Attention! Your ePaper is waiting for publication!
By publishing your document, the content will be optimally indexed by Google via AI and sorted into the right category for over 500 million ePaper readers on YUMPU.
This will ensure high visibility and many readers!
Your ePaper is now published and live on YUMPU!
You can find your publication here:
Share your interactive ePaper on all platforms and on your website with our embed function
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
«La reina Margot» constituye el<br />
primer volumen de una trilogía<br />
centrada en las guerras de religión<br />
en las que se vio envuelta Francia<br />
durante la segunda mitad del<br />
siglo XVI, y que completan «La dama<br />
de Monsereau» y «Los cuarenta y<br />
cinco». En ella Dumas retrata con<br />
maestría las intrigas de la corte<br />
francesa utilizando como escenario<br />
de partida los esponsales de la<br />
infanta Margarita o Margot de Valois<br />
y uno de los episodios más<br />
sangrientos de la historia: la<br />
matanza de la Noche de San
«La reina Margot» constituye el primer volumen de una trilogía centrada en las guerras de religión en las que se vio envuelta Francia durante la segunda mitad del siglo XVI, y que completan «La dama de Monsereau» y «Los cuarenta y cinco». En ella Dumas retrata con maestría las intrigas de la corte francesa utilizando como escenario de partida los esponsales de la infanta Margarita o Margot de Valois y uno de los episodios más sangrientos de la historia: la matanza de la Noche de San
Bartolomé, que culminó con el asesinato en masa de hugonotes. La entonces joven infanta es la protagonista de la novela, quien atrapada en las ambiciones de su madre, Catalina, y su hermano, Francisco, se verá envuelta en una turbulenta historia de amor con el soldado protestante La Mole. Una obra que ha dejado una imagen imborrable de la reina Margot en la que mito, leyenda y realidad son indistinguibles.
- Page 4 and 5: Alexandre Dumas La Reina Margot Tri
- Page 6 and 7: PRIMERA PARTE
- Page 8 and 9: cuanto se oían las nueve campanada
- Page 10 and 11: igor en las bodas de las princesas
- Page 12 and 13: los cuales era el famoso Ambroise P
- Page 14 and 15: hugonote, pero tampoco soy tonto, y
- Page 16 and 17: momento de desahogo, Carlos IX hab
- Page 18 and 19: Navarra se había atribuido a una p
- Page 20 and 21: prolongaba más de lo común. Nada
- Page 22 and 23: conversaciones, un joven barbilampi
- Page 24 and 25: earnés [1] , su fama, a los veinti
- Page 26 and 27: con el yerno de aquel a quien, ante
- Page 28 and 29: hugonotes era la voz de su orgullo.
- Page 30 and 31: pudo hallar. Tenía los cabellos ne
- Page 32 and 33: deslizadas hasta el oído del rey e
- Page 34 and 35: oculto designio parecía descubrirs
- Page 36 and 37: «Lo he traído yo mismo». Margari
- Page 38 and 39: temibles colaboradoras de esta rein
- Page 40 and 41: costumbres fáciles de la época, l
- Page 42 and 43: momento en que, no esperando ni rem
- Page 44 and 45: espondió la señora de Sauve— ha
- Page 46 and 47: —, me acusáis muy injustamente y
- Page 48 and 49: Nada. Por el contrario, me habéis
- Page 50 and 51: diciendo cosas imposibles y sobre t
- Page 52 and 53:
—En ese caso, ¿qué diríais?
- Page 54 and 55:
—Decidle que espere detrás de la
- Page 56 and 57:
al duque de Guisa: —Noctu pro mor
- Page 58 and 59:
Capítulo II LAS HABITACIONES DE LA
- Page 60 and 61:
advertencia, Robin! Espero que me d
- Page 62 and 63:
Pese a lo avanzado de la noche y a
- Page 64 and 65:
—¿Y Margarita? —Os espera. —
- Page 66 and 67:
los otros. Ninguna luz había queda
- Page 68 and 69:
impaciente, le salía al encuentro.
- Page 70 and 71:
de lo que estáis diciendo! ¿Os hu
- Page 72 and 73:
cuál era su contenido, pero, al ll
- Page 74 and 75:
instante. Luego, como si Margarita
- Page 76 and 77:
desprecio que vuestra presencia aqu
- Page 78 and 79:
de cera amarilla. Margarita disimul
- Page 80 and 81:
saber. Dirigió una rápida mirada
- Page 82 and 83:
nombre y me ha jurado fidelidad al
- Page 84 and 85:
—¡Sire, Sire! —exclamó Margar
- Page 86 and 87:
ecalcando el nombre— el duque de
- Page 88 and 89:
tengo como aliada. Nos han casado s
- Page 90 and 91:
azo al rey—; ¡permitidme que res
- Page 92 and 93:
que amorosa. —Sire… —murmuró
- Page 94 and 95:
con vos, como vos podéis contar co
- Page 96 and 97:
—Margarita es hoy neutral —dijo
- Page 98 and 99:
—Perfectamente, señora, y como e
- Page 100 and 101:
Pour qui gardes-tu tes yeux Et ton
- Page 102 and 103:
Capítulo III UN REY POETA OS días
- Page 104 and 105:
tal reacción a favor de la religi
- Page 106 and 107:
—¡Ah, ah! —comentó el rey, cu
- Page 108 and 109:
—Ignoro, Sire, si mis gentiles ho
- Page 110 and 111:
duque de Guisa quedóse asombrado.
- Page 112 and 113:
Coligny aguantó impasiblemente la
- Page 114 and 115:
después. En cuanto traspusieron la
- Page 116 and 117:
me rodean, exceptuando a mis nuevos
- Page 118 and 119:
Flandes y yo para Amboise. —¿Se
- Page 120 and 121:
que je n’oublie Continuer toujour
- Page 122 and 123:
pocos días a mi maestro de poesía
- Page 124 and 125:
de ti; y para no turbar mis relacio
- Page 126 and 127:
Coligny cuando este se inclinaba, l
- Page 128 and 129:
Carlos IX entró, como hemos dicho,
- Page 130 and 131:
palacio. Así, la habitación era u
- Page 132 and 133:
amamantado, pero que los libelos de
- Page 134 and 135:
Carlos alargó pausadamente el braz
- Page 136 and 137:
visible a las miradas penetrantes d
- Page 138 and 139:
como a un hijo, os dio albergue, os
- Page 140 and 141:
Y como Maurevel permaneciera mudo a
- Page 142 and 143:
—No conozco ninguno. Sin embargo,
- Page 144 and 145:
mañanas, a eso de las diez, pasa p
- Page 146 and 147:
—Tengo diez arcabuces en esta sal
- Page 148 and 149:
econocer a la víctima? —Ya os di
- Page 150 and 151:
que nunca, su canción favorita.
- Page 152 and 153:
como había anunciado el almirante,
- Page 154 and 155:
olsa y sus ansias. —¡Vaya! —se
- Page 156 and 157:
notable distinción. En cuanto al s
- Page 158 and 159:
dicho, contemplaba la posada de A l
- Page 160 and 161:
engañar. Si el dueño no me sirve
- Page 162 and 163:
aproximado tanto al posadero y a su
- Page 164 and 165:
conde y yo, atraídos por vuestro a
- Page 166 and 167:
cuarto de amo ocupado tendré dos c
- Page 168 and 169:
—Gregorio, mi arcabuz —dijo el
- Page 170 and 171:
—Paciencia, estimado compañero,
- Page 172 and 173:
caído un hugonote… y que… —
- Page 174 and 175:
Al oír este nombre, el hostelero s
- Page 176 and 177:
hablar mal y es Enrique de Navarra,
- Page 178 and 179:
Luego, conteniéndose, añadió:
- Page 180 and 181:
continuó el hombre con maliciosa s
- Page 182 and 183:
me voy al Louvre sin perder un segu
- Page 184 and 185:
Capítulo V DEL LOUVRE EN PARTICULA
- Page 186 and 187:
dijo Coconnas—, pero siento una a
- Page 188 and 189:
entrar en el Louvre, interrumpiendo
- Page 190 and 191:
del sinior de Güise. —Pesme…
- Page 192 and 193:
—Sí, con una carta. —¿Para el
- Page 194 and 195:
—Gracias —dijo La Mole sin dar
- Page 196 and 197:
momento para recibiros. Pero no imp
- Page 198 and 199:
hacía cada vez más oscuro. De pro
- Page 200 and 201:
estupor que provocó la risa de la
- Page 202 and 203:
uego. En un abrir y cerrar de ojos,
- Page 204 and 205:
ancho que su vestido de seda rozó
- Page 206 and 207:
—respondió La Mole. El paje, pre
- Page 208 and 209:
—Tal como lo estáis viendo. ¿Os
- Page 210 and 211:
señor conde? —¡Cómo no! —dij
- Page 212 and 213:
«Es bueno acostumbrar el alma al d
- Page 214 and 215:
luego de mirar alrededor, arriba y
- Page 216 and 217:
la Belle Etoile le atraía como un
- Page 218 and 219:
Hurière, la primera persona que vi
- Page 220 and 221:
Ambos se echaron a reír, haciendo
- Page 222 and 223:
dos en el Louvre con faisanes, perd
- Page 224 and 225:
obustez, algunos rasgos de su antig
- Page 226 and 227:
para ejecutar la gran empresa, tend
- Page 228 and 229:
—Habéis hecho bien —dijo la re
- Page 230 and 231:
hizo estremecerse al rey. —¿Qué
- Page 232 and 233:
primer acento de duda. —Hijo mío
- Page 234 and 235:
Tavannes que estaba acariciando un
- Page 236 and 237:
—Sí, los he visto; acabo de deja
- Page 238 and 239:
justicia? ¿Acaso no están en su p
- Page 240 and 241:
—¡Bonito santo —dijo el rey—
- Page 242 and 243:
—Todo va bien —le susurró al d
- Page 244 and 245:
Mientras tanto, en los aposentos de
- Page 246 and 247:
con los duques de Alençon y de Con
- Page 248 and 249:
—Señora —anunció—, es Renat
- Page 250 and 251:
estaba, con una mano en la frente,
- Page 252 and 253:
Claudia obedeció. Catalina le cogi
- Page 254 and 255:
—: Qué tal, maese Renato, ¿cóm
- Page 256 and 257:
lanzándose hacia donde estaba Clau
- Page 258 and 259:
igote con una pomada que acababa de
- Page 260 and 261:
—Ahora, Carlota —dijo la reina
- Page 262 and 263:
pata, estiró las piernas, apoyó e
- Page 264 and 265:
pero estas cien opulentas damas le
- Page 266 and 267:
—¿Y es? —Que no tengo querida.
