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World War Z

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<strong>World</strong> <strong>War</strong> Z<br />

La figura del muerto viviente, portador de un mal peor que la peste y con altísimo<br />

grado de contagio, más conocido como zombie, se disputa este verano el reino<br />

como el depositario número uno del miedo colectivo. Por colectivo se creía el<br />

miedo de un determinado grupo de personas, pertenecientes a un país o una<br />

fracción de continente, como se recuerda en la reciente 28 días después (Danny<br />

Boyle, 2003), o la clásica Invasion of the Body Snatchers (Don Siegel, 1956). En<br />

<strong>World</strong> <strong>War</strong> Z esa amenaza se ha vuelto global e inmediata: una pandemia de<br />

consecuencias tan catastróficas que la raza humana corre el riesgo de<br />

extinguirse.<br />

Producida y protagonizada por Brad Pitt, con apoyo de la Paramount y la<br />

productora del joven multimillonario David Ellison (que se perfila, como su<br />

hermana Megan, como dos productores cinematográficos a los que hay que<br />

prestar atención), esta ambiciosa historia se basa en la novela homónima escrita<br />

por Max Brooks en 2006, a su vez basada en los relatos de historia oral que<br />

Studs Terkel hizo sobre la Segunda Guerra Mundial en su novela The Good <strong>War</strong>,<br />

y que le valió el premio Pulitzer en 1985.<br />

Atenta a las fuentes históricas orales como estrategia narrativa (la historia oral<br />

es el relato de viva voz de actores participantes en algún evento histórico) y con<br />

ecos del periodismo de guerra, <strong>World</strong> <strong>War</strong> Z es el relato del delegado de la ONU<br />

y padre de familia Gerry Lane, quien, ante el brote de la pandemia, decide<br />

colaborar con la organización y los gobiernos aliados para intentar frenarla. Lane<br />

ha viajado a varias partes del mundo con la misión de documentar el fenómeno<br />

zombie, que antes del brote pandémico se consideraba excepcional, por lo que<br />

su experiencia será clave en la búsqueda por controlar esta amenaza global.<br />

A diferencia de otras películas que se circunscriben a la figura del muerto<br />

viviente, Word <strong>War</strong> Z resulta mucho más ambiciosa: el zombie es lo que motiva<br />

una historia que pronto se desenvuelve en varios nudos dramáticos que exceden


por mucho los límites del género del horror. Así, WWZ es en partes iguales una<br />

película de horror, como un thriller político que astutamente echa mano del<br />

documental ficcionado (o “falso documental”) para reforzar su retórica: tomas<br />

aéreas y a ras de suelo, cámaras fijas y de mano, y un manejo magistral de<br />

enormes multitudes humanas que huyen despavoridas de muertos vivientes que<br />

se parecen físicamente tanto a ellos, que en estas escenas caóticas es<br />

prácticamente imposible distinguir unos de otros.<br />

Al director Marc Forster le ha funcionado espléndidamente esta estrategia híperrealista,<br />

de noticiero de televisión, pero sin coquetear nunca visualidades sucias<br />

o explotadoras (en el sentido del subgénero “exploitative”) del periodismo<br />

amarillista, o incluso el gore. Los tonos marrones de post-guerra en WWZ<br />

recuerdan no sólo a distopías apocalípticas y sombrías como <strong>War</strong> of the <strong>World</strong>s<br />

(Spielberg, 2005), sino que su fotografía está más cercana al fotoperiodismo, e<br />

incluso por momentos remite a las escalofriantes escenas de la magnífica cinta<br />

sueca Songs From The Second Floor (Roy Anderson, 2000), donde los muertos<br />

se desprenden de la tierra.<br />

Esto se debe al talento del veterano Robert Richardson, con tres óscares en su<br />

haber por cintas como The Aviator o Hugo, y a quien caracteriza su estética<br />

sobria e inteligentemente correspondiente al relato y sus tonos dramáticos.<br />

Además de este sólido aspecto técnico, la historia en sí misma promete grados<br />

de complejidad que no son comunes en este tipo de mega producciones.<br />

No obstante los cortes de última hora que borran incómodas menciones a China<br />

como el hipotético sitio de origen del brote infeccioso, el guión fue escrito por<br />

uno de los narradores más interesantes de Hollywood, Drew Goddard, quien el<br />

año pasado dirigió The Cabin in the Woods, y es conocido por hacer<br />

comentarios políticos relevantes en torno a temas como el espectador en<br />

momentos de la híper-referencialidad. Será interesante ver cuál es el sello de<br />

Goddard en una película que trata un tema eminentemente político, que<br />

involucra a los gobiernos del mundo y a la ONU, decidiendo el mismo futuro de<br />

la especie humana.


En <strong>World</strong> <strong>War</strong> Z el foco de atención no es tanto el aspecto putrefacto del muerto<br />

viviente, y la sangre o vísceras de sus víctimas. A cambio de esta viscosidad, el<br />

director suizo propone una trama tejida inteligentemente y una visualidad<br />

impactante que podrían hacer de esta la película de zombies más importante al<br />

inicio de la década.<br />

Biologías amenazantes y otros riesgos de contagio que hay que ver<br />

The Thing (John Carpenter, 1982)<br />

El estadounidense John Carpenter tenía el extraño don de hacer películas<br />

incisivas con estéticas escalofriantes. Uno de los más grandes maestros del<br />

terror, Carpenter aisla a un grupo de científicos en la Antártida, y en cuestión de<br />

días desmenuza el comportamiento humano ante lo desconocido y temido. Las<br />

monstruosidades diseñadas por Carpenter y su equipo son tan espantosas como<br />

lo que provocan en la mente de quienes las padecen.<br />

Children of Men (Alfonso Cuarón, 2006)<br />

Distopía basada en el libro homónimo de P.D. James, versa sobre la amenaza<br />

del fin de la especie humana, pero no por una amenaza externa o una pandemia,<br />

sino por una biología en recesión: la infertilidad de las mujeres en un hipotético<br />

2027 semi caótico, donde quedan pocos gobiernos “estables”. En Children of<br />

Men, Cuarón usa la misma estrategia narrativa que WWZ: documental<br />

ficcionado y elementos de noticiero televisivo como fuentes de realismo.

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