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Valeria Abello Aldana.
Andrea Ávila Ramírez.
Michelle Cortés Sinisterra.
Pedro Felipe Martínez J.
Unidad Intermedia Ciudad Informal
Facultad de Arquitectura y Diseño
Universidad de Los Andes
Noviembre 2019
Luis
Felipe
Ha sido líder comunitario por 28 años, primero como
presidente de la Junta de Acción Comunal de Santa
Cecilia y ahora como miembro del Comité de Mesa
Permanente, conformado por residentes de Santa
Cecilia, Cerro Norte y Arauquita I y II. Siendo presidente
de la junta, se derrumbó la escuela del barrio
y, para que no se las fueran a quitar, buscó gente que
los apoyara y logró conseguir financiación por parte
de Salud Coop, la Alcaldía y el Fondo de Desarrollo.
Además, fue uno de los principales promotores del
proyecto La Mariposa. En el 2005, la Secretaría de
Ambiente iba a expulsar a la mitad de los residentes
del territorio por estar en zona de protección, quitándoles
el lote a los que no tuvieran escritura y pagando
por el valor del avalúo a los que sí tuvieran papeles.
Ante esto, Luis Felipe se juntó con otros barrios
que estaban en la misma situación y demandaron
a esta entidad por desconocer sus derechos
sobre la tierra que habían comprado y ya llevaban
ocupando más de 30 años. Este proceso se
demoró 8 años, cuando, en el 2013, el Consejo
de Estado emitió un fallo que obligaba a ciertas
instituciones a realizar actividades con los
respectivos barrios en un plazo determinado.
Seguido a esto, ante la falta de respuesta de
estas entidades, en el 2017 Luis Felipe Rojas,
contactó a 7 de ellas para que comenzaran a
hacer lo que estaban obligadas. La primera que
respondió fue la Secretaría del Hábitat, con
quien empezó el proyecto de La Mariposa, al
cual se unieron 26 entidades diferentes con diferentes
proyectos, desde ampliación de redes
sanitarias y fluviales, escrituración de predios,
construcción de parques, pintada de fachadas,
capacitaciones en artes y oficios, pavimentación
de vías, siembra de árboles, entre otros.
J u a n
Herrera
Juan Herrera llegó al sector hace más de 30 años, cuando
montó su sastrería en La Perla Oriental, trabajando
por contrato, por lo cual no cuenta con pensión ni salud.
Cuando el propietario de donde arrendaba lo sacó, compró
un lote en Arauquita a un señor que lo había invadido unos
años antes. Como no tenía plata para construir, le regalaron
unas láminas de madera con las que construyó su primer
rancho; solo le alcanza para la comida y para pagar los
servicios, los cuales actualmente le cuestan $150,000
mensuales. Por esta razón, en 1998 hizo un acuerdo con
las Madres Teresianas: ellas construyeron en su lote
una casa que usaron siete años como comedor comunitario,
tiempo durante el cual él y su esposa se encargaban
de lavar y cocinar como forma de pago; una vez transcurrido
este tiempo, las monjas les entregaron la casa.
Juan Herrera se unió a la Junta de Acción Comunal de
Arauquita II desde que fue conformada, desde la cual buscó
al ejército para que les ayudara a algunas familias con la
comida. Además, se vio enfrentado a una situación complicada
cuando llegó el Idiger a decir que iba a reubicar a muchos
hogares y él se dio cuenta que los estaban engañando
para que se fueran (no les iban a dar nada a cambio) porque
vio que no estaban siguiendo los procedimientos adecuados.
Como líder comunitario, sufrió un atentado a su vida por
parte de las pandillas del sector, un día que lo buscaron a
su casa para matarlo y él tuvo que salir a defenderse con su
escopeta. A partir de este evento, las pandillas lo respetan y
no se han vuelto a meter con él. Actualmente, hace parte del
Comité de Mesa Permanente y trabaja de la mano con Luis
Rojas en proyectos en pro de los barrios y sus habitantes.
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La Virgen
Mirador hacia la quebrada
Límite Cerro Norte - Santa Cecilia
Parque en Obra
Campo de Tejo
Tienda de cerveza - Rana
Fundación San Enrique de Osso
1
La
Virgen
Encuentro con Luis Felipe Rojas en “La Virgen”, una
esquina nombrada de esta forma por sus habitantes
por la estatua grande de una virgen que se encuentra
sobre el andén. Mientras esperábamos a Juan Herrera,
a quien Luis le pidió que nos acompañara en el recorrido,
Luis nos presentó a Julio Enrique Venegas. Él estaba
sentado en la tienda al lado de la virgen y, cuando se
dio cuenta que somos estudiantes, nos pidió el favor de
que le ayudáramos a averiguar cómo hacer un proceso
de desenglobe para dividir entre los hermanos el lote
de su mamá de 90 años y así dejar resuelta la herencia.
