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Las semillas
de la felicidad
Traducción del francés
título original: LES SEMENCES DU BONHEUR
©Copyright 1998 reservado a Editions Prosveta, S.A. para todos
los países. Prohibida cualquier reproducción, adaptación, representación
o edición sin la autorización del autor y del editor.
Tampoco está permitida la reproducción de copias individuales,
audiovisuales o de cualquier otro tipo sin la debida autorización
del autor y del editor (Ley del 11 de marzo 1957, revisada).
Editions Prosveta, S.A. B.P. 12 83601 Fréjus Cedex (Francia)
ISBN 84931708 79
Edición original: ISBN 2855664829
Dep. Legal: 47.9282001
Omraam Míkhaél A'ivanhov
Las semillas
de la felicidad
¡a edición
Colección lzvor
Nº 231
EDICIONES ~ PROSVEl'A
Del mismo autor:
Traducciones del francés
Colección Irvor
201 Hacia una civilización solar
202 El hombre a la conquista de su destino
203 Una educación que comienza antes del nacimiento
204 El yoga de la nutrición
205 La energía sexual o el Dragón alado
206 Una filosofía de lo Universal
207 ¿Qué es un Maestro espiritual?
208 El egregor de la paloma o el reino de la paz
209 Navidad y Pascua en Ja tradición iniciática
21 O El árbol de la ciencia del bien y del mal
211 La libertad, conquista del espíritu
212 La luz, espíritu vivo
213 Naturaleza humana y naturaleza divina
214 La galvanoplastia espiritual y el futuro de la humanidad
215 La verdadera enseñanza de Cristo
216 Los secretos del libro de la naturaleza
217 Nueva luz sobre los Evangelios
218 El lenguaje de las figuras geométricas
219 Centros y cuerpos sutiles
220 El zodíaco, clave del hombre y del universo
221 El trabajo alquímico o la búsqueda de Ja perfección
222 La vida psíquica: elementos y estructuras
223 Creación artística y creación espiritual
224 Poderes del pensamiento
225 Armonía y salud
226 El libro de la Magia divina
227 Reglas de oro para la vida cotidiana
228 Mirada al más allá
229 La vía del silencio
230 La Ciudad celeste. (Comentarios del Apocalipsis)
231 Las semillas de la felicidad
233 Un futuro para la juventud
234 La verdad, fruto de la sabiduría y del amor
235 En espíritu y en verdad
236 Del hombre a Dios
237 La Balanza cósmica
238 La fe que mueve montañas
El lector comprenderá mejor ciertos
aspectos de los textos del Maestro Omraam
Mikhael Atvanhov presentados en este
volumen, si tiene en cuenta que se trata de
una Enseñanza estrictamente oral.
I
LA FELICIDAD: UN DON A CULTIVAR
Los humanos vienen a la tierra con ciertas aspiraciones:
tienen necesidad de amar y de ser amados
; tienen necesidad de conocer, de crear y el hecho
de realizar esas aspiraciones es a lo que le llaman
felicidad. Sin embargo para realizarlas deben añadir,
sin cesar, algo al bagaje con el que han venido,
ya que no basta desear para obtener lo que se
desea. Desean amar y ser amados, pero he aquí que
se sienten solos y decepcionados ... Desean comprender
pero siempre están tan limitados como desorientados
... Desean crear y no llegan a hacer más que
chapuzas. Para conseguir realizar todas esas aspiraciones,
es necesario un largo aprendizaje bajo la
dirección de un instructor que los lleve por la senda
del verdadero amor, de la verdadera comprensión,
de la verdadera creación.
Todos los humanos quieren la felicidad, pero
no saben cómo obtenerla y no se imaginan siquiera
que para ello hay que hacer un trabajo, que seguir
una disciplina. Desde el momento en que han venido
12 Las semillas de la felicidad
a la tierra, comen, beben, duermen, se pasean, van
de un lado para otro, tienen hijos y piensan que
automáticamente deben ser felices. Pero los animales
realizan más o menos las mismas actividades.
¿Entonces? No basta estar en el mundo para ser
feliz. Para ser feliz, hay que hacer cierto número
de cosas ... ¡y no hacer otras! La felicidad es como
un don que se debe cultivar. En la medida en que
no se cultiva, no se obtiene nada. Ocurre exactamente
lo mismo con los dones artísticos: ni siquiera
las personas más dotadas para la música, la pintura,
la danza, etc., podrán realizar algo si no trabajan
· todos los días con tenacidad para cultivar esos
dones.
Si queréis la felicidad, no os quedéis sin hacer
nada: id en busca de los elementos que os permitirán
alimentarla. Esos elementos pertenecen al mundo
divino y, cuando los hayáis encontrado, amaréis
a todo el mundo y seréis amados, poseeréis una mejor
comprensión de las cosas y, al fin, tendréis el
poder de actuar y de realizar.
11
LA FELICIDAD NO ES EL PLACER
La necesidad de encontrar la felicidad está profundamente
arraigada en el ser humano. Es esta
necesidad la que le estimula, la que le guía. Aun
cuando, según su temperamento, mire esa felicidad
bajo formas diferentes, se le aparece sobre todo
bajo la forma del placer, ya que la felicidad no va
nunca separada del placer y la mayoría de las personas
confunden incluso una cosa con la otra. Se
imaginan que todo lo que les parece atractivo, simpático,
que les gusta, que les dice algo, es lo que
les va a hacer felices. Pero no es así. Si se analiza
lo que realmente es el placer, cómo se halla, dónde
se encuentra, se comprenderá que es mucho más
complicado.
Cuando se observa la energía que despliegan los
humanos para sumergirse en aquellas actividades
que les dan placer, es evidente que, si la felicidad
fuera sinónimo de placer, todo el mundo nadaría en
la felicidad. Pero más bien se produce lo contrario:
a menudo, allí donde las personas encuentran
placer, también allí encuentran su desgracia.
su
16 Las semillas de la felicidad
El placer es una sensación momentáneamente
agradable que os impulsa a creer que, prolongándola
durante el mayor tiempo posible, seréis felices.
Pero no es así. ¿Por qué? Porque esas actividades
que os procuran rápida y fácilmente una sensación
agradable no están situadas, la mayoría de las veces,
en un plano muy elevado: sólo llegan al cuerpo
físico, quizás al corazón y un poco al intelecto. Sin
embargo, no se puede ser feliz cuando se busca satisfacer
únicamente al cuerpo físico, al corazón e
incluso al intelecto, porque son satisfacciones parciales
y efímeras. La felicidad, contrariamente al
placer, no es una sensación del instante y afecta a
la totalidad del ser.
Quien cree encontrar la felicidad en el placer
puede compararse al borracho: bebe vino o alcohol
y se siente bien. ¡Ah! Olvida todas sus preocupaciones
y saca la conclusión, por consiguiente, de que
beber es magnifico. Si, si hay que pronunciarse con
respecto a algunos minutos, a algunas horas, esto
puede parecer magnífico. Pero, al cabo de unos
cuantos años, ¿qué se producirá? La pérdida de las
facultades, la imposibilidad de llevar una vida familiar
y social equilibrada, la decadencia, quizás el crimen
... Pues bien, en numerosas circunstancias, las
personas se comportan como el borracho: ya que
en aquel instante las cosas les parecen agradables
y sacan la conclusión de que permanecerán así toda
la eternidad. Desgraciadamente para ellos, se ven
La felicidad no es el placer 17
obligados a constatar, a continuación, las pérdidas,
los perjuicios, y sufren.
Ocurre lo mismo cuando se trata de personas
con las que eligen fundar una familia, trabar una
amistad o asociarse para un trabajo: tienen tendencia
a guiarse según la primera impresión de placer
o de disgusto, de simpatía o de antipatía. Piensan:
«{Oh, esto me dice algo !», y sin razonar, sin profundizar,
toman una decisión, sin ver que en realidad
están tratando con un malhechor. Y se alejan
de otro que encuentran menos agradable, aunque
se trate de un hombre justo, honrado, y bueno. En
la medida en que una persona se guía por la simpatía
o la antipatía, que son impresiones momentáneas,
y no por la sabiduría que ve mucho más lejos, que
ve mucho más allá, esta persona se equivocará.
Los Iniciados, los sabios nos previenen acerca
de la realidad de las cosas; nos dicen: «Atención
a lo que hacéis : una vez transcurrido el primer
momento de satisfacción, pagaréis muy cara vuestra
falta de clarividencia.» Y es así. ¡Cuántas cosas hay
que son momentáneamente agradables, pero
luego ... ! Por algunos minutos agradables de vez en
cuando, hay que vivir años de sufrimiento. Por esto
hay que estar alerta y desconfiar siempre un poco
de lo que es agradable.
Existen algunos placeres que alimentan el alma
y el espíritu: es verdad. Pero no es eso lo que eligen
con preferencia los humanos. Además, el hecho de
18 Las semillas de la felicidad
guiarse por el placer presenta algunos peligros, ya
que lo que les place alimenta la mayoría de las veces
sus instintos más que su alma y su espíritu. He ahí
la prueba: basta ver dónde encuentran el placer:
comer, beber, acostarse con alguien, jugar en el
casino, aplastar a los demás, vengarse, etc., posibilidades
no faltan. Pero, entonces, ¿a dónde van
de este modo? Ciertamente, no van hacia la f elicidad,
ya que la felicidad es algo vasto, infinito, mientras
que el placer sólo afecta a un ámbito muy limitado
del hombre, el de la naturaleza inferior,
egoísta, limitada.
Buscando el placer, el hombre piensa, sobre
todo, en sí mismo, ya que su placer es él. No busca
el placer de los demás, sino únicamente el suyo. Es
así como se limita y se envilece porque, para obtener
ese placer y defenderlo, está obligado, a menudo,
a emplear métodos no muy católicos: se vuelve
injusto, cruel y, si en un momento u otro se ve privado
de ese placer, se muestra irritable, agresivo,
vengativo. Entonces, ¿de qué felicidad gozará? Se
vuelve insoportable con respecto a los demás, que
no cesan de hacérselo sentir.
Naturalmente, no digo que haya que privarse
de todos los placeres y de todas las satisfacciones :
esto sería estúpido. Por otro lado, es la naturaleza
la que impulsa a los humanos a buscar el placer;
si no, la vida perdería su gusto, su sentido; sería
triste, monótona. Es el placer lo que anima, lo que
La felicidad no es el placer 19
da color a la existencia, y no se trata en modo alguno
de suprimirlo. Es necesario solamente no ponerlo
en primer término, no hacer de él un objetivo en
la vida, sino orientar esta tendencia al placer hacia
un sentido constructivo.
Todos nosotros tenemos instintos, deseos, y es
normal, pero ello no es una razón para dejarnos llevar
y hacer únicamente lo que nos place. Si el Cielo
nos ha dado el cerebro, es para que nos sirvamos
de él a fin de orientarnos correctamente. El ser
humano es como una nave que navega en el océano
de la vida; a bordo de esta nave están los marineros
que se ocupan de poner combustible en las calderas
para su propulsión y, luego, está el comandante con
su brújula, que se ocupa de la orientación. Los marineros
son los instintos, los apetitos: son ciegos, pero
nos hacen avanzar. El comandante es la inteligencia
y la sabiduría que proporciona la dirección y vigila
que la nave no vaya a estrellarse contra los escollos
o a chocar contra otro buque. Desgraciadamente,
esas naves que son los humanos están a menudo a
punto de zozobrar, porque el comandante deja
actuar a los marineros a su placer.
Las mayores desilusiones esperan a quien toma
el placer como guía y como criterio, ya que no ve las
consecuencias de las elecciones que está haciendo.
Hay que buscar a otro guía: la razón, pues ella ve
las consecuencias de cada una de las direcciones
hacia las que os sentís inclinados y os advierte:
20 Las semillas de la felicidad
«Atención, por aquí te vas a estrellar ... Por allí,
sí, puedes ir ... » Desgraciadamente, si habláis con
la gente, veréis que la mayoría de las personas están
convencidas de que no podrán alegrar su ánimo si
no llegan a hacer lo que les place. Y por ello están
dispuestas a saltarse todas las reglas, todos los
«tabús». Dicen que ellos quieren ser libres, ¿Y qué
es esta libertad? La de hacer locuras e incluso la
de destruirse. Porque cuando una persona se libera,
por así decirlo, de la luz, de la sabiduría, de la razón,
para gozar por unos momentos del placer, inevitablemente
sufrirá incluso físicamente: se pondrán
enfermos, ya que la enfermedad no es más que la
manifestación en el plano físico de los desórdenes
que se han dejado instalar en el plano psíquico.
Querer cambiar los prejuicios y las reglas de una
moral demasiado estrecha, para ser al fin y al cabo
uno mismo, no es malo, sino al contrario. Pero hay
que saber que bajo las leyes de la moral humana
existen las leyes eternas establecidas por la Inteligencia
cósmica y que, tanto si se quiere como si no, si se
transgreden estas leyes, se paga con la aflicción, el
sufrimiento y la enfermedad. Os lo he dicho ya
desde hace mucho tiempo: es fácil prever que aparecerán
en el mundo nuevas enfermedades debido a
la manera como los humanos viven su libertad y, en
ciertos casos, estas enfermedades serán incurables.
Naturalmente, la Inteligencia cósmica no es tan
cruel como para destruir inmediatamente a alguien
La felicidad no es el placer 21
a la mínima falta. Quien hace excesos en la alimentación,
en la bebida, en el tabaco, en la sexualidad,
etc., puede caer enfermo sólo al cabo de unos años.
Pero precisamente por ello es fácil prever que, si
no cambia rápidamente de conducta, no podrá escapar
de la enfermedad. El organismo que va más allá
de la medida, en el terreno que sea, es como un artesanado
que los gusanos van corroyendo: no lo destruyen
de un día para otro, pero al cabo de los años
la casa se hunde de repente. Muchas cosas son así
en la vida y, como la gente no comprende la manera
como trabajan las leyes, razonan en función de lo
ocurrido en un corto espacio de tiempo. La gente
dice: «Mirad a fulano de tal: es honrado, razonable,
bueno y, sin embargo, no obtiene ninguna
recompensa. En cambio aquel otro es un bribón y
todo le sale bien.» Y de aquí la gente saca la conclusión
de que es más ventajoso ser un bribón. He
ahí la filosofía que circula ahora por el mundo : la
gente no ve más allá de su nariz.
En realidad, para comprender cómo trabajan las
leyes, es necesario poder observar a los seres y los
acontecimientos en un largo período. Un momento
concreto del período de duración es insuficiente para
poderse pronunciar. Mirad lo que pasa por los
países, por ejemplo: a menudo, sólo al cabo de los
siglos se puede comprender cómo un país ha ido
poco a poco deteriorándose; los que estaban a punto
de vivir esa decadencia no se daban cuenta de ello.
22 Las semillas de la felicidad
Lo mismo ocurre con los humanos. Algunas veces,
las consecuencias de una buena o mala conducta no
pueden constatarse en la encarnación actual, sino
en la siguiente.
Pues bien, desgraciada o felizmente, la felicidad
para el hombre no consiste en hacer lo que le place
y como le place, ya que, os lo repito, la felicidad
no es el placer. Entonces, prestad atención: no os
dejéis influir. Muchos han encontrado normal el
hecho de respetar ciertas reglas de conducta y, luego,
se han puesto a transgredirlas porque han oído decir
a otras personas que eran pamplinas ridículas de las
que era necesario liberarse. Y, al fin se han liberado
tanto que se han estrellado. Es así como personas
que se creen muy inteligentes no sólo se precipitan
ellas mismas hacía catástrofes, sino qu~ también
arrastran a gran cantidad de ingenuos que les
siguen. Ya conocéis la parábola de los ciegos del
Evangelio: si unos ciegos conducen a otros ciegos,
todos caen en la misma fosa. Sin duda, es algo que
está muy extendido: ¡cuántos sabios, filósofos, pensadores,
dicen cosas absurdas y, sin embargo, todos
los siguen! Mientras que, a los Iniciados que conocen
las bases sobre las cuales está construida la vida,
nadie los escucha, incluso se les rehuye. ¿Por qué?
Es muy sencillo: porque los Iniciados no presentan
las cosas de un modo tan agradable; ¡hablan
de leyes, de razón, de sabiduría, de dominio de sí
mismo e incluso de sacrificio! En cambio, los otros
La felicidad no es el placer 23
hablan de deseos, de placeres, de pasiones, de regocijos,
algo que evidentemente gusta a todo el
mundo. Pero, lo que os dice un Iniciado, es verdaderamente
para vuestro bien. Quizá no lo es para
lo que deseáis para vuestro bien momentáneo, pero
lo será para vuestro bien venidero, definitivo,
eterno. Sin embargo estáis ciegos. SÍ, de eso se trata,
de estar verdaderamente ciego: de no ver más que
el momento presente, la satisfacción inmediata de
un deseo, de una necesidad, de un instinto, en lugar
de mirar hacia el futuro, un poco más lejos.
Sin duda alguna, esas explicaciones que hago
ahora no son quizá para todo el mundo. En todo
caso, hay que dejar que las personas busquen la f elicidad
tal como la entienden; siempre encontrarán
algunas migajas que llevarse a la boca. ¡ La naturaleza
es así de generosa! Ha dejado en todas partes
algo para roer ... , incluso en las basuras, simbólicamente
hablando. Respecto a quienes no son capaces
de alimentarse en otra parte, ¿por qué hacerlos
morir de hambre privándolos de los únicos alimentos
que excitan su apetito? Estos alimentos los harán
enfermar, sin duda; pero, ¿qué hay que hacer, si
no desean otros ... ?
Respecto a quienes sienten que la plenitud, la
felicidad que buscan está en otra parte y desean
encontrarla, hay que ayudarlos. Es necesario decirles:
«La felicidad, la verdadera felicidad es muy
difícil de conseguir, pero no es algo imposible. Es
24 Las semillas de la felicidad
necesario mucho trabajo, mucha voluntad y sobre
todo discernimiento: comprender que lo que la
mayoría de los humanos llama «felicidad» no es
más que pequeños placeres, pequeñas satisfacciones,
apariencias de felicidad. Si queréis emprender este
largo y penoso camino hacia la verdadera felicidad
y, una vez que la hayáis obtenido, poder darla a
los demás, entonces, buscadla fuera de los caminos
trillados : ¡ fuera del placer!
111
LA FELICIDAD ESTA EN EL TRABAJO
¿ Dónde está en realidad el verdadero peligro
para el alcohólico? ¿En el alcohol? No, en su
cabeza. ¿Por qué? Porque ve las cosas únicamente
según el placer del instante. De momento bebe, se
siente bien y saca de ello la magnífica conclusión
de que todo será siempre así. Y aquí está el error.
Sí, en el momento presente, no hay nada mejor que
el placer, pero a la larga destruye.
Me diréis: «Bien, lo hemos comprendido: no
es el placer lo que nos dará la felicidad; pero entonces,
¿qué es lo que nos la dará?» El trabajo. ¡Oh!
Y a sé lo que me diréis ahora : Que se os quiere privar
de toda alegría, de toda satisfacción, que el trabajo
es penoso, que no hacéis más que trabajar y esto
no os hace en modo alguno felices. Pues bien, eso
prueba simplemente que no habéis comprendido
aún lo que es el verdadero trabajo; de lo contrario,
sabríais que es ahí donde encontraréis la felicidad.
El hecho de sustituir el placer por el trabajo equivale
a sustituir una actividad ordinaria, egoísta, por
28 Las semillas de la felicidad
una actividad más noble, más generosa, que engrandece
nuestra conciencia y despierta en nosotros
nuevas posibilidades. No se trata de privarnos del
placer, sino simplemente de no ponerlo en primer
término como objetivo de la existencia, ya que nos
debilita, nos empobrece. Quien busca el placer ante
todo se comporta como una persona que, al hacer
frío en invierno, utiliza para calentarse todos los
objetos de madera de su casa: las puertas, las ventanas,
las sillas, las camas, los armarios ... Al cabo
de cierto tiempo, ya no quedará nada. Ocurre lo
mismo con quien se deja guiar por el placer: todo
lo vive, como emociones, sensaciones, y quema poco
a poco sus reservas. Por consiguiente, quienes buscan
a toda costa el placer deben saber ante todo lo
que les espera: el empobrecimiento y la obcecación,
el ofuscamiento de la conciencia, ya que no podrán
conocer los tesoros del alma y del espíritu, sino solamente
lo que ocurre en el estómago, en el vientre
o incluso más abajo.
En lugar de tomar el placer como objetivo de
la existencia, hay que decirse: « ¡Ah ! Tengo que
hacer de mi vida algo sensato, útil, grande», y sustituir
así el placer por el trabajo, es decir, por un ideal.
¿Y cuál es este trabajo? El del sol. No he hallado
nunca una actividad que supere a la del sol. Sin cesar
nunca, ilumina, calienta, vivifica. He aquí un trabajo
que los humanos no han tomado nunca en consideración;
se han detenido en las apariencias.
La felicidad está en el trabajo 29
Si el discípulo toma seriamente ese oficio del sol,
no hay duda de que al principio lo desempeñará
mal, con imperfecciones, pero un día empezará a
brillar la luz, el calor, y la vida del sol. Cuando el
discípulo ha emprendido este trabajo, todas las
demás cosas lo tientan cada vez menos: esas pequeñas
alegrías, esas pequeñas distracciones palidecen
ante la grandiosa tarea de trabajar como el sol. Y
siente entonces un placer, una alegría, un engrandecimiento
incomparable.
Muchos aceptan que la felicidad se limita a algunas
efervescencias, a algunos fuegos de artificio
seguidos de penas y desesperaciones. Con todo, si
eso fuera verdaderamente la felicidad, no valdría
la pena buscarla. Algo tan fugaz, ¿de qué serviría
... ? ¿Y sabéis cómo descubrí que los franceses
son la gente más inteligente de la tierra? El día en
que, en París, oí por primera vez la canción: « Placer
de amor sólo dura un momento; pena de amor
dura toda la vida.» Sí. ¡Yo no había oído jamás
eso en Bulgaria! Por eso aprecio a los franceses :
por ese descubrimiento. Sólo me pregunto por qué,
después de haber encontrado tal verdad, siguen
comportándose como si la ignorasen.
En realidad el amor, el verdadero, cuando lo
habéis encontrado, nada ni nadie os lo puede arrebatar;
lo poseéis para siempre. Me diréis: «Sí, pero
30 Las semillas de la felicidad
cuando se ama a alguien, ¿cómo puede sustituirse
el placer por el trabajo? Es imposible.» Pero sí, es
posible. ¿Quién os impide tomar a ese ser en vuestros
brazos y concentraros con él en la luz, la belleza,
la vida eterna ... , sin ir más lejos? Naturalmente,
para algunos eso será imposible, puesto que están
persuadidos de que el placer sensual debe gobernar
su existencia. Sin embargo, si vosotros empezáis a
estudiar estos nuevos descubrimientos y a ejercitaros,
sentiréis que avanzáis, que otras facultades se
desarrollan poco a poco en vosotros y empezaréis
a sentir el placer de forma más sutil.
El placer sensual es al principio agradable, naturalmente,
pero poco a poco os destruye. El trabajo,
al contrario, es penoso al principio, pero, cuanto
más tiempo pasa, más resistentes os hacéis, más
ricos y felices. Vuestro interés radica pues en el
hecho de tomar el trabajo como objetivo de vuestra
vida, es decir, haciendo que cada momento del día
constituya una nueva ocasión de progreso en el
camino del dominio de sí mismo, de la armonía,
de la luz. Y ya veréis que en este trabajo es donde
un día gozaréis de los mayores placeres.
Sin embargo en este punto tampoco tenéis que
deteneros bajo la impresión del momento ya que,
a menudo, esta impresión es falsa. Es necesario
reflexionar para ver lo que vuestra decisión tendrá
como efecto a la larga. Trabajáis, hacéis esfuerzos
y, como por el momento no veis ninguna ventaja,
La felicidad está en el trabajo 31
os desanimáis. Sí, por el momento quizás es así pero
si vierais cómo yo lo veo todo lo que vuestro trabajo
os prepara de magnífico, ya no querríais
deteneros.
IV
LA FILOSOFIA DEL ESFUERZO
El hombre tiene una tendencia innata a evitar
los esfuerzos y hace todo lo posible para desembarazarse
de sus tareas cargándolas sobre los demás:
humanos, animales o máquinas. Y es así como se
debilita y pierde sus facultades. Quien quiera hacerse
resistente, inteligente y capaz de afrontar todas las
situaciones debe acostumbrarse a hacer esfuerzos.
Son los esfuerzos los que lo mantienen en pie y vivo.
En nuestros días se pueden adquirir gran cantidad
de cosas sin esfuerzo; pero, ¿cuál será el resultado?
Estaremos colmados exteriormente y nada más;
interiormente no tendremos nada, estaremos vacíos.
El progreso técnico, por ejemplo, ha aportado
muchas facilidades, no puede negarse; pero, al
mismo tiempo, lo que el hombre más necesita para
sobrevivir: la tierra, el agua y el aire, están cada
vez más contaminados y no cesan de absorber elementos
tóxicos que los envenenan. Entonces, todos
esos progresos no aportan gran cosa a su verdadera
expansión, a su verdadera felicidad: contribuyen
36 Las semillas de la felicidad
sobre todo a debilitarlo al ahorrarle esfuerzos. Sí,
son las máquinas las que trabajan por él, calculan
por él, memorizan por él, se desplazan por él, mientras
que él, durante todo ese tiempo, se desmorona.
Ha fabricado toda clase de ingenios para desplazarse
por el espacio y, en efecto, se pasea en el aire
con aviones, helicópteros, cohetes dirigidos, pero
internamente permanece pegado al suelo, incapaz
de despegarse, de elevarse con el pensamiento.
No os está prohibido el serviros de todos los
medios técnicos que están a vuestro alcance, ni de
fabricar otros si sois capaces de hacerlo, pero tenéis
que empezar por hacer un trabajo interior que os
permita serviros de esos medios para seguir enriqueciéndoos,
mientras que, por el momento, contribuyen
ante todo a desanimaros. Y también podéis
tener la gloria, la riqueza, el poder, pero no estaréis
satisfechos si no habéis hecho ningún esfuerzo por
obtenerlos. Tenéis que contar con el esfuerzo; es
en el esfuerzo donde encontraréis vuestra alegría,
vuestra felicidad. Porque el único punto de apoyo
sólido en que podéis fundar vuestra existencia está
en vosotros mismos y en vuestra propia actividad.
En la medida en que no hayáis comprendido esto,
no seréis jamás dueños de la situación, dependeréis
siempre de las condiciones externas, estaréis siempre
a merced de los cambios y no obtendréis jamás nada
de lo que deseáis profundamente: todo se os escapará.
