Edicion No.21 Mayo 2017

Y AL DÍA SIGUIEN-
TE...
EL REGRESO A LA
REALIDAD.
Una muchedumbre de mujeres
salió a la calle para reivindicar su
condición de féminas. Mujeres de
todas las edades marchaban por el
centro de la ciudad enarbolando
banderas o pancartas con eslóganes
diferentes según el grupo
al que estuviesen adscritas. No
estaban todas las que debieran, de
ser así, hubiera estado presente la
mitad de la humanidad.
El día era jornada lúdica y reivindicativa,
aunque no estuviera
presente la mitad de la humanidad,
ya que, nos enseñaron a estar
divididas, y obedientes a todos
cuantos nos dividen. Que son muchos
y variados. Una lectura final
cerró la manifestación. La euforia
hizo creer que el despertar traería
una realidad diferente. Alguna tan
legítima como que ninguna mujer
volviera a perder la vida, ante la
indiferencia de unos y el conformismo
de otros, por el abuso
cobarde de quien nunca llegó a ser
un hombre.
Cada 8 de Marzo, apuntando la
llegada de la primavera, se conmemora
el incendio provocado
a primeros del siglo XX en una
fábrica de la ciudad de Nueva York
en la que murieron más de cien
mujeres que pedían mejores condiciones
laborales. Y Marzo se fijó
en los despachos, alejados de la
mundana realidad, como propicio
para manifestaciones femeninas.
Nada existe más allá de Marzo. Ni
manifestación, ni reivindicación,
ni posibilidad de logro. Este mes
se hacía público que el Parlamento
español aprobaba una ley por la
que los hijos podían llevar el apellido
materno en primer
lugar (se hacen tantas leyes de la
que los españoles estamos en la
ignorancia….., pero esta, han querido
que trascienda). En España,
muy distinta a la tradición anglosajona,
los hijos usan los apellidos
de padre y madre (extensible a
cualquier tipo de paternidad o
maternidad debido a los diferentes
tipos de parejas por las que puede
estar compuesta una familia) siendo
el paterno el primero en orden.
No en importancia. La nueva norma
posibilita alterar el orden de
los mismos llegados a un acuerdo.
Si no fuera posible el acuerdo,
determina el empleado que inscribe.
El legislador ha decidido
estar generoso durante los idus
de Marzo, como si el calendario
no tuviera otros once meses para
legislar. La nueva norma podría
resultar interesante si estuvieran
satisfechas necesidades realmente
vitales, todavía ignoradas. De esas
que olvidan los que legislan, violando
de paso, la norma constitucional
sobre derechos y libertades,
sobre la no discriminación por
razón de sexo. Siempre las olvidan
sus señorías, las de todos los partidos.
A los que se les llena la boca
hablando de feminismo electoral,
y a los que, ni eso.
El orden de un apellido no aporta
calidad de vida, no es vital para
una mujer por mucho que se celebre
como una victoria. Con esta
medida apuestan por lo accesorio
y lo ficticio en vez de por necesidades
reales. Este supuesto logro
es una golosina, una fruslería con
la que engañarnos, con la que
entretener a la opinión pública,
siempre alejada de una realidad
más oculta de lo que parece. No
corren buenos tiempos para la
mujer. Nunca los corrieron. Ni
en este mundo ni en otros mucho
peores a los que nos estamos
pareciendo peligrosamente. Solo
puede esbozarse una mueca de
sonrisa desalentadora porque este
supuesto avance no va a mejorar
las condiciones de trabajo, ni los
derechos. Este supuesto avance no
impedirá la continua muerte de
una mujer a manos de un asesino
que se considera con derecho
a mandarla al cementerio más
cercano. Vale tan poco la vida
humana. ¡Tan poco debe valer una
mujer que su vida no va más allá
de un frustrante y acostumbrado
cinco minutos de silencio!