañeros que se sorprendían por<br />
la disciplina, por lo que buscaba el nuevo<br />
cuerpo técnico en los jugadores. Entonces<br />
eso te daba para pensar que antes no era así.<br />
No había otra que aplicarse, rendir bien en<br />
su equipo cada uno y dar el máximo para<br />
poder estar en la selección, porque era y es la<br />
única manera de ser tenido en cuenta.<br />
26 27
Álvaro Tata González<br />
Con tu experiencia de diez años, ¿cómo<br />
creés que se fue cimentando lo que es hoy<br />
la selección?<br />
Ni que hablar que los resultados juegan. En<br />
su momento fueron vitales, porque ¿qué<br />
pasaba si Uruguay quedaba afuera en aquella<br />
Eliminatoria para Sudáfrica? Después se<br />
terminó consiguiendo el cuarto puesto y eso<br />
influyó. Lo fundamental en esos momentos<br />
complicados fue la unión del grupo, la<br />
responsabilidad asumida, cómo se tomaron<br />
las cosas y cómo se siguen haciendo. Es<br />
importante que haya un grupo, una base,<br />
que va mostrando cuál es el camino al<br />
recambio que se va sumando. Eso hace todo<br />
mucho más fácil para los nuevos jugadores<br />
que llegan. Además insisto que es importante<br />
que se ha marcado una línea de lo que es el<br />
comportamiento. Y, obviamente, lo que hay<br />
que buscar dentro de la cancha también es<br />
importante. Si hacés eso bien, los resultados<br />
van a estar más cerca.<br />
¿El uruguayo está hecho de resultados<br />
difíciles?<br />
Sí, tenemos eso de que en los momentos<br />
bravos resurgimos por amor propio, por<br />
responsabilidad, por dejarlo todo, porque<br />
nos duelen mucho las derrotas.<br />
¿Cuál es el ADN de la selección?<br />
Creo que lo más importante –o el ADN<br />
como vos decís– es la adhesión de los<br />
jugadores a la selección y la unión que hay<br />
entre ellos y a su vez con el cuerpo técnico.<br />
Esto ha contagiado primero a los dirigentes<br />
y luego también a los periodistas y al<br />
uruguayo que hoy es hincha y camina con<br />
la camiseta de Uruguay durante todo el año<br />
y no sólo los días de partido.<br />
¿Qué significa esa camiseta celeste<br />
para vos?<br />
Jugar en la selección es un orgullo, un<br />
privilegio y el premio más grande que me<br />
ha dado esta profesión por todo lo que uno<br />
tuvo y tiene que ponerle en el día a día<br />
desde la adolescencia.<br />
Queda la recta final para Rusia. ¿Cómo<br />
la ves?<br />
Estos partidos son muy importantes porque<br />
ya estamos por entrar en la definición de<br />
la eliminatoria y una cosa es hacerlo arriba<br />
como estamos que de abajo y esperando<br />
resultados. Al terminar la copa Centenario<br />
dije que había que dejarla atrás y pensar<br />
que había que terminar el año con un pie<br />
dentro de Rusia, habiendo seis partidos en<br />
tres meses. Quedan dos y difíciles pero este<br />
grupo puede hacerlo.<br />
Esta selección ha logrado cosas<br />
importantes dentro de la cancha,<br />
pero también afuera, sin ir más lejos<br />
jugando un rol importante en temas<br />
que conciernen al ámbito político o<br />
económico. ¿Por qué te parece que es<br />
importante hacerlo?<br />
La postura o las decisiones son de todo el<br />
grupo, del plantel y de algunos que ya no<br />
están. Es como hemos manifestado: quien<br />
tomó la palabra fue Diego [Godín] porque<br />
es el capitán, pero estamos todos. Es por el<br />
bien del fútbol uruguayo, por la claridad y<br />
por la transparencia, porque queremos lo<br />
mejor. El tema es valorizar más lo que es<br />
nuestro fútbol. Hay mucha materia prima,<br />
mucho para trabajar y para sacarle jugo.<br />
Está bien la implicación de los jugadores<br />
porque son trabajadores. ¿Por qué a veces<br />
cuesta que la opinión pública entienda<br />
que como trabajadores luchen por sus<br />
derechos?<br />
A veces la información llega de distintas<br />
maneras y se puede pensar que lo que se<br />
busca es un beneficio personal. Y no es así,<br />
acá lo que se busca es el bien del fútbol<br />
uruguayo. Nosotros somos producto del<br />
fútbol uruguayo, al que respetamos y<br />
valoramos muchísimo. Creemos que es muy<br />
difícil porque lo vivimos y sabemos cuál es<br />
la situación. Se busca mejorar eso.<br />
¿Si te digo Óscar Tabárez?<br />
La piedra fundamental para todo lo que ha<br />
logrado la selección. Una persona que tiene<br />
bien claro lo que quiere y no se deja influir<br />
por el ambiente, cosa que es muy difícil.<br />
Alineó a todo un país atrás del equipo,<br />
cuando en el arranque parecía muy difícil.<br />
Mirando el proceso creo que todos tenemos<br />
que valorar lo que hay, que no ha sido poco,<br />
si bien siempre se puede crecer. La cabeza<br />
de todo esto ha sido él. Firme, con sus<br />
ideales, y obviamente con el apoyo que ha<br />
tenido de los jugadores que siempre hemos<br />
seguido sus decisiones con respeto.<br />
_Mintxo<br />
Fútbol e identidad<br />
El Atlético Artilleros, club fundado por uruguayos radicados en Madrid, es un punto de encuentro entre charrúas y españoles. (Fotos cedidas por Carlos Buzón)<br />
Atlético Artilleros:<br />
una historia de fútbol “hispano-uruguaya”<br />
TEORÍA Y PRÁCTICA PARA LOS ENTRENAMIENTOS<br />
Manual de Cinesiología<br />
Estructural<br />
501 ejercicios de<br />
<strong>contra</strong>ataque en fútbol<br />
La mayor parte de balones de fútbol ruedan en canchas de categorías inferiores o amateur, cuando no<br />
sobre el asfalto de las calles. Allá donde no enfocan las cámaras de televisión es donde desarrollan su<br />
pasión y su carrera la mayoría de jugadores del mundo. Carlos Buzón jugó toda su vida en este tipo de<br />
canchas. Su trayectoria trasluce una historia de integración migratoria en la que el fútbol jugó un papel<br />
esencial como red identitaria y de apoyo humano.<br />
túnel NOV-DIC 2016<br />
Editorial Paidotribo<br />
En esta obra se analizan<br />
a través de ejercicios<br />
simples, las articulaciones<br />
y los grandes grupos<br />
musculares del cuerpo.<br />
Este conocimiento<br />
constituye la base de los<br />
programas de ejercicios<br />
que deben aplicarse para<br />
reforzar la musculatura.<br />
El entrenador Santiago<br />
Vázquez Folgueira, plantea<br />
de forma didáctica y<br />
progresiva ejercicios de<br />
<strong>contra</strong>golpe de lo individual<br />
a lo colectivo.<br />
La obra recoge ejemplos<br />
de situaciones de juego<br />
extraídas de distintas<br />
competiciones.<br />
“Por un momentito sentí que estaba en<br />
Uruguay”, dijo entre carcajadas un amigo<br />
del ahora entrenador del Atlético Artilleros,<br />
Carlos Buzón, tras presenciar una “piñata”<br />
que se formó en un campo de fútbol 7<br />
<strong>contra</strong> un equipo de españoles. Esto ocurrió<br />
en una liguilla del madrileño barrio de<br />
Valdebernardo. Tras una riña, un integrante<br />
del equipo rival había sido incrustado en<br />
el fondo de la portería <strong>contra</strong>ria por una<br />
trompada propinada por el ex jugador de<br />
Rampla Juniors, Pablo Lanzotti, conocido<br />
allí como El Toro. Otros recibieron varios<br />
golpes, producto de la solidaridad de la<br />
mayoría del plantel con los iniciadores<br />
de la trifulca. De esto salió sancionado el<br />
equipo en su conjunto y a algunos de sus<br />
integrantes más importantes, se les prohibió<br />
jugar durante lo que restaba de competición<br />
y durante todo el año siguiente en cualquier<br />
otro torneo municipal. De esto hace ya más<br />
de cuatro años y este equipo, fundado entre<br />
risas por uruguayos de todos los “kilajes”<br />
y edades radicados en Madrid, ahora tiene<br />
una plantilla de 25 jugadores de entre 18 y<br />
24 años y compite federado en la segunda<br />
división regional de la categoría amateur de<br />
Madrid. Esto supone estar a dos pasos de<br />
ingresar en la categoría preferente, donde los<br />
jugadores ya reciben un sueldo y los equipos<br />
entran en un contexto preprofesional.<br />
“Hemos cambiado muchísimo”, explicó<br />
Carlos. “Una cosa es la agresividad<br />
jugando y otra cosa es lo que pasó en aquel<br />
momento, pegarle al árbitro o agredir a un<br />
rival, todo eso lo fuimos cortando y por<br />
eso es que el equipo ha crecido. Aquí las<br />
cosas son distintas, en Uruguay tenemos<br />
que cambiar esa mentalidad, y si no la<br />
cambiamos así nos va a ir en el fútbol”,<br />
añadió. Tras haber desarrollado su carrera<br />
en clubes como Villa Teresa, Alianza F.C. y<br />
Club Oriental de Football, este uruguayo<br />
de 33 años, hincha acérrimo de Peñarol,<br />
emigró a España en 2006 desencantado por<br />
la precariedad económica que tienen que<br />
afrontar los futbolistas y clubes en este país.<br />
Tras varios años allí, fundó el Atlético<br />
Artilleros junto con un grupo de amigos,<br />
algunos ex futbolistas profesionales<br />
como Lanzotti. Además de compartir<br />
procedencia, todos trabajaban juntos en un<br />
grupo inmobiliario, fundado a su vez por<br />
orientales en España, del cual se deriva una<br />
importante red social charrúa en todo el<br />
país. En apenas un año, el equipo ingresó en<br />
la Real Federación Española de Fútbol y fue<br />
28 29
“Transmitimos a nuestros<br />
jugadores lo nuestro:<br />
un equipo bien armado<br />
atrás, corriendo y<br />
metiendo, como somos<br />
los uruguayos. Y la verdad<br />
es que hemos armado un<br />
cuadro bastante aguerrido,<br />
que deja todo y que está<br />
bastante unido. Por eso el<br />
año pasado ascendimos”.<br />
Carlos Buzón junto a Cristian Cebolla Rodríguez. Escudo de Artilleros. Antoine Griezmann exhibe la casaca con su nombre impreso que le obsequió el Club Atlético Peñarol.<br />
túnel NOV-DIC 2016<br />
aumentando de categoría hasta entrar recién<br />
en la segunda división regional, situada<br />
ya en la última franja del ámbito amateur.<br />
Siguiendo esta evolución, sus integrantes<br />
esperan alcanzar las categorías profesionales<br />
en cuestión de unos años. “No hay techo”<br />
comentó Carlos Buzón. “Los uruguayos<br />
somos ambiciosos y nos gusta mucho el<br />
fútbol, lo vivimos mucho y queremos llegar<br />
lo más alto posible”, expresó.<br />
En la experiencia de este equipo se<br />
hacen visibles a pequeña escala una serie<br />
de <strong>contra</strong>stes y patrones de juego que<br />
permiten distinguir un conjunto de<br />
factores culturales e identitarios visibles<br />
en la misma práctica del fútbol. “Hay<br />
mucha diferencia entre el fútbol uruguayo<br />
y el español, pero muchísima”, explicó<br />
Carlos. Lo primero que inevitablemente<br />
le viene a la cabeza, recordando sus años<br />
en las canchas uruguayas, es la diferencia<br />
de medios e infraestructura. “En Uruguay<br />
los campos no te ayudan para nada, hay<br />
campos o vestuarios de primera división<br />
que no tienen comparación ni siquiera con<br />
los de categorías amateur de aquí. Nuestro<br />
vestuario tiene calefacción en invierno,<br />
los terrenos de juego son todos de césped<br />
artificial. Esto ayuda mucho porque hace<br />
que cuando llueve no tengas problema y<br />
puedas entrenar”. Otra cuestión que destacó<br />
es el acceso al equipamiento. “Allá para<br />
comprarte un par de zapatos de fútbol es<br />
más complicado. Acá por treinta o cuarenta<br />
euros tenés unas zapatillas de fútbol y las<br />
podés comprar, pero claro, acá no se valora<br />
tanto”, explicó.<br />
Sin embargo, “nosotros tenemos lo que<br />
quizás hay gente de acá que no tiene, y es<br />
que acá no se vive tanto el fútbol como<br />
en Uruguay. Allá hay una pelota y todo el<br />
mundo quiere jugar, aunque ha cambiado<br />
mucho porque ahora están los Play Station,<br />
está internet...”, añadió. Esta afirmación<br />
no se basa únicamente en la experiencia<br />
de Carlos en el juego <strong>contra</strong> sus rivales.<br />
Desde hace algunas temporadas, debido<br />
a las exigencias físicas requeridas por el<br />