Acostumbraos, pues, todos los días a contar
La filosofía del esfuerzo 37
solamente con vuestros esfuerzos y tendréis el cielo
y la tierra: nada podrá decepcionaros.
Me diréis : «Pero esfuerzos ya los hacemos;
precisamente no hacemos otra cosa : cada día vamos
a trabajar para ganarnos la vida ... » Sí, es verdad,
pero eso no basta y, ciertamente, no son esos esfuerzos
de los que os hablo. Os hablo de los esfuerzos
de vuestro corazón, de vuestra alma, de vuestro espíritu,
de los esfuerzos por encontraros, por relacionaros
con lo que hay de más esencial en vosotros
mismos: vuestro Y o superior. Estos son los esfuerzos
más importantes y debéis mantenerlos cada día,
pase lo que pase. Incluso si no llegáis a alcanzar el
ideal que buscáis, no abandonéis jamás vuestros
esfuerzos, ya que es esto únicamente lo que os quedará
incluso después de la muerte : los esfuerzos que
os imponéis a vosotros mismos, a fin de realizaros
plenamente. Estos esfuerzos son la clave de vuestro
futuro.
Por esto, cuando encontréis dificultades en vuestra
vida, no os sublevéis ni intentéis evitarlas; comprended
que es la Inteligencia cósmica la que os sitúa
en esas condiciones para impulsaros a ir más lejos
y más arriba. No pidáis que vuestra vida sea fácil.
Ningún alpinista podría hacer la ascensión de una
montaña si tuviera ante sí paredes perfectamente
lisas. Para subir le son necesarias asperezas donde
poner las manos y los pies, como también asperezas
donde atar las cuerdas. Es así como, poco a
38 Las semillas de la felicidad
poco, llega hasta la cima. Pues bien es necesario
igualmente encontrar en la vida dificultades, penas,
aflicciones, obstáculos.
Protestaréis diciendo que aquí hay una contradicción:
cada día os digo que la vida debe ser hecha
de armonía y de paz, y ahora os digo que hay
que encontrar dificultades y oposiciones para poder
progresar ... Hay que saberlo comprender: quienes
desean la armonía y la paz sin haber aprendido
antes a superar los obstáculos, se preparan, por el
contrario, a una vida de desórdenes y de turbaciones.
¿Por qué? Porque la verdadera armonía, la
verdadera paz son la recompensa que reciben solamente
aquellos que han llegado a conquistarlas,
manifestando cualidades de desinterés, de bondad,
de paciencia. En ese momento, aunque deban sufrir
pruebas, no se sienten turbados, no sufren y no
hacen sufrir a los demás puesto que han llegado a
transformarlo todo, a mejorarlo todo, a utilizarlo
todo. Gracias a un trabajo paciente, sostenido, han
llegado a establecer relaciones con el Cielo, a tener
intercambios con las entidades luminosas que
lo pueblan y un día se sienten transportados de súbito
hasta la cima. Allí ya no tienen necesidad de
agarrarse a las asperezas, de escalar penosamente:
[vuelan! ¿Es esto tan difícil de comprender?
Es necesario desear la felicidad, la plenitud y la
paz, ya que esto es la verdadera vida; pero mientras
se es demasiado imperfecto, se pasa de largo. He
La filosofía del esfuerzo 39
aquí la prueba: ¿quién no desea la felicidad? Todos
los humanos no desean más que eso; todos pasan
su tiempo haciendo proyectos para realizar lo que,
según creen, los hará felices. Pero he ahí que no
son felices ... Hay todavía algo que comprender y
rectificar. Sí, en tanto no hagáis esfuerzos en el camino
de la perfección, no puede desearse que la vida
sea fácil y agradable de todos modos. no lo será.
Hay que aceptar las dificultades sabiendo que
son los esfuerzos que nos obligamos a hacer, los
que nos conducirán a la verdadera felicidad.
Ya sé que os es difícil admitirlo, pero es la realidad.
Si las cosas llegaran tal como las deseamos,
¡sería a menudo catastrófico! No somos lo suficientemente
clarividentes para ver las consecuencias lejanas
de lo que deseamos. Lo que pensamos que
sería un bien para nosotros nos llevaría, si ello se
realizara, a pasar la vida en la pereza, en los placeres.
Sí, es una suerte que la Inteligencia cósmica no
conceda a los humanos la felicidad tal como ellos
la entienden: lo perderían todo e incluso el placer
de vivir. Porque la verdadera felicidad está en el esfuerzo.
Por esto no busquéis de nuevo los halagos y
las «golosinas». porque caeríais enfermos. Cuando
empecéis a amar la amargura y la quinina, estaréis
salvados. A menudo es lo que amáis lo que os pone
enfermos: por esto no lloréis si alguna vez os veis
privados de ello. Es el Cielo quien os lo priva para
que podáis manteneros vivos.
40 Las semillas de la felicidad
He ahí la verdadera filosofía que yo he recibido
y aceptado. Es mi filosofía y no la abandonaría
por todas las riquezas del mundo ... Ahora bien. esto
no quiere decir que, si me ofrecen riquezas, yo
las rehusaría. Todo es bienvenido si con ello se
puede hacer algo útil para los demás; pero no son
las riquezas lo que busco.
Entonces, he aquí lo esencial: esforzarse siempre
en la realización de vuestro ideal. Y aunque material,
exteriormente, es indudable de que eso no os
aportará gran cosa, sin embargo, internamente, ni tan
siquiera los reyes ni los príncipes de la tierra tendrán
lo que vosotros obtendréis. No os dejéis subyugar
siempre por la apariencia de las cosas; es internamente
que encontraréis los verdaderos tesoros y hasta
el infinito ... Cuando empecéis a hacer estos esfuerzos
vendrá la luz, vendrá la comprensión, vendrá
el poder, vendrán el orden y la armonía.
Los humanos están siempre obcecados por el
lado externo; incluso cuando se recogen en silencio,
piensan en los acontecimientos, en los objetos
externos. Sí, incluso en los momentos de recogimiento,
piensan en lo externo en lugar de buscar
dentro de ellos lo que hay de más profundo, su
centro. Y en cuanto a vosotros, si os analizáis os
daréis cuenta también de que no sabéis entrar y
quedaros en vosotros mismos; vuestra atención está
atraída sin cesar hacia el exterior. Me diréis:
«Pero lo que usted nos pide es demasiado difícil.»
La filosofía del esfuerzo 41
Quizá sí, pero es útil que lo hayáis entendido; un
día os acordaréis de ello y descubriréis que al fin
sois capaces de tener verdaderamente una vida interior.
Fundad vuestra existencia sobre vuestros propios
esfuerzos; no contéis con nada más. Aceptad
y utilizad todo lo que el mundo exterior os ofrece
de bueno, pero no contéis con ello. Porque vuestro
verdadero futuro es el recorrer todas las regiones
del espacio a través de las estrellas y de los soles,
y en ese viaje no podréis llevar con vosotros más
que las riquezas que habréis acumulado dentro de
vosotros. Tenéis que aprender respecto a aquello
en lo que debéis trabajar y con lo qué podéis contar.
Si sólo contáis con vuestro marido, con vuestros
hijos, con vuestra casa, con vuestro dinero. en
un momento u otro os decepcionaréis. No podéis
contar realmente mas que con el espíritu que es
pura actividad, esfuerzo constante. En cuanto al
resto, utilizadlo, si lo tenéis, y dad gracias al Cielo
de habéroslo dado, pero no contéis con ello.
Y os diré incluso: no contéis con vuestro Maestro,
no contéis conmigo en la medida en que me
consideréis alejado de vosotros, alguien que puede
venir o no a veros. Pero, si me colocáis en vosotros,
en vuestro corazón, en vuestra alma, podéis contar
conmigo porque mi presencia en vosotros será tan
fiel, tan verdadera como vosotros mismos. Y en
las desgracias, en los sufrimientos, me encontraréis
42 Las semillas de la felicidad
siempre allí para ayudaros porque sentiréis que en
todas partes estoy con vosotros, que no os abandono
jamás, que algo de mi saber, de mi amor, de
mi paciencia se infunde en vosotros. Me diréis:
«Entonces, ¿no es útil que vayamos a vuestro
encuentro? » Sí, utilizad estos encuentros, aprovechadlos,
pero no contéis exclusivamente con ellos,
si no, un día u otro, os sentiréis decepcionados y
desgraciados.
V
ES LA LUZ LO QUE DA LA FELICIDAD
La mayoría de las personas saben en el fondo
de sí mismas que el dinero no les dará la verdadera
felicidad. En Francia, existe este proverbio: «El
dinero no da la felicidad ... » Con todo, son también
conscientes de que el tenerlo les permite satisfacer
algunos de sus deseos. Y como tienen muchos
deseos, necesitan mucho dinero. Sin embargo, hay
que reflexionar : ¿los deseos que pueden satisfacerse
con dinero, son, la mayoría de las veces, deseos
desinteresados, muy elevados ... ?
Prestad pues mucha atención: preguntaros siempre
para qué queréis el dinero y con qué intención
vais a utilizarlo. Sí, es aquí donde tenéis que estar
atentos. Porque el dinero es el medio más poderoso
para satisfacer vuestra naturaleza inferior. Vuestro
ser divino no tiene necesidad de dinero: tiene necesidad
de luz, de amor, de infinito, de eternidad y
todo esto, no es con dinero que se consigue.
El dinero puede proporcionar solamente lo que
necesitáis en el plano material: alimentación, vesti
46 Las semillas de la felicidad
dos, joyas, casas, coches, etc., pero nada más. A
menudo, ni siquiera puede serviros para recuperar
la salud. Y cuando os sentís turbados, angustiados,
cuando ya nada os apetece, ni siquiera el medicamento
más caro puede curaros. Admitiendo,
incluso, que os alivie un poco, la vida tan irrazonable
que lleváis hace que vosotros mismos destruyáis
los buenos efectos de este medicamento y
volváis a enfermar. Porque el mal tiene su origen
en vuestra forma de vivir y sólo podréis curarlo con
algo que no se compra.
El dinero es necesario, por supuesto; no seré yo
quien os diga que podéis vivir sin él, os convertirías
entonces en unos parásitos. Y por otro lado, el
hecho de suprimir el dinero tampoco sería una solución
tal como lo sugieren algunos que creen que es la
causa de todos los males de la sociedad. El dinero es
un medio de intercambio y, si se suprimiera, nos veríamos
obligados a reemplazarlo por otra moneda;
pues la vida en sociedad se basa en los intercambios
y, por consiguiente, nos encontraríamos ante el mismo
problema. La causa de los estragos que hace el
dinero, no está en él mismo, sino en la persona que
se sirve de él y que, a través de él, se esfuerza por
satisfacer sus apetencias. Desde el momento en que
esa persona tiene malas intenciones en su pensamiento,
el dinero la ayudará a realizarlas. Si en su
pensamiento tiene ideas más elevadas, el mismo
dinero se convertirá en una bendición en sus manos.
Es la luz lo que da la felicidad 47
El dinero tiene un gran poder sobre la naturaleza
inferior, la personalidad. Invita, excita: «Mira,
tienes los medios para arruinar a ése, para despojar
a aquél de sus posesiones. ¿Esta mujer está casada?
¿Qué importa? ¿Qué te retiene? Ya que te gusta,
puedes poseerla : ya lo verás ; no se resistirá ante el
coche y los diamantes que le vas a ofrecer.» Sí, el
dinero es un mal consejero de la personalidad : podemos
verlo todos los días. Si queréis conocer verdaderamente
a una persona, dadle mucho dinero y
observad cómo se comporta. Si no se lanza inmediatamente
en busca de placeres, si no se muestra
vanidosa, exigente, dura, arrogante, etc., ahí tenéis
a una magnífica persona con la que podéis contar,
ya que ha conseguido vencer las tentaciones que
puede producir el dinero.
Para solucionar de una vez por todas el problema
del dinero, es necesario saber que el peligro
consiste en dejar que se instale en el propio pensamiento.
Es decir: pensar solamente en él. Porque
la idea del dinero, el deseo del dinero se engrandece,
se hincha hasta tal punto, que ensombrece el cielo.
Es como una cortina que impide penetrar la luz
celeste para que se instale en el ser humano. Es
bueno tener dinero naturalmente, pero con la condición
de tenerlo en el bolsillo, en el cajón, en una
caja fuerte, para disponer de él cuando sea necesario
... , tenerlo donde sea, menos en vuestro pensamiento;
de lo contrario, se convertirá en vuestro
48 Las semillas de la felicidad
amo y vosotros seréis sus esclavos. Si sois su amo
y él os obedece, podréis hacer mucho bien; pero si
él es vuestro amo, llegará a dominaros y a eliminar
a vuestros semejantes. Y entonces es posible que
la multitud os admire, porque os habréis convertido
en un gran banquero, en un formidable hombre
de negocios que ha conseguido instalar sucursales
en todo el mundo; sí, pero como vosotros habréis
transgredido las leyes de la bondad, de la generosidad,
del desinterés, la justicia divina vendrá un
día a pediros cuentas, y entonces pagaréis estas
transgresiones con toda clase de pruebas físicas y
psíquicas.
Os toca a cada uno de vosotros el reflexionar
sobre la relación que debéis tener con el dinero,
pero debéis evitar, ante todo, considerarlo un ideal,
un objetivo en la vida, debéis evitar tenerlo en el
pensamiento pues se convertirá en una especie de
pantalla que impedirá pasar el sol, el espíritu, la
luz. Vuestra cabeza debe estar solamente a disposición
de la luz, del Cielo, de los ángeles, de los
arcángeles, a fin de recibir sus mensajes, sus consejos.
Si tenéis una pantalla en vuestra cabeza, los
mensajes serán desviados y no sabréis qué dirección
tomar, ya no seréis guiados. Y cuando ya no
se es guiado, lo primero que se hace es precipitarse
a las emboscadas y a los precipicios.
Para obtener la felicidad no tenéis necesidad
de tener dinero sino luz. A veces vienen algunos a
Es la luz lo que da la felicidad 49
pedirme consejo para elegir una profesión. Dudan:
¿han de seguir ese camino por donde ganarán
mucho dinero o bien han de elegir un oficio menos
lucrativo que les dejará, sin embargo, más tiempo
para hacer otra cosa? ... y yo, ¿qué creéis que les
digo? Como instructor, no he de decir a nadie si
debe hacer esto o aquello, sino que debo explicarle
solamente las consecuencias de sus elecciones;
luego, le toca a él decidir. Después de haber reflexionado
y de haberlo analizado todo, les respondo:
«Querer ganar mucho dinero no es malo, pero todo
depende de vuestro objetivo, de vuestro ideal,
de lo que queréis realizar en vuestra vida. Si vuestro
ideal es lo que habitualmente se llama «triunfar
en la vida», es decir, tener poder, influencia, entonces,
ganad mucho dinero. Pero, si tenéis por
ideal progresar en el camino de la vida interior, de
la vida espiritual, tendréis menos necesidades materiales
ya que podréis ser felices con menos dinero.
Sois vosotros quienes debéis elegir.»
Por otra parte, quien posee muchos bienes jamás
está tranquilo, es arrastrado sin cesar por un
torbellino de actividades, de preocupaciones, etc.
Debe estar siempre atento para protegerse de gente
ambiciosa, deshonesta y codiciosa, que ha fijado su
mirada en sus posesiones. E incluso aunque esté
muy vigilante, ¿cómo puede preverlo y remediarlo
todo! Hay preocupaciones sin fin que lo aturden, lo
materializan y le cortan los caminos de las regiones
50 Las semillas de la felicidad
espirituales. Pierde así mucho tiempo y energía que
podría emplear mas útilmente para su evolución y
también para la de los demás, ya que tendría ocasiones
de ayudarles con sus adquisiciones espirituales.
Sean cuales fueran las tareas que deben realizarse,
vale más no sobrecargarse sino contentarse
con lo necesario para vivir. Pedir más equivale a
complicarse la existencia.
Me diréis: «Hay personas que heredan grandes
fortunas: ¿es malo para su evolución?» En primer
lugar, no se trata de casos muy frecuentes y, además,
todo depende de la persona: si quiere utilizar
su dinero para satisfacer sus tendencias a la pereza,
sus caprichos, sus ambiciones, o bien es desinteresada,
dueña de sí misma y capaz de disponer de su
fortuna para hacer el bien a su alrededor.
Como todo, hay que ser consciente de que el
dinero sólo es útil en el plano material. En el plano
psíquico, espiritual, no se puede hacer ningún bien
con el dinero: ahí hace falta la luz, la luz que es de
oro fluido. Si amáis la luz, poseéis ya el oro en el
plano espiritual. Cuanto más ricos seáis de ese oro,
más posibilidades tenéis de ir a los almacenes celestiales
a «comprar» todo lo que no podréis encontrar
en ningún otro almacén: la sabiduría, el
amor, la alegría, el infinito, la eternidad. Por esto
los sabios, los Iniciados intentan almacenar la mayor
cantidad posible de oro en el plano espiritual
para poder enriquecerse de cualidades y de virtu
Es la luz lo que da la felicidad 51
des con las que luego ayudarán a los demás. Aunque
no tengan nada de dinero en su bolsillo, gracias
a su luz siguen atrayendo regalos del Cielo y
distribuyéndolos a su alrededor.
Está claro pues que en el plano material es preferible
contentarse con poco. En el ámbito espiritual,
al contrario, hay que ser insaciable, no estar
jamás satisfecho de sí mismo ni de lo que se tiene,
sino querer siempre enriquecerse más y más, hacerse
más y más poderoso para el bien. Y tanto peor
si no es eso lo que enseña la moral y la religión corriente
para las que basta ser buen padre y buen
marido: alimentar y vestir a su mujer y a sus hijos,
llevarlos a pasear el domingo y pasar santamente la
tarde con toda la muchachada en casa. ¡He ahí los
modelos! ¡Oh! Sin duda, eso no es malo y muchas
personas ni siquiera son capaces de realizarlo. Pero
esta «moral» es insuficiente para quien pretende
vivir según las reglas de la verdadera moral, de la
verdadera religión.
La verdadera moral, la verdadera religión está
contenida en este precepto de Jesús: «Sed perfectos
como vuestro Padre Celestial es perfecto.» ¿Cómo
se puede ser perfecto siguiendo una moral tan corriente?
La distancia del hombre con respecto a
Dios es tan grande que uno se pregunta por qué Jesús
nos dio ese ideal que supera nuestra imagina
ción: ¡sed perfecto como Dios mismo! Pues bien,
Él sabía exactamente lo que se hacía ... Porque en
52 Las semillas de la felicidad
el plano material, es bueno contentarse con pequeñas
cosas, ser agradecidos y dar las gracias por cada
una de ellas; pero en el plano espiritual no hay que
estar nunca satisfecho: hay que ser ambicioso, insaciable,
aspirar al ideal más elevado, el más inaccesible:
la perfección divina. Hay que pedir todos los
bienes celestiales. Sí, pedidlos al cien por cien ...
¡para obtener al menos un uno por ciento ! Y lo que
habéis de pedir es la luz, que todo se haga luz en
vuestros pensamientos, en vuestros sentimientos, en
vuestros actos, en vuestro cuerpo físico. La luz: esta
palabra resume, condensa todos los bienes que
pueda imaginarse, todo lo que hay de más puro,
de más poderoso, de más bello, de más sublime ...
Dios mismo.
Las primeras veces en que me encontré al
Maestro Peter Deunov yo era muy joven. Un día
le pregunté: «Maestro, ¿cuál es el mejor método
para unirse a Dios durante las meditaciones?» El
me contestó: «El trabajo con la luz, pues la luz es
la expresión del esplendor divino. Hay que concentrarse
en la luz y trabajar con ella: sumergirse, regocijarse
en ella. A través de la luz nos ponemos en
relación con Dios.» Por esto os lo digo también a
vosotros: no hay mejor trabajo que el trabajo con
la luz. La luz es como un océano de vida que palpita,
que vibra; podéis sumergiros en ella para nadar,
purificaros, beber, alimentaros ... Es en el seno de
la luz en donde gozaréis de la plenitud.
Es la luz lo que da la felicidad 53
La luz es también el símbolo de todos los colores
en los que podéis concentraros, sea por separado,
sea combinándolos entre sí. Una vez hayáis llegado
a crear esos colores mediante el pensamiento, podéis
hacerlos pasar a través de vosotros, proyectarlos
sobre los seres que amáis y sobre el mundo entero.
Este trabajo con la luz es un trabajo con las virtudes,
con las fuerzas y las entidades celestiales ya que,
detrás de la luz y de los colores, hay toda una vida
escondida cuya representación visible son ellos. Por
los colores entráis en relación con esa vida.
Hay otra frase del Maestro, más o menos de la
misma época, que tampoco he olvidado. En aquel
tiempo daba aún conferencias en una sala de la calle
Oborichté, en Sofía, antes de que la Fraternidad se
instalara fuera de la ciudad, en Izgrev. Un día, antes
de la conferencia, un señor que había venido a verlo
le planteó toda clase de preguntas. Yo estaba allí
y escuchaba ... El Maestro era siempre sencillo, natural,
digno, grave. Respondía muy amablemente,
pero muy brevemente. En un momento dado, la pregunta
planteada fue: «¿Por qué signo se reconoce
la evolución de un hombre?» Y el Maestro respondió:
«Por la intensidad de la luz que emana de él.»
Yo era muy joven entonces y no poseía aún esos
criterios; por eso aquella respuesta me afectó tanto,
que en ella fundé en seguida una gran parte de mi
existencia. Alo largo de mi vida yo comprendí también
que se podía juzgar a los seres por su luz.
54 Las semillas de la felicidad
Esta luz, ciertamente, no es realmente visible,
pero se la percibe en la mirada, en la expresión del
rostro, en la armonía de los gestos. No depende ni de
las facultades intelectuales ni de la educación, sino
que es manifestación de la vida divina, y es esta luz
la que debemos buscar sin saciarnos jamás de ella.
VI
EL SENTIDO
DE LA VIDA
Todo ser humano sin excepción busca consciente
o inconscientemente dar un sentido a su vida. Tiene
necesidad de una razón de ser y cada día intenta
encontrarla a través de todo lo que hace: en su vida
familiar, social, profesional. Pero en realidad ningún
éxito, ninguna posesión material puede darle
el sentido de la vida porque se trata precisamente
de un «sentido» y el sentido no es material, no
puede encontrarse más que muy arriba, en los
planos sutiles. Más abajo se encuentran solamente
formas. La forma, sin duda, puede ser llenada por
un contenido que es dado por el sentimiento, la sensación
que se experimenta cuando se ama verdaderamente
un objeto, un ser o una actividad. Pero el
sentimiento es pasajero, y un día u otro sentiréis
un vacío y sufriréis. Hay pues que ir a buscar algo
más allá del contenido: el sentido. Cuando se ha
alcanzado el sentido, se posee la plenitud.
Un ejemplo os hará comprender mejor lo que
quiero explicaros. Ayer comisteis de forma exce
58 Las semillas de la felicidad
lente, pero esa comida era solamente para ayer; hoy
tenéis necesidad de comer de nuevo; el recuerdo de
la comida de ayer no llena vuestro estómago. Pero
si leyendo un libro, mirando un cuadro, escuchando
música, sentís de repente que llegáis a alcanzar una
verdad que transforma vuestra visión de las cosas,
esa revelación todavía durará mañana y pasado
mañana. Porque a través del libro, del cuadro o de
la música, vuestro espíritu se ha elevado muy alto
y ha tomado un sentido. Es como un elemento
eterno que entra en vosotros y que ya no os abandona
jamás.
Cuando lleguéis a entender el sentido de las
cosas, lo poseeréis para siempre. Pero para encontrarlo
tenéis que alimentaros, pensar, amar y actuar
en los planos superiores. Mientras que si lo buscáis
demasiado abajo, no lo encontraréis. Nada que sea
material os aportará ese sentido. En cambio, basta
que captéis o que se os de una verdad, para que
viváis, trabajéis con ella y obtengáis resultados todos
los días.
Por supuesto no es suficiente tener de vez en
cuando un momento de inspiración, de luz, para
dar un sentido a la propia vida; es necesario también
saber hacer durar ese momento a fin de que se convierta
en un estado de conciencia permanente que
purifique, ordene y lo restablezca todo en vosotros.
Desgraciadamente a menudo sois tan indolentes y
superficiales que en pocos minutos pasáis del mundo
El sentido de la vida 59
divino a las preocupaciones más prosaicas y estúpidas,
y es como si de repente todo se hubiera borrado.
Pues bien, no sabéis lo que os perdéis porque
ese estado tenía el poder de actuar sobre todo vuestro
ser para calmar y armonizar sus movimientos ;
si hubierais podido mantenerlo, habríais sido capaces
de impedir que se introdujera en vosotros ciertos
estados negativos. Pero he aquí que os hacen falta
variaciones, cambios, y después de haber meditado,
rezado, tenéis necesidad de pensar en bagatelas, en
negocios, en venganzas, en placeres.
Me diréis: «Pero con todo eso usted nos pide
algo imposible. En la vida no se puede mantener
continuamente los estados divinos.» Sí, en apariencia
tenéis razón, lo sé: vivo en el mismo mundo que
vosotros y sé lo que pasa. Pero sé también que, aunque
ocurra eso, a pesar del cansancio, del desánimo,
de las penas, de las desgracias, el discípulo de la luz
no se deja nunca arrastrar antes bien se aferra a lo
que ha vivido de grande, de bello, a esas experiencias
que le han dado, en momentos de privilegio,
el verdadero sentido de la vida.
Entonces, aunque en la existencia sea imposible
no sufrir, no llorar, debéis conservar en vosotros
ese sentido; y no solamente conservarlo, sino también
utilizar las dificultades de la vida cotidiana para
reforzarlo, ampliarlo. Es así como trabajan los
auténticos espiritualistas. Jamás, suceda lo que
suceda, no interrumpen el trabajo divino que han
60 Las semillas de la felicidad
emprendido en su interior. Incluso, en medio de las
peores pruebas, se dicen: «He ahí una buena ocasión
para movilizar y atajar todas las fuerzas hostiles
al servicio de mi trabajo.» En cambio, la mayoría
de los humanos, incluso si no les ocurre nada malo,
se las arreglan para demoler, con su indolencia todo
lo que han podido conseguir de bueno. Y se repite
de nuevo el proceso: se crea, se destruye, se crea,
se destruye ... , y por eso no se obtienen resultados.
