La historia no contada por Milena Girón Ruiz
Este es mi testimonio, la historia del proceso de vida que me hizo conocer a Dios y cambió el rumbo de mi vida.
Este es mi testimonio, la historia del proceso de vida que me hizo conocer a Dios y cambió el rumbo de mi vida.
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La historia no contada
POR MILENA RUÍZ
"I believe there's an untold story"
by group 1 crew
Introducción
Este es mi testimonio, la historia del proceso de vida que me hizo conocer
a Dios.
Hace un par de años tracé mis metas y cuando el sueño de mi vida nació,
me enamoré de una canción y un fragmento de ella resumió todo lo que
quería:
"Creo que hay una historia no contada que estás diciendo a través de mí"
Steppin Out- Group 1 crew
Quise eso, que mi vida fuera un libro con una historia no contada.
Y esta es, mi historia no contada, el proceso que cambió el rumbo de mi
vida, el que me demostró que el único sueño que se cumpliría era el de
Dios y no el mío.
La gran pregunta
Cuando tenía 17 años, quise formalizar mi relación con Dios y bautizarme, mi mejor amiga en
ese tiempo estaba muy alejada de tomar esa misma decisión, para mí nuestra amistad era
muy especial y sabía que si yo daba ese paso, sin ella, todo iba a ser diferente.
Le hablé acerca del bautismo, fue una conversación con conclusiones inciertas, pero en
nuestras mentes jamás imaginamos que Dios ya estaba armando el escenario que nos
llevaría juntas a dar ese paso.
Mi mejor amiga enfermó. Cada mes sus síntomas empeoraron, esa situación la llevó a
acercarse a Dios y aceptarlo en su corazón. Era inexplicable su condición aún para los
doctores, sus huesos se estaban deformando y no había un diagnóstico específico.
Nuestra amistad siempre tuvo un valor del cual ambas éramos conscientes, pero esta etapa
autenticó ese mérito con el propio sello de Dios.
En medio del padecimiento de mi mejor amiga, yo también caí en cama con una
enfermedad. Una noche en la casa de la familia de ella, recibieron la llamada (para mi mejor
amiga esta escena es inolvidable) mis padres le dieron la noticia: yo estaba ingresada en el
hospital, tenía una "hepatitis A" y además de eso 3 órganos en mi cuerpo estaban dañados.
Ambas estuvimos cara a cara frente a la muerte, algunas personas creyeron que moriríamos
y entre nosotras teníamos miedo de pensar que una vería el ataúd de la otra.
Pero aceptamos que si vivíamos o no, lo mejor sería estar en las manos de Dios, así que mi
mejor amiga dijo sí al bautismo.
Un 4 de agosto estuvimos frente a las aguas del lago, nos mantuvieron sentadas juntas antes
del acto. En las alabanzas una anciana tomó nuestras manos y las cruzó, nos dijo: a partir de
aquí así estarán, una con la otra.
En mi mente jamás imaginé pasar ese momento junto a ella, pero Dios armó ese gran
escenario con ese gran final.
Tomamos juntas nuestra primera Santa Cena, con la fuerte convicción que Dios haría el
milagro y así fue.
Luego de todo eso ocurrió un milagro en la vida de mi mejor amiga. A través de un familiar
conocieron a un Doctor que efectivamente determinó un diagnóstico específico y recetó los
medicamentos indicados, estos sumaron al balance de sus síntomas.
Mi mejor amiga luego de 3 años se casó y tuvo gemelos, fueron dos bebés saludables,
teníamos un poco de miedo por los efectos de tantos medicamentos, pero en sus hijos está la
evidencia de la perfección del milagro de Dios.
Pero por mi parte, luego de vivir mi milagro surgió la gran pregunta:
¿Cuál es el propósito por el cual Dios me dejaría con vida?
Pasé 6 años cargando esa pregunta pero me llevó un proceso de vida llegar a la respuesta.
Mi plenitud
A mis 22 años, inicié unas clases de inglés en diciembre de 2018, necesitaba pasar un examen
en ese idioma, porque era parte del requisito de graduación de la universidad.