elevado nivel de juego propio del estrato en<br />
el que se encuentra el Atlético Artilleros,<br />
en su formación dejó de haber lugar para<br />
jugadores veteranos. Esto hace que los<br />
uruguayos se concentren hoy en el cuerpo<br />
técnico y directivo del club, así como en<br />
sus apoyos e hinchada, siendo únicamente<br />
cuatro los charrúas que visten de corto. Sólo<br />
dos de ellos, Matías Aramburu y Roberto<br />
Chamorro, integran el club desde el inicio<br />
de su andadura en las canchas de fútbol 7.<br />
El cuadro actualmente se nutre de jugadores<br />
juveniles españoles que quedan libres entre<br />
temporada y temporada, procedentes de<br />
otro equipo superior en el que jugó Carlos<br />
al poco tiempo de trasladarse a Madrid.<br />
Esto hace que el <strong>contra</strong>ste entre uruguayos<br />
y españoles se haga visible en la misma<br />
cotidiana interna del Artilleros.<br />
“He notado en los vestuarios que perdemos<br />
un partido y nos vamos bastante calientes,<br />
¡porque nos vamos bastante calientes!, y acá<br />
los chavales pierden un partido, y como si<br />
no pasara nada”, explicó el entrevistado. “He<br />
tenido muchas discusiones con jugadores<br />
que no tienen esta pasión. Pero creo que este<br />
sentimiento y esas ganas que le ponemos se<br />
la hemos transmitido a ellos y por eso hoy<br />
han aprendido a competir. Que no es sólo<br />
jugar, también se trata de competir. Donde<br />
nosotros jugamos es para ganar, el equipo<br />
tiene que jugar para ganar y dejar todo.<br />
Creo que eso se lo transmitimos al equipo y<br />
por eso es tan competitivo. Gane, pierda o<br />
empate, el equipo deja todo hasta el final”,<br />
expresó. “Por esto salen tantos jugadores de<br />
una sociedad de 3,5 millones de habitantes:<br />
porque los uruguayos vivimos el fútbol con<br />
una pasión que acá no tienen, de verdad que<br />
no la tienen”.<br />
Por otro lado, sus palabras evidencian<br />
<strong>contra</strong>stes que se manifiestan en el mismo<br />
mecanismo de juego que se emplea a uno<br />
y otro lado del Atlántico. “En España<br />
es más físico, se corre mucho y se juega<br />
poco”, señala Carlos. “Es verdad que ahora<br />
con esto del Barcelona y de la selección<br />
española los equipos intentan jugar más,<br />
pero no tienen la calidad de los equipos<br />
sudamericanos. Por eso veo que acá hay<br />
muchos jugadores sudamericanos habilidosos<br />
jugando de media punta o por fuera.<br />
También los hay españoles, porque hay<br />
muchos equipos, pero acá se trabaja mucho<br />
más físicamente. Nosotros transmitimos a<br />
nuestros jugadores lo nuestro: un equipo<br />
bien armado atrás, corriendo y metiendo,<br />
como somos los uruguayos. Y la verdad<br />
es que hemos armado un cuadro bastante<br />
aguerrido que deja todo y que está bastante<br />
unido. Y por eso el año pasado ascendimos”,<br />
explicó el ex futbolista.<br />
Fútbol y migración<br />
Una de las cosas que Carlos Buzón dejó<br />
en Uruguay tras emprender su aventura<br />
migratoria fue el fútbol como medio de<br />
vida. En España tuvo que cambiar los<br />
pantalones cortos por los trajes, y la pelota<br />
por un maletín. Su nueva cancha fueron los<br />
barrios madrileños que tenía que recorrer<br />
de punta a punta en busca de viviendas<br />
a la venta. Con el tiempo, ascendió y es<br />
hoy copropietario de dos franquicias en la<br />
inmobiliaria hispanouruguaya por la que<br />
abandonó el Río de la Plata. Su historia de<br />
vida forma una trayectoria de migración,<br />
como la de tantos latinoamericanos que<br />
se trasladaron a Europa en aquellos años<br />
huyendo del expolio bancario, pero en<br />
la que el fútbol nunca dejó de tener<br />
una presencia primordial como red de<br />
integración y de apoyo humano.<br />
Carlos es de Verdisol, barrio situado entre<br />
Camino de Melilla y Camino Francisco<br />
Lecoq, cerca de Nuevo París. La mayor<br />
parte de su carrera profesional la desarrolló<br />
ligado al plantel de Villa Teresa, donde jugó<br />
tres temporadas consecutivas. Después se<br />
integró en Alianza Fútbol Club, cuadro<br />
resultado de la fusión de Salus, Villa Teresa<br />
y Huracán del Paso de la Arena. Allí jugó<br />
dos años y se trasladó a Oriental de La<br />
Paz, con el que logró ascender en el año<br />
2004 a segunda división. En esa temporada<br />
Carlos fue nombrado mejor jugador de la<br />
divisional. Sin embargo, la falta de respaldo<br />
económico hizo imposible que el equipo se<br />
integrara en la nueva categoría, al no poder<br />
hacer frente a los gastos que esta exigía.<br />
“Ahí perdí el entusiasmo porque, claro, no<br />
trabajás por estar entrenando toda la semana,<br />
lográs objetivos y luego no podés subir por<br />
problemas económicos. Ahí me cansé”. Así,<br />
Carlos decidió emprender una nueva vida<br />
al otro lado del Altántico. “Quizás, si me<br />
hubiese quedado en Uruguay, podía estar<br />
jugando en algún equipo de la B o tenía<br />
suerte y jugaba en alguno de la A. Podría<br />
haber seguido jugando tres o cuatro años<br />
más. Pero, bueno, no me arrepiento de nada<br />
porque acá me ha cambiado mucho la vida y<br />
me sigo dedicando al fútbol, que es lo que me<br />
gusta, pero desde otro lado, no jugando”.<br />
A su llegada a España, el ex delantero<br />
vivió una de las experiencias futbolísticas<br />
que guarda con más cariño entre sus<br />
recuerdos: su participación en un mundial<br />
de inmigrantes en Madrid como parte de la<br />
selección uruguaya. Allí integró un plantel<br />
junto a jugadores como Agustín Soto,<br />
Elbio Oso Tolosa, Marcelo Otero y Leo<br />
Pérez bajo la dirección técnica de Héctor<br />
Pichón Núñez, campeón de América en<br />
1995. “Fue una experiencia buenísima,<br />
yo recién había llegado a España y, claro,<br />
jugar con la selección uruguaya allá, con<br />
300 o 400 uruguayos en la tribuna tocando<br />
los tambores, fue algo precioso. La verdad<br />
es que fue una experiencia inolvidable”,<br />
recuerda Carlos.<br />
En España, el ex de Villa Teresa se integró<br />
en equipos que competían en categorías<br />
similares a las que disputa ahora el Atlético<br />
Artilleros, llegando hasta primera división<br />
regional. Carlos llegó incluso a recibir dos<br />
ofertas de clubes españoles que disputaban<br />
su puesto en la categoría preferente con<br />
sus jugadores en nómina pero, al no tener<br />
documentación por entonces, no pudo<br />
entrar en ellos. Así, decidió volcarse en su<br />
nuevo trabajo, el cual le permite hoy dirigir<br />
el cuadro de fútbol que él mismo fundó.<br />
Actualmente el Artilleros supone un punto<br />
de encuentro entre uruguayos y españoles.<br />
Semanalmente, sus integrantes organizan<br />
asados y comidas para recaudar fondos<br />
destinados a cubrir los costes de árbitros,<br />
ligas y canchas.<br />
A su llegada a España, Carlos no pudo<br />
evitar ser seducido por el Atlético de<br />
Madrid. “Su afición se refleja mucho en las<br />
aficiones nuestras, canta todo el partido, y el<br />
equipo tiene muchos jugadores uruguayos<br />
vinculados”, explicó. Así, yendo al estadio<br />
con su bandera de Peñarol, Carlos terminó<br />
forjando amistad con el Cebolla Rodríguez,<br />
el cual lo integró al entorno de los jugadores<br />
charrúas, y lo llevó a forjar vínculos con<br />
Josema Giménez y Diego Godín. Su<br />
pasión por el Atlético de Madrid le llevó a<br />
también a conectarse con la peña Manyas<br />
de Madrid, con la cual se junta cada tanto<br />
en su sede o en la del Artilleros para ver<br />
jugar a Peñarol a la distancia. De esta<br />
forma, la cultura del fútbol hace las veces<br />
de tronco vertebrador de una comunidad<br />
de uruguayos en el extranjero que comparte<br />
mates, nostalgias y pasiones.<br />
_Manuel González Ayestarán<br />
30 31
La vida de los jóvenes del interior en las casitas de los clubes de fútbol<br />
Niños de ayer,<br />
hombres de mañana<br />
Algunas formativas de los clubes de fútbol tienen destinado para los deportistas del interior del país<br />
un lugar para alojarlos. Túnel visitó dos hogares: el de Defensor Sporting y el de Liverpool. Una misma<br />
etapa, iguales sueños y distinta visión de la realidad.<br />
túnel NOV-DIC 2016<br />
Son todos distintos, como lo es una<br />
huella dactilar con otras. Son personas,<br />
no individuos. Tienen orígenes sociales<br />
diferentes, peripecias personales<br />
intransferibles, pero cargan con la<br />
autenticidad de la moneda recién acuñada.<br />
Pueden ser los talentosos, con una cabeza y<br />
un corazón que nunca saldrán del potrero,<br />
o los intelectuales del fútbol, cuyo diseño<br />
estratégico va de la mano con un diagrama<br />
similar de la vida. De todos ellos se nutre<br />
la cultura del balompié –vaya palabra–,<br />
uno de los pocos espacios de igualdad<br />
y confraternidad que por un instante<br />
transmuta desigualdades más profundas.<br />
Tienen la plasticidad de la juventud, de<br />
esa edad de oro en la que todo es posible.<br />
La diferencia de ellos con el resto de<br />
los adolescentes es que comienzan su<br />
carrera apenas abandonada la niñez, con<br />
la incertidumbre de no saber si se van a<br />
recibir, por más duro que trabajen, por más<br />
empeño que pongan en la tarea.<br />
La Casita de Defensor<br />
Defensor Sporting Club tiene una casa<br />
destinada para los futbolistas que vienen del<br />
interior. La Casita, así le llaman, está en el<br />
barrio Punta Gorda, sobre la calle Coimbra.<br />
Fui recibida por los adultos del grupo:<br />
primero Carlos, que es el casero; luego<br />
Daniel, cuyo rol fundamental es ser el<br />
vínculo entre los chiquilines y el centro de<br />
enseñanza al que concurren (liceo o UTU);<br />
Gimena, que es la coaching, y Julio, que<br />
tiene la tarea de apoyarlos en matemáticas.<br />
También tienen profesores de apoyo en<br />
otras materias.<br />
Nos reunimos en el living. Es amplio, como<br />
para que quepan los 24 integrantes del<br />
grupo. Mauro, Samuel, Brian, Valentín,<br />
Ramiro y Axel están mirando una película,<br />
pero me confiesan que no saben el nombre<br />
y tampoco parece importar mucho, “porque<br />
no está buena”. Luca está metido en el mate,<br />
acomodando la yerba de un lado hacia otro.<br />
Por su expresión, parece que es como la<br />
película: no tiene acomodo.<br />
Mientras nos conocemos –ellos me estudian<br />
a mí y yo a ellos–, hay seriedad en el<br />
grupo. Intento adivinar qué esperan, pero<br />
es difícil. De algún lado, por detrás de mí,<br />
llegan más. Antes de verles las caras, de<br />
escuchar sus nombres –Gastón, Santiago,<br />
Erik, Matías, Agustín, Christian, Valentín–,<br />
escucho sus pasos contundentes, seguros.<br />
No puedo evitar recordar a Idea Vilariño<br />
o, mejor dicho, a Los Olimareños (mi<br />
mente lo canta): “De todas partes vienen,<br />
sangre y coraje”. Y era así nomás porque en<br />
estos gurises están representados todos los<br />
departamentos, con un algo corajudo que<br />
los hace venirse para la capital. Siguen: Luca,<br />
Joaquín, Christopher. “¿Empezamos?”,<br />
pregunto. “Ignacio”, sobresaltada me doy<br />
vuelta. Viene apurado, atrás llega alguien<br />
más. Es Isaac.<br />
Nadie hablaba, Ramiro tampoco, aunque<br />
todos decidieron que tenía que ser él quien<br />
empezara, pero no se decidía, el silencio<br />
era espeso. Pedí que olvidara el grabador,<br />
entonces habló: “Soy de Maldonado. Me<br />
probaron acá y quedé jugando”. Ramiro<br />
tiene tres hermanas, que “antes” lo<br />
extrañaban un poco, pero “ahora ya están<br />
acostumbradas”. Ese fue el puntapié inicial,<br />
para que hablara el resto, y entonces caigo<br />
en la cuenta de que no será fácil ponerle<br />
un nombre a quien habla. Se los digo y lo<br />
aceptan.<br />
Hablan de la familia, de extrañar y sentirse<br />
extrañado, pero también de acostumbrarse a<br />
