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entonces describí su formación comparándola con la cola de una cometa china.<br />
Parecían volar en formación escalonada. No obstante, al mirar los objetos que se<br />
destacaban sobre el cielo y sobre la nieve del monte Rainier según se aproximaban,<br />
no conseguí discernir colas en ellos, y lo cierto es que yo nunca había visto un avión<br />
sin cola.<br />
“Aquellos objetos eran de un tamaño considerable, y conté hasta nueve. ..<strong>Lo</strong>s<br />
brillantes destellos que surgían de su superficie, y que yo al principio supuse que eran<br />
reflejos del sol, eran pulsantes, y al propio tiempo los aparatos se balanceaban;<br />
parecían volar tan fácilmente de lado como en posición plana…<strong>Lo</strong>s objetos<br />
parecieron ascender un poco mientras seguían el rumbo de 170 grados, y comprendí<br />
que estaba a nivel con ellos porque ambos estábamos en el horizonte. Mi altímetro<br />
señalaba algo más de 9.200 pies (2.800 metros), lo cual quiere decir que ellos volaban<br />
a esta altitud, poco más o menos. Calculé que su diámetro era de unos 30 metros y,<br />
por supuesto, me sorprendió mucho que no tuvieran cola, pero pude ver muy bien su<br />
imagen sobre la nieve.<br />
“Cuando despedían aquel destello parecían ser completamente redondos. Cuando se<br />
me mostraban de lado a de plano, se veían muy delgados y en realidad desaparecían<br />
de mi vista tras una aguda proyección del monte Rainier sobre el ventisquero. Pero<br />
como yo conocía aproximadamente mi situación en relación con la montaña, sabía<br />
por dónde habían pasado. Pensé que mi cálculo de la distancia y mi cronometraje me<br />
permitirían calcular, dentro de un margen razonable, su velocidad y por entonces ya<br />
estaba seguro de que aquella extraña formación de aparatos volaba a más de mil<br />
millas por hora(más de 1.600 km por hora).<br />
“Entonces, cuando terminaron de sobrevolar Goat Ridger, el segundo a partir del final<br />
pareció volver su parte superior hacia mí. Creo que esta es la expresión más<br />
adecuada, y entonces pude ver que el objeto no era redondo. A juzgar por las<br />
maniobras que efectuaban, pensé que si hubiese seres humanos en ellos, hubieran<br />
quedado hechos picadillos al primer viraje, porque aquellos aparatos volaban muy<br />
deprisa y de una manera muy caprichosa; por el modo como cambiaban de dirección<br />
casi instantáneamente, la fuerza centrífuga debía ser terrorífica.