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elDIARIO de la Región

Hola, soy gorda

Shrill (Hulu)

La serie está basada en el libro Shrill: Notes from a

Loud Woman de Lindy West, y se estrenó el 15 de

marzo de 2019 en Hulu, consta de seis episodios de

aproximadamente 20 minutos cada uno. El 15 de

abril de 2019, fue renovada para una segunda temporada

que se estrenó ayer. La protagonista y también

guionista es la comediante de Saturday Night

Live, Aidy Bryant. Cuatro de los seis episodios de la

primera temporada fueron dirigidos por mujeres,

entre ellas la actriz de Muñeca Rusa Natasha Lyonne

y la música y comediante Carrie Brownstein (Portlandia).

Test de Bechdel

Hay al menos dos personajes femeninos a

Se hablan una a la otra en algún momento a

No hablan de hombres a

Annie es aspirante a periodista, trabaja en un

portal, vive con su mejor amiga y su perro. Tiene

un novio que la trata como basura y la hace salir

por la puerta de atrás para que sus compañeros

de casa no la vean. Annie es graciosa, inteligente,

tierna, usa vestidos lindos, es paciente y amable

con sus amigues y familia. Annie es hermosa. Annie

es gorda.

Casi todo en la vida de Annie tiene que ver con

ser gorda. Imágenes de la niña gorda que fue se

entremezclan con las vivencias del presente para

dar cuenta del dolor que viene arrastrando toda

su vida.

En esta primera temporada, asistimos al despertar

de Annie como gorda orgullosa. Sus primeros

pasos para empoderarse y convertir el dolor,

la humillación y la violencia que recibe en herramientas

para sobrevivir el sistema misógino y

gordo-odiante.

La vemos convertir lo que se suponía que debía

ser un aburrido reporte sobre el bufet en un

bar de estríperes en una reivindicación de la autonomía

de los cuerpos de mujeres luego de tener

una conversación con las chicas que trabajan en el

bar, mientras bailan a su alrededor y le explican

que están obligadas a hacerlo cuando hay alguien

sentado. Annie las escucha con mucho asombro

y también un poco de ingenuidad, y se pone muy

contenta al descubrir que ellas no se sienten humilladas

sino empoderadas, y que son ellas las

que les dicen a los hombres lo que tienen que hacer,

y no al revés, como asumió Annie desde sus

prejuicios.

Su artículo tiene mucho éxito entre los lectores

del portal para el que trabaja, y eso, junto

con otras cosas como tener que hacerse un aborto

porque no estaba advertida de que la pastilla

del día después no funciona si tenés sobrepeso, o

acercarse a otras mujeres gordas que celebran sus

cuerpos, le va dando a Annie la fuerza para emprender

su nuevo camino.

En una escena la vemos intentando cruzar la

calle y disculpándose con el conductor del auto

por darle el paso. Casi siempre trata de ocupar

menos espacio, de molestar lo menos posible, de

achicarse, como muchas personas gordas acostumbramos

a hacer. De repente una mujer fabulosa

vestida de rojo aparece detrás de Annie y

cruza la calle sin pedir permiso, camina con

mucha confianza, transmite fuerza y serenidad.

Annie se queda admirada y la sigue:

ella también es gorda y está ocupando

todo el espacio público como si le

perteneciera.

Escribe y publica sin permiso

de su jefe Gabe un artículo

titulado Hola, soy gorda,

después de que Gabe la

humille por llegar tarde

a una actividad obligatoria

del trabajo que consistía en

ejercicio físico. Cuerpos perezosos,

mentes perezosas,

le dijo. Ella se enoja y contraataca,

había llegado tarde

porque decidió ir a una

fiesta de piscina para cuerpos

gordos y allí conoció a un

montón de mujeres gordas

que bailaban y se divertían

en trajes de baño, todas tan fabulosas

como la chica de rojo.

En ese artículo se anima Annie

a decir todo lo que siempre

supo, pero ahora recién puede

articular gracias al empuje de

otras mujeres que la ayudaron

a entender que no se merece ese

dolor, que no está en falta por ser

gorda, que no debe compensar por

ocupar más espacio que

el promedio, que fracasar

en la industria

de la dieta es en

¿Qué es?

realidad un triunfo.

Hay una suerte de gafas

violetas, pero para la gordofobia,

y cuando te las

ponés todo tiene mucho

más sentido, te sentís

mucho menos sola y

aunque la inmensidad

del dolor no disminuye,

empezás a entender y

apreciar que lo inmenso

no es necesariamente

malo.

El test de Bechdel (también conocido como test de Bechdel/Wallace

o the rule), pretende funcionar como una simple prueba para comprobar

si un guion de película, serie, historieta u otra representación

artística cumple con los estándares mínimos para evitar la brecha de

género. Tuvo su génesis en la historieta Unas lesbianas de cuidado,

obra de Alison Bechdel.

Colección no estereotipada para

una mirada feminista

Personajas

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