REVISTA VERSIÓN DIGITAL VIVA LA CULTURA

Literatura, arte y música
Primera edición: Diciembre de 2017 Valor revista: Col $ 6.000
AGUACHICA VIVE
LA CULTURA
Literatura, arte y música
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Literatura, arte y música
Literatura, arte y música
AGUACHICA VIVE LA CULTURA
Literatura, arte y música
DIRECTORA GENERAL
LEIDY MARÍA RAMOS P.
leidipa@gmail.com
DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN
ANDRÉS HERNANDO VILLAMIZAR D.
ito8410@gmail.com
FOTÓGRAFOS
JOHN RINCON
losdeldrone@gmail.com
ANDRÉS RODRÍGUEZ
andresrodriguezphotography@hotmail.com
LEIDY MARÍA RAMOS P.
leidipa@gmail.com
REDACCIÓN
LEIDY MARÍA RAMOS P.
leidipa@gmail.com
COLABORADORES
JENIRITZA ESTRADA GUZMÁN
@JeniritzaEstrada
AQUILINO COTES ZULETA
@tiochiro
DIÓGENES ARMANDO
PINO AVILA
@tagoto
JORGE EDUARDO
RIOS LOAIZA
jorgeriosloaiza@gmail.com
PAUTAS PUBLICITARIAS
AGENCIA BINARISMO PARLANTE
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IMPRESIÓN
GILPRI IMPRESORES
info@gilpri.com
Publicaciones Binarismo Parlante todos los
derechos reservados © 2017.
Prohibida su producción total o parcial sin autorización expresa de la Agencia Binarismo Parlante.
Aguachica, Diciembre de 2017.
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Literatura, arte y música
Literatura, arte y música
Tabla de
Contenido
Aguachica
vive la
cultura
PÁG 5
La llegada del
morrocoy a
Aguachica
PÁG 6
EDITORIAL
¡Aguachica, mi
pedacito de cielo!
¡El llamado
de la poesía a
una pequeña
gigante!
Julián Vargas
Saldaña: anécdotas
de un ilustre
compositor
PÁG 8 - 9
El aporte de
Eduardo Solano
Forero
¡El placer de
escribir en tiempos
de redes sociales!
¡En el sur del
Cesar hay arte
para rato!
PÁG 10
Los rastros de la
vieja Sara
PÁG 12 - 13 PÁG 14 PÁG 15 - 18
PÁG 19
PÁG 20 - 21
¡Cristián Plata
retoma pista en el
vallenato!
PÁG 22 - 23
En medio de las dificultades de narrar historias
culturales en un municipio que desde su
gobernabilidad no aporta en lo más mínimo a este tipo
de investigaciones, hemos logrado presentar al público
el primer número de Revistas Binarismo Parlante, un
producto original y único en temática, que pretende
rescatar aquellos elementos representativos que
conforman la idiosincrasia del ser aguachiquense.
En esta ocasión la apuesta fue hacia las letras,
las expresiones artísticas y los sonidos antiguos y
modernos, que engloban una pequeña parte de lo
que denominamos como cultura. Somos conscientes
que el significado de cultura nada tiene que ver con
los manuales de buenas conductas, ni con pagarle a
muchachos para que ayuden a ancianos y mujeres
embarazadas a cruzar calles con alta congestión
vehicular. Por el contrario, la cultura, para nosotros,
es todo un universo de lo que somos, un cúmulo de
expresiones espontáneas que dan cuenta de los rasgos
colectivos que hemos heredado a lo largo de los años,
sin juicios de valor y conocedores de que cada territorio,
por diferente y disperso que parezca, posee unas
características que lo hacen irrepetible en la memoria
de nativos y foráneos.
Por eso, con alto grado de satisfacción y orgullo,
gritamos a todo pulmón: ¡Aguachica Vive la Cultura!
compilación de trece historias dedicadas a personajes
de distintas generaciones que desde la pasión y el
amor por lo que hacen, hoy son íconos del sentimiento
que, para muchos - ya casi extinto- connota sentido
de pertenencia.
Sabemos que la sugerencia de personalidades a
integrar esta primera edición es innumerable. Pues
en Aguachica lo que faltan son reconocimientos a
gestores culturales y artísticos. La verdad, hubiéramos
querido incluir, por lo menos, a la mayoría, pero lo
cierto es que producir una revista impresa de manera
independiente es de las tareas más costosas y
ambiciosas en el mundo editorial.
Forero y de su equipo de empleados ha sido incondicional. Y la
gente, la gente bonita y de buena energía que nos dieron luces
en el camino para llegar a los anunciantes y protagonistas de la
revista. A todos ellos: ¡GRACIAS!
¿Por qué una revista impresa si somos una agencia digital?
Binarismo Parlante está integrada por románticos que
consideran que volver al papel es una analogía de retorno a
las raíces, a esos orígenes que a través de la palabra y de las
historias buscamos acercar, a usted, nuestro lector.
Tres locos integran nuestro equipo de realizadores desde la
fotografía, el diseño y la redacción; todo el mérito para ellos, así
como a los colaboradores que sumaron sus manos para escribir
en este primer número de colección.
¿Tenemos o
no identidad
Cesarense?
PÁG 24 - 25
Linica Music,
sabrosura
tropical
gourmé
Aguachica
disfrutó
de arte
en vivo
Sebastián Vila,
nueva figura del
talento joven
PÁG 26 - 27 PÁG 28 - 29 PÁG 30 - 31
Binarismo Parlante es una agencia digital que cada
semestre lanza un producto innovador gracias a la
confianza de los comerciantes de la región surcesarense.
Esta vez no fue la excepción y el presupuesto
recolectado surgió del pago de la pauta publicitaria
que incluyen estas páginas. Para cada uno de ellos,
gratitud infinita por su apuesta a ‘ojo cerrado’ en un
material que hasta hoy era inexistente. La Cámara de
Comercio de Aguachica no podía faltar en este párrafo
de agradecimientos, pues desde que se enteraron
4 del proyecto, el apoyo de su director Eduardo Solano 5

Literatura, arte y música
Literatura, arte y música
LA LLEGADA DEL
MORROCOY A
AGUACHICA
A
los morrocoyos le lloran los ojos cuando hace
mucho calor. Por eso cuentan los que conocen
al animal, que los morrocoyos de Aguachica
se la pasan llorando.
Esta tierra que puede tener temperaturas de hasta 40 grados y que a
30 minutos de distancia le corre el río Magdalena, fue el refugio que el
morrocoy escogió para hacer su ponderada aparición y por tal razón se
hizo famoso en esa zona de Colombia.
Recuerdan sus moradores que cuando se vivía en casas de palma y
de bareque, entre trochas y mucho potrero, solía salir el morrocoy.
A oídas, relatan también, que yendo hacia el Cerro de la Cruz, era
frecuente su presencia y se asomaban tímidamente por todo el sendero.
La estampa del animal se reprodujo de manera desproporcionada y
se dice que “había tantos morrocoyos por las calles como piedra en el
camino”. Incluso, los más osados, aseguran que brotaban de la tierra y
que por la abundancia de este animal en el territorio fue que se empezó
a referir el término de morrocoyero.
Había tantos morrocoyos
por las calles como piedra
en el camino
En esa época rústica se vislumbró la presencia de ese visitante en cualquier
época del año y como animal de monte fue cazado y condimentado
en las cocinas de los pobladores. El pebre de morrocoy se hizo plato
característico, y con el tiempo, este particular reptil se perdió de vista.
Fue tanto el gusto en el paladar de sus moradores que hasta en los
restaurantes lo vendían como menú. Su carne ya era muy apetecida en
el pueblo y tamales de morrocoy se llegaron a vender también.
Pero el tiempo pasó y el morrocoy no sólo fue plato típico, hasta llavero
a las malas lo volvieron y luego de matarlo lo dejaban al sol para que
disecado y tostado se usara como un ‘original’ accesorio.
Todo ello llevó a que el animal tuviera su mala racha. Arrepentido estaría
este pobre de haber escogido como tierra esa zona de Colombia. Y así a sus
habitantes les cueste reconocerlo, al morrocoy no sólo le salen lágrimas
por el intenso verano y la escasez del agua que es usual en Aguachica,
sino además por el mal trato que le dieron muchos de sus moradores y que
aún en forma anecdótica algunos recuerdan en este escrito.
* Este artículo hace parte de la tesis de grado ‘Las Arrugas del Morrocoy’, publicada originalmente
en 2014 por Leidy Ramos para optar el título de periodista en la Universidad de Antioquia.