La primera pregunta que me hicieron en la clase fue: Milena, tell me about your self? Y mi
respuesta era grandiosa, estaba en mi opinión viviendo "el éxito" que siempre desee.
A ese punto de mi vida comenzaba un pequeño blog (era como mi diario personal), había
tenido la oportunidad de modelar por primera vez para una marca de alta costura, era parte
de un medio de comunicación cristiano, mi pequeño emprendimiento se estaba
concretando. En fin, algunas eran experiencias que no formaban parte de mi diario vivir, pero
hacían que la respuesta sonara interesante.
Dentro de esa misma respuesta, pasé por experiencias donde escuché palabras que me
hicieron debatir, algo dentro de mí cuestionaba las intenciones detrás de todo lo que estaba
viviendo.
En mi etapa para entrar a ese medio de comunicación, mis compañeros y yo conocimos a
personas con ministerios de gran trayectoria, con un respaldo de Dios inspirador, y entre sus
consejos, escuché esto:
"No estamos llamados a ser exitosos, estamos llamados hacer la voluntad de Dios"
-Pablo Rosales.
Esa frase se quedó almacenada en mi mente y me hizo dudar si de verdad iba por el camino
correcto.
Las intenciones
detrás de mi sueño
"Conocer algo, significa poder comprender la verdadera naturaleza de algo, es la habilidad
de ver la motivación que hay detrás de los pensamientos y las acciones"
-Joshua Harris
Mi proceso me hizo conocer, en primer lugar, las intenciones y sentimientos detrás de mi
sueño.
Por años supe perfectamente lo que quería para mi vida, pero me estaba obsesionando con
el sueño equivocado.
72 horas antes que terminara el año 2018 tuve la oportunidad de comenzar a trabajar en un
proyecto, fue como un anillo al dedo, era el área que me apasionaba y en mis planes, con lo
que ganaría, las metas de mi 2019 se cumplirían, entre ellas mi graduación.
Recuerdo que cuando concreté el sí para entrar al proyecto, sentí como si mi único deber a
partir de allí fuese vivir un día a la vez.
Cuando caminaba en la calle solo pensaba: ¡wow! soy la editora de una revista de moda, esto
sin duda es una bendición de Dios.
Sí, era cierto, Dios estaba en esa circunstancia pero con un objetivo muy diferente al que yo
interpreté en un principio.
15 días después de comenzar en el proyecto, nos damos cuenta con mis compañeras que la
idea no era como nos la habían planteado, sentí que todo fue un espejismo.
Entregué la renuncia junto a otra amiga, yo estaba en shock, todo mi mundo supo el
principio de cómo esa puerta se abrió para mí y en ese momento no sabía cómo le explicaría
a todos lo que mi supuesta "bendición" terminó siendo.
Caí en una tristeza profunda, me avergoncé y llegué a creer que era tonta por el simple hecho
de haber pasado por algo como eso.
Aún no entendía que esa primera situación era el inicio del proceso que destruirían las
intenciones detrás de mi sueño, pero, para que mi proceso me revelara eso que estaba oculto,
me tuvo que desbaratar.
Recuerdo que no quería hablar con nadie, me reincorporé a mis clases de inglés pero era
incomodo encontrar a mi antiguo grupo y tratar de explicar lo que me había pasado.
Cómo les diría: ¡escuchen! recuerdan mi gran bendición, resultó siendo un caos.
Mi primer problema me llevó a entender que estaba llamando bendición a algo que solo es
una añadidura; lo bueno o malo que nos ocurre solo es parte del plan más no el propósito, ese
que buscaba contestar mi gran pregunta:
¿Cuál es el propósito por el cual Dios me dejaría con vida?
El golpe bajo
Pese a el gran desánimo, debía cumplir con el objetivo inicial: aprender inglés para pasar mi
examen de requisito de graduación, pero a eso le sumé una meta: enfocarme de nuevo en lo
que estaba, antes que mi primer problema apareciera.
En mi necedad, pensé que esa mala experiencia solo era un obstáculo para lograr mi sueño y
no dejé que nadie conociera esa situación que estaba destruyendo gran parte de mi orgullo.