Para obtener resultados es necesario persistir en el
trabajo espiritual que se ha emprendido, es decir,
ponerlo todo al servicio de ese trabajo: lo bueno,
lo malo, las alegrías, las penas, las esperanzas, el
desánimo, sí, todo al servicio del trabajo. He ahí
lo que verdaderamente se llama construir porque
cada día trae elementos nuevos.
El sentido de la vida no lo encontraréis ni en la
familia, ni en la profesión, ni en el arte, ni en los
viajes, etc. Pueden ser medios que os ayuden a acercaros
a ese sentido, pero no lo contienen. La
prueba: la familia, la profesión, los viajes o el arte
no han impedido jamás a un hombre o a una mujer
de suicidarse.
Sólo dedicándoos a participar en la realización
del Reino de Dios y de su Justicia encontraréis el
sentido de la vida. Porque sea lo que sea lo que os
suceda, sabéis que sois un obrero en el campo del
Señor y os sentís colmados, felices, confortados ya
El sentido de la vida 61
que participáis en un gran trabajo. No estáis solos,
no estáis abandonados. Desde hoy todos pueden
encontrar el sentido de la vida porque, desde hoy,
en lugar de trabajar para sí mismos, para sus necesidades,
para su satisfacción, pueden decir: «Desde
ahora voy a trabajar para el Reino de Dios y su Justicia.»
E incluso, si son desconocidos en la tierra,
su nombre está escrito en el Libro de la Vida y son
colmados por las bendiciones del Cielo. Nada es más
glorioso que comprometerse en este trabajo. Sí, hay
que ir siempre más lejos, tener aspiraciones cada
vez más amplias, más vastas: esto es lo que da verdaderamente
un sentido a la vida.
Y cuando hayáis vivido un momento divino, sea
a través de la meditación, la plegaria, la música, la
lectura o la contemplación de un paisaje, intentad
apreciarlo y dar gracias al Cielo. Debéis deciros a
vosotros mismos: «¡Ah! [ Hoy he vivido algo excepcional
! Es necesario que lo siga alimentando mañana
e incluso pasado mañana, porque eso es el Cielo.
Ese momento va a transformarlo todo en mí.»
El hecho de encontrar el sentido de la vida equivale
a encontrar un elemento que sólo el mundo divino
puede daros; pero no lo da más que a aquellos
que, durante muchos años, hacen esfuerzos
para llegar hasta él. El sentido de la vida no es algo
que pueda fabricarse efectiva o mentalmente: no
es el hombre por sí mismo quien tiene la posibilidad
de decidir cual será para él.
62 Las semillas de la felicidad
El sentido de la vida es la recompensa de un trabajo
interior, paciente, incesante, que el hombre ha
emprendido y hecho con respecto a sí mismo.
Cuando ha llegado a cierto estado de conciencia
recibe del Cielo un electrón, como una gota de luz
que impregna toda la materia de su ser. A partir
de ese momento su vida adquiere una dimensión y
una intensidad nuevas; los acontecimientos se le
aparecen bajo una nueva claridad, como si se le
hubiera dado a conocer la razón de todas las cosas.
Ni siquiera la muerte le asusta porque precisamente
ese átomo, ese electrón, le descubre la inmensidad
de un mundo eterno donde ya no hay peligros ni
tinieblas y siente que marcha ya por el mundo ilimitado
de la luz.
Una vez se ha encontrado el sentido de la vida
todo palidece a su lado y las preocupaciones, las
penas de la existencia cotidiana pierden su importancia.
Todos aquellos que pasan su tiempo quejándose
y lamentándose de que no tienen dinero,
de que no obtienen los éxitos esperados, que son
abandonados o traicionados, manifiestan simplemente
que no han encontrado el verdadero sentido
de la vida. Si es el dinero, la ambición, la posesión
de un hombre o de una mujer lo que representaba
para ellos ese sentido, en este caso, evidentemente,
¡ no les faltaran ocasiones para sentirse decepcionados
y ser desgraciados!
El sentido de la vida 63
Encontrar el sentido de la vida equivale a alcanzar
un estado de conciencia tan elevado que abarca
todo el universo, y todas las pequeñas cosas de la
existencia se pierden y se disuelven en él. Incluso
cuando es despreciado, perseguido, quien ha encontrado
el sentido de la vida se siente reconfortado
y es él quien mira a los demás con piedad, diciéndose:
«Pobres no ven que, digan lo que digan,
hagan lo que hagan, yo vivo en la inmensidad, en
la eternidad, participo en la vida cósmica.»
Quizás penséis que todo lo que acabo de deciros
es difícil de comprender. En realidad sólo debéis
retener una cosa: sólo encontraréis el sentido de la
vida si os ponéis al servicio de un ideal sublime.
Porque tras ese ideal hay millares de criaturas luminosas
que trabajan y, cuando vean que participáis
con ellas en la construcción de un mundo nuevo os
colmarán de todos los beneficios y sentiréis entonces
en vosotros algo que estalla, que se desborda ...
Aunque no pidáis nada, aunque no esperéis nada,
sentiréis que lo habéis recibido todo.
VII
PAZ Y FELICIDAD
Cuántas veces oímos decir: « ¡Ah, que me dejen
en paz ! » Y se imaginan que, por el hecho de que
les «dejen en paz», todo irá bien y serán felices ...
Pero, ¿en qué consiste esta paz? ¿Es fácil tener la
paz y ser feliz? No: no se tiene una idea clara de
lo que es la paz como tampoco se tiene una idea
clara de lo que es la felicidad.
Mientras el hombre esté sometido a su naturaleza
inferior, a sus instintos, a sus apetencias, a sus
ambiciones, no puede vivir en paz. Mientras los
elementos de odio, de celos, de deseo existan en su
corazón, en su intelecto o en su voluntad, sólo tendrá
tropiezos y se sentirá turbado. A pesar de que
tenga algún momento de respiro porque cree que
ha llegado a obtener sus fines, los problemas
volverán a empezar muy pronto con lo que habrá
terminado « su paz».
La paz no consiste tampoco en llegar a estar
tranquilo unas horas o unos días, dado que se
encuentra en unas condiciones agradables o está solo
68 Las semillas de la felicidad
en las montañas. La paz, la verdadera paz, tal como
la conciben los Iniciados, es un estado de conciencia
superior que necesita el conocimiento de la estructura
del hombre y del universo. Sí, los Iniciados os
lo dirán: no disfrutaréis verdaderamente de la paz
hasta el día en que los elementos de vuestros dif e
ren tes cuerpos (físico, astral, mental, causal, búdico,
átmico) estén purificados, armonizados entre ellos
y vibren al unísono con las regiones más elevadas
del universo.
La paz es, pues, un estado de conciencia al que
se llega tras un largo trabajo de autodominio y de
armonización interna. Mientras, llegaréis sin duda
a tener algunos instantes de tranquilidad, de quietud;
pero, en tanto no hayáis realizado ese trabajo,
no tendréis la paz, porque cada día, varias veces al
día, pueden producirse incidentes capaces de turbaros.
En cambio, cuando hayáis obtenido la verdadera
paz, aun cuando tengáis que afrontar dificultades,
desgracias, no tropezaréis; sin duda
podréis estar inquietos o ser desgraciados, pero sólo
superficialmente. Profundamente la paz no os abandonará
jamás; sentiréis que está siempre ahí con
vosotros ... Al igual que el fondo del mar: ninguna
tempestad puede turbarlo. En la paz verdadera hay
algo de inmensamente vasto e inalterable ya que es
una adquisición del alma y del espíritu.
Así pues, la verdadera paz está situada muy alto:
es un acorde, una síntesis, una armonía de todos
Paz y felicidad 69
los elementos que hay en nosotros. Y lo mismo
ocurre con la felicidad: lo que los humanos consideran
felicidad no es a menudo más que pequeñas
satisfacciones de corta duración. Decis que sois f elices
porque habéis pasado unas vacaciones agradables
de las que volvéis descansados y cargados de
energía; porque el hombre o la mujer a quien amáis
os ha dado pruebas de su amor; porque os han f elicitado
por vuestra inteligencia y vuestra competencia...
Evidentemente, no se puede negar que es
importante tener buena salud, sentirse amado y ser
reconocido por sus capacidades, pero es insuficiente
para poder decir realmente que se es feliz. La verdadera
felicidad está más allá del cuerpo físico, del
corazón y del intelecto. ¡Imaginarse también que,
si se tiene una casa, una mujer, se será feliz, que,
si se tiene la gloría, la ciencia o la belleza, se será
feliz ... no! Tras miles de años la historia del mundo
nos ha mostrado que la felicidad no está ahí, o lo
está tan sólo por muy breve tiempo. Se obtiene eso,
se obtiene aquello, pero se queda insatisfecho e interiormente
hay el vacío, el vacío abierto dispuesto
a engullirlo todo.
Si, la felicidad es realmente difícil de obtener y
de conservar, hay que buscarla muy alto, en una
región donde los materiales son inalterables y ello
exige del hombre grandes cualidades y, sobre todo,
pureza, porque sólo quien es puro es inalterable y
tiene el poder de durar. Esta región existe en el espa
70 Las semillas de la felicidad
cio pero existe también en nosotros mismos y todos
aquellos que la han descubierto se esfuerzan por
pensar, amar, actuar y trabajar de manera que puedan
vivir en esta región que nada puede turbar.
Suceda lo que suceda, sean cuales sean las condiciones,
son felices puesto que han encontrado
elementos estables, inmutables, eternos.
Por consiguiente la verdadera felicidad, igual
que la paz, es un estado que se caracteriza por la
estabilidad. Me diréis: «Pero la vida no es más que
una sucesión de cambios: éxitos y fracasos, abundancia
y pobreza, paz y guerra, salud y enfermedad
... ¡Y el hombre se ve obligado a padecer esos
cambios! » ¡No, no! Puede estallar la guerra,
podéis caer enfermos, perder de repente toda vuestra
fortuna, ser abandonados por vuestra esposa, vuestro
marido o vuestros hijos, vuestros amigos, sin
por ello cesar de ser felices. ¿Por qué? Porque
vuestra conciencia no se para al nivel de los acontecimientos:
para cada dificultad, para cada prueba
encontráis una explicación, una verdad que os calma
y os consuela ya que habéis llegado muy alto y sabéis
ver las cosas. Se os puede despojar, se os puede perseguir;
pero como sabéis que todo eso es pasajero,
que sois inmortales, nada os puede afectar realmente;
allí donde todos profieren gritos vosotros
sonreís.
La felicidad por tanto la lleváis ya en vosotros
mismos. Si no sois conscientes de ello es que per
Paz y felicidad 71
manecéis en la superficie, en la periferia de vosotros
mismos, y en la periferia no hay más que ilusiones
y cambios: así que, cuando llegáis a captar en ella
algunas partículas de alegría, inmediatamente son
reemplazadas por muchos sufrimientos como para
castigaros por el hecho de haber robado esta felicidad
en alguna parte.
Por esto debéis hacer esfuerzos para entrar en
vosotros mismos y empezar a buscar lo que es inmutable,
eterno, Dios, el espíritu. Será entonces cuando
encontraréis la felicidad. Una vez la hayáis encontrado
intentad manteneros aferrados a ella: nadie
podrá ya haceros sentir desgraciados. Sea cual sea
vuestra situación, tanto si sois ricos como si no
tenéis dinero, tanto si gozáis de fama como si vivís
en el anonimato, tanto si os aman como si os odian,
estáis por encima de los cambios, voláis por encima
de ellos, vivís en la eternidad.
Pero no es quizás un lenguaje que todo el mundo
pueda comprender. ¿Qué queréis? Un mequetrefe
dice a una chica: « ¡Ah, querida! Te haré feliz.»
No sabe siquiera lo qué es la felicidad: ¡él mismo
no es feliz y quiere hacerla feliz ... ! O bien la chica
dice al muchacho: «Te haré feliz.» Pero, ¿cómo
lo harán? ¿Con sus imperfecciones, su nerviosismo,
su cólera, sus celos, van a ser felices? Así es ... y
tendrán muchos hijos como en los cuentos. Pero
no, yo no creo demasiado en esa felicidad. Sin duda
gozarán de algunos momentos agradables, pero será
72 Las semillas de la felicidad
como los prisioneros a quienes se les da cada día
algunos minutos de descanso para respirar un poco
y, luego, «de nuevo al redil...» O como un dolor
de muelas: se para un momento y vuelve a empezar.
Para ser felices tenéis que encontrar un punto
inamovible al que aferraros sin que nada pueda
nunca haceros perder esta posición de equilibrio;
es lo que en física se llama equilibrio estable. Mirad
el péndulo : se le hace oscilar a derecha, a izquierda,
pero siempre vuelve a la posición de equilibrio
porque está sujeto a un punto fijo. Pues bien, el
hombre debe encontrar ese punto en sí mismo y
aferrarse a él. Entonces puede decir como el Iniciado
del antiguo Egipto: «Soy estable, hijo de lo
estable, concebido y engendrado en el territorio de
la estabilidad.»
Mientras vaciléis, dudéis, cambiéis, ¡es inútil
hablar de felicidad ! La felicidad pertenece a las
regiones del infinito y de la eternidad, que son las
regiones del alma y del espíritu. Si, el infinito, la
eternidad : he ahí las dos regiones aún inexploradas
en donde el alma y el espíritu tienen necesidad de
sumergirse para alimentarse, vestirse, para ser colmados
de bienes y ser libres. Ahora empezáis a comprender
que la felicidad exige de vosotros toda una
disciplina gracias a la cual eleváis vuestra comprensión
y vuestro amor hasta las regiones del alma y del
espíritu, y es entonces cuando podéis beber en las
fuentes de ese océano sin límites de paz y de f elici
Paz y felicidad 73
dad. Porque la paz, como la felicidad, son el resultado
de una comunión, de un intercambio perfecto
con los principios, las entidades y todas las existencias
del mundo del alma y del espíritu.
En lo alto, la paz y la felicidad no son más que
una sola cosa, no pueden existir por separado. No
encontraréis a nadie que sea verdaderamente feliz
sin estar en paz. La paz y la felicidad representan
la misma realidad expresada de un modo diferente.
La paz os pone en armonía con toda la creación,
y cuando vivís en armonía, no podéis ser desgraciados.
Las energías, las fuerzas del universo os
penetran y no necesitáis nada más.
No comprenderéis nunca lo que es la felicidad
si os contentáis en considerarla como una sensación
agradable, tal como la imaginan la mayoría de los
humanos. La verdadera felicidad es sin duda alguna
una sensación agradable, pero también es luz y
poder. Mirad, por ejemplo: cuando sois felices aunque
sea sólo un momento, la paz está con vosotros
y empezáis a comprender los acontecimientos de
vuestra vida : todo se hace sencillo y claro y tenéis
éxito en todo lo que emprendéis. Pero cuando
perdéis ese estado os sentís turbados, apenados y
desanimados, todo se ensombrece en vuestro pensamiento
y no hacéis más que tonterías.
La felicidad no es más que un estado de conciencia,
una manera de comprender, de sentir, de
74 Las semillas de la felicidad
comportarse, una actitud en la vida; por ello sólo
pertenece a aquellos que saben encontrarla gracias
a un trabajo espiritual. La felicidad, como la paz,
es una síntesis: si se comprenden y se sienten bien
las cosas, se tiene la posibilidad de portarse bien y
se es feliz. Pero para conseguirlo, hay que aceptar
la Ciencia Iniciática porque solo ella nos enseña a
educar nuestro intelecto, nuestro corazón y nuestra
voluntad, llegando así a dominar la naturaleza inf e
rior, la personalidad, a fin de dar a la naturaleza
superior, la individualidad, a todas las posibilidades
para expansionarse.
Para encontrar la felicidad no basta vencer a la
naturaleza inferior. Esta victoria es necesaria, sin
duda alguna, pero es insuficiente: es necesario también
llegar a identificarse con la naturaleza superior.
Aunque lleguéis, un día u otro, a vencer el egoísmo,
la sensualidad, los celos y la cólera, no por eso
encontraréis la felicidad. Estas victorias son etapas
necesarias para llegar a ella, pero no pueden dárosla
verdaderamente porque la felicidad se halla en un
lugar inaccesible a todo lo que es negativo. Por lo
demás, incluso si un día llegáis a vencer la personalidad
desconfiad de vosotros mismos: es posible
que al día siguiente os juegue de nuevo una mala
pasada.
La victoria sobre la personalidad es siempre
incierta. Ocurre exactamente lo mismo en un país
que ha conseguido la victoria sobre otro: nunca se
Paz y felicidad 75
puede estar seguro de que eso dure. Porque un buen
día, mientras que el vencedor se duerme en sus
laureles, el país vencido intentará desquitarse. Lo
mismo ocurre con la naturaleza inferior, la personalidad
: ni siquiera cuando en ciertas circunstancias
lleguéis a vencer alguna de sus manifestaciones, la
victoria no está nunca definitivamente asegurada;
en un momento dado puede alzarse de nuevo, dar
coces, y caeros otra vez.
¿Qué hay que hacer pues? Suplicar a vuestra
naturaleza divina, el principio erístico, que venga
a instalarse en vosotros. Así, en lugar de ser siempre
como un vencedor que nunca está seguro de su victoria,
tendréis un socio poderoso, omnisciente, con
el que podréis contar. E incluso si a veces estáis un
poco fatigados, un poco adormecidos, él continúa
por su parte dominando la naturaleza inferior.
¡ Cuántas personas parecían haber vencido ciertas
debilidades, ciertos vicios, y al cabo de poco tiempo
han recaído en esos vicios, e incluso peor que antes !
La única solución es, pues, preparar el terreno
ganando victorias sobre la naturaleza inferior en
diversos ámbitos pero suplicando también al Cielo,
a la naturaleza superior para que venga a instalarse
y manifestarse en nosotros.
Y cuando la naturaleza superior se haya instalado
verdaderamente en vosotros, entonces sí, gozaréis
de una felicidad inexpresable. Seréis felices y
no sabréis siquiera por qué. Esa felicidad y esto
76 Las semillas de la felicidad
es lo más sorprendente es una felicidad sin causa.
Encontráis que es maravilloso vivir, respirar, comer,
hablar ... No os ha sucedido nada: ni regalo, ni
herencia, ni encuentro; sois felices por algo que
desciende de lo alto que ni siquiera depende ya de
vosotros ... , como un agua que mana del Cielo, y
estáis asombrados de descubrir en vosotros mismos,
sin cesar, ese estado de conciencia maravilloso. Os
regocijáis y ni siquiera sabéis por qué. He ahí la verdadera
felicidad.
La verdadera felicidad es como el aire que se respira:
¿acaso tenéis que preocuparos de ir a buscar
el aire? No, el aire viene a vosotros, está ahí, estáis
sumergidos en él y lo espiráis sin pensar. Todo lo
demás: el agua, el alimento, el dinero, hay que ir
a menudo a buscarlos, mientras que el aire no, y
la luz tampoco. Respiráis sin cesar y no hay mayor
alegría que el hecho de respirar. Si no me creéis,
retened vuestra respiración durante algunos instantes
y ya veréis ... Pues bien, la felicidad es comparable
al aire que se respira.
Inspirar, expirar ... inspirar, expirar ... ; la f elicidad
es la respiración del alma ... Nadie se ha dedicado
a estudiar la respiración desde ese punto de
vista. Todo lo demás hay que buscarlo o comprarlo
trozo por trozo, para tener una alegría, un placer,
mientras que el aire no hay que ir a buscarlo;
respiramos sin cesar, incluso cuando dormimos. Se
diría que la respiración ha sido dada al hombre para
Paz y felicidad 77
mostrarle que todo lo que es tangible, como el
dinero, las posesiones, etc., no pueden compararse
con lo que es sutil, impalpable, invisible a ese mundo
etérico en que está sumergido. Todos aquellos que
tienen la conciencia de haberse sumergido en el
mundo etérico, en el mundo espiritual, respiran sin
cesar y son felices a causa de esa respiración.
VIII
PARA SER FELICES,
¡ESTAD VIVOS!
Para ser feliz, hay que estar vivo. «Pero
, me
diréis, ¡ya estamos vivos !» Sin duda alguna, pero
las plantas, los animales también están vivos y,
suponiendo que sean felices a su manera, ¿creéis
que vosotros os contentaríais con su felicidad? Para
el hombre, la vida, la verdadera vida no está ahí.
Entonces, ¿dónde está?
Actualmente, las personas conceden demasiada
importancia a las actividades intelectuales y a las
realizaciones técnicas: les han presentado como
ideal la instrucción, la acumulación de conocimientos
y las ventajas aportadas por el progreso técnico.
Pues bien, precisamente el hecho de acumular conocimientos
y utilizar cada vez más aparatos, o aparatos
cada vez más perfeccionados, esto no es vivir.
Al tomar esta dirección, el hombre perturba el orden
natural de las cosas y la naturaleza se defiende.
Por otra parte, ¿qué dicen ahora los jóvenes?
Que quieren «vivir». Sí, pero, como el ideal de vida
que los adultos les ofrecen no les convence en modo
82 Las semillas de la felicidad
alguno y no encuentran a nadie para enseñarles lo
que es la verdadera vida, van a buscarla en las aventuras
peligrosas, en las sensaciones fuertes, en las
pasiones, en los placeres, en el alcohol, en la droga ...
Y entonces, con demasiado intelecto por un lado
y con demasiadas pasiones por el otro, se produce
el desequilibrio. Es necesario saber que el hombre
está hecho para vivir en diferentes planos: físico,
astral, mental, pero también causal, búdico,
átmico* ; en tanto que limita sus actividades a los
tres primeros planos: físico, astral y mental, no
puede conocer la verdadera vida.
Comer, beber, dormir, trabajar, tener relaciones
sexuales, sentir ciertos sentimientos, adquirir algunos
conocimientos, controvertir ciertas ideas, es
importante, pero eso no bastará jamás para satisfacer
todas nuestras necesidades. Es una vida lenta,
pero no es una vida intensa. Diréis: «j Pero mire
como nuestros contemporáneos llevan una vida
intensa! Obsérvelos: no cesan de correr de un lado
a otro, de discutir, de cambiar de marido, de esposa,
de amante.» Pues bien, también en eso os equivocáis.
La vida intensa no es la precipitación, ni la
acumulación de aventuras pasionales o de actividades
intelectuales.
* Ved «La vida psíquica: elementos y estructuras» (colección
Izvor, número 222), capítulo 3: «Varias almas y varios
cuerpos».
Para ser fe/ices, [estad vivos! 83
Para vivir una vida intensa, es necesario en
primer lugar tener alguna idea de la estructura del
hombre, conocer sus diferentes cuerpos, así como
los centros que le permitan entrar en relación con
las regiones del espacio y con los habitantes de estas
regiones. Ya os he hablado de ellos indicándoos
también los métodos, los ejercicios que hay que
hacer, las actitudes que hay que adoptar para despertar
en vosotros esos órganos sutiles**. Solo aquel
que ha llegado a ello puede hablar de verdadera
vida, de vida intensa. Y es feliz porque se siente
como una fuente, como una cascada, como una
huerta llena de árboles frutales, como un parque
lleno de flores, y al mismo tiempo constituye una
bendición para todos aquellos que se le arriman.
Por esto os digo: si buscáis la felicidad no hay
otro secreto que el de vivir una vida espiritual
intensa. Es inútil ir a buscar la ayuda de los talismanes
o de otros objetos mágicos: piedras, metales,
perfumes ... , porque la única verdadera magia es la
vida. Si queréis ser felices, trabajad para que vuestra
vida sea más pura, más rica, más abundante. Tan
pronto como empecéis a hacer ese trabajo, un trabajo
sobre el cuerpo físico, sobre el cuerpo astral
(los sentimientos) y sobre el cuerpo mental (los pensamientos),
veréis los resultados: vuestra salud
mejorará, sentiréis el amor en todas partes, en voso
**Ved «Centros y cuerpos sutiles» (colección Izvor, número
210).
84 Las semillas de la felicidad
tros y a vuestro alrededor, y el sentido de la vida
se os presentará cada vez más claro.
¿Cómo hay que hacer ese trabajo? Toda nuestra
Enseñanza no habla más que de eso. Durante
años os he dado tal cantidad de métodos, que nunca
podréis aplicarlos todos: pero escoged al menos
algunos y trabajad seriamente con ellos. En caso
contrario, pasarán los años y será la vida misma la
que os sorprenderá con sus lecciones, y entonces
sufriréis. Creedme: no podéis ser felices si os dejáis
llevar por una vida corriente.
Y si queréis un método para aplicar ahora, en
seguida, os lo puedo dar: consiste en adquirir la
costumbre de dar las gracias. Sí, dar las gracias a
cada instante e incluso agradecer todo lo que sucede:
en medio de dificultades, de penas, de sufrimientos,
dar las gracias siempre. De esta manera
neutralizáis los venenos producidos en vosotros por
esos estadios negativos, cicatrizáis las llagas porque
nada puede resistirse ante el reconocimiento. Dad
las gracias, pues, hasta sentir que todo lo que os sucede
es para vuestro bien. Desde ahora decid:
«Gracias, Señor, gracias, Señor ... » Dad gracias por
todo lo que tenéis, pero también por todo lo que no
tenéis, por todo lo que os regocija y por todo lo que
os hace sufrir. Así mantendréis encendida en vosotros
la llama de la vida. Me parece que os oigo preguntar:
«¿Esto es todo?» Sí, eso es todo; pero practicad
este método y constataréis los resultados.
Para ser felices, [estad vivos! 85
Una verdadera enseñanza iniciática os enseña
a poner el acento en la vida, en vuestra vida. Esto
no os parece muy importante porque ni siquiera os
dais cuenta de que sacrificáis esta vida a toda clase
de cosas que son mucho menos importantes que
ella misma. Fijáis constantemente vuestra atención
en los objetos, en los acontecimientos, en vuestras
agitaciones externas, y durante todo ese tiempo
dejáis que vuestra vida se empobrezca. Es un mal
planteamiento.
¿Habéis pensado alguna vez en el tiempo que
realmente pasáis con el mundo exterior? Algunos
minutos, algunas horas, ... mientras que durante todo
el día y toda la noche estáis con vosotros mismos.
Entonces, ¿no veis que lo más importante es
vuestra vida interior? Es necesario que la abundancia,
la riqueza y el orden ... estén con vosotros.
Vemos cómo el mundo exterior se llena de objetos,
de productos, de aparatos, de construcciones,
de armas de todas clases, mientras que la humanidad
se sumerge cada vez más en el caos, la miseria,
la debilidad y el vacío. Es tiempo ya que piensen
en realizar internamente todo lo que les ocupa
externamente. Es dentro de nosotros mismos donde
debemos tener la riqueza, la belleza y la fuerza
porque todo lo que habremos obtenido así, nada ni
nadie nos lo quitará. Ni siquiera la vejez.
