Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
C aminos de fe<br />
Ser cristiano no es fácil<br />
N<br />
os ha tocado vivir un tiempo secularizado. En un mundo en que el<br />
fenómeno del “ateísmo” está a la orden del día. En una situación de<br />
este tipo la escala de los valores se relativiza. La convivencia social se presenta<br />
algo delicada, por no decir bastante difícil. Por otra parte, todos los humanos<br />
formamos la Gran Familia de Dios<br />
Aquí resplandece la gran novedad del cristianismo. La gran tragedia de la<br />
humanidad es el pecado. Pero Dios se compadeció de nosotros y nos envió a<br />
su Hijo Jesucristo. Todos los cristianos nos incorporamos por la fe y los sacramentos<br />
a Jesucristo muerto y resucitado. Llegamos a ser hijos de Dios en El<br />
Hijo. La Gran familia de los hijos de Dios.<br />
Quien ha presentado de una manera clara este misterio es San Pablo, a<br />
quien tanto le costó encontrase con Cristo en el Camino de Damasco. Vamos<br />
a exponer según sus palabras a los que viven según la carme, siguiendo sus<br />
propios apetitos egoístas, y los que se conducen según la exigencias y la dignidad<br />
de hijos de Dios. Seguimos al gran San Pablo:<br />
“Las obras de la carne son conocidas: fornicación, impureza, libertinaje, idolatría,<br />
hechicería, enemistades, discordias, envidia, cólera, ambiciones, divisiones,<br />
disensiones, rivalidades, borracheras, orgías y cosas por el estilo. Y os prevengo,<br />
como ya os previne, que quienes hacen estas cosas no heredarán el reino de Dios”<br />
(Ga 5,19-21).<br />
“En cambio, el fruto del Espíritu es: amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad,<br />
bondad, lealtad, modestia, dominio de sí. Contra estas cosas no hay ley.<br />
Y los que son de Cristo Jesús han crucificado la carne con las pasiones y los<br />
deseos. Si vivimos por el Espíritu, marchemos tras el Espíritu” (Ga 5,22-25).<br />
Sólo Jesucristo muerto y resucitado nos puede<br />
fortalecer, para llevar una vida nueva, bajo el impulso<br />
del Espíritu de Dios. Como el mismo Jesús<br />
hacía en su vida terrena, que se entregaba a la<br />
oración de cara a su Padre. Como lo vemos en<br />
el Huerto de los olivos, antes de sufrir su Pasión,<br />
Muerte y Resurrección. Sigamos su ejemplo<br />
(cf. Mt 26,41).<br />
221