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REVISTA CODEIM - AGOSTO 2018 - AÑO 1 - Nº 5-

Revista de La Red de Municipios que integran la CODEIM hoy con, 46 comunas ubicadas sobre las rutas Nº 12 y Nº14 de la Provincia de Misiones, quienes decidieron continuar con la apuesta de llevar adelante esta política pública desde el Programa Nuevos Rostros, los Mismos Desafíos, con el apoyo del Gobierno Provincial y de cada uno de los Intendentes que forman parte de esta iniciativa.

Revista de La Red de Municipios que integran la CODEIM hoy con, 46 comunas ubicadas sobre las rutas Nº 12 y Nº14 de la Provincia de Misiones, quienes decidieron continuar con la apuesta de llevar adelante esta política pública desde el Programa Nuevos Rostros, los Mismos Desafíos, con el apoyo del Gobierno Provincial y de cada uno de los Intendentes que forman parte de esta iniciativa.

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14 <strong>CODEIM</strong><br />

CORRER PARA MEJORAR DÍA A DÍA, CORRER PARA CONCRETAR<br />

UN SUEÑO: LA HISTORIA DE AGUSTÍN DA SILVA<br />

HISTORIA DE VIDA<br />

Agustín Da Silva, atleta, tiene 20 años y es uno de los deportistas que a diferencia de otros forjó sus habilidades en<br />

los cultivos de yerba mate. Había abandonado el estudio, una maestra logró que retomara la primaria. Hoy a poco<br />

de terminar el secundario sueña con participar de los Juegos Olímpicos.<br />

Para practicar maratón, el atleta tiene<br />

que tener velocidad y resistencia. Velocidad<br />

para sacarle el jugo a sus energías y dar las<br />

zancadas en el momento justo. Y resistencia,<br />

para soportar el cansancio, el esfuerzo y<br />

regular fuerzas. El obereño Agustín Da<br />

Silva las cuenta entre sus cualidades. A<br />

diferencia de otros deportistas, forjó esas<br />

habilidades en los cultivos de yerba de la<br />

Zona Centro en los que de adolescente se<br />

ganaba la vida. “Esa experiencia fue por<br />

necesidad, es durísima la tarefa. Quienes<br />

no están acostumbrados a eso, no durarían<br />

ni una hora”, confesó el joven, quien le<br />

contó su historia a DESAFÍOS con un<br />

único objetivo: que los chicos valoren la<br />

importancia de la educación como única<br />

herramienta posible para el ascenso social,<br />

el bienestar y el crecimiento personal.<br />

“Corro para ser libre, para dejar la pobreza”.<br />

Con esa frase, Agustín fue mundialmente<br />

conocido, después de que la cadena Al<br />

Jazeera hiciera un breve (pero impactante<br />

y conmovedor) documental sobre su vida.<br />

El muchacho de 20 años que ahora es<br />

ejemplo de superación en toda la provincia,<br />

continúa residiendo en una casa<br />

S.O.S. [0376] 154513002<br />

humilde del barrio Caballeriza de Oberá,<br />

con sus padres y hermanos. No quiere<br />

dejar su localidad, no quiere estar lejos de<br />

los suyos. Cuenta que seguirá corriendo,<br />

con la mira puesta en la mayor cantidad<br />

de competencias, locales, nacionales e<br />

internacionales, en los que pueda participar.<br />

Y claro, con un sueño, participar de<br />

unos Juegos Olímpicos.<br />

“Cuando empecé a cosechar tenía<br />

12 años. Fui a vivir esa experiencia<br />

por necesidad. Por quincena íbamos a<br />

los yerbales. Más de tres años lo hice.<br />

Estuve cerca de los vicios, de los malos<br />

consejos”, admitió, aunque aclaró que no<br />

porque las personas que se dediquen a<br />

eso sean malas, sino por las condiciones<br />

muy precarias en las que se desarrollan las<br />

tareas de cosecha y el horizonte pobre que<br />

le brinda a los tareferos.<br />

Fueron tiempos durísimos. Estuvo en<br />

los yerbales entre los 12 y los 14 años.<br />

“Dormíamos en carpitas. A veces venían<br />

las tormentas, lluvias fuertes. En épocas<br />

de frío se formaban capas de hielo sobre<br />

las hojas de yerba. Vos sacudías la planta y<br />

empezaba a derretirse, caía el agua helada.<br />

Eso te congelaba todo el cuerpo”, recordó.<br />

Y no dudó en afirmar que “sólo el tarefero<br />

soporta eso. Alguien normal no aguantaría<br />

ni una hora, ni media hora, en ese lugar.<br />

Desde que te levantás, a las 5, deseas que<br />

salga el sol, para que caliente aunque sea<br />

un poquito”.<br />

“En los días de mucho frío o de lluvia<br />

intensa, de la cuadrilla de 20 que éramos,<br />

sólo dos o tres nos animábamos a seguir<br />

cortando las plantas. Fue muy duro eso.<br />

Pero me sirvió más adelante para el atletismo.<br />

Porque en el atletismo, sin garra ni<br />

empuje no rendís”, añadió.<br />

Un ángel en su camino<br />

Agustín pensó la vida solo le demandaría<br />

la tarefa cuando un “ángel” se le cruzó<br />

en el camino. Una maestra llamada<br />

Irma Silvero estaba recorriendo el barrio<br />

justo cuando el joven se encontraba en<br />

su casa para descansar unos días de la<br />

cosecha. La docente andaba buscando<br />

niños y adolescentes que habían dejado<br />

los estudios para insertarlos de nuevo en<br />

la escuela. “Era un domingo a la tarde, yo<br />

estaba preparando mi bolsito, porque de ahí<br />

tenía que ir a otro barrio y desde ese sitio<br />

de nuevo a tarefear. Pero ella se presentó<br />

en mi casa y le preguntó a mi mamá si tenía<br />

un chico para la escuela. Fue el inicio de mi<br />

vuelta a clases”, relató.<br />

“Ella me motivó mucho para volver al<br />

estudio, a los 15 años. Ese día, pensé:<br />

‘¿volver a la escuela? Creía que iba a estar<br />

re atrasado, pero accedí. Al lunes siguiente<br />

fui a la escuela nocturna. Ella me dijo: ‘Si te<br />

proponés, podés terminar séptimo este año.<br />

Si te veo flojo, te dejo en sexto grado. Y si<br />

estás muy flojo, en quinto’. Pero me adapté<br />

bien. La primaria pasó volando”, detalló.<br />

El dinero que aportaba Agustín para la<br />

tarefa era importante para la economía<br />

familiar. Pero sus padres nunca se quejaron.<br />

Apoyaron de manera incondicional<br />

que volviera a los libros. “Almorzaba en el<br />

comedor comunitario. Y mi padrastro nos<br />

mantenía con su sueldo”, evocó.<br />

La vuelta al viejo amor<br />

Pero a la historia le faltaba aún un<br />

condimento: el atletismo. Y ese viejo<br />

amor del joven renació cuando le llegó<br />

la invitación de participar en los Juegos<br />

Nacionales Evita. “Cuando tenía 10 años<br />

corría. No era algo desconocido, por eso,<br />

cuando llegó la invitación para los Evita,<br />

volví a entrenar. Lo hice durante tres meses.<br />

Pero quedé segundo en el Provincial y no<br />

pude ir al Nacional”, rememoró.<br />

“La competencia siguiente fue cinco<br />

meses después, en Puerto Rico. Y para<br />

esa ocasión entrené muchísimo. Les<br />

gané a todos los de mi categoría, incluso<br />

le saqué casi tres minutos al segundo”,

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