vozes 55

vozesNúmero 5
Abril 2017
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Riveros
Una manifestación vertebral y verbal
Texto: Jaime García
Fotografía: Mauricio Donoso
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Con la edición de “Verteverbal”, un disco que celebra sus últimos diez años de
canciones, y una gira que lo llevará por varios escenarios del continente desde la
primavera entrante, el chileno Mauricio Riveros se detiene por primera vez a mirar,
a modo retrospectivo, el largo y extraño camino que ha recorrido hasta ahora para
convertirse en el particular artista que hoy es.
Voz enigmática y poesía emergiendo de ella, son dos puertas para entrar al mundo artístico
que propone Mauricio Riveros, un planeta que está en sus discos, en las canciones que
ha escrito, en su vestuario de ambigua ciencia ficción, y hasta cuando cambia de color su
cabello; porque en el todo es una manifestación.
Desde hace un lustro, canciones como ‘Lo que no está permitido’ o ‘El desastre’ le
abrieron puertas en un México que lo recibió como artista de culto, poniendo atención a
su voz, su prosa y a sus videoclips donde no siempre se parece a si mismo. Sus canciones
sentidas fueron adoptadas como himnos personales por sus seguidores, y fue en México
también donde compartió escenario con otros músicos como él: Nacho Vegas o Iván
Ferreiro, también sumó al guitarrista Alan Boguslavsky (Bunbury, Héroes del Silencio),
con quién encajó a la perfección.
Su primer álbum como solista se llamó “La Verdad” (2010), un disco adelantado, y que
en su país no fue entendido, quizás porque en Chile están más acostumbrados a una
figura ´de cantautor más simple, y Riveros propone mucho más que eso. Ese mismo
álbum más tarde se reeditó con justicia en México, donde comenzó a girar sin detenerse
y un público selecto le acogió, mientras que España también se le mira con atención,
esperando a que pronto cruce el océano.
Desde entonces Riveros ha presentado otros sencillos, tres libros de poesía, ep’s, el disco
“Los Tiempos de Ahora”, y en plataformas digitales se reeditó el primer disco de Truman,
la banda que lideró en Chile antes de ser solista. Muchas cosas han pasado para él en los
últimos años, e intentando resumir todo eso, es que hoy presenta “Verteverbal”, su primer
álbum recopilatorio.
Quince son las canciones que anuncia el álbum, y aunque aún no se ha dado a conocer la
selección, si se sabe que aparecerán dos tracks inéditos, que estará a la venta en tiendas con
distribución nacional y que lo tendrá girando por México en la próxima primavera, con la
posibilidad de cruzar a España antes de que acabe el 2017.
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Pablo Perea
Han pasado treinta y tres años desde que
empezaste en la música con tu primer
grupo, Criba. ¿Qué es lo primero que te
viene a la cabeza tantos años después?
Vértigo. El tiempo va tan rápido… O
quizá fui yo el que corrió demasiado. La
música era como un torbellino. No había
nada más…Bueno, si, aguna chica…pero
siempre terminaba en la cama con alguna
canción.
En el 89 grabas tu primer disco con La
Trampa, ¿cómo fueron los inicios del
grupo?
Fáciles. Demoledores. Irreales. El “éxito”
comercial nos arrolló como un tren
de mercancías. Del local de ensayo a
Rockopop…del anonimato del barrio
al escenario de la fama de la noche a la
mañana. Todo muy mainstream. Todo
muy artificial.
¿Qué diferencias encuentras entre el
mundillo de la música de los 80 y el de
ahora?
La esencia es la misma pero, obviamente,
ha cambiado el paradigma. La música
sigue siendo esa energía que te embelesa
y te transforma. Las sensaciones siguen
siendo iguales. Lo que ha cambiado son los

Entrevista: Mariano del Peral
Fotografías: Cedidas por Pablo
Pablo Perea
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Han pasado treinta y tres años desde
que empezaste en la música con
tu primer grupo, Criba. ¿Qué es lo
primero que te viene a la cabeza tantos
años después?