estar lejos de casa. Ninguno manifestó gusto<br />
genuino por Montevideo. Para ellos es un<br />
paso, el primero, en una carrera que esperan<br />
promisoria.<br />
Me cuentan que se levantan a las siete de la<br />
mañana a esperar que llegue el pan. Luego de<br />
desayunar van a estudiar, vuelven, almuerzan<br />
y cada uno se va para la práctica. Los más<br />
grandes, al complejo de Pichincha; los más<br />
chicos entrenan en el complejo del Comando<br />
del Ejército, en Bulevar y Colorado. Las<br />
horas libres son luego de la merienda.<br />
“¿Todos estudian, no?”, pregunté, creyendo<br />
saber la respuesta. “Bue… vamos todos los<br />
días”, dijo uno, cortando los tímidos “sí” y<br />
arrancando sonrisas cómplices.<br />
Los compañeros de clase les preguntan<br />
cómo es vivir en La Casita, pero “no todos;<br />
algunos nos dan para atrás”. “Eso es por<br />
envidia”, dice otro.<br />
Nacho va al Nocturno, pero estaba con<br />
nosotros porque había ATD: “Es mucho<br />
mejor. Toda gente grande. Antes iba a la<br />
UTU de Malvín Norte, pero tuve que dejar<br />
porque el ambiente me resultaba agresivo;<br />
iba solo, sin ningún compañero de acá”.<br />
En La Casita están hasta los dieciocho<br />
años inclusive, luego deben irse. Nacho y<br />
Joaquín juegan en Cuarta. Ambos están<br />
cerca de los diecinueve, por lo que la<br />
permanencia en ese hogar será por poco<br />
tiempo más. Explican que el destino<br />
de ellos tiene dos puntas: por un lado,<br />
dependen de su trabajo en la cancha; por<br />
otro, del de los representantes.<br />
Hablan de la psicóloga: “Es grupal, pero si<br />
tenés algún problema también te ayuda”.<br />
Gimena, la coaching, informa que hacen<br />
talleres, donde trabajan la convivencia, el<br />
equipo, la importancia de ayudarse unos<br />
con otros, de no tener conflictos, y tienen<br />
A las 7 de la mañana se levantan los muchachos que viven en La Casita de Defensor, desayunan, van a estudiar, vuelven, almuerzan y cada uno se va para la práctica. Las horas<br />
libres son luego de la merienda. (Foto: Jeronimo López)<br />
actividades con juegos. El próximo taller<br />
será “la violencia en el deporte”. El tema<br />
lo eligieron ellos. Así que la pregunta<br />
era obligada: “¿Sienten la violencia?”. La<br />
respuesta fue unánime: “Sí”.<br />
“Está complicado, se genera mucho roce,<br />
inclusive en la cancha y hay que controlarse.<br />
Para ayudarnos en eso tenemos a Juan, que<br />
también es psicólogo, pero él trabaja en el<br />
Complejo [de camino Pichincha, donde<br />
Defensor practica]”.<br />
“Es peor cuando estás enojado con las cosas<br />
La Casita marca la diferencia<br />
que te pasan en la vida también”, dice otro.<br />
Pregunto si escuchan las cosas que grita la<br />
hinchada. Dicen que sí, “a los padres, que<br />
putean al juez y eso”, comenta uno con<br />
visible amargura. Otro agrega que también<br />
hay insultos de la parcialidad <strong>contra</strong>ria, y<br />
alguien acota que “eso es normal”. ¿Para<br />
qué? Se generó una discusión entre la<br />
normalidad y la anormalidad en los epítetos<br />
que les proferían a ellos y al juez. Por suerte,<br />
uno de los adolescentes con voz potente<br />
zanjó el tema: “Lo que pasa que en el<br />
Estábamos en plena charla, cuando pedí a los jóvenes futbolistas de la farola que me dijeran<br />
en qué se diferenciaba Montevideo del interior. “Acá son bocasucias, allá afuera no se dicen<br />
tantas malas palabras”, dijo Matías. “Aparte acá, en La Casita, tenemos que convivir, así que<br />
estamos ejercitando eso de la buena educación continuamente”, subrayó Joaquín. “Nosotros<br />
tenemos una vida más estructurada que nuestros compañeros de clase. Salimos del liceo y<br />
sabemos que después de almorzar debemos ir a la práctica”, añadió Christopher. Joaquín y<br />
Christopher son los más grandes, y eso es notorio a la hora de hablar por la forma en que son<br />
escuchados por sus compañeros.<br />
“La diferencia está en la cantidad de gente. Acá nadie se conoce”, sentenció Samuel. En seguida<br />
sus compañeros en<strong>contra</strong>ron otras: “Para mí lo distinto es tomar ómnibus, porque en<br />
Salto no se toma. Se camina o vas en bici”. “Arriba acá tenés que llevar una tarjeta”, dijo otro.<br />
“Ah, porque afuera sólo es con plata”, acoté. “O con lapicera”, contestó uno haciendo el gesto<br />
de escribir algo en la mano. Todos rieron recordando el abono. “A mí me asombra que nadie<br />
te espera”, dijo Agustín. Erik lo confirmó: “Acá es al revés, te ven que estás cruzando la calle<br />
y siguen”, añadió Gastón. Fue entonces que Alex remarcó resignado: “Si te pueden pisar, te<br />
pisan”, arrancando las carcajadas de todos nosotros.<br />
interior es distinto; los de acá insultan más”.<br />
Las situaciones con los árbitros también son<br />
complicadas y Juan, el psicólogo, intenta<br />
darles herramientas para que se puedan<br />
conducir de la mejor manera posible. Uno<br />
de los muchachos cuenta: “Lo que pasa es<br />
que te dicen cualquier cosa. Hay muchos<br />
jueces que insultan”. La mayoría se sumó<br />
a la queja, a esa y a la que le siguió: “Las<br />
juezas son las peores”. Sin dudas que fue<br />
el asombro de mi rostro ante la sentencia<br />
lapidaria el que obligó a un futbolista a<br />
poner el ejemplo: “Una vez íbamos ganando<br />
y nos cobró mal, pero muy mal. Nos<br />
quejamos y dijo ‘van ganando 4-0, déjense<br />
de romper los huevos’; así lo dijo y eso es<br />
una falta de respeto”. “Tienen tarjetas que<br />
te pueden echar, eso hace que se crean gran<br />
cosa”, se escuchó una voz resignada.<br />
Otra vez el silencio. Era tan cortante que<br />
podía escucharse. Así que lo rompí con<br />
una pregunta fuerte: “¿De sexualidad<br />
hablan?”. Vi que algunos se miraban e<br />
intuí que donde mi visión no alcanzaba,<br />
sucedía lo mismo. Alguien se animó a<br />
decir que no. Y la que no supe cómo salir<br />
de la situación terminé siendo yo, que me<br />
enterraba cada vez más: “¿Y por qué no?<br />
¿No les interesa?”. Uno de los chiquilines<br />
de edad mediana, dieciséis años quizá,<br />
intentó rescatarme: “Ese tema también se<br />
32 33
túnel NOV-DIC 2016<br />
planteó, pero votamos y ganó la violencia”.<br />
“Les preocupa, entonces”. Los “no” venían<br />
de todas direcciones. ¿Cómo podía ser tan<br />
torpe? “Bien, pasemos a otro tema”, lo dije<br />
con voz firme, mientras intentaba retomar<br />
el rumbo que había perdido en un abrir<br />
y cerrar de ojos: “¿Qué tema preocupa?”.<br />
“El compañerismo, porque en la práctica<br />
a veces no nos llevamos bien. Siempre<br />
hay alguno con el que podés terminar a<br />
las piñas. Eso preocupa”, el muchacho<br />
sonaba decidido. Otro consideró que<br />
Negro y azul, como el color de las lapiceras<br />
En la sede de Liverpool hay una casa para los jugadores provenientes del interior. Actualmente se alojan doce jóvenes. (Foto: Rodrigo López)<br />
“si eso te pasa con un hermano, ¿cómo<br />
no te va a pasar con una persona que no<br />
conocés?”. “A veces pasa que estás muy<br />
metido en el partido y se te va la mano<br />
para decirle algo a un compañero y ahí se<br />
genera un problema”. “Capaz que lo decís<br />
para bien, pero lo decís fuerte y…”. “La<br />
adrenalina del partido a veces te lleva a eso”.<br />
Y hablaron de compañerismo nomás. De<br />
golpe callaron, así que pregunté si querían<br />
decir algo más: “De los señores de la casita”,<br />
dijo un morocho de pelo rebelde. Con un<br />
Cuando con los muchachos de Liverpool salió el tema del estudio, les pregunté si ellos<br />
notaban un trato diferente al resto de sus compañeros. Inmediatamente dijeron que sí:<br />
“No sabés si es porque jugás al fútbol o porque venís de afuera y saben que no vivís con<br />
tu familia”, dice Franco. Pero la duda queda zanjada cuando recuerda que en más de una<br />
ocasión le han dicho “ah, vos sos el que juega al fútbol”.<br />
Nicolás dice que en su caso tiene varios compañeros de clase que juegan en otros cuadros,<br />
“pero nos llevamos bien. Me doy cuenta de que eso te ayuda a adaptarte”.<br />
Anthony dice que la diferencia la nota en varios círculos, no sólo en el liceo. Pregunto si los<br />
profesores también los tratan distinto. Aseguran que la mayoría sí.<br />
“Hay compañeros que me han preguntado si pueden venir a practicar”, dice Facundo. Tomás<br />
comenta: “Algunos te preguntan ‘¿voy un día y ya quedo?’. No entienden que no es así”.<br />
Ellos saben que pisar el lado de adentro de la línea de cal no es sólo cuestión de gustos. “¿Y<br />
cómo es?”, pregunto. “Es sacrificado. Hay que tener perseverancia”, dice Thiago, que hasta<br />
ese momento había permanecido callado.<br />
“dale” acepté la invitación. “Nooo. Te tiro<br />
esa para que todos hablemos”, contestó<br />
con desenfado, acompañando las palabras<br />
con ese gesto con los brazos, típico de los<br />
futbolistas que quieren mostrar que no<br />
están cometiendo una infracción. Todos<br />
reímos. Era Isaac, lo sé porque cuando se<br />
presentó, recordé que su nombre quiere<br />
decir “el que hará reír”. Le hace honor.<br />
Uno de los más grandes cuenta que cuando<br />
llegaron “había otra señora que ya tenía<br />
su edad y le cansaban todas estas cosas.<br />
Carlos y Silvia, que están hace dos años, son<br />
mucho mejor”. Uno dice, como queriendo<br />
salvar el recuerdo de la casera anterior: “Lo<br />
que pasa que son dos y se apoyan entre<br />
ellos; la otra señora era sola”. “Ahora la<br />
comida es un lujo. Desde la llegada de ellos<br />
ha cambiado mucho”. “Ah, sí, eso es cierto.<br />
Carlos pintó la casa, y la comida de Silvia<br />
es muy rica”. “Tenemos una perra”. “Sí, y<br />
en el complejo tenemos otro, el Recluta,<br />
que estaba acá antes”. “No nos olvidemos<br />
de Marta, que viene de mañana. Es la<br />
limpiadora, pero nosotros tenemos que<br />
ayudar con la limpieza”. Comienzan a hacer<br />
bromas con la falta de higiene de algunos,<br />
hablan entre ellos, se ríen, algunos atacan,<br />
otros se defienden y otros <strong>contra</strong>atacan.<br />
Están distendidos e impresiona lo jóvenes<br />
que son y lo ordenados al hablar. No se<br />
pisan entre ellos. Uno parece adivinar mis<br />
pensamientos: “Acá madurás más rápido.<br />
Mirás las cosas de otra manera”.<br />
La sede de Liverpool, hogar de muchos<br />
Liverpool también tiene una casa para los<br />
jugadores del interior. Está en la propia<br />
sede. Hay doce jóvenes en total. Túnel<br />
habló con nueve: Franco, Facundo, Tomás,<br />
Anthony, Nicolás, Sigfredo, Lucas, Thiago y<br />
otro Facundo.<br />
En este caso se hace más fácil identificar<br />
a los protagonistas porque todos nos<br />
sentamos en torno a una mesa.<br />
La sede de Liverpool aloja jugadores sin el<br />
límite de edad que tiene Defensor. Lucas,<br />
por ejemplo, es de los más viejos en el lugar.<br />
Llegó por un conocido de Soriano. Lo<br />
probaron y gustó.<br />
Tomás es otro ejemplo. Fue por las de<br />
él, luego que otro club lo dejara libre.<br />
Reconoce que tiene problemas de conducta.<br />
Cuenta anécdotas llenas de picardía. Sus<br />
compañeros ríen, pero no tomándole el<br />
pelo. Es notorio que lo aprecian y que les<br />
divierte sanamente. A mí también, aunque<br />
intento disimularlo un poco. En el liceo,<br />
al principio iba todo bien, aunque no le<br />
gusta estudiar. Ahora hace tres años que<br />
está en tercero. Pregunto si la institución<br />
tiene un adulto que se haga cargo de<br />
hablar con los profesores. Contestan que<br />
sí, pero Tomás enseguida aclara: “Pero ya<br />
firmó que no se hacía más responsable<br />
mío”. El club también lo sancionó por su<br />
comportamiento. Es delantero. Imagino<br />
que debe ser muy, pero muy, bueno con la<br />
pelota entre los pies.<br />
Cuentan lo complicado que les resultó<br />
Montevideo. A Sigfredo no, porque<br />
es de una localidad del departamento<br />