Sí, la inmensa mayoría de las personas piensan
que al llegar a cierta edad han de perder obligato
86 Las semillas de la felicidad
riamente sus facultades y acabar en la decrepitud.
¡A fuerza de pensarlo, eso acaba por llegar! En realidad
para los discípulos de la Ciencia lniciática la
vejez es el mejor período de la vida, pues los años
de búsquedas y de experiencias interiores les han
aportado lucidez, paz, serenidad, bondad, y todos
van a aprender a su lado. Incluso los niños se sienten
atraídos por ellos y los aman. Si por el mundo circula
la opinión contraria es porque es verdad que
para muchos la vejez es un período muy malo a
causa de la manera corno han vivido. Han gastado
sus energías en actividades corrientes, inútiles, estúpidas,
y entonces, cuando ya no les queda casi nada
más, cuando están débiles, enf errnos, vacíos, ¿que
pueden esperar de la vejez?
Evidentemente, incluso si se lleva una existencia
razonable, sensata, la vejez acaba por llegar un día.
E incluso también puede llegar la enf errnedad. Pero
aquellos que hubieran hecho un verdadero trabajo
en su interior, recorrerán esos períodos con más
coraje, con más serenidad, y no cesarán de enriquecerse
espiritualmente. Sí, si trabajáis para la luz,
para un ideal elevado, cuanto más viejos seáis, más
vivos estaréis, más expresivos: adquiriréis incluso
una vida y una expresividad que no tuvisteis durante
vuestra juventud. Sin duda alguna estaréis un poco
más encorvados, tendréis más arrugas, cabellos
blancos, pero no os detengáis en eso: dejad que el
cuerpo envejezca tranquilamente y pensad que el
Para ser felices, ¡estad vivos! 87
alma puede aún manifestarse a través de él con una
juventud extraordinaria. ¿Por qué hay pues que
someterse a esa mentalidad catastrófica que se ha
propagado por todas partes a propósito de la vejez?
Se dice a los jóvenes: «Apresuraros, aprovecharos
de la juventud, porque no dura mucho tiempo.»
Es verdad, sin duda; ¿pero cuánto? Precisamente
cuando se escuchan esos consejos perniciosos se
apresuran a divertirse y a gozar de todos los placeres.
Se hastían rápidamente y se «marchitan», y
cuando ya no son agradables ni vivaces, son rechazados:
es normal. Evidentemente, como los hechos
están ahí, la gente saca sus conclusiones. Sí, pero
si los hechos son como son, es porque antes no han
sabido observar y razonar bien. Lo que es verdad
actualmente (envejeciendo se pierden las propias
fuerzas y el propio encanto), puede fácilmente dejar
de serlo en el futuro. Hay que dar estas explicaciones.
¡Y que se deje de dar malos consejos a la juventud
con el pretexto que se quiere su felicidad !
Recordad bien esto: la felicidad para los jóvenes
... y para los viejos también, consiste en consagrar
su vida a un ideal elevado. Se ven a muchas
personas emplear sus energías para defender toda
clase de causas que no valen gran cosa y que, además,
abandonan rápidamente para defender otras.
Pero muy pocos se movilizan por servir esa gran
idea del Reino de Dios y de su Justicia. Me diréis:
«Pero el Reino de Dios es una utopía que jamás
88 Las semillas de la felicidad
se realizará.» Oíd bien: ese no es asunto nuestro.
Nosotros debemos trabajar para su realización porque
es el único ideal por el que vale la pena consagrar
la propia vida. Con respecto a si se realizará
o no, no nos piden nuestra opinión. En todo caso
lo que es seguro es que si nadie hace nada pensando
que todos los esfuerzos son inútiles, entonces, evidentemente,
no se realizará jamás.
IX
ELEVARSE POR ENCIMA
DE LAS CONDICIONES
I
Desde el momento en que algo no funciona, se
tiende a culpar a las malas condiciones. Pues bien,
sabedlo: mientras creáis que vuestra felicidad o
vuestra desgracia dependen de las condiciones, no
estaréis al abrigo de nada. Porque la vida está hecha
de tal modo, que nada es nunca verdaderamente
estable y definitivo; y, si no trabajáis con el pensamiento
y con la voluntad, iréis siempre de un lado
para otro, felices cuando las condiciones os sean
favorables y desgraciados cuando os encontréis con
obstáculos y dificultades. Y entonces, ¿a dónde iréis
así?
Debéis comprender de una vez por todas, que
las condiciones no son nunca determinantes. Sobre
un mismo suelo, poseyendo los mismos elementos
químicos, pueden crecer de igual modo higos o cardos.
En una familia en la que los hijos tienen la
misma madre y el mismo padre y reciben la misma
educación, pueden hallarse, entre esos hijos, grandes
diferencias físicas, intelectuales y morales. Este
92 Las semillas de la felicidad
hecho se puede constatar igualmente con los acontecimientos
que conciernen a la colectividad, las
mismas pruebas no afectan de igual modo a los
humanos. ¿Por qué? Porque no las afrontan con el
mismo estado de ánimo. Y mientras que unos, fallándoles
gran dosis de comprensión, se van volviendo
poco a poco amargados, vengativos, o bien
se dejan hundir por completo y envenenan la vida
de todas las personas que están a su alrededor,
otros, al contrario, se fortalecen. se enriquecen y,
gracias a sus experiencias pueden ayudar a los que
los rodean a través de sus consejos, de su actitud,
de sus rayos, de las energías que desprenden.
Esto prueba que las condiciones no lo son todo.
No hay duda de que no pueden ignorarse ni olvidarse
por entero, pero para progresar hay que saber que
muchas cosas en la vida no dependen solamente de
nosotros mismos, de nuestra forma de considerarlas,
y que la felicidad y la desgracia son estados completamente
relativos. Esta fue también la filosofía
de Nastradine Hodja. ¡,Queréis un ejemplo?
Una mujer mayor fue un día a su encuentro y
le dijo:
¡Ah, Nastradine Hodja, si tu supieras nuestra
situación! Nuestra familia no tiene por vivienda
más que una pequeña cabaña y estamos todos allí
amontonados: yo, mi marido, mi hijo, su mujer y
sus hijos; es espantoso, no se puede vivir así.
Sí, lo comprendo dijo Nastradine Hodja,
Elevarse por encima de las condiciones 93
pero hay un remedio.
¿Cuál?
Te lo diré, pero antes has de prometerme que
harás sin protestar todo lo que yo te pediré.
Te lo prometo.
Está bien, y cada día vendrás a traerme noticias
de lo que sucede. ¿Tenéis un perro?
-Sí.
¿Y un gato?
-Sí.
Entonces hazlos entrar en la cabaña.
Pero, Nastradine Hodja, ¿qué es lo que me pides?
Has prometido hacer todo lo que yo te dijera,
¿no es así...?
La mujer se marchó, e hizo entrar en la cabaña
al perro y al gato.
Pero es terrible dijo a Nastradine Hodja al
volver al día siguiente. El perro y el gato no han
hecho más que pelearse; no hemos tenido ni un
momento de tranquilidad.
Está bien. ¿Tenéis una cabra?
-Sí.
Entonces hazla entrar.
Cuando la mujer vino al día siguiente dijo:
¡Ah, Nastradine Hodja! La cabra no podía estar
tranquilla; lo ha revuelto todo, no hemos podido
dormir en toda la noche: ¿qué va a ser de nosotros?
94 Las semillas de la felicidad
No te inquietes; todo va bien. ¿Tenéis
gallinas?
Sí.
Entonces hazlas entrar también.
Ya no os explico el estado en que volvió la mujer
al día siguiente.
¿Tenéis un cerdo? preguntó alegremente
Nastradine Hodja.
Sí dijo la mujer, aturdida.
Pues bien, hazlo entrar ahora.
Quería protestar, pero no se atrevió porque
había hecho una promesa. Al día siguiente, desesperada,
hecha un mar de lágrimas, la mujer dijo
sollozando:
Nastradine Hodja, me prometiste que me ayudarías,
pero todo va de mal en peor. Acabaremos
locos; nuestra vida es un infierno.
Bien dijo Nastradine Hodja, con un aire
grave y acariciándose la barba, voy a arreglar
todo eso. Haz salir al cerdo y vuelve a verme
mañana.
Al día siguiente la mujer sonrió diciendo:
¡Ah! Uno se siente mejor, se empieza a
respirar.
Haz salir ahora a las gallinas ...
Y así, día tras día, todos los animales abandonaron
la cabaña. Cuando hubieron salido, Nastradine
Hodja preguntó:
¿Cómo va todo ahora?
Elevarse por encima de las condiciones 95
¡Ah! Es extraordinario, es el paraíso: todo
el mundo canta y se abraza.
Pues bien, como ves, estáis igual que el día
en que viniste a quejarte de que la vida era insoportable.
Entonces, ¿por qué te quejabas 1
Algunos dirán:«¡ Oh, qué historia tan tonta!»
Digamos que es un poco exagerada; pero lo que es
verdad es que el hecho de sentirse bien o mal, feliz
o desgraciado, es algo totalmente relativo. Os encontráis
en un momento dado un poco desanimados,
algo tristes; os parece que la vida no tiene color,
no tiene sabor. .. De repente os enteráis de una mala
noticia: ha habido un accidente y un miembro de
vuestra familia está gravemente herido. Entonces,
sin duda alguna, os sentís verdaderamente muy desgraciados.
Pero al cabo de unas horas os enteráis
de que ha sido un error, de que ha habido una confusión.
Entonces, de repente, ¡qué alegría! La vida
os parece realmente liviana, bella y rica. Sí, pero,
¿por qué no os parecía así antes 1 ¿ Por qué ha sido
necesario que os anunciaran, por error, una catástrofe,
para concienciaros de que ya antes erais
felices 1
Evidentemente, no diré que se deba estar contento
cuando viven seis o siete personas en una
cabaña. Pero por lo menos, de un modo general,
con una buena filosofía, un buen razonamiento, se
puede contribuir mucho al propio bienestar interior,
porque el pensamiento actúa sobre los estados de
96 Las semillas de lafi elicidad
conciencia. No hay que olvidar jamás que los pensamientos
y los sentimientos son todopoderosos con
respecto a la conciencia. Por otra parte, observad:
cuando estáis descontentos de la vida y sufrís, no
son a menudo los cambios materiales los que os
permiten mejorar vuestro estado interior, sino los
cambios producidos en vuestros pensamientos y
vuestros sentimientos. Sin duda alguna, si sufrís físicamente,
tendréis necesidad de remedios físicos. Si
tenéis una herida o una pierna rota, ni siquiera los
mejores pensamientos y sentimientos os curarán ni
os quitarán el dolor: es necesario que transcurra
mucho tiempo para que estos sentimientos y pensamientos
puedan descender a la materia y producir
mejoras; sin embargo pueden ayudaros a soportar
mejor ese sufrimiento, ya que realmente hay una
acción de los pensamientos y de los sentimientos
sobre el cuerpo físico. Los pensamientos y los sentimientos
armoniosos actúan sobre la circulación y
purifican la sangre; y cuando la sangre está purificada
contribuye más eficazmente a la salud del organismo.
Incluso las llagas se cicatrizan mejor y más
rápidamente.
Mientras no realicéis cierto trabajo interior, ni
siquiera llegaréis a mejorar vuestra situación material:
después de un breve momento de satisfacción,
volveréis a caer en los mismos estados de descontento,
de amargura, de rebeldía. Las deficiencias
psíquicas no tienen remedio en el plano físico. En
Elevarse por encima de las condiciones 97
el plano físico puede acumularse todo lo que se
quiera: remedios, riquezas, poderes ... , hasta el infinito;
pero, si no se está en un estado de espíritu conveniente,
uno no se sentirá jamás verdaderamente
satisfecho. Es en el ahna, en los pensamientos, en
la visión del mundo, en la manera de ver, de razonar,
donde hay que cambiar. De lo contrario, todo
lo que podáis acumular no os producirá más que
saturación y disgusto. Hay hombres, mujeres, que
se han suicidado cuando, como suele decirse, «lo
tenían todo para ser felices»: la juventud, la
belleza, la inteligencia, la riqueza, una familia y unos
amigos que los amaban ... Lo tenían todo, excepto
lo esencial: el gusto de vivir; y eso, y ninguna de
las ventajas que poseían, podían dárselo.
Hay pues que cambiar el pensamiento y procurar
ser feliz interiormente. Porque, cuando se ha aprendido
a ser feliz internamente, se es feliz en cualquier
condición. Sí, en las peores condiciones, podréis
comunicaros con las entidades celestiales y sentiros
colmados, llenos de luz. Si la causa de vuestra
felicidad está en vuestro interior, nada ni nadie os
la podrá quitar. El día en que lleguéis a ver las cosas
de este modo, será el comienzo de vuestra liberación,
de vuestra inmortalidad, de vuestra eternidad.
Es cierto que necesitamos cosas, pero no tantas
como nos imaginamos. Cuando el destino os haga
padecer ciertas privaciones, entonces, deciros a
vosotros mismos que ahí tenéis una ocasión para
98 Las semillas de la felicidad
buscar otras salidas, otros caminos en el alma y en
el espíritu.
Sí, cuando el camino exterior está cerrado, bloqueado,
tenéis que buscar en vuestro interior ... o
lo que es lo mismo, hacia lo alto. Siempre hay una
vía de salvación. A veces os sentís desanimados,
abrumados, anonadados, pensáis incluso en aniquilaros
... Sí, son cosas que pueden ocurrir. No digo
que hayan motivos para ser feliz todos los días ; digo
solamente que siempre hay algo que hacer, incluso
en los casos difíciles. E incluso en los peores momentos
de desánimo, hay que saber que ese mismo desánimo
contiene los elementos, que, si habéis aprendido
a captarlos, os servirán para tener otra vez
valor. Ya que el desánimo es un estado que posee
fuerzas formidables. He ahí la prueba: desde el
momento en que es capaz de destruir todo un reino
vosotros mismos, con todas las riquezas y posibilidades
almacenadas en vuestro cuerpo, en vuestro
corazón, vuestro intelecto, vuestra alma, vuestro
espíritu, es verdaderamente poderoso. Entonces,
¿por qué no intentar adueñarse de ese poder para
orientarlo en un sentido positivo?
El hombre no es consciente de todas las posibilidades
que tiene en su interior. Incluso cuando cree
estar completamente extenuado, al final de sus fuerzas,
le quedan aún recursos. Está hecho al igual que
un cohete con diversos compartimentos: en el
momento en que el carburante del primer compar
Elevarse por encima de las condiciones 99
timento va a agotarse, una chispa enciende el
segundo compartimento y el cohete prosigue su ruta.
Y ocurre lo mismo con el segundo, el tercero, el
cuarto compartimento ... No necesariamente un
hombre muere, porque haya agotado todos sus
recursos ; a menudo ocurre porque no ha conseguido
encender el compartimento siguiente. Si lo hubiera
hecho, habría constatado que aún poseía reservas.
Estamos lejos de sospechar la cantidad de reservas
que Dios ha dispuesto en nosotros.
Comprendedme bien, por tanto: cuando el
camino externo os parezca que está cerrado, bloqueado,
buscad en vuestro interior y empezad a
trabajar con el pensamiento, con la imaginación,
con la voluntad: poco a poco, sentiréis que se abren
en vosotros horizontes insospechados. Si intentáis
comprender el lenguaje del destino, seréis siempre
felices, bendeciréis al Cielo que os lleva a explorar
regiones más secretas y más ricas.
Preguntad a un hombre de negocios que haya
hecho fortuna: ¿creéis que os dirá que es feliz?
Seguro que no. Se quejará de que está agotado, de
que su esposa aprovecha sus ausencias para engañarlo,
de que su hijo es un incapaz, de que sus obreros
son unos gandules, de que sus acciones han
bajado en la bolsa, de que está a punto de arruinarse
a causa de sus competidores, etc., etc ... Escuchadlo
y, al cabo de un momento os sentiréis tan
100 Las semillas de lafelicidad
abrumados como él. A pesar de todas sus posesiones,
nunca podrá haceros sentir cuan bella es la vida.
Porque él vive con el miedo de perder eso, de
perder aquello. Ya veréis entonces cómo no solamente
no os dará nada, porque ya tiene miedo a
perder lo que posee, sino que va a quitaros también
vuestra paz, vuestra alegría de vivir. En cambio,
un hombre que haya trabajado para adquirir
riquezas espirituales estará siempre dispuesto a haceros
participar de ellas y, gracias a él, cualquiera
que sean las condiciones en que estéis, tendréis los
mejores métodos, los mejores remedios para encontrar
el equilibrio y el sentido de la vida.
Me diréis: «¿Pero no es demasiado tarde ahora
para empezar ese trabajo interior?» No, nunca es
demasiado tarde. Sin duda alguna, cuanto más tarde
empecéis, más difícil os será puesto que habréis
cogido ya los hábitos. Los hábitos son como formas
congeladas que hay que poner al fuego para
hacerlas maleables y darles una nueva forma, igual
como se hace con los metales. Pues bien, ese fuego
son las pruebas que os envía el mundo invisible
para daros una nueva forma, imprimir una nueva
orientación a vuestra existencia. Si os limitáis a
dar gritos y a sublevaros, impedís que el Cielo os
dé la forma que desea; y entonces no os sorprendáis
si vuestros sufrimientos nunca acaban.
11
No siempre hay que intentar arreglar las cosas
en el plano físico, pues el plano físico es el mundo
de las consecuencias, y sobre las consecuencias tenemos
pocas posibilidades de acción. Para producir
cambios duraderos, hay que ir al mundo de las
causas. El hombre que puede llegar con su pensamiento
hasta allí, posee todos los medios para alcanzar
y poner en marcha las fuerzas puras, luminosas,
que producirán tarde o temprano esos
resultados. Mientras os contentéis con intervenir
en el plano físico para cambiar el estado de las cosas,
no arreglaréis nada puesto que nuevos acontecimientos
o personas que no os piden vuestra opinión,
las organizarán de manera que no os
convengan y nunca seréis dueños de la situación.
Trabajar para cambiar las consecuencias es como
si se escribe una palabra sobre la arena del mar:
vienen las olas y la borran ... Hay que trabajar sobre
las causas.
Las condiciones no se arreglan desde abajo: es
necesario que el impulso venga de arriba. Todos los
102 Las semillas de la felicidad
que no conocen esa ley intentan siempre intervenir
en el plano físico para cambiar las cosas, desplazarlas,
reconstruirlas o destruirlas. Pero he ahí que
la historia nos enseña que esas intervenciones no
son definitivas: al cabo de un tiempo, sobreviene
una ola que se lleva todas esas decisiones.
Los dirigentes de ciertos países han querido
apropiarse de territorios deportando o asesinando a
sus habitantes, apoderándose de sus bienes, etc., y
lo han conseguido. Pero al cabo de unos años, se
invierte la situación: los países ocupados se sublevan
y aquellos dirigentes son vencidos, ellos o
bien los sucesores, que se encuentran con problemas
confusos y enmarañados. Pues bien, ¡cuántas
veces la historia ha demostrado que tras un triunfo
de corta duración, esos tiranos dejaron una herencia
catastrófica en su país!
Sólo lo que ha sido creado en lo alto, en el
mundo del espíritu, es eterno; el resto es pasajero,
transitorio. Por esto solo el bien es eterno; el mal
tiene únicamente una existencia efímera. En Bulgaria
decimos: «Krivdina do pladnine, dobrina do
veknina», es decir: el mal dura hasta mañana al
mediodía, el bien dura toda la eternidad.
Cuando se desea mejorar definitivamente una
situación, uno debe elevarse hasta lo alto, hasta los
dominios del espíritu, y allí trabajar, rezar, formular
preguntas, crear imágenes, que un día se realizarán
en el plano físico. Si sabéis poner en marcha
Elevarse por encima de las condiciones 103
las fuerzas luminosas, un día todos los obstáculos
serán barridos y un orden nuevo de armonía y de
paz se instalará en la tierra.
X
DESARROLLAR LA SENSIBILIDAD
EN EL MUNDO DIVINO
Se dice a menudo que las personas sencillas,
primitivas, poco instruidas son normalmente, por
naturaleza, más felices que las persona cultas. Y es
verdad que, al desarrollar la inteligencia, el gusto,
uno se vuelve más sensible y, por lo tanto, más
vulnerable a los acontecimientos, a las variaciones
de las condiciones materiales o psicológicas en
que se vive. Entonces, ¿qué solución hay que sacar
de todo ello? ¿Para ser feliz, hay que seguir siendo
primitivo, salvaje? ... En este caso, ¿por qué no ir
aún más lejos y descender hasta el reino animal?
Los animales son felices ... Y es posible que las
plantas lo sean aún más, puesto que no sufren ...
¿Y las piedras? No sienten nada; por lo tanto, todavía
es mejor... He ahí una lógica innegable.
Lo que constituye la principal diferencia entre
los diversos reinos de la naturaleza: las piedras, las
plantas, los animales, los hombres, es la sensibilidad,
ya que la evolución es proporcional a la sensibilidad.
Las plantas son más sensibles que las piedras,
108 Las semillas de la felicidad
los animales más sensibles que las plantas y los hombres
más sensibles que los animales. Pero la cadena
de seres sigue: más allá de los hombres están los
ángeles, los arcángeles, las divinidades ... Sí, es toda
una graduación de criaturas más y más sensibles ...
hasta llegar al Señor. El Señor es omnisciente, lo
oye todo, lo ve todo, lo sabe todo, precisamente porque
solo El es realmente sensible. He ahí las verdaderas
dimensiones de la sensibilidad. El único ser
verdaderamente sensible es el Señor.
En cuanto al hombre, es verdad que al volverse
más sensible se vuelve más vulnerable y sufre más.
Sin embargo, es preferible que desarrolle la sensibilidad
ya que es esta misma sensibilidad la que le
hará evolucionar.
Para entender verdaderamente este punto, es
necesario que volvamos a hablar de las dos naturalezas
que hay en nosotros : la naturaleza inferior y
la naturaleza superior. Mientras el hombre no haya
emprendido un trabajo sobre sí mismo a fin de
dominar las tendencias egocéntricas de su naturaleza
inferior, evidentemente el desarrollo de su sensibilidad
irá acompañado de dificultades y de sufrimientos
de toda clase, y la enseñanza que se imparte en
las escuelas y en las universidades no hace más que
agravar sus tendencias; insistiendo en la adquisición
de conocimientos y no en la formación del
carácter, no cesan de proporcionar a la juventud,
pretextos para volverse cada vez más egoístas, difí
Desarrollar la sensibilidad en el mundo... 109
ciles y exigentes. No hacen nada para enseñar a los
estudiantes a utilizar los conocimientos que reciben
para conseguir un objetivo más noble, más generoso.
Al contrario: en cada sector, cada uno
aprende a servirse de sus conocimientos para su elevación
social, su prestigio, su bienestar material. Y
cuando se convierten en adultos responsables de la
sociedad, tanto los unos como los otros piensan únicamente
en sacar los máximos beneficios consiguiendo
sólo descontento, agresividad, disputas, ya
que cada uno se siente atacado y herido por el comportamiento
egocéntrico de todos los demás.
Esta sensibilidad neurálgica que es alimentada
por la naturaleza inferior, la personalidad, hace la
vida imposible y por ello se ha llegado a la conclusión
de que, para ser feliz, es mejor no ser sensible.
En realidad, hay que diferenciar entre la verdadera
sensibilidad y esa sensibilidad enfermiza que
sería más exacto llamarla susceptibilidad o sensiblería.
La verdadera sensibilidad es una facultad que
nos hace capaces de elevarnos muy alto, de ir muy
lejos, y de acceder a un mundo cada vez más sutil
para captar en él las realidades. La sensiblería, por
su parte, es una manifestación de la naturaleza inferior
que cree ser el centro del mundo; encuentra
siempre que no se la toma en consideración, y se
siente frustrada,
herida, y se vuelve agresiva.
Cuando se constata esta diferenciación, podremos
comprender que hay mucho trabajo a realizar sobre
110 Las semillas de la felicidad
la naturaleza inferior para dominarla y someterla:
es la única manera de permitir a la verdadera sensibilidad
ensanchar, dilatar el corazón, enriquecerse.
La sensibilidad no es solamente esa facultad que
hace conmovernos, maravillarnos ante los seres que
amamos, ante la belleza de la naturaleza o de las
obras de arte. Nos abre también las puertas de la
inmensidad, de la luz, nos hace comprender el orden
divino de las cosas, nos permite vibrar al unísono
con las regiones, las entidades y las corrientes del
Cielo.
Es esa sensibilidad la que todos deben cultivar,
de lo contrario la humanidad va a retroceder. Se
ven personas que realmente dan la impresión de que
están a punto de volver al estado animal, vegetal
o incluso de la piedra. Sí, no hacen ningún esfuerzo
por educar su sensibilidad; se dejan llevar y cuando
uno se deja llevar, sin darse cuenta retrocede. Por
el contrario, gracias al trabajo sobre la verdadera
sensibilidad, nuestra materia se transforma, es más
flexible, más pura, vibra de un modo diferente y,
al hacernos más capaces de percibir el mundo
divino, ya no escuchamos ni la tontería, ni la maldad,
ni los ultrajes prestándoles incluso menos atención.
Antes de haber desarrollado esta elevada sensibilidad,
se reaccionaba a la mínima agresión, mientras
que ahora ya no se sufre por todo eso. Es la
verdadera sensibilidad, la del alma y del espíritu la
que nos protege de la sensiblería, de esa sensibilidad
Desarrollar la sensibilidad en el mundo... 111
ridícula que surge de nuestra naturaleza inferior.
Y entonces tenemos dos ventajas: una es abrirnos
a la luz, a la belleza, a la felicidad del mundo divino,
y otra el escapar a las tinieblas, a las deformidades,
a los sufrimientos de la tierra. He ahí, pues, un tema
que merece reflexión.
Ahora bien, para desarrollar esa sensibilidad en
el mundo divino, es también muy importante que
seáis cada vez más conscientes del valor de algunos
de los momentos que vivís, esos momentos en que
en el silencio, en el recogimiento, recibís una luz,
una gracia del Cielo. Muchos de vuestros sufrimientos
vienen precisamente del hecho de que no poseéis
esa conciencia. Recibís bendiciones, pero no dura
mucho tiempo; pronto las perdéis, simplemente
porque ignoráis el valor de lo que habéis recibido.
