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ESCOTOMAS EN LA RELACIÓN MÉXICO-EU-SAQ

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<strong>ESCOTOMAS</strong> <strong>EN</strong> <strong>LA</strong><br />

RE<strong>LA</strong>CIÓN <strong>MÉXICO</strong>-<br />

ESTADOS UNIDOS 1<br />

Sergio Aguayo<br />

El Colegio de México<br />

Donald Trump sacudió el entendimiento<br />

entre México y Estados Unidos. Se abrieron<br />

los ventanales y pudimos observar las<br />

entrañas de una de las relaciones más<br />

complicadas del mundo.<br />

En Insight. A Study in Human<br />

Understanding el filósofo jesuita Bernard<br />

Lonergan llama escotomas (scotosis) a esa<br />

actitud tan humana de evadir temas<br />

complicados o inquietantes. Al ignorar las<br />

―preguntas relevantes‖ somos incapaces de<br />

alcanzar una ―opinión balanceada y<br />

completa‖ sobre esos hoyos negros del<br />

conocimiento. Si extrapolamos lo individual<br />

a lo colectivo, los escotomas de un líder<br />

político pueden expresar, reafirmar o influir<br />

lo que piensan y desean grupos sociales. Eso<br />

fue observable en la campaña electoral<br />

estadunidense de 2016.<br />

Entre junio de 2015 y las primeras<br />

semanas de 2017 Donald Trump acusó a<br />

México de enviar a su país violadores,<br />

criminales y narcóticos. En su diagnóstico,<br />

los carteles mexicanos, protegidos por<br />

1 Una versión de este texto fue publicada en el The Wilson<br />

Quarterly (primavera de 2017), The Woodrow Wilson Center<br />

for International Scholars. .mp/2rRzqif<br />

gobernantes corruptos, se habían<br />

aprovechado de la tibieza del establishment


estadunidense. Para el multimillonario la<br />

solución estaba en la deportación masiva de<br />

mexicanos y en la construcción de un ―muro<br />

maravilloso e impenetrable‖ que tenía, como<br />

corolario, un desenlace de justicia<br />

retributiva: sería pagado por México. Fue<br />

aclamado por multitudes convencidas de que<br />

los mexicanos son un gran obstáculo a la<br />

reactivación de la grandeza estadounidense.<br />

Cuando Trump llegó a la Casa Blanca<br />

se vio obligado a moderar su agresividad. El<br />

12 de abril de 2017 el Wall Street Journal<br />

sintetizó lo sucedido en los primeros meses<br />

de 2017. ―A principios de este año, las<br />

relaciones entre Estados Unidos y México<br />

pasaron por su peor crisis en décadas cuando<br />

los Presidentes Donald Trump y Enrique<br />

Peña Nieto riñeron respecto a quién pagaría<br />

un muro fronterizo propuesto‖. Sin<br />

embargo, influido por la opinión de su<br />

círculo más cercano ―Trump dejó de atacar a<br />

México‖ y se abrieron los espacios para el<br />

diálogo entre funcionarios de los dos países.<br />

Es imposible saber si su agresividad<br />

terminó o está en hibernación. En junio de<br />

2017 pueden sacarse tres lecciones de la<br />

sacudida: 1) Existe una visión negativa de<br />

México en un sector amplio de la sociedad<br />

estadunidense; 2) las actividades del crimen<br />

organizado siguen siendo la variable<br />

independiente que sacude periódicamente<br />

las relaciones; y, 3) los gobiernos carecen de<br />

la voluntad para modificar estos escotomas;<br />

es una tarea más apropiada para lo que<br />

Margaret Keck y Kathryn Sikkink han<br />

llamado ―redes transnacionales de cabildeo e<br />

influencia‖.<br />

******<br />

El discurso anti-mexicano de Trump está<br />

enraízado en el convencimiento<br />

estadunidense de su excepcionalismo, de ser,<br />

como escribiera Stanley Hoffman, los<br />

―favoritos de la historia‖. Para Thomas


Jefferson eran la ―esperanza del mundo‖,<br />

para Abraham Lincoln la ―última y mejor<br />

esperanza sobre la tierra‖ y Ronald Reagan<br />

consideraba que los ciudadanos<br />

estadunidenses eran ―más libres que otros<br />

pueblos‖.<br />

Si crecieron escuchando una y otra<br />

vez estas ideas, resulta lógica la reacción de<br />

amargura y rabia de aquellos estadunidenses<br />

