Volviendo A La Realidad - ANA DEL ROSARIO

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Título original: “Volviendo a la
realidad”
Autora: Ana Del Rosario
Primera edición 2017.
Impresión: Papelería Abreu
Santiago De Los Caballeros, 51000,
República Dominicana.
Diseño de portada e intereses: Ana Del
Rosario
Estrictamente para uso personal. En ningún
caso puede ser utilizado con fines
comerciales. Prohibida la producción
parcial o total.
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Índice
Prólogo..........................................4
Capítulo 1.......................................6
Capítulo 2...................................9
Capítulo 3..................................17
Capítulo 4..................................22
Capítulo 5..................................28
Capítulo 6..................................33
Capítulo 7...................................45
Biografía de autora.....................53
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Prólogo
¿Confianza? He oído hablar de ella,
pero muy pocas veces me he sentido
realmente confiada. La traición aparece
donde menos la imaginamos y cuando
menos la imaginamos, por eso es duro
incluso pensar en la palabra confianza.
Esta es la historia de cómo una joven
va descubriendo su propio ser,
enfrentándose a duras pruebas de la
vida y dejando en su pasado a quienes
no merecían estar en ella.
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“Volviendo a la realidad”
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Capítulo 1
No sé si mi mente está razonando bien,
pero creo que no tengo ni la menor idea
de dónde estoy, ni mucho menos el por
qué estoy aquí. Algo que sí puedo
asegurar es que estoy completamente
sola. ¿Cómo llegué? Ni idea. Me
encontraba acostada en el pasto,
rodeada de un montón de diversas
plantas, que por cierto eran hermosas.
Lentamente me voy levantando
mientras empiezo a analizar el lugar
con la esperanza de que este sea un
lugar que conozco, pero no.
Definitivamente no sé a dónde
dirigirme, como ya dije, no conozco
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este lugar. Vi una mochila que estaba
tirada junto mí, y sin siquiera ver que
había dentro, la tomé y empecé a
caminar sin saber a dónde llegaría.
Realmente era hermoso este lugar.
Había un lago rodeado de montañas y
en ellas pequeñas casitas que parecían
estar abandonadas. Caminé por la orilla
del lago y logré ver un reflejo en él. En
el agua se reflejaba una chica de piel un
poco bronceada, con un bonito, pero
desordenado cabello oscuro y unos ojos
color miel que reflejaban miedo y
confusión, no conocía esta imagen,
pero al parecer ese era mi reflejo.
Sí, estaba confundida y tenía miedo,
pero sin embargo, me sentía un tanto
segura y confiada. Es raro sentirse a
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salvo en un lugar que ni siquiera
conoces y más aún con personas que no
conoces, pero este lugar me hace sentir
así y eso me gusta. Este lugar tenía un
montón de personas caminando a sus
alrededores, realmente se veían felices
estas personas. Todos mostraban una
amplia y hermosa sonrisa al caminar
cerca de mí o de cualquier otra persona,
al instante admiré eso en ellos. Aún no
entiendo cómo una sonrisa puede
cambiar tu estado de ánimo, pero me
gusta. No todo el mundo se atreve a
ofrecerte una simple sonrisa aún sin
saber que puede mejorar tu día.
Al cabo de unos quince minutos
caminando y caminando, logré ver una
carretera a lo lejos y sin pensarlo dos
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veces, me dirigí hacia ella. En el
camino me fijé en lo verde que era el
pasto, vi los árboles agitándose
levemente con el soplar del viento,
grandes montañas todas agrupadas, una
bandada de aves volando sobre mí, y
ahí empecé a cuestionarme dónde
estaría mi grupo de montañas o mi
bandada de pájaros y quiénes son ellos,
pero algo que realmente me asustó, es
que en realidad no sabía ni quién era
yo.
Capítulo 2
Ya estaba agotada, pero tras horas
caminando finalmente llegué a una
pequeña ciudad. Me encontraba
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exhausta y hambrienta, pero no sabía a
dónde podría ir.
Cerca de una gasolinera que parecía
estar abandonada, vi que había una
cafetería, y para mi suerte, estaba
abierta. Con las pocas fuerzas que me
quedaban, llegué a ella y sin pensarlo
dos veces, entré y tomé una mesa.
