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REVISTA TRABAJO FINAL JOSE ZABALETA URBE

TRABAJO FINAL URBE PARA CATEDRA GESTION DEL CONOCIMIENTO EN LA CIBERSOCIEDAD

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA<br />

UNIVERSIDAD RAFAEL BELLOSO CHACÍN<br />

DECANATO DE INVESTIGACIÓN Y POSTGRADO<br />

MAESTRÍA INFORMÁTICA EDUCATIVA<br />

CÁTEDRA: GESTION DEL CONOCIMIENTO EN LA CIBERSOCIEDAD<br />

SECCIÓN: F411CE<br />

<strong>TRABAJO</strong> <strong>FINAL</strong><br />

PRESENTADO POR:<br />

<strong>JOSE</strong> LUIS <strong>ZABALETA</strong> FERNANDEZ<br />

PROFESORA:<br />

Dra. INDRY SANCHEZ<br />

Maracaibo, ABRIL de 2017


Transformación de la escuela a través de un Aprendizaje<br />

con gestión del conocimiento<br />

El significado de la gestión del conocimiento en la transformación de la escuela con<br />

base en el supuesto de que será en el futuro un elemento central en la<br />

transformación institucional de los planteles del sistema educativo escolar en<br />

Colombia.<br />

La gestión del conocimiento en las instituciones escolares es un fenómeno del que<br />

se está tomando conciencia en forma reciente y del que aún no se puede hablar<br />

como un campo de conocimiento y práctica ya constituido. De ahí la relevancia de<br />

analizar en qué contexto y con qué propósitos se origina históricamente, los<br />

elementos presentes en el proceso de su constitución y cómo se incorpora al ámbito<br />

educativo y a las organizaciones escolares.


El significado de la gestión del conocimiento en la transformación de la escuela<br />

desde el supuesto que la gestión del conocimiento constituirá en el futuro uno de<br />

los elementos centrales de la transformación institucional de las escuelas del<br />

sistema educativo escolar en Colombia que se incorporen a las dinámicas de la<br />

sociedad del conocimiento. Las diferencias entre escuelas de distintos niveles,<br />

ubicaciones y contextos socioculturales, de las poblaciones a las que atienden y los<br />

recursos con los que cuentan, serán factores determinantes de la gestión del<br />

conocimiento y las dinámicas de incorporación diferencial de éstas a la sociedad del<br />

conocimiento, caracterizada por el acceso generalizado a las tecnologías de<br />

información y comunicación y por su relación con la economía del conocimiento.


Es de esperar que la gestión del conocimiento constituya un factor determinante<br />

para reproducir y, quizás, para agudizar las diferencias e inequidades entre las<br />

escuelas y sus modalidades, entre aquellas que logren incorporar procesos y<br />

tecnologías de gestión del conocimiento.<br />

La gestión del conocimiento en las<br />

instituciones escolares es un<br />

fenómeno del que se está tomando<br />

conciencia recientemente y del que<br />

aún no se puede hablar como un<br />

campo de conocimiento y práctica ya<br />

constituido. Por ello, es importante<br />

examinar cómo, en qué contexto y con<br />

qué propósitos se origina la gestión del<br />

conocimiento, qué elementos están<br />

presentes en el proceso de<br />

constitución del campo y cómo ésta se<br />

incorpora al ámbito educativo y a las<br />

organizaciones escolares. Esta<br />

contextualización servirá como<br />

referencia para identificar ámbitos de<br />

la organización y de las prácticas<br />

escolares en los que se puede<br />

constituir una gestión del<br />

conocimiento con el potencial de<br />

transformar la escuela en una<br />

institución de la sociedad del<br />

conocimiento.


