GUIA BOGA 2018

Alfonso Herrán
Periodista de AS
TITANES SOBRE EL AGUA
Olor a salitre, humedad, sol picando en vertical, chapoteo de
palas al cachetear el agua, esfuerzo, gritos desde la proa… El
remo es un deporte con una liturgia que anima los veranos a
apostarse en los márgenes de rías y costas en la franja cantábrica
y atlántica. Durante veinte minutos, tres lotes de élite, más
ocasionalmente una tanda femenina, ponen su corazón a todo
trapo alentados por un pueblo entero desde la orilla. El color
invade nuestras aguas: amarillo, rojo, azul, blanco, rosa, verde,
morado… El arcoíris desafiando a las olas de un mar embravecido
o tal vez sobre el remanso de algo parecido a una piscina.
En cada regata me imagino a cada remero como si desafiase a un
coloso del Himalaya, la cordillera mítica de los 'ochomiles'. Cada
metro, cada huella que los alpinistas dan es un espacio valioso
que ganan a la leyenda. Bajo la nieve, atentos a posibles aludes,
con problemas respiratorios en ocasiones… El esfuerzo al final
siempre habrá valido la pena. En el remo pasa lo mismo. Llueva,
haga viento o un sol de justicia, cada palada, cada metro superado
en la boga es un valioso paso hacia la cima del banderazo
final. No hay descanso a babor ni a estribor, el bote se desliza
bajo el esfuerzo de doce titanes, un patrón y un proel. No hay
tiempo para acomodarse, y cada ciaboga es como cada requiebro
en la montaña, en busca de no ceder tiempo y enfilar perfecto
hacia cada recta.
A diferencia de las cumbres del planeta, gobernadas por el silencio,
la afición forma una parte fundamental de esta doble aventura
semanal que es el remo. Con el pañuelo anudado al cuello,
cada pueblo se deja contagiar por la fuerza que transmiten las
regatas y va haciendo peregrinaciones por las sedes que salpican
el calendario estival. Para las cuadrillas que suban a cada bote, se
trata de competir con la mayor dignidad posible, de ganar si es
posible cada bandera y, ante todo, defender el orgullo de todo
un pueblo.
Hay enormes ingredientes para que se abra el telón de una campaña
apasionante: la preciada corona, en manos de Urdaibai por
sus cinco títulos alternos (aumentados a seis el año pasado) y
Kaiku por los tres seguidos, llegará al final de esta excitante travesía
a manos del más regular durante 19 grandes estaciones,
con un inicio ya muy consolidado en Bilbao, los dos fines de
semana en Galicia y el colofón 'monstruoso' de Portugalete. Se
da un paso importante con las chicas aumentando las regatas
femeninas, porque estamos en tiempos en los que las mujeres
deben tener de una vez por todas el sitio que
merecen en el deporte.
Herrán, con una imagen del Mueso Guggenheim de fondo.
@alfonsoherran
Los clubs han optado por el continuismo, con cambios puntuales
pero mucho conservadurismo en la dirección técnica. Urdaibai
Avia, GO fit Hondarribia y Orio Babyauto son los tres 'galácticos'
a los que el resto tratará de arrancar victorias. Zierbena Bahías
de Bizkaia está creciendo mucho estos años y Cabo está dando
pasos firmes para contar pronto en las quinielas. Y tenemos
entre nosotros a dos felices debutantes: un Santurtzi Iberdrola,
que coronó su medio siglo de existencia con el ascenso, y una
Donostiarra que se trae tras de sí mucha tradición y una ciudad
que no ha dejado de asomarse al mar en toda su historia.
Los medios ponemos a punto los cuadernos (esto los periodistas
que pertenecemos a la era de las máquinas de escribir, porque
ahora en las regatas se imponen los twitter, iPad, whatsapp y
demás tecnología del 'todo antes de que pase') para otra temporada
apasionante. Para no perder detalle, estaremos atentos a
retransmisiones que nos involucran en cada trainera con GPS,
reporte al instante de paladas por minuto, metros recorridos por
cada patrón… La ACT no para de crecer, de consolidarse como
competición de élite, de organización profesional con nombre y
apellido en la actualidad: Eusko Label Liga. Desde el banderazo
de salida hasta la entrañable gala que entroniza a los mejores, es
admirable el afán por superarse año a año. Como el del alpinista
que supera un 'ochomil' y desde la
cima divisa el siguiente hito al que
hollar.
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