maltratados por la economía de mercado. Es<br />

muchísimo más sencillo responsabilizar a<br />

los ―otros‖; en particular a esa trinidad de<br />

lengua extraña y piel diversa, México, China<br />

y el Islam. Sería irrisorio negar la corrupción<br />

o el poderío de los carteles mexicanos (sin<br />

precedente en la historia). Sin embargo, tras<br />

el empoderamiento criminal aparece una y<br />

otra vez Estados Unidos. A partir de 1920<br />

las familias de Nueva York y Chicago<br />

exportaron su modelo de negocios a los<br />

carteles mexicanos. La adicción<br />

estadunidense a la droga ha enriquecido a<br />

los delincuentes mexicanos. Empresarios de<br />

Estados Unidos producen y venden las<br />

armas con las cuales los carteles aterrorizan<br />

a la población y se enfrentan como iguales a<br />

las fuerzas armadas mexicanas.<br />

En el tema de seguridad se ubican los<br />

escotomas más profundos y arraigados de la<br />

relación. Es lógico que en los discursos y<br />

documentos de la National Rifle Association<br />

(NRA) jamás se hable del contrabando de<br />

armas a México y del costo humano que ello<br />

tiene. Es incomprensible que durante la<br />

campaña del 2016 ni Trump, ni Barack<br />

Obama, ni Hillary Clinton mencionaran un<br />

hecho evidente: Estados Unidos es<br />

corresponsable del poderío alcanzado por la<br />

delincuencia organizada mexicana.<br />

La vitalidad y tamaño de los hoyos<br />

negros ha sido posible porque las élites<br />

mexicanas rara vez recuerdan a Estados<br />

Unidos su corresponsabilidad. En los<br />

discursos pronunciados por Enrique Peña


Nieto durante la campaña estadunidense del<br />

Trump, y, 3) porque las políticas del Estado<br />

2016 jamás apareció un rechazo explícito y<br />

mexicano están muy lejos de tener<br />

ese<br />

consistente al diagnóstico verbalizado por<br />

Trump. La única excepción fue el discurso<br />

pronunciado por el presidente mexicano<br />

durante la conferencia de prensa realizada en<br />

la visita de Trump a Los Pinos.<br />

Aquella mañana de agosto de 2016<br />

Peña Nieto categorizó la visión de Trump<br />

como ―incompleta […] porque no toma en<br />

cuenta los flujos ilegales que vienen hacia el<br />

Sur [con] armas y dinero en efectivo‖. Ese<br />

tráfico, continuó, fortalece ―a cárteles y otras<br />

organizaciones criminales, que generan<br />

violencia en México y obtienen ganancias de<br />

la venta de drogas en Estados Unidos‖. El<br />

presidente mexicano propuso la adopción de<br />

―un enfoque integral‖. Fue una pena que<br />

esas ideas quedaran opacadas porque: 1)<br />

eran líneas perdidas casi al final del<br />

―enfoque integral‖ que se requiere para<br />

contener y frenar la amenaza sobre México,<br />

Estados Unidos y otros países de la región.<br />

¿Cómo hacemos para acercarnos a esa<br />

solución regional e integral? ¿cómo<br />

erradicar los escotomas y tapar los ―hoyos<br />

negros‖ que impiden una política acorde con<br />

la magnitud del riesgo? El filósofo Lucien<br />

Goldmann ofrece una solución:<br />

“Cada grupo –escribió-- tiene un<br />

conocimiento adecuado de la<br />

realidad, pero ese conocimiento sólo<br />

puede llegar hasta un horizonte<br />

máximo, compatible con su existencia<br />

[es decir con los intereses e ideas<br />

heredadas o adquiridas]. Más allá de<br />

ese horizonte sólo podrá recibir<br />

información si se transforma la<br />

estructura del grupo, tal como sucede<br />

con los individuos donde en algunos<br />

casos podrán recibir información sólo<br />

si modifican su estructura psíquica”.<br />

discurso, 2) se diluyeron en la tormenta<br />

desencadenada en México por la visita de


Para los dos países es un asunto de<br />

seguridad nacional y de respeto a la<br />

dignidad humana ampliar el ―horizonte<br />

máximo‖ del conocimiento. En el corto<br />

plazo veo difícil que los gobiernos reduzcan<br />

los escotomas. Pueden incluso reaparecer<br />