- Page 268 and 269:
—¿Conque decididamente sois de l
- Page 270 and 271:
—No, seré yo quien vaya a su enc
- Page 272 and 273:
petrificado más por la cara del po
- Page 274 and 275:
efinada. Esto está bien para los n
- Page 276 and 277:
de La Mole. —Mejor haríamos habl
- Page 278 and 279:
trampas… ¡Tiene que ser influenc
- Page 280 and 281:
Pero esta vez la respuesta de La Hu
- Page 282 and 283:
acostaré vestido para estar listo
- Page 284 and 285:
hablarme con ese tono de mando? —
- Page 286 and 287:
precauciones que tomaban—, ¿sois
- Page 288 and 289:
Maurevel hizo lo mismo con la suya
- Page 290 and 291:
disfrazado de guerrero. Al oír est
- Page 292 and 293:
—repuso Coconnas estremeciéndose
- Page 294 and 295:
epugnan los ancianos, podréis eleg
- Page 296 and 297:
—¿Queréis hablarle? —¡Por mi
- Page 298 and 299:
—Estad tranquilo, sinior Maurefel
- Page 300 and 301:
campana de Saint-Germain d’Auxerr
- Page 302 and 303:
conejos, patos y pollos —replicó
- Page 304 and 305:
Hurière—. Esperadme. —¡Maldit
- Page 306 and 307:
una pistola en cada mano. —¡Oh!
- Page 308 and 309:
—¡Voto al diablo! —gritó apre
- Page 310 and 311:
—Se ha tirado a la calle —dijo
- Page 312 and 313:
Maurevel. —¡A casa del almirante
- Page 314 and 315:
fugitivo cayó rodando como una lie
- Page 316 and 317:
estoy tomando gusto a la matanza. E
- Page 318 and 319:
abiertas en el muro. Cuando los tre
- Page 320 and 321:
multitud jadeante y apretada como u
- Page 322 and 323:
seguida llegó el señor de Besme,
- Page 324 and 325:
esperaré. Pero en verdad me muero
- Page 326 and 327:
El ruido sordo de la caída y las g
- Page 328 and 329:
penosamente, su mano ensangrentada
- Page 330 and 331:
—: ¡Manos a la obra, amigos, man
- Page 332 and 333:
de la mano, reanudó su carrera aga
- Page 334 and 335:
Detrás de él, los pasos y gritos
- Page 336 and 337:
Navarra, así como se había acorda
- Page 338 and 339:
atravesó un corredor y dos o tres
- Page 340 and 341:
—¡Ah! Sois vos quien me ha matad
- Page 342 and 343:
nuevo el hombro de su enemigo; algu
- Page 344 and 345:
Al ver aquel acero desnudo, o más
- Page 346 and 347:
—¡Miserables! —gritó. —¡Sa
- Page 348 and 349:
y se alejó de él. Cuando desapare
- Page 350 and 351:
Alençon una mirada tan fija y amen
- Page 352 and 353:
sangre que cubría el rostro del he
- Page 354 and 355:
párpados suspirando. Margarita dio
- Page 356 and 357:
—¡El señor de Guisa! —murmur
- Page 358 and 359:
me dio doce guardias para que me ac
- Page 360 and 361:
Germain d’Auxerre mientras Coconn
- Page 362 and 363:
—Querido, el duque de Alençon no
- Page 364 and 365:
habrá que arrojarlos al agua de re
- Page 366 and 367:
que fueron a reunirse con Maurevel.
- Page 368 and 369:
—¿Cómo? —Hoy es el día en qu
- Page 370 and 371:
Hurière. —Puesto que venís conm
- Page 372 and 373:
silencio de la noche, hicieron que
- Page 374 and 375:
alcón un hombre en calzoncillos y
- Page 376 and 377:
manos de Coconnas y soplando la mec
- Page 378 and 379:
cuando apareció en el balcón la j
- Page 380 and 381:
Y como, a fin de cuentas, maese La
- Page 382 and 383:
—Señor, no hemos venido aquí a
- Page 384 and 385:
del quicio de su ventana. Entre tan
- Page 386 and 387:
interesa. Y en tanto los hombres de
- Page 388 and 389:
espada en mano, comenzó no sólo a
- Page 390 and 391:
empujado por De Mouy hasta donde se
- Page 392 and 393:
provocara Maurevel se había propag
- Page 394 and 395:
—Pues bien, vengo a arreglar cuen
- Page 396 and 397:
Coconnas se irguió, pero no tan r
- Page 398 and 399:
correspondiente a la casa de Mercan
- Page 400 and 401:
diecisiete. Este último, pálido,
- Page 402 and 403:
Coconnas, por el contrario, para pa
- Page 404 and 405:
—Y yo os daré mi amor —dijo la
- Page 406 and 407:
Mercandon y su esposa vieron brilla
- Page 408 and 409:
el momento en que el muchacho tocab
- Page 410 and 411:
aplastado, sin que pudiera oír el
- Page 412 and 413:
Capítulo X MUERTE, MISA O BASTILLA
- Page 414 and 415:
que en aquella época usaban las mu
- Page 416 and 417:
incorporarse. —Señora —dijo La
- Page 418 and 419:
—¿Ignoráis acaso —continuó l
- Page 420 and 421:
que Margarita, con una aguja de oro
- Page 422 and 423:
le permitía su rango. —Sí, señ
- Page 424 and 425:
—Voy a ver —dijo Margarita—.
- Page 426 and 427:
preguntaros si está aquí… —¿
- Page 428 and 429:
Sauve, con una expresión de dolor
- Page 430 and 431:
vuestro perdón, porque no me atrev
- Page 432 and 433:
entraban y salían portadores de ó
- Page 434 and 435:
muerte del almirante y regresaba de
- Page 436 and 437:
—¡Oh, poco me importa, señora!
- Page 438 and 439:
habitaciones del rey, pero estaban
- Page 440 and 441:
la buena Madelón, está aquí! —
- Page 442 and 443:
Se oían crujir los techos, las gal
- Page 444 and 445:
del día, a la vista de todo el mun
- Page 446 and 447:
joven monarca en tono brutal—. Vo
- Page 448 and 449:
víctimas que les llevaban a cada m
- Page 450 and 451:
una marea terrible. —Sire —dijo
- Page 452 and 453:
cuya atonía se transformaba gradua
- Page 454 and 455:
lívido. —¡Muerte, misa o Bastil
- Page 456 and 457:
«Estoy perdido —pensó el rey de
- Page 458 and 459:
idea de tenderme un lazo; vos habé
- Page 460 and 461:
Y tendió la mano a su marido, que
- Page 462 and 463:
fuera?
- Page 464 and 465:
había dado término al terrible co
- Page 466 and 467:
seguía ofreciendo en cada una de s
- Page 468 and 469:
valor había permitido abrigar en l
- Page 470 and 471:
esposa eran extraños el uno para e
- Page 472 and 473:
suspiro y apoyó sus labios amorata
- Page 474 and 475:
propusieron por esposo. —Y cuando
- Page 476 and 477:
profundamente la cuestión. ¿Cómo
- Page 478 and 479:
Margarita comenzaba a comprender la
- Page 480 and 481:
elevaros ni sosteneros sino apoyán
- Page 482 and 483:
Francia. En fin, creo que, cuando l
- Page 484 and 485:
sus pasos. —Escuchad, Margarita
- Page 486 and 487:
Francia y vos… y vos… reina de
- Page 488 and 489:
el duque de Guisa la habían organi
- Page 490 and 491:
los católicos más destacados esta
- Page 492 and 493:
frente a la calle de Chaps, hoy lla
- Page 494 and 495:
su dialecto italiano—, parece que
- Page 496 and 497:
ella y valiente católica. Se ha di
- Page 498 and 499:
Majestad, la reina de Navarra. —
- Page 500 and 501:
—¡Cuando lo decía que estabas c
- Page 502 and 503:
Sauve durante la conversación. A c
- Page 504 and 505:
—¡Ah, duquesa, tengo muchas cosa
- Page 506 and 507:
a Vuestra Majestad… —En primer
- Page 508 and 509:
verdad, Margarita? —Sí, sí —d
- Page 510 and 511:
—Lo que a ti lo tranquiliza a mí
- Page 512 and 513:
—De religión. ¿Haces tú alguna
- Page 514 and 515:
espuesta? —No, hablabas en voz ta
- Page 516 and 517:
Enriqueta, porque todavía se halla
- Page 518 and 519:
—¡Burlona! No, lo juro que mis p
- Page 520 and 521:
saqueo de una casa que no está sep
- Page 522 and 523:
—¡Ay! Te comprendo tanto mejor c
- Page 524 and 525:
uno dormirá en el lado derecho y e
- Page 526 and 527:
pudo ser vista. Una vez en la habit
- Page 528 and 529:
—¿Cuál? —Que mires por el agu
- Page 530 and 531:
Yo miraba al perseguido. —¿Y el
- Page 532 and 533:
—Amistad sincera, siempre — res
- Page 534 and 535:
que le diera la reina madre y que c
- Page 536 and 537:
suyo encontró a La Mole vestido co
- Page 538 and 539:
ingratitud. —¡Oh, señora! —ex
- Page 540 and 541:
huésped, así como de curar sus he
- Page 542 and 543:
si Dios me conservaba la vida. Dios
- Page 544 and 545:
para sí—, ya me lo dijo el seño
- Page 546 and 547:
—Sí, señora. Estas palabras sal
- Page 548 and 549:
—¡Ya veis que es dichoso, señor
- Page 550 and 551:
acariciadoras o dolorosas. Guillonn
- Page 552 and 553:
golpes. Llamaban a la puerta de la
- Page 554 and 555:
sabed al menos que os amo… —Sil
- Page 556 and 557:
son aún más peligrosos, recordé
- Page 558 and 559:
—Pero, no obstante, señora — r
- Page 560 and 561:
—La vida, entre otras cosas, ¿no
- Page 562 and 563:
probablemente, por lo menos así se
- Page 564 and 565:
situada demasiado por encima de las
- Page 566 and 567:
Margarita se quedó callada. —Oí
- Page 568 and 569:
tregua que vuestra presencia en la
- Page 570 and 571:
en la que Enrique reconoció al mom
- Page 572 and 573:
Margarita saltó, con la agilidad d
- Page 574 and 575:
Capítulo XIV SEGUNDA NOCHE DE BODA
- Page 576 and 577:
cualquiera que conociese a Catalina
- Page 578 and 579:
pero que hasta el más humilde gent
- Page 580 and 581:
insolente cabeza se volverá contra
- Page 582 and 583:
señora, por favor —dijo Margarit
- Page 584 and 585:
finos labios con silencioso furor.
