Inequidad Socio-Ecologica
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Publicado en Página Abierta, Diario Extra de Costa Rica:<br />
http://www.diarioextra.com/Noticia/detalle/351821/problema-urgente-para-el-proximo-gobierno<br />
<strong>Inequidad</strong> <strong>Socio</strong>-Ecológica: Un Problema de Urgente<br />
Atención para el Próximo Gobierno<br />
Bernardo Aguilar González<br />
Director Ejecutivo, Fundación Neotrópica<br />
En su capítulo de Armonía con la Naturaleza, el Informe del Estado de La Nación contabiliza el número de<br />
acciones colectivas como indicador de la conflictividad ambiental. Las cifras del último reporte nos<br />
muestran un descenso en números absolutos entre los años 2014 y 2016 (Algo más de 50) que, sin<br />
embargo, no logra reducir la conflictividad ambiental a niveles relativamente bajos como los que se dieron<br />
en años como el 2001 o 2006 (menos de 10 acciones). El año 2014 es el que reportó el mayor número de<br />
acciones en toda la serie histórica que registra este reporte (casi 60). En términos porcentuales, los temas<br />
ambientales representan hoy día un 16% del total de acciones colectivas. Abundante literatura científica<br />
atribuye esta conflictividad y sus altos costos sociales a las tendencias de inequidad en la apropiación de<br />
los beneficios y la distribución de los costos que se generan con el uso de los ecosistemas en la actual<br />
coyuntura mundial.<br />
Ejemplos de las formas en las que se expresa esta inequidad socio-ecológica son fáciles de identificar en<br />
nuestra realidad de hoy. Un caso actual se relaciona con la lucha por una adecuada regulación del recurso<br />
hídrico. Cuando le damos subsidios sociales a actividades depredadoras del ambiente que les permite<br />
acaparar este recurso y asimismo generar significativos impactos en perjuicio de las comunidades<br />
circundantes o del patrimonio natural del estado estamos creando una disparidad de este tipo en perjuicio<br />
de todas y todos los habitantes de Costa Rica.<br />
Podemos visibilizar esta relación entre inequidad social y sobre-apropiación del espacio ambiental dentro<br />
de un marco de los modelos de desarrollo implementados en el país. Vemos en el gráfico (en la página<br />
siguiente) la evolución histórica de la relación entre la huella ecológica per cápita del país y su<br />
biocapacidad. La huella mide el impacto de nuestro consumo en términos de hectáreas utilizables para<br />
bosques, energía, espacios habitables, alimentos (terrestres y marinos), fibras, etc. La biocapacidad es la<br />
cantidad de hectáreas disponibles por habitante para sustentar ese consumo. Las cifras que presentamos<br />
aquí representan el porcentaje de esa biocapacidad que es consumida cada año por nuestro consumo.<br />
Los números negativos implican que nuestra huella de ese año consumió más de un 100% de nuestra<br />
biocapacidad.
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En el otro eje se representa la evolución histórica del índice de Gini para los años en los que está disponible.<br />
Este representa la concentración del ingreso como indicador de la inequidad social. Este índice se<br />
contabiliza entre 0 y 1 siendo 1 una situación de inequidad absoluta y 0 una de igualdad absoluta. Los<br />
países que superan un 0.5 comienzan a acercarse a situaciones de inequidad alta.<br />
Se puede ver de esta representación que el período del Estado Benefactor en Costa Rica entre los años 60<br />
y 80, a pesar de presentar una tendencia hacia la sobreutilización de nuestra naturaleza, presenta también<br />
una tendencia a la reducción de la inequidad en el ingreso. La tendencia a la reducción de la inequidad en<br />
el ingreso continúa hasta el final de la administración Monge Álvarez.<br />
De allí en adelante, la tendencia se revierte y vemos un continuo crecimiento en la desigualdad del ingreso<br />
al tiempo que se presenta una mayor sobreutilización de la biocapacidad costarricense con dos períodos<br />
de breve recuperación. La relación de estas variables con el crecimiento económico en el mismo período<br />
nos brinda una perspectiva diversa de la presentación de país verde que se ha mostrado en el pasado<br />
cuando se ha comparado el PIB con la cobertura forestal.<br />
Refiriéndose al proceso electoral que se avecina, el ecologista Mauricio Álvarez nos presentó hace algunos<br />
días la idea de un descartómetro ecologista electoral. Nos dice que “En general los problemas ambientales,<br />
por lo menos los más estructurales, tienen su origen en las desigualdades sociales y eso parece omitirse<br />
en general en los planes de la mayoría de los partidos.” En la elaboración de su argumentación hace
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señalamientos puntuales que se pueden sintetizar alrededor del modelo de desarrollo que se visualiza.<br />
Desde la perspectiva de los temas que urgen al país, parece que esta reflexión es pertinente para todas y<br />
todos los votantes más allá del sector ambiental.<br />
Así, cuando se argumentan planes de desarrollo con creación masiva de empleos, entre las preguntas<br />
relevantes está si ese desarrollo se basa en el estímulo al crecimiento económico indeseable por<br />
concentrador de la riqueza y depredación del ambiente. Esta pregunta es particularmente importante<br />
cuando se trata de propuestas como el levantamiento de moratorias para la explotación del gas natural o<br />
del petróleo. Asimismo, comprende ideas como la abolición de la prohibición de la minería a cielo abierto<br />
que han mencionado algunos de los candidatos. Propuestas como éstas tienen potenciales costos de<br />
oportunidad graves para otras actividades como el turismo que se han convertido en la savia de nuestra<br />
economía.<br />
Otra cosa es cuando se proponen modelos de desarrollo con impactos redistributivos positivos y que<br />
ayudan a reducir el impacto de la actividad productiva sobre el ambiente. En el país tenemos ejemplos<br />
interesantes desde la economía social y solidaria en actividades como el café y otras.<br />
Asimismo, parece necesario el considerar superar la inequidad en el desarrollo regional que define dos<br />
Costa Ricas: una que se encuentra en las zonas periféricas del país, que atrae al turismo y genera una gran<br />
proporción de los servicios ecosistémicos, cuyos réditos positivos se concentran en beneficio de los<br />
pobladores del Valle Central. Esta perspectiva, a la par de sanas políticas de participación y<br />
empoderamiento, son el centro de la visión socio-ambiental que plantea la encíclica Laudato Si del Papa<br />
Francisco, indicadora indudable del consenso internacional sobre la importancia que se le está<br />
reconociendo a este enfoque.<br />
Por ello, recomendamos al lector que comparte esta perspectiva un análisis meditado de las propuestas<br />
que nos ofrecen los partidos políticos en este proceso electoral. El gobierno que elijamos debe tener<br />
planteamientos y herramientas que permitan atender este urgente tema en beneficio de todas y todos<br />
los que habitamos este país y de nuestra riqueza natural.