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Literatura, arte y música
Literatura, arte y música
las historias más jocosas de la musicología local: ‘El Foco’, descripción anecdótica
que nació en un baile de carnaval y que años después complementaría con una
puntual escena familiar, ya radicado en la ciudad de Bogotá:
“En un baile de carnaval en Aguachica, cuando no había ni planta eléctrica,
el señor ‘Beto’ Cruz estaba bailando con una muchachita y llevaba el popular
foco en la pretina; la mamá de la joven al ver que estaban bien ‘pegaditos’
empezó a hacer gestos para que se separaran. Yo me percaté de lo que pasaba
mientras estaba tocando para la banda. Mucho tiempo después cuando me fui
para Bogotá en 1975, comenzaron los racionamientos de luz en la capital. Para
esos días, mi hermano Eduardo llevó a sus dos hijos (César y Claudia) a pasar
vacaciones a la casa. Mi sobrino César, quien siempre estaba pendiente cuando
se iba la luz me preguntó con insistencia: ‘tío, ¿dónde está el foco? Y fue ahí
que me acordé de la anécdota con el baile y el foco en Aguachica y empecé a
escribir”.
Hoy, la canción ‘El Foco’ no sólo la interpretan los grupos musicales de la ciudad,
sino que en distintos géneros y voces traspasó fronteras y se convirtió en éxito
musical en países como México, Guatemala, Chile y Ecuador. “El Foco tiene 47
versiones grabadas por distintos grupos”, acotó el compositor morrocoyero.
Leidy M. Ramos
Periodista
Egresada de la Universidad
de Antioquia
Julián Vargas Saldaña:
anécdotas de un ilustre
compositor
Resulta curioso que dos de los temas musicales más representativos
de la cultura aguachiquense, las haya compuesto un hombre, que,
siendo niño, no tenía tiempo ni para jugar. Vendedor de piña, cotero
y maletero figuran entre los oficios que con orgullo recuerda hoy
Julián Vargas Saldaña, a sus 70 años.
Cuenta que, en sus primeros años de vida y en calidad de hijo mayor, dejó a
un lado jugar al trompo y al fútbol para darle paso al trabajo y así ayudar con
los gastos familiares junto a sus padres y ocho hermanos. Fue mucho tiempo
después que pudo dedicarse de lleno a la música y darle rienda suelta a la
inspiración que le permitió componer cerca de unas 400 canciones.
Este ilustre y oriundo aguachiquense nació un 31 de mayo de 1947. Fruto de la
unión de Blas Julián Vargas Carballo y Emira Rosa Saldaña Galvis, creció en una
familia humilde, y de sangre campesina, donde aprendió que la unidad entre
hermanos y la pasión por el trabajo eran muy importantes.
Pese a las responsabilidades que adquirió desde joven, la música siempre fue su
norte: a la edad de 6 años ya empezaba a tocar los tambores; a los 10, sin tutor
alguno, demostraba habilidades con el tiple y la guitarra; y a los 17, hizo parte
del cuarteto Los Atentos, integrado además por Ángel Armenta, Jesús Rincón y
Álvaro Solano.
Julián Vargas Saldaña a sus 70 años es uno
de los referentes más importantes de la
cultura aguachiquense.
Fotografía: Andrés Rodríguez.
recuerdos que marcaron la memoria
del compositor era ver reunidos a
su padre y a sus amigos para tocar
tiples, violines y guitarras; fue así
que descubrió su gusto y sensibilidad
por la música. Todo eso sucedía con
relativa frecuencia en la puerta de la
casa de Julián, situada en la calle 5
con carrera 11, cerca al parque San
Roque.
“Yo desde muy niño empecé a escuchar
la música, entonces eso se me metió
en el alma y esa fue la razón por la que
me impregné de ese don y empecé a
componer”, rememora Vargas Saldaña.
Tanto el padre como el hijo fueron
integrantes activos de la Banda
Armonía de San Roque, que en 1952
sería rebautizada como Banda 16 de
Agosto bajo la dirección del maestro
Santiago Castenfondo.
No pasó mucho tiempo cuando compuso ‘Fiesta en mi Pueblo’, canción
inmortalizada en la voz de Roberto Aicardi con Los Hispanos y que no falla en los
hogares colombianos en época decembrina. La letra, como su autor lo explica,
es un homenaje a los personajes de la vieja junta que hacían posible las mejores
celebraciones de Aguachica:
“A la calle El bosque quiero ir a bailar/
porque es la fiesta de Venancio Pabón/
Un hombre de perrenque y buen corazón/
Como todo buen morrocoyero”.
Tanto ‘El Foco’ como ‘Fiesta en mi Pueblo’ han sido dos de las canciones que
han dejado en alto el nombre de Julián Vargas Saldaña y que, con orgullo, los
aguachiquenses refieren cuando de hablar de cultura se trata. Verlos plasmados
en un disco fue de los retos que marcó su vida como artista, pues como él narra,
fue difícil que le dieran la oportunidad a un pueblerino que aún no gozaba de
reconocimiento alguno.
“Esas canciones pueblerinas me hicieron derramar algunas lágrimas en los años
70’s. En Medellín visité varias empresas discográficas y no pasamos del portón.
Y me fui con esa nostalgia y dolor de no poder mostrar mis canciones. Fue con la
visita de Francisco Ramos Pereira que pudimos hacer unos contactos en Bogotá y
posteriormente grabar las primeras composiciones. Ya cuando comenzaron a sonar
en Bogotá, se abrieron muchas puertas y me llamaban a pedirme canciones de
otras partes, una de esas llamadas fue la de Disco Fuentes en Medellín para grabar
‘Fiesta en mi Pueblo’”.
No ha pasado un día en que el maestro Julián Vargas haya pensado en dejar
de componer. Sus días transcurren entre Bogotá y Aguachica, motivado ya en
radicarse en esta última ciudad para así hacer posible el sueño de rescatar en su
tierra natal aquellas melodías que han marcado la identidad morrocoyera.
@leidipa
Recorrido musical
La vena de artista sin lugar a duda la heredó de su familia paterna. La
primera banda que tuvo Aguachica la fundó en 1872 su tatarabuelo Simón
Vargas Carballo, tal vez el único grupo musical que aún llena de nostalgia a
viejas y nuevas generaciones. Posteriormente, en 1903, tomó la dirección
Eladio Vargas Cruz, bisabuelo de Julián y quien además le dió el nombre de
Banda Armonía de San Roque.
Por obvias razones, su padre Blas Julián Vargas Carballo no fue la excepción
en la escena musical y también tocaba variados instrumentos. De los
Julián fue desarrollando sus habilidades
artísticas y encontró afinidad con los
instrumentos de percusión; así recorría
junto a la banda, pueblos y ciudades,
tocando bombos, redoblantes, platillos,
tumbadoras y maracas.
En el año 1969 compuso su primera
canción; un bolero inspirado en el amor
que sentía por una colegiala y que
denominó ‘No pensé quererte’. Siete
años después, en 1976, creó una de
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Literatura, arte y música
Literatura, arte y música
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Literatura, arte y música
Literatura, arte y música
Jeniritza Estrada
Guzmán
Abogada
Universidad Industrial
de Santander.
@JeniritzaEstrada
Aguachica ha crecido tanto
y ha tenido tantos cambios
que he tenido que volver a
conocer todo de nuevo como
si fuera foránea.
AGUACHICA, “MI PEDACITO
DE CIELO SIN PAR”
“He notado que muchos siguen viendo a aguachica como un pueblo,
no se han dado cuenta que hace años dejó de ser ese municipio
pequeño donde todos se conocían y sabían de qué familia provenía
cada persona”.
Toda mi vida la viví en Aguachica,
hasta que en el año 2010
opté por estudiar la carrera
de derecho y me fui a vivir a
Bucaramanga, que es donde está la
Universidad Industrial de Santander
(o como la conocen las mayorías: la
UIS); al principio fue muy difícil para
mí y no porque fuese un lugar nuevo
sino porque la cultura era totalmente
diferente a como esperaba.
No tenían la misma calidez y
amabilidad de la gente de Aguachica,
encontré personas- que al parecerporque
venía de otra ciudad, me
trataban diferente y hasta de forma
grosera; no me sentía bienvenida
y debo decir que pasaron muchos
días para dejar de sentirme como
una intrusa en ese lugar. Con el paso
del tiempo fui descubriendo que
también había buenas personas y
logré hacer algunos amigos y me fui
acostumbrando a vivir allá.
En el año 2016, después de terminar
materias y realizar mi práctica de
judicatura, llegó el momento más
anhelado por todo universitario: el día
de la graduación.
Fue ahí cuando tuve que pensar
qué iba a hacer con mi vida en lo
profesional y al no tener un empleo
todavía, regresé a mi tierra natal,
a vivir nuevamente con mi familia
mientras definía mi situación laboral.
Al volver no pensé que iba a encontrar
una Aguachica tan diferente pues fue
toda una sorpresa descubrir que tantas
cosas habían cambiado.
Fue como llegar a una ciudad
completamente nueva; a pesar
de ser la misma que había dejado
unos meses atrás en las últimas
vacaciones, me sentía perdida, sin
saber dónde quedaba cada sitio.
Aguachica ha crecido tanto y ha tenido
tantos cambios que he tenido que
redescubrirla como si fuera foránea.
He encontrado cosas nuevas de todo
tipo, tanto buenas como otras que
no lo son, como el aumento de la
delincuencia, inseguridad, violencia,
drogadicción, desempleo, gente que sin
necesitarlo pretende vivir de la caridad
y el buen corazón de los demás; he
notado que hay aspectos por mejorar
como el aumento en el tráfico de
vehículos y desorden en el mismo, pues
muchos conductores no respetan el
espacio de los peatones, además de la
falta de organización en general.
