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gary urton la historia de un mito paqareq tambo y el origen de los incas

Arquelogia peruana

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La historia de un mito:

Pacariqtambo y el origen de

los Incas

Gary Urton

l l. INTRODUCCION( 1)

Un tema común en los mitos de origen de los Estados y reinos antiguos

de todo el mundo es la representación de los antepasados-fundadores

como "forasteros" o extranjeros que aparentemente no vienen de ningún lado

y experimentan un período de errabundez primordial, como exiliados en

la tierra en que están destinados a reinar. El período de errabundez concluye

finalmente cuando arriban a un lugar -una repercusión mítica de la geografía

familiar al narrador- en que establecen su capital. Desde este lugar y

tiempo se inicia la tradición local de la historia mítica mediante la cual el reino

o Estado comienza a emerger en la forma conocida a la generación viviente

de descendientes. Tal es, en forma esquemática, el guión básico de los mitos

de origen de varios reinos y Estados tempranos que incluye a los aztecas

del México central (Durán 1964 ), los pueblos bantúhablantes del Africa central

y oriental (de Heusch 1982; Beattie 1960) y los isleños de las islas Hawai

y Fidji (Sahlins 1985). Es también el esbozo del ciclo mítico a ser discutido

aquí, uno de los dos grandes ciclos registrados en las crónicas españolas, entre

la década de 1540 y la de 1560, referidos a los orígenes del Imperio Inca(2 ).

El ciclo mítico del que me ocuparé relata los orígenes de los antepasados de

No. 1, Julio 1989 129


Estudios y Debates ________....;....________________

los incas en una cueva de un Jugar conocido como Pacariqtambo ("posada

del amanecer o del origen ")(3 ). De ahí viajaron hacia el norte, al fértil valle

donde establecerían su capital imperial , el Cusca.

Mientras que las más antiguas versiones registradas de este ciclo (alrededor

de los años 1540-1560) no dicen dónde se ubicaba el Jugar de origen,

para el inicio de la década de 1570 "Pacariqtambo" se había identificado

aproximadamente con el territorio hoy en día incluido en el distrito del mismo

nombre (provincia de Paruro ); el pueblo principal de esta zona, también

llamado Pacariqtambo, se halla a 26 kilómetros directamente al sur del Cusca.

La más temprana y directa evidencia que nos proporciona un atisbo del proceso

mediante el cual se dio esta identificación de un lugar de origen con un

pueblo específico, proviene de un documento encontrado por el autor en

una colección particular de Pacariqtambo (véase el apéndice). El documento

contiene un extenso testimonio de un proceso legal efectuado en 1569 con

el que un residente de este pueblo, un hombre llamado Rodrigo Sutiq Callapiña,

argumentó exitosamente ante los españoles ser descendiente de Mango

Qhapaq, el primer inca. Las reivindicaciones de este noble fueron apoyadas

por ocho miembros de la nobleza cusqueña, varios de los cuales atestiguaron

poco después en otro importante proceso para identificar a los descendientes

de Thupa Inka Yupanki (Rowe 1985b ), además de actuar como informantes

de la Historia Indica de Sarmiento de Gamboa (1572).

Gracias a la localización, o "concretización " , oficial del lugar de origen

de los incas a partir de la historia de Sarmiento, es posible realizar una

interpretación histórica de la construcción de.l mito de origen de los incas

partiendo del punto de vista de la comunidad de Pacariqtambo. El presente

estudio examina la intersección (en términos políticos, sociales y "mitohistóricos")

. de la construcción de historias individuales y familiares por parte

de un linaje de la élite de Pacariqtambo (por ejemplo, los Callapiña) con la

redacción de una de las más tempranas "historias" oficiales del Imperio

Incaico. Tocaré dos temas centrales en este estudio: en primer lugar, ¿cómo

y por qué se identificó el lugar de origen de los incas con este pueblo? Y, en

segundo lugar, ¿qué luz podemos arrojar sobre las bases sociales, políticas e

ideológicas del Estado incaico, tal como éstas quedaron expresadas en el

mito de origen, sobre la base de la comprensión del material etnohistórico

del pueblo y la región de Pacariqtambo mismos?

Unos cuantos puntos referidos a la "historicidad" de los materiales

(por ejemplo, las crónicas españolas y los documentos coloniales tempranos)

deben ser esclarecidos al comenzar.

l2. MITO E HISTORIA INCAS

Hay una diferencia básica de parecer entre los andinólogos en lo que

a la historicidad de las fechas, eventos y personajes prehispánicos mencionados

en las crónicas españolas se refiere. Esta diferencia en los pareceres, y los

130 Revista Andina, Año 7


---------------------- Urton: Historia de un mito

enfoques radicalmente distintos de los estudios andinos de ellos resultantes,

queda mejor ejemplificada en los trabajos de John Rowey. R. Tom Zuidema.

Durante varias décadas Rowe ha abordado la tarea de construir una

historia cultural inca desde el punto de vista de que es posible llegar a una verdadera

historia del imperio a través de un cuidadoso análisis textual y la aplicación

de la lógica al estudio comparativo de los datos proporcionados por

los cronistas (Rowe 1945, 1985a y' b ). Por ejemplo, en la década de 1940,

Rowe, trabajando con las "discrepancias" registradas en las diversas crónicas

en lo que a la duración de los reinados de los incas se refiere (aunque aceptando

básicamente la información proporcionada por la crónica de Cabello

Val boa (19 51 [ 15 86 ])), propuso una serie de fechas absolutas para los reyes

incas (Rowe 1945 y 1946). Habiendo establecido la armazón cronológica

de una única línea de sucesión dinástica, le fue entonces posible proceder

con el estudio de la historia y la historiografía andinas en forma bastante similar

al modo en que la empresa histórica ha sido practicada tradicionalmente

en occidente (es decir, como una serie lineal de hechos construidos sobre

la base cronológica de una sucesión de reyes). En dos recientes estudios

(1985a y b) ha reproducido en lo esencial la interpretación "historicista" de

las crónicas desarrollada en sus trabajos anteriores.

Desde otra perspectiva, Zuidema ha argumentado desde la década del

sesenta, en una serie de publicaciones, que como no tenemos fuentes escritas

anteriores al arribo de los españoles al Perú -y, por lo tanto, ninguna versión

indígena y no europea (o no influenciada por los europeos) de la estructura,

organización e historia del Imperio Inca- no disponemos de base alguna sobre

la cual evaluar la "historicidad" del material registrado en las crónicas

españolas. Es más, las diversas versiones sobre la dinastía (o dinastías) de

incas dadas en ellas pueden muy bien representar (malas) interpretaciones de

la realidad incaica según los modelos dinásticos y los principios de sucesión

dinástica europeos con que estaban familiarizados los españoles del siglo

XVI. Siguiendo esta línea de razonamiento, Zuidema afirma que el material

de las crónicas no puede ser usado en forma confiable para construir una historia

de los incas. Ellas debieran más bien ser vistas como conteniendo representaciones

intencionales de la organización y la estructura del imperio motivadas

por diversas consideraciones prehispánicas y coloniales políticas, sociales,

rituales y de otro tipo, siendo esta aseveración válida tanto para los informantes

indígenas como para los cronistas mismos (Zuidema 1964, 1982c,

1983 y 1986; cf. Duviols 1979b y 1980; Urbano 1981 y 1986; Wedin 1963 ).

El desacuerdo emergente de las dos posiciones arriba delineadas es

fundamental y conduce a enunciados profundamente distintos de los problemas

de los estudios andinos, así como de las estrategias para su investigación.

Como quedará en evidencia más abajo, yo acepto esencialmente el enfoque

"mitohistórico"( 4) o estructuralista de interpretación de las crónicas españolas

propuesto por Zuidema. Las razones para esto son, en primer lugar, que

como todo lo que cualquiera de los cronistas tuvo como base para la recons-

No. 1, Julio 1989 131


Estudios y Debates ________________________ _

trucción del imperio fue la memoria de sus informantes y los restos del mismo

que yacían en ruinas a su alrededor, no parece razonable suponer que

existiese una fuente para construir una "verdadera" y no motivada historia

del imperio. Y en segundo lugar, iniciar la interpretación de la historia cultural

y social de los incas partiendo de la noción de que puede haber existido

una versión "verdadera" de la historia estimula la retraducción sistemática,

como ''discrepancias", de las muchas "diferencias" que se encuentran en las

diferentes versiones proporcionadas por las crónicas de un hecho determinado;

esto a su vez conduce a la noción miope de que el trabajo de la historia

y la historiografía andinas consiste en resolver discrepancias (por ejemplo,

escogiendo una versión sobre las demás) antes que en intentar comprender y

explicar cómo y por qué distintos cronistas -empleando tal vez a diferentes

informantes o clases distintas de ellos- pueden haber llegado a interpretaciones

fundamentalmente distintas de la historia. El presente estudio mostrará,

en verdad, el papel de ciertas personas -y de ciertos tipos de personas (en

nuestro caso nobles y élites provincianas)- en las representaciones personal y

políticamente motivadas del origen de los incas en Pacariqtambo.

Veremos en este estudio que entre los siglos XVI y XVIII los habitantes

de Pacariqtambo fueron conscientes de la identificación de su pueblo

como lugar de origen de los incas; que ellos participaron activamente en la

construcción de esa tradición y que la emplearon en provecho propio en toda

ocasión posible. Esto se hará patente cuando examinemos el registro de los

pedidos hechos por la familia Callapiña para que se reconociese el status

noble de su linaje, reivindicación que establecía la base para conceder a esta

familia privilegios y exenciones especiales en el sistema fiscal de la colonia.

Lo que estaba en juego para los pobladores de Pacariqtambo en la localización

o "concretización" del lugar de origen era algo bastante elevado, y la

historia de las manipulaciones de esta tradición mitohistórica que rastrearemos

es una de luchas individuales y familiares por alcanzar poder y prestigio.

Desearía señalar finalmente que no es intención de este estudio historiar

los contenidos del mito del origen incaico en Pacariqtam bo puesto que

nuestra investigación no disminuirá en absoluto el carácter fabuloso y rico en

simbolismo del mito; es más bien mi intención explorar las dimensiones humanas

y sociales de su producción.

Ill.

LA APARIC/ON DE LOS ANTEPASADOS Y LA CREAC/ON DE

LA SOCIEDAD

A fin de responder a las preguntas planteadas en la introducción acerca

de la concretización del lugar de origen de los incas y el significado de este

proceso de localización para la mitohistoria incaica, será necesario describir y

desarrollar varias estructuras, instituciones y principios organizativos situados

en Pacariqtambo en el inicio de los tiempos. La mejor forma de lograr esto es

comenzando con una sinopsis del ciclo mítico en cuestión; la siguiente es una

132 Rev ista Andina, Año 7


----------------------Urton: Historia de un mito

paráfrasis de la que Sanniento de Gamboa proporciona(] 942 [ 1572]):

En un lugar al sur del Cusco llamado Pacariqtambo había una montaña

conocida como Tampu T'oqo ("casa de las ventanas"), donde se

encontraban tres ventanas o cuevas. En el comienzo de los tiempos,

un grupo de cuatro hennanos y cuatro hermanas -los antepasados de

los incas- salieron de la ventana central. Uno de sus primeros actos

fue organizar a los pueblos que vivían alrededor de Tampu T'oqo en

diez grupos llamados ayllus. El cortejo completo de parientes y ayllus

ancestrales salió hacia el norte en busca de tierras fértiles donde construir

su capital imperial, el Cusco. A lo largo del camino se detuvieron

en varios lugares para probar el suelo. Tras un período de errabundez

lleno de hechos maravillosos, el cortejo arribó a un cerro que dominaba

el valle del Cusco. Reconociendo por los signos milagrosos que

éste era su tan buscado hogar, los incas descendieron de la montaña y

tomaron posesión del valle.

Desarrollaré ciertos elementos claves apoyándome en la sinopsis dada

arriba de la historia básica del ciclo de mitos en cuestión. Los tres "elementos

claves" -con lo que me refiero a aquellos hechos que ocurrieron en o alrededor

de Pacariqtambo en el mito de origen que dispuso el escenario para

la fundación del imperio- incluyen lo siguiente: a) la aparición de los ocho

antepasados; b) la creación de diez ayllus por parte de ellos; y c) los hechos

que ocurrieron en diversos lugares de la ruta entre Pacariqtambo y el Cusco.

La versión principal que emplearé para desarrollar estos elementos

claves es la proporcionada por Sanniento de Gamboa en su Historia de los

Incas (1942 [ 1572 ]). Se trata de una de las más tempranas y detalladas de

que disponemos. Además, Sarmiento, que fue el historiador oficial del virrey

Toledo (ver infra), tuvo acceso a más de cien khipukamayuqs ("guardianes de

los registros") y nos da los nombres de 42 de ellos; los 42 informantes identificados

por nombre eran descendientes de la nobleza incaica que vivía en

Cusco (Sanniento · 1942: 180). Su versión contiene también cierta información

topogrc:Ífica referida a la localización de Pacariq tambo, lo cual sugiere

que al menos uno de sus infonnantes estuvo familiarizado con la geografía

real de la zona hoy en día conocida con este nombre.

II.2.

EL ORIGEN DE LOS ANTEPASADOS

Al inicio de su versión, Sarmiento nos dice que el origen de los incas

ocurrió en un lugar llamado Pacariqtambo ("la posada del amanecer" o "lugar

de origen"), que él glosa como "casa de producción". Sarmiento señala

que Pacariqtambo (Pacaritambo) estaba ubicado "seis leguas [aproximadamente

33 kms.] al sudsudeste" (el actual pueblo de Pacariqtambo está a 26

kms. directamente al sur del Cusco)(S). Allí había una montaña llamada

Tampu T'oqo (Tambotoco, "casa de ventanas") en donde se encontraban

No. 1, Julio 1989 133


Estudios y Debates ________________________ _

tres ventanas. La ventana central se llamaba Qhapaq T'oqo (Capac-toco,

·'ventana rica") y las laterales Maras T'oqo ( Maras-toco) y Sutiq T'oqo (Sutictoco).

En los inicios del tiempo, una nación de indios llamados maras salió de

la ventana Maras T'oqo. Otro grupo de personas, los tambos, salió de Sutiq

T'oqo. Sarmiento anota que al momento de escribir su versión aún había

miembros de los indios maras y tambos viviendo en el Cusco (Sarmiento

1942: 49).

De la ventana central Tampu T'oqo salieron cuatro hombres y cuatro

mujeres que, según él, eran hermanos y hermanas(6). La parentela ancestral

no tenía ni padre ni madre; nacieron, más bien, por apremio o mandato de

T'iqsi Wiraqocha (Sarmiento 1942: 49). El título de "T'iqsi Wiraqocha" es

frecuentemente traducido como "dios creador". Sin embargo, en el contexto

del mito, el título es probablemente mejor glosado como "fundador del linaje"

o "padre de los ayllus del grupo étnico'' (Duviols 1977: 59)(7).

Sarmiento da a continuación los nombres de los ocho grupos de parentesco

ancestrales. Al nombrarlos es importante retener el orden en que él

los menciona, puesto que enumera a dos grupos -primero el de los hermanos

y luego el de las hermanas- en jerarquías paralelas. Los hermanos, dice Sarmiento,

estaban ordenados por autoridad; las hermanas, por edad (Sarmiento

1942: 49). Los antepasados es~án identificados en el Cuadro 1.

Cuadro No. 1

Hermanos

Mango Qhapaq

Ayar Awka

Ayar Kachi

Ayar Uchu

Hermanas

Mama Oqllu

Mama Waku

Mama lpakura/Kura

Mama Rawa

Sarmiento no desarrolla la naturaleza o fuente de la "autoridad" según

la cual los hermanos se ordenaban jerárquicamente. Tal como la describe

el mito de origen, pareciera como si la jerarquía "natural" basada en las edades

de las mujeres antepasados proporcionase el modelo para la ordenación

política de sus hermanos. Por lo tanto, los informantes de Sarmiento parecen

haber identificado el orden de nacimiento, vinculado por la condición de parentela

a una jerarquía de autoridad, como el conjunto primordial de los

principios y relaciones organizadoras de la mitohistoria inca.

En la siguiente sección veremos cómo el mito de origen proyecta estas

relaciones primordiales políticas y de parentesco sobre las bases de la sociedad

imperial bajo la forma de un sistema de parcialidades compuesto por

diez grupos sociopolíticos y rituales jerárquicamente ordenados: los ayllus.

134 Revista Andina, Año 7


----------------------Urton: Historia de un mito

11.3. EL ORIGEN DE LOS A YLLUS

Después de que emergieron los ocho antepasados surgió el conflicto,

motivado por la codicia y el deseo de conquistar a los pueblos vecinos; la sociedad

se formó a partir de este conflicto primordial y la beligerancia que lo

motivó. Esto es, inmediatamente después de aparecer en Tampu T'oqo, los

ocho antepasados comenzaron a causar líos diciendo que eran fuertes y sabios

Y que iban a unirse a los indios tambos que vivían alrededor de Tampu

T'oqo e ir en busca de tierras fértiles; decían que cuando las encontrasen

iban a conquistar y subyugar a los pueblos que ahí viviesen. Sarmiento describe

así este giro en los acontecimientos:

"Y concertado esto entre los ocho, empezaron a mover las gentes que

en aquellas comarcas del cerro había, puniéndoles por premio que los

harían ricos, y les darían las tierras y haciendas de los que conquistasen

y subjetasen. A lo cual por el interés se movieron diez parcialidades

o ay/los, que quiere decir entre estos bárbaros linaje o bando .. . "

(Sarmiento 1942: 50; subrayado mío).

Tras describir el origen de los ayllus (ay/los), Sarmiento identifica a

diez de estos grupos formados entre los indios tambos que vivían alrededor

de la montaña de Tampu T'oqo. Al igual que en su enumeración de los ocho

antepasados en un grupo de cuatro hermanos y otro de cuatro hermanas, él

los divide en mitades ("bandos") de cinco ayllus cada uno; el primer grupo

de cinco es identificado como la mitad de Hanancuzco ("alto Cuzco"), el

otro como Hurincuzco ("bajo Cuzco"). Los nombres de los diez ayllus aparecen

en el Cuadro 2.