Luis Felipe aprovechó para invitar a muchos de
los habitantes que se encontró para que asistieran
a la reunión que se iba a realizar esa tarde
en la Fundación San Enrique de Ossó para socializar
temas sobre el Sisbén.
Estas fotografías son tomadas por
Luis, quien nos contaba el mal estado
de las calles del barrio y que
son un tema que le interesan mucho
y por el cual está trabajando
para que les solucionen de una vez
por todas.
Cada vez era más evidente el tema de la
calle en mal estado, y como esto afecta
a la comunidad.
Contandonos que estas calles las habían
construido en diciembre del año
2018 y hoy en día se encuentran en
este estado.
Al igual, nos mostró las entradas de
los interiores, las cuales son producto
de la subdivisión de predios de los
años 70’ que han sido heredados a la
segunda generación o han sido vendidas
a múltiples familias.
2
Mirador
a la
quebrada
Por un lado, Juan contaba que hace unos años hubo cinco
pandillas en el sector y, como no lograban sacarlas del territorio,
un intendente de la policía ideó la estrategia de ponerlas
a enfrentarse entre sí, por lo cual se terminaron matando
entre ellos. No obstante, Juan describía cómo salen unos delincuentes
pero llegan otros nuevos; actualmente hay tres
principales que tienen entre cuatro y cinco casas cada uno en
los barrios de la zona. Muchas veces la policía coge a miembros
de las pandillas, pero vuelve y los suelta por sobornos.
Por otro lado, Luis explicaba que se salió de JAC porque él quería
hacer muchos proyectos que se veían obstaculizados por
la cantidad de requisitos y trabas impuestos por la ley (como
el quorum mínimo). Así que creó el Comité de Mesa Permanente
junto a Juan Herrera y otro habitante interesados en
sacar sus barrios adelante. El primer proyecto que realizaron
fue la carrera 3, en unión con los residentes de la manzana 24.
Después de este proyecto, empezaron a contactar a los de Habitarte,
quienes al comienzo se negaron a trabajar allí por ser
considerado una zona roja. Una vez lograron convencer al director
de Habitarte, tuvieron que mandar cartas a 13 instituciones
para que se unieran y participaran del proyecto. Éste generó
más de 270 empleos para jóvenes, capacitó a más de 3000 personas
en modismo, panadería, tecnología, entre otras habilidades
que permitieran a las personas realizar actividades prouductivas.
Al preguntarles a Luis y Juan sobre las causas de raíz de las pandillas,
nos respondieron que una de ellas es que involucran a los niños
desde pequeños. Nos describieron cómo hay un señor que amenaza
a niños a consumir marihuana (apuntándoles con una pistola) para
que se vuelvan adictos y así ponerlos a vender a cambio de darles
un poco para su consumo personal. Además, como los papás no están
pendientes, los niños chiquitos, por curiosidad, se van acercando a
los grupos de jóvenes que están fumando y éstos últimos los cogen
de carritos, para hacer mandados y vigilar que no venga la policía,
aprovechando que no los pueden capturar por ser menores de edad.
Límite
3
Cerro Norte
y
Santa
Cecilia
El borde más occidental entre Santa Cecilia y Cerro
Norte no está definido por la quebrada, sino que es una
trocha que sirve de acceso a las casas que tiene a lado
y lado. Luis nos contaba que ya están los diseños para
arreglar este camino y que la Caja de Vivienda Popular
será la encargada de ejecutar la obra, pues el problema
histórico de este terreno de borde es que nadie sabe de
quién es, así que ni Santa Cecilia ni Cerro Norte se apropian
de él para mejorarlo ni se unen para ponerse de
acuerdo, a pesar de la buena relación que mantienen.
En todo el camino enmontado encontramos diferentes
especies de frutas y de hierbas que Luis nos iba identificando
por su nombre: curubas, uchuvas, rebancá, vinagrera,
etc. También encontramos uno de los 25 jardines
del ICBF del barrio; Luis nos explicaba cómo las madres
comunitarias que los manejan reciben exactamente a 15
niños, ni más ni menos, y son remuneradas con un salario
mínimo.
En el límite entre Cerro
Norte y Santa Cecilia Luis
nos mostró el estado de la
calle de acceso que tienen y
como a pesar del poco tiempo
que lleva, se ha deteriorado
de una manera rápida.
También Luis nos contó sobre
las casas del icbf que cuidan
madres de familia, y que esta
se ubica en el paso límite entre
Cerro Norte y Santa Cecilia,
pero que se encuentra al lado
de un paso díficil por la topografía.
