"Impresiones confusas de una realidad manifiesta"

"Impresiones confusas de una realidad manifiesta"

Anatomies, 1929.

Man Ray. Anatomies.
Fotografía. Surrealismo. Dada. Avant-garde.
Blanco y negro. Mujer. Cuello. Es. ¿Es o no
es?
Sensualidad y erotismo.
Provocación. Es y no es.
Está y no está. Investigando,
trabajando. Lo descubro.
Su fotografía, su obra, su arte. Su vanguardia.
Y la veo. Anatomies de 1929. Me
inquieta y me fascina.
Lo que es. Lo que aparentemente es. Lo que
pretende ser. Porque esta fotografía está.
Pero a la vez no. Aparentemente es tan solo
un
cuello. El cuello de una mujer. Pero no es
solo eso. Es un cuello lleno de erotismo.
¿Erótico?
Lleno de provocación. ¿Por qué? Si lo ves,
lo has visto. Y no hay vuelta atrás.
Lo sigues viendo.
Y es entonces cuando entiendes
por qué.

5 pm.
Coffee.
5 pm. Según los británicos, la
hora del té. Pues no. Café. Mi
taza de café de las tardes.
Creo que la necesito, pero igual
es la rutina.
Adicción a la rutina? Es posible.
Rutinas... Voy a la cocina. Las
baldosas del suelo hidráulico
frías,
congeladas. Un millón de agujas
atraviesan mi piel. Pero no hay
nada mejor que andar descalza.
Un café calentito y todo lo malo
parece esfumarse. Parón. Descanso.
Preparo el café. Cafetera de
émbolo. Agua sucia, dicen. Espero.
Espero varios minutos. El

agua está suficientemente oscurecida.
Se acabó la espera. Taza y
terraza.
Desconexión. Más rutina. Más
adicción? Sigo trabajando. El
tiempo vuela. El tiempo se acaba.
Se agota. Pero parece que no
avanzo. 10 pm. El café sigue ahí.
Esperando y desesperando. Frío.
Congelado. Como las baldosas.
Olvido.

Le spleen.
Las flores del mal. Charles
Baudelaire. Los poetas
malditos. El spleen de París.
Bohemia. Decadente. Espléndida?
Espléndida sin duda.
Devastadora, también. Oscura
y feliz. Y triste. Sobre todo
triste. Desolada. Leo. Sigo
leyendo. Poemas en prosa. ¿En
qué página estoy? ¿Qué estoy
leyendo? Repito. Leo. Sigo
leyendo. Me estanco. Y sigo. Y
me estanco. Igual es
demasiado. Leo y releo y no sé
qué estoy leyendo. Veo letras.
Líneas. Prosa. Repito. Y vuelvo
a empezar. Otra vez. Perdida.
¿Perdida en una línea?
Aparentemente. Igual es mi mente
diciéndome que lo deje.
Déjalo.

Foggy.

La veo y no. No sé que es. No
sé cómo explicarlo. Sé que es
algo. ¿Intangible? ¿Existe?
¿Está cuando parece estar? Él
conduce. Yo observo a través
del cristal. Mirada fija.
Atenta. O eso intento. Observo
pero no veo. Y si no veo, ¿qué
observo? Una gran nube
invisible delante nuestro. Todo
borroso. Todo gris.
Invisible. Pero visible. Mal.
Y bonito. Y peligroso. Y precioso.
Como un fantasma, sé
que está, pero no lo veo. ¿O no
está? Y entorpece.
Me entorpece.

El bar I.
Un capuccino con leche de avena
y un muffin de arándanos. Espero.
Y espero. De pie. Delante de la
barra. Sola. Él todavía no está,
no ha llegado. El café tampoco.
Segundos, minutos y nervios. Al
fin, el café. Lo cojo. Una taza
de cartón y una tapa. El muffin
dentro de una bolsita de papel
kraft. Y salgo. Terraza.
O mesitas en la calle.
Sillas.
Busco una libre y me siento. Qué
juntas están las mesas en esta
ciudad. Y las sillas, aún más.
Parecen dispuestas para observar
a la gente que pasa. Para
escuchar los secretos de los
desconocidos que te rodean. Susurros.
Por lo menos no me aburriré.
Espero. Un sorbo y una
calada. Una calada de paciencia.
O de impaciencia. ¿Dónde está? Un
hombre. Sentado a mi lado. Solo.
Solo con su café y una silla
vacía a su lado. Pero solo. Igual
espera a alguien. Puede que no.
Puede que simplemente esté solo.
Y la silla sigue vacía. ¿Faltará
alguien por llegar? Y él sigue
sólo. Y yo sigo esperando.

Souvenirs.

Memorias. Y recuerdos. Ambas. Canción. Foto. Una canción que me
remite a cierto recuerdo. Me transporto a otro lugar. Y fotos. Recuerdos
también. Música y fotografía son lo mismo. Creo. Algo que
no es. ¿Intangibles? Los recuerdos son intangibles.
Abstractos. La música también. Y las fotos, o lo que ellas
representan. No los puedo tocar. O ver. Pero sé que están. Guardados,
escondidos. Bajo llave, incluso. ¿Están?

Nu bleu II.
El Desnudo Azul. Matisse. Cut-out. Azul. Gouache. Centre Pompidou.
París. Finales de Setiembre de 2018. Se acaba el verano. La
ciudad ya empieza a enfriarse. Estoy deseando verlo. Hace un mes
que espero. Estoy esperando. Espera, ¿a quién?¿a qué? Esperar.
¿Desesperar?
Esperar es tener la esperanza de conseguir lo que se desea.
Creer que algo va a suceder. Permanecer en un sitio adonde supuestamente
alguien tiene que acudir o algo tiene que ocurrir.
Esperar. Por lo menos así lo definen los de la Rae. Pero, ¿qué
sabrán ellos?
Esperar es desesperar. Esperas por que algo no está. Alguien no
está. Si no, no tendrias la necesidad de estar esperando. Esperas
por que alguien falta. ¿Algo?
Así que, esperando, por fin entro en el museo. Entrada gratuita
para la exposición permanente. Por fin. Finalmente veré a
Matisse. Bueno, a su obra. El Desnudo azul II es la segunda de
las cuatro obras de desnudos de Matisse. Sus impecables, imperfectos
y preciosos cut-outs. Azules. Fauves. Maravillosos. O no.
Busco. Rebusco. Desespero.
No está. Debería estar ahí. No está. Pregunto y nada. No sabe de
qué le hablo. Estaba. Pasado. Estaba y ha dejado de estar.

Embobada. Boba. Perdidísima. Atenta, pero estoy aburrida. No sé
qué hora debe de ser. Por cierto, ¿qué hora es? Cojo el móvil para
averiguarlo. Igual así haré que el tiempo pase más rápido. O no. No
importa. Desbloqueo la pantalla, En un principio negra. Negrísima.
Vacía. Como mi mente en este mismo instante. Contemplo la pantalla
durante unos segundos, o minutos. No lo sé. ¿Qué estoy haciendo?
Por cierto, ¿qué hora es?

Time.

El bar II.
¿Querrá algo más? ¿Le falta algo? Sí, señor. Otro café. Esta vez sin leche.
Sin azúcar. Sin canela. Solo. Sin nada. Gracias.

Cold.
Descanso. Frío. Mucho frío. Salir
a la calle para respirar. Qué contradicción.
Para respirar y fumar.
Fumar y respirar. Un calo de aire
con un calo de humo. Me enciendo
un cigarro. Sin mechero. Sin cerilla.
Sin llama. Sin fuego. Lo
enciendo.

Fa