Cuadro No. 2

Hanancuzco

Chawin Cuzco Ayllu

Arayraka Ayllu Cuzco-kallan

Tarpuntay Ayllu

Wakaytaqui Ayllu

Sañoq Ayllu

Hurincuzco

Sutiq-t'oqo Ayllu

Maras Ayllu

Kuykusa Ayllu

Maska Ayllu

Uru Ayllu

A poco de ser creados, los ayllus viajaron con los ocho antepasados al

Cusca, donde estaban destinados a formar la base de la organización de la población

no inca del valle (Sarmiento 1942: 50-51 )(8). Dado que un desarrollo

completo del papel de los diez ayllus en la organización del Cusco incaico

está más allá del campo de este estudio (véase Zuidema 1964 y 1986; Rostworowski

1983; Rowe 1985a), limitaré mi análisis a aquellos ayllus que en la

No. 1, Julio 1989 135


Estudios y Debates _______________________ _

versión de Sarmiento y en otros documentos históricos se hallan estrechamente

identificados con poblaciones en o alrededor de Pacariqtambo; esto

incluye a tres ayllus de Hurincuzco: Sutiq T'oqo Ay/lu, Maros Ay/lu y Maska

Ayllu.

Los ayllus Sutiq T'oqo y Maros, que salieron de las dos ventanas laterales

de Tampu T'oqo, parecen haber estado asociados en la mitohistoria incaica

con las capitales de los reinos preincaicos situados al norte y al sur del

valle del Cusco (Zuidema 1986: 22-26). Sarmiento apunta que los indios tambos

que poblaron el territorio alrededor de Tampu T'oqo descendían de la

ventana de Sutiq T'oqo. Por implicación, la etnia de los tambos puede muy

bien haber formado tanto el reino de Sutiq como el ayllu de Sutiq T'oqo al

interior del valle del Cusco (véase Poole 1984: 92). Sutiq (que puede ser glosado

como "nombre") es uno de los cinco ayllus actuales de la capital provincial

de Paruro; Pacariqtambo es hoy ·en día un distrito de esta provincia.

Los pobladores de Pacariqtambo son identificados en documentos

del período colonial temprano como miembros del grupo étnico de los maskas

(o masques). Su territorio incluía la zona del actual distrito de Pacariqtambo,

al igual que partes de las actuales comunidades de Yaurisque, Coyatambo

y Huanoquite (A.D.C., Archivo del Ilustre Cabildo ... del Cuzco:

Top. 8, sig. 3-5 , 1595, f. 33; véase Guamán Poma de Ayala 1980: 84, 337

[339]; Poole 1984: 91 , 458 y 464-465). En documentos que van desde el tardío

siglo XVI hasta mediados del XIX, la provincia de Paruro aparece como

la "provincia de Chillques y Masques". La etnia de los chillkas (chillques)

ocupó el territorio del actual pueblo de Paruro (a unos 15 kms. al este de

Pacariqtambo), mientras que los maskas ocuparon Pacariqtambo(9).

En tiempos incaicos, los tambos, los maskas (que pueden haber sido

un subgrupo étnico de los tambos) y los chillkas recibieron todos el status de

"incas por privilegio" (Guamán Poma 1980: 750 [740]). Esto es, los kurakas

de estos grupos recibieron la privilegiada condición de seminobles. Los incas

de privilegio constituían una clase de administradores que vinculaba a la élite

provincial con la nobleza incaica del Cusco. Su condición de seminobles estaba

determinada por, o coincidía con, su status de maridos de mujeres de la

nobleza incaica. Esto es, el inca daba a sus "hermanas" (tanto reales como

clasificatorias) como esposas a estos funcionarios provinciales, creando así

una burocracia administrativa jerarquizada a lo largo y ancho del imperio en

base a las alianzas matrimoniales (Zuidema 1986; véase Alberti M. 1985:

5 70-571 ). Nos encontraremos después con que la pretensión de haber tenido

una condición de noble (o de seminoble) en tiempos incaicos fue usada por

personas de Pacariqtambo (y de otros lugares) como el fundamento para solicitar

privilegios y exenciones especiales bajo la administración colonial española.

136 Revista Andina, Año 7


---------------------Urton: Historia de un mito

ll4.

EL VIAJE DE PACARIQTAMBO AL CUSCO

Después de formados ios diez ayllus en Tampu T'oqo, los antepasados

y ellos iniciaron su viaje en busca de una tierra fértil donde fundar su capital.

Es crucial subrayar que en aquellas versiones del mito de origen compiladas

antes de Sarmiento (es decir, antes de 1572) no hay indicación alguna

de dónde quedaba "Pacariqtambo" o inclusive de si ese nombre se refería a

algún lugar en particular. Con la versión de Sarmiento hay una repentina proliferación

de topónimos, algunos de los cuales pueden ser identificados con

pueblos o viejos ayllus dispersos en la zona del actual distrito de ese nombre.

Los nuevos topónimos en esta versión incluyen a Waynakancha, Pal/ata,

Tamboquiro y Haysquirro. En crónicas escritas algo después de la suya encontramos

un topónimo adicional, Pachecti (Cabello Valboa 1951: 260-261;

Murúa 1962: 21-22). Las ubicaciones de los lugares identificables se muestran

en el Mapa 1. Como la versión del mito de origen proporcionada por

Sarmiento contiene estos topónimos, podemos seguir el viaje de los antepasados

de Pacariqtambo al Cuzco en el espacio geográfico "concreto"(} 0).

A continuación recapitularé, en primer lugar, la versión proporcionada

por Sarmiento del viaje de los antepasados y luego consideraré las preguntas

más generales de cómo y por qué se concretizó al lugar de origen. Sin

embargo, como este resumen se iniciará en "Tampu T'oqo", será necesario

comenzar con un esclarecimiento de dos de los topónimos mostrados en el

Mapa 1 : Tamputoco y Pumaurqu.

En el mapa hay un lugar llamado Tamputoco a unos 2-3 kms. al noreste

de Pacariqtambo. Es un afloramiento rocoso que tiene una pequeña cueva

y varias cavidades menores en la cara rocosa. Los habitantes del pueblo de

Pacariqtambo dicen hoy en día que esta cueva es el lugar de origen de los

incas. A pesar de esto, esa cueva no es el único lugar de la zona que los actuales

pobladores identifican así. Seis kilómetros alnorte de Pacariqtambo, cerca

a la comunidad asociada de Mollebamba-Ayllo Pachecti, hay dos lugares

arqueológicos llamados Maukallaqta y Pumaurqu. Las grandes y bien conservadas

ruinas del pueblo de Maukallaqta han sido exploradas y descritas por

Bingham (1930), Muelle (1950), Pardo (1941 ,1957) y Bauer (s.f.). En excavaciones

recientes éste último encontró que el lugar estuvo ocupado desde el

horizonte medio (alrededor de los años 500-1100 d.de C.) hasta el momento

de la conquista española.

En una copia de un documento que se remonta a 1614, incluida en

un pedido de reconocimiento de Mollebamba-Ayllo Pachecti como comunidad

campesina, hay una referencia a "el pueblo viejo de Paccariqtambo". Se

dice que este lugar estuvo ubicado en una montaña llamada Viracocha-urqu

(A.M.A.C. , Exp. 4281 , 1964 ). Como mostraré luego, esta referencia identifica

casi con toda certeza a las ruinas de Maukallaqta con el emplazamiento

original del pueblo de Pacariqtambo, por lo menos en la interpretación de los

pobladores locales del temprano siglo XVII.

No. 1, Julio 1989 137


Mapa 1

El escenario geográfico del viaje de los antepasados

Cuzco~

San Sebastián

O (Sallo)

0 Choco

0 cochona

HUARQUI

º

San Jer6nimo

(Orna)

OMatao

_.. Huanacouri

0 Huanoquite

. ~

'O '(o.U.r1<J

p., Huaynacancha

0

Maukallaqta Pallota

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0 Pumaurqo

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1

OTamputaco

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5 4

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5

138

Revista Andina, Año 7


----------------------Urton: Historia de un mito

A poca distancia al este de Maukallaqta hay un pequeño emplazamiento

arqueológico conocido como Pumaurqu. Estas ruinas incluyen a dos

pumas líticos finamente tallados y varias construcciones pequeñas de fabricación

incaica; también hay varias cuevas pequeñas en un acantilado que domina

el lugar. Los pobladores de Mollebamba-Ayllo Pachecti y de la zona circundante

consideran que Pumaurqu es el sitio de Tampu T'oqo.

Tomando en consideración las complejas construcciones incaicas de

Maukallaqta y Pumaurqu y la evidencia documental arriba mencionada, parece

razonable identificar al primero con el Pacariqtambo de tiempos incaicos

y al segundo con Tampu T'oqo. Como explicaré luego con mayor detalle,

el nombre de "Pacariqtambo" fue probablemente transferido de las ruinas

de Maukallaqta hacia el sur en algún momento del período 1570-1590. A

resultas de este traslado (o translocación) del pueblo inicial, la actual cueva

de origen -Tampu T'oqo- puede también haberse desplazado hacia el sur,

viniendo a ser la pequeña cueva al noreste de Pacariqtam bo actualmente

identificada con ese nombre. De ahí que en el siguiente análisis las referencias

a Tampu T'oqo deban ser entendidas como indicando el lugar cercano a

Maukallaqta actualmente conocido como Pumaurqu.

Retornando a la versión del mito anotada por Sarmiento, él señala

que los incas partieron de Tampu T'oqo en su viaje legendario. Cabello

Valboa (1951 [ 1568]) y Murúa (1962 (1590)) sostienen que se detuvieron

primero en Pachecti, a unos cinco kms. al norte del pueblo de Pacariqtambo

(ver Mapa 1, Ayllo Pachecti). Allí probaron~el suelo y, viendo que no era el

adecuado, continuaron su viaje. La siguiente parada, primera en el relato de

Sarmiento, fue en Waynakancha, que se dice estaba situada "[a] cuatro

leguas [aproximadamente 22 kms.] del valle del Cuzco". Allí hay un pequeño

sitio del período incaico, en el valle de Yaurisque, llamado Waynakancha,

cerca de la actual hacienda del mismo nombre (véase el Mapa 1; Bauer s.f.).

En Waynakancha, Manqo Qhapaq y su hermana Mama Oqllo concibieron

un hijo. El cortejo se dirigió luego a un lugar denominado "Tamboquiro"

(no identificado) donde ella dio a luz a un niño al que llamaron

Sinchi Ruq'a. El llegaría a suceder a su padre como segundo rey del imperio.

Después de celebrar su nacimiento se dirigieron a Pal/ata (Palluta), "que es

casi una misma cosa con Tamboquiro". Ahí permanecieron por varios años.

Sin embargo, como la tierra no les satisfacía se fueron a "Haysquirro ", que

se dice estaba a un cuarto de legua de Pallata (Sarmiento 1942: 51-52). Este

topónimo puede ser una corrupción de Yaurisque, un pueblo al norte de

Pallata, o tal vez se refiere a un lugar del cercano valle del Auquis (Mapa 1 ).

Fue en Haysquirro que sucedió el evento que quebraría la unidad de

los antepasados. Ayar Kachi, uno de los cuatro hermanos, era un gran em bustero,

muy cruel y hábil con la honda. Creó problemas en todos los pueblos

por donde pasaba el cortejo y perturbaba la paz y la armonía entre los hermanos.

Por ello los otros siete antepasados complotaron para librarse de él con

una treta. Lo enviaron a buscar algunos objetos que dijeron haber olvidado

No. 1, Julio 1989 139


Estudios y Debates ________________________ _

en la cueva de Tampu T'oqo. Junto con él enviaron también a una persona

del séquito llamada Tambochakay ("el que impide el acceso al tambo"), a

quien se ordenó dar muerte a Ayar Kachi y no permitirle el regreso. Al llegar

a Tampu T'oqo, Ayar Kachi entró en la cueva y Tambochakay empujó una

roca grande sobre la entrada, dejándole atrapado en su interior (Sarmiento

1942: 52-54).

Habiéndose librado de él, los antepasados continuaron su camino y

llegaron luego a las cercanías del valle del Cusco, a un lugar llamado Quirirmanta,

al pie de una montaña conocida como Wanakauri. Al subir este cerro

vieron por vez primera el valle. Reconociendo por la señal del arcoiris extendido

sobre él que éste era su tan buscado hogar, se prepararon para descender.

En este momento Ayar Uchu (el cuarto hermano de los antepasados) se

transformó en una piedra sagrada; los incas después adoraron esta piedra

como una de sus principales wakas. Los siguientes seis antepasados prosiguieron

hasta un lugar de nombre "Matawa" (¿Matao?), donde permanecieron

dos años. Entraron luego al Cusco y al arribar a Wanaypata, donde luego

sería el centro de la ciudad, Ayar Awka (el segundo antepasado masculino)

se transformó en un pilar de piedra. Esto dejó solos a Manqo Qhapaq, sus

cuatro hermanas y el niño Sinchi Ruq'a, para fundar y construir la ciudad del

Cusco (Sarmiento 1942: 54-57).

Como casi todo mito de origen, el de los incas está esencialmente

preocupado por las fuentes, naturaleza y consecuencias de la identidad. Estas

preocupaciones son vistas a tres niveles en este mito de origen: individual, social

y político. El primero de ellos -la identidad individual- tiene sus más

claras expresiones en las personalidades de los antepasados. Son ocho personajes,

cada uno de ellos con su personalidad, "función" e historia vital distintivas.

Ellos eran un grupo de arquetipos cuidadosamente construidos -por

ejemplo, el rey, la reina, el embustero, etc.- cuyas identidades individuales

y colectivas tejían a lo largo de la mitohistoria inca la red de personalidades

de la que formaba parte cada generación de narradores.

La preocupación por la identidad social en el mito de origen es visible

en las relaciones adscritas a los hombres y mujeres ancestrales (por ejemplo,

parientes y esposos) y en la formación de los diez ayllus como uno de los primeros

actos realizados por los antepasados. El mito es explícito acerca de las

fuentes de la identidad social tanto de la nobleza incaica como de los comuneros.

Los incas salidos de Tampu T'oqo por mandato de T'iqsi Wiraqocha

eran de origen divino y sus identidades sociales -los principios primeros de la

vida colectiva incaica- eran productos de sus identidades divinamente inspiradas.

Por otro lado, las identidades sociales de los comuneros se derivaban y

dependían de los incas, pues los antepasados eran los responsables de la formación

de los primeros ay/tus. Así, el mito de origen describe una jerarquía

de identidades: T'iqsi Wiraqocha ~ nobleza inca -- ayllus de comuneros.

La función principal de esta jerarquía de fuentes de identidad fue el proporcionar

una racionalidad a las desigualdades de status y clase existentes en

140 Revista Andina, Año 7


----------------------Urton: Historia de un mito

el imperio.

El último punto concierne a la cuestión de dónde tuvieron lugar estas

definiciones de identidad. El mito sitúa estos procesos fuera del Cusco, pero

dentro de su inmediata vecindad. La preocupación aquí es el problema del

establecimiento de un punto de vista, al interior del espacio mítico, desde el

cual caracterizar el conjunto de identidades políticas del imperio, especialmente

la relación entre la nobleza cusqueña y los incas por privilegio y kurakas

locales de las provincias. Para esto no servían ni el centro ni los extremos

del imperio, puesto que el Cusco y las poblaciones de la periferia del reino

estaban muy alejados el uno de las otras, a la vez en la geografía y en la historia.

Se transó seleccionando un lugar intermedio, esto es, un Jugar '1im ítrofe"

por un lado con la periferia del valle del Cusco y el otro adyacente a lo

que geográfica e históricamente era "afuera". Una vez puestas en movimiento

en la periferia del Cusco, las personalidades, estructuras y relaciones que

regían la sociedad imperial (por ejemplo, los antepasados, los ayllus, las mitades

y el ordenamiento jerarquizado de estos grupos) se desplazaron inexorablemente

hacia el centro, definiendo sucesivos límites entre la periferia y el

centro en el viaje de los antepasados hasta que llegaron a descansar al valle

del Cusco.

Lo que examinaremos en lo que resta de este estudio es, en primer lugar,

el papel de Sarmiento de Gamboa y sus informantes en la concretización

e historización de "Pacariqtambo" en la mitohistoria imperial y, en segundo

lugar, el sorprendente éxito que ciertas personas de Pacariqtambo tuvieron

en la época colonial temprana en orquestar la mitohistoria del origen del imperio

con la historia genealógica local.

ll5.

EL PROBLEMA DE LA CONCRETIZACION DEL ESPACIO

MIT/CO POR SARMIENTO

Para darle la perspectiva adecuada al tema de la concretización del lugar

de origen debemos tener clara desde el principio la naturaleza del "problema"

que se desprende de la versión del mito proporcionada por Sarmiento. El

problema, o conjunto de problemas, puede ser caracterizado por las siguientes

preguntas: dado que ninguno de los cronistas anteriores a Sarmiento identifica

a "Pacariqtambo" con un lugar en particular, ¿fue él, acaso, el responsable

de la distorsión inicial del concepto abstracto y adimensional de paqarina

("lugar de origen") cuando concretizó la geografía del legendario viaje de

los antepasados? Esto es, ¿acaso estimuló él, en su afán por escribir la verdadera

historia de los incas -en lugar de reunir una colección de fábulas-, a sus

informantes para que identificaran el lugar de origen en el espacio geográfico

concreto? ¿Cuáles pueden haber sido los motivos de Sarmiento -o de sus

informantes- para concretizar el lugar de origen? Y por último, ¿es posible

que en la ideología y la mitohistoria prehispánicas tradicionales existiesen simultáneamente

un concepto abstracto y otro concreto de "Pacariqtam bo "?

