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Devocionales para el Período de la Cuarentena - PDF

Manteniendo el Corazón en Dios - Parte XV

“Estas son las palabras del pacto que Jehová mandó a Moisés que

celebrara con los hijos de Israel en la tierra de Moab, además del pacto que

concertó con ellos en Horeb. Moisés, pues, llamó a todo Israel y les dijo:

"Vosotros habéis visto todo lo que Jehová ha hecho ante vuestros ojos en la

tierra de Egipto al faraón, a todos sus siervos y a toda su tierra, las grandes

pruebas que vieron vuestros ojos, las señales y las grandes maravillas. Pero

hasta hoy Jehová no os ha dado corazón para entender, ni ojos para ver, ni

oídos para oír. Yo os he conducido durante cuarenta años en el desierto, sin que

vuestros vestidos hayan envejecido sobre vosotros ni vuestro calzado haya

envejecido sobre vuestro pie. No habéis comido pan, ni bebisteis vino ni sidra,

para que supierais que yo soy Jehová, vuestro Dios.” (Deuteronomio 29:1-6).

¡Qué libro extraordinario es Deuteronomio para nosotros en este tiempo tan

especial que estamos viviendo! Son verdaderas lecciones de la cuarentena de

años a que se sometió Israel por pura ceguera y sordera espirituales.

Pero, de entrada nos asombramos con este Dios Tremendo, terco en amar a

Su pueblo, obstinado en creer y en apostar en el ser humano, siendo éste quien

es. Tal y como dijo el salmista: "¿Qué es el hombre para que tengas de él

memoria, y el hijo del hombre para que lo visites?" (Salmo 8:4). “Pero Dios,

que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó” (Efesios 2:4),

y nos ama no desmaya ni retrocede en Sus Planes de seguir hablando, tratando y

ministrando a Su Pueblo de forma muy especial.

Es versículo primero nos dice que “estas son las palabras del pacto que

Jehová mandó a Moisés que celebrara con los hijos de Israel en la tierra de

Moab…”. Están prestes a terminar la cuarentena de años y en la frontera de la

Tierra Prometida y Jehová sigue pactando con Israel. Después de todo, los sigue

amando y contando con cada uno de ellos. No se trata aquí de una élite; no son

solamente los levitas que permanecieron fieles en el descarrío del becerro de

oro, o que no se juntaron con los rebeldes Coré, Datán y Abiram. ¡No! Es un

pacto a ser celebrado con los HIJOS DE ISRAEL, la multitud de más de tres

millones que están por salir del desierto y entrar en la Tierra Prometida. Dios,

una vez más, va a garantizar Su parte y Su compromiso en la Alianza. Y Su

parte es la Fidelidad, el Señorío, la Protección, el Respaldo y Sus Milagros.


Pero, ¿cuál sería la parte del pueblo? Aquí hay algo asombroso también

para aprender de los hijos de Israel, pues Pablo nos dice que lo vivido por ellos

nos ministra, nos enseña y nos exhorta. ¿Qué tenía el pueblo de Israel para

ofrecer a Dios en este pacto que celebrará con Él en la tierra de Moab?

1. Su Testimonio – tomemos atención a estas palabras: “2 Moisés, pues,

llamó a todo Israel y les dijo: "Vosotros habéis visto todo lo que Jehová

ha hecho ante vuestros ojos en la tierra de Egipto al faraón, a todos sus

siervos y a toda su tierra, 3 las grandes pruebas que vieron vuestros ojos,

las señales y las grandes maravillas.” (Deuteronomio 29:2-3). Y más, “5

Yo os he conducido durante cuarenta años en el desierto, sin que vuestros

vestidos hayan envejecido sobre vosotros ni vuestro calzado haya

envejecido sobre vuestro pie. 6 No habéis comido pan, ni bebisteis vino ni

sidra, para que supierais que yo soy Jehová, vuestro Dios.”