Siempre hay alguna otra preocupación que os parece
más importante: algo que emprender, alguna
discusión sobre cuestiones insignificantes. Os imagináis
que el Cielo debe estar siempre ahí dispuesto
a derramar sus bendiciones, y vosotros, cuando se
os antoja, cuando no tenéis nada más interesante
que hacer, queréis pararos algunos minutos para
recibirlas. No, no es así como debe suceder. El Cielo
no está a la disposición de las personas ligeras y
despreocupadas. En un momento determinado, en
ciertas condiciones, derrama sus bendiciones y si no
sois lo suficientemente conscientes para recibirlas
112 Las semillas de la felicidad
o si no sabéis conservarlas, tanto peor para vosotros:
os abandonarán.
Prestad pues atención: aquellos días en que sintáis
que habéis recibido una revelación, una gracia
del Cielo, procurad conservarla como algo precioso.
Os he dado incluso un método para ello. Intentad
recordar los momentos más luminosos de vuestra
existencia, estudiad a través de quién y cómo os
llegaron, traedlos a menudo a vuestra memoria,
exactamente igual como volvéis a tocar a menudo
una música que os gusta, y reviviréis otra vez las
mismas sensaciones de pureza, de libertad, de luz.
Desgraciadamente, la mayoría de las personas
hacen todo lo contrario: se acuerdan sobre todo de
lo que les ha hecho sufrir, vuelven sobre ello, lo
contemplan, lo meditan. Esto es muy peligroso: no
hay que volver sobre lo que ha sido malo. De una
vez por todas hay que sacar una conclusión y no
volverlo a recordar. Uno se hace daño volviendo
continuamente sobre los estados o los acontecimientos
negativos.
Así pues, en lo sucesivo, cuando Dios os dé
esas bendiciones, guardadlas como un don precioso,
porque la felicidad es una atención constante
hacia las cosas bellas, es una sensibilidad hacia todo
lo que es divino. Cuando sintáis que el espíritu,
que la luz os ha visitado, no dejéis que se borren
estas impresiones pensando inmediatamente en
otras cosas; deteneos durante mucho tiempo en
Desarrollar la sensibilidad en el mundo... 113
ellas para que penetren profundamente en vosotros
y den sus resultados. Así os dejarán huellas para
toda la eternidad. Es una costumbre que hay que
adquirir: en lugar de apesadumbraros siempre por
los estados negativos, las decepciones, las animosidades,
que solo sirven para alimentarlos y reforzarlos,
dejadlos de lado desembarazándoos de
ellos y concentrándoos sobre todo aquello que os
ha sucedido de bueno, de puro, de luminoso.
XI
LA TIERRA DE CANAAN
Cuando os llegue el momento de comprobar que
habéis emprendido un mal camino, que habéis servido
a las fuerzas negativas dejándoos tentar por
pequeños placeres pasajeros, dad media vuelta,
alejaos rápidamente de esas regiones peligrosas en
las que os habéis extraviado. Debéis comprender que
para vosotros, todo depende de las regiones que
frecuentáis. Si os aventuráis por debajo de esa línea
de demarcación que puede simbolizarse por las
nubes, caeréis evidentemente bajo la ley de las
nubes: allí hay sombras y tendréis frío. Pero subid,
atravesad la línea de las nubes y os encontraréis
sumergidos en la luz y el calor. Sí, todo depende
de vosotros.
La religión enseña que Dios nos castiga por
nuestras malas acciones y nos recompensa por las
buenas. No es más que una forma de presentar las
cosas. En realidad, Dios no nos castiga ni tampoco
nos recompensa. Somos nosotros quienes con nuestros
pensamientos, nuestros sentimientos, nuestros
118 Las semillas de la felicidad
actos, elegimos ir a tal o cual región; y por consiguiente,
sufriremos o nos beneficiaremos de las condiciones
de esas regiones. ¡Y no es lo mismo, en
modo alguno, ir a las regiones de luz o a las de las
tinieblas!
«Todo lo que está abajo es como lo que está
arriba», dijo Hermes Trismegisto. Lo que significa
también: lo que está en el exterior es como lo que
está en el interior; lo que está fuera es como lo que
está dentro. Sobre la tierra encontráis toda clase de
regiones: unas están pobladas de árboles, de flores,
son fértiles, por donde os paseáis con admiración
y con toda seguridad; las otras son desiertos, pantanos
o junglas infestadas de fieras, de animales
venenosos, en donde estáis amenazados por todas
partes. Sí, hay de todo sobre la tierra: torrentes
tumultuosos y lagos apacibles, cimas y precipicios,
volcanes y glaciares ... Todo eso ya lo sabéis, pero
lo que no sabéis es que esas mismas regiones existen
también en vosotros mismos ; también en vosotros
hay cimas y precipicios, pantanos y jardines floridos,
desiertos y llanuras fértiles.
Está bien conocer la geografía, la geología y
también la agricultura, pero es aún más importante
conocer nuestras tierras interiores y aprender cómo
evitar algunas y penetrar en las otras para cuidarlas
y cultivarlas. Está bien saber navegar sobre los ríos
y los océanos o ir a escalar las cimas de las mon
La tierra de Canaán 119
tañas, pero es aún mejor saber dominar las tempestades
o los torbellinos interiores y ejercitarse en escalar
las cimas de las montañas espirituales. Entonces,
desde ahora vuestro trabajo debe ser: explorar las
diferentes regiones que hay en vosotros y, con el
pensamiento, la meditación, la plegaria, la contemplación,
alcanzar la Tierra prometida de la que habla
el Génesis, la tierra de Canaán, «donde manan la
leche y la miel», símbolos de la vida llena y perfecta.
La vida del hombre no es más que una larga
peregrinación a la búsqueda de regiones desconocidas:
unas acogedoras, donde uno puede quedarse
al menos un cierto tiempo; otras inhospitalarias,
que hay que evitar o huir de ellas lo más rápidamente
posible si por desgracia se hubiera cometido
imprudencia de entrar allí. Sí, ¡cuántos pensadores,
cuántos poetas han comparado la existencia con un
viaje! Ahora comprendéis porque. Incluso si permanecéis
toda vuestra vida en vuestro interior, en
vuestra habitación, podréis conocer interiormente
todo lo que existe sobre la tierra, tanto paisajes
como fenómenos de la naturaleza. Algunos días os
quejáis: «¡No sé lo que me pasa, me ahogo l » Pues
bien, es que, sin daros cuenta, habéis descendido
demasiado abajo, a las espesuras subterráneas, y
ahora os sentís aplastados. Entonces, si salís un
poco, si subís al aire libre, os diréis: « ¡Oh, qué
ligero 1 Al fin respiro.» Y si algunos días os sentís
dilatados, inspirados, como si escaparais a las leyes
120 Las semillas de la felicidad
de la gravedad, es debido, ciertamente, a que habéis
ascendido aunque sea una ascensión inconsciente.
Puede ocurrir, sin duda en condiciones excepcionales,
aunque sea sumamente raro, el hecho de
experimentar verdaderamente el escapar a la gravedad,
como si se volara. En mi primera estancia
en la India, un día en que viajaba a Cachemira,
había ido más allá de Srinagar, en la región de Gulmerg,
y caminaba por la montaña contemplando
el Nange Parbet, una de las cimas más elevadas del
Himalaya. El espectáculo era magnífico ... Y de
pronto me sentí transportado : me desplazaba con
una ligereza tan grande, que mis pies ya no tocaban
el suelo, escalaba las laderas del monte como si
volara. Eso me ha ocurrido una sola vez en la vida
y he conservado siempre un recuerdo inolvidable.
XII
EL ESPIRITO ESTA POR ENCIMA
DE LAS LEYES DEL DESTINO
Todas las pruebas que os suceden tienen una
razón de ser; hay que buscar cuál es y ciertamente
si lo hacéis de un modo sincero, con el objetivo de
progresar, el mundo invisible, que no está realmente
cerrado ni es cruel, os dará las respuestas. Os puede
incluso revelar cómo, en otra encarnación, habéis
transgredido las leyes divinas y mostraros que recibís
esas pruebas de acuerdo con la justicia de lo alto
a fin de impulsaros a reparar vuestros errores. Sin
duda alguna, me diréis: «¿Pero por qué de esta
forma? Esta justicia podría venir suave, amable,
gentil, graciosamente a explicarme con palabras
amables y caricias lo que yo debería hacer para
mejorar. No soy tan necio para no comprenderlo.»
Desgraciadamente, no os conocéis. Sí, ¡cuántas
veces las entidades celestiales han venido a explicaros
de todas las maneras posibles que debíais ser
más conscientes, más honrados, más pacientes, más
generosos, etc., y no habéis oído nada, no habéis
visto nada, no habéis comprendido nada ! Por esto
124 Las semillas de la felicidad
ahora, ya que os habéis mostrado realmente sordos,
ciegos y limitados, es necesario que recibáis algunas
sacudidas, que os queméis un poco, que os pinchen
y os muerdan un poco. Es así como la justicia divina
os ha hecho encarnar en condiciones difíciles en las
que tenéis que sufrir para pagar vuestras deudas y
aprender algunas verdades, y tenéis que aceptar esa
situación.
Por otra parte, si no la aceptáis, nada cambia.
No se puede escapar a la justicia divina y tampoco
se la puede ignorar. Por esto es inútil ir a consultar
a los astrólogos, como lo hacen algunos, para que
os prevengan de pérdidas y de accidentes a los que
estáis expuestos. Es inútil que queráis refugiaros.
Porque, hagáis lo que hagáis, no evitaréis nada; no
se escapa al destino por medio de engaños. La única
cosa que podéis hacer es trabajar con la luz a fin
de que, el día en que os lleguen esas pruebas, tengáis
la posibilidad de soportarlas mejor.
Sabéis, por ejemplo, que estáis a punto de tener
una enfermedad grave; pues bien, llevando una vida
razonable, purificando y fortaleciendo vuestro organismo,
preparáis las armas para luchar. No tendréis
la posibilidad de evitar esa enfermedad, pero el día
en que se declare podréis limitar sus estragos. Esta
ley es válida en todos los ámbitos ; los esfuerzos que
hagáis para fortaleceros y purificaros os permitirán
siempre afrontar las pruebas en las mejores
condiciones.
El espíritu está por encima de las ... 125
El destino no se deja conmover, pero jamás es
cruel; es justo: esto es todo. Todas las faltas que
habéis cometido se han acumulado en un platillo
de la balanza; pero, si decidís enderezar vuestra
vida, todo lo bueno que hagáis pesará en el otro
platillo. Entonces, cuando llegue el momento de
pagar por las transgresiones, vuestros buenos
pensamientos, vuestros buenos sentimientos,
vuestras buenas acciones intervendrán para que el
pago sea menos pesado. Eso significa pues, que no
hay que ser fatalista, diciendo : «Puesto que mi
destino es concretamente éste, no hay nada que
hacer; hay que aceptarlo.» No. No olvidéis jamás
esto: el destino no pide jamás ahogar y extinguir
el espíritu. Al contrario, el destino está ahí para obligamos
a despertar el espíritu, a trabajar con el espíritu
a fin de creamos un nuevo destino.
Debido a las faltas que ha cometido en sus
encamaciones precedentes, el hombre debe
padecer su destino; los hindús dicen que se tiene
que pagar un «karma». Pero esto no significa que
no pueda reaccionar, porque quien no hace más que
sufrir acaba un día siendo destruido. Por el
contrario, debe combatir con las armas del amor
y de la luz, a fin de triunfar sobre su destino y entrar
en la orden de la Providencia. Desde ese mismo
momento, ya no hay destino para el hombre que
ha llegado a vivir en la luz. Ha cambiado de plano,
las leyes ya no son las mismas, ha salido del mundo
126 Las semillas de la felicidad
de la fatalidad para entrar en el de la gracia.
La mayoría de los humanos que tienen ideas
muy frívolas sobre ese tema, emplean indiferentemente
la palabra destino para todo lo que les sucede
en la vida, tanto para lo bueno como para lo malo.
No : llamemos, si queréis, « destino» a las consecuencias
de nuestra ignorancia, de nuestras faltas,
y «Providencia» a las consecuencias de nuestra luz
y de todas aquellas cosas que hemos hecho bien.
Entonces, todo está claro: siempre está la Providencia
para aquellos que viven en la luz y el amor
divino, y el destino para aquellos que se obstinan
en quedarse limitados y ser malos.
Quien quiera salir del dominio del destino ha de
empezar por ver claro: discernir los pensamientos,
los sentimientos y los actos que no cesan de entorpecer
su karma y trabajar para volverse más razonable,
más puro, más desinteresado. Es así como entra
en la región de la Providencia, allí donde crea su
verdadero futuro.
Salvo algunas excepciones sumamente raras,
ningún ser humano ha venido jamás a la tierra sin
tener faltas que reparar, deudas que pagar. ¡ Cuántos
Iniciados, cuántos santos y profetas sufrieron
también al reparar faltas que habían cometido en sus
encarnaciones anteriores ! Pero eso no impidió que
su alma y su espíritu vivieran en el esplendor divino,
porque trabajaron, trabajaron sin descanso, a pesar
de su karma, y se convirtieron en divinidades.
El espíritu está por encima de las ... 127
Suceda lo que os suceda, debéis conservar siempre
la conciencia de que existe en vosotros una
región inatacable, inaccesible; vuestro espíritu. Es
ahí donde tenéis que refugiaros para trabajar.
Entonces, aunque el karma os quiera aplastar, estaréis
siempre por encima: si el karma quiere limitaros,
vosotros os liberáis; si quiere ensombreceros,
vosotros os ilumináis ... Porque en contra y.frente
a todo, vosotros proseguís vuestro trabajo. Sí, es
\
necesario intentar siempre alcanzar ese punto donde
escapáis a las regiones sumisas al karma. \
La cuestión consiste ahora en saber si podéis
ascender hasta ahí, si sois capaces de ir a instalaros'
en aquella región que se encuentra más allá de los
vientos, de los tornados y del rayo. Jesús hablaba
precisamente de esa región cuando aconsejaba
« construir la propia casa sobre la roca». La roca
es la región del espíritu donde hemos de situar nuestra
vivienda, ya que es el único lugar que está al
amparo de las intemperies. Es también el «gran
retiro» del Salmo 91: el plano causal. Mientras no
hayáis alcanzado esa región con el pensamiento y
con la meditación, os estancaréis en las regiones
inferiores del plano mental y del plano astral y seréis
vulnerables, seguiréis siendo presa de los tormentos.
Espero que unas palabras más aclaren este
punto. No se puede escapar del karma, pero se
puede pagar de diferentes maneras. Ocurre como
en la vida: la mayoría de las veces se paga con
128 Las semillas de la felicidad
dinero, pero hay otros medios de saldar las cuentas:
se puede trabajar, o bien hacer un regalo, o
incluso prestar un servicio ... En el plano espiritual,
el mejor pago consiste en acumular oro, es decir,
desarrollar cualidades y virtudes. Pero la plegaria
es también una forma de pago, pues en la plegaria
ponéis también oro, todo lo mejor de vuestro corazón,
de vuestra alma y de vuestro espíritu. Os arrepentís
de vuestras faltas, prometéis repararlas
mediante vuestras buenas acciones. Entonces el
Cielo dice: «Ya que esta persona se arrepiente, ya
que quiere reparar, es que ha comprendido: aligeremos
sus pruebas.» Porque, ¿qué quiere el Cielo?
Que seamos mejores. No quiere aplastarnos; ¿de
qué le serviría? Su deseo es que seamos más conscientes,
más sabios; por esto, si no queremos comprender,
sigue enviándonos pruebas. Pero, si ve que
comprendemos sin tener necesidad de padecer todas
esas pruebas, eso le basta: no quiere aniquilarnos
en modo alguno.
Hay muchos ejemplos de personas que han
pagado sus deudas de karma trabajando para los
demás, sacrificándose, dando su tiempo, sus fuerzas,
sus pensamientos, su alma ... Porque el hecho
de conocer la ley del karma no es un pretexto que
nos permita quedar indiferentes ante los sufrimientos
de los humanos. Desgraciadamente, lo he podido
constatar: cuando han oído hablar del karma, algunos
que se llaman a sí mismos espiritualistas, en
El espíritu está por encima de las ... 129
lugar de pensar en todos aquellos que sufren y hacer
algo para ayudarles, se contentan con decir:«¡ Oh,
es su karma!», y no hacen nada. Si se trata de tener
pretextos para seguir recreándose en su egoísmo,
sería preferible que la gente no hubiera nunca oído
hablar del karma. Por ello encuentro que, a pesar
de todo, constituye una gran superioridad por parte
de los occidentales el hecho de no aceptar las desgracias
de los demás sin hacer nada. Se ve constantemente:
cuando hay carestía de víveres, epidemias,
inundaciones, terremotos, en seguida se organizan
equipos de socorro, y esto es magnífico.
En realidad y sin duda alguna, es mejor que
todos conozcan las leyes del destino, que comprendan
porque ciertas desgracias les llegan y llegan
también a los demás aunque sin cesar nunca de
querer ayudarlos. Algunos dirán: «Pero, ¿para qué
ayudarlos, si reciben lo que se merecen?» En primer
lugar, porque los esfuerzos que se hacen por
ayudar a los seres jamás son inútiles; en ciertas
circunstancias, viendo vuestra sinceridad, el Cielo
se puede enternecer. Y también por vosotros mismos,
para que progreséis. Ayudando a los demás,
desarrolláis algo en vosotros mismos. Es lo que
siempre respondo a los que me preguntan por qué
me ocupo tanto de los demás; porque siento que
eso me beneficia, actúa favorablemente sobre mí.
Entonces, ¿por qué no hacéis también vosotros lo
mismo? Hará que os sintáis mejor.
130 Las semillas de la felicidad
Ahora bien, sólo Dios sabe que los demás se
benefician y se salvan por lo que vosotros queréis
hacer por ellos. No soy tan estúpido como para no
ver que no es fácil ser útil. A menudo me digo: pobre
viejo, ¿crees que, porque hayas pasado horas y
horas escuchando a las personas explicarte sus
problemas, sus sufrimientos, y hayas hablado con
ellas para consolarlas y darles consejos, van a tener
en cuenta lo que les hayas dicho y tomarán el
buen camino? No te hagas demasiadas ilusiones:
la mayoría irán, todavía durante mucho tiempo,
hacia donde se sientan impulsados. Pero tú sigue
ocupándote de ellos, porque así tú te fortaleces, tú
te iluminas. Y si ellos no quieren trabajar para el
Reino de Dios, tú trabaja: el Reino de Dios vendrá,
al menos sobre ti.
Si todo el mundo pudiera pensar así, «egoístamente»,
sería magnífico. Sí, ¡hay que ser egoísta,
hay que ser interesado! Me diréis: «Pero, ¿cómo?
Usted siempre nos predica el desinterés y ahora ... »
En realidad, el desinterés absoluto no existe. Existen
solamente intereses diferentes: un interés inferior,
material, burdo, y un interés superior, divino,
sublime. Por esto, la única cuestión importante para
vosotros consiste en conocer dónde se encuentra
vuestro verdadero interés. Quien crea que su
interés consiste en llegar a arreglar a toda costa
sus negocios en la tierra, a hacerse rico, poderoso
y famoso, debe saber que llegará al otro mundo
El espíritu está por encima de las ... 131
desnudo, pobre, miserable, feo y deforme. No conoce,
por lo tanto, su verdadero interés.
Vosotros, en cambio, comprendéis cuan importe
es el hecho de ponerse a trabajar para el bien de
los demás: porque es así como pagáis vuestro karma.
Quien dice: «¡Ah! ¡Pero yo no soy tonto! No
haré nada por los demás. Voy a aprovechar la vida,
quiero comer. beber, divertirme ... », sentirá cómo
el karma se abate al cien por cien sobre él bajo una
forma u otra; se cree astuto, pero en realidad es estúpido
e ignorante.
He ahí la utilidad de la Ciencia iniciática que
nos enseña a adaptarnos a esas reglas, a esas leyes,
a esos métodos, a fin de que un día podamos ser
más libres, fuertes y felices. Quien no haga caso
de esa ciencia trabajará siempre en contra de su
verdadero interés.
Por lo tanto, si tenéis que pasar pruebas. en lugar
de quejaros y gritar, calmaos. reflexionad y
preguntaros: «¿Cuál es el plan del Señor y de todos
mis amigos celestiales? ¿Qué quieren que obtenga?»
Se hará una luz y comprenderéis que quieren
que seáis más pacientes, más resistentes, más
inteligentes, o incluso otra cosa. Así, no sólo no os
rebeláis, sino que incluso os volvéis más agradecidos
y dais las gracias. Y esas son las virtudes que
el Cielo quiere impulsaros a adquirir, obteniéndolas
mucho más rápidamente.
132 Las semillas de la felicidad
A menudo se oye contar a algunas personas que
gracias a un accidente, a una enfermedad grave o
a una gran desgracia han llegado a encontrar su verdadera
vocación o incluso su salud. Sin embargo,
habían empezado a creer que todo estaba perdido
y estaban desesperados, se habían rebelado. Sin
duda alguna, ciertas pruebas son terribles y no es
posible dejar de sufrir. Pero, ¿por qué no pensar
en seguida que un día, más tarde, al final de estas
pruebas se encontrará la felicidad que nos esperaba?
¿Por qué perder de tal manera el tiempo en la desesperación
y la rebelión?
Sean cuales sean las pruebas, los Iniciados siguen
trabajando, siguen en la luz, en el bien, en el amor,
puesto que han comprendido lo esencial. Entonces,
alegraros por el hecho de conocer esta Enseñanza,
alegraos y dad gracias por todas esas piedras preciosas,
esas posibilidades que se descubren ante
vosotros, ante vuestro espíritu, para un trabajo
gigantesco. Sin esta luz, ¿qué sería de vosotros?
XIII
BUSCAR LA FELICIDAD
EN LO ALTO
El mayor peligro para los humanos consiste en
aceptar una filosofía materialista que los impulse
a buscar todas las satisfacciones en el plano físico.
En esta búsqueda empiezan a mostrase egoístas,
injustos, deshonestos e incluso criminales. Para
obtener un aumento de sueldo, un puesto más elevado,
una parte de mercado más importante o una
invitación para una recepción, se crean intrigas y
se aceptan toda clase de compromisos. Pero, incluso
admitiendo que consigan sus fines, ¿qué podrá
aportarles de más todo esto? Incluso a menudo, una
vez que han obtenido lo que desean, se sienten insatisfechos.
Han engañado a otros y ellos no son felices.
No ha sido ventajoso en modo alguno.
Quien busca la felicidad en la materia es como
al buscador de oro que remueve toneladas de arena
para hallar apenas una pepita de oro. Lo que tampoco
es ventajoso. Para encontrar oro en cantidad
hay que subir muy alto, hasta el sol, hasta el espíritu.
Abajo sólo se encuentran los desperdicios, las
mondaduras, las escorias.
136 Las semillas de la felicidad
Naturalmente, no nos es posible desprendernos
de la materia: tenemos un cuerpo y a través de este
cuerpo nos relacionamos con todo lo que nos rodea;
y está muy bien porque si interrumpiéramos esas
relaciones, nos moriríamos. Por tanto, hemos de
comer, beber, dormir, vestirnos, alojarnos, distraernos,
trabajar, amar, etc.; ¿Pero es verdaderamente
necesario consagrar a ello tantos esfuerzos y tanto
tiempo? Un buen día, nos sentimos cansados de
todo esto.
¿Qué hay que hacer entonces para no cansarse?
Tomemos un ejemplo muy simple: la nutrición.
Desde hace años os repito que es bueno aprender
a comer en silencio, con amor y gratitud. ¿Por qué?
Porque adoptando esta manera de comer, entráis
en relación con el lado sutil del alimento, y son estos
elementos imponderables, mucho más que la cantidad
de materia que absorbéis, los que os aportarán
la salud y el equilibrio. Y no os aportan la salud
y el equilibrio, sino que además os producirán solamente
transformaciones en la misma quintaesencia
de vuestro ser: vuestro corazón se hace más generoso,
vuestro pensamiento más lúcido ... He ahí lo
que significa «buscar la felicidad en lo alto» : es
introducir en todo lo que hacéis de material elementos
de naturaleza más espiritual.
Y lo mismo ocurre con el amor. De la misma
manera que el hombre no puede nutrirse sin tomar
alimento sólido, material, le es también imposible,
Buscar la felicidad en lo alto 137
excepto muy raras excepciones, amar sin tener necesidad
de hacer intercambios en el plano físico. Pero
para hacer estos intercambios, no es necesario revolcarse
día y noche en la sensualidad. También ahí
hay métodos: ¡cuántos consejos os he dado para
hacer esos intercambios en los planos sutiles ... !
Hasta ahora, sin duda alguna, no han sido para
vosotros más que preparativos ; las experiencias que
habéis hecho en ese sentido han tenido más o menos
éxito; habéis alcanzado algo sin obtener resultados
definitivos ; y es normal: es casi imposible llegar a
un éxito completo; es la cima de la Iniciación. Pero
no debéis nunca abandonar vuestros esfuerzos por
encontrar la alegría y la felicidad en lo alto. No os
está prohibido serviros de todo lo que la Inteligencia
cósmica ha puesto a vuestra disposición; al contrario,
pero intentad serviros de ello para llegar más
lejos en la pureza y la luz.
La cuestión de las relaciones del hombre con la
materia debe estar muy clara para vosotros. El descenso
del hombre en la materia no es ni un error ni
un accidente dentro de su evolución: fue previsto
por la Inteligencia cósmica. Para llegar a la totalidad
del conocimiento, el ser humano tenía necesidad
de desarrollar sus facultades intelectuales y, para
desarrollar estas facultades debía situarse dentro de
unas condiciones determinadas, es decir, que debilitasen
su percepción del mundo invisible, a fin de que
pudiera aplicarse a la exploración de la materia. He
138 Las semillas de la felicidad
ahí porque la humanidad se encuentra hoy en día
en ese estado de su evolución. Pero no es el estado
definitivo: debe volver de nuevo a las regiones del
alma y del espíritu que ha abandonado, y volverá
allí enriquecida por todas las experiencias que habrá
realizado en la materia gracias al intelecto.
Actualmente se asiste a un descenso cada vez
más vertiginoso de la conciencia en el espesor de
la materia. Y como la materia es de una diversidad,
de una riqueza inagotable, nunca se acaba de ver,
de tocar, de acumular. Por esto los humanos llegan
a olvidarse y a perderse en ella. Pero llegará
el momento en que se sentirán hartos, saturados,
porque aun cuando la materia es inagotable, sólo
puede dar lo que permite satisfacer las necesidades
físicas, y entonces experimentarán el deseo de subir
a las regiones espirituales. Nuevas necesidades se
despertarán en ellos porque, después de haberlo
tocado todo, después de haberlo gustado todo, después
de haberlo poseído todo en el plano físico, sentirán
que no es ahí donde se encuentra para ellos
la verdadera felicidad.
