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contra viento y marea

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ildo maneiro y El Nacional del 71<br />

La admirable alarma<br />

La Copa Libertadores era un campo fértil. Nuestros equipos grandes marcaban presencia en el<br />

continente, lo paseaban con el pecho erguido, convicción y sin peros: primero estaba el fútbol y después,<br />

lejos, los factores extrafutbolísticos. Así, ganaban mucho más de lo que perdían, y se acostumbraban a<br />

instalarse en finales o semifinales. De yapa, la gloria. Ya en las copas del sesenta –década de una notable<br />

hegemonía peñarolense– Nacional estuvo en ese lugar, pero sin la yapa: tres finales jugadas, tres<br />

perdidas. En 1971, tuvo el premio, ganó su primera Libertadores, la Intercontinental y la Interamericana.<br />

Una de sus figuras fue Ildo Enrique Maneiro. Con él conversamos para tratar de entender, entre otras<br />

cosas, qué factores llevan a un club a conseguir esa simple y potente palabra: gloria.<br />

túnel NOV-DIC 2016<br />

En el 71 fueron campeones de América,<br />

a la vez que eran nuevamente campeones<br />

uruguayos. En la actualidad, hace<br />

muchos años que no se obtienen<br />

triunfos internacionales, incluso es<br />

muy difícil para un equipo uruguayo<br />

ganar el campeonato local teniendo<br />

doble competencia en el mismo año.<br />

¿Por esos años se discutía sobre la doble<br />

competencia como hoy?<br />

La actividad actual es incomparable<br />

con la de aquella época. Pese a que las<br />

distancias se han acortado, por obvias<br />

mejoras en los traslados, ya que antes<br />

viajabas muy expuesto. Antes, si tu equipo<br />

tenía actividad internacional, los partidos<br />

del campeonato local se adelantaban o<br />

retrasaban. Además en aquellas copas sólo<br />

eran dos clubes por país y no había otra<br />

competición internacional que trancara<br />

el calendario; las eliminatorias para los<br />

mundiales se hacían en un período corto, el<br />

campeonato local era mucho más extenso.<br />

No había tanta intensidad en la cantidad<br />

de partidos. Y en la organización interna<br />

había más encuentros entre las partes y no<br />

tantas peleas, incluso tus rivales tenían la<br />

predisposición de priorizar –para el país–<br />

las competiciones internacionales. A veces,<br />

para algunos partidos, hasta viajábamos<br />

con varios días de anticipación. A esto se<br />

le sumaba que los clubes del Pacífico aún<br />

eran muy débiles y que los clubes brasileros,<br />

salvo claras excepciones, no se interesaban<br />

tanto por la Libertadores.<br />

Nacional venía de perder tres finales<br />

(1964, 1967 y 1969) y Peñarol ya había<br />

ganado tres (1960, 1961 y 1966). A la<br />

hora de afrontar una nueva copa, ¿cómo<br />

afectaba eso en el club?<br />

La copa del 71 para Nacional fue un parto.<br />

Después de no poder ganarla tres veces, la<br />

Libertadores pasó a ser una obsesión. Le<br />

sumo que la copa del setenta la “rifamos”,<br />

porque cuando llegamos a las instancias de<br />

definición, llegó la citación de futbolistas<br />

para la selección mundialista, y ese plantel<br />

de Uruguay era Nacional y alguno más. Así<br />

que esa Libertadores se terminó jugando<br />

con suplentes. Por otra parte, en un país<br />

con una economía que se venía abajo, el<br />

club hizo la locura de pagar muchísima<br />

plata por figuras del continente: Manga,<br />

Ignacio Prieto, Luis Cubilla, y Luis Artime<br />

como corolario. Alguno de ellos ya había<br />

estado en el 69, en aquella final <strong>contra</strong><br />

Estudiantes que fue bravísima. Ellos tenían<br />

esa estructura “mañosa” de Zubeldía, con<br />

Bilardo, Pachamé, Manera, Malbernat,<br />

etcétera. Un equipo muy sólido y de mucha<br />

calidad ofensiva.<br />

¿Ya en esa final había “pica” con<br />

Estudiantes, se gestó en la del 71 o es un<br />

mito?<br />

Las dos finales la generaron. Es que ir<br />

de visitante a Argentina era ir a una<br />

batalla, por lo menos los uruguayos lo<br />

afrontábamos así. Y era muy complicado<br />

ganar puntos. Estudiantes forjó una mística<br />

que lo hacía casi invencible de local. En el<br />

69 teníamos un cuadrazo, pero ellos estaban<br />

adelantados en el mundo en cuanto a su<br />

sistema de marca. Eran tan metódicos como<br />

insoportables.<br />

La tercera final del 71 fue en Lima.<br />

¿Cómo recuerda esa noche?<br />

Fue una cosa impresionante, aunque lo que<br />

más recuerdo, y aún me emociona, fue el<br />

recibimiento de la gente en Montevideo.<br />

Ahí tomamos real dimensión, porque<br />

además nos sorprendía que, en un<br />

momento con tanta conmoción social y<br />

política, el pueblo igual se juntara por los<br />

colores de su pasión y todos se abrazaran<br />

sin preguntarse la ideología. En cuanto al<br />

partido, fuimos particularmente superiores<br />

a Estudiantes. En la previa recuerdo estar<br />

nervioso, no dormí bien. Todas las finales<br />

son importantísimas, pero esa estaba<br />

cargada de mucha presión para nosotros.<br />