Un día en la clase mi celular se descargó y dije: quizá Dios no quiere que sepa algo en este
momento. Cuando llegué a casa y lo encendí tenía llamadas perdidas de mi mamá y un
mensaje que decía: reunirán a tu papá, la empresa donde trabaja va a cerrar; en ese tiempo
mi familia dependía solo de él económicamente.
Recuerdo que me senté en el sillón y comencé a llorar, dije: si yo hubiera tenido ese trabajo yo
hubiera podido ayudar a mi familia en este momento, si ese proyecto no hubiera sido un caos
esto sería diferente.
Antes que terminara febrero yo sabía que no iba a poder continuar con mis clases y así fue, de
nuevo miraba mi graduación como un imposible.
Marzo fue muy crítico para mi familia, allí mi situación fue más crónica, recuerdo que los
primeros días cuando quedaba sola en mi casa, repasaba toda la situación y lloraba, luego
habían mañanas en las que solo abría los ojos y lloraba sin necesidad de recordar nada, era
como si mi cuerpo ya lo supiera.
Ni siquiera quería hablar con nadie, porque estaba acostumbrada a contar siempre una
maravillosa historia que sólo mostrará la parte genial de mi vida, pero en ese tiempo no había
nada grandioso que contar.
Siempre tuve el cuidado de mostrar fuerza ante los demás, pero esta no fue la ocasión.
Reconozco que desde niña me encargue de rodearme de las mejores personas, con fuerzas
similares a las mías o mayores; en otras ocasiones la energía de ellos me había ayudado, pero
por una extraña razón mi círculo estaba pasando por sus propios procesos, eso me dejó claro
que era mi deber pasar mi proceso en vínculo con un solo ser, Dios.
Jamás hablé eso con nadie, en mis momentos de soledad cerraba mis ojos y en mis intentos
por sacar una palabra solo surgían preguntas ¿qué está pasando? ¿por qué esta vez siento
que las circunstancias me llevarán algo diferente? tengo miedo…
"Pues no habéis recibido espíritu de esclavitud, para estar otra vez en temor" Romanos 8:15
En mi angustia comencé a cantar "ya no soy esclavo del temor, soy hija de Dios" >>J.M.<<
Fue en esos primeros días que en la alabanza y la oración Dios me hizo entender que todo lo
que pasó, estaba pasando y todo lo que vendría sería un proceso, un trato que Dios tendría
conmigo.
Cuando experimenté eso, mi meta de todos los días fue hablar con Dios para seguir
entendiendo todo.
Ese periodo de tiempo internamente me llevó a una transición, pasé de solo creer a estar
segura, que algo grande vendría, pero debía estar conectada con el Espíritu Santo para que el
entendimiento a cada situación me llevarán a la salida.
La gran respuesta
La etapa para llegar a la gran respuesta sucedió cuando recibí una llamada de mi papá, él
estaba llorando, y me dio una mala noticia, una tía había fallecido, sabía que mi familia de
parte de papá estaría devastada esa noche por lo ocurrido.
Me sentía terrible, porque recordé que la última reunión familiar donde mi tía estuvo, yo no
asistí y todo por darle prioridad a cosas que pensé que eran parte de mi sueño.
A la vela llegaron unos buenos amigos y al final me quedé conversando con uno de ellos, él
me comenzó a contar cómo había sido su proceso, porque él padeció de una enfermedad,
fue operado y vivió su milagro.
Su historia era similar a la mía, al final yo le hice la pregunta que estuvo en mi cabeza por más
de 6 años, le dije:
-Sabes, después de la enfermedad que viví siempre me pregunté ¿Cuál es el propósito por el
cual Dios me dejaría con vida? porque siento que estoy llamada a algo más, pero ahora ya no
estoy segura de eso porque mi sueño se está destruyendo, fui estafada o al menos así me
siento, creí que ese proyecto era mi gran bendición, pero ahora todo es un caos en mi vida, ni
siquiera sé cómo estoy sobreviviendo a esto.