de Canelones, y estuvo cinco años<br />
levantándose a las cuatro de la mañana<br />
para poder practicar. Ahora el club le dio la<br />
posibilidad de quedarse a vivir acá.<br />
Franco vino desde Paso de los Toros, “al<br />
principio me tenían que andar llevando<br />
Les llama la atención la<br />
cantidad de gente en<br />
Montevideo: “Es rarísimo.<br />
En el pueblo que yo<br />
vivo son mil habitantes<br />
nomás”. Otro retruca:<br />
“En el mío no llegan ni<br />
a quinientas personas,<br />
muchacho”. Un tercero los<br />
mira, y a falta de censo,<br />
espeta: “Y en mi pueblo<br />
que no hay semáforos ni<br />
supermercado. La primera<br />
vez que vi un semáforo<br />
fue acá”.<br />
para todos lados. Ahora ya conozco<br />
bastante”, dice confiado.<br />
Manejarse bien en los ómnibus cuesta<br />
mucho. Relatan las peripecias y yo recuerdo<br />
que lo mismo les pasaba a los jóvenes<br />
futbolistas que había entrevistado en La<br />
Casita de Defensor. Uno de los chiquilines<br />
cuenta que cuando pensaba que ya<br />
dominaba el trayecto, se armó de valor y se<br />
tomó un ómnibus solo. El detalle fue que lo<br />
hizo en sentido inverso al que tenía que ir.<br />
También les llama la atención la cantidad<br />
de gente: “Es rarísimo. En el pueblo<br />
que yo vivo son mil habitantes nomás”.<br />
Otro retruca: “En el mío no llegan ni<br />
a quinientas personas, muchacho”. Un<br />
tercero los mira, y a falta de censo, espeta:<br />
“Y en mi pueblo que no hay semáforos ni<br />
supermercado. La primera vez que vi un<br />
semáforo fue acá”.<br />
Lo cierto es que el pueblo se extraña y lo<br />
hacen sentir. Los que tienen su hogar más<br />
lejos, van cada dos meses: “A veces por un<br />
día. Si tenés varias horas de viaje, como<br />
es mi caso que tengo que ir hasta Salto, es<br />
desgastador”, dice Nicolás, que reconoce<br />
que extraña a la familia.<br />
Anthony es de Treinta y Tres. Admite que<br />
su deseo inmediato es llegar a la Primera de<br />
Liverpool. Jugó en otro cuadro, pero sintió<br />
que no tenía chance: “Lo que pasa es que<br />
acá me siento bien”, dijo mientras sonreía.<br />
Al igual que lo hice con Defensor, pregunté<br />
si sentían la violencia. Era una charla<br />
distinta a la otra, porque no había adultos<br />
y ellos eran los únicos representantes de<br />
la institución. Capaz que por eso era más<br />
fácil: “Según los partidos; a veces se pica”.<br />
“Algún padre enojado porque le cobran una<br />
falta al hijo”. “Algunos jueces nos hablan<br />
mal. Muy mal. No sólo a Liverpool, al otro<br />
cuadro también”. Caramba, eso ya lo había<br />
escuchado.<br />
Piden a Sigfredo que cuente la anécdota<br />
y él lo hace: “El partido venía fuerte y los<br />
jueces cobraron mal. Era obvio que les<br />
pesó la camiseta del otro cuadro. Hubo<br />
insultos, baboseadas del rival porque<br />
íbamos ganando en la cancha de ellos y<br />
nos terminaron empatando pasada la hora.<br />
Empezó un lío adentro de la cancha, se<br />
terminó y siguió afuera. Era una batalla<br />
campal”. Aseguró que no le dio miedo:<br />
“Lo que yo quería era defender a mis<br />
compañeros. Lo que pasa es que veías para<br />
los costados y no conocías a nadie. Miedo<br />
no te generaba, sí dudas si ir o no… Estuvo<br />
medio complicado”.<br />
“Y las juezas, ¿cómo son?”, pregunto. No<br />
dudan en la respuesta: “Las mujeres son más<br />
educadas. Les falta la personalidad del juez<br />
hombre a la hora de cobrar, y con los gritos<br />
se pueden <strong>marea</strong>r más. Hay de todo, pero<br />
algunas son bien. Hasta mejor que un juez<br />
hombre; más justas”, dice uno. “Aparte, ves a<br />
una mujer y ya no se le protesta tanto como<br />
al hombre”, acota otro. “O vas con más<br />
respeto a la hora de hablar”. Lo dijo Tomás,<br />
el adolescente terrible. Ni por asomo hubiera<br />
adivinado esa gambeta.<br />
_Isabel Prieto Fernández<br />
Niños de ayer, hombres de mañana<br />
34 35
Fabián Carini, el sacrificio y las ganas<br />
La misma ilusión<br />
La pelota cae y Fabián la ve entrar, otra vez el gol. La mira, la va a buscar, y otra vez una lágrima asoma<br />
en sus ojos. Se la seca, tira la pelota hacia el medio, y todo vuelve a empezar. Su equipo, el Nuevo<br />
Amanecer de Carrasco, está perdiendo en la categoría 79 ante Flor de Maroñas. Piensa cómo debió de<br />
reaccionar para evitar el gol, o cómo colaborar con sus compañeros, pero otra vez vuelve la recarga,<br />
con Fernando Cañarte a la cabeza. De nuevo el gol. Aparece una lágrima y el más alto de todo el cuadro<br />
(Fabián) la vuelve a tirar hacia el centro de la cancha, esta vez con más furia.<br />
túnel NOV-DIC 2016<br />
Así arrancó Fabián Carini, que como todo<br />
arquero, primero arrancó jugando. Ya ni<br />
recuerda si fue de nueve o de zaguero,<br />
aunque prefiere asumir que estuvo en las<br />
dos posiciones. Las ganas, el sacrificio y el<br />
amor por el fútbol, lo hicieron llegar lejos.<br />
Desde Sub 15 en proceso de selecciones<br />
juveniles, sudamericanos, Copa América y<br />
un Mundial, todo lo que soñó. Esas mismas<br />
ganas y esa entrega son las mismas que tiene<br />
hoy en Juventud de Las Piedras, siendo<br />
uno de los referentes, y una cuota de gol<br />
en el equipo del floridense Jorge Giordano,<br />
pateando penales.<br />
¿Te retirás en diciembre?<br />
No, tengo <strong>contra</strong>to hasta el 31 de diciembre<br />
de 2017. La idea sería hacerlo el año que<br />
viene. En noviembre nace mi segundo hijo,<br />
Luca, que se suma a Alessandro. Mi idea<br />
era que él [Alessandro] me viera jugando,<br />
también quiero que el que viene me vea.<br />
Esperaremos y veremos, si no Luca va a<br />
tener videos y lo voy a aburrir con ellos.<br />
Pero todavía no sé.<br />
En las notas que te hicieron durante tu<br />
carrera dijiste que tu edad límite era 35,<br />
ahora estás llegando a los 37...<br />
Siempre lo dije. En el camino pasaron<br />
cosas. Hace un tiempo mi señora, estando<br />
embarazada, tuvo un problema de salud<br />
grave y con esa edad pensé en dejar el<br />
fútbol. Pero el físico me está dando,<br />
me siento bien, con ganas, voy a los<br />
entrenamientos con la misma pasión con<br />
la que arranqué a los ocho años. Mínimo<br />
hasta 2017 y luego veré. Creo que cuando<br />
cumpla 38 años es una buena edad para<br />
empezar a abandonar esta profesión que<br />
me dio tantas alegrías desde pequeño.<br />
Debuté con diecisiete años, son muchos<br />
años de fútbol. El ambiente del fútbol es<br />
complicado y hay ciertas cosas que cansan.<br />
Pero soy un agradecido de por vida.<br />
¿Seguís teniendo algo de aquel pibe<br />
que arrancó en el Nuevo Amanecer de<br />
Carrasco?<br />
La ilusión. Sigo teniendo las mismas ganas,<br />
me acuerdo de lo que sufrí para llegar a esta<br />
carrera. Tener a mi hijo, al que viene, a mi<br />
señora viva, son todas motivaciones extras.<br />
Tengo la ilusión de seguir entrenando y<br />
mejorando. Ahora por una cuestión de edad<br />
trato de ayudar a los más jóvenes y busco<br />
rumbearlos. Tuve muy buenos referentes y<br />
de ellos aprendí lo mejor, lo otro lo deseché.<br />
Algo que voy a volcar a mis hijos y a los más<br />
jóvenes.<br />
¿Qué referentes?<br />
Me tocó en Danubio el Zorro [Daniel]<br />
Revelez, el Pollo [Gonzalo] Madrid. En la<br />
selección estaba Paolo Montero, el Negro<br />
[Gustavo] Méndez, Gabriel Cedrés y algún<br />
otro que me puedo olvidar. De todos saqué<br />
algo: su forma de entrenar, su forma de<br />
manejarse en el vestuario, su forma de<br />
salir a la cancha, su temperamento y su<br />
determinación. Siempre trato de aprender,<br />
porque lo podés hacer del más grande y del<br />
más chico. Escucho a todos por igual y de<br />
todos aprendo.<br />
Hablame del Nuevo Amanecer y del día<br />
que te mandaron al arco.<br />
Está en Camino Carrasco y Cochabamba,<br />
yo vivía a dos cuadras. Me acuerdo de ir<br />
con los zapatos colgados en los hombros.<br />
Generalmente terminábamos segundos<br />
porque nos ganaba el Flor de Maroñas, de<br />
Fernando Cañarte y del Puchero [César]<br />
Pellegrín. Me acuerdo de un cuadrangular en<br />
que vino Danubio, Chacarita y alguno más.<br />
Ahí me vieron de Danubio y me llevaron a<br />
probarme. Yo iba a jugar al Nuevo Amanecer<br />
porque estaba todo el día en la calle con la<br />
pelota, dejábamos de jugar cuando la madre<br />
de Andrés, un amigo, nos llamaba a tomar<br />
la leche. Jugaba de nueve y después me<br />
pasaron de central. Un día faltó el arquero<br />
y me pusieron, creo que porque era de los<br />
más altos, de ahí no paré. Cada vez que<br />
me hacían un gol me ponía a llorar. Hacía<br />
montañitas de tierra con los delanteros<br />
rivales. Iba a divertirme y a ocupar un<br />
espacio. También jugué al básquetbol en<br />
Malvín, hasta que me coincidieron los<br />
horarios de prácticas y elegí el fútbol.<br />
¿Qué vieron de vos en Danubio para<br />
llevarte? ¿Por qué es tan buena esa cantera<br />
danubiana?<br />
Cuando pasé a Danubio, empecé a jugar<br />
con el arco grande, y me hacían todos<br />
los goles por arriba. En octava, novena y<br />
décima siempre nos ganaba la generación<br />
de Mauricio Nani y alguno más. Si te tengo<br />
que decir cualidades, la verdad no sé.<br />
Danubio apuesta a sus juveniles. En mi<br />
época estaban Rafael Perrone y Gerardo<br />
Panizza, se captaba muy bien. Ese año que<br />
llegué a séptima, estuvimos las diez primeras<br />
fechas, todas las categorías ganando. Se<br />
trabajaba muy bien, buenas herramientas, te<br />
daban meriendas, había premios. Ya estaba el<br />
complejo de entrenamiento. Pasa por tener<br />
la misma idea futbolística, a pesar de que los<br />
técnicos cambien. Eso sale bien.<br />
“Siempre hubo grandes planteles en la selección. Tabárez tuvo un proceso. Cuando los procesos se respetan, las cosas salen bien. La selección es una etapa cerrada para mí”,<br />
sentencia Carini. (Foto cedida por el entrevistado)<br />
¿Dejaste de estudiar?<br />
Estudié hasta primero de liceo, empecé<br />
segundo y lo dejé. Ahí empecé en la Sub 15<br />
en las selecciones con Víctor Púa. Me<br />
obligaron a tener un trabajo. Al lado de<br />
casa había una fábrica de ataúdes y empecé<br />
ahí. Los lijaba, les ponía la masilla, los<br />
pintaba y los sacaba al sol. Una anécdota<br />
que tengo fue con un compañero, que me<br />
dijo que en el Mundial 2002 yo iba a tener<br />
22 años y que iba a ser el arquero. Le dije<br />
que estaba loco, pero no le erró. Tenía más<br />
fe que yo. El trabajo lo hacía con ganas, no<br />
me molestaba.<br />
Se te da todo muy rápido. Debutás joven<br />
en el primero, pegás el pase al exterior, la<br />
selección...<br />
Debuté en Jardines <strong>contra</strong> Nacional a los<br />
diecisiete años, pero venía de las selecciones<br />
juveniles. Un día me agarró Ildo Maneiro<br />
y me dijo que iba a debutar y que si había<br />
faltas cerca de mi área le pegara yo, porque<br />
le pegaba bien. Concentramos en el<br />
Charrúa y la ansiedad era enorme, estaba<br />
nervioso. Fue un día precioso <strong>contra</strong> el<br />
Nacional de Recoba, de Gustavo Badell,<br />
que me hizo el gol. Fue un lindo debut,<br />
aunque perdimos.<br />
Con veintiún años me fui a Juventus.<br />
Me podía haber ido antes pero Passarella<br />
habló con Francisco Casal para quedarme<br />
seis meses y estar en la eliminatoria. Fue<br />
un cambio; fue el cambio. Estaba Paolo<br />
Montero, [Daniel] Fonseca, [Fabián]<br />
O’Neill, y me la hicieron más fácil. Me<br />
hicieron sentir como en mi casa. Lo único<br />
que tenía que hacer era entrenar y estaba<br />
bien, no preocuparme por nada. Estuve<br />
un año y medio. Jugué campeonatos y<br />
partidos. Que hubiese uruguayos ayudó<br />
porque me decían por dónde manejarme.<br />
Eran muy escuchados. Fui un tiempo a<br />
la casa de Paolo, un tiempo a la casa de<br />
Fonseca y luego alquilé cerca del estadio.<br />
