Antigua Brujería - Néstor Fernández

Antigua Brujería | Nestor Fernandez
Esta es la razón por la que los brujos que se meten con estas cosas están plagados de mala
suerte. Otros nombres para los Qliphothic son ―niño mágico‖ y ―demonio‖. Ellos no
tienden a tomar una forma visible, pero se pueden sentir o ser ―detectados‖. Cuando no
se utilizan tienden a quedar flotando en el último lugar en donde fueron utilizados, o
regresar a su remitente, vampirizando la energía vital de quien está cerca.
Algunas personas que creen haber sido maldecidas han sido simplemente atraídas por un
―parásito‖ mágico callejero. Los que participan en sesiones de espiritismo, o juegan con
tableros Ouija, se encuentran en mayor riesgo de atracción de tales parásitos. Las
entidades Qliphothic pueden ser exorcizadas, pero no es fácil, y el proceso puede ser
algo desgarrador.
Con el tiempo, si se los descuida, estando desempleados, y debido a la falta de alguien
que les de energía, se desvanecerán por completo.
De la categoría de los poltergeist, solo voy a decir algo. El movimiento y/u objetos
voladores son a menudo el resultado de la turbulencia psíquica que emana de los
adolescentes con las hormonas en ebullición. El fenómeno también se manifiesta a veces
en presencia de las mujeres adultas durante la menstruación.
En el caso de las niñas vírgenes, la cura para poltergeists es la paciencia, ya que este
problema desaparece una vez que los niveles hormonales se estabilizan. Para mujeres
adultas, la hierba china Tang Kwei Jin o algo similar puede curarlo.
La categoría de deidad (o ―espíritu santo‖) es más problemática. A menudo sucede que
los sentimientos religiosos se producen cuando una persona se asombra por una
manifestación de una o más de las otras categorías.
El carácter de ese temor es el producto de lo que me atrevo a llamar un estado
patológico. Para explicar lo que quiero decir con esto, voy a dar una breve discusión de la
memética. La memética es el estudio o las observación de los memes, que son
―gérmenes‖ lingüísticos, es decir,―virus‖ codificados y transmitidos a través del lenguaje.
La mayoría o todos los conceptos de un Dios transmitidos a través de palabras escritas o
habladas y, posteriormente, todas las manifestaciones naturales o sobrenaturales se ven
como que emanan de la voluntad de ese ―dios‖.
El cerebro se ha reprogramado por ese pensamiento-virus para perpetuar y propagar el
virus a otras personas, al igual que los virus reales hacen para el ADN. El ADN es una
especie de código, las palabras son otro.
96
www.antiguabrujeria.com