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40Leyenda<br />
al caballo del Gran Turco, lo tomó a éste de<br />
su vestimenta, y tiró al suelo a Luis Ovalle,<br />
despues de herirlo cinco veces y desaparecer<br />
entre la multitud. No paso mucho tiempo para<br />
que un silencio de incertidumbre y un discreto<br />
rumor se extendieran por la conmoción de la<br />
noticia. El párroco miraba a lo lejos perplejo<br />
hasta que un vecino le contó lo sucedido.<br />
La procesión se volvió una celebración a la<br />
muerte. Un grupo se organizó para llevar el<br />
cuerpo de Luis a la iglesia, y entre ellos iba el<br />
desalmado José, a quien el destino le guardaba<br />
una gran sorpresa.<br />
Un vecino comentó la urgencia de encontrar a<br />
Josefina para darle la triste noticia y para ello se<br />
dispusieron a quitarle a Luis la vestimenta de<br />
El Gran Turco. Grande fue la sorpresa de todos<br />
al descubrir bajo las ropas del Gran Turco que<br />
el cuerpo inerte no pertenecía a Luis sino a la<br />
hermosa Josefina. Un día antes habían estado<br />
de acuerdo en cambiar las personalidades ya<br />
que Luis había caído enfermo y la consideración<br />
de Josefina al compromiso con su párroco la<br />
comprometía. La noticia corrió entre todos<br />
los ahí reunidos hasta que se escuchó un gran<br />
grito de lamento; era precisamente José Arizpe<br />
que conmocionado y arrepentido por lo que<br />
había hecho, confesó su crimen por pensar que<br />
El Gran Turco era Luis.<br />
José fue apresado por la autoridad sin presentar<br />
resistencia, fue juzgado y condenado a morir<br />
ahorcado, pero desapareció un día antes de ser<br />
ajusticiado y no fue hallado sino hasta varios<br />
días después, su cuerpo ya sin vida llacia a los<br />
pies de la tumba de su amada Josefina. El deseo<br />
de José por estar a lado de Josefina hasta en la<br />
muerte fue truncado por Luis, quien lo mandó<br />
sepultar en una fosa común.<br />
Luis no dejó de visitar la tumba de Josefina,<br />
inclusive después de contraer nupcias,<br />
y se cuentaba que cerca de la tumba de<br />
Josefina se escuchaban voces y lamentos de<br />
arrepentimiento de alguien que se condenó a<br />
ser culpable por toda la eternidad. Desde 1762<br />
ya no se volvió a festejar en <strong>Monterrey</strong> la fiesta<br />
de El Gran Turco.<br />
A. Flores