-El me contesto: Milena, sólo hay un propósito, y es que todos lo días muera el yo y viva Cristo,
permanecer en él, ese es el propósito eterno; no confundas añadiduras con bendición:
"Bendito sea el Dios y Padre de nuestro señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición
espiritual en los lugares celestiales en Cristo" Efesios 1:2
Somos benditos si permanecemos en Cristo lo demás sólo son planes para cumplir el
propósito, el propósito es permanecer en Cristo. >>M.R.<<
Y ahí, justo ahí fue donde encontré la respuesta que cambió el rumbo de mi vida. En esa
vela entendí que por estar cumpliendo un propósito erróneo la intención detrás de mi sueño
era egoísta.
Las palabras de mi amigo fueron las bases que debían ser cimentadas urgentemente en mí,
para dar paso a la gran edificación que en un principio Dios trazó en los planos para mi vida.
El cambio de piezas
Encontrar la gran respuesta hizo que mi corazón se moldeara y a partir de allí las piezas en
mi vida comenzaron a moverse, se abrieron dos puertas muy grandes que no se comparaban
a la oportunidad que tuve en un principio (la que terminó siendo un caos) pero a pesar que
eran más grandes, mi actitud frente a ellas fue diferente.
La primera vez corrí a contarle a todos, esta vez me senté y dije: pase lo que pase, se abran o
se cierren, Dios sigue siendo Dios.
Mi despedida a la
audiencia
En este tiempo aún estaba en radio, pero al pensar en cómo iba a dividir mi tiempo junto a
las dos nuevas oportunidades, seguir en ese medio era imposible.
Reconozco lo valioso que fue ser parte de un equipo tan creativo y divertido. Allí cada persona
tiene una historia con Dios de las cuales pude aprender.
Mi último turno fue inolvidable, llegué a la cabina, programé como habitualmente lo hacía,
pero al abrir el micrófono las lágrimas provocaron un nudo en mi garganta.
Uno de mis amigos llegó e hizo algo muy especial, abrió los micrófonos y fue él quien explicó
por qué en ese turno había estado tan callada.
No puedo detallar cómo la audiencia me hizo sentir, les comenté que estaba en un proceso
de vida y que a parte de eso tenía dos nuevas oportunidades que no podía perder, una era un
trabajo donde desempeñaría todas las áreas de mi carrera y el otro era un proyecto
ministerial en el cual mi ayuda era indispensable.
Jamás voy a olvidar los consejos que esa noche la audiencia me dio, a través de sus llamadas
y mensajes de texto.
Pero mi amigo y compañero me hizo la pregunta final.
¿Cuál es la última canción que sonará en el turno de Milena?
Y fue esta:
Me siento llamado a algo más
Más allá de lo que he sabido.
Sigo callando esa voz
Ese lloro en lo profundo de mi alma.
Tengo más para dar, pero he tenido miedo.
Y luego te escucho decir: "todavía no es demasiado tarde"
Estoy saliendo para arriesgarme.
Y si vuelo o me caigo, está en tus manos.
Eres el creador de mis sueños
Y harás un camino conmigo.
Así que estoy saliendo, estoy saliendo
Para arriesgarse.
Estoy vivo y quiero vivir
Y no me contento con seguir aguantando
Retroceda todo lo que soy, como he sido.
Soy tuyo para usar.
Y cuando tengo miedo, te acercas a decir:
"un paso, es todo lo que se necesita".
Estoy saliendo para arriesgarme.
Y si vuelo o me caigo, está en tus manos.
Eres el creador de mis sueños
y me abrirás caminos.
Así que estoy saliendo, estoy saliendo.
Creo en la gracia que me has mostrado.
Creo en las palabras que dices.
Creo que hay una historia no contada,
Que estás diciendo a través de mí.
>>Steppin Out- Group 1 crew<<
Mi fe contra
mi realidad
Del otro lado del escenario aún tenía un examen que pasar y una graduación que pagar,
según mis cálculos, la graduación en noviembre de 2019 solo era una ilusión.
Comencé a trabajar medio tiempo en una de las oportunidades que les comenté, eso me
permitió prepararme para el examen de inglés e ir al médico, porque tenía una enfermedad
en la piel que al hacerme un par de exámenes terminó siendo solo un síntoma de otro
padecimiento, el diagnóstico no era nada alentador.
