Malapascua y el Zorro

Por: Esperanza Guerrero H.
Foto: Matt Reed
Tras el zorro de los océanos
Hay que viajar a la lejana isla de Malapascua, Filipinas para
maravillarse con el tiburón Thresher, ícono de la isla.
I
niciaré este relato de la la aventura que mi
compañera de buceo y amiga Rocío y yo
emprendimos con destino a Filipinas para
conocer a ¡El Zorro!
Y no hablo del filme protagonizado
por Antonio Banderas sino de un elusivo
personaje de las profundidades, hermoso, elegante,
estilizado, capaz de hacer palidecer de
envidia a Banderas en cualquiera de sus roles
protagónicos: “El tiburón Thresher, el zorro de
los océanos”
El Thresher Shark conocido científicamente
como Alopias Pelagicus, puede llegar
a medir hasta 6 mts. desde su cabeza hasta la
punta de cola, que es la característica que le da su
nombre, pues como un zorro tiene una larga cola
que puede abarcar hasta el 50% de su cuerpo.
Se alimenta de peces y calamares
que atrapa por medio de latigazos que da con
su cola para acorralar a sus presas, y algunas
veces también la usa para aturdirlos; de cuando
en cuando también gusta saltar fuera del agua
siendo un espectáculo visual para los afortunados
buceadores que han podido verlo.
En el Mar de Visayas
Filipinas
Normalmente vive en aguas profundas, además de ser una criatura
nocturna por lo que es difícil para los buceadores encontrarse con ellos, sin embargo
existe un lejano lugar en donde esta esquiva criatura puede observarse,
este lugar se llama Malapascua, una isla en el Mar de las Visayas en la región
de Cebu en Filipinas, donde los paisajes de ensueño acompañan a la vida diaria
en su eterno acontecer.
turismo
EN FILIPINAS
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Malapascua es una pequeña isla de 2 Km 2 , un paraíso
donde la modernidad no se ha establecido y la vida es sencilla
y natural, sin otro medio de transporte que motonetas así como
los característicos botes filipinos; no hay comodidades pero
la naturaleza provee de riquezas inimaginables.
La región de Cebu fue descubierta por Fernando
de Magallanes en el año 1521, quien fue muerto más tarde
al intentar la colonización de la región a manos del jefe tribal
Lapu Lapu convirtiéndose en el primer héroe filipino.
La isla de Malapascua debe su nombre a los conquistadores
españoles que arribaron a esta isla en medio de
una tormenta durante la pascua, esto aunado a la falta de
agua para beber y los problemas que tuvieron los españoles
para colonizar dio como resultado su nombre.
Y si bien para ellos fue como una pesadilla, puedo
decir que para nosotras las primeras buceadoras mexicanas
en arribar a la isla fue como un sueño más hecho realidad, a
pesar de las 40 hrs. de vuelo para llegar, camiones y botes,
finalmente llegamos a este nuestro paraíso por una semana y
esto fue lo que pasó:
Primeramente nos presentamos en la tienda de buceo
para poder hacer nuestro plan de inmersión, ahí nos enteramos
que la mejor hora para poder ver a nuestro príncipe es al amanecer,
por lo que había que estar en la tienda de buceo a las 5 a.m.
¡Levantarse a las 4:30 de la mañana en vacaciones!
Por increíble que
parezca todos los
días lo hicimos y lo
mejor con una sonrisa
en la boca, porque
sabíamos que
íbamos a nuestro
reino encantado, el
Espacio Profundo
del mar, en este
lejano y mágico
lugar, a ver al príncipe
de nuestros
sueños; así es el
buceo como un
cuento de hadas,
y en éste nosotras
éramos las protagonistas.
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En medio de la obscuridad recorrimos
los 50 mts. para llegar de nuestro hotel
a la tienda de buceo, preparamos nuestro
equipo y zarpamos con rumbo hacia Monad
Shoal. Es una isla hundida entre 18 y los 24
mts. la cual se yergue desde los 230 mts. de
profundidad; donde habita y caza el tiburón
zorro durante el día, pero antes del amanecer
sube a la isla para ser limpiado de parásitos
en este spa submarino.
Mientras nos poníamos el equipo
para saltar, como si fuera la bienvenida a su
reino, él apareció volando por los aires; basta
decir: en 2 seg. habíamos saltado todos del
bote con la emoción de verlo, pronto tomamos
el cabo y descendimos; la isla es una
plataforma plana en medio del océano, con
poco coral y no quedo más que esperar.
Fotos Tiburón Thresher saltando: Marcel Spiess
Fotos Tiburón Thresher bajo el agua: Matt Reed
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TIPS DEL VIAJERO
Durante la espera pudimos contemplar
algunos peces payaso, cirujanos y
un pez piedra que se encontraba en medio
de Rocío y yo, como si él también esperara
la aparición del zorro, y de pronto el tiempo
se detuvo y el resto del paisaje perdió importancia
y mientras todos hacían la señal
“Tiburón” nos quedamos paralizadas.