- Page 586 and 587:
ascendían insensiblemente hasta el
- Page 588 and 589:
olvidando de que quizá no me corre
- Page 590 and 591:
a mi lado. —¡Ah! —dijo Enrique
- Page 592 and 593:
de deciros, por mucha diligencia qu
- Page 594 and 595:
Deseo a Vuestra Majestad toda suert
- Page 596 and 597:
su protectora y sin saber dónde ap
- Page 598 and 599:
guía en tan horrible noche. Dios m
- Page 600 and 601:
una mirada suplicante y, a pesar de
- Page 602 and 603:
apartaba del lecho conyugal había
- Page 604 and 605:
Luego hizo señas a la doncella, qu
- Page 606 and 607:
Capítulo XV LO QUE LA MUJER QUIERE
- Page 608 and 609:
una mano, aguardó con la mirada y
- Page 610 and 611:
—No, señora; pero como le estoy
- Page 612 and 613:
ordenó tal cosa. Hubo un momento d
- Page 614 and 615:
creer…? —preguntó Carlota. —
- Page 616 and 617:
italiana. —¿Y cómo son los celo
- Page 618 and 619:
despertó al primer toque de trompe
- Page 620 and 621:
volviéndose hacia ellos, les pidi
- Page 622 and 623:
de invitarme o se trata de una aten
- Page 624 and 625:
sonrisa—, podéis reuniros con Su
- Page 626 and 627:
«A vos, señor, corresponde explic
- Page 628 and 629:
— cuando se es ambicioso y se tie
- Page 630 and 631:
Mole, eficazmente catequizado por M
- Page 632 and 633:
mandó preparar y a no beber otra c
- Page 634 and 635:
habituales cortesanos. —Madre —
- Page 636 and 637:
mío —dijo Catalina—, si no tuv
- Page 638 and 639:
se mueren de fastidio los pobres. D
- Page 640 and 641:
con la profecía de Nostradamus, se
- Page 642 and 643:
siempre, siempre —murmuró Catali
- Page 644 and 645:
—Sí —dijo Catalina—, os conc
- Page 646 and 647:
Catalina se detuvo. —¿De aquello
- Page 648 and 649:
comerciantes cerraron sus tiendas y
- Page 650 and 651:
efecto de un rayo de sol en una cel
- Page 652 and 653:
durante la excursión. La Mole rebo
- Page 654 and 655:
Una capa de color cereza, de su inv
- Page 656 and 657:
parecía por eso menos satisfecho d
- Page 658 and 659:
que sonrió con mucha amabilidad y
- Page 660 and 661:
Inocentes, avanzando bajo el sol en
- Page 662 and 663:
por Francisco I a sus sucesores, no
- Page 664 and 665:
negarse a tomar parte en la comitiv
- Page 666 and 667:
—¡A misa, Enrique! ¡A misa! A l
- Page 668 and 669:
—¡Oh! —respondió Margarita so
- Page 670 and 671:
por su caballo. ¡Dios nos perdone!
- Page 672 and 673:
compañero o, por lo menos, haberlo
- Page 674 and 675:
eina madre, de manera que para acer
- Page 676 and 677:
del patíbulo, alzado y estrenado p
- Page 678 and 679:
eina; cerrando la marcha iban los p
- Page 680 and 681:
terrible espectáculo. Entre el gru
- Page 682 and 683:
señores —añadió el rey despué
- Page 684 and 685:
Majestades para gozar hasta el fina
- Page 686 and 687:
persona que buscaba al piamontés.
- Page 688 and 689:
turno de abandonar el cortejo. La o
- Page 690 and 691:
—¡Oh! —exclamó—. ¿Entonces
- Page 692 and 693:
—Es una promesa muy prudente y os
- Page 694 and 695:
pistoletazo, pero temo hacer mala p
- Page 696 and 697:
isa a oídos de los dos gentiles ho
- Page 698 and 699:
y ardientes, la boca entreabierta y
- Page 700 and 701:
se quedaron inmóviles, mirándose
- Page 702 and 703:
—¡Ay! ¡Ay! —murmuró la duque
- Page 704 and 705:
Or, vis, gentil aubespin, vis sans
- Page 706 and 707:
vuestros cadáveres, extended en vu
- Page 708 and 709:
Se hizo transportar a los heridos a
- Page 710 and 711:
sufrido una caída del caballo dura
- Page 712 and 713:
visión se prolongaba con exceso. D
- Page 714 and 715:
Surgió entonces en su espíritu, m
- Page 716 and 717:
fin del fantasma. Durante dos o tre
- Page 718 and 719:
presencia parecía desusada en el L
- Page 720 and 721:
otra vez la cabeza. —¡Oh! ¡Oh!
- Page 722 and 723:
—Precisamente. Tiene entrada en e
- Page 724 and 725:
—Hasta la vista. —¿Cómo decí
- Page 726 and 727:
El mismo fantasma que le perseguía
- Page 728 and 729:
íes! Ven, ven. ¡Ah! Sigues acerc
- Page 730 and 731:
sombrío furor, brotó una impercep
- Page 732 and 733:
diciendo: —A partir de este momen
- Page 734 and 735:
más corta de lo que podía esperar
- Page 736 and 737:
Capítulo XVIII LOS APARECIDOS URAN
- Page 738 and 739:
determinadas circunstancias convers
- Page 740 and 741:
ser de ningún modo el príncipe en
- Page 742 and 743:
Hemos dicho reclusión, porque es l
- Page 744 and 745:
de su bolsa, es decir, de las dosci
- Page 746 and 747:
musgo, como la piel de un leproso,
- Page 748 and 749:
—Ya lo verás —respondió La Mo
- Page 750 and 751:
—Señor —le dijo a Coconnas—,
- Page 752 and 753:
sola —dijo maese Caboche moviendo
- Page 754 and 755:
emoción que le avergonzaba y se de
- Page 756 and 757:
—Lo reconozco —declaró Coconna
- Page 758 and 759:
—¡Oh, la infiel! —exclamó La
- Page 760 and 761:
de sorpresa. Al oírlo, el hombre l
- Page 762 and 763:
ver aquella cabeza grotesca. —¡A
- Page 764 and 765:
moríais ab-intestato [18] … —c
- Page 766 and 767:
locura tuve la audacia de amenazaro
- Page 768 and 769:
Y acercándose a un armario sacó u
- Page 770 and 771:
Capítulo XIX LA CASA DE RENATO, EL
- Page 772 and 773:
su aparente solidez, un desbordamie
- Page 774 and 775:
entre el friso y la ventana superio
- Page 776 and 777:
que las casas eran frecuentadas por
- Page 778 and 779:
químico. En esta venta al por meno
- Page 780 and 781:
mueble, ve y escucha cuanto ocurre
- Page 782 and 783:
visitantes vulgares. Los ibis egipc
- Page 784 and 785:
apenas por detrás de un negro nuba
- Page 786 and 787:
Dijo esto al mismo tiempo que desco
- Page 788 and 789:
piamontés, por fin—, sois un hom
- Page 790 and 791:
—le aconsejó Coconnas. —Hablad
- Page 792 and 793:
—, no lo hagas el niño ahora. Se
- Page 794 and 795:
Se acercó disimuladamente al tubo
- Page 796 and 797:
—Bautizo a esta figurita con el n
- Page 798 and 799:
vuestros labios sobre los de esta e
- Page 800 and 801:
todavía entreabierta la puerta por
- Page 802 and 803:
que aprecio mucho y que recomiendo
- Page 804 and 805:
algún abismo sulfuroso antes de qu
- Page 806 and 807:
Eneas bajando a los infiernos, Marg
- Page 808 and 809:
La Mole vio cómo arrugaba el ceño
- Page 810 and 811:
eina, encargándome que hable a vue
- Page 812 and 813:
coral: —¿Es verdad? —¡Voto al
- Page 814 and 815:
escalera exterior, arrastrando cons
- Page 816 and 817:
pisadas de los fugitivos por la esc
- Page 818 and 819:
—Hay —dijo Catalina— caracter
- Page 820 and 821:
azulado acero, mientras Renato iba
- Page 822 and 823:
seguida de un cambio de dinastía.
- Page 824 and 825:
cuchillada la cabeza, tal como hab
- Page 826 and 827:
arrojando el cuchillo—. Una maldi
- Page 828 and 829:
y me lo prestarás. Los dos saliero
- Page 830 and 831:
de Venecia, otro que fue adquirido
- Page 832 and 833:
cabeza inclinada, un dedo sobre los
- Page 834 and 835:
Catalina. —Creí que el rey de Na
- Page 836 and 837:
las nueve. —La señora de Sauve t
- Page 838 and 839:
frescos y sonrosados. Renato se ace
- Page 840 and 841:
Después de una pausa agregó: —N
- Page 842 and 843:
Capítulo XXI LAS HABITACIONES DE L
- Page 844 and 845:
completamente desconocida. Dicha ha
- Page 846 and 847:
Médicis. Examinando con atención
- Page 848 and 849:
su gratitud. La señora de Sauve es
- Page 850 and 851:
—Sí, por cierto, si fuese todav
- Page 852 and 853:
dejando caer su hermosa mano entre
- Page 854 and 855:
armonía, pero ahora que soy el mar
- Page 856 and 857:
que me exasperan y, por muy rey que
- Page 858 and 859:
llenaban de lágrimas al oír tal r
- Page 860 and 861:
cosa. ¡Dios mío! ¡Cuántas cosas
- Page 862 and 863:
idea sin duda de enseñar a Enrique
- Page 864 and 865:
esulte desagradable? —¿Yo? —di
- Page 866 and 867:
—Y no habéis cumplido vuestra pr
- Page 868 and 869:
vuelta por la alcoba como para sond
- Page 870 and 871:
Renato. Carlota se ruborizó porque
- Page 872 and 873:
sin hacer ruido. —Un momento, se
- Page 874 and 875:
una palangana de metal, vertió agu
- Page 876 and 877:
Capítulo XXII «SIRE, VOS SERÉIS
- Page 878 and 879:
—¡Ah! ¡Ah! —dijo Enrique. —
- Page 880 and 881:
forzada. —Sire —repuso fríamen
- Page 882 and 883:
mitad de lo que he prometido. —Co
- Page 884 and 885:
que no os pertenece, sobre todo cua
- Page 886 and 887:
príncipe de Condé? —preguntó E
- Page 888 and 889:
—Vuestra Majestad no sólo podía
- Page 890 and 891:
Enrique sintió que se crispaban su
- Page 892 and 893:
Carlota se estremeció; era una alu
- Page 894 and 895:
Carlota dio un ligero grito y acerc
- Page 896 and 897:
Capítulo XXIII EL NUEVO CONVERSO L
- Page 898 and 899:
—¡Dios guarde a Su Majestad el r
- Page 900 and 901:
—De Mouy —dijo—, no habréis
- Page 902 and 903:
dijo Enrique con su fingida candide
- Page 904 and 905:
aire más desilusionado del mundo
- Page 906 and 907:
El duque miró atentamente al nuevo
- Page 908 and 909:
Apenas hacía cinco minutos que se
- Page 910 and 911:
—¿Pero sólo con los labios o co
- Page 912 and 913:
a un caballero de mi estirpe, queri
- Page 914 and 915:
Catalina… —¡Mentira, mentira!