Pero también entiendo que ello
ocurre cuando una ciudad está en
pleno crecimiento, pues, así como se
destacan los avances, también atrae
aquello que no nos enorgullece tanto.
Así mismo, he descubierto espacios
que no esperaba que pudieran
darse en este lugar y que me han
sorprendido gratamente, como
funciones de teatro y eventos
culturales; y el hecho que mucha
gente acuda y se interese por ese
tipo de actividades es algo que hay
que rescatar.
También me ha llamado la atención
que las personas salgan a hacer
deporte a la calle, utilicen la ciclo
ruta y de manera sana se hayan
apropiado de las zonas que se han
diseñado con esa finalidad.
De igual manera, me agrada
el hecho de que los jóvenes se
involucren más en los deportes, en
el arte y cada vez más se interesen
por prepararse, ser profesionales;
aunque esto último no es algo
nuevo, pues en Aguachica- no solo
los jóvenes-sino también los adultos
buscan capacitarse y ser mejores en
su carrera u oficio cada día.
Por otro lado, he notado que muchos
siguen viendo a Aguachica como un
pueblo, no se han dado cuenta que
hace años dejó de ser ese municipio
pequeño donde todos se conocían y
sabían de qué familia provenía cada
persona. Es momento de cambiar esa
mentalidad, Aguachica es una ciudad
que está en constante crecimiento,
que por encontrarse en un punto
estratégico de la geografía de nuestro
departamento, cada día atrae
gente nueva, que ve en esta tierra
una oportunidad de vida y decide
quedarse y hacerla su hogar.
Es un lugar con mucho potencial, que
a pesar de su historia de violencia
se convirtió en ‘Modelo de Paz’;
que gracias a su gente ha
sabido surgir y mostrar
siempre su mejor
cara, aunque siempre
haya personas que
busquen desangrarla
y aprovecharse de
todo lo bueno que
ofrece esta tierra.
Todavía hay
esperanza porque
quienes amamos este
lugar, nos esforzamos
por cambiar nuestra ciudad,
por mostrar que también hay cosas
buenas y mucho para dar, por hacerla
mejor desde lo poco o mucho que
podamos aportar.
Empero, pesar de decir que nos
sentimos orgullosos y que hay
gente que trabaja siempre por el
bien de este lugar, nos falta sentido
de pertenencia, porque no lo
cuidamos, nos hemos mentalizado
que eso le corresponde a otros y
culpamos a los demás de lo que
está mal, principalmente a la
administración de turno.
No nos hemos apropiado de
este lugar, no hemos asumido la
responsabilidad por nuestra ciudad
y es claro que las administraciones
tienen una responsabilidad que
los ciudadanos le han
encargado, pero
también está en
nuestras manos
conservar la
grandeza de
este municipio y
hacer que cada
día Aguachica
sea un mejor
lugar. Es aquí
Nos falta sentido
de pertenencia, porque
no lo cuidamos,
nos hemos mentalizado
que eso le corresponde
a otros.
donde vivimos, es el hogar de
nuestras familias y amigos, entonces,
me pregunto: ¿a quién puede
importarle más sino a nosotros?
Es por eso que prefiero quedarme con
todo lo bueno que Aguachica puede
ofrecer; es un lugar maravilloso, casi
mágico, tiene un encanto que
hace que quienes lo visitan
no quieran marcharse
y quienes se han ido
quieran volver siempre.
Personalmente suelo
llamarlo como reza la
letra de nuestro himno
“mi pedacito de cielo
sin par”, es mi paraíso
personal, donde he
pasado momentos que han
marcado mi vida de manera
significativa: he tomado decisiones
importantes, es un lugar que me ha
dado grandes amigos y a muchas de
las personas que son especiales en
mi vida. Para mí es un orgullo haber
nacido en esta tierra de gente amable
y trabajadora, siempre dispuesta a
ayudar a los demás, de empresarios,
campesinos, artistas, profesionales
en todas las áreas, extranjeros y
gente de otras ciudades; todos a
su manera buscando hacerla mejor
cada día porque Aguachica siempre
ha tenido los brazos abiertos para
recibir a quienes llegan, haciendo que
quienes nacimos aquí sintamos más
orgullo que haya sido esta la tierra
que nos vio nacer y que los foráneos
se sientan tan aguachiquenses como
si hubiesen nacido aquí.
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Literatura, arte y música
Literatura, arte y música
Perfil de vida y obra
EL APORTE DE
EDUARDO SOLANO
FORERO
En Convención, Norte de Santander, nació hace
68 años Eduardo Solano Forero, actual director
de la Cámara de Comercio de Aguachica y quien
ha estado en la dirección de esa importante
institución desde su fundación.
En el año de 1975 llegó a Aguachica y ocupó
rápidamente distintos cargos públicos gracias a su
influencia en la política de la región. Primero como
diputado de la Asamblea del Cesar por un periodo de
dos años y al poco tiempo fue nombrado alcalde de
Aguachica por designación de la gobernación cesarense.
El próximo cargo lo ejerció como director de tránsito
departamental, puesto en el que se mantuvo hasta
que quiso nuevamente estar en la asamblea, pero no
resultó entre los elegidos. En 1986, por segunda vez,
fue alcalde de los aguachiquenses, convirtiéndose así
en el último mandatario escogido por la Gobernación
del Cesar. Eduardo Solano Forero también fue concejal
de Aguachica por tres ocasiones; por eso se siente
agradecido con la tierra que lo acogió y le permitió
desarrollar sus habilidades en los más altos cargos.
“Yo quiero mucho a la gente de Aguachica. Siempre
digo que lo que soy se lo debo a este lugar”, afirmó
en tono emotivo y con voz entrecortada el directivo
nortesantandereano, quien además recalca que se
siente tan morrocoyero como el Cerro de la Cruz y el
Bosque del Agüil.
Eduardo Solano tuvo 9 hermanos. Su padre, también
funcionario público, se llamaba Pedro Antonio Solano
Barriga y su mamá, María del Socorro Forero de Solano,
quien fue maestra de escuela. Eduardo cuenta que se
casó muy joven, tuvo dos hijos y ya tiene tres nietas;
una familia de la que se siente muy orgulloso y a la que
le dedica sus ratos libres.
A la edad que lo acompaña, se define como una persona
tranquila, honesta, que siente temor de Dios y es devoto
de la virgen de Torcoroma. Y respecto a sus mayores
miedos y fracasos, añade: “Me he enfrentado a todo
cuando me ha correspondido y he salido victorioso. No
soy una persona miedosa, ni me doy ínfulas de guapo,
pero no me dejo de nadie”.
Entre los barrios de Aguachica hay uno que fue
nombrado en honor a su gestión para legalizarlo: el
barrio San Eduardo era una zona de invasión y siendo
alcalde, Eduardo recuerda que viajó a Valledupar
para comprar los predios y entregárselos a los
habitantes que ya estaban asentados en precarias
condiciones; aunque no se logró la compra ni la
entrega de escrituras, destaca que su aporte fue
esencial para que esa zona de la ciudad se hiciera
habitable. Hoy día es una de las más pobladas del
municipio. También siente satisfacción de otros
importantes hechos que marcarían la modernización
de Aguachica, entre ellos: como diputado, consiguió
los recursos para la electrificación del barrio Unión y
siendo alcalde, la electrificación del barrio Idema y
del barrio Libertad.
Durante su misión en 28 años como jefe de
la Cámara de Comercio añade que ha logrado
importantes logros como lo fue la construcción del
imponente edificio en el que hoy está ubicado dicha
cámara y laboran alrededor de 20 funcionarios.
“Hemos mantenido nuestra institución muy bonita y
personas que vienen de otras partes nos dicen que es
el mejor edificio que tiene la ciudad y eso nos hace
sentir orgullosos”, expresó Solano Forero. A su vez
resaltó la labor que vienen desempeñando de manera
permanente con el equipo de empleados para hacer
presencia en la región del Sur de Bolívar y del Sur
del Cesar a través de capacitaciones, y una oficina de
conciliación, donde las personas de escasos recursos
se acercan a solucionar sus conflictos.
Aquilino Cotes
Zuleta
Comunicador Social
Escritor y docente
universitario.
@tiochiro
Vivió sin saber leer ni escribir.
Sin embargo, mantuvo
una tenacidad que todos
envidiaban para criar a sus
diez hijos
LOS RASTROS DE LA VIEJA
SARA
Ella nunca pensó que las notas de acordeón y los cantos de sus
hijos en vaquerías y sus puestas musicales en público trascendería
las fronteras.
