Persistencia de la Pintura

LA PINTURA VIVE EN MÍ Y YO VIVO EN LA PINTURA
Hablar de pintura puede ser un problema en el buen sentido de la palabra
dada las dinámicas de cambio y complejidad en el ejercicio del arte contemporáneo
y en el régimen escópico en el que navegamos. De la pintura mecánica
como acto vertical, se da un desplazamiento a lo pictórico, revisando la postura
de lo objetual, el cuadro, el juego con el soporte, las formas, un juego en el
lienzo entre sus márgenes; Pintar es antiguo, pero el cuadro es relativamente
cercano.
Pintar es un ejercicio individual, solitario del pintor, es el constreñimiento entre
los límites del lienzo, lo pictórico es un gesto que proviene de la tradición, está
un poco ligada a su técnica, y en su materialidad hay una satisfacción vinculada
a la afirmación en lo corporal, el contacto, lo táctil, la pintura como una escritura
del color, de las formas, de los gestos.
Pintar es catarsis de las fuerzas telúricas y pulsiones abismales, es la acción
que permite conjurar los demonios provenientes de la pulsión thanatica, que en
algunos casos deviene con gran emergencia y desbordada, pintar es alejarnos
del “dictus mors”, del llamado de la muerte.
Pintar es un campo de conocimiento, un antes y un después reflexivo que desemboca
en una exploración ontológica del mundo para encontrar sentido existencial;
hay un acto previo que antecede al gesto, hay un ejercicio de obstetricia
y de psicoanálisis para dejar la huella, para dejar el signo en lo visible de un
gesto visual que excede lo visible, va más allá del sujeto consciente, es decir,
el pintor.
Como dice José Luis Pardo en las formas de la Exterioridad, cito textualmente
(pag. 263) “¿Qué es un gesto, el gesto pintado en un cuadro?” __ el gesto es,
decimos, el efecto en la carne o el cuerpo, de un acontecimiento exterior, la
inscripción de una fuerza que, en el gesto, deviene sentida __ el gesto expresa
el acontecimiento… no vemos en el gesto la naturaleza, sino sus efectos, su devenir
sentida, así la pintura se torna en evidencia de esos “efectos”…
El gesto certifica la presencia de los efectos en el sujeto, es la huella, la memoria
que permite ver visible lo invisible, lo visto o como dice Cezanne no la
manzana, sino su “manzaneidad”.”
El pintor Sam Francis, uno de los pintores abstractos de posguerra decía que el
dios ciego de lo invisible espera la asistencia de los pintores para hacer visible
lo que aquel dios ciego ve.
Y volviendo a Jose Luis Pardo, nos dice… el pintor expone lo que el filósofo no
puede pensar, lo sentido que escapa al yo pensante, reclamando también una
filosofía para ese terreno; en lo visible y lo invisible… esa filosofía que está
por hacer es la que anima al pintor, no en el pensar cuando expresa opiniones
del mundo, sino en el instante en que se hace gesto.
Douglas Gaviria
Maestro y Especialista en artes plásticas
Universidad de Antioquia
El pintor como agente consciente va tras un acontecimiento trabajando en sí
mismo, sobre y contra sí mismo, preparando de este modo la no preparación,
como un acontecimiento en un espacio-tiempo de gesto en materia.
El gesto pictural o pictórico alcanza el ojo, no sin previo aviso, sino desde la
elaboración, dejándose guiar por lo desconocido, intenciones e intuiciones se
confabulan para desbordar el acontecimiento sensible, es decir, el pintor siendo
sujeto sensible para producir un devenir o un agregado sensible “el cuadro”.
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