- Page 916 and 917:
Apenas hubo cerrado la puerta, no p
- Page 918 and 919:
la puerta que mantenía entreabiert
- Page 920 and 921:
—Sí, yo, hablad pues. —No sé
- Page 922 and 923:
De Mouy siguió callado. —¿Dudá
- Page 924 and 925:
—Más despacio, valiente De Mouy,
- Page 926 and 927:
—¿Y por qué no? Ya sabéis que
- Page 928 and 929:
cuñado rechaza vuestro ofrecimient
- Page 930 and 931:
¿Puedo tener alguna esperanza? —
- Page 932 and 933:
«esta noche», sabréis que están
- Page 934 and 935:
pediros. —¿Qué? —Un salvocond
- Page 936 and 937:
sus ojos se fijaron en el traje de
- Page 938 and 939:
¿Quién anda ahí?, digo yo. ¡Pue
- Page 940 and 941:
—Está a vuestra disposición, se
- Page 942 and 943:
—Entonces me lo habrán asesinado
- Page 944 and 945:
Capítulo XXIV LA CALLE TIZON Y LA
- Page 946 and 947:
pesar de su inquietud. Tranquilizad
- Page 948 and 949:
carruaje mientras una blanca mano,
- Page 950 and 951:
desaparecido, y acabo dé encontrar
- Page 952 and 953:
—Y no me quejo, señora —dijo L
- Page 954 and 955:
verdadera novela. —Contádmela.
- Page 956 and 957:
—Exactamente igual. Decía solame
- Page 958 and 959:
infierno tal vez. Lo que yo sé es
- Page 960 and 961:
he buscado en todos los sitios dond
- Page 962 and 963:
—Qui ad lecticam meam stant? —
- Page 964 and 965:
significado. La litera volvió a po
- Page 966 and 967:
Al abrirse apareció un portero big
- Page 968 and 969:
puerta con alero, troneras y dos es
- Page 970 and 971:
Como esta vez no estaba ocupada su
- Page 972 and 973:
una puertecita de la calle Argenson
- Page 974 and 975:
tiendas de la plaza Baudoyer, y ent
- Page 976 and 977:
por las calles con puñetazos y pun
- Page 978 and 979:
¡Pestes! ¿No tengo bastante buena
- Page 980 and 981:
Tiene todo el aire de ser la reina
- Page 982 and 983:
acompañados por una canción tan f
- Page 984 and 985:
—¿No eras tú quién ha desapare
- Page 986 and 987:
se lanzó hacia la puerta y empezó
- Page 988 and 989:
Capítulo XXV LA CAPA COLOR CEREZA
- Page 990 and 991:
De Mouy se dejó llevar sin respond
- Page 992 and 993:
Margarita sonrió. —Señor De Mou
- Page 994 and 995:
Y De Mouy, con una actitud respetuo
- Page 996 and 997:
—Imposible, señora. ¿Oís? —
- Page 998 and 999:
debía ser profundamente observador
- Page 1000 and 1001:
posible manos a la obra, me deis pr
- Page 1002 and 1003:
—Con De Mouy. —¿Y para qué lo
- Page 1004 and 1005:
ien. ¿Qué diríais si me vengara
- Page 1006 and 1007:
—exclamó la reina—; pero ¿qu
- Page 1008 and 1009:
—¡Un hombre! —dijo Margarita o
- Page 1010 and 1011:
desde el momento que no se trata de
- Page 1012 and 1013:
—Sí, aquí, a esta habitación
- Page 1014 and 1015:
un hugonote perdonado siempre que h
- Page 1016 and 1017:
mío; por ellas se dice que las par
- Page 1018 and 1019:
compromiso, De Mouy, porque el duqu
- Page 1020 and 1021:
como amigos. —¿Y dónde os esper
- Page 1022 and 1023:
nada aun en el caso de que, violand
- Page 1024 and 1025:
es vuestro deseo, haré lo posible
- Page 1026 and 1027:
poderosamente Coconnas. —¿Qué o
- Page 1028 and 1029:
tonterías ni mi infortunio. Vuelve
- Page 1030 and 1031:
Mole. —¡O amorosamente, si quer
- Page 1032 and 1033:
—¿Del señor De Mouy? —Sí.
- Page 1034 and 1035:
Margarita escuchó sonriendo estas
- Page 1036 and 1037:
completo? —Sí, pero todavía, Di
- Page 1038 and 1039:
época y en esta corte. Y ahora, un
- Page 1040 and 1041:
ser el primero de mis servidores se
- Page 1042 and 1043:
—Pero yo, que estoy a su servicio
- Page 1044 and 1045:
Margarita querida! Pues agregan tal
- Page 1046 and 1047:
—Pues bien —dijo Margarita—,
- Page 1048 and 1049:
—¡Pero no osaréis resistir! —
- Page 1050 and 1051:
Capítulo XXVII LA MANO DE DIOS L s
- Page 1052 and 1053:
pesadez de cabeza, acompañada de m
- Page 1054 and 1055:
diálogo con el señor De Mouy. Se
- Page 1056 and 1057:
que dolor de cabeza y debilidad…
- Page 1058 and 1059:
alejaban las pisadas vacilantes de
- Page 1060 and 1061:
únicamente lo que ella quisiera. S
- Page 1062 and 1063:
De pronto se abrió la puerta. —S
- Page 1064 and 1065:
enfermo y, si no recuerdo mal, os q
- Page 1066 and 1067:
cuando todo el mundo estuvo acostad
- Page 1068 and 1069:
entreabierta, la mejilla apoyada co
- Page 1070 and 1071:
enviara a Carlota. Cogió con la pu
- Page 1072 and 1073:
Capítulo XXVIII UNA CARTA DE ROMA
- Page 1074 and 1075:
apreciaba su gravedad. —Espero qu
- Page 1076 and 1077:
alegría, que la baronesa comprendi
- Page 1078 and 1079:
importantes. Y se acomodó sin prot
- Page 1080 and 1081:
—¿Será posible? —¡Palabra de
- Page 1082 and 1083:
—Como lo oyes. Realmente, Margari
- Page 1084 and 1085:
momento, lo confieso, reina mía, t
- Page 1086 and 1087:
detalles. —¡Oh! A fe mía, no te
- Page 1088 and 1089:
seguía a nuestro correo… —¿Qu
- Page 1090 and 1091:
es cierto?, y mañana en la cacerí
- Page 1092 and 1093:
Margarita satisfecha por la proposi
- Page 1094 and 1095:
—¡Ah, señora! Temo que no me lo
- Page 1096 and 1097:
Capítulo XXIX LA CACERÍA UANDO al
- Page 1098 and 1099:
con la fusta a sus dos perros favor
- Page 1100 and 1101:
ojales en su jubón, que no tiene m
- Page 1102 and 1103:
dolor. —Carlos —continuó Catal
- Page 1104 and 1105:
aquí, bajo nuestra mirada, en el L
- Page 1106 and 1107:
arresto aunque no se ponga en vigor
- Page 1108 and 1109:
tocando sus trompetas, los caballos
- Page 1110 and 1111:
oído estas palabras: —El correo
- Page 1112 and 1113:
—¿No hay que esperar respuesta,
- Page 1114 and 1115:
la conversación, que no advirtió
- Page 1116 and 1117:
Como estaba impaciente, para que pa
- Page 1118 and 1119:
de caza español afilado cono una n
- Page 1120 and 1121:
hombre a quien su capitán de guard
- Page 1122 and 1123:
como no encontraréis otra en vuest
- Page 1124 and 1125:
—Entonces obedeceré. —¿Y cóm
- Page 1126 and 1127:
ango. —¡Atenciones!… ¡Rango!
- Page 1128 and 1129:
una orden como esta y se trata de u
- Page 1130 and 1131:
agregue de mi puño y letra «vivo
- Page 1132 and 1133:
una Majestad. —¡Valiente Majesta
- Page 1134 and 1135:
los cerrojos a la de Enrique. Adió
- Page 1136 and 1137:
Capítulo XXXI CAZA MAYOR L montero
- Page 1138 and 1139:
Todos los demás cazadores siguiero
- Page 1140 and 1141:
presa. Al cabo de un cuarto de hora
- Page 1142 and 1143:
puede ahogarnos. Escuchad, creo que
- Page 1144 and 1145:
Todo el mundo, excepto Carlos y alg
- Page 1146 and 1147:
visiblemente contrariado de que su
- Page 1148 and 1149:
Apenas acababa de hacerse esta refl
- Page 1150 and 1151:
Navarra apareció entre los árbole
- Page 1152 and 1153:
les hizo señas de que no se alejar
- Page 1154 and 1155:
de los más fuertes, y a unos veint
- Page 1156 and 1157:
se introdujo en el bosque. Pero al
- Page 1158 and 1159:
por mantener sujetos a dos mastines
- Page 1160 and 1161:
con sus cotas de malla hasta el ani
- Page 1162 and 1163:
—¡Por mil demonios! —gritó el
- Page 1164 and 1165:
—¡Las riendas, Sire, soltad las
- Page 1166 and 1167:
mientras que una mano con guantelet
- Page 1168 and 1169:
—. ¡Vaya un famoso tirador! ¿Qu
- Page 1170 and 1171:
Y, agachándose, sacó su cuchillo
- Page 1172 and 1173:
Capítulo I FRATERNIDAD L salvar la
- Page 1174 and 1175:
Todas estas ideas acudieron a su me
- Page 1176 and 1177:
movimiento de sorpresa. —Sí —l
- Page 1178 and 1179:
haceros excluye toda reserva y toda
- Page 1180 and 1181:
echazado, pues, todos los ofrecimie
- Page 1182 and 1183:
Enrique de Navarra que, tras vacila
- Page 1184 and 1185:
—Sí, de hermano —repitió Enri
- Page 1186 and 1187:
al rey mi hermano todo lo que pasa.