Vértigo. El tiempo va tan rápido… O
quizá fui yo el que corrió demasiado.
La música era como un torbellino.
No había nada más…Bueno, si, aguna
chica…pero siempre terminaba en la
cama con alguna canción.
En el 89 grabas tu primer disco con La
Trampa, ¿cómo fueron los inicios del
grupo?
Fáciles. Demoledores. Irreales. El “éxito”
comercial nos arrolló como un tren
de mercancías. Del local de ensayo a
Rockopop…del anonimato del barrio
al escenario de la fama de la noche a la
mañana. Todo muy mainstream. Todo
muy artificial.
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Convencional con sorpresa
Texto: Xuan Porta
Aquella mañana Iyán desayunó una tostada con mantequilla para seguir el régimen de la
homeópata. Después de leer la prensa en Internet, salió a dar un paseo por la ciudad de
Uviéu. Justo antes de salir del portal miró su buzón y encontró una citación de correos
para recoger un paquete. “Será el envío de camisetas que pedí para el cumple de Lena”,
pensó. Como la nota llevaba fecha de estar allí dos días, decidió ir a la oficina de Correos
a recogerlo.
Saludó a un vecino que entraba en el edificio y siguió su caminata, disfrutando de la brisa
que removía su melena y refrescaba su cara recién afeitada. Al llegar a la oficina cogió
vez y esperó unos minutos a que le atendieran. Firmó el recibí y pagó lo que le pidió la
operaria. Se extrañó un poco del precio. Pensaba que dos camisetas y una sudadera eran
más baratas a pesar de los costes de envío a contrareembolso.
Suspiró pensando en la presión que la crisis ejercía sobre todos los ciudadanos comunes
y con el paquete bajo el brazo fue caminando un poco encorvado y mirando hacia el
suelo hasta su domicilio.
En pleno debate interno se presentó Lena en casa, cerrando la puerta de un portazo
como era su costumbre. Le contó a toda velocidad lo sucedido esa mañana mientras ella
iba dejando sus cosas por las habitaciones. “Luego me cuentas todo que voy a por fruta”
y desapareció dejando a Iyán perdido en su laberinto de espías.
Cuando volvió a entrar Lena, y antes de que diera un portazo le salió al paso y le preguntó
¿llamaré a la policía? ¿Será el ruso un talibán recién convertido?
¿Lena qué hago con el paquete?
Y Lena, que seguía a lo suyo, soltó lo siguiente, como sin fijarse en lo que decía Iyán.
¿El paquete que estaba en la entrada?, lo acabo de tirar al contenedor orgánico a la que
bajaba.
Mala suerte.
Subió en el ascensor con una vecina y su hija pequeña, intercambiando las frases de rigor
y la carantoña habitual para la niña.
Al llegar a casa agarró las tijeras y zas, zas, abrió el paquete.
Se encontró algo muy distinto del regalo esperado. Había un catálogo en inglés para
montar un arma. Y al lado un paquete con las piezas desarmadas… de una pistola,¡Que
no era de juguete!
“Se equivocaron totalmente de envío”, reflexionó y volvió a mirar el paquete. Exactamente,
en la dirección habían confundido el portal 1 con el 2. Comenzó a rumiar quién vivía
en el edificio de enfrente y se percató de que se trataba de una familia rusa con todos
sus miembros en paro. Las pocas veces que habían hablado le había contado que era
medio ukraniano pero que le daba igual porque no tenía medios para volver ni a Rusia
ni a Ucrania y que nadie le esperaba allí. Y ahora que entraba más al detalle, recordó la
imagen más reciente del ruso, que ahora llevaba una barba sin bigote al estilo árabe. ¿Cuál
sería el motivo de ese pedido? ¿Sería parte del tráfico de drogas? ¿Estaría preparando
una reivindicación separatista? ¿O imperialista? ¿Le daría el paquete al destinatario
verdadero? No claro que no, sería colaborar con la violencia de…
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