No. 1, Julio 1989 141


Estudios y Debates ________________________ _

El nuevo carácter dado al espacio del mito de origen por la relación

de Sanniento debe ser considerado a la luz de dos circunstancias históricas.

En primer Jugar, aunque el asentamiento incaico de Maukallaqta puede haber

sido conocido originalmente como "Pacariqtambo", hasta 1571 -un año

antes de que la historia de Sarmiento fuese concluida- no existía el actual

pueblo de ese nombre. Ese año el pueblo fue fundado como la reducción en

un único asentamiento de once ayllus previamente dispersos (Ulloa 1909;

véase infra). La política de crear asentamientos nucleados fue instituida en

todo el Ande por el virrey Francisco de Toledo ( 1569-81) a partir de 1570 y

continuada durante unos cinco años (Toledo 1920 (1572-75]; véase también

Gade y Escobar 1982 ; Málaga M. 1979). Puesto que el pueblo conocido hoy

en día como Pacariqtambo fue construido en 1571 como parte del proceso

de reducciones alrededor del Cusco, hay así una curiosa coincidencia histórica

entre la fundación del pueblo y la concretización de "Pacariqtam bo" en el

mito de origen relatado en la historia de Sanniento de 1572.

La segunda observación histórica a tener en cuenta es que, como ya

se señaló, Sanniento escribió su historia específicamente para Francisco de

Toledo con la finalidad de infonnarle de las costumbres, leyes e historias de

los incas. Su Historia de los Incas fue una de las principales fuentes de información

empleadas por Toledo en su reorganización y reubicación de las poblaciones

andinas (Porras Barrenechea 1986: 363 ). Por lo tanto, Sanniento

fue el agente o vocero del virrey que fue responsable de la reorganización y,

más específicamente, de una nueva concretización ("reconcretización", en el

caso de Pacariqtambo) hispano-inspirada de los pueblos y lugares andinos del

temprano período colonial.

Es claro, dadas las anteriores circunstancias, que las preguntas de

cómo y por qué se vino a concretizar el lugar de origen deben ser situadas en

el contexto de la transfonnación histórica de la sociedad andina con el virrey

Toledo. Bajo esta luz, la geografía del mito de origen, las identidades de los

antepasados, la organización de los diez ayllus no regios y otros rasgos del

mito, según los describió Sarmiento en los tempranos 1570, cobran importancia

tanto como actitudes y construcciones ideológicas dentro de la sociedad

colonial, así como para la reconstrucción de la "verdadera historia" del

imperio Incaico.

En la siguiente sección examinaremos diversos documentos del período

colonial en los que hay clarísimas evidencias del uso del mito de origen en

intentos de manipular las instituciones coloniales hispanas. Ellos nos pennitirán

interpretarlo desde el punto de vista de los residentes de Pacariqtambo,

entre 1542 y 1 718. Tras examinar estos datos volveremos a la cuestión de su

concretización por parte de Sanniento, a fin de examinar con mayor detenimiento

las identidades de algunos infonnantes.

142 Revista Andina, Año 7


--------------------- Urton: Historia de un mito

llll. LA NOBLEZA LOCAL DE PACARIQTAMBO

Los documentos discutidos en esta sección conciernen a las reivindicaciones

de la condición de nobleza realizadas por individuos en el período

colonial temprano. Será por lo tanto útil dejar en claro desde el principio en

qué se basaban para hacer tales peticiones y cuáles fueron las consecuencias

para aquellas personas y familias cuyos pedidos fueron reconocidos por los

españoles.

Gran parte de la reorganización de la burocracia colonial efectuada a

inicios de la década de 1570 por Toledo tenía como objetivo el establecimiento

de un sistema eficiente de tasación y cobro del tributo. La unidad de

tasación fue el repartimiento, una unidad administrativa basada en la concesión

-no territorial- a un español del patronazgo sobre un grupo de indios.

Dentro de cada repartimiento éstos se hallaban agrupados en uno o más pueblos

nucleados: las reducciones. Cada repartimiento era tasado con una suma

fija de tributo a ser pagada bianualmente en productos o en especie; a cada

tributario se le asignaba parte del gravamen total (véase, por ejemplo, la descripción

del tributo de Pacariqtambo en Toledo 1975 [1583) : 151).

La cantidad de tributo impuesta a cada repartimiento era determinada

en base al padrón de tributarios. Esta clase incluía a todos los hombres entre

los 18 y los 50 años. Las mujeres, los niños y los impedidos físicos quedaban

libres del pago (Toledo 197 5; Villarán 1964: 93 ). Otra categoría exenta

de los impuestos incluía a los funcionarios comunales, llamados caciques o

kurakas, entre cuyas obligaciones se encontraba el cobro del tributo. Entre

los principales funcionarios del sistema de gobierno local habían un alcalde,

un cacique principal, dos caciques (llamados también segundas personas) y

oficiales públicos -referidos diversamente como cacique, segunda y mandón-

que representaban a los ayllus. Estos oficiales estaban por lo general

eximidos del tributo (Glave 1987: 81; Hampe 1986: 184; Villarán 1964: 93).

Además, las personas que pudieran demostrar haber pertenecido a la nobleza

incaica en tiempos prehispánicos quedaban libres del pago del tributo y de

los trabajos públicos y servicios personales para los españoles (Rampe 1986:

184;Rowe 1957: 156-57;Spalding 1984: 219-221).

Parece haber existido cierto grado de continuidad entre las familias

de las que salían los caciques principales en el temprano período colonial y

aquellas personas reconocidas como descendientes de la nobleza incaica (cf.

Rowe 1957 : 157). Puede verse un ejemplo de esto en la aparición de miembros

de una cierta familia -los Callapiña- como gobernadores y caciques

principales de Pacariqtambo y Yaurisque desde mediados del siglo XVI hasta

el XVIII. Como se verá luego, ellos fueron una familia poderosa en las burocracias

locales de Pacariqtambo y Yaurisque que, a través de sus reivindicaciones

de ser de ascendencia noble, parecen haber desempeñado un papel

central en la concretización del mito de origen inca. Antes de examinar una

serie de reivindicaciones de nobleza hechas por esta familia a partir de 1569,

No. 1,Julio 1989 143


Estudios y Debates _______________________ _

nos desviaremos brevemente para tratar de otro documento que testimonia el

papel de quien probablemente fue un miembro anterior de este mismo linaje

en la narración de la más temprana versión "oficial" del mito de origen inca;

esto tuvo lugar en 1542, en la primera década después de la conquista española.

Ill2.

LA CRONICA DE LOS KHIPUKAMA YUQS

En 1892, Jiménez de la Espada publicó un documento titulado Una

antigualla peruana (para la historia de la redacción del documento véase

Duviols 1979a y Porras Barrenechea 1986 ). Aunque el escrito, al que me referiré

como la "crónica de los khipukamayuqs", está firmado al final por un

"Fray Antonio" (cuya identidad se ignora) y fechado en el Cusca, en 1608,

en dos ediciones posteriores de la obra se le atribuye el año 1542 (Vaca de

Castro 1929 y Relación de la Des<;endencia ... 1974 ). La razón de una atribución

tan temprana es que hacia el inicio del relato se dice que el documento

es el registro de una averiguación hecha por Vaca de Castro (1541-44) en

1542, en el Cusca, con la finalidad de determinar la verdadera historia del

imperio.

Sus informantes fueron cuatro viejos khipukamayuqs que sirvieron a

los incas antes de la conquista como historiadores oficiales. Dos de ellos se

identificaron como naturales de Pacariqtambo; Cal/apiña y Supno eran sus

nombres (Relación de 1(1 Descendencia . . . 1974: 24 ). Volveré a ocuparme

del papel de los dos khipukamayuqs de Pacariqtambo en la historia temprana

de la concretización del mito de origen inca después-de explicar la naturaleza

del documento en que su testimonio quedó registrado.

La crónica de los khipukamayuqs es claramente divisible en dos partes,

como seí'lalaron Duviols ( 1979a) y Porras Barrenechea ( 1986 ). La primera

de ellas relata la "historia" de los incas, desde Mango Qhapaq hasta Pachakuti

Inka, y presenta una descripción de las instituciones y costumbres políticas,

sociales y religiosas de los incas. La segunda parte relata la vida y obras

de Wayna Qhapaq, el último (11 º) inca, quien murió poco antes de la llegada

de los españoles. La narración describe la lucha por el poder y la sucesión al

trono entre dos de sus hijos, Atawallpa y Waskar. En este punto la crónica no

es imparcial. Empero, para seguir con la argumentación que sobre este punto

se hace en ella, resulta necesario discutir primero, en forma breve, los mitos

de origen que aparecen en su primera parte.

La crónica en verdad contiene dos versiones distintas del origen del

inca Mango Qhapaq. La primera es una versión general que fue, al parecer,

relatada por los cuatro informantes de Vaca de Castro. Ahí se dice que Mango

Qhapaq -quien fue engendrado por los rayos del sol- salió de la ventana

de una casa en Caparitambo (sic), a unas cinco leguas (aproximadamente 24

kms.) del Cusca. Viajó entonces al valle del Cusca llevando consigo a diez sacerdotes,

diez o doce indios con sus mujeres y a un ídolo llamado Wanakauri

144 Revista Andina, Año 7


---------------------- Urton: Historia de un mito

( Relación de la Descendencia . .. 197 4: 23-24 ).

La segunda versión del mito, atribuida específicamente a los dos khipukamayuq

de Pacariqtambo, Callapiña y Supno, dice que Manqo Qhapaq

fue hijo de un kuraka de Pacariqtambo. El niño creció solo con su padre por

haber fallecido su madre cuando aún era un bebé. Su padre traviesamente le

puso el apodo de "hijo del Sol". Cuando tenía diez o doce años su padre murió.

El niño y la "gente bruta" del pueblo se quedaron convencidos de que él

~ra el hijo del Sol. Ahora bien, en su familia habían dos viejos que eran los

sacerdotes de los ídolos de su padre. Estos siguieron promoviendo la patraña

de su condición divina. Al cumplir Manqo Qhapaq los 18 ó 20 años, los dos

viejos sacerdotes lo convencieron de que en verdad era hijo del Sol y le fomentaron

la creencia de que él y sus descendientes eran los señores naturales

de la tierra. Animado por estas pretensiones, Manqo Qhapaq salió de Pacariqtambo

con su familia, los dos sacerdotes y el ídolo llamado Wanakauri

para exigir su legítimo lugar como señor del valle del Cusca (Relación de la

Descendencia ... 1974: 24-29).

Como ha mostrado Pierre Duviols, el ímpetu global de la crónica de

los khipukamayuqs concierne a unas pretensiones al título de Inca presentadas

al iniciarse el siglo XVII por don Melchor Carlos Inka, nieto de Paullu

Inka. Paullu fue hijo de Wayna Qhapaq en una esposa secundaria, una princesa

de alto rango perteneciente a la nobleza provincial. Sus descendientes estuvieron

entre aquellos que se disputaron la sucesión al trono de los incas después

de muertos Atawallpa y Waskar (Duviols 1979a: 586-587). Esto no quiere

decir, sin embargo, que el material proporcionado por el testimonio de los

cuatro khipukamayuqs sea fraudulento. Antes bien, la información contenida

en las secciones de la crónica que recogen su testimonio probablemente sí

provenga de extractos tomados de la averiguación efectuada por Vaca de

Castro en 1542 (Duviols 1979a: 588-589 y Porras Barrenechea 1986: 748).

Estos extractos fueron usados por don Melchor para realzar la credibilidad de

sus pretensiones al trono incaico, con sus referencias a los khipukamayuqs de

Pacariqtambo y la información detallada de la dinastía y las costumbres de

los incas que proporcionan.

Aunque los materiales de los extractos de 1542 en la crónica de los

khipukamayuqs no concretizan directamente el lugar de origen, o al menos

no en el sentido de dar nombres reales dentro de la zona hoy en día conocida

como Pacariqtambo, lo que sí hacen es introducir su nombre en el registro

escrito como el lugar de donde era originario Manqo Qhapaq, identificando

al primer inca como miembro de un linaje de caciques principales de por ahí.

Además, la crónica establece el hecho que en 1542 un miembro de la familia

Callapiña, de Pacariqtambo, era reconocido como una autoridad en la historia

de los supuestos hechos que rodearon el ascenso al poder de Manqo. En

la siguiente sección seguiremos la argumentación hecha en 1569 por un cacique

principal de ese lugar apellidado Callapiña, quien sostenía ser él mismo

un descendiente directo de Manqo Qhapaq.

No. 1, Julio 1989 145


Estudios y Debates _______________________ _

lll3.

LOS DESCENDIENTES DE MANQO QHAPAQ Y QOYA QORI

KUKA

El eje del análisis en esta sección concierne a los pedidos de reconocimiento

como nobles incas presentados a los españoles en el Cusca en 1569,

1692 y 1718 por miembros de la familia Callapiña. En la más temprana de

estas reivindicaciones, un hombre llamado Rodrigo Sutiq Callapiña sostenía

descender directamente de Manqo Qhapaq por su patrilínea paterna, y de

otros nobles incas por la patrilínea materna. No sabemos qué relación, si

hubo alguna, puede haber existido entre Rodrigo y el khipukamayuq de Pacariqtambo

del mismo apellido que declaró ante Vaca de Castro en el Cusca,

en 1542.

Al comenzar es necesario decir algunas palabras acerca de la naturaleza

de la documentación utilizada en esta discusión. El documento más importante

a usar aquí, al que llamaré "documento Callapiña", es uno de varios

que existen actualmente en la colección particular de la familia Coronel, dueños

de una hacienda en Pacariqtambo(l l ). Por diversas razones que no es necesario

detallar, es bastante seguro que los documentos en cuestión estuvieron

en manos privadas desde por lo menos la década de 1930. En el Apéndice

se transcribe el documento, dada su importancia e interés para la etnohistoria

andina.

El grueso del material que contiene se refiere a una certificación de

nobleza efectuada en 1569. Este testimonio fue copiado en una petición posterior,

fechada en 1718, presentada a los españoles por dos hermanos, Vicente

e Ysidro Callapiña, ambos residentes en Yaurisque. El contenido de la solicitud

de 1718 es copia de una similar realizada e~ 1692 por Juan Santa Cruz

hanco sutiq Callapiña y Thomás hanco sutiq Callapiña, padre y tío de Vicente

e Ysidro. Ellos habían solicitado en 1692 ser reconocidos como nobles,

basándose en una copia de la petición hecha por Rodrigo Sutiq Callapiña, su

abuelo, en 1569. Por lo tanto, el documento Callapiña es una copia hecha en

l 718 de otra de 1692 del pedido original de 1569(12 ).

La Figura l presenta un diagrama de las relaciones genealógicas descritas

en el documento. En 1569, Rodrigo sostuvo exitosamente ser un descendiente

patrilineal directo de Manqo Qhapaq, "Primer Rey y señor Natural

que fue destos Reynos". Por el lado materno decía que su madre, Angelina

Qori Qoyllur (Coricoyllor), era nieta de dos miembros de la nobleza inca,

Kilaku Yupanki Inka (Quilaco Yupanqui Ynga) y Qoya Qori Kuka (Coya

Coricoca). Rodrigo llamó a ocho personas para que declararan en su nombre.

Los testigos, hombres cuya edad (según ellos) iba desde los 85 hasta los 132

años, descendían de la nobleza cusqueña(13). Como veremos posteriormente,

uno de ellos (y muy posiblemente por lo menos dos más) fue uno de los

principales informantes de la Historia de los Incas de Sarmiento de Gamboa.

146 Revista Andina, Año 7


----------------------Urton: Historia de un mito

Figura l

La genealogía de Rodrigo Sutiq Cal/apiña

6 Manco Capee

Qullaco Q Coya

l Yupanqul Inca 6. ~ Cori Coca

----- Í ------- (Carhuacalla} --- ------------ 1532

:r

/:s.T

· (Conquista)

Auquisutic Paucar

Fernando Q Mencia Q

Martín f:s.

Ocllo Yupanqul Inca Francisca

(Carhuacalla)

Sayri

Francisco hanco f::s. 1 Ü Angelina

Sutic Callapil'la

Corl Colllor

Rodrigo

A. Sutic Collaplna

1 (Anchocori}

Pedro

6 Sutic Collopil\o

1

Juan Sta . Cruz 1

honco sutic Cal lapirla 6.

?

1 Tomás hanco

6. Sutic Callapll\a

1692

1

Vicente 1

Callapirla 6

1 Ysidro

6 Callapiña

1718

No. 1, Julio 1989

147


Estudios y Debates _______________________ _

III.3.a. EL MITO DE ORIGEN EN LA CONSTRUCCION DE LA HISTORIA

GENEALOGICA LOCAL

El documento Callapiña contiene dos "nuevas" versiones del mito de

origen inca. Son las únicas supuestamente obtenidas de testimonios indígenas

disponibles después de las versiones registradas en las crónicas del temprano

siglo XVII de Santacruz Pachacuti Yamqui (l 613) y Guamán Poma de Ayala

(1583-1615). La primera de ellas aparece en el testimonio conjunto dado en

1569 por Diego Atao Yupanqui ("de Edad de ochenta y sinco años") y Santiago

Aucamira ("de Nouenta y tres años"). Dice así:

" ... los dos testigos an oido decir por tradicion Antigua a sus mayores

y mas Ancianos como el dho Ynga Mane-0 Capac Nacio de Una

Ventanadque llaman Tambo Toco que esta en una Peña tres leguas de

esta Ciu en el valle de Tambo y junto a esta Peña esta otra peña y en

ella otra bentana que llaman Marastoco= Y sauen asimesmo que el

dho. Dn Rodrigo Sutic Callapiña y sus Padres y Abuelos desde el Tpo

del Ynga fueron y son todos Avidos y tenidos por tales Yngas Nobles

y decendientes del dho. Manco Capac Ynga= Y Como tales nunca Pagaron

Tribu tos Ni siruieron en Tambos ni hisieron mitas ni Seruicios

Personales antes fueron Gouernadores de su Pue 0 ... " (Apéndice).