La copa Libertadores está cargada de<br />

mística. ¿Ya entonces era así o se trata de<br />

una construcción social posterior?<br />

Ya estaba muy cargada. Seguramente para<br />

Nacional aún más, por esa necesidad de<br />

obtenerla. Además, ganar la copa te daba<br />

un plus en la repercusión: los partidos,<br />

ida y vuelta, <strong>contra</strong> los europeos. Que<br />

clubes grandes de Europa viniesen a jugar<br />

a Sudamérica era todo un acontecimiento.<br />

En el 71, por rechazo a lo que había<br />

pasado entre Estudiantes y el Feyenoord<br />

el año anterior, cuando hubo partidos<br />

extremadamente violentos, el Ayax –<br />

siendo campeón de Europa– no quiso<br />

jugar la Intercontinental. Básicamente<br />

no querían venir a Sudamérica, ya que<br />

pensaban que los iban a matar. Así que<br />

teníamos que jugar la Intercontinental<br />

<strong>contra</strong> el Panathinaikos de Grecia,<br />

vicecampeón de Europa.<br />

¿Conocían algo del Panathinaikos?<br />

Ese mismo año, por la necesidad de<br />

recuperar la plata que se había gastado<br />

en las <strong>contra</strong>taciones, hicimos una<br />

gira que llegó a Europa. Una gira muy<br />

rara. Arrancamos por México, fuimos a<br />

Alemania, después a Escocia, etcétera. Lo<br />

más extraño era que pasaban los partidos y<br />

Artime no hacía ni medio gol. Es que antes<br />

de viajar, su padre había fallecido y eso lo<br />

dejó muy compungido. Estuvo como diez<br />

partidos sin hacer goles. Y allí nos tocó ir<br />

a Grecia, jugamos <strong>contra</strong> el Panathinaikos<br />

y le ganamos sin mucho problema. Esa<br />

superioridad, más allá de los recaudos,<br />

la teníamos clara cuando volvimos a<br />

enfrentarlos por la Intercontinental. Ese<br />

Nacional jugaba de igual a igual <strong>contra</strong><br />

cualquiera.<br />

¿Se valoraba la Intercontinental en ese<br />

momento, como hoy en el tiempo?<br />

Sí, principalmente porque era una<br />

cuestión deportiva. Lo económico era<br />

absolutamente secundario, tal vez porque<br />

no era una copa rodeada del marketing que<br />

hoy tiene. Aunque los europeos le daban<br />

una bolilla relativa, menos aún que ahora.<br />

Ojo, si la pierden se desentienden, pero si<br />

la ganan la anotan.<br />

La útima camiseta con botones que utilizó Nacional, firmada por futbolistas tricolores de distintas generaciones. (Foto: Jerónimo López)<br />

¿Cómo fue volver a Grecia para la final?<br />

Notable, aunque organizativamente muy<br />

desprolija. El plantel fue con dos delegados<br />

que “lideraban” la comitiva. El día de la<br />

final, a horas del partido, se fueron de<br />

compras. En un momento nos teníamos<br />

que ir para el estadio pero no aparecían.<br />

Esperamos y nada, hasta que el Peta Luis<br />

Ubiña, capitán del equipo, dijo: “Nos<br />

vamos”. Ya en el estadio, los esperamos un<br />

rato más porque eran los encargados de<br />

llenar el formulario para el partido. Para ese<br />

tipo de cosas habían viajado. Seguían sin<br />

aparecer, así que el formulario de Nacional<br />

para esa final del mundo lo llenamos<br />

y firmamos Juan Martín Mugica y yo.<br />

Imaginate eso hoy. Uno de esos delegados<br />

era Luis Givogre, quien luego fue ministro<br />

de Salud Pública en la dictadura. Había<br />

unas carencias brutales.<br />

¿No les quedó la espinita de jugar <strong>contra</strong><br />

el Ajax, para ver hasta dónde estaba ese<br />

Nacional?<br />

Sí, absolutamente. Con el tiempo uno<br />

entra en razón de que el Ajax era un equipo<br />

tremendo, una revolución futbolística, y<br />

seguramente iba a ser mucho más rival que<br />

los griegos. Pero, en ese momento, no había<br />

tanta información, entonces ibas y jugabas<br />

<strong>contra</strong> quien te tocaba sin conocerlo<br />

mucho de antemano. Luego sí, recuerdo<br />

que cuando fui a Francia a hacerme unos<br />

estudios de evaluación, por mi pase al<br />

Olimpique de Lyon, el ejemplo de trabajo,<br />

en todo sentido, era el Ajax. Hubiese sido<br />

interesante enfrentarlos en la final. No se la<br />

íbamos a hacer fácil. Nacional tenía mucha<br />

personalidad, marcaba muy bien, tenía muy<br />

buen juego aéreo, los punteros eran muy<br />

habilidosos, el medio era sólido, y así nos<br />

iba. El Pulpa [Washington Etchamendi]<br />

consideraba que [Víctor] Espárrago era<br />

quien mejor marcaba, entonces lo mandaba<br />

a borrar al 10 del rival, y lo borraba, con<br />

mucha técnica.<br />

¿Cómo era la preparación física?<br />

Dependía de los tiempos. Para el Mundial<br />

del setenta, con la selección nos fuimos<br />

treinta días antes a México, con el profesor<br />

Alberto Langlade que, si bien tenía una<br />

concepción bastante militarizada, nos<br />

hacía trabajar muy bien. Era muy exigente<br />

y muy detallista. En Nacional estaba el<br />

profesor Carlos Moreira, quien era muy<br />

estudioso y había analizado cómo estiraban<br />

los basquetbolistas estadounidenses que<br />

recién habían venido a jugar a Uruguay.<br />

Por ejemplo, estiramientos de la mitad<br />

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