llora, llora corazón--
Memorias de Celia
Memorias de Celia
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LLORA, LLORA<br />
CORAZÓN<br />
1<br />
Memorias de Celia
2<br />
LLORA, LLORA<br />
CORAZÓN<br />
Dedicada a Celia Morante de Moreano, gran mujer que cuidó<br />
siempre de toda su familia, y que al lado de nuestro Señor Jesucristo,<br />
siempre seguirá siendo un ángel y guía para nosotros.<br />
Te amaremos por siempre.<br />
Basado en el Trabajo Monográfico<br />
“La Felicidad Tarda… Pero Llega”<br />
De Roxana Moreano Carrasco<br />
Año 2007
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Memorias de Celia
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CORAZÓN
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5<br />
INDICE<br />
I - MAMÁ<br />
II - CELIA<br />
III - PRIMEROS AÑOS<br />
IV - VICTOR Y JOSEFA<br />
V - TRANSCURRIA LA VIDA<br />
VI - SOMBREROS “SOTOMAYOR”<br />
VII - EL ASCENSO<br />
VIII - CELIA Y DANIEL<br />
IX - EL GRAN VIAJE<br />
X - LA CASA PROPIA<br />
XI - DE REGRESO A CUSCO<br />
XII - LA FAMILA FUE CRECIENDO<br />
XIII - POR SIEMPRE CELIA<br />
PÁG. 06<br />
PÁG. 08<br />
PÁG. 10<br />
PÁG. 12<br />
PÁG. 14<br />
PÁG. 16<br />
PÁG. 18<br />
PÁG. 20<br />
PÁG. 22<br />
PÁG. 24<br />
PÁG. 26<br />
PÁG. 28<br />
PÁG. 40<br />
ANECDOTAS DE CELIA:<br />
EL SAPO - LOS OBISPOS<br />
EL TAPADO - LOS INDIECITOS<br />
LA CHINCANA<br />
CABRITO AL HORNO - LOS AMIGOS<br />
PÁG. 42<br />
PÁG. 44<br />
PÁG. 46<br />
PÁG. 48<br />
VIVENCIAS FAMILIARES:<br />
REUNIÓN DE FIESTAS PATRIAS<br />
SAN MARTINCITO - EL TIEMPO LO DIRÁ<br />
APOYANDO EN CASA - AVENTURAS DE MARCELINO<br />
EL CHEFF DE LA CASA - HIJA QUE RICO COCINAS - QUE RICO SOL<br />
SANDWICHS DE POLLO - PILOTO VOLADOR<br />
SIEMPRE UNIDOS - FLORES PARA UNA FLOR - SIEMPRE MAMÁ<br />
ORIGEN DEL APELLIDO MORANTE<br />
CANCIÓN PREFERIDA: LLORA, LLORA CORAZÓN<br />
PÁG. 50<br />
PÁG. 52<br />
PÁG. 54<br />
PÁG. 56<br />
PÁG. 58<br />
PÁG. 60<br />
PÁG. 62<br />
PÁG. 64
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I. MAMÁ<br />
Mamá aunque estás lejos no te olvidamos y siempre estás presente.<br />
Cada flor que vemos nos recuerda a ti.<br />
Estás descansando en un lugar lejano, tranquilo y distante, y desde allí puedes vernos a todos los que<br />
te amamos.<br />
De seguro, aún rezas por nuestra felicidad como lo hacías cuando estabas aquí a nuestro lado.<br />
Eres el ángel que nos cuida desde el cielo y protege todos nuestros pasos.<br />
Gracias mamá por todo lo que hiciste por nosotros, te queremos y te tendremos en nuestra memoria<br />
para siempre.<br />
Hoy lo que más quisiéramos es aunque sea por un momento, volverte a ver Mamá.
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CORAZÓN<br />
II. CELIA<br />
1917 – 2016<br />
Sesenta y ocho años han transcurrido desde que Celia llegó a la capital.<br />
Son muchos años vividos y para Celia fueron los más gratificantes.<br />
Lograrlo significó una lucha constante y en muchas ocasiones pasar por momentos difíciles e imposibles<br />
de olvidar, y vaya que Celia no olvida, a su avanzada edad siempre recordó todo y a detalle.<br />
Foto derecha: Celia 1926
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CORAZÓN<br />
III. PRIMEROS AÑOS<br />
Celia nació un 14 de octubre de 1917 en la ciudad del Cusco, en un pequeño pueblo llamado Santiago,<br />
lugar muy pintoresco, pues estaba rodeado de una naturaleza abundante, albergando pequeñas<br />
chozas de adobe que se veían levantadas al lado de un sendero ancho y eran parte del impresionante<br />
paisaje que Santiago ofrecía, de un cielo celeste con nubes tan blancas y suaves como el algodón.<br />
El aire que se respira ahí limpia hasta lo más profundo del alma, dando serenidad y tranquilidad.<br />
Ella pasó los primeros años de su infancia junto con sus padres Concepción Ramírez y Víctor Morante.<br />
Su hogar era cálido y confortable, dos características que solo se obtienen cuando hay cariño y humildad.<br />
Las bendiciones se daban todos los días en casa, estaban juntos y era lo único que importaba. Un día<br />
tuvieron una gran noticia, la llegada de un nuevo miembro a la familia. Se sentía la alegría y la ilusión<br />
por este nuevo bebé, un hermano o hermana para Celia.<br />
Sin embargo, otro fue el desenlace, el día del parto su madre y el bebé recién nacido, parten al cielo.<br />
Este evento cambió totalmente la vida de Celia y de su padre.<br />
Con este trágico suceso inicia la historia de Celia por superar lo presenciado y por lo que le depararía<br />
el destino en su vida. Ésta se remonta alrededor de noventa años atrás.<br />
Su hogar nunca volvió a ser el mismo, el agobiante dolor de la pérdida golpea cada día a Víctor, su<br />
padre, y a Celia.<br />
Foto derecha: Concepción y Víctor
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IV. VICTOR Y JOSEFA<br />
Víctor pasaba el tiempo trabajando y casi siempre llegaba tarde a casa. Celia trataba de cumplir con<br />
las labores del hogar en lo que ella podía, ya que era una niña. A su corta edad notaba que su padre<br />
tenía la mirada triste y se sentía solo.<br />
Al poco tiempo Víctor conoció a una mujer llamada Josefa Reyes. Celia nunca supo cómo ellos se conocieron.<br />
Pero notó que Víctor llegaba de buen humor a casa sonriendo y hasta cantando y eso alegraba<br />
a Celia también.<br />
Su padre llegó a casa un día con Josefa y la presentó a Celia, al principio ella era cariñosa y amable. A<br />
Celia le agradó y Víctor con esta buena química pide la mano de Josefa. Al comienzo Josefa y Celia se<br />
llevaban bien y su padre se mostraba contento. Llegaba a casa temprano y compartía con su esposa y<br />
con su hija Celia buenos momentos.<br />
Pero Josefa empezaba a sentir celos de la atención que Víctor le daba a Celia. Por lo que aprovechaba<br />
en darle obligaciones y responsabilidades de la casa.<br />
Al poco tiempo empezó a crecer la familia, Josefa le daba nuevos hijos a Víctor y por lo tanto más obligaciones<br />
para Celia, que tenía que hacerse cargo de sus hermanos.