- Page 1188 and 1189:
os lo advierte: si obráis así, pe
- Page 1190 and 1191:
hugonotes os quieren; vuestro exter
- Page 1192 and 1193:
consideraré dichoso. —¡Reinar e
- Page 1194 and 1195:
Bastilla. —Sí, sí —dijo Franc
- Page 1196 and 1197:
Catalina en el cuarto del duque de
- Page 1198 and 1199:
que os la ofrezca. Enrique se extas
- Page 1200 and 1201:
y un corazón. Únicamente debo cui
- Page 1202 and 1203:
nodriza de que un hombre había pas
- Page 1204 and 1205:
ninguna otra. Cuando creyó que no
- Page 1206 and 1207:
dar otra señal que un grito. El re
- Page 1208 and 1209:
gabinete que conocía tan bien. Per
- Page 1210 and 1211:
perdidos —dijo Enriqueta. Coconna
- Page 1212 and 1213:
Enriquito. Ven conmigo, la acabará
- Page 1214 and 1215:
—¿Quién es este caballero? ¿No
- Page 1216 and 1217:
con alguien. —Vamos, vamos, date
- Page 1218 and 1219:
Lo que no sé —dijo el rey hacien
- Page 1220 and 1221:
espondió el piamontés. —Buscad
- Page 1222 and 1223:
Roi-de-Sicile y nosotros debemos ac
- Page 1224 and 1225:
—Es verdad, y sin embargo todo el
- Page 1226 and 1227:
esperaba, encerrado en su alcoba, l
- Page 1228 and 1229:
ciudad. El duque de Alençon perman
- Page 1230 and 1231:
compañía de Guillonne. —He llam
- Page 1232 and 1233:
—Tanto mejor; retiraos. Guillonne
- Page 1234 and 1235:
Leed, leed, Carlota. —Pero escuch
- Page 1236 and 1237:
estuviese orando entre dientes—.
- Page 1238 and 1239:
levantó, rígida, pálida, con los
- Page 1240 and 1241:
tiempo de tropezar con La Mole en e
- Page 1242 and 1243:
no supo qué hacer. Dio dos o tres
- Page 1244 and 1245:
fieles pistolas colgadas del cintur
- Page 1246 and 1247:
—Diría, capitán, que el asunto
- Page 1248 and 1249:
—dijo uno de los hombres—. Esta
- Page 1250 and 1251:
habitación —dijo Orthon defendie
- Page 1252 and 1253:
—¡Oh! —dijo el teniente—. Me
- Page 1254 and 1255:
Maurevel. Este se puso de rodillas
- Page 1256 and 1257:
De Mouy dudó un instante sobre lo
- Page 1258 and 1259:
Catalina cogió una vela, se calzó
- Page 1260 and 1261:
hombres que yacían en un charco de
- Page 1262 and 1263:
arresto firmada por el rey. Catalin
- Page 1264 and 1265:
Mouy en las habitaciones de mi cuñ
- Page 1266 and 1267:
conturbaban su mente. Catalina, des
- Page 1268 and 1269:
Capítulo IV LA NOCHE DE LOS REYES
- Page 1270 and 1271:
—Voy a presentarte a alguien, Enr
- Page 1272 and 1273:
Sería extraño. —¿El qué? —N
- Page 1274 and 1275:
ey— y deteneos cuando os lo orden
- Page 1276 and 1277:
personaje, llamó a uno de sus dos
- Page 1278 and 1279:
puedo visitar a mi cuñada? ¿Acaso
- Page 1280 and 1281:
—Y, sin embargo —dijo el rey—
- Page 1282 and 1283:
quería resolver sus asuntos en fam
- Page 1284 and 1285:
presa entre los barrotes, sólo pod
- Page 1286 and 1287:
Margarita un idilio de Teócrito, y
- Page 1288 and 1289:
taburete que le hundió el sombrero
- Page 1290 and 1291:
—Preparan alguna sorpresa —dijo
- Page 1292 and 1293:
los muebles en desorden y todo lo q
- Page 1294 and 1295:
preguntó el duque de Guisa. —¡P
- Page 1296 and 1297:
—dijo el duque de Anjou—, pero
- Page 1298 and 1299:
de un jardín rodeado de altas pare
- Page 1300 and 1301:
umbral dijo—: Mira. Se acercó En
- Page 1302 and 1303:
de la abeja sobre el lirio. Sin emb
- Page 1304 and 1305:
Enrique miró a Carlos con asombro.
- Page 1306 and 1307:
Enrique. Los dos hombres pasaron al
- Page 1308 and 1309:
Enriquito, aconsejad a María que n
- Page 1310 and 1311:
señor —dijo Enrique—, es demas
- Page 1312 and 1313:
despiértame, porque tenemos que es
- Page 1314 and 1315:
hacia el rey de Navarra, le dijo:
- Page 1316 and 1317:
Carlos señaló a Enrique a través
- Page 1318 and 1319:
Capítulo VI EL REGRESO AL LOUVRE U
- Page 1320 and 1321:
aquel momento el azar, contra el qu
- Page 1322 and 1323:
Majestad. Catalina sonrió. —Sí,
- Page 1324 and 1325:
principal del Louvre. Llevaba allí
- Page 1326 and 1327:
inquieta del bearnés. —¡Ah! ¿E
- Page 1328 and 1329:
Vuestra Majestad se engaña; no se
- Page 1330 and 1331:
nombre, que le recordaba uno de los
- Page 1332 and 1333:
que nadie haya visto algún detalle
- Page 1334 and 1335:
dijo mientras su dueña le cogía d
- Page 1336 and 1337:
convenceros de que nadie os espía
- Page 1338 and 1339:
ojizas cubrían el suelo; un mueble
- Page 1340 and 1341:
espionaje. —¡Ah, hermano mío!
- Page 1342 and 1343:
—, porque le había citado para p
- Page 1344 and 1345:
Enrique. —En efecto, puesto que y
- Page 1346 and 1347:
ecado de parte de Margarita. —Si
- Page 1348 and 1349:
duquesa de Nevers por el rey, el du
- Page 1350 and 1351:
hizo señas a Guillonne de que se a
- Page 1352 and 1353:
azones de un espíritu tan profundo
- Page 1354 and 1355:
sin que sea detenido a interrogado.
- Page 1356 and 1357:
podéis estar tranquilo… Nada dir
- Page 1358 and 1359:
Capítulo VII EL CORDÓN DE LA REIN
- Page 1360 and 1361:
vuestra vigilancia, los culpables,
- Page 1362 and 1363:
de él. De todo choque surge un rui
- Page 1364 and 1365:
econocer la capa de uno de mis gent
- Page 1366 and 1367:
Majestad que me llevase consigo ano
- Page 1368 and 1369:
Catalina. ¿No me he conducido como
- Page 1370 and 1371:
—Pero —dijo Catalina—, por es
- Page 1372 and 1373:
señor de Maurevel… —añadió C
- Page 1374 and 1375:
lugar? —No —contestó Catalina.
- Page 1376 and 1377:
—Insisto en que hacéis mal. Enri
- Page 1378 and 1379:
veros para decir a Vuestra Majestad
- Page 1380 and 1381:
—¡En la vuestra! —Sí, en la m
- Page 1382 and 1383:
—Bien, bien —dijo Catalina con
- Page 1384 and 1385:
Catalina—. ¿Qué queréis? Decí
- Page 1386 and 1387:
de Margarita. —En efecto —asint
- Page 1388 and 1389:
poniendo su mano en el hombro de Ca
- Page 1390 and 1391:
estaría nada mal que complicáramo
- Page 1392 and 1393:
Capítulo VIII PROYECTOS DE VENGANZ
- Page 1394 and 1395:
estaba refugiado no dejaría de esc
- Page 1396 and 1397:
—Peor todavía, Enriquito, peor;
- Page 1398 and 1399:
hombres? —Nada vi, señor. Vuestr
- Page 1400 and 1401:
estupefacción. —Confiesa, Enriqu
- Page 1402 and 1403:
de Francia y un príncipe soberano,
- Page 1404 and 1405:
un fatuo que se ha vanagloriado cal
- Page 1406 and 1407:
—¿Y sale? —Antes de que yo lle
- Page 1408 and 1409:
ocupándose aquel día sin que él
- Page 1410 and 1411:
de que su amigo le hiciera tal preg
- Page 1412 and 1413:
Cuando La Mole, después de revolve
- Page 1414 and 1415:
—Así es —dijo Coconnas. —Ent
- Page 1416 and 1417:
algo? —No, por el momento no, per
- Page 1418 and 1419:
francés. —¿Pero cómo podéis e
- Page 1420 and 1421:
—Veamos, respondedme francamente:
- Page 1422 and 1423:
hombres y huyó sin que nadie viera
- Page 1424 and 1425:
—La reina Catalina sabe que sois
- Page 1426 and 1427:
proyectil y desató el papel que es
- Page 1428 and 1429:
—¿Y cómo queréis que huya? —
- Page 1430 and 1431:
—¡Jamás! ¡De ninguna manera!
- Page 1432 and 1433:
como si una orden superior lo hubie
- Page 1434 and 1435:
demás permanecieron inmóviles.
- Page 1436 and 1437:
Margarita con toda la naturalidad.
- Page 1438 and 1439:
—¡Huid! —dijo la reina—. Hui
- Page 1440 and 1441:
Los cuatro príncipes, sin duda imp
- Page 1442 and 1443:
por el corredor.
- Page 1444 and 1445:
una ceremonia penosa de soportar, s
- Page 1446 and 1447:
Enrique de Navarra, aprovechará la
- Page 1448 and 1449:
embajadores han llegado y el viaje
- Page 1450 and 1451:
—Yo no tengo la culpa de que esta
- Page 1452 and 1453:
mejor madre del mundo, cuyos consej
- Page 1454 and 1455:
planteaba semejante cuestión. —A
- Page 1456 and 1457:
encontró? —Pareció creer lo que
- Page 1458 and 1459:
años apenas cumplidos habéis gana
- Page 1460 and 1461:
para él suponía aquello una espec
- Page 1462 and 1463:
Margarita, que no había tenido not
- Page 1464 and 1465:
fina ironía— me parece que no co
- Page 1466 and 1467:
espuestas tenéis para mis objecion
- Page 1468 and 1469:
entonces había visto a Carlos en p
- Page 1470 and 1471:
fuese el rey… —No, no, madre.
