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Resistencia (4)

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De acuerdo a los resultados arrojados, se pudo

constatar, que los jóvenes de los grupos de pandillas

viven en un contexto de pobreza, de marginalidad tienen

una alta precariedad, en su núcleo familiar, así mismo,

no tienen unas condiciones digna de trabajo para su

sustento y el de su familia. Muchos recurren a

actividades ilegales, delictivas, las cuales se presentan

como la fuente de ingreso más accesible

y prácticamente como un trabajo estable en estos

sectores y condiciones. Los jóvenes que no han

continuado en los programas perciben que el abandono

por parte del Estado y sus instituciones, como lo

describen en sus entrevistas, ha sido un factor decisivo

para no continuar en los programas de resocialización, y

que ha traído, como un efecto dominó, impactos

negativos en otros contextos que hacen parte de su vida.

Lo que el joven pandillero, busca en las pandillas es

protección, solidaridad, mayor confianza, madurez y

cariño. Entonces la cuestión afectiva es una importante

vínculo entre los miembros de la pandilla (Vergara, 2015,

p.).

Entre los adolescentes más vulnerables de ser atraídos a

las pandillas se incluyen aquellos que están al margen

de la jerarquía social. La baja autoestima y los

antecedentes de mal rendimiento académico

también empujan a los jóvenes hacia las pandillas. Entre

los indicios de que un adolescente podría estar

confraternizando con una pandilla se incluyen: Cambio

de amigos, usar la misma combinación de colores

repetidamente, hacer signos con las manos,

desconocimiento de su paradero y actividades, súbita

aparición de dinero sin saber de dónde viene, pérdida

de interés en la escuela, síntomas de abuso de

sustancias y tatuajes, ya sea dibujados a mano con tinta

o realizados por un profesional.

Es triste saber que, para algunos jóvenes, las pandillas

funcionan como familias sustitutas. Lograr que un

adolescente se sienta querido y aceptado tal como es en

su casa elimina gran parte del atractivo de una pandilla

en primer lugar (Healthy children, 2017)

Si un adolescente se une a una pandilla, los padres

tienen buenos motivos para preocuparse. Los miembros

mayores suelen estar involucrados en tráfico de drogas

y actividades delictivas. La participación en pandillas

aumenta las probabilidades de que un joven se

involucre en drogas, manipulación de armas, vandalismo

y robo. En primer lugar, las pandillas atraen a

muchachos que quieren pertenecer y tienden a ser muy

susceptibles a la presión social. Pero, además, la

combinación de seguridad y anonimato que confiere la

pertenencia a un grupo a veces ejerce un poder

extraño sobre las personas, llevándolas a hacer cosas

que jamás considerarían hacer por sí solas.

La pandilla se desarrolla como una estrategia

que permite la adaptación a una economía de

mercado generalizado, y de hecho, la

organización pandillas se convierte en una

forma normal de organización, aunque su

actividad sea delictiva y violenta, contradiciendo

la definición que se daba al principio de

pandilla, y lo cual la incluiría en el campo de la

criminalidad. Así mismo, asimilan un tipo de

organización de economía informal adoptada

para algunos jóvenes marginados y en busca de

identidad, de gratificación social y de beneficios.

Ante este sentido, la aparición o desaparición

de las pandillas o bandas de jóvenes seguiría

una evolución parecida a aquellas de las microempresas

que aparecen o desaparecen según

su éxito sobre el mercado (Frank

Vanderschueren, 2004).

"Las pandillas constituyen agrupamientos

espontáneos de adolescentes y jóvenes,

motivados por la necesidad de organizar

algunas parcelas de sus vidas dentro de una

rama afectiva de asociación. Dentro de la

pandilla, el joven aprende a superar sus

frustraciones, a conocer y a respetar unas

reglas de juego limpio para convivir y la

aceptación de una ética inflexible que le llevará

a saber adaptarse a situaciones nuevas."

Sin embargo, también encontré que la

participación en esta forma de criminalidad

estaba condicionada por otros factores,

incluyendo el tipo de pandilla en la que se

ingresó, el tipo de actividades en la que ésta se

involucraba y la edad en la que los participantes

de mi investigación entraron a la pandilla – los

que ingresaban con mayor edad tenían

más probabilidades de participar en estos

crímenes. En pocas palabras, asociarse con una

pandilla contribuye, pero no siempre conduce a

participar en crímenes serios.

La identidad de los jóvenes pandilleros se

construye a partir de un estilo propio que se

expresa a través de tatuajes, formas de vestir,

música y jerga popular (Demoscopia S.A.,2007).

Así mismo, otro elemento de identidad, tiene

que ver con la conquista y defensa de un

territorio local (Demoscopia S.A., 2007), y que se

conoce como las fronteras invisibles en los

barrios marginados o lugares especiales como

colegios, parques, sectores estratégicos donde

ejercen su control cercanos.

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