La segunda versión del mito de origen está incluida en el testimonio

conjunto de Martín Natipi Yupanqui ("de hedad de Ciento y treinta y dos

años") y Francisco Apuran ti ("de Ciento y ocho años"). Estos dos hombres,

que en realidad vivían en el pueblo de Larapac, de la encomienda de Pedro

Alonso Carrasco, se identificaron como compadres de Rodrigo Sutiq Callapiña

(véase el Apéndice). Su versión es la que sigue:

"Dijieron que conosen a Dn Rodrigo Sutic Callapiña Casique Principal

y Governor del Ayllo Anchacari Reducido en el Pue 0 de Pacaritambo

de la Provª de Chilquez y Masquez ... y tienen Noticia por

tradicion Antigua del Ynga manco Capac Señor Natural que fue de

esta Tierra y que nacio de una bentana qud esta en una Peña en el

Pueº de Pacaritambo tres Leguas de esta Ciu que llaman Tamputoco

y Junto a este esta otra Ventana llamada Maras toco y que en Tpº de

Guasear ynga Conosieron a quilaco Yupanqui Ynga del Ayllo Caruacalla

de dho Pueº y a la Coya Cori cuca Vis Aguelos del dho Dn Rodrigo

Sutic Callapiña que murieron Gentiles antes que los Españoles

Pasasen a este Reyno . .. " (Apéndice).

En ambas versiones hay varios puntos interesantes. Las dos dicen que

Manqo Qhapaq salió de la ventana de Tampu T'oqo, en Pacariqtambo. Ambas

mencionan también a Maras T'oqo, que, en la versión de Sarmiento, estaba

asociada con los indios ruaras y con Maras Ayllu. Sin embargo, nada dicen

sobre Sutiq T'oqo, la tercera ventana generalmente incluida en el mito de ori-

148 Revista Andina, Año 7


---------------------Urton: Historia de un mito

gen de la que salió el Sutiq T'oqo Ayllu y los indios tambos; ésta última era

la etnia más importante de la zona de Pacariqtambo. Se·recordará, en lo que

concierne a la ausencia de una referencia explícita a Sutiq T'oqo, que el

hombre a cuyo nombre se dieron estos testimonios se llamaba Rodrigo Sutiq

(Sutic) Callapiña. Su padre y abuelo también llevaban el sobrenombre de

Sutiq, que significa "del nombre". Pudiera darse el caso que la mención del

sobrenombre Sutiq fuese entendida como una referencia a Sutiq T'oqo, pues

parece que hubo una conexión simultánea entre sutiq como sobrenombre,

como topónimo y como el apelativo de un ayllu. Por ejemplo, uno de los jefes

del Sutiq T'oqo Ay//u del Cusco, en 1572, se llamaba don Francisco Auca

Micho Auri Sutic (Sarmiento 1942: 50).

De ser cierta la inferencia anterior, sería como si los informantes cusqueños

de 1569 hubieran considerado que el linaje de Rodrigo Sutiq Callapiña

descendía no solamente de Tampu T'oqo (vía Mango Qhapaq), sino también

de Sutiq T'oqo (vía la afiliación étnica de este linaje con los indios tambos).

El agente de esta doble ascendencia sería el ayllu de afiliación de Rodrigo.

Esto es, él aparece identificado en el documento como miembro del ayllu

Anchacari (también transcrito en el documento como Anchaca). Veremos

luego que un ayllu de este nombre pertenecía a la parcialidad superior de

Pacariqtambo. Según las prácticas incaicas de la herencia, los varones heredaban

su afiliación al ayllu a través de su patrilínea y las mujeres, por su matrilínea

(Zuidema 1977). Como Rodrigo sostenía descender patrilinealmente de

Manqo Qhapaq, por implicación éste, salido de Tampu T'oqo, era el antepasado

fundador del Anchacari ayllu de Pacariqtambo. Por otro lado, el linaje

de los Sutiq parece haber sido una de las familias principales de este ayllu en

el siglo XVI. En un documento de 1568 que luego será tratado, el principal

de Anchacari (Acchacara) ayllu se llama Luis Sutiq. En esta forma, Rodrigo

Sutiq Callapiña combinaba en su ascendencia el descender de Tampu T'oqo

y de Sutiq T'oqo; la primera establecía sus vínculos con la nobleza incaica,

indicando la segunda su afiliación a un ayllu de los maskas, un subgrupo de la

etnia de los tambos que vivía en la zona de Pacariqtambo.

Vistas las cosas en función a lo alegado por Rodrigo Sutiq Callapiña

acerca de sus antepasados paternos, resulta claro -a partir del testimonio de

1569- que el mito de origen de los incas estaba siendo manipulado dentro

de una red de personas de elevado status del Cusca y de Pacariqtambo, con la

finalidad de aprovechar ciertas características del sistema administrativo colonial

hispano. Salvo en el caso de los dos testigos compadres de Rodrigo, no

queda inmediatamente claro cuáles fueron las motivaciones de los declarantes

-todos ellos nobles incas- para participar en la causa. Retornaremos después

a esta cuestión por ser un punto central en la historia de la concretización

del mito de origen. Lo que sí queda claro, empero, son los motivos de

Rodrigo para pedir su testimonio, pues con él logró argumentar exitosamente

su reivindicación de nobleza, recibiendo por ello la exención del pago del tributo,

de las mitas y los servicios personales, además de (presumiblemente) ex-

No. 1, Julio 1989 149


Estudios y Debates _______________________ _

perimentar una considerable elevación de su prestigio personal en Pacariqtambo

y en el Cusco.

lll3.b. K/LAKU YUPANKI INKA Y QOYA QORI KÚKA EN LA MITO­

HISTORIA INCA

En lo que concierne a las reivindicaciones de nobleza de Rodrigo

Sutiq Callapiña por el lado de sus antepasados maternos (Fig. 1 ), encontramos

que él no traza su propia matrilínea, sino más bien la patrilínea de su

madre, Angelina Qori Qoyllur (Cori Coyllur). El sostenía que Kilaku Yupanki

Inka y Qoya Qori Kuka, abuelos paternos de Qori Qoyllur, pertenecían a

la nobleza incaica. Ambos, que vivieron en la época prehispánica, son mencionados

en el documento Callapiña como "gentiles", vocablo que indica que

fallecieron sin ser bautizados. La segunda versión del mito de origen arriba

proporcionada anota que Kilaku Yupanki Inka fue miembro de Caruacalla

ayllu. Este era un ayllu de la mitad superior de Pacariqtam bo cuyo territorio

colindaba con los de Pachacti y Pumaurqu; como ya se dijo, ésta última fue

la probable ubicación de Tampu T'oqo (véase la sección IV). La versión dice

que Kilaku fue de "la Sangre Real y Generacion del Ynga".

En tiempos incaicos, Kilaku debe haber pertenecido por lo menos a

la seminobleza provinciana (es decir, los "incas por privilegio") puesto que

los nobles cusqueños lo tenían como "Ynga Principal"(l 4 ). Pasando ahora a

Qoya Qori Kuka (la esposa de Kilaku Yupanki Inka), otro de los supuestos

antepasados directos de Rodrigo, encontramos qüe además de sostener descender

de Mango Qhapaq, su pretensión de descender de esta mujer lo colocaba

en la línea de descendencia indirecta de otro inca más: Pachakuti Inka.

l/l3.c. EL MATRILINAJE DE LOS QORI KUKAS EN LAMITOHISTORIA

INKA

En el documento Callapiña se nos dice aún menos sobre Qoya Qori

Kuka que sobre su marido, Kilaku Yupanki Inka. Sin embargo, informaciones

provenientes de diversas crónicas españolas nos permiten sugerir un vínculo

entre ella y una mujer famosa en la mitohistoria incaica que llevaba el

mismo sobrenombre: Chañan Qori Kuka. Esta era una figura importante en

el principal mito inca que describe la defensa, consolidación y expansión del

imperio bajo el noveno rey, Pachakuti Inka. El acontecimiento central en

este conjunto de procesos fue la guerra entre incas y chankas. La historia de

esta guerra, en forma esquemática y parafraseando la versión de Sarmiento,

es como sigue:

En tiempos del Inka Viraqocha, octavo rey inca, vivía al oeste del

Cusco un pueblo muy guerrero llamado chanka. Ellos avisaron al Inka

Viraqocha que iban a venir y conquistar el valle del Cusco, Viraqocha,

viejo y cansado, se asustó con esta amenaza y se retiró a un pue-

150

Revista Andina, Año 7


---------------------Urton: Historia de un mito

blo al este del Cuzco, dejando la defensa de la ciudad a cargo de su

hijo principal, Pachakuti Inka.

Los chankas atacaron al Cusca desplegando su ejército en tres divisiones.

Los inkas pasaron apuros al defenderse. Aquellos chankas que

atacaron el Cusca desde el sur fueron firmemente rechazados por los

habitantes de las aldeas de Choco y Cachona, dos pueblos al sur de la

ciudad. Los dirigía una valiente y feroz mujer llamada Chañan Curycoca

(Chañan Qori Kuka). El peso de la balanza comenzó a inclinarse

en contra de los chankas, quienes se retiraron rápidamente. Volvieron

a atacar por segunda vez, siendo nuevamente rechazados. Fueron

derrotados por completo tras un tercer y decisivo ataque en el que las

piedras, convertidas en guerreros (los pururuna o purunrawka), auxiliaron

a los incas. Luego de defender la ciudad, Pachakuti Inka tomó

el trono de su padre; siguió entonces una reorganización y expansión

del Estado inca bajo su mando.

La historia de la guerra con los chankas representaba uno de los acontecimientos

centrales y axiales de las nociones incaicas del Estado, la sucesión

dinástica y la organización social (cf. Duviols 1980; Rostworowski 1983;

Urbano 1981 ; Zuidema 1973 ). En las versiones de esta guerra, uno de los

principales personajes en la defensa del Cusca fue Chañan Qori Kuka, la feroz

guerrera de Choco y Cachona(l 5).

Sugeriría que ella puede haber pertenecido -tal vez sido la antepasada

fundadora- de un matrilinaje de mujeres nobles al sur del Cusca cuyo sobrenombre

(o título) habría sido Qori Kuka ("coca de oro"). Rostworowski

(1983: 136-137 y nota 27) planteó la posibilidad, específicamente en relación

con Chañan Qori Kuka, de que tal vez hubiese un ayllu matrilineal de

mujeres nobles al sur del Cusca, en la zona de Choco y Cachona. El vocablo

chañan (o chanan) mismo sugiere que esta mujer puede haber representado

un linaje. González Holguín glosa chananmittan como "linage" o "casta", o

"generación de alguno, o sus descendientes hijos o nietos" (González Holguín

1952). Qoya Qori Kuka ("reina coca de oro"), bisabuela de Rodrigo

Sutiq Callapiña y mujer de Kilaku Yupanki Inka, podría haber pertenecido

también a este hipotético matrilinaje.

Que la mujer Chañan Qori Kuka fue una figura importante en la ideología

y la mitohistoria incaica queda confirmado por la existencia de un "lugar

sagrado" (waka) en el valle del Cusca llamado "Chañan Curi Coca". El

cronista Bemabé Cobo lo describe como una roca que se convirtió en una

guerrera -uno de los pururawkas- y ayudó a Pachakuti Inka a defender el

Cusca de los chankas (Cobo 1964 [ 1653]: 184 ). Ella era el nexo de un complejo

conjunto de conceptos y relaciones genealógicos, políticos y territoriales

de la mitohistoria incaica. A fin de comprender el significado de este personaje

en la guerra con los chankas y como roca sagrada del valle del Cusca

-además de situar a Chañan y Qoya Qori Kuka en las relaciones entre el

Cusca y los grupos étnicos al sur de la ciudad- se hace necesario describir

No. 1, Julio 1989 151


Estudios y Debates------------------------

brevemente la organización social y territorial del Cusco incaico. Un objetivo

adicional de esta descripción es la definición del "sur" desde el punto de vista

del Cusco, en términos geopolíticos y mitohistóricos más precisos.

lll3.d. EL LUGAR DE CHAÑAN QORI KUKA EN EL SISTEMA DE LOS

CEQUES DEL CUSCO

La organización del Cusco incaico se basó en un sistema de 41 "líneas"

imaginarias, llamadas ceques, que se irradiaban a partir del templo de

Qorikancha ("cerco de oro"), en el centro de la ciudad. Cada ceque unía una

serie linear de lugares sagrados (wakas) en distintas direcciones, desde el templo

de Qorikancha hasta el horizonte. Los 41 ceques estaban agrupados en

mitades (saya), a su vez subdivididas para formar cuadrantes a los que se

conocía como suyus. De éstos, el que comprendía la zona desde el sudeste

hasta el suroeste del Cusco se llamaba Kuntisuyu (Cobo 1964: 182-86; Zuidema

1964 ). Había nueve ceques en tres de los cuadrantes y catorce en el

cuarto (Kuntisuyu). Las líneas del sistema fueron conceptualmente extendidas

hasta los límites del imperio en las 41 direcciones. De ahí que más allá de

las fronteras del Cusco, el cuadrante de Kuntisuyu, incluyera a los pueblos de

Choco y Cachona, además de Pacariqtambo (Zuidema y Poole 1982). Este se

halla casi directamente al sur del Cusco.

La organización del espacio en el valle del Cusco por el sistema de los

ceques . estaba vinculada a la organización sociopolítica de la capital de la

siguiente manera. La población de la ciudad se encontraba organizada en diez

ayllus reales, a los que se llamaba panaqas, y 1 O ayllus no-reales. En la mitohistoria

inca, cada panaqa era considerada como compuesta por los descendientes

de un rey con la excepción de su sucesor, quien formaba su propia

panaqa. Los diez ayllus no-reales supuestamente tuvieron su origen en un

mismo momento, esto es, en su creación por los antepasados incas en Tampu

T'oqo. La posición jerárquica de cada uno de los veinte ayllus quedaba indicada

por su asociación con un ceque, cuadrante y mitad específicos, además

de las representaciones de los orígenes y hechos de los antepasados del ayllu

en la mitohistoria colectiva del imperio.

En su crónica, Bemabé Cobo da el nombre y, en la mayoría de los casos,

una brevísima descripción · de cada uno de los lugares sagrados de los 41

ceques del sistema. Varios de los de Kuntisuyu incluían lugares sagrados identificados

con personas, lugares o acontecimientos del mito de origen. Aquí,

lo más importante para nuestros fines es que la primera waka del ceque que

apuntaba directamente hacia el sur del Cusco (ceque IV A3a,c) es identificacada

como sigue por Cobo:

"A la primera [waka] nombrauan Tanancuricota, era una piedra, en

que decian que se hauia conuertido una muger que vino con los

Pururaucas" (Cobo 1964: 184 )(16 ).

152

Revista Andina, Año 7


_____________________ Urton: Historia de un mito

El ceque en que se ubicaba la roca llamada Chafian Qori Kuka era

importante por varias razones. Se indicó ya que este.rumbo iba directamente

hacia el Cusca. Como tal, definía un importante mojón espacial y temporal

de la cosmología incaica, pues era ésta la dirección, desde el Cusca, en

donde las constelaciones incas de la Cruz del Sur y de los "ojos de la llama"

(a y {J Centauri) tenían su culminación superior alrededor del equinoccio de

setiembre, a medianoche. La culminación superior a medianoche de estas

constelaciones tenía lugar en plena temporada de siembra del valle del Cusca,

y dichas constelaciones fueron cuidadosamente observadas al construirse el

calendario inca (Zuidema 1982a y b, 1986; Zuidema y Urton 1976; Urton

1981 y 1986 ). Tomados conjuntamente con la dirección hacia el punto en el

horizonte, al sudeste, donde se veía aparecer a estas estrellas (es decir, ceque

IVB3b), estos dos ceques definían los límites espaciales y calendáricos de

una zona del Kuntisuyu asociada, en la ideología y la mitohistoria incaicas,

con la población autóctona y no inca del valle del Cusca, además de con los

incas por privilegio fuera de la ciudad. Ambos grupos eran representados en

la mitohistoria incaica como fuentes de fecundidad y prosperidad (Zuidema

1986: 96-98).

Los vínculos entre la nobleza incaica y los dos grupos arriba mencionados

eran mediados a través de mujeres, especialmente de las de Kuntisuyu.

En el caso de las poblaciones autóctonas, los lazos eran formados por antepasadas

divinas como aquellas que salieron de Tampu T'oqo, por la Pachamama

("madre espacio/tiempo") y por Mama Anawarki. Esta última se refería

a una montafia al sur del Cusca y a una mujer del pueblo de Choco que

fue esposa de Pachakuti Inka (Sarmiento 1942: 99; Zuidema 1986: 97-98).

En el caso de los incas por privilegio, su conexión con la nobleza incaica se

establecía a través de las mujeres nobles del Cusca, que eran dadas como esposas

a la élite provinciana y que continuaban así el proceso de incorporar a

la élite provinciana no incaica a las estructuras sociopolíticas y burocráticas

del imperio. En el cuadrante de Kuntisuyu se conocía a estas mujeres con el

nombre especial de /ñaqa.

Este vocablo también se empleaba para designar a las hermanas del

inca entregadas a los incas por privilegio de todo el imperio que eran kurakas

de 40,000, 20,000 y 10,000 familias (Zuidema 1986: 89). Sugeriría que las

dos mujeres que nos ocupan, Chafian y Qoya Qori Kuka, fueron probablemente

de la clase /ñaqa, la primera debido a su papel central (como mujer de

"afuera") en la defensa del Cusca contra los chankas, y la segunda por su

título (qoya-"reina") y su matrimonio con un "Inga Principal" (Kilaku

Yupanki Inka) de Pacariqtambo.