fortalecidos si el presidente Trump reinicia<br />

su campaña de ofensas contra México. Es<br />

una tarea para la sociedad organizada, y en<br />

particular para las redes binacionales.<br />

****<br />

En 1975 llegué a hacer estudios de posgrado<br />

a la School of Advanced International<br />

Studies (SAIS) de la Johns Hopkins<br />

University. Durante aquella década México<br />

también se abría al mundo y, por primera<br />

vez desde la guerra entre Estados Unidos y<br />

México de 1846-48, se creaban programas<br />

académicos para estudiar al vecino.<br />

En 1975 mi manejo del inglés era el<br />

mínimo indispensable y mi comprensión de<br />

la cultura paupérrimo. En SAIS tuve el<br />

privilegio de estar cerca de protagonistas<br />

que me educaron acerca de un debate sobre<br />

la esencia, misión y futuro de un Estados<br />

Unidos que vivía las secuelas de la Guerra<br />

en Vietnam, los asesinatos de los Kennedy y<br />

Martin Luther King, el movimiento por los<br />

derechos civiles, la rebelión juvenil y, por<br />

supuesto, Watergate. Habían sido golpes<br />

brutales a la creencia en su excepcionalidad.<br />

Con los años superaron algunas de esas<br />

fractura y una parte de las élites y de la<br />

sociedad modificaron su percepción sobre<br />

México y los mexicanos.<br />

En las cuatro décadas transcurridas se<br />

han reducido las incomprensiones entre<br />

México y Estados Unidos. Ahora somos<br />

vecinos diversos y algunos grupos y sectores<br />

se comprenden cada vez mejor, aunque la<br />

profundidad del conocimiento se modifica<br />

dependiendo del tema. En este proceso<br />

inacabado, un parteaguas es el Tratado de


Libre Comercio con América del Norte que<br />

entró en vigor en 1994. El presidente Carlos<br />

Salinas de Gortari, conocedor de las reglas<br />

de la democracia estadunidense, convenció<br />

al establishment de aquel país las bondades<br />

del Tratado. En México, Salinas invirtió<br />

buena parte de las reservas que quedaban al<br />

presidencialismo autoritario para imponerle<br />

al país un cambio en el paradigma histórico.<br />

En la historia oficial, ser vecinos de Estados<br />

Unidos dejó de ser causa de lamentaciones<br />

para convertirse en motivo de celebraciones.<br />

En esta historia persiste un hoyo<br />

negro gigantesco: la incapacidad de entender<br />

que tras el nacimiento y fortalecimiento del<br />

crimen organizado están las acciones y<br />

omisiones de los dos países. No hacerlo ha<br />

provocado que sea una variable que de<br />

cuando en cuando sacude la relación. La<br />

evidencia está a la vista: la Operación<br />

Intercepción de 1969, el asesinato de<br />

Enrique Camarena (agente de la DEA) en<br />

1985 y el año y medio de insultos proferidos<br />

contra México por Donald Trump.<br />

¿Qué hacer? Estoy terminando un<br />

libro que compara la historia de las mafias<br />

estadunidenses y los carteles mexicanos.<br />

Retomo algunas conclusiones de esa obra<br />

para sustentar el razonamiento formulado en<br />

este texto: 1) en ambos países las élites han<br />

hecho todo lo posible por negar al crimen<br />

organizado; 2) lo reconocieron por una<br />

mezcla de hechos escandalosos y por el<br />

esfuerzo de algunos funcionarios,<br />

académicos y periodistas; y, 3) en las<br />

estrategias aplicadas ninguno asume a<br />

plenitud la naturaleza binacional (y regional)<br />

de la amenaza.<br />

Estados Unidos negó que hubiera<br />

mafias desde 1920 hasta 1957, cuando se<br />

hizo pública la fallida Cumbre mafiosa de<br />

Appalanchin, Nueva York. Vino una larga<br />

etapa de búsqueda y en 1970 el congreso<br />

aprobó las Leyes RICO y en 1986 se dictó


sentencia en el macro juicio de los capos de<br />

las cinco familias neoyorquinas. La política<br />

de descabezar y fragmentar a las familias<br />

fue relativamente exitosa porque estaba<br />

pensada para la institucionalidad<br />

estadunidense. Fue un error que<br />