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1 Víctor en compañía de su padre,<br />
hermanos y Josefa.<br />
2 Distrito de Santiago de Cusco<br />
3 Casona - Santiago de Cusco<br />
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V. TRANSCURRIA LA VIDA<br />
Josefa empezó a acusar a Celia de ser holgazana y de ser desobediente. Estas quejas molestaban a<br />
Víctor, ya que él llegaba cansado a casa luego de haber trabajado todo el día y para corregir el mal<br />
comportamiento, cómo era de costumbre, se utilizaba el famoso “San Martín” como forma disciplinaria.<br />
Estas escenas se repetían casi diariamente, ella optó por obedecer y de no defenderse más bajo<br />
esas circunstancias.<br />
Celia recuerda que amanecía muy temprano, antes que salga el sol preparaba el desayuno y así evitaba<br />
el mal humor de su padre de la noche anterior. “Agradece que estás haciendo el desayuno”- Víctor<br />
le decía a Celia mirándola en la cocina con su San Martín en mano.<br />
Los días que Celia se quedaba dormida y no despertaba a tiempo, Víctor la despertaba bruscamente<br />
para que haga sus deberes.<br />
El tiempo transcurría y la rutina era la misma, labores del hogar, trabajo en la chacra y cuidar a sus<br />
pequeños hermanos.<br />
Era agotador y el cansancio a veces la vencía. Sin embargo, debía reponerse porque el “San Martín”<br />
estaba a la orden del día.<br />
Nadie defendía a Celia, se sentía sola y sin salida. No le quedaba más que aguantar y ser fuerte por sus<br />
pequeños hermanos a quienes ella quería mucho. En los momentos que ella creía no poder más se<br />
escapaba donde su tía Laura, hermana de su verdadera madre.<br />
Laura la consolaba y siempre le decía que llegaría el día en que todo cambiaría para bien.<br />
Pasaban los años, transcurría la vida sin alicientes para Celia y así ella se iba convirtiendo en una jovencita.
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VI. SOMBREROS “SOTOMAYOR”<br />
Así pasaron sus días entre deberes y soñando con un futuro mejor. ¿Qué es lo que podría esperarle a<br />
Celia? A sus diecisiete años se sentía encerrada y sin oportunidades.<br />
Víctor y Josefa hacen planes para mudarse a un valle continuo, a Marcapata, con toda la familia, incluida<br />
Celia. Esto significaba para ella continuar con la misma rutina y alejarse de sus amistades que<br />
había logrado hacer.<br />
Un día se armó de valor y decidió refugiarse donde la tía Luisa, hermana de Josefa, quien, sabiendo de<br />
los constantes abusos cometidos por su hermana y por su pareja, le aconseja que se quede viviendo<br />
con ella para no seguir sufriendo los maltratos de que era víctima. Al enterarse Don Víctor que su hija<br />
mayor había decidido vivir con su tía, fue en busca de ella para increparle de una manera prepotente,<br />
queriéndola maltratar delante de Luisa, pero la tía le salió al frente pidiéndole que la deje en paz a su<br />
pobre hija y que tome en cuenta que en poco tiempo Celia iba a ser mayor de edad.<br />
El padre ante la defensa de la tía se tuvo que resignar, y no le quedó más remedio que dejarla en manos<br />
de Luisa, una mujer de buenos sentimientos. La tía Luisa le propuso buscar trabajo cerca donde<br />
vivían y ella aceptó gustosa.<br />
Cuando Celia tenía 20 años, su amiga Josefina le da la buena noticia que una fábrica nueva dedicada<br />
a la confección de sombreros llamada “Sotomayor” en la misma ciudad del Cusco, que eran distribuidores<br />
de sombreros en varios departamentos, estaba solicitando operarios. Celia estaba contenta por<br />
esta oportunidad, pero su problema era como pedir permiso a su padre porque aún era menor de<br />
edad. Le pide ayuda a su tía Evangelina, hermana de su mamá, y ella se compromete a hablar con<br />
Víctor.<br />
Llegado el día de hablar con el papá, este se opone, pero la tía le hizo entender que Celia ya deseaba<br />
independizarse, y ahora era el momento que la deje hacer algo por ella misma. Víctor tuvo que ceder<br />
y solamente aconsejarle que se cuide. Además, le preguntó dónde iba a vivir, pues la familia estaba<br />
viviendo ahora en Arequipa. La tía le dijo que ya habían visto ese tema y que ella se encargaría de<br />
cuidarla.
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Celia y Josefina se presentaron en la fábrica y ellas, junto con dos jóvenes más, fueron contratadas.<br />
Celia entró a trabajar a la fábrica, primero cortando las cintas para los sombreros.<br />
El carisma de esta joven, su ternura, sencillez y amabilidad a la hora de tratarla llamaba la atención de<br />
muchos en la fábrica, donde conoce a varios amigos entre ellos a Daniel que no le quitaba la mirada,<br />
fue un flechazo, logrando que los presentaran, pues era amigo de Josefina, la joven que le avisó del<br />
trabajo a Celia.<br />
Josefina vivía cerca de la fábrica y le propuso a Celia vivir juntas. Y así fue, Celia se fue a vivir a la casa de<br />
Josefina. La familia la recibió bien y la hospedaron dándole una habitación para que pueda descansar.