¡Vaya que se sentía bien parar de
caminar luego de tanto tiempo!
Minutos después, una chica pelirroja de
baja estatura se aproximó sonriente
hacia mí con una pequeña libreta y un
bolígrafo en sus manos, supuse que era
la mesera.
-Jess, ¡tenía mucho tiempo sin verte!,
¿en dónde te habías metido? - Me dijo
muy alegre.
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-Disculpa, creo que te has equivocado
de persona, mi nombre es... - No pude
terminar la frase porque no supe cómo
- Espera, ¿te conozco? - pregunté.
-Buen truco Jess, buen truco, entonces,
¿qué te trae por aquí luego de tanto
tiempo?- Se sentó en frente mío -¿qué
ordenarás hoy? - Preguntó sonriente.
La miré confundida. Enserio no sabía
de qué me estaba hablando esta chica,
llegué a pensar que estaba loca o que
era algo clásico en los meseros de esta
cafetería.
Creo que notó que no la entendía
porque me devolvió la mirada de
confusión y luego se me acercó más.
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-¿No sabes quién soy? - Preguntó aún
confundida.
-No y honestamente no sé si confiar en
ti o no, pero te ves convencida de
conocerme, entonces te contaré algo
solo porque estoy desesperada y
necesito averiguar algo.
Le conté todo lo que pasó; que hace
varias horas desperté en un lugar que
nunca había visto aunque por un
momento me sentí como en casa,
detallé como era. Le expliqué que no
me acordaba de nada previo a ese
momento y que no sabía quién era yo,
de dónde vine, ni cuál era mi nombre.
También le conté sobre cómo hice para
llegar hasta aquí. Y en ese momento,
me acordé de la mochila que había
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tomado del suelo en aquel valle, ni
siquiera la había revisado. La tenía a mi
lado, entonces la tomé y miré lo que
había dentro. Le pedí a la mesera, quien
según la etiqueta en su uniforme se
llamaba Juliet Nelson, que me ayudara
a sacar todo lo que había dentro.
Encontramos una chaqueta, cepillo y
pasta dental, desodorante, dos botellas
de agua vacías, un monedero, un
pequeño estuche de maquillaje y un
libro.
-Sí, definitivamente conozco este
monedero Comentó Juliet tomando el
monedero que había sacado.
Lo tomé y vi que dentro había mucho
dinero en efectivo y varias tarjetas con
números telefónicos de taxistas. Saqué
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una tarjeta de identificación y me di
cuenta que la persona que estaba en esta
foto era la misma persona que había
visto en el reflejo de aquel lago, solo
que esta tenía el pelo de otro color.
Parece que esta foto fue tomada hace un
tiempo.
-Jessica Henderson - Leí intentando
descifrar lo que estaba pasando.
-Al menos sé que yo sí estaba segura de
quién eres, Jess.
Bueno, al parecer mi nombre es Jessica
Susanne Henderson, tengo dieciocho
años, nací en Vancouver, Canadá y
vivo en Australia, aunque ahora no
estoy segura si es aquí donde estoy.
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-¿Cómo me conociste?- Pregunté sin ni
siquiera pensarlo.
-¿Por qué lo preguntas? - Evadió mi
pregunta con otra pregunta.
-Tengo curiosidad y al menos necesito
saber cómo conocí a la única persona
que dice conocerme hasta ahora.
-Trabajo aquí desde que iba en la
escuela y cada cierto tiempo solías
venir con frecuencia. Casualmente
terminabas sentada en esta misma mesa
cada vez que venías ya fuera por
decisión propia o porque era la única
mesa disponible. Unas cuantas veces te
notaba un poco deprimida, y otras
veces muy emocionada, eras una
persona muy expresiva, por lo que no
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dudabas en demostrar lo feliz que
estabas en esos momentos. Con el
tiempo empezamos a interactuar hasta
que nos hicimos amigas, pero último
extrañé tus visitas, hacía ya un tiempo
que no venías.
-De veras lamento no poder acordarme
de nada de esto, Juliet.
-No te preocupes, eso es lo de menos.
Ahora lo que me preocupa eres tú y tu
familia, supongo que no saben dónde
estás. Ah, y solo por si te interesa,
solías llamarme Jules.
-Wow, mi familia, no había pensado en
eso todavía. Tengo una familia...