"/ñaqa" era un término y un concepto clave en la organización sociopolítica

de los incas. Por ejemplo, el sistema de jerarquización de los ayllus

reales (panaqas) puede haberse originado con el ordenamiento de las diez categorías

femeninas por edad de las lñaqas y las "vírgenes del Sol" (Zuidema

1986: 88-89 ; véase también Alberti M. 1985 : 558 y 570-572 ; y Rostworows-

No. 1, Julio 1989 153


Estudios y Debates _______________________ _

ki 1983: 142-43 ). Debemos recordar en relación a esto que en la versión del

mito de origen dada por Sarmiento la jerarquía de edades .de las cuatro hermanas

antepasadas parece haber proporcionado el modelo y la base para: la

jerarquía de autoridad entre los cuatro hermanos. En el ordenamiento de los

ayllus reales del Cusco, la panaqa que ocupaba el primer lugar se llamaba tanto

Hatun Ayllu como Iñaqa Panaqa. Este era el ayl/u real de Pachakuti lnka,

aquel cuyo nombre se asociaba en la mitohistoria incaica con la defensa del

Cusco contra los chankas y la subsiguiente consolidación y expansión del

imperio.

A través de los diversos datos y argumentaciones delineadas arriba

podemos ligar los nombres de Chafían y Qoya Qori Kuka con Pachakuti Inka

y su ayllu real, Hatun Ayllu / /ñaqa Panaqa. De hecho, Rostworowski ha

argumentado en forma explícita que Iñaqa Panaqa puede muy bien haber

sido un ayllu matrilineal conformado principalmente por mujeres de la nobleza

( o mujeres de la clase /ñaqa; Rostworowski 1983: 143 ). Este podría

haber sido el ayllu de afiliación del hipotético matrilinaje "Qori Kuka" antes

discutido. La conexión entre Chafían Qori Kuka y Pachacuti lnka es claramente

establecida en la versión mitohistórica de la guerra con los chankas. Lo

que es de crucial importancia reconocer en este momento es que el mismo

Pachakuti Inka representa el vínculo entre Chafían Qori Kuka y la bisabuela

de Rodrigo Sutiq Callapifía, Qoya Qori Kuka. Pachakuti Inka formó este lazo

de la siguiente manera. l)no de los primeros actos por él realizados luego de

tomar el trono de su padre fue el de "regresar", por decirlo así, a Pacariqtambo

y entrar a la cueva de Tampu T'oqo. Sarmiento da la siguiente versión de

este hecho:

" ... como era curioso de saber cosas antiguas, y para perpetuar su

nombre, fue personalmente al cerro de Tambotoco o Pacaritambo,

que todo es una cosa, y entró en la cueva de donde tienen por cierto

que salió Mango Capac y los hermanos que con él vinieron la primera

vez al Cuzco ... " (Sarmiento 1942: 93).

Con este acto, él estableció lazos entre varios personajes, eventos y

categorías centrales de la cosmología inca, tal como éstos fueron desarrollados

en las tradiciones mitohistóricas del imperio. Estos vínculos incluían:

a) la fundación del imperio con su defensa, consolidación y expansión; b) los

diez ayllus no reales del Cusco, cuyos orígenes estaban en Tampu T'oqo, con

su propio ayllu real, Hatun Ayllu / /ñaqa Panaqa; y c) las mujeres Iñaqa de

Pacariqtambo con aquellas de otros lugares de Kuntisuyu y todo el imperio.

Esto último queda personificado en el material discutido aquí por la relación

-concretizada en la visita a Tampu T'oqo de Pachakuti Inka- entre Chafían

Qori Kuka y Qoya Qori Kuka, dos mujeres Iñaqa de Kuntisuyu.

154 Revista Andina, Año 7


_____________________ Urton: Historia de un mito

lll3.e. RESUMEN

Con esta perspectiva más amplia de las relaciones genealógicas locales

y regionales podemos regresar al caso de Rodrigo Sutiq Callapiña. Es en

el contexto de las relaciones mitohistóricas esbozadas arriba que debemos

situar su reivindicación de descender de Mango Qhapaq, Kilaku Yupanki

Inka y Qoya Qori Kuka. Las identidades de estas personas son el producto de

los recuerdos y las construcciones de individuos llamados a declarar por los

españoles con diversos fines (por ejemplo, desde la determinación del status

jurídico de personas hasta la construcción de la historia inca). Los informantes

trabajaban a partir de un bien conocido cuerpo de tradiciones mitohistóricas

-compartido por todos los involucrados en el procedimiento legal de

1569, salvo por los españoles que registraban y fallaban el caso- y reinterpretaban

esas tradiciones al interior de las relaciones jerárquicas y las estructuras

burocráticas coloniales hispanas ( cf. Duviols 1977; MacCorm ack 1984;

Rostworowski 1983 y Zuidema 1986 ).

Sin embargo, esto no significa que Rodrigo Sutiq Callapiña y los nobles

incas que atestiguaron en su nombre necesariamente fabricasen las líneas

de descendencia ilustradas en la Figura 1. Los supuestos antepasados nobles

de Rodrigo, Mango Qhapaq inclusive, pueden muy bien haber representado

un nexo establecido, en tiempos prehispánicos, de relaciones genealógicas e

ideológicas en la mitohistoria inca entre las élites del Cusco y Pacariqtam bo.

Empero, sostendría que el status, si no la identidad real, de los antepasados

de Rodrigo -un cacique principal de Pacariqtambo- estaba hasta cierto

punto prefigurado en las tradiciones mitohistóricas locales y regionales. La

genealogía quedaba "prefigurada" en el sentido que un discurso sobre la

ascendencia de un miembro de la élite local de Pacariqtambo evocaría, por

necesidad mitohistórica, ciertas categorías y relaciones (por ejemplo, antepasados

e lñaqas), si no identidades particulares (por ejemplo, Mango Qhapaq,

Pachakuti Inka y el matrilinaje de los Qori Kukas).

lll4.

H/STORIZANDO EL MITO DE ORIGEN

Las discusiones anteriores de la crónica de los khipukamayuqs y del

documento Callapiña establecen dos puntos concernientes a la historia colonial

temprana del mito de origen. Primeramente, el lugar de "Pacariqtambo"

fue transformado, en los testimonios escritos entre 1542 y 1569, de un lugar

geográficamente indefinido en una comunidad específica al sur del Cusco. Y,

segundo, un linaje especialmente prominente de caciques principales de Pacariqtam

bo -los Callapiña- parece haber desempeñado un papel central en la

producción y posibles manipulaciones de esta representación historizada del

mito de origen. En esta sección me interesará demostrar la naturaleza y las

causas de las conexiones que parecen haber existido entre la localización o

"concretización" del lugar de origen y la "historización" de la mitohistoria

No. 1, Julio 1989 155


Estudios y Debates------------------------

inca. Esto puede lograrse mejor explorando con mayor detenimiento las

identidades y posibles motivaciones de algunos de los nobles cuyo testimonio

fue central en estos dos procesos.

Que la familia Callapiña de Pacariqtambo fue bastante influyente y

respetada en las comunidades al sur del Cusco y en la misma ciudad lo atestiguan,

con mayor claridad, las declaraciones proporcionadas en 1569, a nombre

de Rodrigo Sutiq Callapiña, por ocho descendientes de la nobleza incaica

del Cusco. Cuando vemos más de cerca quiénes eran estos hombres, nos encontramos

con la algo sorpresiva circunstancia de que varios de ellos también

atestiguaron en otros procesos que en ese entonces se ventilaban en Cusco; el

resultado neto de sus actividades fue la producción de un cuerpo de testimonios

concernientes a los descendientes de los incas en los que aparecieron algunas

de las primeras versiones concretizadas y altamente historizadas de la

historia incaica.

Esto es, el 2 de mayo de 1569 los ocho testigos identificados en el

documento Callapiña (nota 13) comparecieron ante el licenciado Juan Ayllón

para dar testimonio, a nombre de Rodrigo, sobre el origen de Mango Qhapaq

en Pacariqtambo. Una semana después, el 9 de marzo, Juan Ayllón recibió

las declaraciones de diez testigos sobre los descendientes de Thupa Inka Yupanki,

hijo de Pachakuti lnka y padre de Wayna Qhapaq, último inca incuestionable

(Rowe 1985a). Tres de los testigos de este proceso habían declarado

la semana anterior para Rodrigo Sutiq Callapiña. Y por último, en algún momento

de ese entonces, Sarmiento de Gamboa recogía testimonios sobre la

historia y las costumbres de los incas de miembros de los ayllus reales y no

reales del Cusco. Tres de sus informantes también declararon en el proceso

Callapiña, uno de ellos (Juan Pizarro Yupanki) atestiguó además en el proceso

de los descendientes de Thupa Inka Yupanki (Rowe 1985a: 237-238).

Las coincidencias entre los declarantes de las tres causas arriba descritas

aparecen en el Cuadro 3.

El espacio no permite una discusión exhaustiva de todas las conexiones

presentadas en el cuadro. Sin embargo, será particularmente instructivo

ocuparse con mayor detalle de uno de los testigos (Domingo Pascac) y de

otros dos más someramente (Juan Pizarro Yupanqui y Gonzalo Ampura

Llama Oca). Esto tiene como finalidad subrayar que el procedimiento particular

con que Rodrigo Sutiq Callapifía intentó (exitosamente) establecer la

nobleza ancestral de su linaje era parte de un proceso mayor -y tal vez un

acontecimiento precipitante, dado el momento- de las acciones emprendidas

por las élites indígenas de la región para reacomodarse en la inminente

reestructuración y reorganización de la población nativa que en ese momento

efectuaba el virrey Toledo.

Sarmiento de Gamboa entrevistó a más de cien khipukamayuqs al

preparar la redacción de su historia de los incas para el virrey Toledo (Sarmiento

1942: 176-179). Luego de completarla hizo que fuera leída a 42

miembros de los ayllus reales (panaqas) del Cusco. Estos 42 hombres son

156 Revista Andina, Año 7


---------------------Urton: Historia de un mito

Cuadro No. 3

Testigos de

Rodrigo Sutiq Cal/apiña

(2 de mayo .de 1569)

Testigos seleccionados por

los descendientes de Thupo

Inka Yupanki (9 de mayo 1569)

Testigos seleccionados

por Sarmiento de

Gamboa (1572)

1) Diego Atao Yupanqui (85)

2) Santiago Auca Mira (93) Santiago Auca Mirar (90)

[Hanan Cuzco]

3) Domingo Pascac (98)

[Parroquia de San Bias]

4) Francisco Rauraua (106)

[Parroquia de San Gerónimo]

Domingo Pascac (90)

[Hatun Ayllu/lñaqa PanaJ

5) Juan Pis sarro Yupanqui ( 120) Juan Pi~arro Yupanqui (86) Juan Pizarro Yupanqui

[Parroquia de Belén] [Hanan Cuzco; P. de Belén] [Arayraka Ayllo Cuzcokallan]

6) Gonzalo Llamac Auca

Ynga (94)

[Parroquia de Belén]

7) Martin Natipi

Yupanqui (132)

[Larapac; Encom. de

Pedro Alonso Carrasco]

8) Francisco Apuranti (] 08)

[Larapac; Encom. de

Pedro Alonso Carrasco]

t ~ Edad

J Ayllu o afiliación edeslástlca.

Martin Nadpe Yupanqui (86)

[Hanan Cuzco]

Gonzalo Ameura Llama Oca

[Maras Ayllo J

identificados por nombre, edad y panaqa de afiliación al término de la crónica

(las identificaciones fueron registradas por Alvaro Ruiz de Navamuel, es- ·

cribano de Toledo; Sarmiento 1942: 175-181).

El informante más viejo fue un hombre de 90 aflos de edad llamado

Domingo Pascac, quien se identificó como miembro del ayllu real de Pachakuti

Inka, Hatun Ayllu / lñaqa Panaqa (Sarmiento 1942: 178). Como se ve

en el Cuadro 3, uno de los testigos de Rodrigo en 1569 fue un hombre de 98

aflos llamado también Domingo Pascac; él es identificado en el documento

Callapifla como residente de la parroquia de San Blas, Cusco. Aunque hay

una discrepancia de once aflos en las edades de los "Domingos Pascacs" identificados

en ambos documentos, no creo que esta razón sea suficiente para

pensar que se trata de dos hombres distintos. Cuando él dijo su edad en ambas

ocasiones, no cabe duda que le preocupaba principalmente decir que era

un "hombre viejo" y, por Jo tanto, alguien a quien debía respetarse y escuchar.

No. 1, Julio 1989 157


Estudios y Debates _______________________ _

De ahí que el informante más viejo de Sarmiento de Gamboa haya

declarado tres años antes a los españoles que Mango Qhapaq había venido de

Pacariqtambo y que era un antepasado de los Callapiñas, una familia de caciques

principales de ese lugar. No podemos trazar ninguna otra conexión genealógica,

o de otro tipo, entre Domingo Pascac y Rodrigo Sutiq Callapiña

que proporcione un motivo adicional para que el primero atestiguara a favor

del segundo. Tampoco queda claro por qué su testimonio en el documento

Callapiña concretizó el lugar de origen de Mango Qhapaq con el pueblo de

Pacariqtambo y el linaje de los Callapiñas, si no pensaba que así fuera.

El punto crucial del testimonio de Domingo Pascac en 1569, en el

contexto de la concretización e historización de la mitohistoria que por aquel

entonces sé daba, es que de los 42 informantes de Sarmiento él era uno de

los ocho descendientes de la panaqa de Pachakuti Inka (Hatun Ayllu / Iñaqa

Panaqa). Esta panaqa de afiliación es importante porque se consideraba que

Pachakuti Inka en persona había estado especialmente interesado en la historia

del imperio. Este inca -de quien se decía llamaba con regularidad, a la

corte cusqueña, a los khipukamayuqs de provincias para que relataran las

tradiciones de las " ... antigüedades, orígenes y cosas notables" de los antepasados

de sus pueblos (Sarmiento 1942: 46)- supuestamente compiló una

historia de los incas que le precedieron (Sarmiento 1942: 180).

Debido a los rasgos e intereses atribuidos a "Pachakuti Inka" -que

muy bien podría haber sido tan sólo un título o posición burocrática (como

argumenta Zuidema 1982c: 173-174, 1986: 64-66 y 103 )- en las tradiciones

mitohistóricas compartidas en la década de 1560 por los descendientes

de la nobleza incaica, los informantes de Sarmiento posiblemente asociaron

su nombre con la historia oficial de los incas; de esta forma, sus descendientes

en Hatun Ayllu / lñaqa Panaqa fueron tal vez tenidos como los legítimos

historiadores del imperio. Siendo Domingo Pascac uno de los miembros más

viejos de la panaqa de Pachakuti Inka al comenzar la década de 1570, se le

reconocía por ello como una de las mayores autoridades en "historia" incaica.

Además, si como se sugirió anteriormente Pachakuti Inka tuvo en

verdad una relación especial con el matrilinaje de Qori Kuka al interior de la

clase de las lñaqas, entonces ésta presumiblemente habría sido válida también

para sus descendientes. De ser éste el caso, podríamos entender, desde el

punto de vista de la motivación política, por qué Domingo Pascac -que (entre

otros) posiblemente relató a Sarmiento la historia de la guerra con los

chankas y el retorno de Pachakuti Inka a la cueva de Tampu T'oqo después

de ella- habría situado a Chañan Qori Kuka en una relación especial con Pachakuti.

Su testimonio a favor de Rodrigo Sutiq Callapiña en 1569, donde

confirmó el status noble de Qoya Qori Kuka, bisabuela de Rodrigo, debe ser

visto como una elaboración histórica anterior, proporcionada en el marco de

la reconstrucción de una historia genealógica particular de Pacariqtambo, del

rol y el status asignado a las mujeres con el sobrenombre de Qori Kuka en la

158 Revista Andina, Año 7


---------------------Urton: Historia de un mito

mitohistoria "oficial" que fue relatada a, y recogida por, Sarmiento de Gamboa

a inicios de los años 1570.

Aquí debemos considerar brevemente las identidades de dos de los

otros testigos que declararon en forma conjunta a favor de Rodrigo. Se trata

de Juan Pisarro Yupanqui 1. Gonzalo Llamac Auca Ynga; ambos residían en

la parroquia de Belén, en el Cusco (Cuadro 3 ). Sarmiento afirma, al identificar

a los miembros de los ayllus no-reales de esa ciudad, que el primero pertenecía

al Arayraka Ayllu Cuzco-Kallan y que un hombre llamado Gonzalo

Ampura Llama Oca era miembro de Maras Ayllu (1942: 50-51 ). No dice si

usó o no a estos dos hombres como informantes. Sin embargo, parece probable

que sí lo hiciera, dado que le interesaba la historia de los ayllus reales y

no-reales, y que identifica a estos dos ayllus no reales. Además, Juan Pisarro

Yupanki había actuado en 1569 como uno de los testigos en la causa para establecer

la ascendencia noble de los descendientes de Thupa Inka Yupanki

(Rowe 1985a).

Las afiliaciones de Juan Pisarro Yupanqui y Gonzalo (Ampura) Llamac

Auca/ Oca son de interés por las siguientes razones. Arayraka Ay/lo

Cuzco-Kallan, el ayllu de afiliación de Juan Pisarro, era el segundo de la mitad

superior del Cusco (véase el Cqadro 2). Se consideraba a este ayllu no

real como uno de los dos que estaba compuesto por los descendientes de las

poblaciones autóctonas del valle del Cusco. El antepasado de este ayllu no

real era Ayar Uchu, el cuarto hermano-antepasado salido con Mango Qhapaq

de Tampu T'oqo (Cuadro l ). Maras Ayllo, el segundo de la mitad inf e­

rior del Cusco, descendía de la "ventana" de Maras T'oqo, una de las dos

cavernas laterales (Sarmiento 1942: 49-5 l ). Las afiliaciones de estos dos

hombres los ponían en posición -o en "categorías mitohistóricas"- de dar

testimonio sobre las identidades de personas que sostenían descender de los

tiempos primordiales y las poblaciones autóctonas de la región circuncusqueña.