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VII. ASCENSO<br />
Los días que vinieron fueron de gran alegría para Celia, se levantaba temprano y se iba a trabajar con<br />
su amiga.<br />
Los días de descanso ayudaba en los quehaceres de la casa a la Sra. Victoria, la hermana de Josefina.<br />
Daniel en el trabajo entabló amistad con Celia y traía choclos y queso para compartir con ella y los<br />
amigos a la hora del almuerzo. Daniel estaba impresionado con la belleza de Celia, de sus agradables<br />
ojos verdes como el bosque, por su tez blanca como la nieve, por su cabello rubio como el sol y un<br />
envidiable cuerpo.<br />
Transcurrió el tiempo y ella aprendió rápidamente la confección de sombreros, hasta que un día la<br />
llamó a su oficina el dueño de la fábrica, el Sr. Sotomayor. Mientras ella se dirigía al segundo piso,<br />
sus compañeros empezaron a hacerle bromas y a silbarle diciéndole qué suerte tenía que la llame el<br />
dueño, Celia se puso colorada, pero más colorado estaba Daniel, pero de ira, pues pensaba que el Sr.<br />
Sotomayor tenía otras intenciones, pues Celia era una joven muy bonita.<br />
El Sr. Sotomayor en realidad llamaba a Celia para decirle que, estaba contento con su trabajo y que<br />
le había demostrado ser una buena trabajadora, y por eso le iba a subir de categoría y le iba a dar un<br />
aumento en su salario y que desde ese momento iba a dedicarse al armado de sombreros, siendo de<br />
ahora en adelante jefa del área de acabados.<br />
Cuando Celia salió de su oficina, estaba sonriente y muy contenta. A continuación, el Sr. Sotomayor<br />
bajó a la planta y les comunicó a todos los trabajadores la decisión del cambio de puesto de Celia,<br />
todos la felicitaron, y por supuesto a Daniel le regresó la tranquilidad y propuso que, para celebrar el<br />
ascenso de Celia, todos fueran a una picantería al salir del trabajo a festejar la buena noticia. Un motivo<br />
más para estar cerca de ella.
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VIII. CELIA Y DANIEL<br />
Daniel en su afán de cortejar a Celia la invita a conocer a su hermana Rosa, con quien se hacen muy<br />
buenas amigas. Al tiempo de conocerse se hacen enamorados y Rosa festejaba la relación pues anhelaba<br />
que los dos sean pareja. Eran tiempos bonitos para Celia, estaba enamorada y sentía que Daniel<br />
era su protector.<br />
Celia se entera que su familia había regresado al Cusco y busca a su papá para contarle que estaba<br />
trabajando y que estaba enamorada de Daniel. Víctor pide conocer a su enamorado, y Celia coordina<br />
un encuentro donde le presenta a Daniel.<br />
Víctor luego de conocer a Daniel desaprueba la relación, porque quería alguien mejor para su hija<br />
con una mejor posición en la vida, y Daniel estaba empezando igual que Celia. Discute con su hija y le<br />
dice que se olvide de él y su familia. Celia triste y molesta se refugia en la casa de Rosa, quien le ofrece<br />
quedarse a vivir con ella.<br />
Al final Celia acepta ir a vivir a casa de Rosa, desde luego Daniel era el más entusiasmado con esta<br />
noticia. Al poco tiempo, los dos se hicieron novios, hasta que un día Daniel le pidió matrimonio y se<br />
casaron civilmente. Se quedaron a vivir en casa de Rosa, formaron su hogar, todo era bonito, reinaba el<br />
amor, la alegría, todo lo que una pareja debe reflejar cuando están enamorados. Producto de ese amor<br />
Celia quedó embarazada y Dios bendice su relación naciendo su primera hija, Carmen.<br />
Pero la vida le jugaría nuevamente una mala pasada. Carmen, luz de sus ojos y su gran adoración. Era<br />
lo más hermoso que le había sucedido en mucho tiempo, pero la muerte se la arrebató. Carmen murió<br />
al año de nacida con fiebres altas producto de la difteria. Lloraba Celia desconsolada junto al río por<br />
la muerte de su bebita, y se le acercó una anciana diciéndole: “¿Por qué <strong>llora</strong>s niña?”, “He perdido a mi<br />
hijita que era lo más bello de mi vida”, le contestó Celia. “No llores preciosa, todas esas lágrimas se convertirán<br />
en muchos hijos que pronto tendrás”. Y se cumplió su premonición. Al tiempo tuvieron tres<br />
hermosos hijos: Julia, Cristóbal y Alejandro.<br />
Transcurrió el tiempo y fueron cambiando las cosas en su matrimonio. Daniel salía muy seguido a<br />
reuniones, llegaba tarde a casa y producto de la continua ingesta de alcohol, actúa agresivamente<br />
contra Celia y sus hijos. Todo eso le hizo daño a ella y fue mermando el amor que sentía por su pareja.
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CORAZÓN<br />
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1<br />
2<br />
Pasados tres años bajo la misma situación un día se encontró con Cleofé, una amiga que conoció en<br />
casa de su tía Luisa. Cleofé tenía fama de ser adivina, reconocida por muchos en ese lugar, ya que<br />
siempre acertaba lo que predecía. La invita a conversar a su casa y así fue. Celia le mintió a Daniel<br />
diciéndole que se iba al mercado y se fue a casa de Cleofé para que le leyera las cartas.<br />
Cuando llegó a la casa de Cleofé, había una cola interminable de gente, esperando ser atendidos, pero<br />
ella salió y la hizo pasar. Celia comenzó a contar su historia, su infancia, su etapa de matrimonio, las<br />
desilusiones y el comportamiento a veces agresivo de su pareja, lo cual ella con la experiencia ya vivida<br />
no podía soportar más. Cleofé le leyó las cartas y le dijo: “Tu futuro está en un lugar cerca al mar,<br />
allí tu vida cambiará, pasarás por algunos problemas, pero al final tendrás la tranquilidad deseada”.<br />
De regreso a su casa estaba tan contenta que su esposo lo notó y le preguntó el porqué de tanta felicidad.<br />
Ella no quiso guardar el secreto y sin reparos le dijo que una amiga que vio su futuro en las cartas<br />
le vaticinó que pronto viviría en la costa y sería feliz. Él le contestó mofándose: “¡Ay! En tonterías estás<br />
