Grupo de Trabajo-Los Cruzados

En la prodigiosa tarde de Baltazar, así como en toda la obra de Gabriel García
Márquez se encuentran varias muestras de Realismo Mágico. Un ejemplo de ellos es
la siguiente línea: “Y cuando acabó de almorzar ya se decía por todos lados que era
la jaula más bella del mundo” (Márquez, 1962, p.49). En esta sentencia se presentan
dos elementos clave del Realismo Mágico, lo raro e insólito y lo exagerado de afirmar
que esa jaula es la más bella del mundo.
Así mismo, Úrsula declara “Además, es bien grande. Creo que es la jaula más
grande que he visto en mi vida” (Márquez, 1962, p.50). Una vez más se acude a la
exageración. Lo mismo pasa en el siguiente fragmento: “El medico la examinó
cuidadosamente, sin tocarla, pensando que en efecto aquella jaula era superior a su
propio prestigio, y mucho más bella de lo que había soñado jamás para su mujer”
(Márquez, 1962, p.50-51). Se puede considerar como algo extremo afirmar que una
jaula tiene más valor que un médico, y aún más si quien lo dice es el propio médico.
Este mismo personaje, real-maravilloso por antonomasia, asegura que “ni siquiera será
necesario ponerle pájaros. Bastará con colgarla entre los árboles para que cante sola”
(Márquez, 1962, p.51). Una jaula cantando sin necesidad de pájaros en su interior es
un claro ejemplo de lo mágico presente en un cuento.
Por otra parte, el Realismo Mágico tiene dos elementos bien importantes: los temas
y los movimientos de contrastes. El primero, se refiere a los temas más recurrentes en
las narraciones de este género, tales como “la importancia del destino; la vida, la
muerte; las enfermedades y sus curaciones inauditas; la paternidad desconocida y la
venganza” (Ramírez, 2017; 15). En el cuento La Prodigiosa Tarde de Baltazar, sin lugar
a dudas, el tema es una enfermedad con una curación inaudita.