Tenía curiosidad sobre mi vida y todo
lo que tiene que ver con ella, y casi tuve
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que rogarle que me dijera todo lo que
sabía de mí. Al parecer nunca le conté
sobre mi familia, pero sí le hablé de un
tal novio que tenía. También dijo que
vivía en otra ciudad a tres horas de aquí
y que venía solo para escaparme de mis
problemas. Encontré algo extraña esa
situación, ¿qué problemas tan grandes
tenía yo, que al parecer la única
solución era escapar a tres horas de
casa?
Capítulo 3
Ya solo faltan aproximadamente dos
horas y por fin llegaré a lo que se
supone que es mi ciudad. Me
encontraba en un taxi camino a casa,
con la esperanza de encontrar una
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espuesta a lo que sea que haya
sucedido.
Horas después, llegué a una gran
ciudad con altas y sofisticadas torres,
tráfico pesado y lindos autos. Se veía
muy hermoso, pero no de la misma
manera en la que se veía aquel lindo
pueblo.
-¿Dónde quieres que te deje?- Me
preguntó el taxista interrumpiendo mis
pensamientos.
No dije nada, no tenía idea de hacia
dónde iría. Creí que recordaría algo al
ver la ciudad, pero la verdad es que no
reconozco absolutamente nada.
-¿A caso me escuchaste?-Volvió a
preguntar.
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-Ah, lo siento, no escuché- Mentí -Me
puede dejar en aquel edificio- Dije
señalando el primer edificio que vi.
Me dejó donde le había pedido, le
pagué, le di las gracias y rápidamente
se fue. Otra vez quedé sola en un lugar
que no conozco, a pesar de tener un
montón de personas caminando a mí
alrededor.
No sabía qué hacer, solo entré al
edificio sin saber que haría ahí dentro.
El edificio parecía ser un museo de arte.
Supuse que era público ya que no
pedían boletos en la entrada y las
personas entraban y salían sin
problema. Me quedé viendo algunas
bellas obras de arte, eran muy
conmovedoras.
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Hubo una pintura que me llamó la
atención bastante, parece que era muy
famosa ya que muchas de las personas
la estaban mirando atentamente con
algo de confusión. Seguí concentrada
en la pintura, pero por alguna extraña
razón, me sentí algo incomoda.
Volteé la cabeza ligeramente, y por el
rabillo del ojo, noté que las personas no
estaban mirando la pintura, sino a mí.
Creí que era por el hecho de que mi
ropa estaba sucia por haber estado
acostada en el suelo, pero al ojear mi
ropa, lucía mucho más limpia de lo que
imaginaba. Salí del lugar
inmediatamente, era muy incómodo
que personas que nunca has visto, te
miren de esa manera. Y aquí se repite
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la historia, empecé a caminar sin saber
a dónde ir.
Llevaba unos veinte minutos
caminando por las calles de esta ciudad
y quedé atónita al ver algo que me
sorprendió. En la entrada de una de las
tiendas, había pegado un cartel
reportando una chica como
desaparecida, lo que me sorprendió de
esto, fue ver que la chica de la foto era
la misma de aquel reflejo en el lago, esa
chica era yo.
Quedé pasmada viendo la foto en el
cartel y lo que decía en él, al parecer
este cartel está aquí desde el nueve de
diciembre, pero la verdad es que no sé
ni que día es hoy. Me llegó a la mente
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que tal vez esas personas me veían de
manera extraña por esta razón.
Capítulo 4
Pensé en ir a la estación de policía, si
encontraba una, pero antes fui a comer
a un lindo restaurante que encontré en
el camino. Al entrar, rápidamente se
acercaron a mí dos meseros, me
condujeron hacía una mesa, y tomaron
mi orden. Empecé a observar a las
personas sentadas a mí alrededor, todos
riendo, comiendo o hablando. Al cabo
de unos minutos, uno de los meseros
llegó con lo que había ordenado para
comer, se veía muy apetitosa, pero no
tenía tanta hambre.
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-Disculpe, ¿sabe usted qué día es hoy?-
Era lo único que pasaba por mi mente-
Ahh, ¿y qué mes?
-Es martes seis, señorita. -Replicó algo
extrañado aunque muy cortés a la vez-
De febrero.