creyendo, en brujas, en adefesios. Eso es mentira”.<br />
1 Rosa Moreano<br />
2 Daniel, Celia e hijos (Julia, Cristóbal y Alejandro.).
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CORAZÓN<br />
IX. EL GRAN VIAJE<br />
Celia no desistió de la idea de viajar lejos de todo lo que le producía dolor y mientras Daniel se iba a la<br />
fábrica de zapatos donde trabajaba, ella comenzaba a averiguar por su parte todo lo relacionado con<br />
su viaje y el de sus hijos, porque su meta era irse con sus tres pequeños a la capital.<br />
A ella ya no le importaba Daniel ni sus maltratos, como sea deseaba salir de esa ciudad e irse lo más<br />
pronto posible, es por ello que cada mes iba juntando dinero, iba viendo la ropa que iba a llevar para<br />
sus hijos, dónde se iba a alojar, dónde iba a trabajar, entre otras cosas.<br />
Pasaron cuatro meses, con la esperanza que su pareja apoye la decisión tomada, pero al contrario Daniel<br />
seguía por la misma senda de libar licor y de llegar tarde a casa.<br />
Una mañana Celia cansada de todo, pensó que ya no podía seguir así, que el momento de realizar su<br />
sueño no podía esperar ni un minuto más, es que se armó de valor y le dijo a Daniel: “Me voy con mis<br />
hijos al lado del mar, así que reúneme plata y embárcame”. Daniel se quedó mudo al verla con tanta<br />
determinación y le contestó: “¿Qué? Eso no va a pasar, no”. Celia le refuta diciéndole: “Si quieres sigue<br />
con tu vida y sé feliz, pero a mí déjame buscar mi felicidad. No te das cuenta que a tu lado lo único que<br />
encuentro es que me agredas a mí y a mis hijos cuando tomas, y no quiero esa vida para ellos porque<br />
yo ya lo he pasado”.<br />
Él, asustado por la decisión de Celia corre en busca de su hermana Rosa y le pidió que convenciera<br />
a Celia para que no lo dejara. Su cuñada Rosa inmediatamente fue donde Celia y <strong>llora</strong>ndo la trató de<br />
convencer diciéndole que ella sola no podría mantener a tres criaturas, que era mala al quitarles la<br />
presencia de su padre.<br />
Rosa, viendo que no podía convencer a Celia le propuso que se fuera a Lima, pero junto con Daniel, y<br />
que ella correría con los gastos del viaje. Después de muchos argumentos dichos por Rosa para llegar<br />
al <strong>corazón</strong> de Celia, y la más fuerte era el de no dejar a los niños lejos de su padre, es que finalmente<br />
ella aceptó.
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Llegó el día el viaje, Celia estaba en Santa María donde se encontraban los transportes terrestres. Ella<br />
en silencio pensó: “Señor, ayúdame a encontrar mi felicidad”, por fin se iba a hacer realidad el sueño de<br />
viajar con sus hijos en un ómnibus interprovincial, con asientos cómodos y confortables con destino<br />
a Lima, sueño que imaginaba todos los días; pero grande fue su sorpresa al ver que su ómnibus era en<br />
realidad un camión de carga, con bloques de paja como asientos, viajando entre los bultos del camión.<br />
Ese fue el gran viaje de Celia a la capital.
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CORAZÓN<br />
X. LA CASA PROPIA<br />
Al llegar a Lima, no tenían un lugar estable donde vivir; se alojaron primero en la casa de una amistad,<br />
el Sr. Pinto, luego consiguen una vivienda precaria, donde reciben apoyo de Cristina, prima hermana<br />
de Celia y finalmente Daniel consigue que su hermano Tomás que vivía en la Calle Risso, en una quinta<br />
en el distrito de Lince, pueda darles una habitación, ya que su hermano Manuel y familia dejaron<br />
desocupada parte de la casa para irse a vivir a La Parada, pues tenían su negocio de frutas en ese lugar.<br />
El lugar no era lo esperado, era un sitio donde había un lavadero común para todas las familias del<br />
solar y a la hora de lavarse tenían que compartir con las demás personas que vivían allí.<br />
Establecidos en casa de Tomás se pusieron a trabajar. Daniel como zapatero y Celia como lavandera.<br />
Pasó el tiempo y la relación entre Celia y Daniel mejoró, lo cual se reflejó en la llegada de cuatro hijos<br />
más, Alicia, Roberto, Manuel y Daniel.<br />
Convivir con la familia del esposo en ese solar no fue nada agradable, con Tomás, su cuñado, discutían<br />
continuamente, porque siempre estaba gritando a sus hijos, él no tenía hijos, era soltero, de ocupación<br />
sastre, tenía poca paciencia con los niños. Al poco tiempo también se mudó a ese mismo lugar el hermano<br />
menor de su esposo llamado Jacinto, con su esposa e hijos, quienes no eran cuidadosos con sus<br />
menores primos Manuel y Daniel, ellos siempre salían mal parados en sus juegos.<br />
Celia en su afán de ahorrar dinero acompañada de uno de sus hijos menores, Roberto, tocaba las puertas<br />
de las casas vecinas ofreciendo sus servicios para lavado de ropa. Su hijo Cristóbal desde muy<br />
joven ayudaba en los gastos del hogar trabajando primero en una tienda y luego en una ferretería<br />
en Lince. Julia, la hija mayor también trabajaba en las oficinas de una empresa automotriz para salir<br />
adelante.<br />
De esa manera fueron ahorrando dinero poco a poco para lograr el sueño de la casa propia. Y lograron<br />
su propósito, compraron una casa grande, en un primer piso, en el mismo distrito de Lince, pero que<br />
estaba ocupada por unos inquilinos.
