Revista Presencia Acapulco 1115

“Rochy”
Por Patricia Segovia
1968, un año de Beatles, Rock, Vietnam, Jackye y
Aristóteles Onasis, los primeros trasplantes de corazón
en Sudáfrica, protestas contra el racismo, Motown, los
asesinatos de Robert F. Kennedy y Martin Luther King.
En 1968 no era común que las mujeres trabajaran y
menos que tuvieran puestos ejecutivos. En ese tiempo,
todo se hacía con las manos o con máquinas llamadas
“mecánicas”. Estábamos muy lejos de lo electrónico.
La televisión a color era solo para ricos así como la
telefonía en la casa. El correo se pagaba con timbres.
Las noticias y las cartas tardaban una semana en llegar,
si bien nos iba.
Creo que el año más significativo del siglo pasado
para nuestro país fue 1968, donde las palabras que
describían las emociones iban de lo positivo, a lo triste,
a lo negativo, a lo terrible, a lo feliz.
Palabras como:
Tristeza, frustración, dolor, rebeldía, cambio, cuando
recordamos el 2 octubre en plaza de las 3 culturas.
Emoción, orgullo, fraternidad, falsedad, simulación, si
la memoria nos lleva a Las Olimpiadas en México.
Pero en este momento recurro a: felicidad, logro,
meta, éxito, destino. Ese 14 de febrero le dieron a
una jovencita de nombre Rosario Patricia Salgado
de la Maza, un permiso llamado patente como agente
aduanal, actividad a la que le dedicó, no su existencia,
su vida.
Durante estas cinco décadas, “Rochy”, como la conocemos
la mayoría de los acapulqueños que convivimos
con ella y “señora Rochy” cuando nos referimos a
ella de manera formal, es el único agente aduanal que
tiene una agencia de esa especialidad en este puerto.
Algo que no entiendo es que Acapulco se haya
cerrado como puerto comercial, cuando fue importante,
trascendental a nivel económico con la “Nao de
China”
Rochy fue la primera y única agente aduanal en
Guerrero, la novena a nivel nacional, así como durante
casi una década, la y el más joven. Dio una gran
pelea para que Acapulco siguiera siendo puerto
comercial, pero al ser la única, solo obtuvo auditorias
y hostigamiento.
En 2015, obtuvo la licenciatura en comercio internacional.
Ya no necesitaba de ningún grado o
título académico para ejercer su profesión, pero
dice que lo hizo porque “No hay edad para logar
tus metas”.
Desde que le dieron su patente, no ha incurrido
en falta alguna ante la autoridad. No ha sido
suspendida, término que se utiliza cuando hay
sospecha de manejos turbios o mal uso del permiso
otorgado por el gobierno federal.
Rosario Salgado, además de ser una empresaria,
profesional, es un excelente ser humano
a quien much@s hemos recurrido por ayuda y
nunca encontramos su puerta, oídos o corazón
cerrado.
Fue la primera en formar “Leonas”, grupo dedicado
al altruismo.
Ha sido pionera en las asociaciones de: Mujeres
activas, Agentes aduanes, Mujeres empresarias.
Aunque nació en Tamaulipas, cuando le preguntan
¿“De dónde eres”? ella contesta
“¡Orgullosamente acapulqueña!”
Rosario Salgado ha pasado 50 años dedicada
a una profesión que se asumía para hombres,
pero para ella no hay géneros para ganarse
la vida. Los “secretos” para mantenerse activa
y vigente son; constancia, dedicación, trabajo,
actualización, profesionalismo, trato cordial
sumado al aprendizaje de todo y de todos.
Hace unos días, me comentaba Laura Estrada,
la primera presidenta de Mujeres Empresarias
del Estado de Guerrero, que las mujeres, somos
muy parcas para reconocer a otras, para homenajearlas.
El sábado 18 de agosto, “Presencia”
ya lo dejo plasmado en sus páginas, Rochy rompió
con ese molde también. Un nutrido grupo
de acapulqueñ@s le reconocimos como profesional,
como mujer, como amiga, como ser
humano.
Platicando con ella, sencilla como es, me
comentó “No creo merecer tanto reconocimiento.
Solo he hecho, lo que he tenido qué”. Con
eso me conformo, con que hagamos únicamente,
lo que tenemos qué.
No cabe duda, la sencillez es una cualidad de los
grandes. Así es ella, sencilla y grandiosamente
“Rochy”
septiembre2018 33