- Page 1472 and 1473:
todos los cielos!, su muerte será
- Page 1474 and 1475:
ocurriera una desgracia, dejando vu
- Page 1476 and 1477:
que estas palabras. Se quedó atón
- Page 1478 and 1479:
y esto antes de dos días; si agreg
- Page 1480 and 1481:
en el suelo, y, lanzando un grito t
- Page 1482 and 1483:
—¡Ah! —dijo el médico Ambrois
- Page 1484 and 1485:
Michel. Le había escrito la víspe
- Page 1486 and 1487:
políticas. —¿De veras? —Sí,
- Page 1488 and 1489:
ciencia. —Es que también la cien
- Page 1490 and 1491:
cogido ni qué use ha podido darle.
- Page 1492 and 1493:
aparentemente la expresión iremos
- Page 1494 and 1495:
desmayado dos veces. La reina madre
- Page 1496 and 1497:
un niño o a un enfermo, salió de
- Page 1498 and 1499:
una hoja de acero destinada a revel
- Page 1500 and 1501:
—Aquí están. Catalina entregó
- Page 1502 and 1503:
estaba dispuesto; cogió con una ma
- Page 1504 and 1505:
signos, la lámina de acero volvió
- Page 1506 and 1507:
Durante este tiempo, Renato se arro
- Page 1508 and 1509:
—Sin embargo, decíais que la san
- Page 1510 and 1511:
es el que mantiene desde ayer al re
- Page 1512 and 1513:
ey. Mientras se probaba todo aquell
- Page 1514 and 1515:
del honor. Coconnas puso en los suc
- Page 1516 and 1517:
lugar de ceder a su primer impulso,
- Page 1518 and 1519:
mazmorra? Tanto mejor, eso le hará
- Page 1520 and 1521:
saber dónde se halla, reuniré mis
- Page 1522 and 1523:
que les mantenía alejados. En cuan
- Page 1524 and 1525:
de Alençon participaba a medias en
- Page 1526 and 1527:
vida. Así, pues, al día siguiente
- Page 1528 and 1529:
sus días, si no enteramente llenos
- Page 1530 and 1531:
entrevista que fuera distinta de aq
- Page 1532 and 1533:
con su habitual reserva, llamaba a
- Page 1534 and 1535:
quería preguntaros vuestro parecer
- Page 1536 and 1537:
habéis tenido noticias suyas, señ
- Page 1538 and 1539:
asgos me han parecido bastante desf
- Page 1540 and 1541:
cuerda que os envié? ¡Oh! Si es a
- Page 1542 and 1543:
cuarto—, mostraos bien ahora: mov
- Page 1544 and 1545:
Maurevel ha hablado y si su presenc
- Page 1546 and 1547:
días una carta del señor De Mouy.
- Page 1548 and 1549:
espuesta. Sin duda tendréis en los
- Page 1550 and 1551:
nadie. La Mole se inclinó respetuo
- Page 1552 and 1553:
varios destacamentos de jinetes pro
- Page 1554 and 1555:
corona, que tenía la riqueza y el
- Page 1556 and 1557:
escena que provocó la crisis por l
- Page 1558 and 1559:
envueltos en amplias capas que se r
- Page 1560 and 1561:
intrépido jefe de los hugonotes qu
- Page 1562 and 1563:
lengua y, con una voz cuya emoción
- Page 1564 and 1565:
—¡Viva el rey de Polonia! Lasco
- Page 1566 and 1567:
juzgando que después de haber goza
- Page 1568 and 1569:
quo nunc sine ullá mord Lutetiá c
- Page 1570 and 1571:
contemplan del mismo modo? La reina
- Page 1572 and 1573:
viejo de barba blanca vestido de te
- Page 1574 and 1575:
Enrique no estuvo tranquilo hasta q
- Page 1576 and 1577:
madre. La encontró tan sombría y
- Page 1578 and 1579:
antecámara un correo dispuesto par
- Page 1580 and 1581:
cazar con Enrique, o hablaba de caz
- Page 1582 and 1583:
Cierto que ya era algo saber que La
- Page 1584 and 1585:
duquesa a su amigo, durante los dí
- Page 1586 and 1587:
nueve y media en la calle Tizon. No
- Page 1588 and 1589:
—Sí, por cierto. ¡Dios mío!, c
- Page 1590 and 1591:
—¡Gracias! —Seguí, pues, a es
- Page 1592 and 1593:
había visto. En fin, cansado de aq
- Page 1594 and 1595:
—Señor Coconnas, sois un majader
- Page 1596 and 1597:
Mole que, con el recuadro de la pue
- Page 1598 and 1599:
creáis una palabra de lo que digo.
- Page 1600 and 1601:
—Vamos, vamos, reina mía —dijo
- Page 1602 and 1603:
entero. —¿Y por qué, en lugar d
- Page 1604 and 1605:
andadas… Pero ¿qué importa? Est
- Page 1606 and 1607:
—Pues bien, vagaré y pasearé co
- Page 1608 and 1609:
la conmovedora historia de Orestes
- Page 1610 and 1611:
maestra, Coconnas se la leyó en vo
- Page 1612 and 1613:
Orestes se están muriendo de hambr
- Page 1614 and 1615:
entendían, sino que conspiraban ju
- Page 1616 and 1617:
Todo el mundo esperaba un acontecim
- Page 1618 and 1619:
hombre, inofensivo en apariencia, s
- Page 1620 and 1621:
calle de Naples, a un caballero emb
- Page 1622 and 1623:
Louvre. Si lo dan una respuesta, la
- Page 1624 and 1625:
No poderle matar aquí, sin otro te
- Page 1626 and 1627:
oro que le habían sido prometidos
- Page 1628 and 1629:
preguntó Catalina—. ¿Buscas aca
- Page 1630 and 1631:
—No, señora. Al saber el rey de
- Page 1632 and 1633:
todos los movimientos del muchacho;
- Page 1634 and 1635:
adversarios. Un niño se convertía
- Page 1636 and 1637:
prisa. Como había previsto, Orthon
- Page 1638 and 1639:
pretendía hacer recaer sobre él.
- Page 1640 and 1641:
Era todavía demasiado niño para t
- Page 1642 and 1643:
—Vamos, niño —dijo Catalina. Y
- Page 1644 and 1645:
losa de un sepulcro. Las miradas de
- Page 1646 and 1647:
Orthon, viendo que la cólera subí
- Page 1648 and 1649:
—Gracias, señora —dijo Orthon
- Page 1650 and 1651:
atir de las aguas del Sena, que por
- Page 1652 and 1653:
Un corazón fiel, un alma abnegada,
- Page 1654 and 1655:
Catalina regresó a sus habitacione
- Page 1656 and 1657:
iba Enrique, que, al enterarse por
- Page 1658 and 1659:
hombre de montaña y no de llanura,
- Page 1660 and 1661:
carta de amor a quien todos sabemos
- Page 1662 and 1663:
—No alquilo habitaciones de seño
- Page 1664 and 1665:
—¿Aquí o en vuestro cuarto? —
- Page 1666 and 1667:
—Se tratará de algún asunto de
- Page 1668 and 1669:
eina Catalina se presentó cuando
- Page 1670 and 1671:
irse, De Mouy; se ha expresado clar
- Page 1672 and 1673:
quinientos hombres, señor, y os se
- Page 1674 and 1675:
día a día de su enfermedad y las
- Page 1676 and 1677:
Enrique hizo el gesto con que duran
- Page 1678 and 1679:
plazo de cinco o seis días más pa
- Page 1680 and 1681:
a tener pelea. —Sí —dijo La Mo
- Page 1682 and 1683:
Mole cogiendo al rey del brazo y ll
- Page 1684 and 1685:
La Mole saltó primero por la venta
- Page 1686 and 1687:
posada de A la Belle Etoile. Se ve
- Page 1688 and 1689:
El día que detengan a Coconnas os
- Page 1690 and 1691:
—¿Cómo demonios quieres que ent
- Page 1692 and 1693:
tramaba contra su marido, y pasó a
- Page 1694 and 1695:
momento vuestro único, vuestro ver
- Page 1696 and 1697:
permiso para entrar en el aposento
- Page 1698 and 1699:
la alcoba del rey de Navarra y, res
- Page 1700 and 1701:
acontecimientos, pensé que el rey
- Page 1702 and 1703:
—Os escuchamos —dijo Carlos—.