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3<br />
Celia seguía sufriendo esperando que desocuparan la casa, yendo constantemente a verla, hasta que<br />
llegó el día que por fin se fueron, pero al abandonarla no dejaron la llave a los nuevos dueños, la familia<br />
Moreano Morante.<br />
Todos fuera de la casa sin poder entrar. Gentilmente los vecinos del segundo piso, la familia Marcovich,<br />
permiten ingresar por el interior de su casa hacia el patio del primer piso. El elegido en esta misión fue<br />
Manuel, quien se convirtió en el primero en ingresar a la casa y abrir la puerta a todos los demás.<br />
La casa era cómoda, parecía un palacio, porque después de vivir apiñados tanto tiempo, por fin podían<br />
vivir en una casa amplia.<br />
Daniel, por su parte cambió, se esforzaba trabajando con ahínco, se preocupaba más de sus menores<br />
hijos, dedicándose íntegramente al bienestar de toda su familia.<br />
Todo lo que predijo su amiga Cleofé se iba cumpliendo lentamente, el tener una casa propia, el tener<br />
menos problemas, el tener una familia sólida y modelo de muchas familias, pues Celia siempre inculcó<br />
en sus hijos la unidad familiar.<br />
1 Familia Moreano 2 Celia e hijos en la casa de Risso 3 Casa Almirante Guisse 1823
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XI. DE REGRESO A CUSCO<br />
Al viajar de visita al Cusco, una vez Celia decidió averiguar, junto con Daniel, sobre el paradero de su<br />
padre y demás hermanos. Se enteró por una vecina que vivía frente de la casa de ellos, que la familia<br />
se había mudado a Lima hacía buen tiempo. Julia, su hija mayor, le confirma que Víctor estaba en Lima<br />
mediante un telegrama, pues daba la casualidad que, durante su ausencia, el abuelo se había presentado<br />
en la casa de Lince con una de sus hijas, y pide que cuando Celia regrese le llame por teléfono<br />
para encontrarse.<br />
De regreso a Lima, Celia se comunica con su hermana Elvira, y ella le confirma el deseo de Víctor para<br />
encontrarse nuevamente con ella y su familia a la que él no conocía.<br />
El día llegó, Celia recibió con un fuerte abrazo a su padre Víctor. Ella no sintió rencor contra él, ya<br />
que siempre lo había amado a pesar del alejamiento de tantos años. Ella pensaba que lo único malo<br />
era que él siempre se dejaba influenciar por su mujer. Lloraron, rieron y dejaron atrás el pasado. Celia<br />
presentó a su padre a cada uno de sus hijos, primero los hombres salieron haciendo fila, Cristóbal, Alejandro,<br />
Roberto, Manuel y Daniel y luego Julia y Alicia las hijas mujeres. Al final fue una tarde donde<br />
pasaron un momento muy agradable toda la familia junta.<br />
A pesar de lo dicho por Leonidas, eso no le importó a Celia, siempre visitaba a sus hermanos y en especial<br />
iba a la casa de su hermana Elvira, donde estaba alojado su padre y pasaban gratos momentos.<br />
Una tarde, su papá estaba mirando como de costumbre por la ventana. Se sentó mal en la silla y se<br />
cayó. Al momento de caer, se golpeó la cabeza, cayó desmayado y lamentablemente falleció en el acto<br />
producto del golpe.<br />
A raíz de este suceso tan triste, Celia se enteró de muchas cosas malas que sus hermanos le habían<br />
hecho a su padre y eso fue lo que terminó con la conexión con su familia. Con esto, pudo darse cuenta<br />
que no sólo ella sufrió en esta historia, sino que también su padre, quien tuvo que aceptar todo maltrato<br />
de los seres que había engendrado con Josefa y a quienes les había dado tanto.<br />
Celia a pesar del tiempo, estuvo viajando a su tierra natal, pero se sintió muy defraudada por todo el<br />
daño que le hicieron pasar sus seres queridos.
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1 1<br />
Sus hermanos no sabían todo el sufrimiento que pasó. Ella no parecía ser hermana de ellos, sino una<br />
empleada doméstica de la que se aprovecharon con facilidad. Rencor por su madrastra no sentía, sólo<br />
Dios es el único que se encargaría de juzgar todo el mal que le hizo pasar.<br />
La vida continuó y todo esfuerzo fue volcado para darles bienestar y educación a sus hijos, formándolos<br />
como personas de bien, de buenos sentimientos, inculcándoles que la unión entre hermanos es lo<br />
más importante.<br />
1 Celia y Daniel en Sacsayhuamán
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XII. LA FAMILIA FUE CRECIENDO<br />
Y la familia fue creciendo, sus hijos se fueron casando y formaron sus propias familias. Julia se casó<br />
con Gerardo y tuvieron a su hija Sandra. Cristóbal se casó con Estela y nacieron sus hijas Viviana y<br />
Jessica; Roberto se casó con Matilde y tuvieron a sus hijas Priscila y Johana, Alicia se casó con Alberto<br />
y nacieron sus hijos Jean Carlo y María Gissel y Daniel se casó con Rosana y tuvieron sus hijas Roxana<br />
y Giuliana, Manuel y Alejandro son los tíos queridos, consentidores de todos los sobrinos.<br />
Celia se sentía feliz de estar siempre rodeada de sus nietos Viviana, Sandra, Priscila, Jean Carlo, Jessica,<br />
Johana, María Gissel, Roxana y Giuliana.<br />
Y Dios le dio la bendición de conocer a sus bisnietos Nicoll, Fabricio, Braulio, Matías, Nicolás, Francesca,<br />
Jesús y el pequeño Gianfranco.<br />
Han transcurrido muchos años que Celia dejó ese pasado no tan grato y debemos admitir que ella<br />
siempre ha sido una mujer muy luchadora y emprendedora, pues esta historia, que muy bien creemos<br />
que sólo sucede en las películas, también ocurre en la vida real..
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CORAZÓN<br />
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Hijos de Celia<br />
Hijos de Celia: Manuel, Cristobal, Alejo, Roberto, Daniel, Julia y Alicia.
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Nietos de Celia<br />
Nietos de Celia: Roxana, Jessica, Sandra, Giuliana, Jean Carlo, Viviana, Priscila, Yoanna, Gissel.
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Biznietos de Celia<br />
Biznietos de Celia: Francesca, Braulio, Gianfranco, Nicolás, Nicoll, Jesús, Frabrizio, Mathias.
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LLORA, LLORA<br />
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Cristobal y su familia
LLORA, LLORA<br />
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Julia y su familia
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Roberto y su familia
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Daniel y su familia
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Alicia y su familia
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Alejo en familia
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Manuel en familia
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Fotos familias Moreano y Morante<br />
1<br />
2<br />
1 Familia Morante 2 Compartiendo con la familia Moreano
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XIII. POR SIEMPRE CELIA<br />
Han transcurrido muchos años que Celia dejó ese pasado no tan grato y debemos admitir que ella<br />
siempre ha sido una mujer muy luchadora y emprendedora, pues esta historia, que muy bien creemos<br />
que sólo sucede en las películas, también ocurre en la vida real..<br />
Celia pasó por muchas penurias, pero después de la tormenta llegó la calma y ahora que goza de la<br />
paz y el eterno descanso al lado de nuestro Señor Jesucristo, es para muchos un ejemplo a seguir, por<br />
su fortaleza como mujer y madre.<br />
Sus hijos, nietos y bisnietos siempre la recordaremos, querremos y respetaremos por su valentía y<br />
entereza ante las vicisitudes de la vida.