transformaran su experiencia en la estrategia<br />

para toda la región. En México esa política<br />

ha sido un fracaso.<br />

Miguel De la Madrid fue el primer<br />

presidente mexicano en declarar en 1987<br />

que la principal amenaza a la seguridad era<br />

el narcotráfico. Era una medida obligada<br />

después de que se descubriera la protección<br />

que daban las policías mexicanas al Cartel<br />

de Guadalajara que ejecutó a Enrique<br />

Camarena en 1985. Los tres presidentes que<br />

siguieron se esmeraron en las declaraciones<br />

sin reconocer la gravedad del problema ni<br />

desarrollar una política adecuada para la<br />

magnitud de la amenaza.<br />

Felipe Calderón Hinojosa (2006-<br />

2012) lanzó a las fuerzas armadas –última<br />

reserva de institucionalidad de un Estado<br />

deshilachado—a combatir un enemigo que<br />

desconocía. La audacia con ignorancia<br />

provocó un baño de sangre y facilitó el<br />

aumento en el poder de los carteles. La<br />

estrategia gubernamental ha mejorado pero<br />

sigue teniendo graves carencias: trata con<br />

indiferencia a las víctimas del conflicto y es<br />

incapaz de exigirle a Estados Unidos que<br />

asuma a plenitud la corresponsabilidad. No<br />

es ni integral, ni regional.<br />

Si los gobernantes no quieren o<br />

pueden, corresponde a la sociedad exigirles<br />

que revisen a fondo estrategias y políticas.<br />

Es un problema enorme que involucra<br />

dimensiones altamente sensibles de la vida<br />

de los dos países. Si tomamos en cuenta la<br />

historia, el punto de partida debe ser cambiar<br />

el horizonte máximo de comprensión de las<br />

élites para de ahí pasar a las sociedades. El


objetivo es que asuman a plenitud la<br />

corresponsabilidad.<br />

Hay varias instituciones que pueden<br />

jugar un papel relevante. Menciono, a<br />

manera de ejemplo, el Mexico Institute del<br />

Woodrow Wilson Center for International<br />

Scholars. Fue creado en el 2003 y en el 2007<br />

me invitaron a ser parte de su Consejo. Los<br />

diez años que he participado en el ejercicio<br />

me ha permitido tener una visión razonable<br />

sobre las fortalezas y debilidades de este<br />

organismo binacional.<br />

Sus mayores virtudes son la pluralidad<br />

de su membresía, la flexibilidad de su<br />

enfoque y membresía y el acceso a los<br />

círculos de toma de decisión en los dos<br />

países. Es capaz de relacionarse y sentar a la<br />

mesa a figuras representativas de la política,<br />

la economía y la sociedad para discutir los<br />

temas más álgidos de la relación o de las<br />

realidades de cada país. Sesiona cada<br />

semestre: una vez en Washington, otra en la<br />

ciudad de México. Tiene una presidencia<br />

igualmente binacional (en estos momentos<br />

José Antonio Fernández Carbajal y Roger R.<br />

Wallace). Es, también, uno de los sitios<br />

preferidos para que los defensores del<br />

régimen y sus críticos presenten sus puntos<br />

de vista en Washington.<br />

Hay otras instituciones que pueden<br />

jugar un papel fundamental en convocatorias<br />

binacionales. Esté quien esté en la Casa<br />

Blanca o Los Pinos el crimen organizado<br />

seguirá siendo la principal amenaza para los<br />

dos países. La mejor apuesta es ampliar el<br />

horizonte máximo de la comprensión para<br />

combatir los escotomas, los hoyos negros,<br />

que impiden asumir lo obvio: la<br />

corresponsabilidad de los dos países. En<br />

lugar de responsabilizar al ―otro‖,<br />

profundicemos en desentrañar pasado,<br />

presente y futuro de un cáncer que se gestó<br />

en Estados Unidos y se expandió por la<br />

Cuenca del Caribe. México es por ahora el


epicentro temporal de un problema que<br />

seguirá existiendo y desplazándose por esta<br />

es un problema binacional. Así de simple y<br />

de complicado.<br />

parte del mundo. Lo frenaremos cuando<br />

aceptemos su existencia y entendamos que

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