LA ENERGÍA RETOS Y PROBLEMAS
Dossieres-EsF-24-La-energ%C3%ADa
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<strong>ENERGÍA</strong> LOCAL, DEMOCRACIA REAL: UNA REFLEXIÓN SOBRE <strong>LA</strong> DEMOCRACIA ENERGÉTICA<br />
Pablo Cotarelo (eKona) y Sebastià Riutort (Universidad de Barcelona)<br />
Reapropiación social de la energía hoy<br />
Si acaso hay un solo elemento redentor del crash de<br />
2008, éste sería una paulatina «toma de consciencia»<br />
de una de las consecuencias del proyecto neoliberal:<br />
la profunda pérdida de soberanía popular sobre las<br />
diferentes esferas de la vida social. El debilitamiento<br />
de los sistemas públicos garantes de derechos sociales<br />
sumado al alcance de los procesos de mercantilización<br />
han socavado significativamente la capacidad de las<br />
personas para decidir de manera autónoma la organización<br />
de su actividad productiva y reproductiva. En<br />
general, la coyuntura actual nos confirma el escaso<br />
poder social de control y disposición de los diferentes<br />
recursos esenciales que garantizan una existencia humana<br />
en condiciones de dignidad. Y entre ellos está la<br />
energía: ese recurso que tiene la particularidad de ser<br />
eje vertebrador de toda la organización social, el engranaje<br />
básico que posibilita tanto el sustento material<br />
como el desarrollo normal del quehacer cotidiano de<br />
las personas (sus formas de relacionarse y de dotarse<br />
de sentido) y sin el cual la vida social se hace añicos.<br />
La crisis ecológica de nuestros días añade elementos<br />
de reflexión a esta situación. Esta crisis nos enfrenta<br />
a la necesidad de cambiar la actual base energética, a<br />
favor de las fuentes renovables y no contaminantes (el<br />
sol, el agua, el viento, la biomasa), así como articular<br />
una nueva relación metabólica entre los humanos y la<br />
naturaleza que sea sensata con los límites del planeta.<br />
Esto último supone asimismo la aceptación de unos<br />
usos frugales y eficientes de los recursos minerales<br />
y energéticos. Este momento histórico de transición<br />
abarca decisivos aspectos técnico-científicos y financieros,<br />
pero también plantea cuestiones políticas y<br />
culturales igualmente importantes. En este sentido, a<br />
nuestro entender, estamos ante una encrucijada que<br />
tiene el potencial de abrir vías favorables a una apropiación<br />
social de la energía. La simultánea crisis económica<br />
y ecológica puede ser una oportunidad para<br />
quebrantar las distintas formas de desposesión -propiciadas<br />
por la dinámica capitalista- que hoy impiden<br />
que la energía esté sometida a control popular democrático<br />
y su modelo de provisión esté sujeto a criterios<br />
de equidad y sostenibilidad.<br />
30<br />
En los últimos años este planteamiento viene tratándose<br />
en el debate en torno a la “democracia energética”,<br />
la “justicia energética” o la “soberanía energética”<br />
(Cotarelo et al., 2014; Global Justice Now, 2014;<br />
Sweeney, 2014). Son diferentes términos que van<br />
utilizándose para enmarcar la reivindicación política<br />
de una transición energética emancipadora. Fundamentalmente,<br />
evocan un futuro modelo energético renovable,<br />
articulado a partir de procesos de participación<br />
democrática y formas de propiedad y regulación<br />
colectivas, fundado en el principio de justicia social,<br />
orientado al interés general y en contraposición a la<br />
cultura dominante neoliberal de la mercantilización<br />
y privatización. Obviamente, las estrategias para tal<br />
democracia energética pueden ser varias y difieren,<br />
además, en función de cuál sea el contexto espaciotemporal<br />
en el que tomen forma (Kunze y Becker,<br />
2014). Por lo general -y de manera más extendida-, se<br />
relaciona este horizonte de cambio con la acción que<br />
llevan a cabo las cooperativas ciudadanas de energías<br />
renovables que se articulan normalmente en el ámbito<br />
comunitario o local (Vansintjan, 2015). Pero con el<br />
tiempo también se viene señalando a la Administración<br />
Pública -en todos sus niveles- como un agente<br />
motor válido y necesario de democracia energética<br />
(Angel, 2016; Cumbers, 2016; Sweeney, 2014).<br />
Por lo que concierne al contexto español, los primeros<br />
pasos se han hecho desde propuestas cooperativas<br />
que recientemente han emergido -desde abajo- con la<br />
vocación de hacer partícipe y empoderar a la ciudadanía<br />
en el campo de la energía y en la transición a un<br />
modelo cien por cien renovable. Pero, por otro lado,<br />
desde algunos ámbitos de la política municipal se están<br />
empezando ya a plantear propuestas que vislumbran<br />
un futuro papel activo de los ayuntamientos en<br />
la transición a la soberanía energética.<br />
La semilla de las cooperativas ciudadanas de energías<br />
renovables<br />
En Europa, el cooperativismo energético para un futuro<br />
renovable es un fenómeno que data de las décadas<br />
de 1970-1980. Son años que coinciden con la<br />
introducción del debate sobre el cambio climático y<br />
los límites del crecimiento, el incipiente desarrollo de<br />
las tecnologías renovables y la catástrofe nuclear de<br />
Chernóbil, así como el surgimiento del ecologismo<br />
como movimiento social. Pero ha sido más recientemente,<br />
a partir de los primeros años del presente siglo