NARCOTRÁFICO EN BOLIVIA

EDICIÓN 256
INESTABILIDAD SOCIAL
SEMANARIO INDEPENDIENTE
AlertA
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la producción de la hoja de coca que
de acuerdo a la ley general de la coca
(ley 906) no debe exceder las 20.000
hectáreas.
La actividad ilícita y criminal del
narcotráfico transnacional, además
de generar delitos ocasiona problemas
en lo social, económico, ambiental
e inclusive de carácter político-ideológico
y geopolítico. Puesto
que la demanda desmesurada de los
mercados consumidores de cocaína,
activa internamente las ambiciones y
afanes de gente que codician convertirse
en ricos de la noche a la mañana,
a través de la actividad ilícita del
narcotráfico.
Aún está fresco en nuestra memoria,
la coincidencia plena entre los
gobiernos miembros de la ONU, que
la estrategia de guerra contra las
drogas planteado por Estados Unidos
fracasó. En la 60 sesión de la comisión
de estupefacientes de Naciones Unidas
realizado en Viena, en marzo de
2017, se reconoció que el año 2006 en
el mundo había 208 millones de personas
usuarios de drogas, cifra que se
incrementó a 247 millones de consumidores
al 2014.
Gobierno
norteamericano admite
su incapacidad
Las estadísticas de la encuesta
nacional sobre el Uso de Drogas que
realiza anualmente el gobierno de
EEUU, aprueba en su informe (2015)
que los años 2009 y el 2014, el consumo
de cocaína en Estados Unidos se
incrementó en 26 %, reportado entre
mayores de 12 años osciló entre 1,4 y
1,7 millones de personas.
Cifra que el año 2015 se disparó a
1,9 millones de individuos consumidores
de cocaína, logrando un incremento
del 26 por ciento, si se compara
con el dato del 2014 (1,5 millones de
personas) es la cifra más alta desde
el año 2008.
Bolivia, desde
hace más de una
década, se mantiene
como el último
país productor de
coca en el mundo,
con una diferencia
abismal frente a
Colombia y Perú.
El florecimiento del consumo –
demanda de cocaína- una vez más
demuestra que el problema del
narcotráfico es un inconveniente internacional,
y por tanto dificulta el
esfuerzo y la tarea de los gobiernos
de los países productores de la hoja
de coca, para controlar el cultivo de
la hoja de coca, que en su estado natural
no es droga, ni dañino para la
salud humana.
Por las consideraciones arriba
mencionadas no deja de sorprender
las declaraciones de Thierry Rostan,
representante de la Junta Internacional
de Fiscalización de Estupefacientes
(JIFE),que expresó su preocupación
por la casi duplicación de
la superficie total autorizada para el
cultivo de coca.
Lo que habría que aclararle al representante
de la JIFE, es que las
22.000 hectáreas contempladas en la
Ley General de la Coca (promulgado el
8 de marzo de 2017), limita la producción
máxima de la hoja de coca legal
en Bolivia en 22.000 hectáreas.
Bolivia, desde hace más de una década
se mantiene como el último país
productor de coca en el mundo, con
una diferencia abismal frente el primero
y segundo. Colombia que superó
las 146.000 hectáreas, y el vecino
Perú con más de 76.000 hectáreas de
cultivos de hoja de coca y nosotros
que no sobrepasamos las 20.000 has.
Mientras no haya políticas verdaderas
de la reducción de demanda y
voluntad real de parte del gobierno
norteamericano (mayor consumidor)
para implementar la declaración de la
ONU: la “responsabilidad compartida”
para reducir los niveles de consumo.
El problema mundial de drogas seguirá
utilizándose para mantener el
control y monopolio de la mafia internacional
del narcotráfico y explotar
geopolíticamente. La doble moral de
legalizar o no, consentirá y mantendrá
latente la problemática de las drogas
ilícitas
En menos de una década, el gobierno boliviano ha invertido 1.200 millones de dólares en tecnología y programas alternativos para disminuir los cultivos de coca
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