E
lla era muy ocurrente para La mítica Vieja Sara nació el 9 de
manifestar algo en el momento agosto de 1892. Ella encarna la vena
preciso, tenía el don de la musical de la dinastía Salas, porque
palabra para cada situación y la también fue cantadora, verseadora
alegría en su rostro y el cuerpo y para todos fue sorprendente su
desparramaban jolgorio y a la estabilidad emocional y superación
vez temple, así definen sus hijos, personal ya que nunca fue a la
familiares y amigos a la Vieja Sara escuela. Vivió sin saber leer ni
María Baquero Salas, la hija mayor escribir. Sin embargo, mantuvo una
de Francisco Baquero y Santa
tenacidad que todos envidiaban para
Salas Perea, la mítica abuela de los criar a sus diez hijos. Su grandeza
Hermanos Zuleta.
como madre, abuela, hermana, tía,
madrina y mujer la hizo acreedora
de los más singulares elogios,
reconocimientos y aplausos.
Una mujer capaz de trascender
o pasar desapercibida si lo quería.
Altanera y esplendorosa, podrían
ser los dos extremos de esta mujer
que logró tener al mismo tiempo la
pobreza y la riqueza alrededor.
Los más enconados músicos la
idolatraron y le guardaron respeto,
se les rindieron a sus pies, porque
ella tenía una fina percepción para
distinguir y darle el valor a las cosas
terrenales y espirituales. A cada quien
ponía en su lugar, “bien puesto y sin
protestar”, dice hoy en medio de una
sonrisa su hijo Carlos Jeremías.
“Nuestra vena musical proviene de
los Salas”, sostiene hoy su sobrino y
primo hermano Simón Salas Núñez
(95 años), el cantautor con quien
tuvo un percance por el ofrecimiento
que le hizo a Rafael Escalona de
unas gallinas y la Vieja Sara lo trató
de mentiroso. Al final quedó una
enemistad entre ellos y Simón se fue
del pueblo y de su finca La Quinta, en
la Sierra Montaña.
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Literatura, arte y música
Literatura, arte y música
EL PASTOREO
Era común que los dueños de fincas,
en el enclave Valledupar – La Paz –
Villanueva – La Jagua – Manaure, en
épocas de sequía y escasez de pasto
arriaran sus animales a pastorear en
la región de El Plan, zona descubierta
en el siglo XVIII por los abuelos de la
Vieja Sara y luego conocida
por toda la región.
En esos arreos de
animales que
duraban horas de
día y de noche
se conocieron
los abuelos de la
Vieja Sara: José
Andrés Salas
y Juana Paula
Perea.
Cuando su hijo
Emiliano tenía entre
5 y 6 años, la Vieja Sara
conoció a Rafael Araujo, un
hombre trabajador y dueño
de unos predios en El
Plan.
La joven pareja,
residente en el
municipio de La Paz
(Cesar), se asentó en una zona
de sabanas y aguas cristalinas
provenientes de manantiales
por doquier. Las sabanas fueron
bautizadas inicialmente como ‘El Plan
de Salas’. Allí nacieron cinco hijos:
cuatro mujeres y un varón, entre
ellos Santa Salas Perea quien se casó
con Francisco Baquero (nacido en
La Paz) y de esa unión nació Sara
María Baquero Salas. “Mi mamá
fue la única hija legítima de papá
Francisco Baquero y mi abuela Santa
Salas”, sostiene hoy María del Rosario
Baquero Araujo, hija de la Vieja Sara.
Los cinco hermanos crecieron en El
Plan. En las postrimerías de la Guerra
de los Mil días en Colombia (1902)
un pelotón Liberal irrumpió a El Plan
y capturó a todas las mujeres que
eran conservadoras, entre ellas a
la niña de 10 años Sara Baquero.
Una semana después fue dejada en
libertad, en Valledupar y regresó con
su familia a su amado pueblo. Años
después su papá Francisco y dos
hermanos fueron fusilados por tropas
liberales en una finca de San Juan del
Cesar (La Guajira).
Años después, pero todavía muy
jovencita, Sara Baquero sabía lo
que quería, menos estudiar. Tuvo un
romance con el joven Cristóbal Zuleta
Bermúdez, oriundo del municipio de
La Paz. De ese enamoramiento quedó
embarazada cuando apenas cumplía
19 años, pero esa relación amorosa
duró muy poco.
Muchos consideraron que fue un fugaz
romance; y de esa unión temporal
nació el niño Emiliano Zuleta Baquero
(11 enero 1912 – 30 octubre 2005).
“Compadre Emiliano fue un gran
hombre”, dice María, la antepenúltima
hija de Sara Baquero.
Los testimonios de familiares y amigos
aseguran que Cristóbal abandonó a
Sara Baquero y ella se las arregló
como pudo con sus hermanas, su
mamá Santa y sus tías.
Cuando su hijo Emiliano
tenía entre 5 y 6 años,
la Vieja Sara conoció
a Rafael Araujo, un
hombre trabajador
y dueño de unos
predios en El Plan. Con
Rafael tuvo 9 hijos:
Rafaela, Andrés, Santa,
Encarnación, Antonio (Toño),
Matilde, María, Mario y Carlos
Jeremías.
“Ella también tuvo sus reses y sus
chivos que le dejaron sus padres,
especialmente los Baquero quienes
tenían sus propiedades y sus
animales”, dice su familiar Federico
Segunda época
La Vieja Sara vivió dos períodos
y ambas la marcaron. Tuvo varios
hermanos (as) de madre y de
padre, entre ellos: Juana Salas
(mamá de Simón), Ana Nohemí,
Salas, acordeonero, compositor y
cantante. Federico fue quien enseñó a
tocar acordeón a ‘Colacho’ Mendoza.
El Plan, cuna de historias
de grandes juglares del
vallenato, fue el rincón
donde vivió muchos años
la matrona Sara María
Baquero Salas. Este
corregimiento, situado
en límites del Cesar y
La Guajira, por muchos
años fue un lugar solitario
debido a las dificultades del
camino.
Familiares de la vieja Sara, El Plan, 17 de junio de 1981. Fidelia Muegues (yerna), Matilde, Maria, Santa y
Rafaela (hijas); Emilianito Zuleta Díaz (nieto), Julio Muegues (yerno), Emiliano, Andrés, Toño y Mario (hijos).
Mario, Luis Carlos, Francisco
(acordeonero) y Trinidad.
Sus diez hijos crecieron en El Plan,
en medio de incomodidades, de falta
de agua potable, energía eléctrica,
medicina, médicos y artículos
alimenticios. A falta de estos había
mucha comida del monte: conejo,
gallinas criollas, cerdo, hortalizas,
yuca, plátanos, etc. Había mucha
leche de vaca y los teteros eran las
botellas de ron vacías a las que le
ponían un chupo.
Sara Baquero tenía tiempo para
todo. “Era una señora contenta y
muy dicharachera. En esa época
había unos negros en El Plan y ella
salía a bailar con esos negros y
echaba versos”, recuerda Matilde
Elina, la enamorada del cantor y
compositor Leandro Díaz.
“Mi mamá era una mujer contenta,
muy espiritual. Siempre que se iba
para una fiesta en un pueblo nos
llevaba a mis hermanas y a mí para
no dejarnos solas en la casa. Ella
siempre iba a las fiestas de Urumita,
Manaure, La Jagua, Villanueva,
Becerril. Ella tenía un hablar
recio, mi papá Rafael Araujo fue
parrandero, pero no sabía ni tocar
las palmas. En cambio, mi mamá era
fácil para echar un verso. Mi papá
hablaba cuando se emborrachaba, a
él salió ‘Toño’ Salas quien también
era callado,” afirman sus hijos.
María recuerda y dice: “yo viví toda la
vida con mi mamá. Cuando llegaba a
una fiesta enseguida hacía un verso:
“A quien se le canta aquí /
a quién se le da las gracias/
al que viene de afuera/
o al dueño de la casa,
y de una vez se enganchaba a
versear”.
Le gustaba una falda ancha, que
se moviera cuando caminaba. Le
encantaba ponerse una falda (pollera)
larga y ancha por su amplitud, ceñida
a la cintura y fruncida hacia abajo.
Le gustaba que al caminar la falda se
balanceara de un lado a otro y que la
cadera se le contorneara. “Mi mamá
vestía coqueta. No se ponía cualquier
ripio”, añadió María.
Parrandas en El Plan
Muchos creen que las parrandas en
El Plan llegaron con Escalona, están
equivocados. Siempre hubo parrandas
donde la Vieja Sara. Antes de que
llegaran a El Plan: Escalona, Poncho
Cotes, Andrés Becerra, Emiliano,
Rudecindo Daza, Cayetano Balcázar,
Simón Salas, Juan Manuel Muegues,
Leandro Díaz, Toño Salas, entre
otros muchos músicos, llegaban de
Urumita, La Paz, Manaure, Villanueva,
San Juan del Cesar, La Jagua…,
“todos iban a la casa de mi mamá”,
recuerda Carlos Jeremías y precisa
Parque principal en El Plan.
que las parrandas antes de Escalona,
Emiliano y Toño se hacían en la
casa de su mamá con cantadores de
décima.
“Esas congregaciones y parrandas
estando la Vieja Sara viva fueron
inolvidables. Había una convivencia
mutua de los habitantes, lo que
no se ve hoy en día. Todo mundo
tenía sus crías de gallina, de cerdos,
bastimentos y todo mundo comía”,
agregó Matilde Elina.