Seguí observando a las personas comer
y disfrutar de sus almuerzos, hasta que
mi vista llegó hacía una mesa un poco
alejada de la que me encontraba yo, era
una linda familia, no sé por qué, pero
detuve mi vista en ellos. Eran un señor
y una señora no muy mayores, que si no
me equivoco son los padres, y dos
niños varones de unos seis o siete años,
que lucían muy parecidos desde la parte
de atrás. De un momento a otro, hice
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contacto visual con la señora, pero
aparté la vista rápidamente.
Luego de eso todo pasó como si hubiera
sido en cámara lenta; la señora y su
esposo se pararon bruscamente de la
mesa, dejando caer todo lo que se
encontraba sobre ella, comenzaron a
exclamar mi nombre y corrieron
llorando hacia mí. Vi que los niños, que
al parecer eran gemelos o algo así
porque el parecido era demasiado,
también empezaron a llorar y se
pararon para correr hacia mí.
-Dios mío, ¡ha vuelto mi princesa!-
exclamó el hombre aún llorando. Él y
la señora intentaron abrazarme, pero
me alejé.
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-Disculpen por arruinar su momento
sentimental, pero no tengo idea de
quienes son ustedes -Dije algo fría.
Al oír esto, esas personas lloraron aún
más, me sentí mal por ellos, pero no
tenía la culpa de no saber quiénes eran.
Dijeron que eran mis padres y que los
dos pequeños que se encontraban a sus
costados eran mis hermanos, Jack y
Tom, quienes entonces tenían seis
años. No sabía si creerles o no, y creo
que notaron mi inseguridad, porque de
inmediato me pidieron que fuera con
ellos a la fiscalía y a que llevaran la
investigación de mi desaparición más a
fondo.
Cuando supe que realmente eran mis
padres, lloré como magdalena, no solo
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de la felicidad de saber quiénes son mis
familiares, sino que también era de la
tristeza de haberlos ignorado en aquel
restaurante y aún más por no poder
recordar nada. Antes de llevarme a
casa, hicimos una visita rápida al
hospital para hacer un chequeo de mis
signos vitales, dijeron que había
experimentado un fuerte golpe en la
cabeza que fue lo que provocó mi
pérdida de memoria. Me llevaron a
casa y me reinstalaron, al parecer no se
habían deshecho de mis pertenencias
ya que al ver la habitación lucía muy
amueblada. Era una amplia habitación;
una gran ventana en el fondo cubierta
por unas largas cortinas de una blanca
tela, en la pared izquierda, una enorme
cama mucho más grande de lo que
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pensé que pudiera ser, acompañada de
dos mesitas de noche a sus costados, en
la otra pared se encontraba un gran
estante repleto de diversos libros y
adornos y a su lado un pequeño
escritorio de cristal con un montón de
fotos sobre él, me quedé observándolas
por un momento.
-Son tus fotos favoritas, ahí tienes fotos
con todos tus amigos y en esta -Dijo
mamá señalando una foto- estas con
toda tu familia.
-Son unas fotos muy hermosas, me
molesta no poder acordarme de
ninguna de estas personas.
-¿Te serviría de algo si mañana llamo a
tus mejores amigos a que te hagan
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compañía?-Y asentí con la cabeza
sintiéndome más segura.
Capítulo 5
Justo hoy pasan cuatro meses desde
que regresé con mi familia. Durante
esos meses conocí a mis familiares y
amigos más cercanos y me di cuenta de
por qué eran tan cercanos. Realmente
son personas muy buenas y disfruto
mucho estando con ellos. Al principio
me trataron con delicadeza y como la
chica nueva de la ciudad, ya que
básicamente lo era, pero poco a poco
nos fuimos soltando y uniendo más.
Según mamá, la persona más cercana a
mí era Olivia Morgan, decía que
éramos las mejores amigas en todo el
mundo y que hasta la consideraba
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como una hija, y casualmente es la que
más me agrada de todas y con la que
más he socializado. Luego de un mes
de haber vuelto, o sea tres meses atrás,
regresé a la escuela, fue extraño por
unos días ya que no conocía a casi
nadie, además las personas me trataban
de una manera diferente a los demás.