Concluiría sugiriendo que Domingo Pascac, Juan Pisarro Yupanqui

y Gonzalo (Ampura) Llamac Auca parecen haber sido por lo menos tres de

las posibles fuentes de la concretización del mito de origen incaico en la

Historia de los lncas de Sarmiento de Gamboa. Aunque hemos identificado

a unas cuantas personas que pueden haber participado en la concretización

del mito, desearía subrayar que todavía no podemos afirmar si esto representó

o no una transformación o distorsión de la naturaleza y el espacio del lugar

de origen prehispánico. Todo lo que podemos decir en base a lo anterior

es que, primero, hubo una curiosa coincidencia entre la fundación del pueblo

de Pacariqtambo en 1571 y la concretización del lugar de origen en 1572; y

segundo, el proceso de concretización parece hacerse más pronunciado al ir

desde la crónica de los khipukamayuqs en la década de 1540, pasando por el

documento Callapiña en la década de 1560, hasta llegar a la Historia de los

Incas de Sarmiento de Gamboa en la de 1570. Esto es, el proceso de concretización

del Jugar de origen de los incas se dio a la par con la historización de

No. 1,Julio 1989 159


Estudios y Debates _______________________ _

su mitohi_storia. Como sugerí anteriormente, estos procesos pueden haber

guardado relación con un reacomodo de los linajes de élite en y alrededor del

Cusco, en preparación para la inminente reorganización de la estructura administrativa

colonial con el virrey Toledo.

IV.l.

PACARIQTAMBOEN EL SIGLO XVI: UNA VISION LOCAL

En las secciones previas encontramos varias referencias al pueblo o

zona de Pacariqtambo, desde mediados hasta fines del siglo XVI. Estas consisten

principalmente en enunciados generales sobre esta zona desde el punto

de vista de un "forastero" o bien proporcionan información específica sobre

la geografía o la organización social del lugar, información que no sólo se halla

incompleta y descontextualizada, sino que además es presentada principalmente

desde el punto de vista del Cusco. Sin embargo, puesto que el lugar

de origen de los incas sí quedó identificado con el pueblo de Pacariqtambo

para la década de 1570, resulta esencial comprender en forma clara las organizaciones

sociales y políticas de este pequefio poblado provinciano objeto

de estas representaciones mitohistóricas -y cada vez más históricas- de la

temprana colonia. Una comprensión tal nos permitirá aproximarnos a la segunda

pregunta planteada en la introducción: ¿qué luz podemos arrojar sobre

la interpretación del mito de origen en base a la comprensión de la comunidad

de Pacariqtambo misma? ·

Iniciaré el análisis que sigue a continuación con una descripción de

las organizaciones de ayllus y mitades (moieties) en el pueblo actual. Esta

información nos ayudará a aclarar ciertas características de las relaciones políticas

y espaciales entre los ayllus y las mitades (moieties) del temprano período

colonial, según las describen los documentos históricos. Lo que encontramos

en los documentos provenientes desde mediados del siglo XVI, es

que aquí existieron formas de organización sociopolítica -la organización de

al menos diez ayllus divididos en mitades inclusive- similares a las descritas

en la versión de Sarmiento del mito de origen. Además, se verá que los topónimos

recogidos en esta versión sitúan la primera parte del viaje de los antepasados

dentro de un contexto reconocible y políticamente crítico al interior

del territorio de Pacariqtambo; esto es, en la intersección del límite entre las

mitades superior e inferior del pueblo, con el límite entre éste y la vecindad

inmediata del Cusco.

El Cuadro 4, que contiene seis listas de los ayllus de Pacariqtambo,

desde 1568 hasta hoy, servirá como la clave de las descripciones etnográficas

e históricas presentadas en esta sección.

lV.2.

UNA DESCRIPCION ETNOGRAFICA DE LOS GRUPOS SOCIA­

LES Y TERRITORIALES DE PACARIQTAMBO

El actual pueblo tiene una población de unas 950 personas quechua-

160 Revista Andina, Año 7


Urton: Historia de un mito

Cuadro No. 4

Ayl/us de Pacariqtambo, 1568-1988

1 2 3 4

1568 1571 1595 1792

HANANSAYAQ

Naivapuca Nayba Naigua

Quinuara Quinoaca Quimbara Quinuara

Acchacara Achacari Acchacari Acchacar

Caruacalla Carnacollo Carbacalla Carguacaya

Pachicti Pachete Pachite Pachipti

Marcagalla

HURINSAYAQ

5

1836

Nayhua

Quinhuara

Acchacara

Ccarhuacalla

Pachecte

6

1980-88

Nayhua

Quinhuara

Aqchakar

Qarhuacalla

l ro

Qarhuacalla

2do

Cuño Cuño San Miguel San Miguel

Guatupasta Pirca Pirca

Cuypa Aupa Coypa Coypa

Guancho y Guaycho/ Guaicho

Anchacalla Marangalla Y anchacalla

San Miguel

Pirca

Ccoypa

Huaycho

Huaychacalla

San Miguel

P'irca

Y anchacalla

Huaycho

Puma tambo

Referencias:

Columna 1 - Glave, comunicación personal (ver nota 17).

Columna 2 - Ulloa, 1909.

Columna 3-A.M.A., c., Exp. #5877, 1944.

Columna 4 -A.D.C., Intendencia, Gobierno, Leg. 141, 1791-92.

Columna 5 - A.D.C., Tesorería Fiscal de Cuzco. Libros de Matrículas, Lib. 1, 1836.

Columna 6 - Urton 1984 y 1988.

hablantes o bilingües en quechua y espaí'iol, que viven sobre todo de la agricultura.

Pacariqtambo, la capital de un distrito de la provincia de Paruro, fue

oficialmente reconocida como comunidad indígena en 1946. Hay en el distrito

otros 13 pueblos, seis de los cuales han sido considerados tradicionalmente

como "anexos" suyos (Urton 1988). A fin de esbozar los rasgos esenciales

de su actual organización social comenzaré con el pueblo mismo y

ampliaré la descripción hasta incluir la relación entre el centro y los poblados

"periféricos" (anexos).

IV.2.a. LOS A YLLUS Y MITADES DEL PUEBLO DE PACARIQTAMBO

La principal unidad de organización social, política y ritual supradoméstica

es el ayllu. Hay diez de ellos en el pueblo; están repartidos parejamente

en mitades (moieties) a las que se llama Hanansayaq ("de la parte superior")

y Hurinsayaq ("de la parte inferior"). En el Cuadro 4, columna 6,

No. 1, Julio 1989 161


Estudios y Debates ________________________ _

se enumera a los ayllus agrupados en su mitad respectiva. En el Pacariqtambo

actual, un ayllu es un grupo de personas que pueden o no estar estrechamente

emparentadas entre sí. Los miembros poseen tierras en común, gozando

cada uno de ellos de los derechos de usufructo y herencia sobre las parcelas

individuales (Urton 1985; Ka ter s.f. y 1988). Todos ellos son responsables

por la celebración anual de una fiesta comunal -el día de un santo católicoy

de trabajar durante todo el año en los grupos de trabajo comunales (Urton

1984 y 1986 ). Los ayllus se reproducen principalmente en forma patrilineal.

Se considera que los niños pertenecen (extraoficialmente) al ayllu de su padre.

Al casarse, los varones usualmente pasan a formar parte del ayllu paterno;

las mujeres por lo general adoptan la afiliación al ayllu de su marido

(Urton 1985 y s.f.).

La organización en mitades no se puede definir tan fácilmente. Las

ocasiones principales en que ellas desempeñan un papel son aquellas en las

cuales se reúne a los ayllus para eventos públicos como las asambleas comunales

o los grupos de trabajo. En tales ocasiones es usual nombrar grupos y

asignar las faenas en base a una enumeración que se inicia con el primer ayllu

de Hanansayaq, prosigue con los otros cuatro ayllus de esa mitad y culmina

con los cinco de Hurinsayaq. Lo importante de esto es que Hanansayaq se

encuentra ubicada encima de Hurinsayaq y que cada mitad está internamente

jerarquizada, desde el primero hasta el último (el quinto) ayllu. Esta jerarquización

de las mitades se funda en diferencias entre los ayllus con respecto a

características tales como el tamaño, la edad imaginada, la carga relativa exigida

por la fiesta que cada ayllu auspicia y otros factores que no son de interés

aquí (véanse Urton 1986 y 1988). Las "edades" de los ayllus actuales son

expresadas con mayor claridad en las versiones mitohistóricas del origen de

los ayllus locales. Se dice que en los inicios del tiempo habían tan sólo dos

"ayllus", Hanansayaq y Hurinsayaq. Los dos ayllus originales se expandieron

y diferenciaron con el curso del tiempo. Los grupos más bajos, ubicados en

quinto lugar -Qarhuacalla Segundo y Pumatambo- alcanzaron la condición

de ayllus hace apenas unas décadas.

IV.2.b. LA FORMACION DEL SISTEMA DE MITADES CON EL

EXTERIOR

Seis de los trece pueblos alrededor de Pacariqtam bo son considerados

anexos de la capital distrital. En la actualidad, la diferencia más importante

entre los pueblos anexos y los que no lo son es que los primeros tienen el deber

de enviar las imágenes de sus santos patronos a participar en la fiesta principal

de Pacariqtambo, la de la Virgen de la Natividad, que se celebra el 15 de

setiembre. Los miembros de los anexos también ayudan ocasionalmente en

los grupos de trabajo comunales organizados por los ayllus de Pacariqtambo;

por ejemplo, ellos ayudan a reparar el camino que conduce a Pacariqtam bo.

En estas ocasiones y en el habla cotidiana ellos son frecuentemente referidos

162 Revista Andina, Año 7


---------------------- Urton: Historia de un mito

corno los qatay ("hijos políticos") de los ayllus del pueblo (Urton s.f.).

Hasta la reforma agraria de comienzos de la década de 1970 existieron

vínculos más formales entre Pacariqtarnbo y los anexos, en forma de jerarquías

duales de prestigio de los funcionarios de las fiestas-cargo, los varayoqkuna

("portadores de vara"). Cada mitad tenía su jerarquía respectiva de

funcionarios. En su interior, cada ayllu y anexo tenía un conjunto de tres

funcionarios varayoqkuna; estos comprendían a un maestro vara y dos asistentes,

conocidos como alguaciles o regidores (los primeros servían a los

maestros varas de los ayllus, los segundos a los de los anexos). Los varayoqkuna

de tres de los anexos, y por lo tanto los pueblos anexos mismos, pertenecían

a Hanansayaq; los tres restantes, a Hurinsayaq (ver Cuadro 5 ).

Cuadro No. 5

Anexos de Hanansayaq

Nayhua

Colqueuqru

Mollebamba / Ayllo Pachecti

Anexos de Hurinsayaq

Qoypa

P'irca

Warubamba

La organizac1on global de los grupos político-rituales de la zona de

Pacariqtambo ha estado tradicionalmente compuesta por cuatro categorías

básicas de grupos sociales producidas por la intersección de la división dual

en Ranansayaq y Hurinsayaq, de un lado, con aquella entre el centro (los

ayllus) y la periferia (los anexos), por el otro.

Hay también en el distrito una dimensión espacial, o territorial, de

la división en mitades. Esta se encuentra parcialmente definida por la situación

de los anexos de las mitades con respecto a la ruta del sendero principal

que recorre el distrito; se conoce a éste corno Chawpi Nan ("camino del medio").

Chawpi Nan corre a través del distrito desde el pueblo de Nayhua, al

suroeste de Pacariqtambo, a través de Pacariqtambo mismo y hacia el noreste,

pasando por Pallata y luego hacia Yaurisque. Al estudiar la ubicación de

los pueblos que se considera pertenecen a las mitades (Cuadro 6 y Mapa 2),

encontrarnos que los de Hanansayaq se sitúan en la mitad noroccidental del

distrito y los pueblos anexos de Hurinsayaq, en la mitad sureste del distrito,

según lo define Chawpi Nan. No obstante, Purnatambo, el quinto ayllu de la

mitad inferior, se halla no al este de Pacariqtambo, corno era de esperar, sino

al oeste. Esta es la única excepción a la división noroeste/sureste entre Hanansayaq

y Hurinsayaq.

La división territorial en mitades también se refleja en la opinión de

las personas acerca de la ubicación del lugar de origen de los diez ayllus. Esto

es, se dice que cada uno de ellos se originó en un lugar específico alrededor

de Pacariqtarnbo. Estos lugares, que son donde se dice vivieron en realidad

No. 1,Julio 1989 163


O)

.I>,

Mapo2

• Ayllu o Anexo de

Hanansayaq

0

Ayllu o Anexo de

Hurinsayaq

Sitio incaico

O (según Bauer 1987: 203)

Qarhuacalla •

~

~

1

~

Ay Jiu

Nayhua

Quinhuara

Aqchakar

Qarhuacalla

Pachecti

Cuadro No. 6

Lugar(es) de origen del Ayllu

Origen

Coralpata y Colqueuqru

Cerro Quinhuara Grande

Cerro Aqchakar

Qarhuacalla

Pachecti

m

.... "' e

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Sitio preincaico

l::!.. (según Bauer 1987: 203)

t

e::::,

o 1 2 3

4 = 5

t

~

-~

~

San Miguel

P'irca

Yanchacalla

Huaycho

Qoypa

Puma tambo

Sullukllapata y Sta. María

Jurinka

Cerro Yanchacalla

Pukarapata

Qoypa

Puma tambo



_____________________ Urton: Historia de un mito

los antepasados de los ayllus y donde sus espíritus -llamados macbulas o

ñawpa macbus- viven hoy en día, se encuentran en las cumbres de cerros bajos

o montañas (Urton 1984).

La noción de los "lugares de origen de los ayllus" probablemente representa

una tradición oral contemporánea referida a los sitios de donde se

redujo a los ayllus al pueblo central de Pacariqtambo, en el siglo XVI. Estas

identificaciones quedan confirmadas en parte por los resultados de un reciente

examen arqueológico del distrito efectuado por Brian Bauer. Su examen

muestra que hay 15 lugares poblados prehispánicos en él (Bauer 1987: 202-

203 ). Ocho de ellos, que datan de tiempos incaicos, corresponden a los tradicionales

lugares de origen de ocho de los ayllus; el lugar de origen de un ayllu,

Nayhua (el primero de la mitad superior), está asociado con un sitio preincaico

(Mapa 2).

Es también importante señalar que los lugares de origen de dos ayllus,

Pacbecti y Yancbacalla, clasificados hasta este siglo en el quinto lugar de las

mitades, han sido identificados también como asientos preincaicos. Pachecti,

el viejo quinto ayllu de la mitad superior, se encuentra al noroeste de Cbawpi

Nan, cerca de Pumaurqu; Yanchacalla, el viejo quinto ayllu de la mitad inferior,

está al este del sendero, cerca de la cueva llamada "Tamputoco". Volveré

a tratar luego el lugar de Pachecti -conocido hoy como "Ayllo Pachecti"

- en la organización política del territorio de Pacariqtam bo.

Con estas descripciones de las organizaciones sociales, políticas y territoriales

contemporáneas del pueblo y distrito de Pacariqtambo como telón

de fondo, podemos retomar el análisis de la organización de los grupos sociales

de esta zona en el período colonial temprano.

IV.3.

UNA INTRODUCCION A LA DISTRIBUCION DE LOS A YLLUS

ANTES DE LA REDUCCION

En los materiales de 1569 del documento Callapiña encontramos referencias

a dos de los ayllus de Pacariqtambo antes de las reducciones de

1571: Ancbacari y Caruacalla. Anchacari (Aqchakar) fue el ayllu de afiliación

de Rodrigo Sutiq Callapiña; Caruacalla (Qarhuacalla), el de Kilaku

Yupanki Inka. Estos eran sólo dos de los once ayllus -o lo que en un documento

de 1568 se refiere como "pueblos"- dispersos en esta zona antes de

ser reducidos.

El documento de 1568 es una petición efectuada por los principales

de los once ayllus que conformaban el repartimiento de Pacariqtambo. Ellos

pedían la remoción, por ciertas ofensas no especificadas, del en ese entonces

cacique principal, don Alonso Cauncho, y su reemplazo por Pedro Calla Piña

(Callapiña). Los nombres de los once principales aparecen en el documento,

pero solamente seis de los ayllus son identificados: Pacbicti, Caruacalla, Quinuara,

Accbacara, Cuño y Cuypa (Glave, comunicación personal)( 17).

Lo que es de interés inmediato en esta lista al considerar el mito de

No. 1, Julio 1989 165


Estudios y Debates _______________________ _

origen es que identifica a Pachicti (= Pachete, Pachecti) como uno de los

ayllus dispersos pre-reducción de Pacariqtambo. En las versiones del mito de

origen recogidas por Cabello Valboa y Murúa es éste el primer lugar en donde

los incas se detienen después de dejar Tampu T'oqo; fue aquí que Mango

Qhapaq y Mama Oqllo concibieron un hijo (Sinchi Ruq'a) que más tarde sucedería

a su padre como segundo rey del imperio.

Aunque para Cabello Valboa y Murúa el topónimo "Pachete" probablemente

no significaba mucho, para cualquier persona familiarizada con la

geografía política de la zona de Pacariqtambo la mención de este lugar traería

a colación los siguientes puntos: Pachecti estaba situado justo encima de

Pumaurqu, el sitio que los incas probablemente reconocían como Tampu

T'oqo; dominaba el río Yaurisque, el límite entre Pacariqtambo y los alrededores

inmediatos del Cusco, y era un ayllu de la parcialidad superior de Pacariqtambo(l

8).