Había una constante lucha entre la fuerza que sentía en mis oraciones contra la debilidad
que sentía mi alma al ver mi realidad, al ver que no tenía lo suficiente para pagar los gastos
de graduación, al ver que mi familia aún estaba en una crisis económica terrible.
Ahí, experimente cómo el amor de Dios echa fuera todo temor.
"La paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento, guardará nuestros corazones y nuestros
pensamiento en Cristo Jesús" Filipenses 4:7
En mi mayor ataque de aflicción, le dije a Dios: no puedo seguir afligida por el pago de la
graduación, ni por los otros problemas, porque ese sentimiento está afectando las
oportunidades que me has dado, esto está en tus manos, gobierna en esto.
La paz estuvo en mí cuando sustituí mi preocupación por la esperanza de un milagro, en el
cual pudiera evidenciar que sí Dios es capaz de obrar, cuando creemos y llamamos las cosas
que no son como si fueran.
El orden de las piezas
En ocasiones quise escribir toda esta historia para mi antiguo blog, pero al recordar cada
etapa me preguntaba ¿Dios de verdad esto fue un proceso? o ¿soy yo la que lo interpreta así?
Dios… ¿de verdad lo estoy entendiendo? Dios… quiero saber de ti, si tú estás detrás de esto.
Asistí a un evento muy especial donde estarían dos amigos con un gran valor en mi vida y mi
proceso, desde que entré a ese lugar sentí algo en mi pecho.
Al final de la predicación se hizo una oración por toda la congregación y de repente Dios me
habló a través del predicador, de forma directa y me dijo:
No es tu sueño el que se va a cumplir, sino el sueño de Dios en ti.
Esa fue la respuesta de Dios, él estaba detrás de todo esto, era la respuesta que confirmaba
mi proceso y le daba inicio a mi llamado.
El tiempo de espera
"No hay cosa más grande que saque la verdadera esencia de una persona que el tener que
esperar"
-J.M.
Entré en una etapa de espera y de aprendizaje para encontrar las conclusiones a los
problemas que tocaron todas las áreas de mi vida.
Un día comencé a redactar todos los acontecimientos, estaba en mi cuarto y mi mamá entró
de repente, me dijo: vas a contar tu historia a un grupo de jóvenes, me quedé paralizada
jamás había hablado en público acerca de esto, no sabía si esta historia causaría en otros lo
mismo que provocó en mí.
Aún no tenía todo resuelto, seguía preguntándome si cada decisión que tomé en el camino
fue correcta.
La primera vez que hice público todo esto, fue después de un almuerzo de cumpleaños, me
senté junto a mis primas en unas sillas de un centro comercial, cuando comenzamos a
conversar sentí que era mi oportunidad para contar este proceso.
Al terminar de hablar acerca de mi historia las lágrimas en nosotros nos regalaron un
momento de silencio. Esa escena me indicó que esta historia no fue vivida sólo para
transformar mi ser, sino para llevar respuesta a otros.
Al siguiente día tenía un almuerzo con una amiga que conocí la última vez que me reintegré
a mis clases de inglés, de camino hacia el restaurante recordaba el momento con mis primas,
pero sentí que en el almuerzo al que iba, sería mi turno de escuchar.
Pasé mi examen de inglés el que era parte de los requisito de graduación, pero la verdad no
sabía si regresar a las clases era parte del plan de Dios, porque ya mi objetivo inicial se había
cumplido, y esos salones de clases se volvieron como un recordatorio del principio de mi
situación caótica.
Pero ese almuerzo me confirmó que sí tuve que regresar a ese salón de clase, porque
necesitaba conocer a Fátima para escuchar la historia que me indicaría el siguiente paso en
mi proceso.
Fátima me contó su proceso, su hermano fue a prisión por acusaciones falsas, y toda su
familia sufrió en el proceso hasta que conocieron a Dios, y aunque en su casa faltara su
hermano había algo que los hacía sentir en paz luego que permitieron que Dios entrará en
sus corazones.