Actualmente todo está hecho para dar a los
humanos el deseo de sumergirse en la materia.
Mirad sólo la publicidad que está ahí para convencerlos
que tal pomada, tal lavadora, tal café, tal perfume,
tal joya, tal coche ... puede transformar su
vida, y todos corren a comprar esas cosas maravillosas.
¡Dios mío, si fuera tan fácil transformar su
Buscar la felicidad en lo alto 139
vida! No digo que todos esos productos o todas esas
máquinas no sean útiles o agradables, pero no pueden
aportar nada verdaderamente sustancial. La
prueba está en que, incluso si se poseen esas cosas
y aún muchas más, uno se siente en el vacío.
Un día vendrá una nueva filosofía que es en
realidad la filosofía eterna de los Iniciados para
mostrar a los humanos que es yendo hacia las alturas
como encontrarán todas las riquezas que han tenido
que abandonar descendiendo a la materia. Y no sólo
volverán a encontrar sus riquezas, sino que también,
gracias a una mejor comprensión, podrán beneficiarse
plenamente de todo lo que hayan adquirido
en el plano físico donde hay tanto para estudiar,
para trabajar y para gozar. El conocimiento de la
materia estaba inscrito, pues, en el programa previsto
por la Inteligencia cósmica para la evolución
del ser humano. Pero el hecho de conocer la materia
no significa en modo alguno enterrarse en ella. Por
consiguiente, desde ahora debéis comprender que
para encontrar la felicidad, tenéis que subir, sí, subir
cada vez más alto e instalaros allí con todos vuestros
muebles, vuestra nevera, vuestros vestidos, vuestros
discos, vuestros sillones, vuestros coches ... En fin,
es una forma de hablar ya que no creo que podáis
elevaros muy alto si cargáis con todo ese montón
de cosas. Quiero decir simplemente que, sea cual
sea el trabajo que estéis haciendo, debéis pensar en
añadirle un elemento espiritual para transformarlo.
XIV
BUSQUEDA DE LA FELICIDAD,
BUSQUEDA DE DIOS
La felicidad es como una pelota tras la que se
corre, pero en el momento de atraparla se le da un
puntapié ... ¡ para poder seguir corriendo tras ella !
Porque es en esta carrera donde uno se siente estimulado;
es en esta búsqueda, en este impulso por
alcanzar el objetivo donde se encuentra la felicidad.
Por lo tanto, cuando tengáis un deseo, no os apresuréis
a satisfacerlo porque es este deseo el que os
eleva y llena. Como conozco esta ley, he puesto en
mi alma, en mi espíritu, deseos que, ya lo sé, nunca
podré realizar; pero son esos deseos los que me
hacen vivir.
Sí, ahí está el secreto. ¿Por qué os preguntáis
sobre lo que podréis realizar dentro de unos meses,
y de algunos años? Es demasiado fácil; así no seréis
felices; porque, para obtenerlo, no tenéis necesidad
de ligaros a la Fuente divina, inagotable, la única
que puede dároslo todo. No hay duda de que,
cuando se acaba obteniendo lo que se deseaba, se
es feliz de momento, pero inmediatamente después
144 Las semillas de la felicidad
se siente un vacío: hay que buscar otra cosa y nunca
se está satisfecho. Por esto, ¿qué hay que hacer?
Ponerse a la búsqueda de lo que está más lejano
y es más irrealizable: la perfección, la inmensidad,
la eternidad, y por el camino encontraréis todo lo
demás: el conocimiento, la riqueza, el poder, el
amor ... Sí, los tendréis sin pedirlos. Mientras que
si pedís una cosa, ,.os quedaréis ahí; os limitaréis,
y no tendréis todo lo demás. Y al mismo tiempo,
¡sólo Dios sabe si obtendréis lo que buscáis!
Por esto, el mejor consejo que puedo daros es
que pidáis solamente lo que es inaccesible. Todo lo
demás lo encontraréis por el camino, sin deteneros,
sin perder el tiempo. Sí, ¿pero quién piensa así?
Decís: «¡Ah! Si consigo este puesto de trabajo, si
gano este premio, si me caso, si tengo hijos ... , seré
feliz.» Pero, una vez lo conseguís, no cambia gran
cosa; seguís siendo tan desgraciados, por lo menos,
como antes, ya que os habéis detenido ahí, en lugar
de mirar hacia un objetivo lejano, hacia el que se
está obligado a caminar sin cesar.
Por otra parte, es Dios mismo quien ha puesto
en el alma de las criaturas un sentimiento de insatisfacción
y de carestía que sólo podrá ser colmado
el día en que lleguen a unirse a EL Mientras no
hayan realizado esta fusión, buscarán, tendrán experiencias,
creyendo cada vez que han llegado a obtener
lo que desean; pero se sentirán siempre decepcionadas
y desanimadas. En realidad, esa decepción
Búsqueda de la felicidad, ... 145
no es tan mala como parece ya que impulsa a los
humanos a ir siempre adelante, a buscar y buscar
sin cesar.
Dios está en todas partes del universo. Está
escondido en todo lo que suscita nuestro deseo. Los
ambiciosos, los borrachos, los golosos, los ansiosos,
los desalmados, buscan también a Dios, a su
manera. Porque, efectivamente, se puede encontrar
también una partícula minúscula de El en el alcohol,
en el alimento, en la sexualidad, en el dinero, en
la gloria, en el poder. Sí, se puede encontrar a Dios
en todas partes, incluso en los pantanos, incluso en
la piedra donde su presencia es como un destello
escondido. Pero, sin duda alguna, sólo se obtendrá
ahí una satisfacción momentánea, porque no es en
las capas espesas, en las formas inferiores de la
materia donde puede encontrarse realmente a Dios.
Todos los humanos, sean quienes sean, buscan
a Dios, pero sin saber que lo buscan. Se dicen solamente
a sí mismos que buscan la felicidad. Pero,
¿quién no la busca? Todos buscan la felicidad; no
buscan otra cosa; pero siempre imaginan esta felicidad
bajo una forma determinada. Basta observarlos
un poco para constatar la multiplicidad de formas
que puede adoptar esa búsqueda de la felicidad ...
e incluso formas enteramente contradictorias: algunos
son felices en la reflexión, y otros en la indolencia
y las diversiones. Algunos tienen necesidad
de la vida de familia, y otros prefieren la soledad
146 Las semillas de la felicidad
y el celibato. Algunos buscan la opulencia, el confort,
la gloria, y otros la austeridad, el ascetismo
y la oscuridad. Algunos aspiran a una existencia
movida y llena de aventuras, y otros a una vida apacible
y sin historia. Algunos tienen necesidad de
ayudar a su prójimo, de socorrerlo, de cuidarlo, y
otros de perseguirlo y destruirlo.
Esta felicidad que cada uno busca a su manera,
según su temperamento, es una forma de la búsqueda
de Dios; una búsqueda más o menos sabia,
más o menos ilustrada, pero siempre es la búsqueda
de Dios. Porque, tras esta idea de felicidad, se
esconde Dios. Es El quien ha dado a los hombres
esa aspiración a la felicidad, a fin de que puedan
acabar por encontrarlo. E incluso si, entretanto aún
lo buscan pasando por chimeneas, cloacas, pantanos,
cementerios, un día, después de tener muchas
experiencias comprenderán que deben buscarlo en
las regiones superiores bajo la forma de pureza, de
luz, y allí, sí, allí Lo encontrarán.
Todos están predestinados a encontrar un día
a Dios bajo esa forma sublime. Pero para encontrarlo,
hay que amarlo. No es que Dios tenga necesidad
de nuestro amor. Si los grandes Maestros de
todas las religiones han enseñado el amor a Dios,
ha sido porque conocían una ley mágica que no es
más que la correspondencia, en el mundo espiritual,
de hechos que podemos ver todos los días en el
plano físico. Lanzáis una pelota contra un muro:
Búsqueda de la felicidad, ... 147
os la devuelve. Gritáis en una montaña palabras
junto a una pared rocosa: el eco os las devuelve.
De la misma manera, cuando enviáis vuestro amor
a Dios, desencadenáis esa misma ley y el amor
divino se ve obligado a volver a vosotros. Dios no
tiene necesidad de nosotros, pero nosotros tenemos
necesidad de El, y sólo por nuestro amor podemos
atraerlo hacia nosotros.
Para recibir, hay que dar. Si no me acercáis vuestro
vaso, no podré llenarlo de agua. Si no abrís vuestro
corazón a Dios, no podrá derramar en él sus
bendiciones. Sí, para recibir la fuerza, la luz, la sabiduría,
la belleza, la plenitud de Dios, debemos darle
nuestro amor y es este amor el que desencadena y
devuelve todas las gracias divinas.
XV
NO HAY FELICIDAD PARA LOS EGOISTAS
Nunca defenderéis vuestros intereses siendo
egoístas. Al contrario, vuestro interés está en pensar
en los demás puesto que así mejoráis las condiciones
de vuestra propia existencia. Pongamos una imagen:
pasáis por un camino donde hay un vidrio
roto; lo veis, pero no lo quitáis, diciéndoos: «Al
fin y al cabo no es a mi a quien se le ha caído; por
tanto ya vendrán otros a recogerlo.» Pero he aquí
que el destino os hace volver a pasar por el mismo
camino : es de noche, no prestáis atención y os herís ;
entonces, evidentemente, exclamáis: «Pero, ¿quién
ha sido el idiota, el criminal que ha tirado esos trozos
de vidrio? » Pues bien, ya no es el momento de
haceros esa pregunta. Teníais que haberlos recogido
la primera vez que pasasteis por allí.
Quienes no piensan en los demás se creen inteligentes.
Pero siempre les ocurre algo que no habían
previsto, lo cual prueba que no son tan inteligentes.
Porque la inteligencia es también la facultad de
proyectarse en el futuro para ver las consecuencias
152 Las semillas de la felicidad
de sus actos ... o de la omisión de sus actos. Si no
nos comportamos correctamente con los demás, nos
preparamos un mal futuro para nosotros mismos.
Por lo tanto, el hecho de no pensar en los demás
no es solamente una falta de amor sino también
una falta de inteligencia. Y eso no es todo.
Cuando no se tiene suficiente amor para sentir lo
que hay que hacer por los demás, ni suficiente inteligencia
para verlo, cuando uno se deja llevar
por las cosas, cuando no se hace ni un solo gesto
por remediar la situación de los demás, he ahí lo
que pasa: falta de voluntad. Entonces os dais cuenta.
Cuando faltan tres cosas tan capitales como la
inteligencia que prevé, el amor que desea mejorarlo
todo y la voluntad capaz de afrontar las dificultades,
¿qué éxito puede esperarse en la vida?
Y, lo que es más extraordinario, estas mismas
personas son siempre las primeras en quejarse de
que les falta eso, de que se les debe aquello, de
que no se les ama, de que no se piensa en ellas, de
que los demás son malintencionados ... Pero, ¿por
qué no se dan cuenta de que, con su egoísmo y sus
exigencias injustificadas, no hacen más que desanimar
a todos los que están a su alrededor? Y esas
personas tienen necesidad de ser ayudadas, sostenidas,
socorridas ... Pues bien que empiecen a pensar
un poco menos en ellas mismas y un poco más
en los demás. No es dejándose llevar por el egoísmo
que serán más felices.
No hay felicidad para los egoístas 153
Todos aquellos que sólo piensan en aprovecharse
de todo, en ser el centro del universo, imaginándose
que el mundo entero debe girar a su alrededor,
servirlos e inclinarse ante ellos como si
fueran príncipes o princesas, se preparan a una
existencia de decepciones y de sufrimientos. Para
ser feliz, hay que convertirse en servidor.
¿Es exigir demasiado el pediros que una vez
más trabajéis para engrandecer vuestra conciencia?
Olvidad un poco todo lo que os falta. Cuando se tiene
la posibilidad de abrazar el universo entero mediante
el pensamiento, de comunicarse con todas las
entidades luminosas que lo pueblan, ¿cómo es posible
sentirse solo, indefenso o humillado? ¿Qué más
necesitáis para comprender que sois ricos, estáis
colmados de bienes y que podéis ayudar a los demás?
Aprended a ser generosos, dad vuestras riquezas
e incluso vuestras riquezas materiales, si podéis.
Sino, viviréis siempre con el miedo a perderlas y
acabaréis olvidando que hay personas que son desgraciadas
y que tienen necesidades. [Id, distribuid!
Ya no temeréis ser robados y, al mismo tiempo,
vuestro gesto será registrado en lo alto del Cielo y
un día lo encontraréis ampliado. Pero, ¿cómo puede
explicarse todo esto a los humanos? Son tan egoístas
y están tan hambrientos de riquezas y honores,
que quieren acapararlo todo. La idea de hacer felices
a los demás no les viene nunca al pensamiento.
Y por esta razón ellos mismos jamás son felices.
154 Las semillas de la felicidad
No se puede ser feliz cuando se tiene un campo
de visión demasiado limitado. Y por esto el egoísta
no puede ser feliz, porque su alma está limitada.
Para ser feliz, hay que extenderse hasta abrazar el
mundo entero y sólo el amor permite esta extensión.
Quien tiene mucho amor se extiende, se dilata,
abraza y vibra con el universo; todo se abre, no
encuentra ya barreras y la felicidad no lo abandona
jamás. El camino hacia la felicidad es el amor; sí,
sólo el amor, no la ciencia ni siquiera la filosofía.
La ciencia, el conocimiento no pueden aportarnos
la felicidad; preparan el camino, orientan, iluminan,
pero son incapaces de hacernos felices. Así lo
comprendió Salomón cuando dijo: «Mucha sabiduría,
mucho sufrimiento. Más saber, más pena.»
Quienes saben mucho no son felices, mientras que
aquellos que tienen mucho corazón, aún cuando no
sepan gran cosa, son ciertamente más felices. ¿Por
qué? Porque Dios ha puesto la felicidad en el corazón
y no en el intelecto. Pero el corazón debe ser
generoso; el cielo y la tierra han jurado no dar jamás
la felicidad al corazón egoísta. Me diréis:
«Pero se conocen realmente personas que no trabajan
más que para sí mismos, para su enriquecimiento,
su poder, su gloria, ¡y son felices!» Sí, en
apariencia. ¿Y por cuánto tiempo? Eso es lo que
hay que ver. Obtendrán quizá lo que quieren gracias
a sus intrigas, pero en realidad no tendrán lo
esencial: paz, alegría, plenitud. Incluso si no están
No hay felicidad para los egoístas 155
privados materialmente de nada, internamente se
sentirán igualmente vacíos.
El Cielo mira a quién servís y, si servís a vuestro
propia dios, a vuestro egoísmo, a vuestra naturaleza
inferior, se aparta de vosotros. No distribuye
su riqueza a las personas que no piensan más que
en vivir una vida deshonesta, de placer, de vida
animal. Y entonces, ¿quién os ayudará, quién os
salvará? ¿Vuestro dinero? ¿Vuestra gloria? ¿ Vuestra
celebridad? Para el Cielo existen solamente dos
categorías de seres: Los que trabajan únicamente
para sus intereses, para satisfacer sus propios
deseos, y los que se esfuerzan en ayudar a sus hermanos,
para participar en el trabajo de millares y
millares de entidades que hay en el mundo invisible
y que se han dedicado firmemente a la realización
del Reino de Dios sobre la tierra. Y éstos últimos
están inscritos en el gran Libro de la Vida
como benefactores de la humanidad.
XVI
DAD SIN ESPERAR
NADA
Quien ha hecho el bien a los demás, que los ha
ayudado, los ha sostenido, encuentra normal esperar
un poco de gratitud por su parte, por lo menos
una aprobación. Quienes han trabajado por sus
hijos, que los han alimentado, educado, esperan
también que esos hijos reconozcan al menos que
ellos han sido buenos padres. Pues bien, me propongo
demoler esta concepción de las cosas considerada
como normal y legítima desde la creación
del mundo, ¡diciéndoles que no deben esperar absolutamente
nada !
Algunos se preguntarán: «Pero, ¿por qué dice
cosas tan extrañas ?« Es sencillo : porque si se espera
la aprobación, el reconocimiento, se entra en el
mundo de las insatisfacciones, de los reproches, de
los rencores y de los sufrimientos. Me diréis: «Pero
entonces, ¿no nos será nunca reconocido el bien que
hagamos?» Sí, pero no hay que esperar que lo sea.
Todos los sabios, los Iniciados, conocen una ley
sobre la cual basan su existencia: la ley de las causas
160 Las semillas de la felicidad
y de las consecuencias. Saben que todo lo que hacen
tendrá tarde o temprano, un efecto que repercutirá
sobre sí mismos; si es un acto bueno, el efecto será
benéfico, y si es malo ... He ahí la ley sobre la que
los sabios basan su existencia y vosotros tenéis que
hacer lo mismo que ellos.
¿Qué sabéis de la realidad? Uno puede preguntarse,
incluso, si el mundo existe realmente, y algunos
filósofos han defendido que no hay ninguna realidad
objetiva, que lo que percibimos de él no es
más que el efecto de nuestras impresiones personales
y subjetivas. Recuerdo haber leído las obras de
algunos filósofos cuando yo era muy joven: Berkeley,
o bien Ernst Mach ... Me quedé estupefacto,
pero encontré que, en efecto, sus argumentos eran
convincentes. Por lo tanto, se puede dudar de
muchas cosas, pero hay una ley de la que los Iniciados
no dudan jamás: se recoge lo que se ha sembrado
y, si se hace el bien, se recogerán también,
tarde o temprano, sus frutos.
En la India existe un yoga llamado « karma
yoga» cuyos adeptos se entrenan para actuar sin
esperar ningún beneficio de sus acciones. Porque
es así como uno se engrandece, se ennoblece, se
vuelve fuerte, poderoso, y se acerca a la Divinidad.
Pero el espíritu del karma yoga es extraño a los
occidentales que, desde el momento en que dan algo,
esperan una recompensa bajo una forma u otra.
Dad sin esperar nada 161
Y lo que también hay que saber es que las leyes
cósmicas no actúan con la misma rapidez que nosotros:
obedecen a otro tiempo; por esto, las recompensas
son a menudo un poco tardías (¡y también
los castigos!), y si os impacientáis, si os rebeláis,
complicáis la situación. ¿Por qué tenéis que sufrir,
por qué tenéis que atormentaros? Vendrá tarde o
temprano: no hay que esperar nada. Así seréis
libres, exentos de toda preocupación. Sabéis que
unos regalos están ya en camino para venir a recompensaros
y estáis seguros de ello. Si os amargáis,
si os rebeláis, demostraréis que no poseéis el verdadero
saber.
Estáis en una Escuela iniciática para aprender
verdades sin las que seguiríais debatiéndoos en problemas
sin fin. Esas verdades os permitirán desembarazar
vuestro camino de todo lo que lo obstruye
y así podréis seguir siempre adelante.
Os diré incluso: debéis aprender a hacer el bien
a los demás sin decirles que sois vosotros. Así, se
despertará en ellos algo bueno: se verán obligados
a preguntarse quién es ese ser magnífico que no
quiere mostrarse y esto los llevará a actuar de la
misma manera con los demás. Evidentemente, sería
necesario que yo también pudiera daros esta Enseñanza
sin que vosotros supierais que soy yo quien
os la da; pero, ¿cómo hacerlo? Cuando hablo no
puedo ocultarme ; se ve claro que las palabras salen
de mi boca; pero yo preferiría que fueran silenciosas
162 Las semillas de la felicidad
para que vosotros no supierais que yo os las digo
y os instruyo. En realidad, es lo que hago a menudo
cuando estoy en mi casa o en el silencio de la meditación.
Porque conozco vuestros problemas, vuestras
preocupaciones, e incluso cuando no os veo sigo
dándoos explicaciones y consejos. Entonces también
puedo haceros revelaciones que no os las podría
hacer mediante la palabra. Pero os corresponde a
vosotros estar atentos, buscar de vez en cuando en
vosotros una iluminación, una luz. Aun cuando
ignoréis que yo he sido quien os ha dejado esa luz,
procurad encontrarla y serviros de ella.
Quienes son capaces de dar sin ostentación
tienen una magnífica evolución y experimentan una
alegría secreta, mientras que los que dicen en
seguida: «Mirad, soy yo quien os envía esto», no
pueden sentir la misma alegría. El hecho de que
alardeen de sus buenas acciones demuestra que
esperan una recompensa y como a menudo las
recompensas tardan mucho tiempo en llegar, esperándolas
se consumen, se destruyen y son desgraciados.
Es maravilloso amar a todos los humanos sin
esperar jamás nada a cambio, iluminarles, purificarles,
orientarles hacia la luz, y hay que hacerlo
de un modo natural, como brilla el sol en el cielo,
como las flores perfuman la atmósfera, sin esperar
nada ... Sí, todas esas flores que crecen en las montañas
y que nadie va jamás a visitar ni admirar
Dad sin esperar nada 163
siguen haciendo su trabajo. Miradlas: ¡no tienen
ninguna vanidad !
Me diréis: «Pero el sol no esconde que es para
nosotros la fuente de la luz.» ¡Ah! Es verdad. Y
sería difícil. Se tiene incluso la impresión de que es
feliz enviando su luz al espacio. Es como si dijera:
«Mirad, os ilumino.» Sí, pero detrás de este sol visible
existe otro sol, invisible, oscuro, que se llama
el sol negro. Nuestro sol recibe sin cesar de este sol
negro las energías que transforma y nos envía bajo
la forma de luz y de calor. Ese sol negro no se
exhibe, no habla de sí mismo, es como el sol en el
que todos los verdaderos Maestros espirituales quisieran
convertirse. Y vosotros haced lo mismo: tanto
si se os ve como si no, tanto si se os aprecia como
si no, esto no tiene importancia: hay que hacer el
trabajo. Comportándoos así os haréis grandes,
inquebrantables, y viviréis en la serenidad.
Todos esperan algo los unos de los otros : los
padres y los hijos, los patronos y los obreros, los
sacerdotes y sus feligreses, los profesores y sus alumnos
... ¡Y de los amantes no hablemos! Un chico
hace un pequeño regalo a una chica y espera de ella
miradas y besos. Pero he aquí que ella es un poco
lenta en decidirse y entonces el chico se vuelve violento
... Por todas partes se ve esa clase de cosas.
Pero vosotros procurad hacer un trabajo sobre
vosotros mismos, practicad el karma yoga y estaréis
en el camino de la perfección.
164 Las semillas de la felicidad
Todo lo que podáis hacer de bueno, sean actos,
palabras, sentimientos, ideas, hacedlo y dejad a continuación
que el tiempo lleve a cabo su obra. Aunque
no lo queráis, un día todo ese bien os buscará
para recompensaros. No habrá nada que hacer,
aunque os escondáis no podréis escapar de él.
XVII
AMAD SIN PEDIR SER AMADOS
El amor es un tema que nunca será agotado. Se
puede hablar eternamente de él sin saciarse. Amar
es como comer, beber, respirar ; no se puede vivir
sin amar ni sin oír hablar del amor. Desde hace milenios,
se canta al amor, se pinta al amor, se escribe
sobre el amor de tal manera que una novela, una
obra de teatro o una película que no hable de amor
parece insípida ... Y, sin embargo, ¿qué saben verdaderamente
los humanos del amor? Conocen sobre
todo las penas, las desgracias. ¿Por qué? Porque
para la mayoría de ellos, la felicidad consiste en ser
amados. Sin duda alguna están de acuerdo, por lo
menos, en amar también ellos un poco, pero creen
que lo más importante es ser amados. He ahí la
prueba: ¿por qué no les basta el hecho de amar?
¿Por qué sufren tanto cuando descubren que aquel
o aquella que aman no corresponde a su amor o
bien no les corresponden como ellos desearían?
Para ser felices esperan que el amor les llegue del
exterior. Y si no les llega o se aparta de ellos se sien
168 Las semillas de la felicidad
ten privados; no creen en su propio poder, en su
propia fuerza de amar; tienen necesidad de que el
amor les sea dado por alguien externo a ellos.
Supongamos que estáis unidos por amistad con
un hombre, con una mujer; os encontráis e intercambiáis
palabras, miradas, sonrisas ... Pero un día
esa persona tiene preocupaciones, pasa por un
momento difícil, tiene menos tiempo para estar con
vosotros, para escribiros, para telefonearos; entonces
os sentís abandonados y estáis descontentos ; sois
desgraciados y le cansáis con vuestros reproches :
« ¿Por qué no has venido a verme ... ? ¿Por qué no
has telefoneado ... T» Bueno, sin duda alguna es un
poco normal que tengáis la impresión de haber
perdido algo; pero si no os decidís a cambiar de actitud,
no cesaréis de sufrir. Para encontrar vuestra
paz, vuestra alegría, tenéis que deciros a vosotros
mismos que no debéis contar más que con vuestro
amor· y no esperar que el amor os venga de los
demás. Mientras esperéis ser amados, dependeréis
de los demás y si los demás no os aman o bien os
aman menos¡ y tienen derecho a ello!, os sentiréis
desgraciados.
La vida está hecha de tal manera que nunca se
puede estar seguro de nada: ni de los acontecimientos,
ni de las personas ; a veces pensarán en vosotros
pero otros muchos os olvidarán. Entonces, si no
creáis en vosotros algo estable, seréis menospreciados
sin cesar y estaréis desorientados. Sí, es ya el
Amad sin pedir ser amados 169
momento de empezar a conocer la naturaleza de las
cosas y comprender lo que hay que hacer para ser
feliz. Puesto que tenéis necesidad de amor para ser
felices, puesto que en el amor sentís que alegráis
vuestro ánimo, que tenéis revelaciones, y puesto que
queréis que vuestro amor continúe eternamente,
pues bien: amad y no esperéis ser amados. Si los
seres que amáis corresponden a vuestro amor, tanto
mejor: dad gracias al Cielo, pero no contéis ya con
ello. Entonces, desde ese momento, podéis encontrar
la felicidad ya que todo depende de vosotros,
todo es como queréis, en la medida en que vosotros
queréis, en donde vosotros queréis. Sois todopoderosos,
independientes, dueños de la situación.
De lo que tenéis que preocuparos es de mejorar
las manifestaciones de vuestro amor, de hacerlo más
desinteresado, más luminoso, más puro, más vasto.
He ahí la única condición para ser feliz con el amor.
Mirad el sol: no espera ser amado; ama al mundo
entero y por eso es tan radiante. Es libre y no espera
nada.
