Redes Sociales
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Se entiende por privacidad el nivel de<br />
protección de que disponen todos los datos e<br />
informaciones que una persona introduce en una<br />
red social, en cuanto al grado de accesibilidad a<br />
ellos que otros usuarios o internautas pueden<br />
tener. La mayoría de comunidades sociales y<br />
plataformas 2.0 ofrecen distintas opciones relativas<br />
a esta función, mediante las cuales puede<br />
configurarse la privacidad general de la cuenta. De<br />
este modo, al titular de la misma se le otorga la<br />
potestad de decidir qué quiere compartir con el resto de usuarios de la red social o de<br />
Internet, además de la posibilidad de modificar estos parámetros de seguridad en<br />
cualquier momento. Por lo general, se establece una distinción básica entre aquellos<br />
usuarios que tienen cuenta y los que no, y dentro de los primeros, entre los que forman<br />
parte de nuestra lista de contactos -o de la de alguno de ellos- y los que no tienen vínculo<br />
alguno con nosotros. Las redes más completas, como Facebook, permiten ajustar la<br />
privacidad de un modo muy focalizado -en el caso de ésta, por ejemplo, cada vez que se<br />
escribe un comentario o post en el perfil propio- y por otra parte amplio, como es el caso<br />
de la opción de no ser indexado por ningún motor de búsqueda, interno o externo.<br />
Es preciso ser cuidadoso, reiteramos, con la cantidad de información que se pone a<br />
disposición de los demás, y habilitar el acceso a ella, en la medida de lo posible, sólo a los<br />
usuarios que consideramos contactos o amigos. Han aparecido varias noticias en los<br />
últimos meses sobre personas que habían perdido su empleo u otras posesiones por un<br />
comentario desafortunado en Facebook o Twitter que acabó llegando a oídos -ojos, mejor<br />
dicho- de quien no debía. Para evitar esto, además de configurar la privacidad<br />
adecuadamente, es necesario conocer los rudimentos de la red que se está usando y no<br />
abusar de las secciones de lectura pública -la mayoría dispone de un servicio de<br />
mensajería privada para asuntos de esta índole-. Por otra parte, tampoco viene mal<br />
aprender a morderse la lengua -o los dedos, virtualmente hablando-<br />
Conclusión<br />
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