Cuentan que Sara Baquero tenía un
hablar y carácter recio. “Todo mundo
llegaba donde mamá Sara al comienzo
porque mi mamá vendía su ron. Sus
hijas mayores Rafaela y mi comadre
Santa atendían con mi mamá el negocio
y cuando ellas se casaron, atendíamos
Matilde y yo”, recordó María.
Los años pasaron rápidamente y
los Baquero Salas, Araujo Baquero
y Zuleta Baquero fueron creciendo.
“Recuerdo de la Vieja Sara su
alegría desbordante.
Los carnavales para ella eran lo
máximo de la alegría. Cuando llegaba
el carnaval le decía a su marido:
‘bueno rafelito ahora pierdes a la
mujer, ya no vas a tener mujer
por tres días porque yo me voy a
parrandear y bailar, con mis hijas’”,
afirma Matilde Elina y añadió: “era
16 17

Literatura, arte y música
Literatura, arte y música
una gran bailadora de Gaita. Vestía
siempre sus faldas largas, de blanco
y negro, nunca la vi con faldas de
colores y flores”.
Emiliano y ‘Toño’ Salas
Rafael Escalona aparece en la vida
de Sara Baquero, cuando su hijo
Emiliano Zuleta Baquero, siendo
muchacho, aprende a tocar acordeón,
en un acordeón que le robó a su tío
Francisco. Años después también
se forma como acordeonero y
verseador su otro hijo Antonio ‘Toño’
Salas Araujo. Empieza la era de los
hermanos Emiliano y Toño.
Desde que la conoció, Escalona no
dio un paso sin Sara Baquero y era
el padrino de varios de sus hijos y de
sus nietos. Entonces, surge Escalona
con el apelativo ‘Vieja Sara’ y se
esparce por toda la provincia. Entre
ellos se arma la mayor amistad de la
región, al punto que Escalona llenaba
de piropos y dádivas la casa de la
Vieja Sara cada vez que iba a El Plan.
Pero no conforme, Rafael Escalona,
la llevó a la cumbre con una de sus
canciones:
Tengo que hacerle a la vieja Sara
una visita que le ofrecí
pa’ que no diga de mí
que yo la tengo olvidada (bis)
También le traigo su regalito
un corte blanco con su collar
pa’ que haga un traje bonito
y flequeté por El Plan (bis)
Para que diga que este regalo
Se lo hizo el compadre de su hijo
Emiliano
Y amigo de ella también que se
llama Rafael (bis)
Arriba e Manaure en la Serranía
hay un pueblecito bonito y sano
vive la mamá de Emiliano,
de Toño Salas y María (bis)
A la vieja Sara le cambió la vida
cuando sus hijos Emiliano y Toño se
volvieron famosos. Primero porque
Emiliano le regaló una casa nueva
de barro, en el camino de la Sierra
Montaña, la que bautizó El Valle y
Toño siempre la apoyó.
“Todavía todos en El Plan nos
sentamos todas las noches en las
puertas de las calles a echar los
cuentos de la Vieja Sara y la pelotera
que tuvo con su sobrino Simón
Salas”, dice Matilde Elina.
También, recuerdan aquel día en una
congregación de religiosos del Corpus
Cristo, la gente estaba echando
versos y ella irrumpió con su voz
fuerte y clara:
“En la puerta de la iglesia
se está paseando un ministro
está la custodia patente
y el cuerpo de Jesucristo”
Todos en El Plan comentan que
cuando Escalona, Poncho Cotes,
Andrés Becerra, Rudecindo Daza,
Aquilino Cotes Calderón, los Orozco,
Simón Salas, Juan Manuel Muegues,
Cayetano Balcázar hacían sus
parrandas donde la Vieja Sara, ella
casi nunca verseaba y tampoco bebía.
Pero una vez hizo un verso que causó
mucha gracia. Llegaron Poncho Cotes,
Andrés Becerra, Rudecindo Daza,
entre otros. Ellos sabían del aprecio
que ella le tenía a Escalona.
Como por El Plan no se escuchaba
radio ni se sabía nada de ninguna otra
parte, Andrés Becerra le dijo: “Oiga
Vieja Sara, tengo que decirle que lo
siento mucho, pero Escalona falleció”.
Ella se sorprendió y se le aguaron los
ojos y Poncho Cotes y Rudecindo le
reconfirmaron la noticia.
Quedó muy pendiente de la noticia
y empezó a alistarse para ir a darle
el pésame a Margot (Margarita),
la mamá de Escalona. Se puso en
movimiento y se preparó para el
viaje, pero cuando iba a salir le
hicieron señas a Escalona y éste se
apareció en la puerta de la casa.
Escalona se había prestado para
hacerle una broma a su comadre.
Enseguida la Vieja Sara dijo: “Veee…”
y lanzó el verso:
“llegó el agraciado al puerto /
y a tierra firme pisó /
y bien que resucitó /
al que rezaban por muerto”
Una mañana del 17 de junio de 1975,
en pleno esplendor de felicidad, a la
Vieja Sara le dio mareo y llamó a su
hija Rafaela para que le hiciera una
salmuera. Su otra hija María estaba
allí, sentada a su lado y la sobaba.
De pronto se derrumbó, se le fue la
vida, y surgió de su casa de barro
un grito desgarrador que arropó
toda la sabana de El Plan de Salas.
Había muerto la Vieja Sara, ahora
cuando empezaba a saborear la
fama nacional de sus hijos Emiliano
y Toño Salas y de sus nietos Poncho
y Emilianito. En cada paso que dió
dejó huellas imborrables: el amor por
sus hijos y el reconocimiento de sus
amigos, de la gente de su pueblo y
de la música, dejó abierto el camino
para el reconocimiento mundial del
folclor vallenato con la dinastía Salas-
Baquero-Zuleta.
¡El llamado de
la poesía a una
pequeña gigante!
Ella es María José Blanco Pinzón. Cuenta su madre Flor María Pinzón que
balbuceó sus primeras palabras a los seis meses de edad y a los dos años
ya se esmeraba por aprender a leer. “Mi hija tuvo estimulación temprana
desde el vientre. Todo eso influyó a que le gustara leer: muy pequeña se leía
cuentos en un día y a los ocho años ya leía novelas”, agregó la progenitora.
Ya tiene 9 y dedica sus ratos libres a escribir cuentos y poemas cortos.
También declama poemas propios y de otros poetas en distintos certámenes
de la geografía nacional. Hace poco terminó su primaria y era la personera
estudiantil y bastonera mayor de la banda cívica de su colegio; pinta, estudia
música, practica baloncesto y acolita los domingos. Es delgada- con una larga
cabellera- y unos ojos vivaces que contrastan con su blanca piel.
“Yo comencé a escribir viendo a mi papá y a mi mamá que también escriben,
entonces veía a mi papá y le decía que quería escribir. Él me empezó a explicar
y logré terminar ‘El Vacío de mi morada’” (el primer poema que incluyó en su
obra poética).
María José lleva la poesía en sus venas, pues además de su evidente disciplina y
gusto por este arte, es hija del reconocido poeta José Orlando Blanco Toscano,
autor de obras de referencia local como ‘Poetas Aguachiquenses’ y ‘Dulce Brisa
del Agüil’. De manera formal, todavía no ha publicado ningún libro, pero a
todo lado lleva consigo el borrador de su poemario ‘Ruido del Silencio’; trabajo
que incluye doce poemas de temas variados y que denotan su sensibilidad y
capacidad fluida para escribir. “Hasta el salón me motiva a escribir en esos
días que hacen ruido”, agregó la pequeña poeta con el tono enérgico que la
caracteriza y quien confesó que quiere estudiar medicina y especializarse en
pediatría.
Con tan sólo 9 años ya son varios días que ha dormido
fuera de casa para representar a Aguachica en
encuentros literarios. Su gusto por la poesía la ha
llevado en el último año a lugares como Cartagena
(Bolívar) y Chinú (Córdoba); siempre segura y
convencida que es una embajadora de la cultura
aguachiquense.
Bosque del Agüíl
Llega la primavera
Y mi bosque desorientado.
Bosque…
¡Deben infelices…!
Con más respeto tratar.
¡Oye…! Grité:..
Aquel hombre trata de…
Talar un árbol.
¡No, no…!
Busca otro lugar…
Porque…
En mi tierra natal,
La belleza del bosque…
Es… de todos.
Y es natural…
Actualmente María José es integrante de la Asociación de Poetas y Escritores
de Aguachica y del Parlamento Internacional de Escritores de Cartagena.
Además de representar a Aguachica en distintos recitales poéticos de la región,
también ha participado este año del Parlamento Internacional de Escritores en
Cartagena (Bolívar) y del Encuentro Nacional de Declamadores y Poetas en
Chinú (Córdoba).
María José Blanco Pinzón
En respaldo a su aporte cultural a Aguachica, publicamos ‘Bosque del Agüil,
uno de los poemas incluidos en su valiosa obra.
En las calles de El Plan aún recuerdan las historias de la vieja Sara.