A veces iba caminando, otras veces en<br />
bicicleta. Me adapté bien a la ciudad. Me<br />
gustaba entrenar y luego estar en mi casa,<br />
en Danubio lo hacía.<br />
¿Qué pasó en Italia?<br />
Cuando llegué iba con la intención de<br />
entrenar y estar bien. Estaba Edwin Van<br />
der Sar y se fue a los seis meses. Al otro<br />
año vino Buffon. Hubo oportunidades<br />
y las aproveché. Tuve algún partido en<br />
Champions y Copa Italia. Me di cuenta<br />
de que estaba a la par y lo tomé como<br />
una experiencia. A nivel económico<br />
fue el cambio en mi vida. Fue una cifra<br />
descomunal para tener veintiún años y<br />
ser arquero uruguayo. Mi vida siguió<br />
siendo la misma, aunque compré la casa<br />
a mis padres y un apartamento para mí.<br />
Yo era el mismo, pero el teléfono de mi<br />
casa empezó a sonar mucho más. Llamaba<br />
gente a pedirme de todo y como era joven<br />
decía que sí. Luego me daba cuenta de<br />
que iban las cosas y no volvían. Me sirvió<br />
de experiencia; me di cuenta rápido,<br />
porque se me podría haber ido mucha<br />
más plata.<br />
Jugaste con Fabián O’Neill y siempre<br />
cuenta cosas de Juventus, ¿cuánto hay de<br />
cierto?<br />
Lo que es verdad, que tanto Del Piero<br />
como Zidane me decían: “El mejor jugador<br />
no soy yo, es aquel”, y era Fabián, que<br />
estaba a diez metros. Lo que pasa es que no<br />
le gusta correr, es vago para entrenar, me<br />
decían. En ese 2002, Marcello Lippi había<br />
armado el equipo para Fabián, 4-3-1-2 y<br />
él jugaba solo de enganche, con marca.<br />
Tenía a Zidane, Del Piero, Trezeguet.<br />
Estaba bien, luego se lesionó el gemelo. Yo<br />
sé que se juntaba con Paolo y Zidane. Si<br />
36 37
“Yo iba a jugar al Nuevo<br />
Amanecer porque estaba<br />
todo el día en la calle con<br />
la pelota, dejábamos de<br />
jugar cuando la madre<br />
de Andrés, un amigo, nos<br />
llamaba a tomar la leche.<br />
Jugaba de nueve, y luego<br />
me pasaron de central.<br />
Un día faltó el arquero<br />
y me pusieron, creo que<br />
porque era de los más<br />
altos, de ahí no paré. Cada<br />
vez que me hacían un gol<br />
me ponía a llorar. Hacía<br />
montañitas de tierra con<br />
los delanteros rivales. Iba<br />
a divertirme y a ocupar un<br />
espacio”.<br />
“El único secreto es entrenar”, asegura Carini, y afirma que se toma de la misma forma “jugar con Brasil o con Venezuela, en el Olímpico con Rampla, o con Peñarol en el Estadio”.<br />
(Foto cedida por el entrevistado)<br />
túnel NOV-DIC 2016<br />
“Tengo la ilusión de seguir entrenando y mejorando. Ahora por una cuestión de edad trato de ayudar a los más<br />
jóvenes y busco rumbearlos. Tuve muy buenos referentes y de ellos aprendí lo mejor, lo otro lo deseché”.<br />
(Foto: Andrés Cribari)<br />
tomaba whisky o no, no sé. Fue el jugador<br />
más completo que vi. No sabías con cuál le<br />
pegaba mejor, era potente.<br />
¿Te vas a jugar al Standard Lieja<br />
buscando minutos?<br />
Veía que no iba a tener posibilidades,<br />
aunque los dirigentes me dijeron que<br />
querían que me quedara. Primero fui<br />
al Arsenal y entrené varios días. Estaba<br />
David Seaman, y se retiraba enseguida,<br />
entonces me dijeron que iba a quedar<br />
yo. Pero no quedé por un problema de<br />
cupo. Me llamaron del consulado italiano<br />
para decirme que faltaba una partida de<br />
nacimiento del año 1888 de mi abuelo<br />
que se fue de Génova a Buenos Aires, que<br />
lo inscribieron en una iglesia que luego<br />
se quemó. Entonces como era época que<br />
surgían pasaportes falsos, pensé que era<br />
eso. Me dijeron que no, pero que le habían<br />
dado un año a la persona que me tramitó el<br />
pasaporte para conseguir esa partida, como<br />
no lo hizo, debían sacarme el pasaporte.<br />
Cuando me dijeron eso me quería morir.<br />
El último día que vencía el período de pases<br />
arreglé en Standard. Estuve dos años, fue en<br />
el país que me fue mejor en todo sentido.<br />
Volvés a Italia y tenés una experiencia en<br />
el Inter. ¿Qué cosas había distinta con<br />
Juventus?<br />
Con 24 años pensé que era una linda<br />
revancha, pero estaban Toldo y Julio<br />
César. No tuve la continuidad deseada.<br />
Creo que los equipos son muy parecidos:<br />
te dan todo y pueden comprar lo que<br />
quieren, entonces te exigen como equipo<br />
grande. En ese momento Juventus no tenía<br />
complejo deportivo. Ya si empatás se puede<br />
complicar. Quizá la impresión que me daba<br />
el Inter, al tener más sudamericanos, era<br />
que era más familiar.<br />
Después viene Real Murcia, Atlético<br />
Mineiro y alguno más. ¿Siempre<br />
buscando minutos?<br />
Sí, siempre. Me fui a España porque<br />
quería jugar, pero pasaron cosas raras.<br />
El entrenador que estaba tenía el mismo<br />
representante que el golero. Queda feo<br />
decirlo, pero tenía que jugar yo. Luego<br />
cuando se fue el DT jugué yo, pero nos<br />
fuimos a la B y me pasó lo mismo con<br />
otro entrenador que trajo sus jugadores.<br />
Me fui a Brasil por lo mismo. Jugué en<br />
el campeonato que llegué, luego vino de<br />
entrenador Luxemburgo y estaba en duda<br />
si iba a jugar. Justo se venía la citación para<br />
el Mundial de 2010 y yo tenía esperanzas<br />
de ir. Me desgarré el gemelo, atajó el otro<br />
arquero y se esfumó mi gran ilusión.<br />
Hablando de eso, hiciste un proceso en<br />
selecciones: Sub 15, Sub 17, Sub 20 y la<br />
mayor. ¿Qué sentís?<br />
Siempre fue lo máximo. Desde chico a<br />
grande. Me tocaba pelearme, yendo atrás<br />
de Paolo, con el presidente de Juventus<br />
para que nos dejaran ir. Para nosotros<br />
la selección es sagrada, no importa si en<br />
amistoso o lo que sea. Tuve problemas<br />
en Bélgica también, y me perdí una final<br />
de Copa en Inter. Mi sueño de chico era<br />
defender a Uruguay. Me hubiese encantado<br />
ser campeón, era la frutilla de la torta. Pero<br />
estar ahí, jugando, o en la tribuna, o con<br />
Minguta [Edgardo di Mayo, equipier], fue<br />
un sueño cumplido.<br />
¿Cuán duró fue el golpe de aquella final<br />
perdida en Malasia 1997?<br />
Fue duro ese golpe. No hay merecimientos,<br />
pero fuimos superiores en ese partido.<br />
Fue una gran selección que mereció ser<br />
campeona. Fueron años maravillosos con<br />
mucho tiempo de antelación en el trabajo.<br />
Pasamos las fiestas en el Charrúa. A la<br />
larga salió bien porque la gran mayoría<br />
de ese plantel, Malasia o Nigeria en el 99,<br />
le fue bien y se fue a otros países. Si bien<br />
ninguna selección fue campeona, hubo un<br />
levantamiento en la selección.<br />
Apenas volvés de ese mundial de Nigeria<br />
te citan a la selección mayor.<br />
Estaba Passarella con los del exterior en<br />
Maldonado y Púa armó una para el medio<br />
local para la copa América de Paraguay.<br />
Me citaron junto a Álvaro Núñez y Adrián<br />
Berbia. En ese momento no estaba jugando<br />
en Danubio, luego Fossati me puso y empecé<br />
38 39
“Tanto Del Piero como Zidane<br />
me decían ‘el mejor jugador<br />
no soy yo, es aquel’, y era<br />
Fabián [O’Neill], que estaba<br />
a diez metros. Lo que pasa<br />
es que no le gusta correr,<br />
es vago para entrenar, me<br />
decían. En 2002, Marcello<br />
Lippi había armado el equipo<br />
para Fabián, 4-3-1-2, y él<br />
jugaba solo de enganche,<br />
con marca. Tenía a Zidane,<br />
Del Piero, Trezeguet. Estaba<br />
bien, luego se lesionó el<br />
gemelo. Yo sé que se juntaba<br />
con Paolo y Zidane. Si<br />
tomaba whisky o no, no sé.<br />
Fue el jugador más completo<br />
que vi. No sabías con cuál le<br />
pegaba mejor, era potente”.<br />
¿Eso hace que este proceso de Tabárez sea<br />
exitoso?<br />
Claro. Tabárez mantuvo una base y trajo<br />
jugadores de procesos juveniles. Arrancó<br />
bien el camino y varias veces se escuchó que<br />
lo querían bajar. Lo bueno fue mantenerlo y<br />
creer en los jugadores.<br />
¿Merecías ir al Mundial de Sudáfrica?<br />
En su momento pensé que merecía ir. Pero<br />
después creo que no. Traté de hacer todo<br />
lo posible para estar. Estaba en Murcia, me<br />
fui al Minero en busca de minutos. Tenía<br />
la ilusión de estar. A fines de 2008 fue mi<br />
última citación. Tabárez fue muy claro y me<br />
dijo que le preocupaba que yo no tuviera<br />
regularidad en mi equipo. Le dije que estaba<br />
haciendo todo lo posible para solucionarlo.<br />
Siempre me llamaba Celso Otero, un día me<br />
llamó para decirme que no iba a estar.<br />
¿Cómo viviste todo lo que pasó?<br />
Me puso muy contento todo. Se veía que la<br />
cosa iba a ir bien, se veía lo que había. Los<br />
resultados mandan. Me hubiese encantado<br />
poder estar, más allá de jugar. Pero el<br />
momento de la selección había pasado y me<br />
convertí en un hincha más. Siempre hubo<br />
grandes planteles en la selección. Tabárez<br />
tuvo un proceso. Cuando los procesos se<br />
respetan, las cosas salen bien. La selección es<br />
una etapa cerrada para mí.<br />
Pero en un momento fuiste un ícono y<br />
sumaste 74 partidos con la selección. ¿Por<br />
qué?<br />
Tuve mi momento. Cuando debuté en<br />
primera, cuando me fui, en eliminatorias,<br />
siempre a buen nivel. Me mantuve y fui muy<br />
profesional. Eso te lo valoran. Siempre traté<br />
de entrenar, de ser respetuoso, de cuidarme,<br />
de estar bien. Pasó por ahí. Si hubiese sido<br />
medio pelo, a los seis meses me cambiaban.<br />
Fui fiel a lo que quería, nunca defraudé a<br />
nadie. Siempre me manejé igual, hasta el<br />
día de hoy, trato de pasar inadvertido. Si en<br />
algún momento fui el ícono fue porque me<br />
maté entrenando. Yo entrenaba y me iba a<br />
casa. De joven sí salía. Pero sabía que si quería<br />
llegar a lo máximo, debía hacer el sacrificio y<br />
cuidarme. Si yo estaba bien, le iba a dar pelea<br />
a cualquiera. Traté de mantenerme en esa<br />
forma. Cuando no jugaba me entrenaba el<br />
doble para poder venir a la selección. Le pedía<br />
a compañeros definiciones, tiros centros,<br />
me quedaba con el entrenador de arqueros<br />
cuando no jugaba. No daba ventajas. Si no<br />
jugaba en Juventus, me preparaba para llegar<br />
de la mejor forma a la selección.<br />
¿Cómo ves el partido que tomaron los<br />
jugadores por la oferta de Nike?<br />
Me parece bien. No tengo idea de derechos<br />
de imagen, pero si hay una oferta de<br />
veinticuatro y otra de cinco todos vamos a<br />
querer la más alta, no importa de quién sea.<br />
Si va a favorecer a la selección, a los clubes, a<br />
las juveniles, no habría que pensarlo.<br />
¿Es lo mismo Juventus que Juventud?<br />
Para mí es lo mismo porque me preparo<br />
siempre de la misma forma, en todos<br />
los equipos que estuve ya sea con cinco<br />
atrás del arco, o con cien mil. Me preparé<br />
siempre igual. Para mí, jugar con Brasil o<br />
con Venezuela, o jugar en el Olímpico con<br />
Rampla, o con Peñarol en el Estadio, me lo<br />
tomo de la misma forma. Me entreno de la<br />
misma forma. Podrá salir bien o mal. No me<br />
cambia eso. El único secreto es entrenar.<br />
¿Ya no llorás cuando te hacen los goles?<br />
No, aunque me pongo un poco mal.<br />
Tratás de entrenar para estar bien y de<br />
minimizar los errores que pueden tener tus<br />
compañeros. A veces también los errores<br />
que tenemos los arqueros. Antes cuando<br />
mi equipo perdía quedaba muy caliente y<br />
mal conmigo. Por suerte lo pude empezar<br />
a cambiar, porque me duraba tres días el<br />
enojo. Sentía mucha amargura y desazón.<br />
Creo que el puesto del arquero no es ingrato.<br />
Si me hacen un gol tonto, tengo paciencia.<br />
Creo que tenés más cosas para terminar<br />
como héroe que como villano.<br />
_Diego Martini<br />
Fabián Carini<br />
lo hubiésemos firmado. El primer gol<br />
vino de un penal inexistente. Tengo la<br />
foto y cada vez que la veo me agarro cada<br />
calentura... Había una buena selección.<br />