LA GESTIÓN DEL CONOCIMIENTO, UNA CONDICIÓN NECESARIA DE LA<br />

TRANSFORMACIÓN DE LA ESCUELA<br />

Los sistemas escolares se encuentran envueltos en dos dinámicas<br />

complementarias que los presionan y plantean demandas de transformación<br />

radicales: una cuestiona su función histórica de ser fuente principal de producción<br />

e intermediación de conocimientos en sus procesos formativos y de capacitación.<br />

La otra dinámica es la que cuestiona la identidad de la escuela como institución<br />

encargada de transmitir y enseñar a las nuevas generaciones con la<br />

descentralización de la enseñanza y transmisión de información y conocimiento<br />

hacia el aprendizaje de competencias sociales, productivas y para la vida en un<br />

contexto de inseguridad, incertidumbre y complejidad de trasformación de las<br />

relaciones familia–escuela, escuela–ámbitos productivos.<br />

En la sociedad del conocimiento se valora el aprendizaje y no sólo la enseñanza;<br />

se reconocen los aprendizajes que se realizan en ámbitos, espacios y<br />

organizaciones alternativas a la escuela, con modalidades y tiempos que confrontan<br />

la estructura y la identidad "transmisora" y formadora de las escuelas". El<br />

aprendizaje para la vida social y las competencias profesionales dejan de ser el<br />

patrimonio cuasi exclusivo del entorno formativo escolar, y las escuelas se ven<br />

obligadas a transformarse de organizaciones que enseñan a organizaciones que


aprenden en y desde problemas y proyectos situados en la vida social y económica.<br />

En esta dinámica, el aprendizaje, el conocimiento presencial que se adquiere cara<br />

a cara en grupos en los salones escolares, alcanza nuevos significados frente a<br />

otras modalidades de aprendizaje virtual, en los que los grupos, en ocasiones<br />

constituidos como comunidades de práctica, comparten intereses, visiones y<br />

problemas comunes que rebasan las esferas locales y las referencias culturales,<br />

hoy se aprende con otros y de otros.<br />

Estas dinámicas plantean un dilema a las escuelas: o se transforman en<br />

organizaciones que aprenden, abiertas y relacionadas con contextos, problemas,<br />

escenarios sociales y productivos; o bien, se atrofiaran como instituciones obsoletas<br />

y dislocadas de las dinámicas de la sociedad del conocimiento. Esta disyuntiva se<br />

plantea también a los profesores: o se incorporan a las dinámicas de cambio y<br />

pasan de ser los que enseñan a ser los que aprenden en el proceso de enseñar; de<br />

ser quienes practican una enseñanza de forma individual a quienes enseñan y<br />

aprenden de forma grupal y colaborativa; de ser quienes enseñan centrados en<br />

contenidos a ser quienes facilitan y conducen la construcción de aprendizajes<br />

situados, significativos y reflexivos, o vivirán los efectos de su obsolescencia e<br />

inadecuación como formadores en la sociedad del conocimiento.


En la sociedad y economía del conocimiento, estas transformaciones de las<br />

escuelas, de los grupos sociales y las personas como organismos que aprenden,<br />

tienen como condición la incorporación de las nuevas tecnologías de información y<br />

comunicación a sus prácticas educativas, y con ellas la posibilidad de funcionar<br />

como organizaciones de la sociedad de la información. Esta situación, sin embargo,<br />

no es suficiente, a menos que se acompañe de la adecuada gestión del<br />

conocimiento, para que puedan transitar de ser instituciones de la sociedad<br />

moderna a instituciones de la sociedad del conocimiento y la economía del<br />

conocimiento.<br />

Las escuelas, tal como existen actualmente están envueltas en dinámicas de<br />

cambios sociales en las que la generación de los bienes y satisfactores humanos<br />

dependen cada vez más de las capacidades de generar, distribuir y usar<br />

conocimientos asociadas a capacidades de aprender de manera flexible, continua<br />

y colaborativa; en las que el aprendizaje, no la enseñanza, se constituye en el<br />

centro de gravedad y en el eje de la dinámica del desarrollo de las organizaciones<br />

de los grupos y de las personas.