En el año 1571, los once ayllus dispersos fueron "reducidos" a una

sola comunidad llamada San Pedro de Quiñoca (Cuadro 4, columna 2). Ellos

fueron incluidos dentro de una encomienda o repartimiento (es decir, una

concesión no territorial de patronazgo sobre un grupo de indios) llamada

Paccarictambo. El encomendero era Luis Palomino (Toledo 1975 [ 1583 ]:

151 ). No sabemos con precisión en qué momento de 1571 la reducción de

San Pedro de Quiñoca vino a ser conocida como Pacariqtambo (Paccarictambo

). En un documento de 1614, las ruinas incaicas hoy llamadas Maukallaqta

son aludidas como el pueblo viejo de Pacarictambo. Parece así probable que

"Pacariqtambo" fue en un principio el nombre de Maukallaqta y que con el

tiempo fue transferido a la nueva reducción. Sin embargo, la transferencia del

nombre al nuevo pueblo debe haber sido bastante rápida, puesto que en un

documento de 1595 se llama así a la reducción. El pueblo ha sido conocido

oficialmente como San Pedro de Pacariqtambo (San Pedro es el santo patrón

del pueblo) desde el temprano siglo XVII hasta hoy en día.

Debemos detenernos aquí para considerar el lugar específico en que

fue construido el nuevo pueblo. Vemos en el Mapa 2 que los ayllus fueron

reducidos en un sitio cercano al lugar de origen del ayllu Aqchakar. Como se

recordará, éste era el ayllu de afiliación de Rodrigo Sutiq Callapiña. Sugeriría

que a consecuencia de su exitosa presentación ante los españoles, en 1569,

de la noble ascendencia de su linaje, Rodrigo puede haber tenido una voz privilegiada

dos años después ayudando a los españoles a decidir dónde construir

el nuevo pueblo de Pacariqtam bo. De esta forma, él puede haber desempeñado

un papel más influyente en la localización de Pacariqtam bode lo sugerido

anteriormente en conexión con la causa en que estableció descender

de Mango Qhapaq. De ser cierta esta hipótesis, Rodrigo habría sido el responsable

del traslado de "Pacariqtambo" desde el lugar de origen -es decir,

el pueblo incaico de Maukallaqta, cerca de Pumaurqu- a su territorio natal,

en el ayllu Aqchakar.

La siguiente referencia encontrada por nosotros a los ayllus de Paca-

166 Revista Andina, Año 7


--------------------- Urton: Historia de un mito

riqtambo (en que la comunidad es explícitamente mencionada con este nombre),

después de haber sido reducidos éstos en el pueblo de San Pedro de

Quiñoca en 1571, aparece en un documento de 1595. Se trata de una composición

de tierras ( el registro de la asignación de tierras a los ayllus después

de su reducción) ejecutada por Francisco Alderrete Maldonado y Alonso

Maldonado de Torres en 1594. En 1595, el cacique principal era un hombre

llamado Pedro Agustín Callapiña (A.M.A.C., # 5877: l2-l4v; 1944). No sabemos

si estaba emparentado o no con Rodrigo ni en que forma, si lo estaba.

Este documento es de particular interés para reconstruir la organización

territorial pre-reducciones de los ayllus del repartimiento por tres motivos.

Primeramente, en él se menciona a dos pueblos viejos, llamados Quinuara

y San Miguel. Mientras que el primero aparece como ayllu en los documentos

anteriores de 1569 y 1571 , San Miguel no. Es posible que en este momento

uno de los ayllus (o ambos) que aparecen en la lista de 1571 en el

Cuadro 4, columna 2, pero no en la lista de 1595, columna 3 -esto es, Cuño

y Guatupasta-, fuera rebautizado como San Miguel.

La importancia de la referencia a los "pueblos viejos" de Quinuara y

San Miguel se esclarece mejor en relación al segundo punto de interés del documento.

Este concierne al status del camino que en ese entonces pasaba a

través del territorio de Pacariqtambo. El camino principal que recorría el territorio

es mencionado como "el camino real del Cusco" y como "el camino

real que viene de Chumbivilcas" (A.M.A.C. # 5877, 1944: 13-14). Chumbivilcas

se encuentra al sur de Pacariqtambo, cruzando el río Apurímac. En

tiempos incaicos, este camino fue una de las principales rutas entre el Cusco

y el sur. Como ya se dijo, hoy en día el principal sendero del distrito se llama

Cbawpi Nan ("camino del medio"; Mapa 2). Este camino tiene tramos de

empedrado con guijarros y me parece que puede ser identificado razonablemente

con el "camino real" que en 1595 iba desde Chumbivilcas, pasaba por

Pacariqtambo y llegaba después al Cusco.

Esto nos trae al tercer punto de interés del documento, punto que

mencionaré como hipótesis: en el siglo XVI, el "camino real" que pasaba por

Pacariq tambo dividía a los dispersos ayllus pre-reducción en mitades, de la

misma manera que hoy Chawpi Nan divide a los lugares de origen de los

ayllus en mitades. De ser esto cierto, los dos "pueblos viejos" de Quinuara y

San Miguel, que desde por lo menos el temprano siglo XVIII se encuentran

en diferentes mitades y en lados distintos de Chawpi Nan; podrían haber representado,

para sus respectivas mitades, algo así como "centros rituales" en

el momento de la reducción. Hay referencias en la composición de tierras de

1595 que dejan en claro que el "camino real" que atravesaba Pacariqtambo

servía cuando menos como límite entre las tierras de las mitades superior e

inferior( 19).

De aceptar la hipótesis anterior, llegamos a un punto a partir del cual

podemos interpretar los topónimos mencionados en la primera parte del viaje

legendario de los antepasados incas, de Tampu T'oqo al Cusco, en forma tal

No. 1, Julio 1989 167


Estudios y Debates _______________________ _

que tengan un considerable significado político desde el punto de vista de

Pacariqtambo. Esto es, todos los lugares mencionados en la ruta del viaje legendario

de los antepasados, de Tampu T'oqo hasta Pal/ata, se encuentran

dentro de la mitad superior de Pacariqtambo. Después de dejar Pallata, en el

límite entre las mitades de Pacariqtam bo, los antepasados llegaran a "Haysquisrro".

Sugerí antes que Haysquisrro aludía probablemente al pueblo de

Yaurisque, y que éste se encontraba justo después del límite de las tierras de

Pacariqtambo. Por lo tanto, el viaje de los antepasados los llevó desde el interior

del territorio de la mitad superior de Pacariqtam bo al punto que representaba

el límite entre ambas mitades: Chawpi !van y Pallata; los antepasados

salieron entonces del territorio de Pacariqtambo cuando viajaron de este último

lugar a Yaurisque (Haysquisrro ).

Es valioso reforzar la observación de que Pallata era considerada como

estando en, o cerca de, el límite entre Pacariqtambo y Yaurisque. Encontramos

la siguiente afirmación en un documento de la colección Coronel que

se refiere a la venta de tierras en Palla ta:

"Y digo que como consta del testimonio de que hago demostración

di la venta de las tierras nombradas pal/ata que estan en terminos de

los pueblos de y_aurisque y pacaritambo de la provincia de chilques y

masques ... "(20).

En base a las observaciones e hipótesis presentadas en esta sección

desearía dar la siguiente interpretación del mito ·de origen inca, desde la perspectiva

de la organización geopolítica de los ayllus de la zona de Pacariqtambo

y entre Pacariqtam bo y Yaurisque. Desde el punto de vista de aquél, la

primera parte del viaje de los antepasados de Tampu T'oqo al Cusco, en que

ellos pasaron por pueblos de la parte norte de su territorio, era una narración

recapituladora de la organización en mitades dentro de Pacariqtam bo y de

sus límites con los ayllus y etnias vecinas del norte (al otro lado del río Yaurisque

). En el centro de esta narración se encontraba una comparación metafórica

en la cual el desplazamiento desde el territorio de Hanansayaq de Pacariqtambo

hacia su frontera con Hurinsayaq (es decir, el desplazamiento de

Tampu T'oqo [Pumaurqu] y Pachecti a Pallata y Chawpi !van), dentro de

Pacariqtambo, era asimilado al movimiento de Pacariqtambo a su límite del

norte con el exterior; en este caso, Yaurisque ocupaba la posición de "afuera".

En suma, el mito de origen se ocupa en identificar límites dentro y entre

los territorios de distintos grupos políticos al interior de Pacariqtam bo, y de

Pacariqtambo al Cusco. Desarrollaré esta interpretación en las conclusiones.

V.1.

CONCLUSIONES: UNA INTERPRETACION DEL MITO DE ORI­

GEN INCA DESDE EL PUNTO DE VISTA DE PACARIQTAMBO

En la primera parte de estas conclusiones me centraré en la segunda

de las dos preguntas planteadas como objetivo en la introducción: ¿qué luz

168 Revista Andina, Año 7


---------------------Urton: Historia de un mito

podemos arrojar sobre la interpretación del mito de origen inca en base a una

comprensión de los materiales históricos y etnográficos del pueblo y la región

de Pacariqtambo mismo? Responderé a esta pregunta desde dos perspectivas:

la primera concierne al viaje de los antepasados de Tampu T'oqo al Cusco; la

segunda se ocupará del status de los antepasados y los diez ayllus no reales

fonnados en Pacariqtambo.

V.1.a.

LA CONCRETIZACION DE LOS LIMITES EN EL VIAJE DE LOS

ANTEPASADOS

En los mitos de origen registrados por Sanniento de Gamboa, Cabello

Valboa y Murúa, los antepasados viajaban de Pacariqtambo al Cusca, deteniéndose

en diversos lugares del camino. Luego de salir de Tampu T'oqo, estos

lugares incluían a Pachecti, Waynakancha, Tamboquiro, Pallata, Haysquisrro,

Quirinnanta, Wanakauri, Matawa y Wanaypata. Como dije ya, me

parece que Tampu T'oqo puede ser identificado con el yacimiento arqueológico

de Pumaurqu y Haysquisrro, con el pueblo de Yaurisque.

Sostengo que el viaje de los antepasados puede ser dividido en las

siguientes tres etapas, asociada cada una de ellas a un conjunto distinto de

límites en el espacio mítico y geográfico entre Pacariqtam bo y Cusco. Las

tres etapas son: l) Tampu T'oqo - Yaurisque; 2) Yaurisque -wanakauri;

y 3) Wanakauri-+ Cusco (véase la Figura 2). La primera etapa representa el

movimiento de los antepasados desde dentro del territorio de la mitad superior

de Pacariqtambo hasta un punto a lo largo del límite entre las mitades

-Pallata y el sendero de Chawpi Nan- y luego hacia un lugar justo afuera del

territorio de Pacariqtambo (Yaurisque). La segunda etapa representa el desplazamiento

desde Yaurisque, que en la división cuatripartita del valle del

Cusco se encontraba dentro del cuadrante de Kuntisuyu, hasta la montaña de

Wanakauri; ésta domina al Cusco y está en el límite entre Kuntisuyu y Qollasuyu,

los dos cuadrantes que juntos fonnan la mitad inferior del Cusco. Y

por último, la tercera etapa representa el paso desde Wanakauri, dentro de la

mitad inferior del Cusco; al lugar en el centro de la ciudad donde las mitades

superior e inferior -así como los 41 ceques- convergían (es decir, Wanaypata,

el templo del Qorikancha).

Las tres etapas del viaje de los antepasados arriba esbozadas fueron

estructuradas en forma similar con respecto a tres características. Primeró,

cada etapa representa el desplazamiento desde una parte de una divisié>n dual .

en las organizacione& geopolíticas del territorio alrededor del Cusca, hacia el

límite con su parte opuesta o complementaria. En la ~ecuencia descrita en el

mito de origen, este movimiento era desde la-mitad superior hasta el límite

con la mitad inferior de Pacariqtambo, desde Kuntisuyu hacia el límite con

Qollasuyu dentro de la mitad inferior del Cusca; y desde el límite de la mitad

inferior del Cusca hasta su punto central de articulación con la mitad superior.

Segundo, cada etapa en esta secuencia llevaba a los antepasados un paso

No. 1, Julio 1989 169


Estudios y Debates _______________________ _

Figura 2

I

HANANCUZCO

CHINCHAYSUYU

ANTISUYU

....

....

170 Revista Andina, Año 7


---------------------- Urton: Historia de un mito

más cerca al Cusco, desde un punto en la periferia hasta el centro de la ciudad.

Y tercero, en el punto final de cada etapa, uno de los hermanos era separado

del cortejo. En Yaurisque, Ayar Kachi fue enviado de vuelta a Tampu

T'oqo, donde quedó sepultado; en Wanakauri, Ayar Uchu fue transformado

en piedra; y en Wanaypata,Ayar Auka se transformó en una columna. Es

claro, visto a la luz de las dos primeras características compartidas por las tres

etapas del viaje arriba descritas, que la muerte o concretización de los tres

hermanos Ayar representa la concretización -y consagración- de los límites

de configuraciones sucesivas de divisiones geopolíticas bilaterales y concéntricas

dentro del territorio entre Pacariqtam bo y el Cusco(2 l ).

En un nivel, entonces -el del viaje de los antepasados-, el mito de

origen se ocupa explícitamente del problema de identificar y definir límites.

A este nivel desearía interpretar el mito como una construcción mitohistórica,

y tal vez "etnológica", en la cual se identifican los rasgos y las relaciones

problemáticas estructurales centrales de la organización del Cusco (por ejemplo,

las relaciones entre el Cusco y el exterior; el sistema de jerarquización de

los ayllus entre los cuatro cuadrantes en base a la edad; y la organización en

ayllus y mitades de la ciudad); estas estructuras institucionales y categorías

relacionales fueron entonces recifradas desde el punto de vista de un grupo

exterior "apropiado" (es decir, uno que compartiese con el Cusco características

esenciales de su organización sociopolítica). Vistas a cierta distancia y

descontextualizadas la composición geográfica, histórica e individual específicas

a estas instituciones y formas de organización del valle del Cusco, ellas

eran representadas -y así confirmadas como elementos autóctonos de la historia

social- como partes del paisaje. En suma, la organización del Cusco es

representada en el mito de origen como un producto y una síntesis de divisiones

e interrelaciones geopolíticas, sociales y étnicas primordiales dentro de

la región.

V.1.b. EL PAPEL DE LOS "PUEBLOS LIMITROFES" EN EL MITO DE

ORIGEN INCA

En base a estas interpretaciones sugeriría que los antepasados y los

diez ayllus no reales creados en Pacariqtambo representaban expresiones adicionales

de -y perspectivas sobre- la preocupación por grupos y categorías

limítrofes en la organización del Cusco y del imperio. Las expresiones de esta

preocupación, en términos de los actores y grupos sociales centrales del mito

de origen, incluyen a los siguientes: a) los incas por privilegio, ligados a la nobleza

inca por alianzas matrimoniales y que formaban los lazos entre la nobleza

del Cusco y los comuneros de todo el imperio (en Pacariqtambo, este

grupo incluía a personajes como Kilaku Yupanki Inka y Qoya Qori Kuka);

b) los diez ayllus no reales del Cusco que tenían un status intermedio entre

los ayllus reales (panaqas) del Cusco y los de las etnias locales, como los maskas

de Pacariqtambo, fuera de él ; y c) Mango Qhapaq y Sinchi Ruq'a, los dos

No. 1, Julio 1989 171


Estudios y Debates ________________________ _

primeros incas, quienes, desde el punto de vista de los informantes nobles de

Sarmiento en la década de 1570, vivieron en un tiempo remoto y nacieron

fuera del Cusco. ·

Cada uno de los individuos o grupos identificados arriba representa

un límite o categoría enlazante en la organización sociopolítica del imperio.

Sostendría que los informantes de Sarmiento percibieron a estos individuos

y grupos como, por un lado, figuras centrales en las formaciones y transformaciones

mitohistóricas del imperio -en cuyo caso deberíamos agregar a la

lista el nombre de Pachakuti Inka- y, por el otro, como posibles puntos de

stress, tensión o conflicto en la organización del imperio. Desde esta perspectiva,

podemos ver que el viaje de los antepasados, desde Pacariqtambo al

Cusco, fue una construcción teórica y una expresión normativa de la relación

entre los límites geopolíticos y sociales en la organización global del imperio.

V.2.

TRANSFORMACIONES COLONIALES DEL MITO DE ORIGEN

Las anteriores interpretaciones del mito de origen, que tienen como

base la comprensión de las relaciones políticas y territoriales del Cusco y de

Pacariqtambo en el siglo XVI, nos permiten una reflexión sobre las preguntas

de cómo y por qué se concretizó el lugar de origen en el área de Pacariqtambo,

y qué papel jugaron las élites locales en este proceso.

Lo que hemos encontrado es el registro de un proceso, extremadamente

creativo y complejo, de uso y manipulación de los personajes y categorías

del mito de origen por parte de miembros de la élite provincial de

Pacariqtambo, así como por descendientes de los· ayllus reales y no reales del

Cusco. Sin embargo, quisiera volver a subrayar que en base a la evidencia histórica

no podemos dar por sentado si las versiones del origen de los incas en

Pacariqtambo representan una tradición prehispánica o no, o si estas versiones

aparecieron sólo en el temprano período colonial como una respuesta a,

y una "maniobra" dentro de, las representaciones cada vez más historizadas

y concretizadas de la mitohistoria inca enunciadas desde mediados y hasta

fines del siglo XVI.

Como ya se sugirió, uno de los temas principales en el mito de origen

era el status decisivo y potencialmente problemático de ciertas categorías limítrofes

de personas y grupos en la organización del imperio, como los incas

por privilegio, que frecuentemente servían como caciques principales (kurakas).