LLORA, LLORA<br />
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LLORA, LLORA<br />
CORAZÓN<br />
ANÉCTODAS DE CELIA<br />
EL SAPO<br />
Celia contaba que una vez estaba con unos amigos y amigas tomando chicha en una chacra festejando<br />
su cumpleaños. A ella le dio ganas de miccionar y se fue atrás de unas piedras, cuando de pronto<br />
sintió unos ojos brillantes que la miraban, era un sapo amarillo enorme. Asustada salió corriendo<br />
donde estaban sus amigos. Les contó lo sucedido y todos fueron corriendo a buscar al sapo. No encontraron<br />
nada. Le dijeron: Celia eso era un tapado, debiste haberle tirado tu calzón para atraparlo.<br />
Eso era una creencia de descubrir oro y que era muy común en la sierra. Lástima, como ella no sabía<br />
nada lo perdió. Luego bajaron al pueblo a seguir festejando y olvidarse del susto<br />
LOS OBISPOS<br />
En las catacumbas de la Catedral del Cusco se conservan las momias de los obispos del lugar, quienes<br />
están sentados. Los encargados de la iglesia, cada cierto tiempo acostumbraban a cortarles las uñas<br />
de las manos y de los pies, así como el cabello cuando les crecía.<br />
Durante una excursión escolar que visitaba la catedral, uno de los alumnos se burló de los obispos,<br />
jalándole el pelo a uno de ellos ante la risa de sus compañeros. Esa noche, mientras dormía, se le apareció<br />
el obispo del cual se había burlado el escolar y le dijo que de ahora en adelante él tenía que ir a<br />
cortarles las uñas y el pelo cada cierto tiempo, como castigo por burlarse de los muertos. Asustado el<br />
chico cumplió al pie de la letra tal trabajo y aprendió la lección.
LLORA, LLORA<br />
CORAZÓN<br />
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CORAZÓN<br />
ANÉCTODAS DE CELIA<br />
EL TAPADO<br />
Esta anécdota ocurrió en casa de la tía Rosa, hermana de Daniel. Cuenta mamá Celia que la casa de la<br />
tía Rosa era inmensa, llena de plantas y flores.<br />
Un día le vendió a una comadre, una señora muy humilde, un pequeño espacio de la casa para que<br />
pueda construir su casita. Cuando estaba en plena construcción la comadre se encuentra un tapado<br />
de oro, escondido en una parte del terreno. Inmediatamente construye una casa de 3 pisos, adquiere<br />
un carro y pone un negocio.<br />
Esto llamó la atención de la tía Rosa, porque se preguntaba de donde salió todo ese dinero. Finalmente<br />
la comadre le confesó lo sucedido y la tía Rosa comenzó a hacer huecos por toda su casa para ver si<br />
encontraba otro tapado, pero la suerte fue solamente de su comadre.<br />
LOS INDIECITOS<br />
Un pastor de ovejas siempre pastaba en el monte junto a los cañaverales, era muy pobre y vivía en<br />
una casucha de esteras. Un día cansado se queda dormido al lado de los cañaverales y lo despierta<br />
la música de unos huaynos que eran tocados por unos indiecitos pequeños. Se hicieron amigos y se<br />
veían cada vez que el pastor iba al monte.<br />
Un día uno de los indiecitos le obsequia un atado con choclos, diciéndole que lo abra en su casa, que<br />
ese regalo le iba ayudar en su vida porque era un buen hombre. Él al llegar a su casa se dispone a<br />
cocinar los choclos que le habían regalado, pero grande fue su sorpresa al ver que los choclos eran de<br />
oro puro.<br />
Al día siguiente regresó al monte a darles las gracias a sus amigos, y ellos le advirtieron que no comente<br />
a nadie quién le había entregado las mazorcas de oro, de lo contrario nunca más se volverían<br />
a encontrar.
LLORA, LLORA<br />
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Esto cambió la vida del pastor, se compró una casa, se mandó poner dientes de oro entre otros beneficios.<br />
La envidia de sus amigos por saber cómo consiguió el oro, hace que con engaños lo emborrachen para<br />
que les cuente la verdad, y consiguen que les dé las señas del lugar exacto.<br />
Pero al llegar al lugar no encontraron nada. Los indiecitos cumplieron lo que le dijeron al pastor, de no<br />
saber nunca más de ellos
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LLORA, LLORA<br />
CORAZÓN<br />
ANÉCTODAS DE CELIA<br />
LA CHINCANA<br />
Contaban Daniel y Celia que había varias cuevas a las que se les llamaba chincanas. Las había grande,<br />
mediana y pequeña, y no se sabía qué tan profundas eran ni qué había en su interior. Unos universitarios<br />
curiosos se pusieron de acuerdo para investigar en la chincana más grande.<br />
Se prepararon para ingresar llevando linternas, alimentos en sus mochilas y se ataron unos a otros con<br />
cuerdas a la cintura para no perderse, ya que adentro reinaba la oscuridad. Fueron entrando por los<br />
pasajes de la cueva teniendo cuidado en no caer en las cavernas. Sin darse cuenta las paredes fueron<br />
cortando la soga que los unía y cada uno tomó un camino diferente y se perdieron.<br />
Cuenta la historia que uno de ellos caminando sin rumbo tratando de encontrar una salida, se fue<br />
quedando sin alimento y sin batería en la linterna; sumido en la oscuridad estuvo varios días perdido<br />
en esas cuevas, como único alimento solamente le quedaba el chuparse los dedos. Hasta que encontró<br />
un riachuelo y se arrodilló a beber, pero grande fue su sorpresa ya que no era agua sino oro líquido lo<br />
que corría por él, a su alrededor vio maizales y al acercarse a coger los choclos para comerlos eran mazorcas<br />
de oro. Recogió entonces varias mazorcas para luego proseguir su camino, encomendándose<br />
a la Virgen del Carmen a quien promete hacerle una corona con el oro si lo llegaba a salvar. Pero como<br />
cada vez estaba más débil, una a una se le fue cayendo.<br />
Es así que aparece debajo de la Catedral y comienza a golpear el piso del altar, justo en el momento<br />
que se estaba celebrando una misa. El sacerdote y los feligreses se asustaron con el ruido, pero investigaron<br />
de dónde provenía el sonido y llegan a ver al joven y lo rescatan casi sin fuerzas. Él cuenta su<br />
aventura y entrega al sacerdote el único choclo de oro que le quedaba, pidiéndole que le confeccionen<br />
la corona a la Virgen como le había prometido si lograba salir de la chincana. El universitario se encontraba<br />
muy débil, trataron de alimentarlo, pero fue en vano, su cuerpo no resistió y murió.<br />
A raíz de lo sucedido otras personas se quisieron aventurar a ingresar a la chincana, pero lo extraño<br />
fue que se inundó la cueva y se formó un manantial que hasta ahora existe.