- Page 1704 and 1705:
así, sin mi permiso, va de cabeza
- Page 1706 and 1707:
por ese maldito asunto de Maurevel,
- Page 1708 and 1709:
ey de Navarra, ¿qué fin tenía la
- Page 1710 and 1711:
de San Bartolomé? —El señor de
- Page 1712 and 1713:
—Pues bien, madre mía, no veo qu
- Page 1714 and 1715:
está en libertad. —Señor —dij
- Page 1716 and 1717:
horas después de la escena que aca
- Page 1718 and 1719:
que no fuera Carlos IX, se llegó d
- Page 1720 and 1721:
como hermano que no deseo más sino
- Page 1722 and 1723:
contrario, le desesperaba. —Pero,
- Page 1724 and 1725:
conformarse con no ser más que mi
- Page 1726 and 1727:
entonces hacia el cazador y, al hal
- Page 1728 and 1729:
—Sí —continuó Carlos—, fue
- Page 1730 and 1731:
un modo más claro a su hermano que
- Page 1732 and 1733:
esolución. Os añado que esta reso
- Page 1734 and 1735:
—No, en absoluto, no os preocupé
- Page 1736 and 1737:
—Es una gran bondad por parte de
- Page 1738 and 1739:
—Sí, pero las cosas han cambiado
- Page 1740 and 1741:
Pero el duque no tenía más que un
- Page 1742 and 1743:
salieran de la tierra y esos treint
- Page 1744 and 1745:
preguntó si yo tenía algunos libr
- Page 1746 and 1747:
madre para saber que, por lo genera
- Page 1748 and 1749:
lector tuvo conocimiento de la mane
- Page 1750 and 1751:
fueron inútiles y Enrique pareció
- Page 1752 and 1753:
montad el mejor caballo de vuestras
- Page 1754 and 1755:
—Lo estaréis —dijo Margarita r
- Page 1756 and 1757:
eina lo comprendió todo y se preci
- Page 1758 and 1759:
cierto es que el asunto se presenta
- Page 1760 and 1761:
hablemos más de esto. Pero si acas
- Page 1762 and 1763:
Capítulo XVIII EL LIBRO DE CETRER
- Page 1764 and 1765:
acre perfume y el duque de Alençon
- Page 1766 and 1767:
manos? —Sí —dijo Catalina. —
- Page 1768 and 1769:
—Han sido tomadas todas las medid
- Page 1770 and 1771:
tirano de Lucques. —¿Y qué debo
- Page 1772 and 1773:
veo a Enriquito en el patio… Dád
- Page 1774 and 1775:
Navarra, haciéndole asistir a los
- Page 1776 and 1777:
Alençon—, el canalla me estaba t
- Page 1778 and 1779:
egresó a su habitación. Al entrar
- Page 1780 and 1781:
tras otra sus joyas, ni que recorri
- Page 1782 and 1783:
de viaje. Tras esto, y dadas las ó
- Page 1784 and 1785:
pasar las hojas…». Un sudor frí
- Page 1786 and 1787:
duque sin ponerle ninguna dificulta
- Page 1788 and 1789:
mismo que el duque había dejado en
- Page 1790 and 1791:
los cabellos erizados y preso de te
- Page 1792 and 1793:
Capítulo XIX LA CAZA CON HALCONES
- Page 1794 and 1795:
muerte de mi hermano, la dinastía
- Page 1796 and 1797:
puesto demasiado ardor en su lectur
- Page 1798 and 1799:
Saint-Germain, donde encontrará un
- Page 1800 and 1801:
que nos unen, Vuestra Majestad me e
- Page 1802 and 1803:
—Buena idea —dijo el rey—; qu
- Page 1804 and 1805:
inquietud. Hubiera deseado que aque
- Page 1806 and 1807:
—Me matarán con su maldito odio
- Page 1808 and 1809:
confundía en la penumbra. Obedecie
- Page 1810 and 1811:
Margarita. Enrique estaba pálido p
- Page 1812 and 1813:
armarios, de los estantes a las sil
- Page 1814 and 1815:
de personajes tejidos en los más d
- Page 1816 and 1817:
hacia ella como una flecha. La garz
- Page 1818 and 1819:
La lucha fue interesante. Los dos p
- Page 1820 and 1821:
tamaño de una alondra y el halcón
- Page 1822 and 1823:
—¡Mirad! ¡Mirad! ¡Pico de Hier
- Page 1824 and 1825:
ojos turbios—. Me pareció como s
- Page 1826 and 1827:
saliera fuego de su boca. Los monte
- Page 1828 and 1829:
Capítulo XX EL PABELLÓN DE FRANCI
- Page 1830 and 1831:
el camino ocurra. En medio de este
- Page 1832 and 1833:
pudiésemos dejar nuestros dos caba
- Page 1834 and 1835:
Coconnas a hacer lo que no quiere;
- Page 1836 and 1837:
levantándose lentamente y apoyando
- Page 1838 and 1839:
¡Preparaos! Coconnas se levantó t
- Page 1840 and 1841:
—Está bien —dijo La Mole—, q
- Page 1842 and 1843:
solamente con las rodillas. —¡El
- Page 1844 and 1845:
De Mouy es un señor que habla con
- Page 1846 and 1847:
—Escápate tú, querido, no os lo
- Page 1848 and 1849:
—Pues en marcha. —¡Bien dicho!
- Page 1850 and 1851:
—¡Qué diablos, señores, no tir
- Page 1852 and 1853:
Francisco I? —dijo Coconnas a La
- Page 1854 and 1855:
solo tiro. Los soldados habían con
- Page 1856 and 1857:
pabellón, sino desperdigados por e
- Page 1858 and 1859:
conducía al río Enrique y Margari
- Page 1860 and 1861:
Capítulo XXI INVESTIGACIONES L esp
- Page 1862 and 1863:
«Se nos escapará otra vez —pens
- Page 1864 and 1865:
parque, de modo, señor, que, cuand
- Page 1866 and 1867:
ey Carlos! —Yo no soy rey de los
- Page 1868 and 1869:
de Nancey—, algunos de nuestros h
- Page 1870 and 1871:
—Y hasta hubiésemos podido huir
- Page 1872 and 1873:
—No está —dijo el duque furios
- Page 1874 and 1875:
—¡Silencio! —ordenó Carlos—
- Page 1876 and 1877:
iendas, abrió los brazos y cayó h
- Page 1878 and 1879:
pasó luego tan cerca de La Mole qu
- Page 1880 and 1881:
—Haced llamar a Ambroise Paré
- Page 1882 and 1883:
Carlos echó hacia atrás la cabeza
- Page 1884 and 1885:
contestad, Enrique. —La mitad sol
- Page 1886 and 1887:
ella o de quienes la rodean. Ya sab
- Page 1888 and 1889:
—En un hombre que se asombraría
- Page 1890 and 1891:
—Tan seguro como de la segunda.
- Page 1892 and 1893:
—¿Puedo entonces irme de París?
- Page 1894 and 1895:
—Señor —dijo Enrique—, Vuest
- Page 1896 and 1897:
Capítulo XXII ACTEON L quedarse so
- Page 1898 and 1899:
algo más aliviado. Cogió de nuevo
- Page 1900 and 1901:
su propia grandeza, los reyes no so
- Page 1902 and 1903:
demás, podía distinguirse parte d
- Page 1904 and 1905:
cumplir la orden de su amo. —¡Oh
- Page 1906 and 1907:
Renato, con una vela en la mano, se
- Page 1908 and 1909:
que me ayudara. —Yo mismo os ayud
- Page 1910 and 1911:
tragado carbones encendidos, dolore
- Page 1912 and 1913:
no pasó inadvertido al rey. —¿S
- Page 1914 and 1915:
poco importa el tiempo que tarde en
- Page 1916 and 1917:
etrocediendo y contemplando al enve
- Page 1918 and 1919:
pluma y mojándola en el tintero, e
- Page 1920 and 1921:
madrugada y he debido de ponerme ma
- Page 1922 and 1923:
Capítulo XXIII EL BOSQUE DE VINCEN
- Page 1924 and 1925:
de Médicis. El prisionero atraves
- Page 1926 and 1927:
aspecto lúgubre. Enrique miró en
- Page 1928 and 1929:
—Es el desagüe, señor. —¿Llu
- Page 1930 and 1931:
arrestar a esos pobres caballeros;
- Page 1932 and 1933:
vería obligado a guardar silencio
- Page 1934 and 1935:
no sea más que para que entre un p
- Page 1936 and 1937:
conviene tanto como a mí el estar
- Page 1938 and 1939:
cerradas con barrotes de hierro ent
- Page 1940 and 1941:
quitóse las sortijas y arrancó el
- Page 1942 and 1943:
—¡Señor!… —dijo el gobernad
- Page 1944 and 1945:
le veríais, venid… Un hombre hon
- Page 1946 and 1947:
—Sí, le di cien escudos. —Buen
- Page 1948 and 1949:
temporada al duque de Alençon. La
- Page 1950 and 1951:
oían con terror los guardias que e
- Page 1952 and 1953:
el efecto por la causa. Por consigu
- Page 1954 and 1955:
La alcoba del rey se llenó rápida
- Page 1956 and 1957:
temblaba por la de su amante. Por e
- Page 1958 and 1959:
un modo tan singular, que la conver
- Page 1960 and 1961:
aproximó al lecho y alargó hacia
- Page 1962 and 1963:
síntomas en lugar de tratar la enf
- Page 1964 and 1965:
y mirando a su madre. —Reside en
- Page 1966 and 1967:
invisibles. —¡Imposible, a fe m
- Page 1968 and 1969:
—¿Qué hermano? —El duque de A
- Page 1970 and 1971:
el corazón y las entrañas? —Sí
- Page 1972 and 1973:
comprendo nada. —He dicho que no
- Page 1974 and 1975:
L en lugar de una M. —¿De modo
- Page 1976 and 1977:
—¿No me lo diréis por compromis
- Page 1978 and 1979:
quiere decirlo, le obligaremos a ha
- Page 1980 and 1981:
Carlos. —Escuchadme, Carlos, es t
- Page 1982 and 1983:
Louvre. —¡Ah, ya comprendo! —d
- Page 1984 and 1985:
mentía. —Tal vez vos ignoráis q
- Page 1986 and 1987:
eina de Navarra, cayendo de rodilla
- Page 1988 and 1989:
La joven miró a su hermano y se es
- Page 1990 and 1991:
carcajada estridente—. Es una lá
- Page 1992 and 1993:
con tal de salvar el honor de la fa
- Page 1995 and 1996:
Capítulo XXV ESCUDOS INVISIBLES L
- Page 1997 and 1998:
observarían, y que en resumidas cu
- Page 1999 and 2000:
hechas a Renato y de una o de varia
- Page 2001 and 2002:
seguía el mismo camino, sino otro
- Page 2003 and 2004:
El procurador se guardó el papel e
- Page 2005 and 2006:
tantas escenas de embriagadora dich
- Page 2007 and 2008:
—Sí. —¿Y nuestros presos? —
- Page 2009 and 2010:
humana y trescientos mil escudos…
- Page 2011 and 2012:
tocado que le sienta muy bien, a ig
- Page 2013 and 2014:
—Al mismo precio hubiera hallado
- Page 2015 and 2016:
suponer… —¡Bribona! Merecería
- Page 2017 and 2018:
—¿Y si lo reconocen en los alred
- Page 2019 and 2020:
de prisión, habrá que comenzarlo
- Page 2021 and 2022:
Capítulo XXVI LOS JUECES STUPENDO,
- Page 2023 and 2024:
menos a juzgar por la idea que me h
- Page 2025 and 2026:
haberme sido infiel para que yo me
- Page 2027 and 2028:
seguía sus alegres pensamientos si
- Page 2029 and 2030:
—Pero —agregó La Mole— sólo
- Page 2031 and 2032:
—Sin duda…, y vosotros también
- Page 2033 and 2034:
—¿Y cuándo os parece que tendr
- Page 2035 and 2036:
Coconnas esperó que apareciera el
- Page 2037 and 2038:
En efecto, se oyó un ruido a sus e
- Page 2039 and 2040:
no se le notase que era patizambo.
- Page 2041 and 2042:
que ya sabéis quién soy. —¿Dó
- Page 2043 and 2044:
incrédulamente. —¡Ah! ¿Conque
- Page 2045 and 2046:
—Escribid —ordenó el president
- Page 2047 and 2048:
sortilegio contra la vida del rey.
