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BOLETÍN PIGA DISTRITAL N°18

EL USO DE LA BICICLETA COMO MEDIO DE TRANSPORTE EN EL DISTRITO

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Boletín <strong>PIGA</strong> N° 18<br />

• Un medio de transporte limpio:<br />

Transportarse en bicicleta evita la generación<br />

de contaminantes atmosféricos como gases de<br />

efecto invernadero, ruido y congestión vehicular,<br />

contribuyendo al mejoramiento de la movilidad en<br />

la ciudad.<br />

Los elementos mencionados en relación con<br />

la movilidad, también permiten que el acceso<br />

sea equitativo para los distintos grupos de<br />

población y se debe aprovechar como una<br />

acción imprescindible para el fomento real de la<br />

sostenibilidad en las ciudades.<br />

Según estudios, de 56 ciudades de la región,<br />

Bogotá es la mejor ciudad de América Latina para<br />

los ciclistas. De los 2.513 kilómetros de ciclorutas<br />

con los que cuenta el continente, Bogotá tiene<br />

392 km, esto la convierte en el territorio con la<br />

mayor cantidad de vías para el tránsito de ciclistas,<br />

superando a ciudades como São Paulo 271 km y<br />

Buenos Aires 130 km. (Revista Semana Sostenible,<br />

2016).<br />

En este sentido, desde el Plan Distrital de<br />

Desarrollo “Bogotá Mejor para Todos 2016–2020”<br />

se establece que a través de alianzas público<br />

privadas, los peatones y bici-usuarios tendrán<br />

una nueva infraestructura base con más de 120<br />

km nuevos de ciclorutas y más de 3,5 millones<br />

de m2 de espacio público; además de aumentar<br />

en un 30% el número de kilómetros recorridos en<br />

bicicleta y la conservación de 100 km de ciclorutas.<br />

TENDENCIA<br />

SOCIOCULTURAL AL EMPLEAR LA BICICLETA<br />

A finales del siglo XIX las mujeres se subieron con<br />

entusiasmo al vehículo de transporte de dos ruedas<br />

y provocaron una auténtica revolución social que<br />

tenía que ver con la lucha por la emancipación<br />

femenina (Huerta y Gálvez, 2016). Actualmente,<br />

siguen existiendo más hombres conductores<br />

que mujeres y aunque esta desproporción<br />

se ha reducido en las últimas dos décadas,<br />

ellas siguen siendo las principales usuarias del<br />

transporte público y realizan buena parte de los<br />

desplazamientos a pie. En definitiva, el género es<br />

una de las variables que condicionan de manera<br />

inequívoca las prácticas urbanas, y en concreto<br />

las formas de movilidad (Morillo, 2014).<br />

Esta asociación entre mujeres y bicicletas ha<br />

constituido desde sus inicios un binomio llamativo<br />

y recurrente, y en algunos casos, ha conllevado<br />

situaciones problemáticas para las sociedades<br />

occidentales. Dichas representaciones,<br />

incentivadas en gran medida por los medios de<br />

comunicación, han influido en la concepción que<br />

tiene la sociedad de lo que significa montar en<br />

bicicleta siendo mujer lo que resulta apropiado<br />

hacer y lo que no; lo que las mujeres están<br />

capacitadas para realizar y lo que se escapa a sus<br />

posibilidades. Los imaginarios sobre el género<br />

femenino en bicicleta han dictaminado el tipo de<br />

indumentaria, conducción y espacio al que ellas<br />

pueden o no tener acceso (Huerta y Gálvez, 2016).<br />

No obstante, dichos imaginarios han ido cambiando<br />

y según lo planteó Garrard (2006), la presencia<br />

de mujeres que se desplazan habitualmente en<br />

bicicleta en las ciudades, constituye un buen<br />

indicador del grado de integración de la misma.<br />

En lugares donde la bicicleta forma parte de las<br />

dinámicas habituales de la movilidad, su empleo<br />

ha sido de acuerdo al género, tendiendo a ser cada<br />

vez más igualitario a diferencia de aquellos otros<br />

sitios en donde este desplazamiento se encuentra<br />

todavía en un momento inicial de expansión<br />

(Garrard; y otras, 2012).<br />

Es así como los condicionantes socioculturales que<br />

operan de forma específica sobre determinados<br />

colectivos, resultan clave para cualquier medida<br />

que se persiga; no solo una transición hacia<br />

modelos de movilidad más limpios, sino también<br />

un acceso equitativo a los medios de transporte<br />

necesarios para ello.<br />

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