Fueron cosas raras que pasaron. Por ejemplo<br />
lo de la camiseta que taparon la marca, fue<br />
un mamarracho. Teníamos un lugar de<br />
concentración muy alejado de todo. Lo del<br />
grupo estaba bien, pero cuando algunos<br />
no juegan se complica. Yo tenía veintidós y<br />
trataba de entrenar, de algunas cosas no me<br />
daba cuenta.<br />
túnel NOV-DIC 2016<br />
a jugar en la selección. Tenía diecinueve<br />
años, a esa edad no pensás las cosas. Venía<br />
de Sudamericano, Mundial, y enseguida me<br />
pasó de ir a la mayor. Llegamos a la final y<br />
perdimos con Brasil. Me pasó todo tan rápido<br />
que ni lo pensé. En aquel momento, cuando<br />
pasó todo, dije si con diecinueve años jugué<br />
una final, capaz jugaba alguna otra. Nunca<br />
más jugué una.<br />
Hubo muchos cambios en esa selección.<br />
¿Cómo era?<br />
Estaba lleno de referentes el plantel y era<br />
(Foto cedida por el entrevistado)<br />
mi primera vez en la selección, era como<br />
Disneylandia. Concentrábamos en Punta<br />
del Este y entrenábamos allá. Había un<br />
bus, juntábamos a los jugadores que<br />
venían de Europa e íbamos. Los resultados<br />
medianamente acompañaron. El grupo estaba<br />
bien. Aunque la eliminatoria fue sufrida. Se<br />
cumplió el objetivo de clasificar a Corea-Japón.<br />
De ese mundial también se habló mucho.<br />
¿Cuánto hay de cierto?<br />
Merecimos un poco más. Si nos decían que<br />
si le ganábamos a Senegal y pasábamos,<br />
También era otro momento a nivel<br />
institucional.<br />
Lo que pasa es que las condiciones de<br />
infraestructura no se comparan con las de<br />
ahora. Siempre hubo grandes jugadores,<br />
pero la organización no era la ideal. No fue<br />
una excusa haber quedado eliminados del<br />
Mundial de 2006 con Fossati. Cada vez que<br />
iba al complejo de Uruguay, veía a Paolo ir<br />
a pelear por cosas. Con Carrasco no estuve,<br />
fue cuando estaba jugando en Bélgica.<br />
Cuando vino Fossati volví a la selección.<br />
Mejoramos en la segunda ronda, llegamos al<br />
repechaje con Australia y luego lo que pasó.<br />
Cuando se tapan parches y no hay proceso,<br />
las cosas no salen bien.<br />
40 41
Fermín Solana, voz de Hablan Por La Espalda<br />
Los hinchas como yo<br />
túnel NOV-DIC 2016<br />
Hace veinte años estaría yo pateando una<br />
de cuero ensimismado, en el patio de la<br />
Escuela Panamá. Los partidos <strong>contra</strong> los<br />
más grandes fueron inolvidables. Cuando<br />
yo fui de los más grandes, conocí la carpeta.<br />
Por aquellos años nacía Hablan Por La<br />
Espalda (HPLE). “Damos por hecho que<br />
está. Que existe. Te vas acostumbrando a<br />
que Hablan es parte integral de nuestra<br />
vida”. Una banda que surgió como casi<br />
todas las cosas: entre amigos. Antes que<br />
Seba Lahera partiera hacia Buenos Aires,<br />
decidieron junto a los hermanos Solana<br />
(Martín –El Tuka– y Fermín) grabar<br />
algunos temas para marcar el inicio.<br />
Luego de su partida, HPLE retomó con<br />
otro bajista y la banda siguió tocando.<br />
“Las primeras canciones que hicimos eran<br />
punk rock bien básico de tres acordes, o<br />
hardcore al palo, regritado. Letras como “el<br />
machismo es fascismo” y cosas así. El viaje<br />
siempre fue ultra político. El anarquismo<br />
fue la fuerza que nos impulsó. Leímos a<br />
Malatesta, a Los anarquistas expropiadores.<br />
Nos hicimos veganos. Participábamos<br />
en radios comunitarias, como la Ni Idea<br />
de FM en Palermo, donde teníamos un<br />
programa que se llamaba Esquemas, en<br />
el que leíamos textos anarcos. La cosa se<br />
fue desvirtuando a medida que la música<br />
nos fue comiendo. Al principio lo que<br />
importaba era el mensaje. No sabíamos<br />
tocar. Mi hermano aprendió a tocar en la<br />
banda”.<br />
Cuelgo de la biblioteca. Conozco a la<br />
gente por lo que lee. Un glorioso y ruin<br />
banderín de Nacional se abre paso entre<br />
Burroughs y Kerouac. Una pintura del<br />
popular Víctor Andrade, ubica a Edgar<br />
Alan Poe cerca de Bolso, mi buen amigo<br />
(de Alejandro Luzardo y Fermín Solana,<br />
Editorial Fin de Siglo). Jaime Roos asoma<br />
entre los discos, como un buen futbolero<br />
que cabecea en un córner que ve por la<br />
tele. “Con Charly –batería– éramos amigos<br />
de ir a ver a Nacional. La participación<br />
de él en HPLE fue en un partido. En la<br />
Abdón Porte le dije y me dijo que sí, que<br />
“de cabeza”. Él tocaba en Culpables. A la<br />
semana estaba ensayando. Los que entran<br />
en la banda son todos amigos. El bajista es<br />
manya. Es manya y lo respeto, él también<br />
es de ir a la cancha, de viajar. Somos<br />
respetuosos. Yo respeto a los hinchas que<br />
son hinchas como yo”.<br />
Mientras escribo, siento bajar por las<br />
callecitas de La Comercial, la voz del Parque<br />
Central. La voz del bolso alentando al<br />
cuadro. Oigo el eco de la explosión de los<br />
goles descender con el <strong>viento</strong> por la bajada.<br />
Y entonces sé que Papelito Fernández se está<br />
gozando en la gramilla, y que Fermín estará<br />
sudando la camiseta desde el cemento. “Eso<br />
hace que HPLE no sea partidaria de un<br />
equipo. Los tres colores los uso en el día<br />
a día pero es un pacto entre nosotros que<br />
no se toca con nada alusivo”. A Fermín<br />
el fútbol lo atraviesa como a todos los<br />
uruguayos. Lo trastoca. Lo condiciona.<br />
Está atento a anotarse en el fútbol cinco<br />
de los martes. También en el de los jueves.<br />
También en el de los viernes. “Mi tío me<br />
hizo socio el día que nací. Mi abuelo, el<br />
Toto, era fanático de Nacional, y mi viejo<br />
es un enfermo. Él me lo inculcó desde<br />
siempre. Me alejé un tiempo del fútbol<br />
porque la anarquía, la filosofía política, me<br />
hizo alejarme de esa identificación. Dejé de<br />
ir a la cancha. Pero era imposible no estar al<br />
“Mi tío me hizo socio el<br />
día que nací. Mi abuelo,<br />
el Toto, era fanático de<br />
Nacional, y mi viejo es un<br />
enfermo. Él me lo inculcó<br />
desde siempre. Me alejé un<br />
tiempo del fútbol porque la<br />
anarquía, la filosofía política,<br />
me hizo alejarme de esa<br />
identificación. Dejé de ir a la<br />
cancha. Pero era imposible<br />
no estar al tanto en mi casa.<br />
Fue un período, un par de<br />
años. Cuando volví, volví<br />
fuerte y ya no lo dejé más”.<br />
tanto en mi casa. Fue un período, un par<br />
de años. Cuando volví, volví fuerte y ya no<br />
lo dejé más”.<br />
El origen de la violencia es el baby fútbol,<br />
la presión de los padres, la fantasía viciosa<br />
con el dinero en los pies de los botijas. La<br />
violencia también está en los dirigentes<br />
de los cuadros. En los representantes, esa<br />
figura pseudopaternal que se agota cuando<br />
se agota la magia en el botín. La violencia<br />
está en la voz callada de los jugadores, en la<br />
sumisión, lo más parecido a la esclavitud:<br />
correr, jugar, hacer dinero; correr, jugar,<br />
soñar con hacer dinero. Correr, jugar, no<br />
hacer de esa fantasía una realidad jamás.<br />
La violencia también está en el periodismo<br />
deportivo, en el uso de los medios. Recién<br />
después de todos estos escalafones están<br />
los tiros en las tribunas, porque tiros hay,<br />
hace tiempo que hay, pero no le echen la<br />
culpa al fútbol. “A mí lo que me molesta es<br />
la visión del periodismo sobre la violencia.<br />
Lo hacen parecer una cosa que no puede<br />
entenderse. Que es antinatural. Parece<br />
que nunca hubiesen ido a la cancha en su<br />
vida. Llevo más de veinte años yendo a la<br />
popular. Siempre condenan al hincha. El<br />
hincha vive el maltrato de la Policía. Te vas<br />
acostumbrando, la vas incorporando. Y vas<br />
entendiendo la violencia. Hay que estar<br />
ahí para entenderla. La violencia del fútbol<br />
romántica de los años ochenta se terminó.<br />
Yo vi peleas de barras con las manos. Pero<br />
el estado actual social del mundo tiene<br />
que ver con otro tipo de violencia. Hay<br />
otro tipo de acceso. Yo me acuerdo bien<br />
cuando entraron las armas en juego. Se fue<br />
haciendo cada vez más lógico dentro de esa<br />
lógica particular de las barras, en las que si<br />
yo no llevo un chumbo para defender mi<br />
bandera, lo lleva otro”.<br />
En el desorden explicativo de las cosas, el<br />
fútbol y el rock se parecen. Hace algún<br />
tiempo sancionaron a un jugador europeo<br />
por hacer un saludo nazi en el festejo<br />
de un gol. Hace algunos días, cuando<br />
esta ya mítica banda montevideana hizo<br />
vibrar el Teatro de Verano en la antesala<br />
perfecta para el show de Iggy Pop, Marcos<br />
Motosierra, otro hito ineludible de la<br />
materia, hizo algo similar. Pero claro, por<br />
más que se parezcan, el rock y el fútbol<br />
“Los que entran en la banda son todos amigos. El bajista es manya y lo respeto, él también es de ir a la cancha, de viajar. Somos respetuosos. Yo respeto a los hinchas que son<br />
hinchas como yo”, afirma Fermín Solana. (Foto: Jeronimo López)<br />
no son la misma cosa, y en ambos, como<br />
en todas las cosas, los códigos mandan.<br />
Así en el barrio, en el estadio, en el teatro<br />
o en el pogo, la cultura establecida,<br />
El Nacional de todas las épocas<br />
En el arco banco a Munúa. La línea de cuatro<br />
es la del 88: Revelez, el Hugo de León, Pintos<br />
Saldanha de cabeza. Y Tony Gómez por<br />
el penal en Tokio. ¡Qué baluarte! Al medio<br />
el Colo Romero. El Vasco Ostolaza. El Chino<br />
(Fermín publicó junto con Alejandro Luzardo<br />
Yo vi jugar al Chino, Editorial Medio y<br />
Medio). Yubert Lemos. Dely Valdez. Luisito<br />
Suárez. Ese es mi cuadro. Con ese voy a la<br />
guerra.<br />
El equipo de las influencias:<br />
Johnny, Joey, Dee Dee y Marky Ramone, Los<br />
Ramones, los cuatro de atrás. Mi referente<br />
total en mi vida creativa y espiritual Henry<br />
Miller en el medio. Jack Kerouac y Williams<br />
Borroughs. Adelante Jim Morrison, Hunter<br />
Thompson, Stanley Kubrick. Al arco el gran<br />
Felisberto Hernández.<br />
curtida con los años, es la que marca la<br />
cancha. “Invitamos a cantar un tema a<br />
Marcos Motosierra, muy amigo nuestro y<br />
además considerado el Iggy Pop uruguayo.<br />
En Brasil le dicen Iggy Podre, el Iggy<br />
podrido. Para nosotros fue la fecha de la<br />
vida. El toque más preciado. El tema que<br />
tocamos se llama La Policía, una letra<br />
bastante sarcástica que habla del policía<br />
como un impotente sexual. Dice que el<br />
policía en la vida real está muerto por<br />
dentro. Yo me di cuenta después pero<br />
Marcos dijo ‘¡Heil Hitler!’. Empezaron las<br />
repercusiones y se lo acusó de nazi. En el<br />
contexto yo sé que fue totalmente irónico.<br />
Pero no necesariamente la gente conoce<br />
cómo es él, un artista controvertido,<br />
desafiante. Son actitudes históricas dentro<br />
del punk desde los años setenta. Las<br />
bandas punk ironizan con eso. Marcos se<br />
come un garrón importante. Yo le resto<br />
importancia”.<br />
Es difícil zafar a la coyuntura. Menos<br />
que menos a la coyuntura futbolera entre<br />
dos futboleros de pura cepa. Entonces<br />
la violencia mal llamada violencia en el<br />
fútbol, los comunicados de la Selección<br />
desnudando realidades que nos atañen a<br />
todos, y el manejo de los medios, aparecen<br />
entre amargos y cigarros, esa combinación<br />
zitarrosiana que es como nuestro apodo.<br />
“Tuve algunas discusiones luego de que<br />
se dijo que algunos de los procesados<br />
por lo de Santa Lucía eran del colectivo<br />
7411, que es un colectivo que organiza la<br />
fiesta en las tribunas de Nacional. Cuando<br />
saco la entrada siempre le pongo plata al<br />
colectivo, que se usa para globos, humos,<br />
todo eso. Para mí es de lo mejor que le pasó<br />
a Nacional en mucho tiempo. Hay como<br />