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Literatura, arte y música
Literatura, arte y música
Descubrió que el vasto mundo de la literatura era lo
suyo siendo ya una adulta. Su cercanía a la lectura
por placer- lo confiesa- no surgió por influencia de
sus padres o maestros en sus primeros años de vida,
sino por la necesidad de encontrarse con ella misma y
aflorar sentimientos que en ese momento desconocía.
Entre los barrios La Victoria y La Sabanita de
Aguachica, transcurrió la infancia de la joven
morrocoyera, quien recuerda que recibió sus
primeras clases de comprensión lectora bajo un
palo e’ mango del colegio Número Uno; aún sin
imaginarse que las letras serían años más tarde su
motivación diaria.
A raíz de la separación de sus padres, Jarhat se
desplazó al Sur de Bolívar a vivir con su mamá y
nuevamente volvió a Aguachica para continuar sus
estudios de bachillerato. Tiene tres hermanos y es
egresada del Instituto Nacional José María Campo
Serrano. Fue ahí, siendo una de estudiante de
colegio, que ocurrió un episodio en el aula de clases
que por primera vez le hizo creer en su talento:
“Un día la profesora de español entró al salón y
nos dijo que estaban haciendo el periódico escolar
y que serían publicadas aquellas historias hechas
por estudiantes. Entonces yo recuerdo que siempre
escribía ‘bobaditas’ detrás del cuaderno y le mostré
varios escritos a la profesora. Ella escogió el más
deprimente de todos y lo publicó. Los compañeros
de curso se burlaron de mí porque decían que me
quería suicidar, pero a mí no me importó. Ese fue el
primer acercamiento que tuve de publicar algo y que
me leyeran”, contó Pacheco.
su disciplina para aprender y aplicar lo aprendido
sobre aumento de tráfico en la web. “Yo soy muy
curiosa, entonces miraba tutoriales en Youtube
para saber cómo ganar seguidores, cómo hacer
que las personas compartieran mi contenido y en
qué horas publicar”, puntualizó la poeta.
Ella escribe tanto poesía como narraciones.
Ambos tipos de escritura le gustan ya que le
permiten expresarse entre la realidad y la ficción.
Su estilo poético lo relacionan más con poesía
contemporánea y juvenil, aunque ella añade que
las personas mayores se identifican mucho con
sus publicaciones. En su corto recorrido literario,
Jarhat ya publicó su primera obra poética a través
de Amazon denominada ‘Te amo y no es metáfora’
y que refleja la sensibilidad de la poeta. También
está en la reelaboración de su primera novela
de ficción y cuya historia está relacionada con la
historia de Jesús, pero encarnada en una mujer
que afronta problemas cotidianos y de la vida
diaria. Actualmente labora en el área administrativa
de una empresa de Aguachica y que es el sustento
económico con el que cubre sus gastos y los de
su familia. Al respecto agrega: “Ojalá yo pudiera
vivir de la literatura que es lo que me gusta. El
tiempo que saco para crear contenido en mis redes
sociales lo hago de manera responsable en mis
tiempos libres pero aún no me da para vivir”.
Leidy M. Ramos
Periodista
Egresada de la Universidad de
Antioquia
@leidipa
Fotografia: Jorge Rios Loaiza
¡EL PLACER DE
ESCRIBIR EN TIEMPOS
DE REDES SOCIALES!
Un día de carnaval, hace 25 años, nació Jarhat Gisella Pacheco
Hernández. Ella es una talentosa escritora que a través de
las redes sociales y la internet ha logrado materializar el
sueño de ver sus obras literarias en conexión con el público.
Un par de años después las ganas de escribir fueron
creciendo, así como las de leer y de aprender de
aquellos autores con los que se sintió identificada.
Alejandra Pizarnik es de sus escritoras favoritas
y desde hace un tiempo empezó a leer literatura
femenina porque considera que es una forma de
visibilizar la vida y obra de las mujeres en un
contexto marcado por el machismo. Y es que Jarhat
se considera una autora feminista, por ende, la
cuestionan temas como la dependencia que sienten
las mujeres hacia los hombres, la influencia de la
mujer en la sociedad, el acoso callejero, la inequidad
salarial entre géneros y la inclusión sexual. “Dicen
que el machismo no existe, pero siguen matando y
violando mujeres y niñas”, enfatizó la escritora.
En julio de 2014 empezó a escribir sus letras en
una página que creó en Facebook, pero lo hacía de
manera anónima ya que al principio le daba cierto
temor de expresar todo lo que la invadía por dentro
bajo su firma. Tres años después, la joven ya cuenta
con más de cien mil seguidores en Facebook y en
Instagram ya casi llega a los 17 mil. También tiene
su propio blog en el que de manera frecuente reseña
libros y top de autores recomendados. Abrir una
página en una red social y compartir sus letras fue
el inicio de una carrera promisoria que acompaña
hoy día a la artista. Además de sus habilidades para
escribir y expresar sentimientos que son afines a sus
seguidores virtuales, comenta que le fue muy útil
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Literatura, arte y música
Literatura, arte y música
cuestión de meses a partir de la acogida que tuvo la canción ‘Ponte Bonita’.
“Juntos empezamos a dar serenatas en el pueblo. Recuerdo que la primera
vez que nos pagaron nos dieron 40 mil pesos y yo estaba feliz porque
no estaba acostumbrado a que me pagaran por cantar. Después ya nos
llamaban de las discotecas para tocar los fines de semana, fiestas privadas y
fue así que nos fueron conociendo”, relató el cantante al hablar de sus inicios
en la música.
Pese a que la música era lo que más le gustaba, Cristián Plata siempre
tuvo claro que debía capacitarse para lograr en un futuro una estabilidad
económica. Por eso en el 2008 comenzó sus estudios de Comunicación
Social en Bucaramanga, pero después de un semestre se dio cuenta que no
era su profesión. Finalmente se graduó como piloto comercial en la ciudad
de Medellín, carrera que logró ejercer hasta que el 29 de mayo del 2016 un
accidente en una avioneta lo alejó de ‘los cielos’ y lo motivó a reavivar su
faceta como cantante.
¡El ‘vuelo’ de Cristián
Plata retoma pista en el
vallenato!
“Hace poco sufrí un accidente que me dejó con una fractura de rótula parcial
y cicatrices en el rostro. Quizás el viento estaba muy fuerte y la maniobra
que estaba haciendo me complicaron el aterrizaje ¡Qué me haya salvado
fue un milagro que le debo a mi Dios porque ni siquiera puedo explicar qué
sucedió! Ese episodio es lo que me devuelve a ese mundo tan bonito, pero
tan difícil como es la música”, concluyó el joven cantante en entrevista con
Binarismo Parlante.
Leidy M. Ramos
Periodista
Egresada de la Universidad
de Antioquia
@leidipa
En Aguachica y sus alrededores es muy conocido el nombre de Cristián Plata,
un carismático cantante del género vallenato que desde muy joven se dio a
conocer por éxitos musicales como ‘Ponte bonita’ y ‘Fe y sin miedo’, temas
que en su época ocuparon los primeros lugares en las emisoras locales y
que permanecen en la memoria de los surcesarenses
Después de un tiempo de estar apartado de los escenarios musicales y de
salvarse milagrosamente de un accidente aéreo, Cristián Plata reapareció
en este 2017 gracias a su participación en el reality musical ‘A otro nivel’;
durante varios meses fue tendencia en las redes sociales y protagonista
de los famosos memes, en parte por la expectativa que causó en sus
coterráneos la presentación por televisión de su primer show, así como por
el buen desempeño que mantuvo durante su corta estancia en la capital de
la república. Trampolín que sin lugar a dudas facilitó su llegada como artista
en este fin de año a los distintos escenarios del territorio nacional.
Detrás de las pantallas y más allá de las tarimas, está la historia de Cristián
Alberto Plata Cárdenas, “nacido y criado”, como el mismo lo refiere, en
Aguachica, Cesar. La sencillez que lo caracteriza es de las cualidades que le
destacan las personas que lo vieron crecer en las calles del barrio primavera;
sector en el que aún vive junto a su familia. Rodeado siempre de amigos y
dispuesto desde niño a ofrecer su casa para que fueran a jugar ‘banquita’ en
el patio, así eran los ratos libres del pequeño Cristián- en aquella época en
que no conocía las preocupaciones.
Pero no todo fue diversión y felicidad ya que cuando tenía seis años tuvo que
enfrentar uno de los episodios más fuertes para un ser humano: la pérdida
de su padre Heriberto Plata, a quien le heredó su gusto por la música
vallenata.
“Si a alguien le debo el amor por el vallenato es a mi papá, quien desde niño
me ponía a escuchar vallenato en los viajes. Yo soy como él que no bajo
la música vallenata de mi carro y creo que mis hijos también escucharán
vallenato ‘ripiao’”, contó con desparpajo el joven artista.