4
Parque
En obra
Mientras parábamos a tomar aire después de la subida
por la trocha, observábamos la obra del parque de más
arriba y nuestros guías nos explicaban que ellos tienen
que estar encima de las entidades encargadas de las
obras para que éstas no se relajen. La JAC es la responsable
de realizar la veeduría de estas obras, pero hay pocas
personas del barrio interesadas en participar en este
organismo y sólo están esperando que les den todo. Por
otro lado, nuestros guías se quejaron de que uno de los
grandes problemas del sector es la falta de unión entre
los vecinos, lo que lleva a que haya poca socialización.
Ahora bien, también nos describieron que este parque llevará
una bahía, un rodadero y unos asientos, mientras que el parque
más grande tendrá senderos peatonales, cancha de fútbol, baños
públicos, bahías con asientos y juegos de niños. Los diseños
de estos parques fueron propuestos por las entidades encargadas
y validados por los ciudadanos.
La obra del parque que queda
en Cerro Norte comenzó en
marzo de este año y está programada
para diciembre o enero.
Los residentes de los barrios
deben hacerle seguimiento para
que las entidades siempre estén
trabajando en sus labores
Obra del parque más grande
que tiene una gran vista sobre
el norte de Bogotá. Luis
contaba cómo estas obras
han sido aprovechadas por
los contratistas para robar
plata, cotizando materiales
por precios mucho mayores a
los normales.
5
Campo
de
Tejo
Ante nuestra curiosidad por el tejo, nos llevaron a una cancha
sobre la calle destapada de más arriba que tiene cuatro
campos de tejo, pero todos estaban secos. Esto se debe a
que, según nos explicaban, están cerrando muchas canchas
de tejo porque están cobrando el predial como si fuera comercio
y no vivienda.lo cual le sale muy costoso a sus propietarios,
pues no cobran a los usuarios por la jugada, sino
que ganan por las cervezas que venden durante el juego.
Después de que Luis nos mostrara cómo lanzar un tejo,
nos contaba que muchas veces el tejo termina ocasionando
peleas porque los dos equipos que juegan normalmente
apuestan las cervezas y se pasan en tragos.
Al pasar por esta esquina,
había un grupo de jóvenes
fumando, por lo cual preferimos
cambiar de tema y hablar
más sobre las flores y
los árboles nativos, como el
papayuelo de la foto. Después,
Luis y Juan nos contaban
cómo estos jóvenes no se
meten con ellos porque siempre
han buscado tener una
buena relación y no hacerlos
sentir juzgados
Cancha de tejo seca por el
poco uso que se le está dando
antes de cerrar el campo
de tejo por los elevados costos
que representa para sus
dueños. Todavía queda otro
campo más abajo que usan
mucho los fines de semana.
Tienda
6
de
cerveza
Rana
En la tienda Los Norteños nos sentamos a descansar un
rato y a tomar Pony Malta y cerveza, mientras escuchábamos
a Luis y a Juan relatarnos cómo fue el origen del barrio.
La finca San Cristóbal pertenecía a la familia Cortés
Quimbay, descendientes lejanos del Cacique Usaqui, antiguo
dueño de todas las tierras de esta zona de la sabana.
Consecuencia de las herencias, la finca se parceló en lotes
angostos y alargados en sentido oriente-occidente, de forma
que todas las franjas tuvieran acceso desde la séptima.
En 1969, Sánchez Carreño compró las franjas 8, 9, 10 y 11 y
comenzó a vender lotes a familias que venían en su mayoría de
Boyacá y Cundinamarca. Generalmente, las familias se agruparon
geográficamente según sus lugares de origen, por ejemplo,
los boyacenses cogieron la calle de más arriba y los de Ubalá
hicieron sus casas por la calle de “la virgen”. Las franjas 1 a
7 no fueron vendidas y son los terrenos que se encuentran al
norte de Santa Cecilia con la misma estructura predial de hace
50 años.
Nuestros guías hicieron énfasis en los problemas de tierra que
ha tenido el barrio desde su formación, pues hubo mucha gente
que tuvo que comprar su lote cuatro o cinco veces porque al
día siguiente de la compra se daban cuenta que alguien más lo
había pagado por un precio mayor.
La calle más alta de Santa Cecilia todavía
se encuentra despavimentada por la falta de
unión y de acción de los habitantes que viven
en ella. Sin embargo, una vecina le contaba a
Luis que hace unos días habían ido unos funcionarios
a hacer los levantamientos iniciales
para comenzar el proyecto.
La tienda Los Norteños, que pertenece
a la mamá de Beto (el que está detrás
del mostrador). Juan (a la izquierda)
y Luis (a la derecha de Juan) nos narraban
la historia del barrio mientras
tomábamos Pony Malta y Póker y comíamos
De Todito y galletas Festival.
Foto no tomada por Luis
En el intento de frenar esta situación, el Inurbe embargó muchas
propiedades en el 76. Además, quedaron algunas zonas sin parcelar
y sin vender, por lo cual presentan problemas de propiedad.