una sensibilidad respecto a este tema que va<br />
tomando un tinte de guerra civil, hay que<br />
tomar con pinzas lo que se dice y no entrar<br />
en la manija de la prensa”.<br />
Sobre la mesa revistas y libros. Paracetamol<br />
500 manual de giras de HPLE (Estuario<br />
Editora) es lo que todos soñamos cuando<br />
leímos En el camino, de Jack Kerouac. Es<br />
la versión yorugua de las cosas, la cuestión<br />
universal de trillar con amigos el mundo.<br />
La cosa fundamental de criarse en la<br />
calle, en los antros, en las populares. Ese<br />
compartir del vino en caja, el fasito, la caja<br />
de diez puchos. El amor, el sexo, el amor<br />
otra vez, y siempre, siempre, un hermano<br />
que te acompañe, o varios.<br />
_Agustín Lucas<br />
42 43
Edgardo Barbosa:<br />
el deportólogo de la celeste<br />
“Nada se deja<br />
al azar”<br />
La noción de “proceso” asociada a la selección uruguaya no sólo<br />
está vinculada a la continuidad del maestro Tabárez, sino a un<br />
trabajo colectivo que involucra a diversas disciplinas. La medicina<br />
deportiva es una de ellas y sobre su función dialogamos con el<br />
doctor Edgardo Barbosa, médico deportólogo y asistente del jefe<br />
del Departamento Técnico de la celeste, el doctor Alberto Pan.<br />
túnel NOV-DIC 2016<br />
Recapitular la trayectoria profesional del<br />
doctor Barbosa insumiría mucho espacio.<br />
En marzo de 2006 fue confirmado en<br />
su cargo por Óscar Tabárez y trabaja en<br />
el Complejo Celeste hasta el día de hoy.<br />
Lejos en el tiempo quedó su graduación<br />
como médico deportivo y cardiólogo<br />
en 1986, la experiencia en Brasil junto<br />
al doctor Eduardo Henrique de Roses,<br />
encargado del control antidoping en Río<br />
2016 y en los Juegos Panamericanos de<br />
Toronto. En Brasil amplió el espectro de lo<br />
aprendido a nivel local, difundiéndolo en<br />
los tres institutos superiores de Educación<br />
Física (ISEF) de Uruguay. Lo aprendido<br />
e incorporado en materia de fisiología<br />
del ejercicio, en evaluaciones físicas, en<br />
bioquímica y biofísica del deporte comenzó<br />
a materializarse en su vinculación con la<br />
selección mayor en 1997, colaborando a<br />
su vez con la selección Sub 20 en Malasia.<br />
En 1999 hizo su segunda incursión como<br />
jefe del Departamento de Deportología<br />
en la selección mayor. Es en ese período<br />
en el que desarrolló la técnica de control<br />
bioquímico del entrenamiento, la que<br />
sigue aplicando no sólo en la selección<br />
mayor sino en equipos locales. Fue decisivo<br />
para la incorporación de esta metodología<br />
lo asimilado en el Centro de Alto<br />
Rendimiento de Cerro Pelado, en Cuba,<br />
donde estuvo en 1999.<br />
La tarea del médico deportólogo es<br />
evaluativa y se extiende a todas las<br />
categorías que componen la selección. No<br />
sólo se trata de aplicar al fútbol la fisiología<br />
del ejercicio, sino también de decodificar<br />
los términos técnicos para ponerlos al<br />
alcance del Departamento Técnico, de los<br />
entrenadores y de los propios jugadores.<br />
El fundamento de este trabajo es el control<br />
bioquímico del estado del deportista a<br />
través de análisis de sangre, donde las diez<br />
variables en<strong>contra</strong>das en la urea señalan la<br />
fatiga acumulada por el jugador. A nivel<br />
de la selección mayor, hay que constatar el<br />
estado en que se recibe al jugador, que viene<br />
de un medio altamente competitivo, a lo<br />
que debe sumarse la fatiga del viaje. Luego<br />
es preciso constatar las condiciones en las<br />
que se lo devuelve a su club de origen.<br />
La urea como universo<br />
“Es un trabajo de alta precisión –expresa<br />
Barbosa–, ya que el jugador al que le da<br />
mal la urea exige un entrenamiento y una<br />
dieta diferenciada. Otra modalidad de<br />
detección la aporta la enzima creatinquinasa<br />
(CK), que está en el citoplasma de la<br />
fibra muscular. Mide la intensidad<br />
del entrenamiento y permite detectar<br />
una lesión antes de que aparezca en la<br />
ecografía de partes blandas. El problema<br />
que tiene esta técnica es que puede llevar<br />
a confusiones, particularmente en los<br />
deportes de contacto, en los que hay<br />
abundancia de hematomas que pueden<br />
ser mal interpretados. En Europa se la<br />
está abandonando para los deportes de<br />
contacto”.<br />
El análisis de urea es más confiable y a<br />
través de él se pueden analizar diecisiete o<br />
dieciocho variables. Nosotros, por razones<br />
de costo, las limitamos a diez. A través de<br />
un aparato computarizado podemos realizar<br />
hemogramas, funcionales hepáticos y<br />
renales y detectar otras variables”.<br />
¿Han recibido jugadores con anomalías?<br />
Las que tienen que ver con fatiga son<br />
“El gran artífice del cambio fue el maestro, que respetó al jugador, que inculcó un espíritu de grupo, que le brindó mejoras en el Complejo –donde no tiramos manteca al techo–<br />
y generó este equipo al que hoy los resultados lo acompañan. Lo principal es que sean buenos jugadores y también buenas personas”. (Foto: Leonidas Martínez)<br />
comunes, pero en ocasiones aparecen otros<br />
problemas, como los renales, debidos al<br />
consumo de suplementos inadecuados.<br />
Pero además hay que estar atentos a otros<br />
indicadores, como el perfil tiroideo, la<br />
testosterona y el cortisol, por ejemplo.<br />
¿Qué tratamiento se da al jugador con<br />
esos datos?<br />
Hay que tener en cuenta que esos análisis<br />
se hacen antes y después de los partidos<br />
de la selección. Después de estos hay<br />
jugadores que necesitan masajes profundos,<br />
suplementación con distintas sustancias,<br />
aplicación de frío, baños de <strong>contra</strong>ste, es<br />
decir, medidas para que se recupere más<br />
rápido, sobre todo cuando los ciclos entre<br />
competencia y competencia son cortos.<br />
La irrupción de Brasil<br />
Respecto al momento en el que la medicina deportiva comienza a ser decisiva en la preparación<br />
de los equipos, Barbosa no tiene dudas: “En América Latina al menos, el momento decisivo fue<br />
el año 1986, en Brasil. Y es curioso, porque en ese momento Brasil vivía muchas dificultades.<br />
Sarney había implementado el plan cruzado, la inflación se había disparado pero en materia<br />
de medicina deportiva andaban volando. Promovieron gente joven y generaron una fuerte infraestructura.<br />
Desarrollaron sistemas de entrenamiento basados en el principio de que para el<br />
deporte de alta competencia, el sistema inmune debe estar impecable.<br />
Todo esto se potenció con otra revolución, la de las tecnologías de la comunicación, que<br />
permitieron que las innovaciones estuvieran disponibles y que, por ejemplo ahora, estemos<br />
trabajando con los fisiólogos del Arsenal, del PSG, del Chelsea, del Barcelona, del Paris Saint<br />
Germain… Todo eso nos permite estar actualizados y seguir las investigaciones que se realizan<br />
en el mundo. Ahora se está desarrollando el área de la neurociencia y se ha descubierto<br />
que el deportista de elite suele tener un cerebro diferente al común, con mayor número de<br />
neuronas y una interacción compleja entre ellas, proceso que se puede estimular. Al mismo<br />
tiempo, el aspecto nutricional es un inmenso capítulo que se abre y que nos puede llevar a<br />
conclusiones insospechadas”.<br />
44 45
Edgardo Barbosa<br />
túnel NOV-DIC 2016<br />
Hay que tener en cuenta que el control<br />
bioquímico es sólo uno de los elementos<br />
de un análisis más exhaustivo, que incluye,<br />
por ejemplo, el estudio de los materiales<br />
de Match-Análisis, a cargo de una empresa<br />
argentina, donde se mide el recorrido de<br />
cada jugador, las distancias, la velocidad y<br />
otras variables. Todo ello se complementa<br />
con el análisis técnico que nos brinda la<br />
empresa de análisis Kizanaro. Es decir, que<br />
nada se deja al azar.<br />
¿Cómo se logra estar actualizado en un<br />
entorno en el que los requerimientos<br />
de la alta competencia se incrementan<br />
permanentemente?<br />
No tenemos superabundancia de recursos,<br />
pero eso se <strong>contra</strong>rresta con el desarrollo<br />
de las comunicaciones, que nos permite<br />
estar al día en todos los aspectos. Por<br />
ejemplo, siempre pusimos énfasis en el<br />
desafío que implica jugar en la altura,<br />
pero últimamente el tema del calor<br />
ha sido excluyente en la deportología.<br />
En Barranquilla utilizamos ciertos<br />
suplementos que le encargué a [Christian]<br />
Stuani. Son comprimidos que disueltos en<br />
agua aportan vitamina C, sodio, potasio y<br />
otros elementos. Ahora bien, una cosa es<br />
el suplemento en sí y otra es la disposición<br />
del plantel a utilizarlo correctamente, y<br />
los jugadores respondieron de manera<br />
ejemplar. El resultado está a la vista:<br />
nos trajimos un punto de Barranquilla,<br />
cuando la última vez que competimos allí<br />
nos vinimos con cuatro goles. Previamente<br />
estuve en contacto con el número uno<br />
en la deportología futbolística a nivel<br />
mundial, Sebastián Racinais, que trabaja<br />
en el Hospital Aspeter, de Doha, el<br />
principal del mundo en la materia.<br />
Dopaje: corriendo de atrás<br />
“Fui deportólogo de tres<br />
selecciones y parte del<br />
proceso desde sus orígenes.<br />
En el 97 el plantel no era<br />
homogéneo. Había grupos…<br />
no había proceso ni nada que<br />
se le pareciera. El gran artífice<br />
del cambio fue el maestro,<br />
que respetó al jugador, que<br />
inculcó un espíritu de grupo,<br />
que le brindó mejoras en el<br />
Complejo –donde no tiramos<br />
manteca al techo– y generó<br />
este equipo al que hoy los<br />
resultados lo acompañan. Lo<br />
principal es que sean buenos<br />
jugadores y también buenas<br />
personas, lo que también es<br />
un mérito de Tabárez”.<br />
Lo había consultado en 2014, cuando<br />
debimos jugar en el nordeste brasileño.<br />
Entonces me hizo un bosquejo de lo que<br />
había que hacer para adaptarse al calor,<br />
lo que me repitió y actualizó antes de ir a<br />
Colombia.<br />
¿En qué medida incide la disciplina y<br />
motivación del grupo en estos temas?<br />
Fui deportólogo de tres selecciones y<br />
parte del proceso desde sus orígenes. En<br />
el 97 el plantel no era homogéneo. Había<br />
grupos… no había proceso ni nada que<br />
se le pareciera. El gran artífice del cambio<br />
“En materia de técnicas antidoping me formé con el doctor Pedro Larroque, que estuvo presente<br />
en los Juegos Olímpicos de Seúl, cuando se constató el dopaje de Ben Johnson.<br />
Larroque me inculcó principios éticos, pero también me dejó claro que las técnicas de detección<br />
del dopaje iban cuatro años atrás del desarrollo de drogas cada vez más sofisticadas para<br />
que pasen desapercibidas. Ya en 1988 él me decía que las máquinas de control son capaces de<br />
detectar una gota de una sustancia programada en una piscina. Pero los detectores registran<br />
diez sustancias (constantemente renovadas) y de antemano se sabía que para los Juegos Olímpicos<br />
de 2016 ya se habían programado sustancias indetectables por los métodos utilizados. Ya<br />
para los Juegos Olímpicos de 2012 se tomó la decisión de congelar muestras de sangre, las que<br />
se conservan durante siete años. Si en ese período se logra detectar una sustancia dopante, se<br />
quita la medalla en forma retroactiva.<br />
En lo que a nuestro trabajo se refiere, debemos tener muchas precauciones con lo que el<br />
deportista consume, controlar otros aspectos, como los insumos que adquirimos, dónde y a<br />
quién se los compramos y cómo los suministramos. El diseño de esa estrategia nos ha dado<br />
buenos resultados”.<br />
fue el maestro, que respetó al jugador,<br />
que inculcó un espíritu de grupo, que le<br />
brindó mejoras en el Complejo –donde<br />