Me encontraba con Olivia y su hermana
Carol caminando por los pasillos del
centro comercial más grande de la
ciudad. Cerca de la fecha habría una
fiesta y ninguna de nosotras tenía que
ponerse. Carol ya había hallado un
hermoso vestido, por lo que
continuábamos aquí por Olivia y por
mí. De repente me doy cuenta de que
Olivia ya no está caminando a nuestro
lado, le eché un vistazo a mis
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alrededores y a lo lejos la vimos
corriendo hacia una tienda, corrimos
tras ella sin dudarlo. Al llegar a la
tienda, Olivia ya estaba en camino a un
vestidor sosteniendo el vestido que
había visto. Unos minutos después,
recibí un mensaje de texto de mamá:
"Deja lo que sea que estés haciendo y
ven a casa en este instante". No sé qué
era tan importante, pero tuve que
despedirme de las chicas y conducir
rumbo a casa.
Al llegar a casa, ni siquiera pude
terminar de bajar del auto ya que mamá
y papá se abalanzaron sobre mí.
-Tu madre y yo sabemos que no es la
manera apropiada para decirte esto,
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pero sabemos que necesitas saber que
ya encontraron al responsable de tu
desaparición... -Dijo papá con más
miedo del que me temía.
-Entonces...
-De todas las fotos que habían sobre tu
escritorio, solo te faltó volver a ver a
una de las personas que se encuentra en
ellas, Matt, Matt Davis él era tu novio,
pero nunca se presentó luego de ese
día.. El chico me caía muy bien y tú te
veías muy feliz a su lado, hasta unas
semanas antes de la desaparición.
Recuerdo que de un día a otro, ya no se
veían como la pareja feliz que todos
adoraban, algo cambió en ustedes.
Había hablado de esto con tu padre,
pero él pensó que solo eran problemas
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normales que enfrentan las parejas y
supuso que se pasaría en unos días,
pero pasaron días y días y de un
momento a otro, ya ninguno estaba.-
Hizo una pausa por unos segundos-
Matt volvió unos días después y afirmó
que no había estado contigo durante el
tiempo en que no estuvo, luego de ese
día, no volví a saber de él, hasta el día
de hoy.
-Aún no entiendo qué es lo que pasa -
Dije intentando comprender.
-Hallaron el cuerpo de Matt cerca de un
estanque en las afueras de la ciudad y
dentro de sus bolsillos, una carta
suicida en donde admitía haberte
secuestrado y maltratado durante un
tiempo.- Dijo sobriamente.
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Quedé impactada, sin decir nada al
respecto, volví a encender el auto y
rápidamente me largué de ahí.
Considero que una de las mayores
faltas de madurez de una persona, es
cuando cometen cosas malas o errores
y al final deciden quitarse la vida para
no enfrentarse a esos errores y a las
consecuencias que estos causan. No me
acordaba de este sujeto ni del cómo o
el por qué sucedieron estas cosas, pero
no pude aguantar la impotencia, las
lágrimas salieron de mí sin si quiera
avisar y por mi mente solo paso un
lugar al que podría ir.
Capítulo 6
Creo que entiendo el punto de Jules
cuando me dijo que solo venía para
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escapar de mis problemas y
desahogarme, se siente bien respirar en
un ambiente diferente. Dejé mi auto
lejos y empecé a seguir el camino que
recordé. Minutos después, ya estaba
rodeando el lago. Este lugar sí que
reflejaba paz y seguridad, ya extrañaba
lo bien que me sentía aquí. Creo que
este era mi lugar de escape o algo así.
Es curioso, pero estando aquí, es como
si fuera otra persona, me siento como
otra persona. A pesar de lo nerviosa e
inquietante que estaba luego de oír
aquella noticia, este lugar me iba
relajando poco a poco. Venía tan
sumida en mis pensamientos, que no
me di cuenta de que ya no estaba
siguiendo el camino que conocía, sino
que me había adentrado un poco al
bosque y para el colmo, ya estaba
anocheciendo y no podía regresar a
casa así.
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-¡Cuidado! Es mejor que salgas de ahí.
Exclamó una señora.
-Lo siento, estaba concentrada en otra
cosa y no me di cuenta de que me
estaba adentrando a este lugar.
-Ven, sígueme.