A la escuela se le exige hoy formar a sus alumnos en y para la vida; formar a las<br />

nuevas generaciones en un contexto de transformaciones tecnológicas y<br />

económicas, con procesos que se extienden a todas las etapas de la vida. Se le<br />

exige formar en los valores de colaboración, solidaridad, tolerancia, aceptación y<br />

convivencia. La gestión del conocimiento y el aprendizaje para la vida son dos<br />

demandas que la sociedad del conocimiento plantea a la escuela.


El análisis de los ciclos de generación–almacenamiento–distribución–uso–<br />

generalización del conocimiento se convierte en un elemento central del desarrollo<br />

de la gestión del conocimiento. Éste es abordado por estudiosos del campo, como<br />

Nonaka y Takeuchi (1995), quienes se convierten en referencia obligada. Para estos<br />

autores, la generación del conocimiento se realiza en cuatro fases: la de<br />

socialización, de compartir experiencias e ideas personales del conocimiento tácito<br />

personal al conocimiento colectivo; la de externalización, la del paso del<br />

conocimiento tácito colectivo al explícito; la de combinación, en la que se efectúa el<br />

intercambio de conocimientos explícitos, documentos compartidos por diferentes<br />

modalidades, principalmente electrónicas y virtuales; y la de interiorización o de<br />

aprendizaje, en la que el conocimiento explícito colectivo se transforma en tácito<br />

individual.


LA GESTIÓN DEL CONOCIMIENTO EN EL ÁMBITO EDUCATIVO Y EN LAS<br />

ESCUELAS<br />

La gestión del conocimiento en educación está presente en otras obras sobre temáticas<br />

de la sociedad del conocimiento, de la sociedad del aprendizaje, o de la economía del<br />

conocimiento; también con las que abordan la educación abierta y el aprendizaje<br />

virtual.<br />

La mayoría de la literatura perteneciente a sistemas de gestión del conocimiento se<br />

relaciona con el mundo corporativo. Si uno se interesa en los contextos de actividad<br />

educativos se tiene que plantear cuestiones importantes: ¿se pueden diseñar sistemas<br />

de gestión de conocimiento para apoyar la enseñanza y el aprendizaje?<br />

Esta articulación e integración del conocimiento personal con los procesos de grupo<br />

y con la tecnología tendente a lograr mejores resultados alineados a los propósitos<br />

de la organización corresponde, a la primera fase se inició en 1995 con la gestión<br />

de la información para toma de decisiones; la segunda, en 1995 con la gestión de<br />

conocimientos tácitos a explícitos; en la tercera, que comenzó en 2000, empezó a<br />

adquirir relevancia la gestión narrativa del conocimiento en las organizaciones; y en<br />

la cuarta se resalta la integración de esta gestión narrativa a las tecnologías de<br />

información y comunicación.


En un modelo de aprendizaje organizacional de la escuela cuyo propósito central<br />

consiste en la mejora de los desempeños y resultados, la gestión del conocimiento<br />

es un proceso que involucra en sus ciclos a actores personales y grupales con<br />

mediaciones y los relaciona con desempeños y producción de efectos (esquema 1).<br />

Los componentes de este modelo pueden servir para el análisis y diseño de los<br />

proyectos de intervención y transformación de la escuela. Para estos efectos se<br />

propone una noción de "gestión del conocimiento" con tres distinciones:<br />

• La primera de índole epistemológica, en la que se reconozcan las dimensiones del<br />

conocer como representación "conocer qué" (know what) y del conocer como<br />

acción "conocer cómo" (know how). Ésta es necesaria para fundamentar la<br />

distinción entre el saber acerca de y el saber en acción en activo, situado e<br />

