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ríamos a creerlas, si no las garantizara la santidad de<br />
este varón y la de Santo Domingo antes que él, y después,<br />
la de muchos grandes personajes junto con la<br />
experiencia de muchos siglos. Pues siempre se ha<br />
observado que los que llevan la señal de la reprobación<br />
-como los herejes, impíos, orgullosos y mundanosodian<br />
y desprecian el Avemaría y el Rosario... Por el contrario,<br />
la experiencia enseña que quienes manifiestan<br />
grandes señales de predestinación, estiman y rezan<br />
con gusto y placer el Avemaría, y cuanto más unidos viven<br />
a Dios, más aprecian esta oración. La Santísima Virgen<br />
lo decía al beato Alano a continuación de las palabras<br />
antes citadas.” Este gran devoto de María confirmó<br />
con juramento sus revelaciones, como dice el libro: El<br />
Secreto Admirable del Santísimo Rosario, pag. 49.<br />
XII. El Ave María: Dios te<br />
salve, María, llena eres de<br />
gracia; el Señor es contigo.<br />
Bendita Tú eres entre todas<br />
las mujeres, y bendito es el<br />
fruto de tu vientre, Jesús.<br />
Santa María, Madre de<br />
Dios, ruega por nosotros,<br />
pecadores, ahora y en la<br />
hora de nuestra muerte.<br />
Amén.<br />
XIII. La Salve: Dios te<br />
salve, Reina y Madre de<br />
misericordia, vida, dulzura y<br />
esperanza nuestra; Dios te<br />
salve. A ti llamamos los<br />
La Virgen María