Sé que no podemos confiar en todas las
personas que vemos, pero a parte de
que estaba desesperada, esta señora se
veía confiable, ahora no sé si era una
cualidad propia o si era cosa de las
personas de este pueblo, así que la
seguí. Me llevó a una acogedora cabaña
y me ofreció alojamiento, acepté la
oferta ya que mi otra alternativa era
dormir en el auto. También me dijo que
había otra chica que dormiría allá esta
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noche, estoy casi segura de que me dijo
que su nombre es Charlotte.
-Mi nombre es Marcela, por cierto. La
cena estará lista en unos minutos, si
necesitas toallas para bañarte u otras
sábanas, las dejé dentro del cajón que
se encuentra al lado de la puerta de tu
habitación. Y Jessica, cualquier otra
cosa que necesites, solo avísame, mi
esposo, nuestro hijo y yo estaremos a tu
disposición. -Me dijo cortésmente.
No pude evitar notar que mencionó mi
nombre, pero hasta donde yo me
acuerde, nunca se lo dije.
Durante la cena conocí un poco más a
Marcela, su esposo Joseph y su hijo
Andrew. La familia Evans. Parecían ser
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una familia muy unida, todos se
ayudaban, cada uno sabía exactamente
lo que quería el otro, hacían muchos
chistes y reían todos a carcajadas,
incluyéndome a mí en algunas
ocasiones, eran una linda familia, sería
agradable que mi familia fuera más
unida así como ellos.
La mañana siguiente desperté de
repente, estaba sudada y con el corazón
agitado, estaba intentando acorarme del
sueño que tuve esa noche. Soñé que
estaba yendo a un lugar en autobús,
estaba sentada con varias personas, la
estábamos pasando bien. Algo curioso
es que se parecían a la familia de la
cabaña en la que me estoy alojando,
pero esa es solo la imagen de la que me
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acuerdo, probablemente haya sido otra
imagen diferente con personas más
diferentes. De un momento a otro, el
autobús impactó contra algo, se sentía
como si cayéramos por un barranco y
luego sentí las llamas persiguiéndome,
luego de esto todo fue borroso.
No desperté por el hecho de que haya
tenido una pesadilla, desperté porque
todo se sentía tan real que hasta lo creí.
Al abrir mis ojos, veo que la habitación
en la que me encontraba, estaba repleta
de humo, tomé mi bolso y rápidamente
salí corriendo de ese lugar. Al salir,
logré ver que todos estaban afuera,
incluso muchos de los vecinos, a
excepción de Andrew, el hijo de los
Evans.
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-¡Andrew, ya sal, Jessica logró salir! -
Escuché decir al señor Joseph algo
angustiado. Segundos después,
Andrew salió corriendo de la cabaña y
sin pensarlo, llamó a los bomberos.
Al cabo de unos quince minutos los
bomberos se encontraban apagando el
fuego que según Marcela, había sido
provocado por una fuga de gas. Estaba
hablando con Andrew sobre Charlotte,
el otro huésped de la cabaña, al parecer
fue su última noche y en la mañana
partió de vuelta a su ciudad. Luego de
un rato, no pude evitar acordarme de
algo que escuché. Mientras los
bomberos apagaban el fuego de la
cabaña, Joseph recibió una llamada que
lo inquietó bastante y luego escuché
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que él estaba reclamando la
reconstrucción de la casa. Lo que en
verdad me llamó la atención, fue el
escuchar mi nombre involucrado en la
conversación. Sé que no es de mi
incumbencia, pero esto me incomodó y
sentí la necesidad de saber con quién
hablaba y el por qué.
Pasé el resto del día conociendo la
aldea con la familia Evans, y ya para la
noche decidimos quedarnos en la
cabaña viendo películas. Me sentía
como una intrusa que llegó de la nada a
esta casa, pero en cierto modo me
gustaba pasar tiempo con ellos. Nos
encontrábamos viendo una de las
películas favoritas de esta familia, me
causaba mucha risa, definitivamente la
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vería de nuevo si tuviera la
oportunidad. En un momento de la
película, me alejé con la excusa de que
iría al baño. Cuando iba a volver al
primer piso para continuar viendo la
película, pasé por la habitación de
Marcela y Joseph y me sentí impulsada
a entrar y revisar los registros del
teléfono celular de Joseph. Lo tomé y
empecé a buscar la llamada que fue al
rededor del mediodía. Casi dejo caer el
celular cuando vi que el nombre
registrado con el número que había
llamado estaba como "Sr. Logan
Henderson", ese era el nombre de mi
padre. Tomé mi teléfono y busque su
número telefónico para confirmar que
fuera la misma persona, y sí,
definitivamente estábamos hablando
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del mismo Logan Henderson. Ahora la
pregunta sería de dónde se conocen
estas personas.