- Page 2049 and 2050:
una mujer? —Sí. —Lo que no qui
- Page 2051 and 2052:
—¿Dónde los habéis visto? —E
- Page 2053 and 2054:
—¿Y por qué razón había de te
- Page 2055 and 2056:
Los guardias se apoderaron de los d
- Page 2057 and 2058:
Capítulo XXVII EL TORMENTO DE LOS
- Page 2059 and 2060:
media voz, fueron seguidas de un si
- Page 2061 and 2062:
—¿Están degollando a alguien aq
- Page 2063 and 2064:
delante con paso acompasado y lleva
- Page 2065 and 2066:
más lúgubres que pueden ofrecerse
- Page 2067 and 2068:
instintivamente. Cuando se disponí
- Page 2069 and 2070:
lugar un poste con una plancha de c
- Page 2071 and 2072:
sino después de la tortura y eran
- Page 2073 and 2074:
tamaña violencia. —¡Miserables!
- Page 2075 and 2076:
la ciudad de París. Un doloroso as
- Page 2077 and 2078:
—No —respondió Coconnas resuel
- Page 2079 and 2080:
El juez frunció el ceño. —¡Vay
- Page 2081 and 2082:
Oída la orden, Caboche dio otro go
- Page 2083 and 2084:
—Si cometí un crimen tendiendo u
- Page 2085 and 2086:
¡Dios mío! ¡Qué hubiera ocurrid
- Page 2087 and 2088:
Catalina exigía vuestra muerte. Su
- Page 2089 and 2090:
que pasar hábilmente del caballete
- Page 2091 and 2092:
críticos momentos.
- Page 2093 and 2094:
Coconnas aspiraba con fruición el
- Page 2095 and 2096:
ayudantes se alejaron para ir a bus
- Page 2097 and 2098:
hacia el altar, había cogido el pu
- Page 2099 and 2100:
entonces que todos los hombres somo
- Page 2101 and 2102:
Annibal le cogió en sus brazos y l
- Page 2103 and 2104:
Enriqueta trataba de arrastrar suav
- Page 2105 and 2106:
madre con su hijo, cogió suavement
- Page 2107 and 2108:
juro por mi alma, Hyacinte, que la
- Page 2109 and 2110:
dadme un recuerdo cualquiera que pu
- Page 2111 and 2112:
Capítulo XXIX LA PLAZA DE SAINT-JE
- Page 2113 and 2114:
del vehículo y cuyos ojos erraban
- Page 2115 and 2116:
estúpido cual si le mirase desde u
- Page 2117 and 2118:
pecho. —¡Animo! —le dijo Cocon
- Page 2119 and 2120:
—Buen hombre —dijo Coconnas—,
- Page 2121 and 2122:
lleno de espectadores. Por todas la
- Page 2123 and 2124:
Mole—, ¿no la ves? Coconnas gir
- Page 2125 and 2126:
—Sí —dijo el piamontés, y vol
- Page 2127 and 2128:
pedido. Este relicario os abrirá l
- Page 2129 and 2130:
—le dijo—, hazme otro favor aú
- Page 2131 and 2132:
Capítulo XXX LA PICOTA NOCHECIÓ s
- Page 2133 and 2134:
último impulso de compasión hacia
- Page 2135 and 2136:
azo del señor de Nancey, se dirigi
- Page 2137 and 2138:
Ninguna de las dos mujeres le vio e
- Page 2139 and 2140:
tentada de reunir todas sus fuerzas
- Page 2141 and 2142:
lamento tener que morir? Pues míra
- Page 2143 and 2144:
mirando a Enriqueta, que ni le hab
- Page 2145 and 2146:
Se contempló en un espejo. «Mi he
- Page 2147 and 2148:
umbral. —¿Sois vos…? —dijo l
- Page 2149 and 2150:
obligado a levantar mi capa, ¿qué
- Page 2151 and 2152:
la puertecita falsa y, cogiendo del
- Page 2153 and 2154:
En aquel momento se apagó la luz q
- Page 2155 and 2156:
dijo— si he osado llegar hasta el
- Page 2157 and 2158:
escalera de pocos peldaños que par
- Page 2159 and 2160:
cabezas inclinadas y puestas junto
- Page 2161 and 2162:
atrevida, tan insolente en la felic
- Page 2163 and 2164:
modo que habían salido. En la puer
- Page 2165 and 2166:
Capítulo XXXI SUDOR SANGUÍNEO OCO
- Page 2167 and 2168:
había eximido de toda obediencia a
- Page 2169 and 2170:
ápidamente la antecámara, entró
- Page 2171 and 2172:
Coconnas, vuestros sufrimientos fí
- Page 2173 and 2174:
satisfacción que las denuncias dic
- Page 2175 and 2176:
voluntad de su hijo; tan fuera de s
- Page 2177 and 2178:
¿Desde cuándo la que os ha dado e
- Page 2179 and 2180:
señora, y coged un libro; debe de
- Page 2181 and 2182:
olor a ajo. Pronto el libro quedó
- Page 2183 and 2184:
—Yo —dijo Carlos.
- Page 2185 and 2186:
su mirada penetrante adivinaba a Ca
- Page 2187 and 2188:
almendros en flor, a un hombre sobr
- Page 2189 and 2190:
Todos los pañuelos blancos volvier
- Page 2191 and 2192:
Enrique se acercó a ella diciéndo
- Page 2193 and 2194:
Catalina se detuvo. —¿Qué? —Q
- Page 2195 and 2196:
—Sin duda —dijo Catalina—, pe
- Page 2197 and 2198:
—Hace dos años que estoy proscri
- Page 2199 and 2200:
dos soldados que le estaban esperan
- Page 2201 and 2202:
ganado siempre? —Subid, pues, a v
- Page 2203 and 2204:
Enrique se quedó tan asustado al v
- Page 2205 and 2206:
impresiones que sienten quienes les
- Page 2207 and 2208:
desdichado rey ocultó su pálida f
- Page 2209 and 2210:
—, sus súbditos no consentirán
- Page 2211 and 2212:
¡Ay, Enriquito, me lo matarán!
- Page 2213 and 2214:
—Sí, sin duda, os lo he prometid
- Page 2215 and 2216:
todos; más vale que le dejes en la
- Page 2217 and 2218:
vengada, sólo a Dios corresponde h
- Page 2219 and 2220:
Capítulo XXXIV EL REY HA MUERTO.
- Page 2221 and 2222:
corresponde, no quiero que encuentr
- Page 2223 and 2224:
los ejércitos, las llaves del teso
- Page 2225 and 2226:
Venid, Francisco, venid —dijo la
- Page 2227 and 2228:
apareció un pálido rostro. En med
- Page 2229 and 2230:
El perfumista se estiró cuanto pud
- Page 2231 and 2232:
por diferentes rutas. —¡Oh! ¡De
- Page 2233 and 2234:
no lo olvidéis nunca. —Pierde cu
- Page 2235 and 2236:
—¿Qué quieres, Carlos mío? —
- Page 2237 and 2238:
esperaba encontrar a De Mouy. De pr
- Page 2239 and 2240:
saltando del caballo. —¡Mi herma
- Page 2241 and 2242:
Capítulo XXXV EPÍLOGO ABÍA trans
- Page 2243 and 2244:
París estaba muy tranquilo y la re
- Page 2245 and 2246:
—A juzgar por las apariencias, vi
- Page 2247 and 2248:
—Ahora lo estoy por completo. —
- Page 2249 and 2250:
amigo suyo en una casa próxima a l
- Page 2251 and 2252:
illete perdido en el pasillo del Lo
- Page 2253 and 2254:
vigilan en la sombra. —Tres son m
- Page 2255 and 2256:
Lo único eterno es mi amor. Acabab
- Page 2257 and 2258:
—¡Un momento! Aquí no se puede
- Page 2259 and 2260:
cinturón de cuero de Maurevel, la
- Page 2261 and 2262:
Un grito le sirvió para orientarse
- Page 2263 and 2264:
ir a estallar, atosigado y jadeante
- Page 2265 and 2266:
mismo tiempo, Enrique atravesaba co
- Page 2267 and 2268:
de la Croix-du-Trahoir, es decir, f
- Page 2269 and 2270:
su amante. —¿Y el marido dónde
- Page 2271 and 2272:
amado, apoyó sus labios sobre la f
- Page 2273 and 2274:
esplandecía entre los sombríos pl
- Page 2275 and 2276:
Montecristo (1845). Dumas nació en
- Page 2277 and 2278:
Notas
- Page 2279 and 2280:
[2] ¿Por qué cuando quiero / mord
- Page 2281 and 2282:
[3] Ronsard, sé que si no me ves /
- Page 2283 and 2284:
[4] El arte de hacer versos, indíg
- Page 2285 and 2286:
[5] Para mantener la fe, / soy bell
- Page 2287 and 2288:
[7] Y pasó la diosa. (N. del T.)
- Page 2289 and 2290:
[9] Áyax, hijo de Telamón y Perib
- Page 2291 and 2292:
[11] Zapato de una sola suela y de
- Page 2293 and 2294:
[13] Aquí yace… —pero no es as
- Page 2295 and 2296:
[15] Autorización dada por algunos
- Page 2297 and 2298:
[17] Hombres que hacen los más hum
- Page 2299 and 2300:
[19] Toda carne es hierba. (N. del
- Page 2301 and 2302:
[21] ¿Qué es eso? (N. del Ed.)
- Page 2303 and 2304:
[23] ¡Vete al infierno! (N. del Ed
- Page 2305 and 2306:
[25] Llevaba un gran miriñaque, pr
- Page 2307 and 2308:
[27] Dicho de colocar plantas: En f
- Page 2309 and 2310:
[29] Especie de dosel o palio hecho
- Page 2311 and 2312:
[31] «A todo le doy encanto». (N.
- Page 2313 and 2314:
valor y entereza. (N. del Ed.)
- Page 2315 and 2316:
quedaría en su lugar su amigo Dam
- Page 2317 and 2318:
[34] Orestes, perseguido por las Er
- Page 2319 and 2320:
[36] Vuestra inesperada presencia e
- Page 2321 and 2322:
[38] ¡Por Dios! Expresión italian
- Page 2323 and 2324:
Atenas. (N. del Ed.)
- Page 2325 and 2326:
[41] Personaje considerado durante
- Page 2327 and 2328:
[43] La hiedra, en Francia, es el s
- Page 2329 and 2330:
[45] Hipertrofia de las amígdalas
- Page 2331:
[47] Reí, pero heme aquí desarmad
Inappropriate
Loading...
Inappropriate
You have already flagged this document.
Thank you, for helping us keep this platform clean.
The editors will have a look at it as soon as possible.
Mail this publication
Loading...
Embed
Loading...
Delete template?
Are you sure you want to delete your template?
DOWNLOAD ePAPER
This ePaper is currently not available for download.
You can find similar magazines on this topic below under ‘Recommendations’.