(Deuteronomio 29:5-6). El pueblo de Israel tenía un testimonio intachable

de la Mano de Dios a su favor, durante aquellos cuarenta años. No

solamente vieron los milagros de Dios, Sus hechos portentosos y Sus

proezas, pero cada uno tenía en sí mismo las marcas de la Obra de Dios en

sus vidas. ¡Nada les había faltado en todo aquel tiempo! Y ellos sabían que

sabían que Dios había sido fiel a Sus Promesas y a Su amor hacia ellos. La

Presencia de Dios había dejado Sus huellas marcadas en la vida y en la

historia de Su pueblo. Es más, ellos sabían que Él había cumplido Su

parte, pues dijera a Moisés: “Mi presencia te acompañará y te daré

descanso.” (Éxodo 33:14). Y “Moisés le respondió: --Si tu presencia no

ha de acompañarnos, no nos saques de aquí.” (Éxodo 33:15).

Ahora, cuarenta años después, Dios les hace ver que había cumplido

cabalmente Su Promesa. Por cuarenta años, aquel pueblo no tenía excusas

algunas para dudar del amor y de la fidelidad de Dios para consigo. Lo que

estaba para venir era desconocido, pero Quien les guiaba y dirigía era

poderoso para llevarlos hasta la posesión definitiva de la Tierra.

2. Su Total Incapacidad de Corresponder al Pacto con Dios – Israel estaba

totalmente desprovisto de habilidades para entrar en este pacto con Dios.

A pesar de los cuarenta años de experiencias con su Dios, de haber visto

Su brazo fuerte y Su mano extendida, aquel pueblo seguía igual a lo que

era antes. Moisés había expresado anteriormente la razón de la elección de

Israel por parte de Dios en Deuteronomio 7:6-7: “Porque tú eres pueblo

santo para Jehová, tu Dios; Jehová, tu Dios, te ha escogido para que le

seas un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la


tierra. "No por ser vosotros el más numeroso de todos los pueblos os ha

querido Jehová y os ha escogido, pues vosotros erais el más

insignificante de todos los pueblos.” Pero, las intenciones de Dios para

con Israel eran sobremodo elevadas y grandes. Quizás aquel pueblo no

podía ver ni comprender los planes de Dios para con él, tal y como nos

dice Jeremías 29:11: “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de

vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz y no de mal, para daros el fin

que esperáis.” A pesar de eso, Dios mantiene Su Propósitos para Su

pueblo, pues Moisés lo va a declarar: “Y Jehová ha declarado hoy que tú

eres pueblo suyo, de su exclusiva posesión, como te lo ha prometido, para

que guardes todos sus mandamientos; a fin de exaltarte sobre todas las

naciones que hizo, para loor, fama y gloria, y para que seas un pueblo

consagrado a Jehová, tu Dios, como él ha dicho” (Deuteronomio 26:18-

19). Además, Jehová le dice a Moisés lo que va a pasar con los hijos de

Israel después de su muerte: “He aquí que vas a dormir con tus padres, y

este pueblo se levantará para prostituirse tras los dioses ajenos de la

tierra adónde va para vivir en medio de ella. Me dejará e invalidará el

pacto que he concertado con él.” (Deuteronomio 31:16). Jehová lo sabía

de antemano, pero, aun así, reafirma Su Propósito y Su Amor.

Esto nos lleva a las siguientes conclusiones:

Nuestro Dios Fiel e Inmutable decidió amar a este pueblo, a pesar de él. Es

la demostración de la Gracia de Dios en pleno Antiguo Testamento, pues Israel

ni merecía, ni tenía condiciones de responder al amor de Dios, que va a cumplir

en este pueblo Su juramento a Abraham. En el texto inicial de Deuteronomio

29:4 nos dice Moisés: “Pero hasta hoy Jehová no os ha dado corazón para

entender, ni ojos para ver, ni oídos para oír.” ¡Qué terrible! ¡Desaprovechar 40

años de experiencias tremendas con Dios y no entender nada, no ver nada y no

oír nada! Que Dios nos libre de atravesar esta cuarentena de esta misma forma,

porque es posible vivir esta realidad. El Apocalipsis nos dicen que Jesús

concluye las siete cartas a Su Iglesia en Asia Menor diciendo: “El que tiene

oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias”.

No permitamos que sean entenebrecidos nuestros corazones, ojos y oídos,

indiferentes a lo Dios está diciendo a Su Pueblo y haciendo en medio de Su

Campamento. Que el Espíritu de Dios nos ayude en este proceso.

En el Amor del Señor y en la Lucha por el Reino,

Alberto Magno Sales de Oliveira, ap.

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