"incorporado"<br />

• La segunda de índole pedagógica, en la que se distingue el conocimiento práctico<br />

del conocimiento técnico, del conocimiento praxeológico y del conocimiento<br />

científico. Esta distinción ha sido propuesta por el pedagogo francés Giles Ferry a


propósito de la comprensión de los procesos de formación de los educadores<br />

profesionales (Beillerot, Blanchard–Laville y Mosconi, 1998).<br />

• La tercera, de índole organizacional, en la que se relacionan el conocimiento tácito<br />

con el explícito y sus dimensiones: socialización, externalización, internalización y<br />

combinación. Ésta sirve para fundamentar y explicar las relaciones entre procesos<br />

y operaciones de aprendizaje personal y organizacional (Nonaka y Takeuchi, 1995).<br />

En el modelo identificamos otros elementos importantes que se deben considerar<br />

en el análisis, en el diseño y en la intervención de los procesos de gestión del<br />

conocimiento:<br />

• Los actores, las personas que aprenden y generan conocimientos relacionados<br />

con los fines de la organización y los resultados que ésta se propone lograr. Éstos<br />

forman un sistema: el de aprendizaje de las personas, como individuos y como<br />

grupos.<br />

• Los entornos y contextos de actividad, que constituyen los escenarios de<br />

aprendizaje y creación de conocimiento.<br />

• Los artefactos, mediaciones del aprendizaje personal y organizacional en los que<br />

se apoya la gestión del conocimiento, sus procesos y operaciones.<br />

• Los activos del conocimiento, que se han hecho explícitos y se han incorporado a<br />

las personas y a la organización.<br />

Procesos de gestión del conocimiento en la escuela que constituyen una acción<br />

centrada y basada en el aprendizaje organizacional<br />

Desde la perspectiva de un modelo de aprendizaje organizacional en una escuela<br />

enfocada a lograr resultados y cuya condición es gestionar conocimientos actuando,<br />

es decir, aprendiendo en y desde sus desempeños (actuaciones), se pueden<br />

considerar tres procesos necesarios, relacionados entre sí:


• Primer proceso: producción de conocimiento como activo de las comunidades de<br />

práctica<br />

El objetivo es la generación de activos de conocimiento en las comunidades de<br />

práctica (Coakes y Clarke, 2006). En este proceso la gestión del conocimiento se<br />

representaría de la forma como se muestra en el esquema 2.<br />

Los "activos de conocimiento" son conocimientos sistematizados, compilados y<br />

codificados para un destinatario o usuario final, que son resultados de aprendizajes,<br />

de "lecciones de la experiencia", y sirven como referentes de la organización, las<br />

personas y los grupos para lograr sus propósitos. Consisten en las "mejores<br />

prácticas"; en "las historias" que recogen experiencias y de las que se obtienen<br />

lineamientos; en las mismas personas y grupos que tienen la "experiencia" y la<br />

comparten en comunidades de práctica; en los conocimientos de la organización y


de las personas en forma de registros y repositorios documentales; y en las<br />

mediaciones tecnológicas que se han incorporado a la vida de la organización.<br />

En la organización escolar cada persona "necesita" de estos "activos de<br />

conocimiento" para desempeñarse en ella y lograr los resultados esperados de<br />

acuerdo con los propósitos y valores de la institución. Para crear estos activos se<br />

requiere una metodología apropiada que atienda de manera integral los siguientes<br />

elementos: la definición del "foco y el alcance" del activo de conocimiento y la<br />

descripción del contexto (antecedentes, alcance, relevancia y beneficios); el<br />

aseguramiento de la creación y el uso del activo de conocimiento por parte de las<br />

comunidades de práctica; el diseño y desarrollo de los medios para coleccionar,<br />

sistematizar y codificar el conocimiento; y las prácticas de aprendizaje de los actores<br />

antes, durante y después.<br />

• Segundo proceso: la conversión del conocimiento tácito en explícito, Esquema 3


• Tercer proceso: distinguir y relacionar los procesos de codificación y<br />

personalización<br />

La gestión narrativa es una mediación que sirve de puente entre las conversaciones<br />