Después, hablamos sobre posibles oportunidades de acción sobre el barrio, como la
construcción de espacios de capacitación que sirvan para ocupar el tiempo libre de
los jóvenes y así evitar que se metan en malos caminos. Nos decían que los jóvenes
pueden ser renuentes al comienzo, pero que sí les llamarían la atención, sobre todo
si son programas de capacitación relacionados a computadores.
Ante la falta de espacio, hablamos sobre cómo, en un inicio, se podrían usar las
casas para reunir a un pequeño grupo de personas en torno a un tema específico
que sea de su interés, por el estilo de lo que hizo Radio Sutatenza para alfabetizar
a una gran parte de la población rural colombiana, pero usando las tecnologías
modernas. También nos contaron que el SENA ya ha realizado varias capacitaciones
en temas como panadería, tejidos, primaria y bachiller, pero estos programas son de
corta duración y no son constantes.
Por otro lado, expresaban que, por la necesidad de trabajar que tienen los padres, los
niños se quedan mucho tiempo solos y allí es cuando se juntan con malas influencias.
Es importante resaltar que nos enfatizaron sobre la importancia de socializar
los temas con la comunidad para que entiendan los proyectos y evitar que los
rechacen. Antes de irnos, jugamos una ronda de rana con ellos y con Beto, el
hijo de la dueña de la tienda que estaba a cargo cuando llegamos. Beto nos
contaba que trabaja en la Fundación Santa Fe, en donde empezó como secretario
y, después de estudiar administración en las noches, se volvió auditor.
Dijo que viene estructurando un proyecto de capacitaciones en salud que quiere
desarrollar en su barrio con el apoyo de la fundación, pero todavía no cuenta
con ningún espacio para poder realizarlo. En la última ronda del juego, Beto
hizo rana y nos ganó a todos por una gran diferencia, después de lo cual nos
despedimos y seguimos nuestro camino.
Jugando rana en la tienda, usando el cambio de
piso como línea desde donde se tiraba. Jugamos
nosotros cuatro, Juan, Luis y Beto, quien nos
ganó por mucho e hizo la rana menor. Ellos ya
tienen práctica y saben bien cómo es la técnica de
tirar, mientras que nosotros no lográbamos medir
bien la fuerza y la distancia, algunos tiros ni siquiera
caían dentro de la caja grande.
Foto no tomada por Luis
Beto nos contó sobre su trabajo en la Fundación Santa
Fe y sobre el proyecto que tiene en mente. Al final, Juan se
quedó compartiendo cerveza con los señores que también
estaban en la tienda tomándose un descanso de la obra.
Foto no tomada por Luis
Fundación
7
San
Enrique
de Osso
Ya de bajada, nos encontramos al hijo de Juan que iba
subiendo a la tienda, y Luis nos mostró el lote que tiene
sembrado en habas. En la esquina, había tres jóvenes
fumando que, en el momento en que vieron a Luis, se
fueron rápidamente, pues lo respetan mucho como autoridad
en el barrio. Más abajo vimos un par de zapatos
colgados de las redes eléctricas y Luis nos explicó que
son una señal que ponen las pandillas como signo de
que ya hay alguien que vende la droga en el barrio para
que no lleguen nuevos vendedores y así evitar conflictos
entre diferentes grupos, marcando fronteras invisibles.
Terminamos el recorrido en la Fundación
San Enrique de Ossó, en donde Luis tenía
que tomar unas fotos del almuerzo que estaban
realizando y debía estar listo para la
reunión sobre el Sisben que iban a realizar
a las dos de la tarde.
Esquina a donde no llega la
cámara de vigilancia y que
es muy usada para meter vicio,
según cuenta Luis.
Uno de los muchos basureros
que se acumulan en las
esquinas por la falta de conciencia
de algunos residentes
sobre la forma de disponer
de ciertos residuos. Los mismos
habitantes construyeron
estos “shut” como forma de
buscar solución al problema
de la basura. Aquí es donde
estaban los jóvenes fumando
que se fueron en el momento
en que vieron a Luis
Calle que baja a la casa
de Juan, la cual queda en
Arauquita y colinda con
Santa Cecilia. Había un
grupo de personas de una
fundación realizando unas
actividades
recreativas
en la montaña detrás de
Arauquita.
Casa de un hermano de Luis que fue pintada
con un mural como parte del proyecto de La
Mariposa. En el lote de enfrente es donde
Luis tiene su cultivo de habas y en la casa
de abajo vive Amanda, sobrina de Luis que
participa activamente en la Fundación Formavida;
ella fue quien nos presentó a Luis.
Zapatos colgados en las redes
eléctricas para marcar fronteras
invisibles entre las pandillas que
realizan microtráfico en la zona.
ABELLO - ÁVILA - CORTÉS - MARTÍNEZ