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Revista Trapiche | Año 10 | Edición 123 | Junio 2018

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JUNIO <strong>2018</strong><br />

GOBERNAR<br />

ES MUCHO MÁS QUE<br />

UNA CAMPAÑA<br />

D<br />

e no cambiar las actuales tendencias electorales, el dos de<br />

julio iniciará la cruda de esta borrachera electoral.<br />

La inmensa mayoría de los electores tienen los ojos<br />

puestos en quien ganará la Presidencia de la República, sin<br />

considerar que ese mismo día se estarán disputando más de 3<br />

mil cargos de elección popular.<br />

Todos estos espacios que se encuentran en juego, son de<br />

gran relevancia para cada una de las demarcaciones, sin embargo,<br />

para la estabilidad del país, cobra mucha relevancia la<br />

integración del poder legislativo, es decir, la Cámara de Senadores<br />

y de Diputados.<br />

La razón de esta aseveración, radica en que se están descuidando<br />

los contrapesos que en mucho ayudan a mantener el<br />

equilibrio político, de tal forma que, si un partido político gana<br />

todo, se pone en riesgo el principio democrático de la nación,<br />

poniéndonos en la antesala de un régimen autocrático, que<br />

generalmente termina en dictadura, con el consecuente atraso<br />

económico y pérdida de libertades.<br />

Es casi seguro que, a la hora de emitir los votos, la gran<br />

mayoría actuará en función de los sentimientos y no del razonamiento.<br />

El corazón le ganará la partida al cerebro, y en el<br />

peor de los casos, ganarán las vísceras.<br />

El poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente,<br />

dice una máxima en política.<br />

No es sano para la democracia poner todos los huevos en<br />

una sola canasta. Ese sería el caso del partido que llegara a<br />

ganar todos o la mayoría de los espacios de poder. Las buenas<br />

intenciones se irán por el desagüe de la democracia, hasta llegar<br />

al estercolero de la ingobernabilidad.<br />

Durante la campaña, han sido más intensas las descalificaciones<br />

que las propuestas, como si la estrategia fuera demostrar<br />

quién es peor en materia de corrupción.<br />

De lado de los electores las cosas no pintan nada mejor,<br />

pues aplaudimos las ocurrencias en lugar de cuestionarlas;<br />

aceptamos ideas vagas sin tener ningún sustento; cuestionamos<br />

a los corruptos de un partido y en otro les hacemos<br />

caravana.<br />

La frivolidad y el libertinaje político, campean libremente<br />

en toda la nación cobijados con la bandera de la libertad<br />

de expresión.<br />

Se ha dicho lo que el electorado quiere escuchar y no lo<br />

que el electorado necesita saber, para sacar adelante a este<br />

país. La grandeza de una nación se finca en la actitud de su<br />

población económicamente activa, no tan solo en la eficiencia<br />

de su gobierno.<br />

Es claro que lo que este país necesita es aumentar el Producto<br />

Interno Bruto, lo cual se logra aumentando la actividad<br />

económica de todos los sectores que generan riqueza.<br />

¿A quién le interesa la propuesta del Bronco de acabar<br />

con el asistencialismo y poner a trabajar a la gente? Casi a<br />

nadie, la razón es simple, es una propuesta que no vende<br />

electoralmente.<br />

Qué triste es ver que lejos de anhelar que se terminen las<br />

prácticas deshonestas en el ejercicio del gobierno, solo nos conformemos<br />

que ahora sean otros las que las practiquen. “Ellos<br />

ya robaron mucho, ahora que roben otros”.<br />

Si el combate a la corrupción es una estrategia que vende<br />

bien electoralmente, por qué ningún candidato de ningún<br />

nivel y de ningún partido, incluidos los independientes, han<br />

propuesto ponerles lupa a los expedientes técnicos, vigilando<br />

primero, que los montos presupuestados se apeguen a los<br />

costos reales vigentes en el mercado y segundo que, durante su<br />

operación, se respeten las especificaciones técnicas comprometidas.<br />

Esa sería una propuesta simple, concreta y fácil de entender<br />

por cualquier mortal que asistirá el 1 de julio a emitir su<br />

voto, no tan solo de cómo combatir a la corrupción, sino que<br />

también, permitiría hacer una estimación muy aproximada<br />

de los montos que se obtendrían al vigilar la presupuestación<br />

de la obra pública.<br />

El primero de diciembre del <strong>2018</strong>, los mexicanos tendremos<br />

un nuevo Presidente, el cual, habrá tenido cinco meses<br />

para empaparse de la problemática real del país. Los números<br />

le habrán dicho ya, que una cosa es la campaña y otra muy<br />

distinta es la gobernanza. De todo lo ofrecido, él será el primer<br />

decepcionado, al percatarse que los números simplemente no le<br />

cuadran. Que importa eso si el objetivo de llegar al poder se ha<br />

cumplido. Y el objetivo de los ciudadanos de acceder a una vida<br />

mejor ¿cuándo?<br />

Tendremos que esperar otros seis años para que surjan nuevas<br />

esperanzas y nuevas ilusiones. Por salud mental, regresemos<br />

a nuestra realidad a cargar solos nuestra cruz. Ojalá y<br />

para ese entonces tengamos presente que “gobernar es mucho<br />

más que una campaña”.

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