En cuanto a mí, yo mismo comprendí desde hace
tiempo que, si tenía que contar con el amor de los
hermanos y de las hermanas de la Fraternidad, ¡oh,
cuántas tristezas y decepciones me esperaban ! Tienen
tantos problemas por resolver, pobre gente,
tantas dificultades, tantos obstáculos, tantos compromisos,
que no tienen tiempo de pensar en mí...
Me diréis: «Pero, ¿cómo? ¡Si lo aman, usted
170 Las semillas de la felicidad
mismo puede oír cómo hablan de usted !» Sí, lo sé:
me aman mientras no han encontrado a otra persona
para amar. Cuando la han encontrado, me
olvidan. Ya me comprendéis ... , un buen hombre,
anciano, con barba, que les predica todos los días
sobre las leyes divinas que hay que respetar, sobre
los esfuerzos que hay que hacer, y que los regaña
también de vez en cuando, esto no es un ser muy
apetecible. No me hago ilusiones. Por esto soy el
primero en aplicarme el consejo que os doy. Me digo
que me corresponde a mí el hecho de amarles (simplemente
no les demuestro, si no, abusarían de ello).
Y en esta decisión de amar, no sólo a los hermanos
y a las hermanas de la Fraternidad, sino también
a toda la creación: el sol, las estrellas, el Señor y
todas las jerarquías de espíritus luminosos que están
por encima de nosotros ... , encuentro la felicidad,
algo estable, fiel y verdadero. Entonces, ¿por qué
no hacéis vosotros lo mismo?
Vuestro amor debe crecer todavía en la luz, en la
comprensión. No os detengáis en el estado del sentimiento
puesto que el sentimiento es demasiado personal.
Para vivir la plenitud del amor, la comprensión
es también necesaria. Y cuando hayáis decidido
amar sin esperar nada a cambio, será cuando seréis
realmente amados. ¿Por qué ... ? Si a vuestro lado
las personas se sienten iluminadas, reconfortadas,
pero al mismo tiempo se sienten libres, ¿cómo no
van a encontraros simpáticos y agradables?
Amad sin pedir ser amados 171
Y veréis que, desde el momento en que ceséis
de buscar el amor, el amor os perseguirá ... , ¡incluso
os importunará! Lo echaréis por la puerta y volverá
por la chimenea. Cuando ya no lo busquéis,
estará ahí. Pero, si lo buscáis, se alejará. Es como
si .persiguierais vuestra propia sombra: huye ante
vosotros, no la podéis alcanzar. Sí, el hecho de
buscar el amor de los demás es como correr tras la
propia sombra. Pero no la busquéis más y estará
durante todo el tiempo ahí para sonreíros, para contemplaros
amablemente. Cuando buscáis el amor
de los demás, os concentráis con algo externo a
vosotros y perdéis vuestro propio amor. Es así. Por
lo tanto, en lugar de buscarlo, dadlo, sacadlo de
vuestro interior: estará siempre presente en vosotros
y seréis amos de todas las situaciones.
Ahora bien, si no queréis creerme, no os queda
otra solución que la de preparar vuestros pañuelos.
Y los pañuelos son aún inofensivos, inocentes; hay
cosas peores. Muchas personas no se contentan con
los pañuelos; hay quienes utilizan el puñal, el revólver,
el veneno. La mayoría de los dramas son
causados, ciertamente, por el amor .. , el amor mal
comprendido, el amor que espera siempre algo. En
cambio, el amor de que os hablo y en el cual viven
siempre los Iniciados es un amor que rejuvenece,
que fortalece, que hace incansable, luminoso y
bueno, un amor que aporta la vida eterna, que resucita,
que inmortaliza.
172 Las semillas de la felicidad
Sí, al amor le ha sido dado un poder extraordinario
si se sabe comprenderlo y manifestarlo. Solo
él lo conoce todo, lo remedia todo, desencadena y
proyecta fuerzas insospechadas.
Se ha dicho que Dios es amor. Pero cuando se
ven las tragedias que el amor aporta a los humanos,
se puede prever todo el trabajo que aún queda
por hacer y todo el camino que aún queda por recorrer
para elevarse hasta ese amor divino. Pero vale
la pena, porque el verdadero mago, el mago todopoderoso,
es el amor. Tenéis que invitarlo para que
se instale en vosotros y entonces, igual que la llama
resplandeciente pasa a través del vidrio de una lámpara,
allá donde vayáis resplandecerá vuestro amor
y se expandirá a vuestro alrededor.
XVIII
DE LA UTILIDAD
DE LOS ENEMIGOS
El hecho de tener amigos es considerado como
uno de los mayores bienes de la existencia y, verdaderamente,
nada es tan precioso como la amistad.
La dificultad está, sin embargo, en que no siempre
se buscan verdaderos amigos, sino aliados, a fin de
ser uno aceptado y apoyado incluso en sus malos
aspectos. ¿Conocéis a muchas personas que acepten
que sus amigos sean totalmente sinceros con ellas
y no aprueben, en modo alguno, todo lo que dicen
o hacen? A la menor crítica, se sienten traicionadas
y se enojan. Todo el mundo sabe que si se quiere
ganar los favores de alguien, hay que aprobarle,
hacerle cumplidos, adularle. Es por ello que o bien
porque rechazan oír la verdad, o bien porque no,
tienen ningún interés en decirla, vemos a un montón
de gente que pasa su tiempo engañando y engañándose.
¡Y todos se imaginan que así serán felices ! Pues
bien, no, porque todas esas cosas no son más que
manifestaciones de la naturaleza inferior que sólo
176 Las semillas de la felicidad
puede traerles complicaciones y decepciones. Quien
quiere evolucionar verdaderamente no engaña a los
demás y, sobre todo, acepta las observaciones y las
críticas. E incluso, si es realmente sabio, comprenderá
que es útil el hecho de tener enemigos. ¿Por
qué? Para poder progresar. Me diréis: « ¡Pero, enemigos,
ya se tienen, a veces incluso demasiados !»
Sí, se tienen, pero no se saca de ellos ningún provecho,
porque no se ha comprendido aún cómo considerarlos.
Si comprendéis bien las cosas, veréis que
ellos son vuestros verdaderos amigos. Porque son
despiadados ; no os perdonarán nada; os indicarán
todo lo que no va bien. Me diréis: « ¡ Pero a menudo
exageran! » Sí, es verdad, pero esto no cambia la
cuestión: os sirven de microscopio y a veces son muy
útiles los microscopios; ¡ los científicos se sirven de
ellos todos los días! Permiten ver detalles que, sin
ellos, pasarían desapercibidos.
Por tanto, si queréis verdaderamente vuestro
progreso, debéis aceptar que, para ello, vuestros
enemigos son a menudo más útiles que vuestros amigos.
Son ellos quienes os obligan a trabajar, a corregiros,
a encontrar soluciones a los problemas que
os ponen y así, gracias a ellos, os hacéis más fuertes,
más inteligentes.
Hay que comprender bien la función de los enemigos.
Si no se la comprende, se detestan, se sufre,
se busca venganza, desembarazarse de ellos y entonces,
¡cuántas energías y cuánto tiempo perdido!
De la utilidad de los enemigos 177
Y sin embargo, incluso entre las personas más
inteligentes se constata que muy pocos pueden
aceptar a los enemigos; la gran mayoría nadan en
la debilidad. No se dan cuenta de que, con sus amigos
y todos sus cumplidos, se vuelven cada vez más
débiles y vulnerables. Pues bien, os diré que, si he
aprendido algo importante en la vida, es apreciar
a mis enemigos. Sí, me han prestado grandes servicios.
¡Ah, los enemigos son algo importante! Desgraciadamente,
nunca se les aprecia en su justo
valor.
Se erigen estatuas a aquellos que se consideran
como benefactores. Porque han salvado a la patria
o han descubierto vacunas, porque han sido grandes
poetas, grandes filósofos, etc., se les pone sobre
un pedestal. Y con razón, sin duda alguna; no digo
que se les haya de deshonrar. No obstante, creo que
a nuestros enemigos deberíamos erigirles las más
bellas estatuas ya que ellos son nuestros verdaderos
benefactores : gracias a ellos podemos ser más
precavidos, más inteligentes, más pacientes. ¿Os
parece que esto no es serio? Bien, da lo mismo lo
que os parezca. Pero intentad por lo menos reflexionar
un poco sobre lo que os digo: no huyáis de
vuestros enemigos, no los detestéis, antes bien
preguntaros cómo se los puede utilizar. Se realizará
entonces todo un trabajo en vosotros.
Con un gran ideal y el deseo sincero de progresar
recibiréis el saber y la fuerza para utilizar todos
178 Las semillas de la felicidad
los obstáculos que vuestros enemigos ponen en vuestro
camino como escalones que os permitirán subir
cada vez más alto.
XIX
EL JARDIN DE LAS ALMAS
Y DE LOS ESPIRITUS
Se puede comparar a los humanos con las flores,
con los frutos ... ¡o incluso con las legumbres!
Cuando os relacionáis con ellos, cuando los miráis,
habláis con ellos, los escucháis, es como si estuvierais
a punto de respirarlos, de saborearlos incluso.
Porque, ¿qué hacéis la mayor parte del tiempo?
Miráis sus vestidos, sus joyas, su rostro, sus piernas,
sus manos, pero no pretendéis alimentar vuestra
alma con toda esa vida que está ahí, escondida, y
que mana de su corazón, de su alma, de su espíritu.
Y es una lástima. Por esto, desde ahora, estad
más atentos y procurad aprender a apreciar a los
humanos que llevan esta vida sutil; deteneos ante
ellos y pensad: « ¡ Son aspectos del Padre Celestial
y de la Madre Divina! Gracias, Señor; gracias,
Madre Divina. A través de esas «flores» y de esos
«frutos», tengo hoy la posibilidad de acercarme a
Vosotros, de contemplaros; a través de ese esplendor
puedo respirar vuestros perfumes, gustar vuestros
sabores.» Y os sentiréis felices porque esos
182 Las semillas de la felicidad
frutos y esas flores os habrán permitido acercaros
al Cielo.
No hay duda alguna que algunos se sorprenderán
de que compare a las criaturas humanas con las
flores, con los frutos ... ¡o incluso con las legumbres!
Pero, ¿por qué hay que sorprenderse?¡ Cuántas
veces, a propósito de hermosas jovencitas o de
jóvenes apuestos, los poetas han hablado de rosas,
de violetas, de lirios, de jazmines, de lotos! Los
franceses, a las personas que quieren mucho le
llaman: «Mi col». A los que consideran estúpidos,
los tratan de peras o de pepinillos. Pero, en fin, dejemos
todos esos vergeles y todas esas hortalizas ...
Lo esencial es comprender que os doy aquí un
método de trabajo muy poderoso. Si sabéis aplicarlo,
no solamente evitaréis muchos males y complicaciones,
sino que viviréis también sin cesar en
la alegría, la inspiración, la dilatación.
¿Cómo se miran mutuamente los hombres y las
mujeres? ¿Qué ven? Una apariencia externa, el
cuerpo, los vestidos. Esto prueba que no poseen la
verdadera ciencia. Es exactamente como si, deteniéndose
ante un coche, no se interesasen por otra
cosa que por la carrocería y descuidasen a quien lo
conduce, es decir, a quien piensa, a quien siente y
a quien actúa. Pues bien, es precisamente este ser
a quien debéis acostumbraros a buscar, a mirar, a
sentir en los demás. Id cada vez más lejos a fin de
encontrar el alma y el espíritu de este ser, porque
El jardín de las almas y de los espíritus 183
es ahí donde encontraréis las riquezas, los tesoros ... ,
el Cielo entero.
El problema radica solamente en desembarazarse
de esas maneras de ver que afean y empobrecen
la vida. El ser humano posee un cuerpo físico,
está claro, pero esto no es una razón para detenerse
a contemplar el estómago, los intestinos, etc. ¿Qué
os aportaría? Naturalmente, me diréis que los intestinos
no os interesan, que vosotros buscáis la belleza
en los seres y que esta belleza se puede encontrar
en la mirada, en el rostro, en las manos, en las piernas,
etc. Sí, y no es tan malo. Pero, si os detenéis
ahí, si no vais más lejos, os exponéis a decepciones
porque os limitáis a detalles puramente materiales.
Si queréis sentiros continuamente inspirados y felices,
procurad gozar de la presencia y de las emanaciones
de todas esas flores, de todos esos frutos que
os rodean, pensando que una divinidad invisible está
escondida en ellos. Más allá del cuerpo físico hay
todo lo que el ser emana en los planos sutiles, y esto
es lo más importante.
En la medida en que se detengan en la apariencia
física de unos y de otros, los humanos no podrán
encontrar la alegría que buscan. Alguien dirá:
«Tengo necesidad de belleza, tengo necesidad de
amor ... » Pues bien, debe saber que sólo los encontrará
cuando se haya habituado a buscar a los seres
en el mundo de los fluidos, de las emanaciones, de
las radiaciones, de las vibraciones. Encontráis por
184 Las semillas de la f e/icidad
ejemplo a un ser magnífico, lo amáis, queréis conocerlo
: en lugar de intentar a toda costa relacionaros
con él en el plano físico, aprended a escuchar las
vibraciones de su voz, a captar la luz de su mirada,
a gozar de la armonía de sus gestos. Es así como
poco a poco llegaréis a entrar en relación con lo eme
hay en él de más sutil y divino y gozaréis de sensaciones
desconocidas, inexpresables. Del mismo
modo descubriréis también que hombres, mujeres,
con respecto a los cuales habíais tenido tendencia
a menospreciar o a dejar de lado, son en realidad
seres excepcionales que os enriquecerán mucho más
de lo que podrían hacerlo otras personas aparentemente
más interesantes o seductoras.
He ahí otro campo a estudiar muy vasto. Id,
haced experiencias y analizaos. Como ahora ya
conocéis estas verdades, no las dejéis de lado para
proseguir vuestras desgraciadas experiencias. Porque
serán desgraciadas : ¡ dejad de haceros ilusiones !
No hay que creer en cosas imposibles. Os lanzáis
a toda clase de aventuras que no pueden aportaros
más que penas, decepciones, y pensáis : «Ha sido
el azar: podría haber sido feliz.» No, nunca en la
vida. La felicidad y la desgracia nunca son una cuestión
de azar y de suerte. Dependen de las semillas
que vosotros sembréis para recoger la una o la otra.
XX
LA FUSION EN LOS PLANOS SUPERIORES
Todo ser humano ha recibido de la naturaleza
ese instinto de querer unirse con otra criatura que
siente como si fuera la parte complementaria de sí
mismo. Mientras no ha conseguido encontrar a una
criatura como esa, experimenta una carencia. ¿Por
qué? Porque precisamente tiene necesidad de esa
otra mitad para ser completo, a fin de crear.
Pero, ¿de dónde proviene entonces el hecho de
que, a pesar de haber conseguido realizar ese
encuentro, la mayoría de las personas experimentan
tantas insatisfacciones y tantos sufrimientos?
Porque no basta encontrarse en el plano físico. Para
que la unión, la fusión sea perfecta, es necesario
que tenga lugar en los tres planos, es decir, tanto
en el plano físico (el corazón y el intelecto) como
en el plano espiritual (el alma y el espíritu). Sin
embargo, ¿qué es lo que se ve la mayoría de los
casos? Un hombre y una mujer se encuentran, se
sienten más o menos a gusto y deciden permanecer
juntos imaginándose que así van a colmar el vacío
188 Las semillas de la felicidad
que sienten en ellos. ¡Dios mío, qué ignorancia! No
saben que esa atracción que les impulsa el uno hacia
el otro no es en modo alguno una necesidad superficial
fácil de satisfacer, sino la manifestación de
un fenómeno cósmico que afecta en primer lugar
a su alma y a su espíritu. De ahí que esa fusión
del hombre y de la mujer deba hacerse en primer
lugar en lo alto, en el mundo divino, en el mundo
de la luz. Sólo después puede tener lugar en el plano
físico: entonces, sí, será la plenitud y esta plenitud
producirá creaciones de una belleza inaudita.
Comprendéis ahora porque los Iniciados nos
enseñan que debemos armonizamos con el Cielo,
con el mundo divino: porque sin esta unión con el
Cielo, toda relación con los humanos estará condenada
tarde o temprano al fracaso. Armonizarse
con el Cielo es vibrar en la misma longitud de onda
que él, adaptarse, por consiguiente, conformarse,
ser receptivo. En caso contrario, no se recibe nada
de él. Ante alguien que no es receptivo, el Cielo no
insiste; no se comporta como uno de esos brutos
que se apoderan por la violencia de una mujer que
se les resiste. Para que exista la armonía es necesario
que participen dos voluntades. Si el principio
masculino, emisor, quiere imponerse y si el principio
femenino, receptor, se defiende, ¡es inútil hablar
de armonía ! Armonía significa acuerdo entre, al
menos, dos principios, dos elementos.
La fusión en los planos superiores 189
Y, puesto que poseemos en nosotros mismos los
dos principios, masculino y femenino, armonizarse
con el Cielo significa que hagamos en primer lugar
un trabajo interno (es decir, el principio masculino)
de purificación, de elevación, a fin de vibrar al unísono
con El; luego en la paz, en el silencio, dejamos
que el Cielo se refleje en nosotros (que representamos
entonces el principio femenino), recibimos sus
efluvios, sus rayos, sus gérmenes de vida que van
a fructificar en nuestro corazón y en nuestra alma.
Por consiguiente, en el trabajo espiritual ponemos
en acción los dos principios que hay en nosotros:
el principio masculino, activo, que nos permite
alcanzar el mundo divino, y el principio femenino,
receptivo, que hace de nosotros una copa en la que
se derraman todas las bendiciones. He ahí lo que
significa exactamente armonizarse : es saber trabajar
con los dos principios. Para que el principio receptivo
pueda fusionarse con el Cielo, es necesario que
el principio activo se haya esforzado previamente
por establecer el orden y la pureza. La verdadera
creación no es posible sin esta condición.
Como veis, en el plano espiritual el ser humano
puede tomar alternativamente la polaridad masculina
y la polaridad femenina. Por consiguiente, es
más rico y está más colmado de bienes que en el
plano físico, donde hay siempre lagunas e imperfecciones.
Y de la misma manera que, en el plano
físico, la mujer lleva el niño cuyo germen le ha dado
190 Las semillas de la felicidad
el hombre, en el plano espiritual el alma concibe
y da a luz a los hijos cuyos gérmenes le han sido
dados por el mismo espíritu. Pues bien, he aquí
ahora la verdad más importante que tenéis que comprender
si queréis ser felices : es que antes de realizar
una fusión con un hombre o con una mujer, antes
debéis realizarla en lo alto entre vuestra alma y vuestro
espíritu. El acto que realizáis en el plano físico
con una criatura física no es sino el reflejo lejano
de ese acto cósmico que es la fusión del principio
espiritual que hay en vosotros con el principio de
Dios mismo, vuestro espíritu. Y, como no es más
que un reflejo, no os aportará más que decepciones
si no habéis sabido realizar previamente esta fusión
en lo alto.
Me diréis : « ¿Debemos entonces esperar haber
realizado una fusión semejante en el plano espiritual
para unirnos con un hombre o con una mujer? »
No digo que tengáis que esperar obligatoriamente.
Digo, porque es la realidad, que no puede existir
ninguna fusión verdadera y duradera en el plano
físico en tanto que el hombre y la mujer no han
sabido realizar primero esta fusión en el plano espiritual.
Con todo, haced lo que podáis.
En el plano físico, el hombre sigue siendo hombre
y la mujer sigue siendo mujer (dejo a un lado,
naturalmente, los casos excepcionales). Pero en el
plano espiritual cada ser humano es a la vez hombre
y mujer: en su alma es mujer y en su espíritu es
La fusión en los planos superiores 191
hombre. Por tanto, en el plano espiritual el ser
humano es andrógino. Se puede ver ya un aspecto
de esta realidad en nuestro propio cuerpo: en la
boca, la lengua (el principio masculino) y los dos
labios (el principio femenino), ¿no trabajan conjuntamente
para crear el verbo, la palabra ... ?
El Iniciado que ha comprendido la sabiduría
inmensa que la Inteligencia cósmica ha puesto en
la boca, se esfuerza todos los días en sus meditaciones
por penetrar en esta luz infinita que se llama
el Alma universal, para fertilizarla proyectando en
ella su pensamiento, su voluntad. Y cuando ha llegado
ahí se abandona, a fin de que el Espíritu universal
se apodere de él y proyecte en su alma
gérmenes vivos que se manifestarán bajo forma de
inspiraciones y de alegrías.
El deseo de amar y de ser amado, el deseo de
crear es legítimo. Pero aunque la manifestación de
este deseo tenga lugar en el plano físico, el origen,
el punto de partida de esta manifestación está en
lo alto. Por esto prepararos para que este encuentro
en el plano físico se haga en las condiciones más
puras, más sagradas. En lugar de precipitaros por
encontrar a alguien con quien, una vez hecha la
experiencia corréis el riesgo de sentiros más solos
y más desgraciados que antes, esforzaos por uniros
al Alma universal, si sois hombre, y al Espíritu
cósmico, si sois mujer. ¡Cuántos vienen a quejarse
192 Las semillas de la felicidad
a mí: « ¡Todavía no he encontrado el hombre o a
la mujer con quien quisiera compartir mi vida! »
Pues bien, es preferible que no lo hayan encontrado
aún porque de la forma como lo buscan no permanecerían
juntos mucho tiempo.
Sí, un corazón encuentra a otro corazón, pero
he ahí que el intelecto viene a meterse en medio para
separarlos. Y es fatal si uno se queda en el plano
del corazón y del intelecto. Sólo en el plano del alma
y del espíritu no puede haber separación ya que el
alma y el espíritu trabajan juntos exactamente igual
como la lengua y los dos labios trabajan juntos, en
la boca, para crear la palabra. Entonces, oíd: quienes
no hayan encontrado aún a la mujer o al hombre
«de su vida», que no se preocupen, nada está
perdido. Esperando el acontecimiento, que se
preparen en el plano divino.
Quien sabe verdaderamente buscar, encontrará ;
y si no es en el plano físico, será en el plano espiritual.
Jesús dijo: «Buscad y hallaréis.» Sí, encontraréis
a condición de buscar en lo alto de los Cielos.
Jesús no aconsejó buscar en el polvo, en el barro.
Naturalmente podéis seguir buscando donde os
plazca, pero entonces no os sorprendáis de lo que
encontréis. En todo caso, si buscáis el verdadero
amor, sabed que no lo hallaréis más que en lo alto.
Quienes lo han buscado allí, honradamente, sinceramente,
lo han encontrado siempre. Porque, todo
lo que existe en el plano físico, existe en los planos
La fusión en los planos superiores 193
sutiles y, si llegáis a elevaros hasta allí, seguiréis alimentándoos,
seguiréis amando, trabajando, aunque
estas actividades tendrán entonces una dimensión
más vasta y a las alegrías de que gozaréis no les
seguirá jamás ni la amargura ni la decepción.
Quien ha llegado a unirse con el principio divino
que hay en él, con el Espíritu cósmico o el Alma
universal, conoce realmente lo que es la plenitud del
amor. Puede seguir viviendo esta plenitud en el
plano físico, aunque con la condición de mantener
la unión con lo alto. Desde ese momento, todo se
hace divino, porque tiene el poder de transformar
la materia, la purifica, la ilumina. Por el contrario,
aquellos que no están iluminados y no son dueños
de si mismos, aquellos que se comportan como seres
de instinto y de pasión, no son capaces de transformar
la materia, y por esto deben padecer alternativamente
el amor y el odio, la alegría y la desgracia.
Después de una sensación de plenitud, de
éxtasis, se produce la caída, el vacío.
Naturalmente, es cierto que todo el mundo
puede, incluso sin ninguna disciplina espiritual,
experimentar grandes alegrías en el amor. Sí ; pero
luego vienen las decepciones y es precisamente esto
lo que los hombres, las mujeres aceptan con tanta
dificultad, con tanto pesar. Piensan que, desde el
momento en que están a punto de gozar de la felicidad,
esta felicidad durará eternamente. Pues bien,
no, jamás, esto no es posible. Para que esa felicidad
194 Las semillas de la felicidad
fuera durable, habría sido necesario que hubieran
ido muy arriba, a una región que no estuviera
sometida a los cambios. Ahí abajo, todo es variable,
inestable, hay que saberlo, y lo que uno cree
que es oro, se convierte rápidamente en plomo. Para
que vuestro amor siga siendo de oro, es necesario
que contenga elementos divinos. Si sois ingenuos
hasta el extremo de imaginaros que las cosas son
de otro modo, iréis siempre de desilusión en desilusión.
No basta decir: «Te amo, te amo ... », y lanzarse
inmediatamente, de cabeza, en la aventura del
amor; es necesario prepararse a vivirla en su dimensión
más elevada. Cuando llegáis ahí, no sólo ese
amor os hace felices, sino que por sus vibraciones,
sus emanaciones, despierta también en vosotros
fuerzas benéficas contribuyendo al bien del mundo
entero, e incluso. ¡a la llegada del Reino de Dios!
¿Empezáis a comprender que hay algo mucho
más profundo y mucho más vasto que lo que os imaginabais
hasta ahora? Sin embargo, ¿quiénes son
aquellos que se preocupan de estudiar todos esos
fenómenos etéricos que produce esa fuerza del
amor? Se aman, se abrazan, duermen juntos sin
preguntarse qué ocurre realmente en ellos. Me
diréis: «Pero, ¿cómo? ¿Qué hay que estudiar en
realidad? ¡No se tiene necesidad de estudiar para
comprender lo que ocurre cuando se está enamorado!
Se ama, se tiene necesidad de manifestar este
La fusión en los planos superiores 195
amor o de recibirlo. No hay que buscar ni esperar
nada más.» Pues bien, os equivocáis.
Durante miles de años, los humanos han
comido, dormido y dado a luz a hijos sin saber tampoco
lo que ocurría, hasta el momento en que han
experimentado la necesidad de conocer todos esos
procesos de la digestión, del sueño, de la concepción,
de la gestación, etc. Y, después de conocerlos,
han tenido las posibilidades de alimentarse mejor,
de dormir mejor y de dar hijos al mundo en las
mejores condiciones. Del mismo modo, hay muchas
cosas para aprender sobre el amor, sobre los efectos
que produce en el psiquismo del ser humano, sobre
las fuerzas y las corrientes que se desencadenan en
los planos sutiles, en las regiones que atraviesa en
el interior del hombre y en el interior del cosmos.
Es toda una ciencia lo que aguarda a la humanidad.
Todavía añadiré aún algo importante. Los Iniciados
que, durante sus meditaciones llegan a elevarse
hasta las regiones del amor divino, reciben de
estas regiones partículas etéricas de una gran pureza.
