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El encantamiento en cuestión, le permitiría una invulnerabilidad a
absolutamente todo tipo de ataques o daños externos al portador,
haciéndolo invencible. Antes de que la incredulidad se apoderara
nuevamente de los espectadores por lo fantasioso que resultaba la
explicación de este hechizo, procedió a beber una pócima que traía
guardada y habiéndosela terminado, la arrojó al suelo y sacó una
daga, con la que corto su mano contraria, rociando con su sangre a
uno de los soldados que se encontraban cerca, y, sin que nadie lo
esperara, apuñalo a este mismo soldado en el pecho.
Ante la mirada atónita de todos los espectadores que ante la
inesperada acción ya habían desenfundado sus espadas, el soldado que
había sido previamente apuñalado, totalmente anonadado, comenzó
a sacarse el puñal del pecho, sin mostrar signos de dolor, ni angustia
o dificultada, y cuando acabo de sacarse el arma del pecho, donde
debía haber un hueco un torrente de sangre, no se encontraba nada,
es como si el puñal nunca lo hubiera cortado.
Todos los soldados inmediatamente empezaron a celebrar pues
realmente el hechizo funcionaba y el temor a la muerte, se había
desvanecido se sus rostros, ahora estaban dispuestos a combatir.
Inmediatamente, todos los aldeanos que pudiesen cargar un arma, ya
fueran mujeres niños o ancianos, fueron convocados a la plaza central
del pueblo junto con los soldados, el rey, y el mago.
Una vez allí reunidos, mago explico nuevamente su plan, y esta vez,
ante una mejor alternativa, los aldeanos no tuvieron más opción que
creer en las palabras del viejo y viendo la demostración del mago
nuevamente, los aldeanos, al igual que los soldados estaban
dispuestos a defender y a luchar por su tierra.
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