Él nos miró displicente, un verdadero
príncipe; y así hermoso elegantemente
ataviado cruzó enfrente a nuestros ojos,
como si danzara al ritmo de un vals, su
estilizada silueta, su larga cola, sus bellos
ojos y si, tengo que decirlo una vez más,
que bellos son los ojos del tiburón, expresan
la grandeza de su origen hace millones de
años sin evolución, la fiereza de un guerrero
que ha batallado por conservar sus
océanos, su reino, que los seres humanos
nos empeñamos en destruir.
Tan solo con cruzar una mirada
el corazón queda hechizado y sólo vive
para el siguiente encuentro, desapareció
y volvió aparecer mágicamente para llenar
el vacío de su ausencia como si supiera la
fascinación que nos provoca, hasta que el
aire se nos acabó literalmente, comenzamos
a ascender con el corazón acongojado por
no poder quedarnos a vivir en su reino.
En la parada de seguridad mi amiga
y yo nos miramos, y con lágrimas en los ojos
nos dijimos lo que las palabras no pueden
expresar, ahí estábamos del otro lado del
mundo en el mar azul ante la magnífica presencia
de un príncipe: el zorro, compartiendo
con nuevos compañeros buzos que como
siempre después de una inmersión quedan
hermanados por siempre por el océano
infinito, así es, el corazón de un buzo es
enorme para guardar tantos amigos.
BHIP
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optica
Claro todo tiene un precio, la
tarde la pasamos con vinagre en las
manos por las picaduras de las medusas,
pero esto no tuvo importancia
después de esa pequeña probada de
los tesoros de esas aguas, y en espera
de descubrir qué nuevas cosas guarda
el Mar de las Visayas.
Más tarde, buceo nocturno
¡Mandarines!, al empezar el atardecer
nos dirigimos al Faro, un buceo aparentemente
fácil, 10 mts. y después de ver
al zorro y quedarnos maravillados nos
preguntamos y ahora que sigue.
El mar siempre encuentra una
manera de callar nuestros pensamientos
y dejarnos sin habla al contemplar
sus maravillas y como siempre ésta
no fue la excepción, claro el cuento de
hadas no había terminado.
En ese mar lleno de corales de colores,
abanico, tridagnas, contemplamos cientos
de caballos de mar, ¡todo un espectáculo!;
peces león nos miraban retadores, sabiendo de
su veneno no se inmutaban con los buzos, pero
adornaban el mar como flores flotantes, pipe
fish, peces sapos camuflados y nudibranquios
de vívidos colores.
Y como si esto no fuera poco, el
señor de los anillos hizo su aparición, y una
vez más no hablo de un filme cinematográfico
sino del pulpo “blue ring”, de no más de 20 cm,
esta pequeña criatura es uno de los animales
más venenosos sobre la tierra, sin embargo
no es agresivo a menos que se le provoque,
pero lo bello de su colorido hace que sea
el sueño de todo buceador y ante nuestros
ojos atónitos apareció como si flotara en el
negro espacio y él fuera una nave espacial
¡un maravilloso recuerdo más!
otorrino
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Y ahí en medio
de la obscuridad de
pronto como pequeñas
hadas de colores,
primero tímidamente
pero después por
montones los mandarines
comenzaron
a aparecer. Los peces
mandarines uno de los
peces más bellos del
mundo, tan llenos de
color y gracia, se reproducen
al atardecer
en estas aguas.
S i m p l e -
mente emocionados
contemplamos esta
maravilla tal como
cuadro de arte impresionista
pintado
por la naturaleza, en
donde se representa
la realidad por medio
de expresión del
color que bien podría
comparar con una pintura de
Cézanne, Gauguin o Van Gogh.
Otro arrecife “Quiliano”
con sus criaturas salidas de un
libro de ficción, pudimos ver el
camarón mantis y como una
pequeña joya sujetándose de un
abanico, esta pequeña e irresistible
criatura, un caballito de mar
pigmeo camuflado, ante tantas
maravillas no queda más que callar y dejar
los pensamientos para la vida real, en este
mundo mágico sólo impera el sentimiento,
este sentimiento de inmensidad.
Increíble momento, porque estos
seres marinos te permiten compartir
su mundo, ser uno con la naturaleza, y
lo mejor en una sola mirada los buzos
pueden disfrutar juntos mil experiencias
y sentimientos sin necesidad de emplear
las palabras, pueden compartir el mundo,
su mundo de sueños.
Tuvimos muchos buceos más
pero el momento llegó de despedirnos
en medio de la noche, y así como un
día llegamos, ahora partimos, la última
visión: nuestros amigos que decían adiós
con la mano desde el balcón del hotel, y
en la lancha que nos llevaría a cumplir
otro sueño, nos quedamos sin palabras y
simplemente sentimos la felicidad por lo
vivido y la nostalgia de decir adiós a los
amigos; próxima parada Bohol.
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Creditos fotográficos:
Fotos tiburón Thresher saltando:
Marcel Spiess
Fotos tiburón Thresher bajo el agua:
Matt Reed
Fotos submarinas macros:
David Joyce
Fotos de superficie:
Rocio González / Esperanza Guerrero