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Maria Constanza Cuevas y Josefina Pagliettini. 2ºB<br />
<strong>UN</strong> <strong>AMOR</strong> <strong>OPUESTO</strong>
Maria Constanza Cuevas y Josefina Pagliettini. 2ºB<br />
Era un día soleado en Roma y Luici decidió ir a recoger frutos y flores para<br />
el cumpleaños de su hermano mayor, Fermín; iba a decorar su hogar y<br />
hacerle una torta. Ella era una persona muy amable, humilde, disfrutaba<br />
pasar tiempo con su familia y siempre estaba preocupada por su<br />
alrededor. Era de baja estatura y delgada, tenía grandes ojos verdes y<br />
labios pequeños. Era preciosa pero su personalidad la embellecía más<br />
Estaba en el bosque cuando escucho un ruido muy fuerte, como si alguien<br />
hubiese caído sobre ramas y hojas secas; fue a revisar, pero un caballo la<br />
sorprendió, estaba exaltado y ni siquiera noto su presencia porque pasó<br />
con gran velocidad. Continuo su camino y se encontró con un muchacho<br />
muy apuesto, con hermosos ojos verdes y cabello castaño, era bastante<br />
alto. De inmediato se dio cuenta de que se trataba de un patricio, llevaba<br />
puesta la Taga.<br />
Ella, era una simple plebeya y llevaba puesto un vestido largo y simple de<br />
color marrón oscuro y unos zapatos sin taco.<br />
Le preguntó al muchacho si se encontraba bien y él mientras se sacudía las<br />
hojas le contestó que sí, en ese momento sus miradas chocaron y él<br />
sonrió, tenía una hermosa sonrisa.<br />
- ¿Cómo te llamas? - Preguntó él.<br />
-Luici, ¿Y tú? – Contestó<br />
- Augusto, un placer. - Respondió mientras le extendía su mano, pero ella<br />
contestó con una pequeña sonrisa.<br />
-Supongo que eres tímida<br />
-No realmente, pero no me gusta hablar con patricios porque siempre<br />
engañan con lo que dicen.<br />
- Soy un patricio “anormal” entonces- Contestó riendo.<br />
- Con esa sonrisa me lo dejas en claro. - Dio media vuelta y comenzó a<br />
caminar de regreso a casa.<br />
-Espera, no te vayas. - Le dijo él
Maria Constanza Cuevas y Josefina Pagliettini. 2ºB<br />
- No deberías estar en esta zona, no es tu zona. - Le advirtió ella<br />
- Aquí es más tranquilo y siempre vengo a este bosque.<br />
- No creo que aquí sea mejor que donde tú vivas; seguro tienes una gran<br />
vivienda y mucha comida, aquí solo nos tenemos los unos a los otros.<br />
Él miró hacia abajo y quedó en silencio.<br />
- Debo volver y supongo que tú también. Adiós Augusto. - Y comenzó<br />
a caminar entre los árboles.<br />
Luici llegó a su casa y comenzó a decorar todo antes de que su familia<br />
llegue y preparó una torta de los frutos que había recogido. Solo le<br />
faltaban unas uvas para hacer un poco de vino, asique decidió ir al<br />
mercado.<br />
Augusto salió a buscar su caballo pensando en la muchacha más hermosa<br />
que jamás había visto; y cuando llegó a su casa, le contó lo sucedido a su<br />
hermano Cayetano, quien era muy bueno. Él lo escuchó, pero le aconsejó<br />
que se olvidara de ella, pero para Augusto eso era imposible.<br />
Su padre le había ordenado que vaya a la asamblea para discutir unos<br />
asuntos, asique tomó su bolsa y su caballo y se dirigió allí; como había<br />
llegado antes, decidió ir al mercado que estaba cerca para comer algo.<br />
- Cuando llegó, la vio y la reconoció enseguida. Luici estaba dándole<br />
la espalda y él decidió acercarse, pero la vendedora le dijo que<br />
estaba en la fila de los plebeyos y le pidió que se corra, en ese<br />
instante ella se dio vuelta y lo vio. Sus miradas inevitablemente se<br />
volvieron a cruzar. Al salir, el muchacho del bosque que la había<br />
enamorado, tomó su mano y la volteó.<br />
- ¿Qué haces? No nos pueden ver juntos. - dijo ella.<br />
- Tenía que verte, me has dejado solo en el bosque esta mañana.<br />
- Debía volver, y mencionaste que ibas seguido<br />
- Pero yo quería seguir conversando. -y agregó- En fin, debo ir a la<br />
asamblea; espero verte luego.<br />
- Adiós por segunda vez en el día- dijo ella con una sonrisa-.<br />
Él le devolvió la sonrisa y se alejó.<br />
Luici se quedó pensando en las palabras de Augusto y decidió ir a la<br />
asamblea a esperarlo, así que cuando llegó allí se sentó en una piedra
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grande que estaba en la entrada del lugar. Cuando la vio quedó<br />
sorprendido, le gustaba mucho.<br />
- ¿Qué haces aquí? -dijo él con una sonrisa en la cara.<br />
- Pensé que podíamos dar un paseo<br />
- Bueno, es una gran idea -contestó y se apuró para agregar-. Vamos<br />
al bosque.<br />
Estando ya allí, él tomó la iniciativa de la charla.<br />
- Creo que te va a parecer un poco extraño lo que voy a decir, pero…<br />
¿Te casarías conmigo? - Preguntó él nervioso.<br />
- Sí. - Contestó en voz baja. Él se acercó, la tomó de las manos y la<br />
besó; ambos retornaron hacia sus hogares.<br />
Ella le contó a su hermano, muy entusiasmada, lo sucedido y le pidió que<br />
fuese él quien los casase ya que era sacerdote; Fermín la apoyó y aceptó<br />
su pedido; lo ponía feliz que su hermana menor se case con alguien por<br />
amor y no para sellar una alianza política u económica. Augusto hizo lo<br />
mismo al llegar a casa, pero, en cambio, Cayetano le dijo que no se casara<br />
ya que era una de honra hacia su familia.<br />
Luici esperó que sus padres se durmieran y buscó la mejor vestimenta<br />
para el gran día. Entre cosas viejas encontró el velo de su madre y una<br />
túnica muy bella y bien cuidada.<br />
Antes de que salga el sol, ella y su hermano, salieron de su casa hacia el<br />
bosque. Augusto estaba allí, vestido con un traje muy elegante.<br />
Fermín se puso en frente de ambos y dijo:<br />
- Augusto, ¿aceptas a Luici como tu esposa?<br />
- Sí, acepto<br />
- Luici, ¿aceptas a Augusto como tu esposo?<br />
- Sí. - y luego él procedió a ponerle un precioso anillo de oro en su<br />
dedo para después besarla.<br />
La muchacha se despidió de su hermano y subió al carruaje donde su<br />
esposo la esperaba; y así cabalgaron hacia el amanecer.
Maria Constanza Cuevas y Josefina Pagliettini. 2ºB
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