y los procesos de adquisición del conocimiento de la organización. Esta gestión es<br />

propia del proceso de personalización. La distinción de lo contextual, de lo<br />

narrativo–conversacional y del contenido facilitan realizar una gestión más efectiva<br />

al delimitar la índole de cada una de las dimensiones: la cognitiva de las personas,<br />

la narrativa o conversacional de las personas y la organización, y la instrumental de<br />

las mediaciones tecnológicas, en las que se apoya tanto la codificación, el<br />

almacenamiento y la distribución de conocimientos como las conversaciones. La<br />

gestión narrativa destaca la complementariedad de estas dimensiones.<br />

ÁMBITOS DE GESTIÓN DEL CONOCIMIENTO EN PRÁCTICAS ESCOLARES<br />

CON POTENCIAL TRANSFORMADOR DE LOS CONTEXTOS DE ACTIVIDAD Y<br />

LAS ACTUACIONES DE LOS DIRECTIVOS, EDUCADORES Y ALUMNOS<br />

La gestión del conocimiento se debe entender como el desarrollo intencionado de<br />

una competencia de las personas y la organización, es decir, como una innovación<br />

apoyada en un proceso interactivo de aprendizaje en el que los involucrados<br />

aumentan su competencia a la vez que se ocupan de la innovación.<br />

La gestión del conocimiento, como innovación, se puede representar como un ciclo<br />

recursivo de los procesos de:


Este ciclo, en el ámbito educativo, se debe concebir como innovación educativa y<br />

no sólo del campo de la gestión del conocimiento. Para ello, se propone trabajar con<br />

los siguientes supuestos conceptuales:<br />

Primero: considerar que una innovación de las prácticas educativas se realiza<br />

cuando se incorporan las nuevas actuaciones y se transforman los contextos de<br />

actividad inmediatos de las prácticas y los mediatos (gestión de las relaciones y los<br />

recursos de la organización) (Gallimore y Goldenberg, 1993; Minakata, 2005).<br />

Segundo: entender que las actuaciones son acciones constituidas socialmente, las<br />

cuales se han incorporado con un sentido y direccionalidad en los sujetos, y son<br />

observables en ellos como "disposiciones para la acción" y como habilidades,<br />

"saber–hacer". Las actuaciones se pueden desarrollar a través de prácticas<br />

reflexivas que enriquecen y transforman el repertorio de los saberes prácticos de<br />

los sujetos (Porlan y Rivero, 1998).<br />

Tercero: considerar que las actuaciones, en cuanto acciones constituidas<br />

socialmente en los contextos de la actividad cotidiana, son susceptibles de<br />

transformación intencionada en sus componentes y relaciones, a través de los<br />

proyectos de intervención.


Cuarto: asumir como una condición sine qua non de la constitución de las nuevas<br />

actuaciones la participación e involucramiento de los actores en la transformación<br />

intencional de sus elementos y en su puesta en práctica (Fullan, 2002).<br />

Los proyectos de intervención tendentes a poner en práctica una innovación<br />

educativa de acuerdo con los supuestos anteriores, deberán incidir en la gestión de<br />

dos conjuntos de elementos:<br />

• El de los constitutivos de los contextos de actividad que se desean transformar.<br />

• El de las prácticas reflexivas de los actores protagonistas involucrados en la<br />

innovación.<br />

Tal innovación se concibe como un proceso continuo, progresivo y acumulativo de<br />

decisiones y actividades, sistematización, reflexión y evaluación de las prácticas. En<br />

cuanto a su temporalidad, produce transformaciones de los contextos de actividad


y de las actuaciones a mediano plazo, no obstante que se puedan y deban identificar<br />

resultados de corto plazo mediante el uso de indicadores que muestren que se<br />

avanza en dirección de las transformaciones esperadas.


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