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CORAZÓN<br />
ANÉCTODAS DE CELIA<br />
CABRITO AL HORNO<br />
Cuenta mi mamá que, en uno de sus viajes al Cusco, unos compadres los invitaron a una reunión familiar,<br />
donde había buenos tragos, baile y buena comida. El plato principal era cabrito al horno, con<br />
papas, ají y choclo.<br />
El dueño de la casa les preguntó a los comensales si les había gustado la comida y todos contestaron<br />
que estaba muy rico. Al rato el compadre sacó una fuente con varias cabezas de gato y les dijo que el<br />
plato que habían comido se llamaba “Cabrito de gato”, hay que imaginar la cara que pusieron todos,<br />
pero ya no podían hacer nada, así que continuaron con la fiesta.<br />
LOS AMIGOS<br />
Mi mamá nos contó en una oportunidad que había dos amigos que siempre paraban juntos, eran<br />
como hermanos. Siempre se preguntaban si había otra vida después de la muerte, hasta que un día<br />
se prometen que el que muera primero vendrá a contarle al otro qué ha visto en el más allá, si existe el<br />
cielo y el infierno. Todos sabían del juramento que se habían hecho los amigos.<br />
Pasó el tiempo, uno de ellos muere y el otro triste esperaba que su amigo cumpla la promesa que se<br />
habían hecho. Un día lo encuentran muerto también, botando espuma por la boca y con los ojos desorbitados.<br />
Dice la gente que murió de la impresión, que había regresado su amigo y había cumplido<br />
su promesa.
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VIVENCIAS FAMILIARES<br />
REUNIÓN DE FIESTAS PATRIAS<br />
Se hizo una tradición familiar, que los 28 de julio toda la familia se reúna en la casa, junto con nuestros<br />
padres Daniel y Celia, para festejar los cumpleaños de Cristóbal del 27 de julio y de Daniel el día 28. Al<br />
principio nos reuníamos los siete hermanos con nuestros padres.<br />
A medida que fue pasando el tiempo, las reuniones fueron mejorando cada vez más. La casa se adornaba<br />
con banderitas, escarapelas y globos rojos y blancos. Todos los hermanos llegaban con sus familias<br />
trayendo ricos potajes, dulces, gaseosas y licores para el brindis. Matilde sacaba sus famosas ollas<br />
de barro para decorar la mesa con la comida que iba llegando, los postres no podían faltar y además<br />
las tortas para cantarles a los cumpleañeros.<br />
A medida que pasaba el tiempo la familia iba aumentando, ahora también los nietos participaban.<br />
Pero como eran Fiestas Patrias no podía faltar la ceremonia de la Proclamación de la Independencia y<br />
de eso se encargaba Alicia, quien con la bandera peruana en la mano se subía a una silla a declamar el<br />
famoso discurso del General San Martín, siendo ovacionada por todos los presentes.<br />
Esta reunión llenaba de alegría a nuestros padres con quienes pasábamos un día muy especial, momentos<br />
que nunca olvidaremos y que quedarán grabados en nuestros corazones, donde todos y cada<br />
uno de nosotros brindaba su cariño a nuestros padres, que ahora desde el cielo nos estarán acompañando<br />
siempre.
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VIVENCIAS FAMILIARES<br />
SAN MARTINCITO<br />
Alejo siempre tenía la costumbre de esconder los chicotes (sanmartincitos) que te hacían bailar marinera<br />
y huaynos sin música cuando nos portábamos mal, los tiraba al techo del vecino o los perdía en<br />
la calle. Ya por cansancio mamá y papá dejaron de comprarlos, es así que nos corregían ya no con correazos<br />
sino hablando con palabras bonitas y claras para no repetirlas, con mucha paciencia y cariño,<br />
a todos por igual, hasta que poco a poco les hicimos caso y nos portamos mejor.<br />
EL TIEMPO LO DIRÁ<br />
Cuenta Alejo: “Mi mamá siempre me esperaba en las noches para comer juntos, y siempre me decía<br />
que cuando ella muera a mí me iba a llevar, y luego a Manuel, y yo le decía que por qué, me tenía seco<br />
con eso, pero para que no reniegue le seguía la corriente, de repente se cumple lo que ella me decía, ja<br />
ja ja… el tiempo lo dirá”.
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VIVENCIAS FAMILIARES<br />
APOYANDO EN CASA<br />
Como éramos una familia numerosa, hubo momentos difíciles para sostenernos. Mamá lavaba ropa<br />
del carnicero del mercado, con ello ayudaba a mi papá con la comida, le regalaban huesos de manzana,<br />
mondongo y algo de carne. En esa época éramos ya cinco hermanos (Julia, Cristóbal, Alejandro,<br />
Alicia y Roberto). Julia y Alejo también ayudaban a una señora verdulera en el mercado y les regalaba<br />
verduras para aumentar la comida. Todos colaboraban, siempre estábamos unidos.<br />
AVENTURAS DE MARCELINO<br />
Un día mis papás fueron a una reunión familiar a La Parada y llevaron a Roberto con ellos. Roberto<br />
tenía 7 años y en un descuido se desapareció de la casa. Todos se asustaron y salieron a buscarlo, mi<br />
mamá creía que se lo habían robado, pero lo encontraron a la vuelta de la casa, parado en la puerta<br />
de una picantería viendo el baile y a la orquesta que estaba tocando. Fue un encuentro muy emotivo<br />
para mi mamá, desde ese momento ya no lo dejaba solo para nada puesto que Roberto era muy travieso,<br />
y como se parecía a Marcelino Pan y Vino, un niño de películas españolas, mamá temía que se<br />
lo vayan a llevar.