Fátima y su familia se conectaron con Dios, ella me explicó cómo vieron las piezas moverse a
su favor y cómo comenzaron a ver milagros que nunca sus ojos habían contemplado.
Su hermano salió libre, gracias a un abogado que ni siquiera les cobró la cantidad que valía su
trabajo, fue como un ángel para ellos.
"Yo aprendí a esperar Milena" esas fueron las últimas palabras de Fátima en el almuerzo
porque de repente nos encontramos a un amigo y fuimos a comprar de emergencia algo que
él necesitaba para su carro. No le pude decir nada luego a Fátima, fue como si solo debí
captar el mensaje y llevarlo a mi proceso.
Debía seguir esperando, antes de declarar un final definitivo.
La montaña rusa
Nunca estuve acostumbrada a una rutina silenciosa, antes mi deber en la radio era literal:
hablar. Pero como parte de mi tiempo de espera, el silencio era un factor indispensable.
Tuve un periodo de tiempo donde la enfermedad que descubrieron en mí, me llevó a un
desorden sentimental, habían días en los que tocaba fondo, sentía que pequeñas cosas me
hacían sentir culpable, pero todo esos sentimientos eran causados por esa enfermedad.
Sentía que el silencio me desesperaba, pero en medio de eso el Espíritu Santo hizo su trabajo
y aprovechó que yo estaba en el fondo para limpiar cada profundidad dentro de mí.
Sufrí un doble ánimo, en un par de ocasiones ese desorden en mi mente me llevó a tomar
decisiones apresuradas. Pero esas mismas decisiones me hicieron volver a Dios, y resultaron
en más entendimiento que evitaron el aborto de mi proceso.
En esa etapa, la intimidad con Dios se volvió en mi lugar seguro, en ella experimenté un
sentimiento que tatuó mi corazón y definió mi identidad, me hizo estar segura que la
definición y lo que me daba fuerza no era un título, una ocupación, un trabajo bien hecho o el
reconocimiento de las personas.
Lo que me definió a partir de allí fue quién era en Cristo.
El escenario
Llegó la fecha en la que contaría mi historia al grupo de jóvenes, así como mi mamá me lo
indicó. De camino a la iglesia solo recuerdo que sentí un calor en mi mano y una fuerte
energía.
El evento comenzó, mi mamá predicó y luego me dieron un tiempo para dar mi testimonio
acerca de mi proceso.
Mi objetivo no era contar con exactitud lo que me había pasado, no me sentía con la fuerza,
estaba consciente que aún no tenía todas las conclusiones, pero si deseaba que los jóvenes
supieran los resultados que en ese momento tenía:
A tener claro que nuestra carne es nuestra propia enemiga, la que sabotea aún nuestros
propios esfuerzos. Por esa razón debemos renunciar al yo todos los días para que sea Dios el
que gobierne.
Sí, en efecto, no estamos llamados a ser exitosos, estamos llamados hacer la voluntad de Dios;
el verdadero propósito eterno es permanecer en Cristo, y hay planes que debemos de vivir
para cumplir ese propósito.
No recuerdo con exactitud en qué parte de la historia comencé a ver las lágrimas en los
jóvenes y aún en uno de sus líderes, pero en mi mente sólo pensé: esta era la razón, por este
momento debía pasar por todo eso, esto es lo que Dios hace.
Sabía que no había llegado al final de mi proceso, porque aún había circunstancias de las
cuales no tenía un panorama claro, pero cuando vi lo que Dios produjo en otros y en mí sólo
con la primera parte, se cimentó esperanza que me dio fuerza para seguir esperando por mi
gran final.
El milagro de la
graduación
Cuando terminaron de cerrar la empresa donde mi papá estaba, justo cuando él sale yo
comienzo tiempo completo en mi nuevo trabajo, eso me permitió ayudarle a mi familia
económicamente, para que mi hermano siguiera con sus estudios y los gastos en la casa
fueran cubiertos.
Seguía descansando en la decisión de poner mis problemas en las manos de Dios, pero antes
de eso, tenía un par de planes para solventar los gastos de graduación, ninguno se pudo
cumplir por las mismas circunstancias. Pero mi historia fue así como en la multiplicación de
los panes y los peces (Mateo 14:13–21) porque mi milagro estaba en algo que nunca tomé en
cuenta.