Desde hace 28 años ha contado con
el apoyo de Amparo Cárdenas, la
mujer que le dio la vida y quien le
inculcó los valores que necesitó para
cumplir sus metas y no desfallecer
en el intento. En aquel entonces
Liceo Infantil (hoy Liceo Humanista)
y Mis Primeras Letras fueron los
colegios en el que Cristián desarrolló
sus años de primaria. Luego pasó al
Colegio Teresiano Reina del Carmelo
donde estudió desde los grados
sexto hasta noveno; y finalmente
culminó su secundaria en el Instituto
Nacional José María Campo Serrano.
Fue para esa época de colegiocontaba
ya con 15 años- cuando
descubrió que su voz era agradable
al público morrocoyero.
En una de esas salidas nocturnas
al parque San Roque de su natal
Aguachica, zona que para aquella
época era punto de encuentro
frecuente para los jóvenes,
llegó Cristián en su bicicleta. Le
llamó la atención la romería que
protagonizaba un muchacho con su
acordeón y a quien le hacía falta
un cantante; esa noche Cristián
dio rienda suelta a su voz junto al
acordeonero Juan Mauricio Julio,
conocido popularmente como ‘Juan
Mao’ y con quien comenzó una
carrera musical que fue exitosa en
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Literatura, arte y música
Literatura, arte y música
¿TENEMOS O
NO, IDENTIDAD
CESARENSE?
Se ha dicho en varias oportunidades que
el departamento del Cesar es pluriétnico
y multicultural, que su población está
conformada por nortesantandereanos, pobladores
del río Grande de la Magdalena, habitantes de
ciénaga de La Zapatosa, inmigrantes de otras
latitudes, un componente de varios pueblos
indígenas y vallenatos propiamente dichos.
Por tanto, no se puede cobijar a todo el territorio del
departamento con la nominación de ‘país vallenato’,
no hay tal país.
Esa insistencia vallenato-céntrica de creer que
Valledupar y la cultura vallenata es la cultura de
todos los pobladores del Cesar, es una contumacia
que no ha permitido el despegue real de todo el
potencial cultural de nuestro territorio, pues cada
uno de los componentes poblacionales enunciados
al comienzo del escrito tienen formas diferentes de
concebir la cultura.
Los pobladores del río y la ciénaga tenemos
como manifestación de canto y baile la
tambora con toda la magia que ello encierra;
los que llegaron de los santanderes tienen su
música de cuerda y sus propias expresiones
dancísticas; los inmigrantes traen sus propias
apetencias culturales; el componente indígena
de la serranía de Perijá y de la sierra Nevada
de Santa Marta conservan sus
cantos y danzas ancestrales; y
por supuesto, los propiamente
vallenatos tienen su música de
acordeón que les identifica.
Al darle vida política al
departamento, se hizo sentir
la necesidad de darle músculos
culturales, y desde entonces se ha
insistido en el vallenatocentrismo,
que no es otra cosa que querer
meter en un solo costal a toda la
población; lo cual ha sido el primer
obstáculo para el desarrollo pleno
de la multiculturalidad que tiene
el Cesar ¡Qué bueno sería que las
alcaldías de los diferentes municipios
del departamento apoyaran en forma
decidida, desde la institucionalidad,
la cultura vernácula de los pueblos!
¡Qué bueno fuera que la gobernación
a través de la oficina pertinente,
apoyara con recursos y asesorías a
las casas de cultura municipales
para que éstas desarrollen
planes y programas que
tiendan al rescate y
resignificación de
la cultura propia
de los pueblos!
Aparte de esas
manifestaciones, hay
otras que comienzan
a mostrarse en cada
uno de los pueblos del
Cesar.
En cada pueblo hay
personas que tratan de recabar
Es necesario
que esos eventos
pasajeros sean parte de
un proceso institucional
de organización y
formación cultural que
involucre a jóvenes y
niños.
la información historiográfica de
sus localidades, compendiando su
propio anecdotario, describiendo y
rescatando sus propias costumbres,
tradiciones y leyendas; importante
sería que en forma escrita se le
presentara a las nuevas generaciones,
para que las conozcan y desde la
época en que viven las resignifiquen y
se apropien de su propia cultura.
Sería interesante que las
administraciones municipales
firmaran convenios con sus propias
Casas de Cultura, para que sus
investigadores puedan contar con
los recursos necesarios que les
permita editar y publicar libros con el
trabajo de sus investigaciones, y así
consolidar físicamente la cultura de
los pueblos del Cesar en unos textos
que permitan el acceso y la consulta
de sus habitantes a esas formas
olvidadas de su cultura, costumbres y
tradiciones.
La Gobernación del Cesar,
ha iniciado eventos
culturales, unos talleres
de promoción de
lectura y escritura
creativa que hace
siete años cobijaron
a más de 1.500 niños
del departamento,
pero que al cambiar
la administración
departamental lo
proscribieron y que
últimamente lo encienden
esporádicamente. También se hace
una vez al año, unos encuentros
culturales donde hacen muestras
dancísticas de las llamadas ‘escuelas
de formación’, pero el evento no pasa
de ser un Sketch pasajero que se
practica para salir del compromiso, y
que no perdura en el tiempo.
Es necesario que esos eventos
pasajeros sean parte de un proceso
institucional de organización y
formación cultural que involucre a
jóvenes y niños, procesos culturales
abiertos e incluyentes que permitan el
rescate, la apropiación y resignificación
de nuestra cultura y así el Cesar pueda
mostrar ante propios y extraños que
somos un departamento incluyente
y respetuoso de la diversidad; y
entonces sí poder decir sin duda
alguna que somos un departamento
pluriétnico y multicultural.
Diógenes Armando
Pino Ávila
Educador, poeta y
narrador oriundo de
Tamalameque Cesar.
@tagoto
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Literatura, arte y música
Literatura, arte y música
manera autodidacta y espera muy pronto conocer la cultura del país que le ha
llamado la atención en los últimos años. En este 2017 estuvo nominada en los
Premios Luna en la categoría de ‘Nuevas Figuras’; gracias a la acogida de su
último cover ‘Mae Nazinha’, trabajo musical que rescata todas aquellas épocas
verbeneras “en donde se bailaba pegaito al picó” y que también demuestran la
esencia del nativo barranquillero y que ha contagiado a la aguachiquense.
Lina se considera una persona sencilla, de esas que se ríe a carcajadas y ama
a Dios y a su familia sobre todas las cosas. No es de las que vive trazando cada
segundo los planes de su carrera, pues es de las que confía en los destinos
divinos y del universo. Por eso Lina es de las que prefiere dejarse sorprender,
gozando de la tranquilidad de vivir el presente y recibir con alegría todas las
oportunidades que se le van presentando. Dentro de sus convicciones tiene
claro que para lograr el éxito hay que luchar por los sueños, persistir y ser muy
disciplinado con el proceso de crecimiento y reconocimiento musical por parte
del público.
“Yo me disfruto cada tarima, me disfruto cada momento, cada persona que
va a verme. Esto es disfrutarlo y no preocuparte. Es abandonar y reencarnar
otro personaje cuando estás en el escenario”, añadió la gestora del género
‘Sabrosura Tropical Gurmé’, estilo que describe como “algo sabroso, del
trópico, pero con un sonido bastante estilizado lleno de glamour que hace que
se estremezcan las fibras al buen bailador”.
Pocos saben que la joven cantante ‘Linica’ Rodríguez, radicada en
Barranquilla, es nativa de Aguachica, Cesar. Sus canciones y mezclas
de sonidos antillanos y haitianos la ubican hoy como una artista de gran
proyección internacional.
Leidy M. Ramos
Periodista
Egresada de la Universidad
de Antioquia
@leidipa
En las distintas plataformas musicales que ofrece la despierta y currambera
ciudad de Barranquilla es común escuchar a Lina Rodríguez, cantante colombiana
que con su música y un estilo particular busca rescatar las raíces culturales y
ancestrales de Colombia y suramérica.
A 421 kilómetros de distancia, exactamente en Aguachica, segunda ciudad del
Cesar, muy pocos conocen de la trayectoria artística de Lina Rodríguez; mucho
menos de sus orígenes y de sus primeros años de infancia cuando empezó a
cantar en el coro de una de las iglesias del pueblo.
Lina Marcela Rodríguez González y cuyo nombre artístico es Linica, nació
hace 24 años, un 6 de septiembre en Aguachica. Además de cantante, es
compositora, bailarina, percusionista y abogada; en 2015 recibió la propuesta
de Juanes para producir sus canciones en un estudio de Miami (Estados Unidos)
y actualmente se prepara para su próxima gira en 30 ciudades de Brasil.
Respecto a la llamada ‘vena musical’ dentro de su familia, cuenta que,
en casa de sus padres, las únicas que cantaban desde niñas era ella y su
hermana, pero es Lina quien decide que la música sería un eje central en
su formación. Posteriormente viaja a Barranquilla para iniciar sus estudios
universitarios en derecho, y paralelo a ello, también se inscribe al grupo de
jazz de la universidad, participación con la que obtiene una beca hasta el
octavo semestre por representar a la institución en diferentes eventos.
“Yo siempre supe que la música era mi gran hobbie y que era lo que quería
para mi vida, pero al mismo tiempo sabía que debía estudiar una carrera”,
añadió Lina.