El día siguiente volví a casa y sabía que
les debía una gran explicación a mis
padres por no haber dormido en casa
por dos noches seguidas.
Cuando llegué, estaba mentalmente
preparada para el sermón que venía,
pero esperando y esperando, nunca
llegó. Mamá solo supuso que estuve en
casa de Olivia, como solía hacerlo,
según ella. Papá no estuvo en casa
cuando llegué, y para cuando volvió,
vino acompañado de otros empresarios,
por lo que no tuve la oportunidad de
preguntarle sobre aquella llamada. En
la noche, mamá y papá saldrían a cenar,
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entones aproveché que mamá estaba en
el baño para dirigirme adonde mi
padre.
-Probablemente mamá sí piense que
estuve en casa de Olivia, pero sé
bastante bien que tú sabes exactamente
dónde estaba.- Le dije sin rodeos.
-¿De qué estás hablando?- Preguntó un
poco nervioso.
-Tú sabes perfectamente de qué estoy
hablando- Repliqué y suspiró con cara
de derrota.
-Entonces al parecer sí estabas donde
los Evans... Pues verás, cuando te
molestabas siempre te ibas de casa y no
regresabas por unos días, al principio
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pensábamos que estabas en casa de
Olivia, pero luego nos dimos cuenta de
que no era cierto. Esto nos preocupaba
bastante, por lo que contraté un
investigador que pudiera decirme con
quién y dónde te encontrabas. Lo que
me preocupaba era que estuvieras
relacionándote con malas personas que
luego te mal influenciaran y que
después trajeran problemas para ti y
para la familia, pero me di cuenta que
solo te ibas para escapar de los
problemas, no para atraer más, por lo
que decidimos pagarle una gran
cantidad de dinero a una familia
necesitada que pudiera cuidarte y
mantenerte a salvo cuando estuvieras
en aquel pueblo. A parte de dinero, les
ofrecimos un hogar más cómodo en
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donde pudieran alojarte y le ofrecimos
un seguro social y un seguro de vida a
cada uno de ellos, así podrían llevar un
mejor estilo de vida.
Ya veo porqué sabían mi nombre y
porqué era tanta amabilidad.
Capítulo 7
No me sentía molesta, esas personas me
hicieron pasar buenos momentos y
además hicieron lo que cualquier
persona faltante de recursos haría;
aceptar. Pero me sentía incómoda luego
de enterarme de esto, por lo que el día
siguiente, luego de acompañar a mis
hermanos a una fiesta de cumpleaños
de uno de sus amigos, iría a darle las
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gracias por todo, pero también iría a
decirles que ya no iría más a su casa.
Llegue a eso de las cinco de la tarde, al
llegar me recibieron de manera normal,
como siempre lo hacían. Nos sentamos
a charlar y luego les dije. Les dije que
ya mi padre me había contado todo y
que ya no tendrían que actuar o lo que
sea que estuviesen haciendo. Al decir
estas palabras, la señora Evans me
abrazó fuertemente y empezó a llorar y
llamó al señor Evans con urgencia, su
llanto parecía más de felicidad que otra
cosa.
-Ya no tenemos que fingir más, Joseph-
Le dijo ella con un brillo en sus ojos.
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Acto seguido, el señor Evans se unió al
llanto y me abrasó por igual. No
entendía que estaba pasando. Tal vez
mi presencia les molestaba más de lo
que pensé, o tal vez solo se sentían
aliviados de no tener que continuar con
esta falsa.
-¡Por fin! Había esperado este
momento con ansias. ¿Qué fue lo que
hizo que ese señor te contara la verdad
sobre tu adopción? -Preguntó el señor
Evans sollozando.
Al oír esto casi me desmayo, mis
manos se paralizaron y no salía ni una
palabra de mi boca, solo los miré con la
mayor cara de confusión que haya
tenido en toda mi vida. ¿Acaso acaban
de mencionar la palabra adopción?