Mi abuelo paterno murió hace 15 años, él dejó una herencia a sus hijos, pero los documentos
se concluyeron luego de ese largo periodo de tiempo.
Un mes antes de la fecha límite para pagar la graduación, mis primos compran la parte de la
herencia de mi papá y con esa compra mi papá me dio la buena noticia que sí se pagaría mi
graduación.
Con eso ahora puedo evidenciar que Dios actúa cuando sustituimos la angustia por la
esperanza en él.
Te vere en el cielo
´
Creí que el final de mi proceso sería tener de regreso lo que perdí, pero una persona me
enseñó la soberanía de Dios.
La segunda puerta que Dios me abrió fue un proyecto en mi congregación, una página web
para la cual debía elaborar el contenido.
En una de las ideas para el proyecto le pedí a los jóvenes que redactaran cómo conocieron a
Dios y ahí conocí a profundidad la historia de mi amiga Alisson.
Ella tuvo la misma enfermedad que yo padecí, antes de bautizarme con mi mejor amiga. Dios
la sanó pero Alisson en su historia expresó que su verdadero milagro fue ver a sus padres
aceptar a Cristo en sus corazones.
Alisson tuvo otra recaída, pero expresó: estoy dispuesta a aceptar lo que venga. Esas palabras
me demostraron cómo ceder la soberanía a Dios significa no solo darle el gobierno de las
decisiones, sino que implica aceptar los resultados.
Una mañana muy lluviosa recibí la noticia, Alisson ya está en el cielo. En 18 años ella me
resumió la lección que Dios es soberano.
Después de esa despedida, mi realidad junto a toda mi fe se alinearon a un solo pensamiento
y a un solo propósito:
Permanecer en Dios.
Porque sólo así lograré cumplir el sueño que él diseñó y cuando lo logre volveré a ver a
Alisson, cuando llegue al cielo.
Esta es mi segundo
oportunidad
"No es lo mismo decir que conoces a Dios que revelar que lo conoces" >>Y.T<<
Me llena de alegría poder haber llegado hasta aquí, ahora tengo una segunda oportunidad
para alinear mis acciones al propósito de Dios.
Sí, a veces me cuesta aceptar que hubo momentos hermosos que solo tenían como meta
llevarme a un aprendizaje.
Tal vez vuelva a los lugares de los que me despedí, quizá las personas que se decepcionaron
de mí conozcan el proceso que me hizo cambiar; pero sino es así, agradezco: cada problema
que destruyó el sueño egoísta, el arrepentimiento que me hizo recapacitar, lo que perdí para
llegar a esta restauración y agradezco a las personas que tuvieron la confianza de contarme
sus procesos para aprender de ellos.
Gracias a todos y todo lo que fue parte de esta historia no contada.
En aprecio al resultado, decidí quedarme únicamente con esta historia, solía guardar la
agenda de cada año desde el 2011, en ellas se encontraban muchos recuerdos, pero parte de
ellos evidenciaban mi egoísmo. Ahora que mis intenciones son diferentes solo quiero guardar
mi historia no contada.
Si algún día dejo esta tierra todo lo que recuerden de mí quiero que sea a partir de aquí,
desde el proceso donde conocí a Dios.
El sueño de Dios
La paz de Dios que sobrepasa mi entendimiento, guardó mi corazón cuando fui quebrada y
mis pensamientos cuando ellos se levantaron contra mí.
Y al conocer quién es Dios, encontré una fuente que me dio vida y una razón para sentirme
en las alturas cuando estoy bajo su voluntad.
Lo entendí, debemos morir al yo para que Cristo sea edificado en nosotros. Sólo de esta
manera nuestras vidas pasarán de ser una vana inspiración a portar un mensaje que
realmente transforme las vidas.
Y esto se logra cuando Dios es el protagonista de nuestras historias.
Ese es el sueño ahora, hablar de él y sus milagros, porque sé que este mensaje lleva respuesta
a otros.