no tiramos manteca al techo– y generó<br />
este equipo al que hoy los resultados lo<br />
acompañan. Lo principal es que sean<br />
buenos jugadores y también buenas<br />
personas, lo que también es un mérito<br />
de Tabárez. El trabajo de prehidratación<br />
que hicimos para el partido con<br />
Colombia involucró a todo el grupo,<br />
que participó en la preparación de los<br />
insumos, realizando trabajos que no le<br />
corresponderían a un jugador de fútbol.<br />
Llama la atención que jugadores que<br />
vienen de clubes poderosos se ponen la<br />
celeste y juegan con mayor intensidad que<br />
en sus instituciones ¿A qué se debe esto?<br />
Esa pregunta me retrotrae a 2005, a mis<br />
inicios con la selección. Fuimos con la<br />
Sub 15 que dirigía Ángel Castelnoble<br />
a Argentina y le oí decir al Pato Fillol,<br />
que dirigía la Sub 15 argentina: “Estoy<br />
preocupado, porque de Argentina no van<br />
a salir jugadores como hasta ahora”. Creí<br />
que me estaba tomando el pelo, porque<br />
yo era un profundo admirador del fútbol<br />
argentino. Pero hoy podemos ver los<br />
problemas que tiene la selección argentina<br />
y a la vez ver que esta selección nuestra<br />
tiene atributos parecidos a aquella que les<br />
envidiaba.<br />
Me contaba [Edinson] Cavani que cuando<br />
van a Qatar con el PSG se alojan en una<br />
academia, a la que fue la Sub 20 uruguaya<br />
recientemente y donde entrena la selección<br />
catarí. Tiene lo último de lo último y de<br />
yapa, cuando salen, les extienden una<br />
alfombra roja. Edi me cuenta eso y yo me<br />
pregunto: ¿Cómo viene de ese mundo y<br />
se la juega acá? No sé. Hay una parte de la<br />
película que me pierdo.<br />
A propósito de “ese mundo”. ¿Cómo<br />
incide en el desarrollo físico y<br />
futbolístico de los muchachos?<br />
Decisivamente. Nadie puede negar que<br />
Luis Suárez es un monstruo, pero estando<br />
en el Barcelona mejoró enormemente.<br />
El gol que hizo en Barranquilla es obra<br />
y gracia de un medio muy exigente. No<br />
sólo mejoró pegándole a la pelota, sino<br />
en las asistencias, en el manejo. Tanto<br />
Luis, como Cavani y el Pelado [Martín]<br />
Cáceres jugaron juntos en la Sub 20. Los<br />
tres se desarrollaron físicamente de manera<br />
notable en Europa, particularmente<br />
Cavani, lo que me llevó a replantearme<br />
el concepto de que el crecimiento<br />
termina a los veintiún años. Ellos siguen<br />
“Tanto Luis [Suárez], como<br />
Cavani y el Pelado [Martín]<br />
Cáceres jugaron juntos<br />
en la Sub 20. Los tres se<br />
desarrollaron físicamente de<br />
manera notable en Europa,<br />
particularmente Cavani, que<br />
me llevó a replantearme<br />
el concepto de que el<br />
crecimiento termina a los<br />
veintiún años. Ellos siguen<br />
desarrollando su físico. A los<br />
veinte años, Cavani sufría<br />
de enormes problemas con<br />
la suplementación para que<br />
ganara en peso y desarrollara<br />
la masa muscular. Sin<br />
embargo, en Europa logró<br />
lo que aquí seguramente no<br />
habría podido”.<br />
desarrollando su físico. A los veinte años,<br />
Cavani sufría de enormes problemas con la<br />
suplementación para que ganara en peso y<br />
desarrollara la masa muscular. Sin embargo,<br />
en Europa logró lo que aquí seguramente<br />
no habría podido.<br />
El fútbol y las etnias<br />
Doctor, usted monitorea el desarrollo del<br />
jugador desde las divisionales inferiores<br />
a la selección mayor. ¿Qué continuidad<br />
existe en esa trayectoria que comienza en<br />
etapas muy tempranas?<br />
Nosotros hacemos exámenes a niños<br />
preséptima, nos preocupamos por su<br />
desarrollo biofísico, tratamos de aportarles<br />
suplementos, pero la realidad es que en<br />
2005 evalué a 71 jugadores y ninguno llegó<br />
a la selección mayor. Sólo uno llegó a Sub<br />
15, luego a Sub 17 y a Sub 20, pero no a la<br />
“Hay variables que superan mi capacidad de entendimiento –expresa Barbosa–, por ejemplo<br />
que la gran mayoría de los jugadores que llegan a la selección mayor hayan nacido en el primer<br />
semestre del año”.<br />
Yo replico en tono de broma: “O que los grandes equipos uruguayos hayan tenido en su plantilla<br />
dos o tres negros, ni menos ni más”.<br />
Barbosa replica: “Eso no es ninguna broma. Nos lleva a un tema de actualidad, como es la exuberancia<br />
física que tienen los africanos. Los grandes jugadores negros que brillaron en Uruguay, en<br />
general lo hicieron por su excelencia técnica y no por su exuberancia física. Eso tiene que ver con<br />
el hecho de que para los esclavistas, el mercado nuestro era relativamente marginal. Las etnias<br />
que aportaban biotipos más adaptados al trabajo duro en los ingenios eran derivadas al norte.<br />
No es casual tampoco que hoy el negocio de las transferencias en Europa tenga el ojo puesto<br />
en determinados países que se repiten en finales y semifinales, como Camerún, Sierra Leona,<br />
Nigeria…Tengo la impresión de que además de otros factores –como la deriva migratoria– pesa<br />
el hecho de que existen etnias que proveen personas con muy buenas condiciones atléticas,<br />
y otras que no tanto. Tal vez haya sido una percepción subjetiva, pero cuando jugamos <strong>contra</strong><br />
Sudáfrica en el Mundial de 2010, en el túnel yo no vi tipos físicos como por ejemplo el de un Caicedo,<br />
que por suerte no juega <strong>contra</strong> nosotros por doble amarilla. Todavía no me explico cómo<br />
les ganamos de atrás en Quito. Tienen una montaña de músculos y me consta que algunos<br />
países del continente están promoviendo el deporte en zonas donde predominan afrodescendientes<br />
con contexturas físicas exuberantes, como lo está haciendo Ecuador en algunas zonas,<br />
entre ellas la de Esmeraldas”.<br />
“La tarea del médico deportólogo es evaluativa y se extiende a todas las categorías que componen la selección. No<br />
sólo se trata de aplicar al fútbol la fisiología del ejercicio, sino también de decodificar los términos técnicos para<br />
ponerlos al alcance del Departamento Técnico, de los entrenadores y de los propios jugadores”. (Foto: Rodrigo López)<br />
mayor. Después de esa generación, que era<br />
la noventa, llegaron Abel Hernández, que<br />
explotó en Sub 20; Coates, que fue Sub 17 y<br />
Sub 20, pero no Sub 15, y Gastón Ramírez,<br />
que no fue ni Sub 15 ni Sub 17.<br />
¿Cómo se logra el disciplinamiento de<br />
gurises tan jóvenes?<br />
Es difícil. En la mayor este tema está a<br />
cargo del cuerpo técnico, pero podemos<br />
dar fe de la prédica que se hace desde<br />
que entra como Sub 15 a través de un<br />
equipo que incluye dos psicólogas. Allí<br />
se predican valores, pero no a todos les<br />
llegan por igual. Hay que <strong>contra</strong>rrestar<br />
en el Complejo, en pocas horas, el<br />
lastre que se trae de una vida en sectores<br />
humildes. A esa edad podemos pedirles<br />
que presenten una fotocopia del<br />
certificado de estudios, ir a hablar con<br />
los adscriptos, buscarles soluciones, pero<br />
a medida que van creciendo aparecen los<br />
representantes y la relación pasa a ser otra.<br />
Crecen económicamente, acceden a otros<br />
bienes de consumo que nunca hubieran<br />
imaginado y a veces la elección que hacen<br />
es equivocada. Pero existe otro tema aún<br />
más profundo. A un buen porcentaje de los<br />
gurises que me llegan les detecto anemia.<br />
Desde la raya de cal los incitan a que<br />
corran, que dejen el alma en la cancha. Y a<br />
mí, que chequeé a esos gurises, que sé que<br />
en el hemograma les salió un porcentaje<br />
de glóbulos rojos menor al que tiene una<br />
mujer menstruando, eso me duele. Pero en<br />
definitiva, ese es un problema que excede<br />
lo estrictamente futbolístico.<br />
_José López Mercao<br />
46 47
FÚTBOL Y TENDENCIAS<br />
Que las hay, las hay<br />
El Mosquito Da Costa vio con incredulidad<br />
cómo el balón, después de haber rebotado<br />
en la pantorrilla del zaguero de su equipo,<br />
trazaba una parábola casi imposible, se<br />
elevaba sobre el arquero de cejas depiladas<br />
y se metía en el arco a los 92 minutos de<br />
juego, sentenciando a sus dirigidos a una<br />
nueva derrota y hundiéndolos aún más en<br />
la tabla de posiciones pese a su chapa de<br />
candidatos, siempre vigente por tratarse de<br />
uno de los dos equipos más grandes del país.<br />
Se dio vuelta en dirección a su ayudante<br />
técnico y le dijo: “Esto no es normal.<br />
Renuncio”.<br />
La prensa coincidía en que algo<br />
extradeportivo estaba afectando al club,<br />
cuyo nombre verdadero –al igual que<br />
el de los demás protagonistas de esta<br />
historia– no será revelado para proteger<br />
a los inocentes. Tenía el plantel más caro<br />
del país, pero no podía ganarle a nadie.<br />
Si los jugadores empezaban a rendir, se<br />
lesionaban. Cuando el equipo funcionaba<br />
bien, la pelota no quería entrar. Si el juez se<br />
equivocaba, beneficiaba al rival. Cuando la<br />
dirigencia se reunió a tratar el caso, después<br />
de la renuncia indeclinable del Mosquito,<br />
alguien recordó que el equipo había usado<br />
en tres años más técnicos que los sinónimos<br />
que el periodista José Carlos Cinsa podía<br />
enumerar en un programa entero de<br />
Arrebato, el compacto deportivo de TVT.<br />
Y fue allí, ante la evidencia acumulada de<br />
tanta mala suerte sospechosa, cuando un<br />
dirigente decidió plantear lo que todos<br />
pensaban pero callaban: había que <strong>contra</strong>tar<br />
una bruja que apelara a métodos no<br />
convencionales para dar vuelta la pisada.<br />
Fue cuestión de acudir a unos pocos<br />
contactos para llegar a Amelia, una bruja<br />
que venía con muy buenos antecedentes<br />
por sus trabajos con clubes en la otra orilla<br />
del Plata y que prometía resultados. Amelia<br />
explicó que para que su labor surtiera<br />
efecto tenían que dejarla ingresar todos<br />
los días al complejo de entrenamientos y<br />
cumplir algunos rituales, por absurdos que<br />
parecieran. La dirigencia aceptó y vio cómo<br />
durante semanas Amelia se paraba frente a<br />
los futbolistas, sacaba un papelito y recitaba<br />
unas palabras mágicas por largo rato. Y<br />
sorprendentemente, los efectos empezaron<br />
a notarse casi enseguida. La pelota circulaba<br />
con mayor facilidad, el equipo empezó a<br />
repuntar y los puntos no demoraron en<br />
llegar, en una escalada progresiva que<br />
terminó con el club metido bien arriba y con<br />
chance de definir el campeonato.<br />
Amelia desapareció de los<br />
entrenamientos a dos fechas del final y los<br />
dirigentes, desesperados, temieron que con<br />
ella se hubieran desvanecido los conjuros<br />
secretos que escondía en sus pergaminos.<br />
Mandaron a los empleados del club a<br />
rastrillar cada centímetro del complejo en<br />
busca de alguno de sus viejos papeles con<br />
la fórmula mágica y al final, muy arrugado<br />
pero perfectamente legible, en<strong>contra</strong>ron<br />
el “trabajo” que había hecho Amelia. Lo<br />
abrieron y descubrieron en él los enigmáticos<br />
caracteres del alfabeto tebano que usan las<br />
brujas. Traducido, aquel texto sagrado resultó<br />
contener las siguientes frases: “Nunca hagan<br />
centros frontales, porque está probado que<br />
nueve de cada diez los ganan los zagueros.<br />
Que el arquero no la vente más a la mitad de<br />
la cancha, porque hay cincuenta por ciento<br />
de posibilidades de que quede en los pies<br />
del rival; salgan por abajo. La mejor manera<br />
de hacer tiempo es tenerla, no rifarla de un<br />
pelotazo. Toquen la pelota siempre, abran<br />
la cancha, busquen al desmarcado y usen<br />
las puntas. No hay más secretos, el resto es<br />
superstición”. Lo leyeron en trance durante dos<br />
semanas y al final el equipo salió campeón.<br />
_Martín Otheguy<br />
túnel NOV-DIC 2016<br />
48