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VIVENCIAS FAMILIARES<br />
EL CHEFF DE LA CASA<br />
Manuel cuenta: “Cuando era pequeño acompañaba a mi mamá al mercado, ahí conocí a sus caseras,<br />
me decían el gringo o blanquiñoso y me regalaban fruta y riñones de carnero. Mamá se ponía contenta.<br />
Al regresar a casa me metía a la cocina para ver lo que ella preparaba y así fui aprendiendo a cocinar.<br />
Pasaron los años y cuando mis padres viajaban al Cusco yo me quedaba cocinando a la familia y<br />
a todos les gustaba mi sazón”.<br />
HIJA, QUE RICO COCINAS<br />
Comenta Manuel: “Cuando mi mamá se quedó sola, luego de la muerte de mi papá, me hice la promesa<br />
de cuidarla, han pasado 26 años y la cumplí, me convertí en su cheff, le preparaba sus gustitos, lo<br />
que ella quería comer. Celia se equivocaba cuando me daba las gracias y me decía: ‘Gracias hija, está<br />
rico’. Lo malo era que a veces lo decía delante de todos”.<br />
QUE RICO SOL<br />
Manuel comenta: “Voy a extrañar el verano, porque me pedía ir al patio para tomar el sol, a los dos nos<br />
gustaba solearnos un rato y compartir el calor”.
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VIVENCIAS FAMILIARES<br />
SANDWICHS DE POLLO<br />
En casa mi mamá criaba a 7 pollitos, cada uno tenía su nombre y eran las mascotas de la casa, luego<br />
fueron creciendo y como mi mamá les daba de comer y los tenía bien cuidados, nos habíamos encariñado<br />
con ellos.<br />
Hasta que un día, para una reunión familiar, cuando llegamos de la calle, mi mamá nos dijo que los<br />
había matado para preparar sandwichs de pollo para los invitados. Ya podrán imaginarse la cara que<br />
pusimos, nadie quería comer. Hasta que llegó Alicia de visita, y se llevó a su casa los sandwichs que<br />
quedaron y se dieron un banquete en nuestro nombre.<br />
PILOTO VOLADOR<br />
Cuenta Daniel: “Una vez cuando jugaba con un carrito a pedal, mis hermanos me impulsaban de atrás<br />
para que vaya más rápido, pero fue tanto el impulso que me estrellé contra un poste, salí disparado del<br />
jeep e impactó mi cara con el poste, me salía sangre de la nariz.<br />
Cuando me llevaron a la casa, todos asustados y yo <strong>llora</strong>ndo todo golpeado, mi mamá casi los mata,<br />
así cuidan a su hermano”.
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VIVENCIAS FAMILIARES<br />
SIEMPRE UNIDOS<br />
Palabras de Manuel: “Siempre la voy a recordar, ella me tuvo en sus brazos cuando yo nací y cuando<br />
ella se fue, yo la tuve en mis brazos. Sus palabras fueron ‘Siempre unidos y cuando alguien te visite,<br />
sírvele un plato, hay que compartir y cuida a tus hermanos’. Sus recuerdos siempre estarán con nosotros<br />
y quedarán presentes en nuestros corazones.”<br />
FLORES PARA UNA FLOR<br />
Cuando Daniel regresaba del colegio recogía flores de los jardines y le llevaba un ramo a su mamá y<br />
ella se alegraba mucho.<br />
SIEMPRE MAMÁ<br />
Daniel comenta: “Mi mamá me consentía, me acompañaba al colegio cuando era pequeño y hasta<br />
cuando decidí estudiar en la ESEP me ayudó a elegir y me apoyó incondicionalmente.
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ORIGEN DEL APELLIDO<br />
MORANTE<br />
El origen del apellido Morante es muy antiguo, conociéndose sus puntos de partida: Burgos, Valladolid,<br />
León y Palencia.<br />
Pero no todos los tratadistas están de acuerdo y lo hacen originario del valle de Cabuerniga, en Santander,<br />
donde los Morante poseyeron casa solariega. Uno de sus miembros, don Juan de Morante pasó<br />
a Granada como oidor de su Real Chancillería en 1,587.<br />
Muchos de los miembros del apellido pertenecieron a diversas Órdenes Militares con preferencia hacia<br />
la de Santiago.<br />
En 1,772, fue admitido en el Estado Noble don Juan Morante de la Madrid, después que el Santo Oficio,<br />
de Logroño, certificase su limpieza de sangre.<br />
Nuestros primeros ancestros, Gerardo Morante casado con Manuela Corrales quienes fueron padres<br />
de Pablo Morante Corrales se casó con María Ángela Hurtado, nacido en 1868, quien tuvo 6 hijos Justo<br />
Bernabé, María Mercedes Aurelia, Luis Bonifacio, Gregorio, Víctor Tomas Mariano y Pablo, de los cuales<br />
solo sobrevivieron 3 Justo, Víctor y Pablo y nació el último llamado Juan. Ellos nacieron en Arequipa,<br />
Perú.<br />
El abuelo Víctor Tomás Morante Hurtado, nació en Arequipa el 06 de marzo de 1897. Murió en Lima el<br />
07 de febrero de 1975.
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CANCIÓN PREFERIDA<br />
LLORA, LLORA, CORAZÓN<br />
De: Carmencita Lara<br />
Tú representas las olas<br />
Y yo las playas del mar<br />
Vienes a mí y me acaricias<br />
Me das un beso y te vas<br />
Llora, <strong>llora</strong> <strong>corazón</strong><br />
Llora si tienes porque<br />
Que no es delito en el hombre<br />
(bis)<br />
Llorar por una mujer<br />
Por no quererte olvidar<br />
Me está matando el dolor<br />
Aunque mi cara sonría.<br />
Me estoy muriendo de amor (bis)<br />
Llora, <strong>llora</strong> <strong>corazón</strong>……<br />
Por ti he perdido a mis padres<br />
Por ti la gloria perdí<br />
Ahora me vengo a quedar<br />
Sin padre, sin gloria y sin ti<br />
(bis)<br />
Llora, <strong>llora</strong> <strong>corazón</strong><br />
Llora si tienes porque.<br />
Que no es delito en el hombre<br />
Llorar por una mujer (bis)<br />
Llorar por una mujer
LLORA, LLORA<br />
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