RNENERO2018

20 Enero 2018
TURISMO
Patio de Armas
El Palau Ducal de Gandia
Siglos de historia en el centro de la ciudad
Es uno de los edificios civiles más importantes de todo el patrimonio histórico y artístico valenciano. El Palau Ducal
de Gandia fue creciendo junto a la ciudad casi desde sus inicios y, aunque pasó por momentos de abandono que incluso
hicieron peligrar su supervivencia, afortunadamente fue preservado y restaurado para que hoy siga siendo el
monumento más simbólico de la capital de la Safor. Les invitamos a conocer este magnífico palacio, compendio de
diferentes estilos arquitectónicos y ligado a una de las familias valencianas más famosas, los Borja, y sobre todo a
un nombre, San Francisco de Borja.
Salón de Coronas del Palau Ducal de Gandía.
entonces cardenal Roderic de
Borja (futuro papa Alejandro
VI). Es de esta forma como el
conjunto palaciego pasa a manos
de esta notable familia valenciana,
cuyos miembros irán
engrandeciéndolo durante al
menos once generaciones.
De entre todos los Borja que
vivieron aquí, destaca un nombre
que será fundamental para
el futuro del inmueble. Se trata
del cuarto duque de Gandia,
Francisco de Borja. Y decimos
que es fundamental porque
tras la muerte del último
de los duques Borja sin descendencia,
el palacio y el ducado
pasaran por herencias matrimoniales
a ser propiedad de los
duques de Osuna, quienes en el
siglo XVIII dejarán de prestar
atención al palacio y quedará
abandonado durante casi cien
años, llegando a entrar en una
fase de deterioro y ruina que a
punto estuvo de terminar en su
demolición de no ser por la llegada
de la Compañía de Jesús,
que adquirió el palacio en 1890
en pública subasta con el fin de
restaurarlo y dedicarlo a la memoria
de Francisco de Borja,
elevado a la categoría de Santo
en 1671. Hoy, el Palau Ducal
sigue siendo propiedad de los
jesuitas.
San Francisco de Borja
La figura de Francisco de Borja
fue por tanto clave para la
historia del palacio y para que
éste llegara a nuestros días
como lo vemos hoy. Nació
entre sus muros en 1510 y su
familia lo envió a la corte de
Carlos I, donde en 1529 fue
nombrado caballerizo mayor
de Isabel de Portugal, esposa
del emperador. La muerte de
I. V.
El Palau Ducal de Gandia es
uno de esos grandes edificios
históricos que tenemos muy
cerca de nuestra comarca pero
quizás sea un completo desconocido
para muchos habitantes
de la Ribera. Así que, si
este es su caso, desde aquí le
animamos a visitarlo, porque
recorrer sus señoriales estancias
de la mano de sus guías
supone toda una lección de
arte y de historia.
El edificio es visitable durante
todos los días de la semana.
Para organizar la visita, lo más
recomendable es acceder previamente
a su página web y
comprobar horarios, tanto de
apertura como de las visitas
guiadas. Éstas tienen una duración
aproximada de 45 minutos
y es la mejor opción, ya
que apenas varía el precio de
la entrada.
Su historia
El primitivo palacio se remonta
al siglo XIV, cuando Jaume
II el Just entrega la villa a su
hijo, el infante Pere de Ribagorça,
quien sitúa su residencia
en la parte más alta de la
población, el tossal. Pero será
con su heredero, Alfons el
Vell, con quien el edificio adquiere
unas dimensiones y una
distinción en consonancia con
el rango de su propietario. Recordemos
que Alfons el Vell
reunió los títulos de conde de
Dénia, marqués de Villena,
conde de Ribagorza, duque de
Gandia y primer condestable
de Castilla. Además, construyó
para la orden de los Jerónimos
el cercano monasterio
de Cotalba. Al morir su hijo
sin descendencia, el palacio
volvió a manos de la Corona
de Aragón, hasta que en 1485
el ducado fue adquirido por el
Oratorio de San Francisco de Borja