MarathoNews 185.

Ana Gabriela Guevara Espinoza, destacada velocista mexicana, siendo sus máximos logros en la distancia de los 400 metros planos,
consiguió ganar el Campeonato Mundial de Atletismo de Paris 2003 y en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 gano medalla de plata.
Ana Guevara se retiro de la vida profesional deportiva en el 2008 con 11 años de trayectoria a los 31 años de edad y actualmente se
dedica a la política.
tiempo pasado fue mejor”,lo cual nunca es
conveniente porque sabemos que del mismo
modo que vivir en el futuro nos trae ansiedad,
vivir en el pasado nos trae tristeza.
Llegar a esta decisión con tal consciencia y
madurez va a estar determinada a su vez,
por las actividades que de forma paralela
el deportista realiza a su actividad deportiva
durante su carrera: estudios, preparación
profesional, enriquecimiento de vivencias
paralelas al deporte.
Pero en el proceso de retirada muchos
deportistas olvidan y no reparan en que,
esas habilidades, muchas, que poseían de
forma innata o que han desarrollado hasta
cotas insospechadas a través de su deporte,
pueden tener cabida en la vida normal, en
un trabajo. Esta desorientación es normal
en el proceso de retirada acompañado de
una crisis emocional por la pérdida de dicha
identidad deportiva, cambios en la rutinas, en
el entorno, en las relaciones sociales, en su
propio cuerpo.
Además todo aquello que nos define como
deportistas, o nuestra propia personalidad
deportiva, nos puede ayudar a definir nuestro
futuro profesional: la creatividad, la visión de
juego, liderazgo, constancia, perfeccionismo,
etc. Todas estas cualidades, cada una de
ellas, pueden definir el perfil profesional que
se pueda adecuar y ser desarrollado en
el futuro y ayudarnos a encontrar nuestro
camino.
Hablamos de habilidades y competencias.
E igualmente tienen que ser nuestra carta
de presentación a falta de experiencia
profesional a la hora de solicitar un empleo.
La vida implica una constante evolución, pero
también nos contaron que solo evolucionan
los que se adaptan.
La carrera profesional de los deportistas
de élite puede ser una andanza laboral no
muy convencional, pero no por ello exenta
de los mismos derechos y deberes que el
resto de trabajadores que cotizan dentro de
la Seguridad Social.
En definitiva, la retirada es un proceso
transitorio en el que el deportista ha de
adaptarse a todos los cambios que se
producen en su vida. Y esto, posiblemente,
sea uno de los mayores problemas a los que
se tiene que enfrentar cualquier deportista.
Sobre todo, porque es algo inevitable. Seas
quien seas, ese momento llega y hay que
estar preparado para ello.
No obstante, no todas las retiradas deportivas
son iguales. Hay algunas que son más
traumáticas que otras, ¿de qué depende?
Fundamentalmente, del motivo que lo
precipita.
Varios autores han señalado que la retirada
puede ser:
Voluntaria o involuntaria (Alfermann, 2000;
Webb, Nasco, Riley y Headrick, 1998). Así
no es lo mismo que el deportista considere
que ha llegado su hora (e.g., bien porque
ya no disfruta igual, porque no llega al nivel
esperado, etc.) a que tenga una lesión que le
impida continuar.
Planificada o no planificada (Alfermann,
Stambulova y Zemaite, 2004). De forma
similar, no es lo mismo que sea el deportista
quien decida cuando retirarse (e.g., “cuando
cumpla el contrato en este club, me retiro”;
“después de este campeonato, lo dejo”,
etc.) a que sean otros (e.g., decisión del
entrenador, del club, de la familia, etc.).
Deportiva o no deportiva (Cecic, Erpic,
Wylleman y Zupancic, 2004). Es decir, si
existen motivos extradeportivos que puedan
motivar la retirada (e.g., enfermedad, decisión
familiar, etc.) o son meramente deportivos
NOVIEMBRE 2016 MarathoNews 7