Y estas partículas descienden hasta el plano físico
donde dan de beber a todas las células de su cuerpo.
Experimentan una plenitud tan grande, que ya no
tienen necesidad de nada: ya no los atormenta ningún
deseo físico puesto que es verdaderamente el
Cielo quien ha tomado posesión de su alma, de su
corazón e incluso de todos los órganos de su cuerpo.
196 Las semillas de la felicidad
Pero, incluso ahí, hay que ser precavidos y no
hacerse ilusiones. Incluso entre los santos, los místicos,
muchos que no trabajaron suficientemente
sobre el dominio de uno mismo y sobre la pureza,
no consiguieron con sus meditaciones más que
desencadenar en ellos las pasiones más desordenadas.
Porque, si bien nos es posible a todos hacer
esfuerzos para espiritualizar nuestro amor, no todos
poseemos el don de gozar del verdadero éxtasis
místico.
Este trabajo representa la alquimia más elevada.
Quienes no han trabajado suficientemente sobre la
purificación para liberar los canales etéricos de sus
cuerpos sutiles tienen estos canales obstruidos;
entonces, la energía divina se queda en lo alto, no
puede descender, y ello ocurre porque viven en un
estado de insatisfacción terrible; parece como si un
fuego devorador les fuera quemando.
Cuando Hermes Trismegisto dijo en la Tabla de
Esmeralda: «Sube de la tierra y desciende del Cielo,
recibe su fuerza de cosas superiores y de cosas inf e
riores ... Es la fuerza más fuerte de todas las fuerzas,
porque vencerá a todas las cosas sutiles y penetrará
en todas las cosas sólidas»; esta fuerza más fuerte
de todas las fuerzas, que Hermes Trismegisto llama
« telesma », es el amor. Y el Iniciado debe captar
esta fuerza en lo alto, en el estado sutil, para hacerla
descender en seguida a las profundidades de su ser
y dar de beber a sus células. No basta que se eleve
La fusión en los planos superiores 197
para tocar y captar la energía divina; debe ser capaz
también de hacerla descender y de recibirla en sí
mismo; de lo contrario, se siente aún más insatisfecho
y desgraciado. Existen numerosas biografías
de santos y de místicos que dan una idea de los estragos
que ha podido producir sobre algunos seres, el
amor místico mal comprendido. Y luego, naturalmente,
las personas que se llaman a sí mismas sensatas,
razonables, tienen ahí un buen argumento
para decir que es peligroso consagrarse a Dios, querer
encontrar en El la plenitud del amor.
No, no es peligroso para quien está iluminado.
Quien está iluminado sabe que no encontrará el
amor de Dios si antes no se ha desembarazado de
todos los sentimientos y de todas las ideas que no
vibran en armonía con esa fuerza cósmica. Si no
ha terminado ese trabajo, haga lo que haga por elevarse
hasta ella, no puede aún hacerla penetrar en
sí mismo porque la energía divina no entra en un
receptáculo, en un recipiente que no está preparado
para recibirla.
Nuestra Enseñanza es la enseñanza del amor.
Insiste sin cesar en esta cuestión del amor para explicarlo
e iluminarlo porque todo depende del amor:
la fuerza, el equilibrio, la paz, la felicidad. Es necesario
que sintáis que el amor está ahí, a vuestro
alcance, que está en vosotros, y que por consiguiente
no tenéis ninguna razón para sentiros pobres y solos.
Si os sentís pobres y solos, es que no os habéis des
198 Las semillas de la felicidad
prendido todavía del plano físico. Desde el
momento en que entráis en los planos más sutiles,
y sobre todo si entráis en las regiones del alma y
del espíritu, ya no podréis sentiros solos. Porque
el Alma universal, el Espíritu universal están siempre
allí, alrededor de vosotros, en vosotros mismos, y
en todo momento podéis comunicaros con ellos. En
cambio un hombre o una mujer, aunque sean los
mejores, ¿tenéis la seguridad de que no os dejarán
algún día, obligados por otra?
En tal caso, creedme: aunque hayáis encontrado
al ser más magnífico que exista sobre la tierra, no
os detengáis ahí. Dad gracias al Cielo por el hecho
de haber encontrado a un ser semejante, pero sabed
que el amor no os aportará la verdadera felicidad
hasta que no hayáis llegado a encontrarlo en las
regiones del alma y del espíritu.
XXI
SOMOS LAS CRIATURAS
DE NUESTRO FUTURO
1
Nuestro presente es el resultado de nuestro
pasado. Por esto no tenemos casi ningún poder
sobre él: es la consecuencia, la lógica continuación
del pasado. Los pensamientos, los sentimientos,
los deseos que tuvimos en nuestras encarnaciones
anteriores desencadenaron en el
universo unas fuerzas y unos poderes de la misma
naturaleza que las que determinaron nuestras
cualidades, nuestras debilidades y los acontecimientos
de nuestra existencia. Me diréis: «Pero,
¿por qué medio los han determinado?» Pues bien,
sabed que hace miles y miles de años, antes de
que nuestros contemporáneos fabricaran ordenadores,
la Inteligencia cósmica puso ya en funcionamiento
la técnica de la grabación. Todos los
hechos y gestos de los humanos, hasta el menor
movimiento de su vida íntima, entran como datos
en el ordenador cósmico y he aquí que el resultado
queda fijado, infalible, implacable. No es en
modo alguno necesario que un Dios, un destino,
un juez, llamadlo como queráis, se rompa la
202 Las semillas de la felicidad
cabeza por saber lo que tal o cual individuo merece
como castigo o recompensa: existe un mecanismo
cósmico que lo determina automáticamente.
Es por ello que es casi imposible cambiar, en el
transcurso de esta encarnación, lo que ha sido determinado
de este modo por nuestro pasado. Lo único
que está en nuestro poder es preparar el futuro. Sí,
y he ahí lo que no está claro para la mayoría de los
humanos: discuten incesantemente por saber si el
hombre es libre o no; unos piensan que lo es, otros
que no lo es; pero, en realidad, plantean mal la cuestión.
La libertad no es una condición dada o no al
hombre para siempre. Por lo que respecta al presente,
su libertad es muy limitada, puesto que el
presente es la consecuencia de un pasado sobre el
cual es imposible volver para modificarlo; el pasado
hay que sufrirlo y llevarlo con paciencia. Somos
libres con respecto al futuro, ya que tenemos las
posibilidades de crearlo tal como lo deseamos.
He ahí una verdad sumamente importante que
se debe conocer, a fin de comprender en qué sentido
hay que trabajar. De lo contrario, ¿qué ocurre? Al
no saber que se puede mejorar la situación para el
futuro, se sufre el presente, uno se deja llevar por
una conducta cada vez más deplorable, y el resultado
es que en la próxima encarnación será todavía
más limitado, más esclavo.
Desde ahora podéis preparar vuestro futuro.
Con el deseo, con el pensamiento, con la imagina
Somos las criaturas de nuestro futuro 203
ción, elegís una orientación, pedís las mejores
cualidades y las mejores condiciones a fin de manifestaros
un día como seres de paz, de bondad, de
luz. Porque se trata de una realidad absoluta: un
día volveréis a esta tierra y lo que seréis, lo que
encontraréis depende de vosotros, de la manera
como preparéis vuestra existencia futura. La comprensión
de esta verdad es fundamental para vuestro
destino.
El error de muchos espiritualistas consiste en
creer que, eligiendo el camino del bien, de la luz,
su existencia va a transformarse inmediatamente.
Internamente, sí, puede transformarse, pero no
deben hacerse ilusiones: en esta encarnación habrá
muchos pagos a hacer, muchos sufrimientos,
muchos ajustes de cuentas, porque tienen que pagar
las deudas del pasado. Unicarnente después de haber
saldado honradamente sus deudas serán libres. Y,
en cuanto a vosotros, tampoco seréis libres hasta
que no hayáis pagado vuestras deudas. Por esto,
cuando os encontréis en dificultades, con pruebas,
no protestéis, no os dejéis abatir, antes bien intentad
pasarlas sabiendo que son necesarias. Si no las aceptáis,
cometeréis nuevas trasgresiones y, en la
próxima encarnación, vuestras deudas no habrán
hecho más que aumentar y, por consiguiente, tendréis
que sufrir todavía más.
Sin embargo, eso no ha de impediros seguir
construyendo vuestro futuro; entonces vuestras
204 Las semillas de la felicidad
pruebas no serán más que una tempestad por encima
de la cual planeáis. Sí, si los humanos se sienten abatidos
por las pruebas es que no tienen ninguna salida
hacia un futuro luminoso : su horizonte está obstruido.
Pero está obstruido por su culpa, y sólo ellos
pueden abrir una ventana para ver el sol.
Sin duda alguna, muchos me dirán que ya trabajan
para el futuro, para su futuro y el de sus hijos.
¡Oh, ya lo se! Ponen dinero en el banco, compran
acciones, se hacen un seguro de vida ... ¡y piensan
que así trabajan para el futuro ! Pero, ¡ Dios mío ! ,
¿a qué llaman futuro? ¡El futuro es algo más que
esos treinta, cuarenta o cincuenta años que tienen
que pasar aún sobre la tierra, e incluso algo más
que la duración de la vida de sus hijos y de sus
nietos ... ! El futuro, el verdadero futuro, son las
próximas encarnaciones, y es necesario prepararlas
con la práctica de las cualidades y de las virtudes.
Hay demasiadas personas aún, incluso entre
vosotros, que están obcecados con las adquisiciones
materiales para ellas y para sus hijos. Que aseguren
lo esencial, está muy bien, sin duda, porque es
necesario tener de qué vivir. Pero, por lo que respecta
a todo lo demás, de lo que no tienen realmente
ninguna necesidad, ¿por qué pierden su tiempo y
sus energías persiguiéndolo? ¡ La vida es tan corta!
¿Cuántos años tendrán para aprovecharse de todas
esas adquisiciones? No solamente no se las llevarán
al otro mundo, sino que tampoco se acordarán de
Somos las criaturas de nuestro futuro 205
que tuvieron tal castillo, tal puesto de director, de
ministro, de presidente ... ¡Todo se desvanece tan
de prisa!
Ese futuro por el que los humanos pretenden
trabajar está tan cerca, que muy pronto será el presente
y un presente que desaparecerá en seguida. Por
lo tanto, no hacen más que trabajar en el vacío, para
el viento. Sí, todos los acontecimientos que van a
desarrollarse en esta existencia pertenecen en realidad
al presente. El futuro es algo distinto y aún no
sabéis verdaderamente lo que es. Este futuro de que
os hablo está fuera del pasado y del presente; es
la eternidad, el infinito, y es el que nosotros tenemos
el poder de crear. No tenemos poder para borrar
el pasado ni para cambiar el presente, pero si tenemos
el poder de cambiar el futuro. Es Dios quien
nos ha dado este poder. Con el pensamiento, con
el deseo, con la voluntad, lo podemos todo. En la
medida en que desconocemos este poder, no hacemos
gran cosa para mejorar nuestra situación y también
algunas veces sólo conseguimos agravarla.
Ya sé que, oyéndome hablar así, algunos se preguntan:
«Pero, en fin, ¿en qué planeta vive? La
existencia es muy complicada: preocupaciones,
dificultades, enfermedades ... ¡Y ése nos habla de
un futuro de esplendor y de perfección! Realmente
está en las nubes. ¿Cómo piensa que va a convencernos
con una filosofía tan poco realista? » Pues
bien, tenéis que saber, al contrario, que yo conozco
206 Las semillas de la felicidad
mejor que vosotros lo que llamáis las realidades de
la existencia: las privaciones, la adversidad, la
hostilidad, pero jamás quise detenerme en esta realidad
porque sabía que no era más que un aspecto
insignificante de la verdadera realidad.
Creedme: vivo con las mismas dificultades que
vosotros, quizás peores; la diferencia está en que
yo tengo una filosofía distinta de la vida para remediar,
precisamente, esta realidad prosaica, dura,
en la que todos estamos sumergidos. Y vosotros,
en lugar de rechazar esta filosofía de los Iniciados
con el pretexto de que es poco realista, ¿por qué, al
contrario, no la aceptáis sabiendo que gracias a
ella llegaréis a resolver todos vuestros problemas?
Sean cuales sean vuestros sufrimientos, vuestras
deficiencias, vuestras desgracias, deciros que no
debéis capitular: son cosas pasajeras y muy pronto
alcanzaréis mejores condiciones.
Si se constatan tantos desórdenes entre los individuos
y en las sociedades es porque los humanos
han abandonado la verdadera filosofía para seguir
una filosofía perniciosa que enseña que el
hombre es solamente materia y que su existencia
está gobernada únicamente por el azar. Incluso la
religión que tenía por misión llevar la antorcha del
espíritu, también se ha materializado. Por consiguiente,
cuando el hombre ya no tiene la vida del
espíritu para sostenerlo, es como si se le hubieran
cortado sus raíces: tiene un gran riesgo. La puerta
Somos las criaturas de nuestro futuro 207
queda abierta a todos los males físicos y psíquicos.
Y no es la medicina quien lo curará, porque la medicina
sólo es un paliativo. Desde el momento en
que se abren las puertas al mal, ya no será posible
vencerlo. ¿De qué puede servir el hecho de combatirlo,
si por otro lado se alimenta?
La única solución consiste en reemplazar esta
filosofía materialista por la filosofía del espíritu
que nos han legado los Iniciados del pasado. Todos
aquellos que la han aceptado verdaderamente
y la han vivido, se han manifestado como seres
equilibrados, de paz, de luz. Entonces, ¿por qué no
volver ahora a esta filosofía? Me diréis: «[Pero si
es la filosofía que seguimos!» Lo creéis así, pero
analizaos y veréis que estáis aún subyugados por
toda clase de preocupaciones que no tienen nada
de espiritual. Sin duda hay algunas migajas que
aceptáis de los Iniciados para proporcionaros una
buena conciencia, pero las mezcláis con toda clase
de bagatelas: lo que tal político, tal intelectual, tal
artista dice, escribe o hace ... no digo que no haya
que interesarse por ello, ¡pero hay cosas mucho
más importantes! Sí, y es más importante el hecho
de interesarse por las criaturas que pueblan las regiones
luminosas del espacio y por su trabajo, que
por las leyes que gobiernan el futuro del hombre.
Porque es ahí donde está verdaderamente nuestra
vida; no está en lo que cuentan los periódicos, la
radio, la televisión, etc., sino en el mundo esencial.
208 Las semillas de lafelic:idad
eterno, en el que un día tendremos que participar.
Por tanto, id con cuidado: mezcláis aún demasiado
la espiritualidad y el materialismo; estas dos
filosofías se pasean y se mezclan en vosotros, y
hay que separarlas. Como dice Hermes Trismegisto
en la Tabla de Esmeralda: «Separarás con gran
habilidad lo sutil de lo espeso.» Este precepto alquímico
es válido en todos los planos y, en particular,
en el plano del pensamiento. Es en el plano
del pensamiento donde tenéis que separar esta filosofía
materialista, que impide vuestro desarrollo,
de la filosofía de los Iniciados, que os dará el impulso
para progresar y crecer en el mundo divino.
Encontrad cada día algunos minutos para pensar
en crear vuestro futuro sabiendo que tenéis, sobre
este futuro, el mismo poder que el mismo
Dios. Por lo que respecta al presente, podéis hacer
pocas cosas; sin embargo, por lo que respecta al
futuro, sois todopoderosos, porque todos sois hijos
e hijas de Dios, y la chispa que lleváis en vosotros
no pide más que volver al Fuego original.
Me diréis: «Pero nosotros somos personas
mermadas, desgraciadas; ¿qué porvenir maravilloso
nos podemos imaginar?» Pues bien, sabed que
esta reflexión prueba que razonáis mal. No son los
felices y ricos sino los desgraciados quienes tienen
necesidad de desear y de imaginar, y lo hacen de
un modo cien veces más poderoso que los demás.
Por esto, si os sentís tan desheredados, es precisa
Somos las criaturas de nuestro futuro 209
mente el momento de crear con el pensamiento un
futuro de riqueza y de esplendor.
¿Que hacéis cuando sabéis que vais a heredar
una gran fortuna o vais a partir para realizar un
gran viaje? Vivís ya de antemano en la alegría de
todo lo que haréis con esa fortuna o de todo lo que
veréis durante ese viaje. Entonces, ¿no podéis hacer
lo mismo con algo mucho más importante que
el dinero y los viajes: vuestro futuro divino? Naturalmente,
se trata de imaginación; pero esta imaginación
produce sus efectos: los pensamientos y los
sentimientos que hace nacer en vosotros, la representación
de ese futuro divino influyen sobre
vuestro destino y realmente lo transforman.
II
¿De qué tenéis necesidad? De agua fresca, de
aire puro, de un trozo de pan ... ¡y de mucha esperanza!
Y cada mañana, al salir el sol, podéis cazar
esta esperanza, como se lleva a cabo la caza mayor.
Sí, la esperanza se pasea al salir el sol y es entonces
cuando hay que atraparla. Es el sol quien os da la
esperanza. El sol dice: «Miradme, ¿es que me ha
ocurrido a mí alguna desgracia? Estoy siempre ahí,
luminoso, inmutable; entonces, arrimaros a mí y
seréis como yo. Porque soy yo quien distribuye la
quintaesencia de la esperanza; soy yo vuestro
futuro.»
Entonces, ¿dónde buscáis vuestro futuro? Vuestro
futuro es el sol ; un día seréis como el sol porque
la misma tierra se convertirá en un sol. La tierra
es un fruto que madura, aún está verde, es áspera,
ácida, y no os aconsejo que la probéis. Pero el sol,
con su paciencia y su amor, la mira, la acaricia, la
hace madurar; y dentro de unos millones de años
será como su padre, el sol.
Somos las criaturas de nuestro futuro 211
Porque la tierra es un hijo del sol, ha salido de
su seno. Es el sol quien la ha proyectado, pero sigue
alimentándola, educándola, a fin de que se haga
sabia y razonable y aprenda también a dar como
él. Hasta ahora, la tierra está acostumbrada más
bien a coger; aunque produce alguna vegetación,
algunos frutos, está lejos de saber dar con la generosidad
del sol. Por esto debe seguir instruyéndose,
observando, escuchando las palabras del sol, que
le dice: «Hay que aprender a dar, hay que aprender
a iluminar como yo, a salir un poco de si mismo,
a sonreír.» Y la tierra que escucha, hace cada día
esfuerzos para parecerse al sol.
Me diréis: «Sí, pero el sol, que está ahí, ¿habla
también de nosotros?» Naturalmente: los humanos,
que tienen el mismo origen que la tierra, tienen
también el mismo destino. Cada ser humano es una
pequeña parcela de tierra y cada una de esas tierras
debe también hacerse un día como el sol. He ahí
el futuro de la humanidad. Muchos dirán: «¡Oh,
estamos lejos de pensar así!» Evidentemente,
cuando se tienen las ideas ocupadas con cigarrillos,
con vino, con dinero, con amantes, con coches, no
se puede oír hablar al sol de nuestro futuro.
Todos los grandes Maestros, todos los grandes
Iniciados nos lo enseñan: el hombre es un espíritu,
una llama surgida como la misma tierra del seno
del Eterno. Hay todo un camino por recorrer, y en
el transcurso de esa ruta, es posible que el hombre
212 Las semillas de la felicidad
también se deje entumecer, enfriar, oscurecer. Pero
está predestinado a volver a las regiones que ha
abandonado y, un día, después de transcurrido
mucho tiempo, después de encarnaciones y encarnaciones,
del mismo modo que la tierra se hará
como el sol, el hombre volverá también a su Padre
Celestial. Se trata de las mismas leyes, de las mismas
correspondencias.
Como veis, los Iniciados nos han transmitido
las claves que nos permiten descifrar todo lo que
Dios ha creado. Por lo tanto, no olvidéis jamás esto:
vuestro futuro consiste en haceros como Dios
mismo. Si olvidáis esta sabiduría, esta luz, no os
sorprendáis de encontrar siempre decepciones,
amarguras y desesperación. Y luego, evidentemente,
daréis trabajo a los médicos. ¡ Hay tantas personas
que han llegado hasta el borde de precipicios ! Se
dice que son depresivas, neurasténicas, neuróticas ...
¡Los epítetos científicos no faltan! Pero, en realidad,
se trata siempre de la misma enfermedad: el
olvido de la verdadera naturaleza del hombre, de
su esencia divina y de su predestinación final, el
retorno al seno del Eterno. Por esto, cada día, acercaos
al sol pensando en vuestro futuro luminoso.
Los humanos se preguntan a menudo cómo será
su vida en la tierra dentro de diez años, cincuenta
años, un siglo ... Es importante, sin duda, pero lo
esencial es saber que un día brillarán como el sol,
que su presencia perfumará la atmósfera, que se
Somos las criaturas de nuestro futuro 213
percibirá el perfume de su alma y que allá donde
vayan se oirán sinfonías, porque todas sus células
cantarán. Cada día, durante algunos minutos al
menos, imaginaos ese futuro magnífico y, de
repente, sentiréis renacer el coraje y la sonrisa. En
esto consiste convertirse en un ser nuevo. Por todas
partes se oye pronunciar la palabra «nuevo»; una
nueva filosofía, una nueva ciencia, una época nueva,
un nuevo tipo de hombre ... Sin embargo, ¿cómo
es posible imaginarse que se es un hombre nuevo
cuando se sigue siendo taciturno, pálido, crispado?
Debéis asistir por la mañana a la salida del sol
para recibir los frutos de la esperanza. Sí, [ cuántas
veces, con su luz, con su calor y su vida, el sol os
ha dado de comer o de beber la esperanza! Es triste
que a menudo abandonéis esta esperanza por el
desánimo. Si no la abandonaseis, si no tuvieseis tantas
dudas y vacilaciones, obtendríais ciertamente
mejores resultados. ¿Por qué no habéis de tener esas
ideas que alimentan vuestro espíritu? Si no intentáis
salir de la triste realidad por la que os sentís asaltados,
acabaréis realmente asfixiados. Es necesario
cambiar algo, al menos internamente, diciéndoos:
«Todo esto no durará. Soy hijo de Dios, soy hija
de Dios, y Dios prepara para mí la belleza, la luz,
el esplendor.»
No sabéis aún qué es la esperanza. La esperanza
es una sabiduría que sabe utilizar el pasado y el pre
214 Las semillas de la felicidad
sente para actuar sobre el futuro. La esperanza es
poder vivir una realidad magnífica que no está aún
actualizada en el plano físico. La esperanza es un
gusto anticipado de la perfección. Gracias a ella
coméis, bebéis una felicidad que no tenéis todavía,
pero que es la verdadera realidad. Porque la verdadera
realidad no está en el plano físico, sino en
el mundo divino. La verdadera realidad es que cada
uno de vosotros es un heredero del Cielo y de la
tierra. Vuestra herencia está ahí; pero, como sois
aún demasiado jóvenes, no podéis tomar posesión
de ella.
Cada uno de vosotros es un príncipe, una princesa,
y os espera un reino: ¿vais a desesperar y
a perder el ánimo por el hecho de que tenéis que
esperar todavía un poco?« Sí, me diréis, pero esperando
vivo miserablemente, el trabajo me agota, no
se me respeta, incluso se me insulta. ¡Ah ! Pero
es necesario. El Rey, vuestro Padre, os ha enviado
para hacer un pequeño aprendizaje, un aprendizaje
de ese tipo, por razones pedagógicas.» Porque la
pedagogía existe también en el Reino de Dios . Y
precisamente esta es la verdadera pedagogía. Porque
el Señor dice: «Cuando este chico reinará, tendrá
poderes inmensos sobre millones de criaturas; pero,
¿qué va a dar, si no ha desarrollado antes las cualidades
de bondad, de paciencia, de coraje? Será
malo, perezoso, caprichoso, cobarde. Se comportará
como un déspota, imaginándose que todos han
Somos las criaturas de nuestro futuro 215
de estar a su servicio. Por lo tanto, no permitiré que
tome posesión de su reino mientras no me haya dado
pruebas de que no abusará de su poder y de sus
riquezas; antes no.»
Podéis, pues, esperarlo todo, pero, mientras
aguardáis, ¡trabajad! La esperanza modela y realiza
el futuro en los planos sutiles, porque es una
fuerza mágica. Por esto, tranquilizaos: conozco
vuestra situación y, si os doy semejantes métodos,
TlO es para burlarme de vosotros, sino para seros
útil, para haceros comprender dónde está la verdadera
felicidad. Tomad pues estos métodos y practicarlos.
Sois vosotros quienes, totalmente obcecados
por esta realidad burda que os engaña, no veis la
otra realidad más sutil que está ahí, que os espera.
Pero haced lo que queráis; yo os he dicho lo que
era mejor para vosotros y sois vosotros quienes
debéis decidiros.
Está escrito en el Génesis que el hombre fue
creado a imagen de Dios, pero cuando se habla del
futuro sublime que aguarda a la humanidad hay
muy pocas personas que tomen en serio esta idea.
Sin embargo, si se admite verdaderamente que el
hombre fue creado a imagen de Dios, hay que ser
lógico y aceptar todas las consecuencias. Y una de
estas consecuencias es precisamente la de que hay un
futuro divino, sublime. Nadie tiene derecho a suprimir
la mitad de esta verdad; de lo contrario, ¿qué
porvenir se vislumbra a la imagen de Dios?
INDICE
I La felicidad: un don a cultivar......... 9
11 La felicidad no es el placer. 13
III La felicidad está en el trabajo 25
IV La filosofía del esfuerzo 33
V Es la luz lo que da la felicidad .43
VI El sentido de la vida 55
VII Paz y felicidad 65
VIII Para ser felices, ¡estad vivos! 79
IX Elevarse por encima de las
condiciones 89
X Desarrollar la sensibilidad
en el mundo divino 105
XI La tierra de Canaán 115
XII El espíritu está por encima
de las leyes del destino 121
XIII Buscar la felicidad en lo alto 133
XIV Búsqueda de la felicidad,
búsqueda de Dios 141
XV No hay felicidad para los egoístas 149
XVI Dad sin esperar nada 157
XVII Amad sin pedir ser amados 165
XVIII De la utilidad de los enemigos 173
XIX El jardín de las almas
y de los espíritus 179
XX La fusión en los planos superiores 185
XXI Somos las criaturas
de nuestro futuro 199
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La Asociación Fraternidad Blanca Universal
tiene como finalidad el estudio y la aplicación de la Enseñanza
del Maestro Omraam Mikhaél Aivanhov editada y difundida
por ~:ditions Prosvcta
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