Años en Aguachica
Lina vivió en Aguachica hasta cuando terminó su etapa de bachillerato,
tenía 16 años. La casa de sus padres queda en el barrio San Pedro e intenta
visitarlos una vez al año. De Aguachica dice que le encantan los atardeceres,
la calidez de la gente, la comida de su mamá, el ‘raspao’ del parque principal,
la lechona, la avena y los fritos de doña Ángela; todo ello hace parte del
listado de motivos que la hacen extrañar a su tierra natal.
“Como no hay tantos edificios, uno
en Aguachica puede apreciar la
naturaleza. Cuando yo voy me quedo
embobada viendo los atardeceres, son
todos naranjas, me encantan”, expresó
la joven cantautora. A los vecinosasegura
que también le gusta ir a verlos
porque la hacen reír a carcajadas y la
dejan ‘echar sus cuentos’.
Siendo una niña, además de ir al colegio
hacía cursos de danza, pintura, teatro y
canto. Participó en la coral del colegio
donde aprendió a hacer distintas voces
y posteriormente ingresó al coro de
la iglesia hasta que dejó la ciudad de
Aguachica.
Desde hace tres años y medio comenzó
el proyecto de ‘Linica Music’, carrera
que ha hecho junto a su esposo Albert
Peres, productor musical que ha
influenciado a la artista en la mezcla
de sonidos africanos, antillanos, bossa
nova y son cubano. Ambos están
radicados en Barranquilla, tienen una
hija a la que dedican sus tiempos libres
y hace dos años le hicieron una canción
y un emotivo video titulado ‘Amor Do
Mar’.
La música brasilera también tiene
una gran importancia dentro de su
repertorio. Por eso baila y canta música
en portugués, idioma que aprendió de
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Literatura, arte y música
Literatura, arte y música
La
apertura de
‘Arte en Vivo’ inició
con la intervención
de Led Haner Alvernia,
de Aguachica, conocido
como ‘Cuervo Tattoo’. El
artista sorprendió a sus
asistentes obsequiando
la elaboración de cinco
tatuajes en vivo.
En
escena
la destreza de
Lara Flex, uno de los
integrantes de Infinitos
Crew, grupo aguachiquense
dedicado al break dance y cuya
representación ya es conocida
en sudamérica. Es habitual
encontrarlos en el Parque
San Roque.
Destrezas
con el fuego
también se sumaron
a los eventos de Arte
en Vivo en su último
día. La muestra estuvo
a cargo del artista
escénico Marco
Carrizosa.
Lina
Manosalva y Valeria
González son las
encargadas de darle vida
a la obra titulada ‘Un país
imaginado para Lin y Siao
Me’. La representación
teatral, escrita y dirigida
por Lina Manosalva.
A ritmo
de tamboras
y vientos hicieron
su representación los
integrantes de ‘Son de
Moña’, quienes fueron los
encargados de encender
la rumba folclórica de la
noche.
El artista
plástico Luwin Guerrero
expone al aire libre la
realización de un performance
pictórico junto a su hijo Gabriel,
de tan solo dos años. El espacio
demostró lo fácil y divertido que
resulta estimular a los niños en el
arte. Al final, las obras fueron
rifadas entre el público
asistente.
El clown
también hizo parte
de las noches dedicadas
al arte. Un acto diferente
que a través de juegos,
pitos y narices rojas,
posibilitó un espacio
especial para los
niños.
“El museo de la
metamorfosis’ fue otra de
las obras presentadas en el
marco de Arte en Vivo. Bresly
Ojeda y Juan Polo en una de
las escenas dirigida por el
grupo Atarraya Teatro de la
Universidad Popular de
Aguachica.
Jorge Eduardo Rios
Loaiza
Artista Plástico
Universidad Nacional
de Colombia
jorgeriosloaiza@gmail.com
Más de 20 artistas
Niños
inician su
experiencia en la
creación de murales y
la realización de dibujos
a gran escala. Evento
que se llevó a cabo el
22 de octubre de este
año y dirigido por
Laboratorio
Amarillo.
se tomaron las
calles de Aguachica
para darle vida
al evento anual
denominado ‘Arte
en Vivo’.
Con un baile
de joropo hicieron
su presentación Karen
y James, integrantes del
grupo folclórico Kitchué de
Aguachica. Los aplausos
animaron el ambiente
en una noche llena de
manifestaciones
especiales.
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Literatura, arte y música
Literatura, arte y música
Cuenta también que fue la interpretación que le daba a las letras de las canciones lo que logró
finalmente convencerlo de que quería transmitir sentimientos a través de su voz. Acostumbrado
a dar serenatas a sus seres queridos, le pidió a su mejor amiga que dejara cantarle en su fiesta
de quince años. No conforme con hacer una presentación como solista, llegó a la celebración con
un grupo de bailarines y armó todo un show que dejó sorprendidos a los asistentes, incluidos a
su mamá y familiares, quienes hasta ese momento lo reconocían como un muchacho tímido que
sólo demostraba su talento en espacios privados. En esa época, Sebastián le apostó al género
urbano, vertiente que en la actualidad sigue representando y que fusiona con aires como el
merengue, la champeta y la balada.
Dedicarse por completo a la música no ha sido una tarea fácil: perderse
reuniones familiares por estar de gira o tener inconvenientes en la época
del colegio son algunos de los eventos incómodos que el artista recuerda,
pero que asegura supo manejar gracias a esa misma pasión que lo inspira.
Es por eso que por el momento no tiene pensado comenzar una carrera
profesional y que es una meta a futuro que planea trazar cuando pueda
equilibrar sus responsabilidades.
“Ahora me siento tan enfocado en el proceso musical, con todo lo
que está pasando, que siento que dedicar tiempo a otra cosa
me desenfocaría totalmente. Tengo muchos proyectos por
hacer y quiero enfocar mi energía y mi empeño en la
música”, enfatizó Vila.
Una fiesta de quince años de su mejor amiga fue el escenario que escogió el adolescente para
decirle a sus seres queridos que lo suyo era la música. Sebastián Vila, a sus 19 años, siente que
triunfar en el mundo musical es de sus mayores aspiraciones y que es a lo que hoy le dedica el
100% de su tiempo.
Disciplina y carisma son solo algunas de las
cualidades que marcan la personalidad del
cantante Sebastián Vila, joven morrocoyero que a
pasos agigantados afianza su carrera dentro de la
música urbana.
Hace más de tres años decidió que su vida giraría
alrededor de la música y dicho propósito se ve
reflejado en los constantes conciertos que realiza
en distintas ciudades del país y municipios cercanos
al Sur del Cesar. En el mes de noviembre de este
año, estuvo entre los más votados en la categoría
nuevas figuras de los Premios Luna, en la capital
del Atlántico; dicho reconocimiento también está
presente en la memoria de sus coterráneos, quienes
constantemente le envían mensajes de apoyo a
través de las redes sociales.
Su capacidad vocal la fue madurando poco a poco cuando
sintió que a las melodías que lograba con el instrumento de
cuerda le hacía falta una voz que la complementara.
“Al principio yo quería ser un guitarrista porque lo que me
apasionaba era la guitarra. Yo era de los que andaba con
la guitarra terciada a todo lado porque sabía que era un
instrumento que podía utilizar en cualquier momento. Empecé
a cantar para acompañar las melodías pero no me veía
como un cantante porque sentía que mi voz no era la más
apropiada”, confesó Vila en entrevista con Binarismo Parlante.
Uno de los mayores retos que preocupa a
Sebastián Vila es lograr que su estilo musical
tenga más acogida en el público surcesarense, zona
caracterizada por acoger con mayor ahínco géneros
como el vallenato. Sin embargo es optimista con
la recepción de su público en los últimos años,
quienes le han aplaudido cada una de las
apuestas innovadoras con las que se presenta
en cada show y le destacan que sus canciones
contengan letras frescas y mensajes positivos
en géneros como el reguetón.
“Cada vez que me subo a una tarima digo
que soy de Aguachica, que mi familia y mi
gente son de ese lugar. A mi pueblo siempre
lo llevo muy en alto y uno de mis objetivos
más grandes ha sido demostrar que no
hay necesidad de decir que somos de otras
partes para poder sobresalir”, aludió el joven al
referirse al orgullo de ser aguachiquense.
En la actualidad, el artista ha grabado ocho sencillos musicales y
espera seguir sorprendiendo con su música y estilo a todos sus
seguidores.
Sebastián es agradecido con las personas que confiaron
en él y no duda en afirmar que su corto y fructífero
camino musical se lo debe al apoyo de sus familiares,
en especial a su madre Ada Luz Vila Reales, quien
desde siempre ha sido su manager y mano derecha en
su desarrollo personal y artístico.
De guitarrista a cantante
La influencia por la música la descubrió viendo tocar
a su hermano en una banda de rock alternativo;
desde ahí empezó su acercamiento con la guitarra, y
posteriormente con el canto.
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Sebastián Vila en concierto en Abrego, Norte
de Santander. Foto tomada de la pagina oficial
de Sebastián Vila en Facebook.

Literatura, arte y música
COL $ 6.000
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