REVISTA

8| MAGNUM | 13 de diciembre del 2019
GRAN ATLETA. El gusto por el vóley
siempre ha estado presente en la
vida de Diana. Desde muy pequeña
ya practicaba este deporte hasta que
al fin su sueño se cumplió.
VÓLEY, DEPORTE SIN PREJUICIOS. Prácticas casi diarias
“LAMENTABLEMENTE, CU
PARAPANAMERICANOS TE
POCO APOYO QUE HBAÍA,
Siempre he sentido ese gusto por el vóley. Hasta
hace un año y medio me enteré que existía el
vóley sentado y pues, a comienzos de año me
metí a la selección y a partir de ahí empecé a
entrenar diariamente y competitivamente. Yo
llegué a la selección de vóley sentado por
contactos que tenía ya que antes había
participado en competencias de natación tanto
nacionales como internacionales, pero por otros
motivos justo me dijeron “Diana, ¿Te quieres
apuntar para hacer vóley sentado?” y yo, al
mismo instante, acepté.
En mi primer día tuve el agrado de conocer a la
preselección de este año, lo malo es que el vóley
sentado no era tan difundido, era como que un
deporte nuevo y fue gracias a unos entrenadores
y a una sucesión en la que estoy, es que ya
pertenezco a la selección.
Comencé en el mes de febrero casi a la par con la
selección, ellos se conformaron en noviembre u
octubre del año pasado, por lo tanto, cuando yo
llegué ya había una cantidad de 12 chicas y
durante esa temporada fue aumentado.
Los entrenamientos fuertes comenzaron 5 meses
antes de que empiecen oficialmente los juegos
parapanamericanos, era muy poco tiempo. Los
entrenamientos eran de 3 4 horas por 5 días a la
semana.
Tuvimos ciertos problemas con la sede, con el
lugar de entrenamiento y como los
parapanamericanos iban a ser en la Videna. Nos
retiraron de ahí previamente para arreglar la
infraestructura y cuando salimos de ahí no
teníamos donde practicar. Ese era nuestro único
lugar.