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Eulàlia Bosch<br />

Oteizaren<br />

<strong>eguna</strong>


Eulàlia Bosch<br />

Oteizaren <strong>eguna</strong><br />

Zarautz, 20 de octubre del 2006


La noche acabó en lluvia.<br />

Fue una súbita luz blanquecina<br />

quien despertó el día.<br />

Zarautz, más allá del horizonte,<br />

respiraba niños<br />

cuando el viento se llenó de abrazos.


¿Dónde fue la vida<br />

si el trabajo no había terminado todavía?<br />

La rabia no admite más demora.<br />

El viento habla de tregua,<br />

la inocencia de trastorno.


ojo edad,<br />

rojo verdad,<br />

rojo silencio.


En la bufanda roja,<br />

la cabeza encuentra cobijo.<br />

Así las ideas no se disuelven en la nada.<br />

La txapela rinde homenaje.<br />

La mano se abre.<br />

Recibir es dar dos veces.


El viento se lleva la voz<br />

y el silencio.<br />

El llanto cubre con su velo<br />

la noche hecha día.


El sol<br />

reemplaza la campana de la iglesia<br />

y los perros<br />

siguen hablando de un pasado ancestral,<br />

de un pasado sin nombre,<br />

del pasado.


Cuando los niños abandonan la escena,<br />

¿dónde está el corazón de la escultura?


Ni viento,<br />

ni lluvia,<br />

ni sol.<br />

Atardecer residual,<br />

sin límite,<br />

sin sucesión.<br />

El mar.


¿Cómo se honra a los muertos?


El viento<br />

todo lo mezcla,<br />

todo lo confunde,<br />

todo lo llena.<br />

El viento<br />

todo lo aúna<br />

en un cúmulo<br />

imprevisto e irrepetible.<br />

El viento<br />

se adueña del pelo<br />

como del prado.


El viento<br />

no hace distingos.<br />

El viento<br />

alienta y amenaza.<br />

El viento sacude a los vivos<br />

y arremolina sus recuerdos<br />

de futuro.<br />

Los muertos<br />

sienten la sacudida del viento<br />

y el silencio gana la partida.


Rojo ardiente<br />

de luz<br />

y de pasión.<br />

Rojo verde<br />

cuando el sol<br />

llega a su ocaso.<br />

Rojo blanco<br />

del amanecer.<br />

Rojo intenso<br />

sobre un negro necesario.


Oteiza rojo<br />

sobre blanco,<br />

sobre negro,<br />

bajo el viento,<br />

en la noche que se deja pasear por un<br />

perro sin rumbo.<br />

Oteiza rojo,<br />

recorrido de tiza,<br />

lluvia incesante,<br />

mirada azul<br />

más allá del cielo,<br />

más acá del mar.


Oteiza rojo<br />

disuelto en infinitos juegos de letras<br />

Oteiza rojo<br />

y negro<br />

y gris<br />

Oteiza<br />

rastro de la luna<br />

sobre el amanecer<br />

¿era de noche o de día cuando llegó el fin?


Volvió la noche,<br />

volvió el día,<br />

resurgió la rabia,<br />

se impuso el silencio.<br />

Llegó el deseo del final como principio,<br />

otra vez el tiempo<br />

impuso su ritmo,<br />

y las vacas siguieron rumiando<br />

que en los toros estaba la eternidad.


La marea barrió la arena<br />

y las ostras volvieron a ser el tesoro<br />

escondido del mar.


¿Qué ha sido del frío?<br />

esta vez, octubre no reconoce al otoño.<br />

Cuando los nombres de los muertos se confunden<br />

la vida les sigue siendo infiel.<br />

La noche es noche,<br />

aunque le preceda el día


ojo sol<br />

rojo luz<br />

rojo plural<br />

rojo fue el día<br />

en Zarautz<br />

rojo el aire<br />

que barrió<br />

el lugar<br />

rojo el recuerdo<br />

que incitó al futuro a ser,<br />

sin más,<br />

futuro rojo del atardecer.


Eulàlia Bosch<br />

lalibosch2@gmail.com<br />

info@bibliotecadelespejo.com

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