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-¿A qué se refieren con "mi
adopción"?- Pregunté con la esperanza
de que alguien me dijera que escuché
mal.
-Espera, espera, ¿Qué exactamente fue
lo que el señor Henderson te confesó? -
Preguntó la señora Evans aún más
confundida de lo que estaba yo.
-Solo me habló del investigador y que
les pagó para que me cuidarán cada vez
que viniera a este lugar. ¿Acaso hay
algo más que yo no sepa?
-Oh, querida, aún no sabes nada-
Replicó la señora Evans soltando unas
cuantas lágrimas.
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No me sentía a gusto con tantas
personas mintiendo a mí alrededor, por
lo que les pedí que fueran honestos y
detallados conmigo. Lo que mi padre
me había contado no era falso, pero no
era del todo cierto. La verdad de la
historia es que sí, soy adoptada. Mis
padres biológicos son Marcela y Joseph
Evans, pero no me pusieron en
adopción por decisión propia. Los
Henderson siempre habían sido una
familia de clase alta muy adinerada,
tuvieron una niña a muy temprana
edad, que salió con problemas
mentales. Como no podían hacerse
cargo, decidieron internarla en un
hospital psiquiátrico y seguir con sus
vidas como si nada hubiera pasado.
Años después apareció un rumor de que
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esta pareja había tenido un bebé, pero
nadie supo de ella. Esta era una pareja
muy orgullosa y vanidosa, y por
vergüenza a las expectativas de los
demás, nunca sacaron a la luz al regalo
que Dios les dio. Años atrás, Logan
Henderson tuvo un cliente, Joseph
Evans, en prisión, a punto de quedar
marcado con cadena perpetua, hasta
que el señor Henderson intervino y
logró afianzar la consolidación. Luego
de esto, el señor Evans quedo
endeudado de por vida. Los rumores
seguían apareciendo y la prensa no
paraba de hacer preguntas, por lo que al
señor Henderson, gracias a su vanidad,
no le quedó otro remedio que adoptar
una niña, pero su miedo más grande era
que la prensa encontrará esos registros
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de adopción. Los Henderson se
enteraron que los Evans tuvieron una
niña el mismo año en que ellos lo
hicieron y solo le dieron dos opciones:
Entregarles a la niña y seguir sus vidas
como si nada hubiera pasado, o ambos
irían a prisión y la niña sería entregada
a completos extraños.
Desde ese día, Jessica Evans, pasó a ser
Jessica Henderson, una prestigiada
niña de clase alta. Y diecisiete años
después, los Evans consiguieron el
trabajo ofrecido por los Henderson y
volvieron a reunirse con quien una vez
fue su hija, solo que ahora esta no sabía
quiénes eran ellos.
Insistí que debían contarles todo esto a
la policía y que quería convertirme
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legalmente en su hija otra vez, pero
mañana por la mañana resolveríamos
todo esto.
El día siguiente abrí los ojos
sintiéndome como una persona
totalmente diferente, y una vez más
despierto en el lugar donde una vez no
supe quién era, solo que esta vez no
podría estar más segura de quién soy.
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BIOGRAFÍA
Ana Cristina Del Rosario García, nació en
la Clínica Unión Médica, ubicada en
Santiago de los Treinta Caballeros,
República Dominicana el día 25 de febrero
del año 2002. Es hija de Vladimir Del
Rosario y Elizabeth del Carmen García.
Tiene hermanos mellizos, Laura Susana Del
Rosario y Eduardo Arturo Del Rosario,
quienes son cuatro años menor que ella. Ha
participado en olimpiadas tanto de
matemáticas como de ortografía y en
competencias de tiro con arco, en las cuales
ha sido premiada. Actualmente tiene
catorce años y estudia en el Instituto de
Desarrollo Integral Leonardo Da Vinci,
también ubicado en Santiago.
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RESUMEN
Jessica Henderson despertó sin saber
dónde estaba, quién era y el por qué
estaba ahí. Poco a poco, va
descubriendo cosas sobre su propio ser
y sobre todo lo que la llevó allí en su
pasado. Su vida estaba llena de secretos
que tapaban crueles verdades. Con el
transcurso del tiempo, descubre cuáles
y quiénes eran esos obstáculos que la
dejaban estancada en esta fría realidad,
dando paso a todo lo bueno que nunca
pudo tener.
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