LA ENERGÍA RETOS Y PROBLEMAS
Dossieres-EsF-24-La-energ%C3%ADa
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imprescindible a los más de 1.000 millones que no la<br />
tienen todavía, según el Banco Mundial, y a ofrecer<br />
algo más a los otros mil millones que sólo la tienen<br />
para una iluminación pobrísima.<br />
• Como consecuencia de lo anterior, la más que<br />
probable escasez mundial de muchos materiales críticos<br />
que hoy se encuentran en las llamadas modernas<br />
energías renovables.<br />
La visión de futuro la aclara la propia AIE cuando,<br />
a pesar de los esfuerzos por demostrar los avances,<br />
apenas proyecta duplicar para 2040 la participación<br />
de 2014 en el consumo de energía primaria, que en el<br />
mismo período sube un 23,4%. El cuadro siguiente es<br />
muy ilustrativo:<br />
Importancia de las energías renovables en el<br />
consumo de energía primaria<br />
Fuente de energía 2014 2040<br />
Hidroeléctrica 2,4% 3,0%<br />
Biomasa 10,4% 10,5%<br />
Otras renovables<br />
Total renovables<br />
1,3%<br />
14,1%<br />
5,8%<br />
19,3%<br />
Datos extraídos del WEO 2016 de la Agencia Internacional<br />
de la Energía, página 64 y elaboración propia.<br />
Ello a pesar de que la propia AIE realiza un esfuerzo<br />
tecnooptimista considerable, previendo que los vehículos<br />
eléctricos que rodarán por el mundo en 2040<br />
serán nada menos que 150 millones, aunque señala<br />
que eso apenas seguirá siendo el 8% del total de los<br />
1.900 millones de vehículos ligeros en que se espera<br />
para esas fechas que se hayan convertido los 1.000<br />
millones que hoy circulan.<br />
Estas cifras quizá ayuden a pensar que el reto energético<br />
al que se enfrenta la Humanidad es mucho más<br />
considerable de lo que a veces dan a entender las cifras<br />
de crecimientos exponenciales de las instalaciones<br />
solares y eólicas de la última década. Cuando se<br />
colocan en contexto, como se ve más arriba, denotan<br />
que apenas han servido, en el mejor de los casos,<br />
como un limitado aporte, siempre inferior al aumento<br />
de la demanda, del suministro eléctrico, además y<br />
principalmente en países desarrollados y con recursos<br />
financieros y tecnológicos para promoverlos a través<br />
de primas, subvenciones o exenciones fiscales, mientras<br />
el resto del ancho mundo sigue siendo un erial<br />
renovable, salvo por la biomasa y algún proyecto hidroeléctrico.<br />
Por si fuera poco, se espera que 2015 y<br />
2016 terminen siendo un punto de inflexión también<br />
para los países punteros que habían abanderado estos<br />
desarrollos, como Alemania, Italia o Reino Unido,<br />
que sobrepasaron pronto a la pionera España, que fue<br />
la que primero quedó financieramente exhausta; ahora<br />
ellos mismos dan serias muestras de frenar drásticamente<br />
su crecimiento exponencial, cuando apenas<br />
han alcanzado cotas limitadas en el consumo de<br />
energía eléctrica, no digamos del consumo de energía<br />
primaria. China, que siguió esta expansión fulgurante<br />
(aunque también limitada en el contexto general de la<br />
energía primaria), va por detrás también en mostrar<br />
sus propios signos de frenada en los desarrollos, que<br />
no queda todavía muy claro si se debieron a su interés<br />
por desplegar energías llamadas limpias o al hecho de<br />
que, al frenar en sus expansiones inicialmente previstas<br />
sus principales clientes occidentales, se quedaron<br />
con los almacenes llenos y aprovecharon la ocasión.<br />
Seguramente es una mezcla de ambas razones y del<br />
pragmatismo chino de hacer de la necesidad virtud.<br />
En cualquier caso, quizá sea el momento de reflexionar<br />
más profundamente sobre hacia dónde queremos<br />
y hacia dónde podemos ir en un mundo con cuyos<br />
límites físicos estamos empezando a chocar. Nadie<br />
descarta la conveniencia de mejorar la eficiencia de<br />
nuestros consumos, pero ninguna mejora de este tipo<br />
en las últimas décadas fue acompañada de una reducción<br />
del consumo total de energía, sino todo lo contrario.<br />
Quizá sea tiempo de pensar en el ahorro, en la reducción<br />
sistemática de nuestro exacerbado consumo<br />
energético, sea o no llamado verde. En cómo salir de<br />
esta encrucijada, en cómo cambiar drásticamente un<br />
modelo agotado, en cómo hacerlo ya y hacerlo rápido<br />
y hacerlo bien. No nos queda otra.<br />
Reflexiones finales<br />
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