El colapso y la destrucción del imperio no significaron la desaparición

inmediata de tales categorías o posiciones limítrofes o intermedias. Por ejemplo,

en el sistema de gobierno colonial, los caciques principales continuaron

jugando un papel importante como intermediarios entre los ayllus locales y

los españoles (cf. Spalding 1984; Saignes 1987; Stern 1982). Los caciques

principales locales como Rodrigo Sutiq Callapiña y los linajes que ellos representaban

en el temprano período colonial, fueron hábiles y capaces en el arte

de ocupar y representar tales posiciones intermedias y "limítrofes" de los sis-

172 Revista Andina, Año 7


----------------------Urtqn': Historia de un mito

temas políticos, locales y regionales, dentro de sus respectivos territorios. Sus

conocimientos y habilidades les sirvieron bien hasta que las reglas de la administración

y lo que se esperaba de ellos cambiaron radicalmente con las reformas

instituidas por el virrey Toledo a mediados de la década de 1570. Estas

nuevas expectativas -por ejemplo, nuevas formas de tributación y mayor demanda

de fuerza de trabajo local para proyectos estatales- pusieron a los caciques

bajo una tensión aún mayor y erosionaron su posición tanto con los

españoles como con los ayllus locales (Rowe 1957: 156). Precisamente cuando

estos procesos comenzaban a reformular la vida de las comunidades andinas,

los miembros de la élite urbana y rural intentaron reubicarse para enfrentar

estas nuevas realidades. Fue en estas circunstancias, por ejemplo, que

Rodrigo Sutiq Callapiña buscó establecer firmemente su status privilegiad9

(y el de sus descendientes).

Así, mientras que los motivos para reactivar la mitohistoria inca cambiaron

radicalmente entre los años 1530 y 1570, tanto los personajes como

las categorías geopolíticas a que se referían estas tradiciones permanecieron

esencialmente intactos hasta el fin de este período. Concluiría, por lo tanto,

en que el mito de origen inca centrado en Pacariqtambo probablemente sí

representa una vieja y bien atestiguada tradición mitohistórica del origen o,

por lo menos, que era una interpretación del origen de los incas formulada y

mantenida en tiempos prehispánicos por poblaciones cercanas al Cusco, dentro

del cuadrante de Kuntisuyu. Puesto que esta interpretación fue relatada

en el contexto de nuevas realidades geopolíticas, ideológicas y cosmológicas

del temprano mundo colonial, y a medida que se concretizó e historizó en las

historias oficiales registradas por los cronistas hispanos, ella se hizo cada vez

más irrelevante para los grupos étnicos y ayllus fuera del área inmediata que

se identificó con "Pacariqtambo", y su relación con otras tradiciones antes

complementarias o competidoras (por ejemplo, la tradición de origen centrada

en el lago Titicaca) se hizo cada vez más tenue.

Este proceso de incorporación y transformación histórica se inició en

el período colonial temprano. Lo que es particularmente interesante es que

incluso hoy en día el mito de origen inca no ha dejado de ser manipulado

con fines políticos y personales mayores (por ejemplo, estatales), ni se ha

vuelto inaccesible a la gente de Pacariqtambo hoy como fuente de identificación

y punto de orientación mitohistórica. Por ejemplo, en 1964, el entonces

presidente del Perú, Fernando Belaúnde Terry, visitó Pacariqtambo en un

gesto que ruidosamente intentaba incorporar a su gobierno la legitimidad

otorgada por el contacto con el lugar de origen de los incas. Belaúnde voló a

la plaza de Pacariqtambo en un helicóptero, como Pachakuti Inka "retornó"

a la cueva de Tampu T'oqo al inicio de su reinado. Tras recibir una vara de

madera (el bastón oficial usado en el sistema de cargos), el dignatario regresó

al Cusco en su helicóptero.

Mas hoy en día la mitohistoria de esta comunidad no es mantenida

sólo desde afuera. Según lo recordaba uno de mis principales informantes en

No. 1, Julio 1989 173


Estudios y Debates ________________________ _

Pacariqtambo, la historia (traqucida del quechua) iba como sigue:

"Ahora vamos a hablar. En Pacariqtambo aparecieron, cerca de este

pueblo, todos juntos, los tres hermanos incas, los "Hermanos Ayares";

este lugar se llama Tampu T'oqo. Desde los tiempos antiguos de

la aparición de los Hermanos Ayares de Pacariqtam bo, vivieron los

incas en las ruinas hechas en Maukallaqta y Pumaurqu. Ahí, ahí hay

hermosas ruinas hechas por los incas de piedra traída a ese lugar desde

Murunpampawayqo ["valle de la planicie moteada"]; desde esa

cantera llevaron piedras a Maukallaqta e hicieron hermosos edificios.

Entonces, ¡qué bello era el cerro de Pumaurqu, cerca de Mollebamba!;

¡qué hermoso era ese gran cerro! Ahí los incas durmieron avanzada

Ja tarde, en la entrada [ custodiada por] ... los bellos y pequeños

pumas; la hermosa cosita laberintesca yacía al fondo del valle. En

esa abertura estaba la entrada a la casa del inca. Ahí, hemos terminado

de hablar".

174

Revista Andina, Año 7


---------------------Urion: Historia de un mito

APENDICE

EL DOCUMENTO CALLAPINA

[ 1 ]

Presst°n

En la Gran Ciud del Cuzco en dose diaz del mes de Mayo de mill y

quinientos y sesenta y nueve años Ante El muy Magnifico Señor Licenciado

Juan Ayllon Theniente de Correxidor y Juzticia Mayor en ella y su Jurisdiccion

por su Magestad y en presencia de mí Sancho Ortis de Orus Exno Publico

y del Cavildo de ella Parecio Dn Rodrigo Sutec Callapiña y presenta la

Peticion y Preguntas Siguientes.

Petic.on

Muy Magnifico Señor Dn Rodrigo Sutec Callapiña Casique Principal y Governador

del Ayllo An Reducido en el Pueº de San Pedro de Pacaritambo de la

Provª de Chilques y Masquez = Hijo Lexitimo

[ 1 V]

de Dn Franco hanco Sutic Callapiña Casique Principal y Governaor que fue

del dho Pue 0 de Pacaritambo contenido en la Real Cedula de Armas que pressento

Con el Juramt 0 y Solemnidad en dro Nessesario = Y de Dª Angelina

Cori Coillor Paresco Ante Umd. Y Digo que el dho mi Padre fue Ynga Prinzipal

y decendiente por Linia Recta de Baron de Manco Capac Primer Rey y

señor Natural que fue deestos Reynos del Peru y Como F[?]nl Gano la Real

Cedula de Armas que presento= Y La dha mi madre fue hija Lexitima de on

Martín Yupanqui hijo de quilaco Yupanqui Ynga del Ayllo Caruacalla de

dho Pue 0 de Pacaritambo y de la Coya Coricoca que murieron Gentiles= Y

el dho Dn Franco hanco Sutic mi Padre fue hijo Lexitimo de Don Femanº

Auquisutic y de Dª Mencia Paucar ocllo y a difuntos de la Cassa y Sangre

Real del dho Manco Capac y como tales desde sus Padres y Progenitores Por

ser Como fueron yngas Prinzipales y conosidos por tales desde El tpo del

ynga nunca xamas sirvieron en Tambos ni en otros Servicios ni pagaron Tributos

antes si fueron acotados y Respetados de todos los Yngas Prinsipales

No. 1, Julio 1989 175


Estudios y Debates _______________________ _

del dho Pue 0 y de los de las ocho Parroquias deesta Ciud de lo qual me combiene

hacer una Provansa para perpetua memoria Como major Aya Lugar de

dro. y que se Exeminen los testigos que presentare por las preguntas Siguientes=

( l) Primeramente Si conosen al dho Don Rodrigo Callapiña Casique Principal

del Ayllo Ancbaca del Pue 0 de Pacaritambo y Conosieron a Dn Fernando

Auquisutec Abuelo del dho Dn Rodrigo Sutec Callapiña y a Dn Franco hanco

sutec su Padre del dho Dn Rodrigo = A Dn Martín Yupanqui Ynga del

Ayllo Caruacalla Abuelo Materno del dho Dn Rodrigo y si tubieron noticia

del Ynga Manco Capac Señor Natural que fue de estos Reynos y de quilaco

Yupanqui Ynga y de la

[2]

Coya Coricoca que murieron Gentiles.

(2) Y si Saven que el dho Dn Franco hanco sutec fue Casado y Velado segun

orden de la sta Madre Y glecia Con Dª Angelina Coricoyllor y de este Matrimonio

hubieron y Procrearon por su hijo Lexitimo al dho Dn Rodrigo Sutec

Callapiña a quien le Criaron y alimentaron llamando les de hijo y el a ellos de

Padre y Madre y en esta Posecion asido y es avido y tenido y Comunmte Reputado

Sin auer cosa en contrario.

(3) Y si Saven que la dha Dª Angelina CoriCoyllor Madre del dho on Rodrigo

Sutec Callapiña fue hija lexitima de Don Martín Yupanqui hijo de quilaco

Yupanqui Ynga del Ayllo Caruacalla Reducido en el Pue 0 de San Pedro de

Pacaritambo y de la Coya Cori Coca que mµrieron Gentiles= Y Durante el

Matrimonio que contrajeron entre el dho Dn Martin Yupanqui y Dª Franca

Sayri huvieron y procrearon por tal su hija lexitima a la dha Dª Angelina

Coricoillor = Y la críaron y alimentaron llamandola de tal hija y en esta opinion

y fama asido y es avida y tenida y comunmte Reputada.

( 4) Y si sauen que el dho Dn Franco hanco Sutec Padre del dho Dn Rodrigo

Sutec Callapiña fue hijo Lexitimo de Dn Fernando Auquisutec y de Dª Mencia

Paucar ocllo ya difuntos y por ser los suso dhos Parientes muy Sercanos

y decendientes por Linia Recta de Baron de Manco Capac Primer Rey y Señor

Natural que fue de estos Reynos del Peru Le onrro la Cesarea Magestad

del Señor Emperador Carlos quinto con la Cedula de Armas que ba por

Cauesa de esta filiación Para el y Para todos sus decendientes y los que fueron

de la Sangre y Prosapía del dho Manco Capac.

(5) Y si sauen que por ser tales Y ngas Principales y de Sangre Real y Prosapía

del dho Ynga Manco Capac los dhos Dn franco hanco Su tic y de Dª Angelina

Coricoyllor fueron Respetados y acatados de los Yngas de las ocho Parroquías

de esta Ciudad del Cuzco y el dho Dn Franco hanco Sutic fue y es Casique

Principal y Gouernaor del dho Pueº de

[2v]

San Pedro de Pacaritambo y la dha Dª Angelina CoriCoyllor como hija Lexitima

de Dn Martín Yupanqui y nieta de quilaco Yupanqui Ynga del Ay/lo

Caruacalla asi mesmo fue Respetada de los Principales y los unos y los otros

176 Revista Andina, Año 7


_____________________ Urton: Historia de un mito

desde el Tpo del Ynga fueron Conosidos por Tales Yngas nobles y como Tales

Nunca pagaron Tributo ni jamas sirvieron en Tambos ny en otros Servicios

Personales Antes fueron Govemadores de su Pueº.

( 6) Y si sauen que todo lo suso dho Es Verdad Publico y notorio Publica Vos

y fama y despues de lo suso dho En la Ciud del Cuzco en dose diaz del mes

de Mayo de mill y quinientos y sesenta y nueve años

Testigo

En Precensia y con Asistencia del Muy Magnifico Señor Lizenciado Juan

Ayllon Theniente de Correxor y Justicia Mayor en ella Por su Magd y de mi

el pressente Exn° Publico el dho Dn Rodrigo Sutic Callapiña Para la dha

Ymformacion Presento por testigo a Don Diego Atao Yupanqui y a Santiago

Aucamira yngas Naturales de esta Ciud de los quales y de Cada uno de ellos

Se tomó y Reciuió Juramento en forma Segun dro. Por Lengua de hemanº

de Morales Ynterprete General por Dios y por Una Señal de Cruz En que Pusieron

sus manos derechas y Prometieron de decir Verdad y al dho Juramento

dijeron síjuro y Amen = Y lo que los dhos testigos y Cada uno de ellos

Dijeron y de Pusieron es como se sigue.

( 1) A la Primera Pregunta dixo q conosen y conosieron a los en ella Contenios

de las Preguntas Generales de la Ley que le fueron hechas y declaradas

Dixeron que no le tocan ninguna de ellas y que el dho Dn Diego Atao Yupanqui

es de Edad de ochenta y sinco años y el dho Santiago Aucamira de

Nouenta y tres años.

(2) A [la] Segunda pregunta = Dixo que como Vieron a Dn Franco hanco

Sutic y Vio que el suso dho fue Casado y Velado Segun orden de la Santa

Madre Ygª con Dª Angelina Cori Coyllor y de este Matrimonio hubieron y

procrearon por su hijo Lexitimo a Dn Rodrigo Callapiña a quien Criaron y

alimentaron Llamandole de hijo y el a los suso dhos de Padre y Madre Y en

esta Poseción y fama asido y es avido y tenido y Comunm te Reputado Sin

aver cosa en contrario

[3]

Y esto Responden.

(3) A la tercera Pregunta dijeron que Conosieron trataron y Comunicaron a

Dª Angelina Coricoyllor Madre del dho Dn Rodrigo Sutic Callapiña y Saue ·

por auerlo Visto que la Suso dha fue hija Lexitima de Don Martín Yupanqui

hijo de quilaco Yupanqui Ynga Casique Prinzipal del Aillo Caruacalla del dho

Pue 0 de Pacaritambo y de la Coya Cori Cuca que murieron Gentiles y que

Durante el Matrimonio que contrajieron entre el dho Dn Martín Yupanqui y

Dª franca Sayri huvieron y procrearon por tal su hija Lexitima a la dha Dª

Angelina Coricoyllor y a vista de estos testigos la Criaron y alimentaron llamandola

de Tal hija y en esta Poseción fama y opinión asido y es auida y

tenida y Comunm te Reputada sin auer cosa en Contrario y esto Responden.

( 4) A la quarta Pregunta dijeron que Conosieron trataron y Comunicaron familiarmente

a Don Femanº Auqui Sutic Casique Principal y Govern°r que

fue del Pue 0 de San Pedro de Pacaritambo y a Dª Mencia Paucar ocllo ya

No. 1,Julio 1989 177


Estudios y Debates _______________________ _

Difuntos y sauen por auerlo Visto que los suso dhos fueron Casados y Velados

segun orden de lasta Madre Ygª de Roma y que les Vio hacer Vida Maridable

En uno y de este Matrimonio huvieron y Procrearon por su hijo Lexitimo

al dho Dn Franco hanco Sutic contenido en la Cedula Real de Armas que

ba por Cauesa de estos Autos y lo Críaron y Alimentaron llamandole de hijo

y el a ellos de Padre y Madre y en esta Poseción opinión y fama asido y es

auido y tenido y Comunm te Reputado Sin auer Cosa en Contrario y esto es

lo que Saue de esta pregunta y Responde a ella.

(5) A la quinta pregunta Dijeron que en Conformidad de todo lo que a dha

[?] declarado en las preguntas Antecendentes Sauen por auerlo Visto que el

dho Dn Rodrigo Sutic Callapiña y dho su Padre Y Abuelo decendientes por

Linia Recta de Baron del Ynga Manco Capac Primer Rey y senor Natural que

fue de estos Reynos y Como tales an sido y fueron Respetados y acatados de

los Yngas Nobles de esta Ciud y

[3v]

les an admitido en Actos Publicos onrrandose con ellos y que sauen Assimismo

que desde sus Antepasados An sido Gouemadores del dho Pueº de San

Pedro de Pacarictambo = Y an oido decir por tradición Antigua a sus mayores

y mas Ancianos Como el dho Ynga Manco Capac Nació de Una Ventana que

llaman Tambo Toco que esta en una Peña tres Leguas de esta Ciud en el Valle

de Tambo y junto a esta Peña esta otra peña y en ella otra bentana que llaman

Marastoco = Y Sauen asimesmo que el dho Dn Rodrigo Sutic Callapiña

y sus Padres y Abuelos desde el Tpo del Ynga fueron y son todos Avidos y

tenidos por tales Yngas Nobles y decendientes del dho Manco Capac Ynga =

Y Como tales nunca Pagaron Tributos Ni siruieron en Tambos ni hisieron mitas

ni Seruicios Personales antes fueron Gouemadores de su Pueº y esto Responden.

(6) A la sesta Pregunta dijeron= que todo lo que an dho y declarado es la

Verdad Publico y Notorio Publica Voz y fama SoCargo de los Juramentos

que an hecho en que se afirmaron y Ratificaron y no firmaron porque dijeron

no sauer firmolo El dho Theniente de Correxor con el dho Ynterprete

Lizenciado Juan Ayllon = hernando de Morales= Sancho de Orue Exno.

Testigo

En la Ciud del Cuzco a dose diaz del mes de Mayo de Mill y quinientos y sesenta

y nueve años. Ante el Muy Magnifico Señor Licenciado Juan Ayllon

Theniente de Correxor y Justicia Mayor en ella Por su Magd y de mi El presente

Excriuano = El dho Dn Rodrigo Sutic Callapiña Para la dha su Ynformacon

Presento por testigo a Dn Domingo Pascac Yndio Natural de esta Ciud

del Cuzco Recidente en la Parroquía de Señor San Blas y a Dn Franco Rauraua

de la Parroquía de Señor San Geronymo de las Quales por Lengua E ynterpretación

del dho Ynterprete se les Reciuio Juramento y lo hisieron Cada

uno de Por si con los dedos de sus manos derechas por Dios nro. Señor y por

una Señal de la Cruz en.forma de dro. y so Cargo del qual prometieron de decir

Verdad y Siendo preguntados por el tenor de las Preguntas del dho Pedi-

178 Revista Andina, Año 7


'---------------------- Urton: Historia de un mito

miento dijeron lo Siguiente.

( 1) A la Primera J>regunta Dixeron que Conosen y Conosieron a los En ella

Contenidos y trataron y Comunicaron a Cada uno en su Tpo y esto Responden=

de las Preguntas Generales de la Ley que le fueron

[ 4]

hechas y declaradas= Dixeron que no les tocan ninguna de ellas y que el dho

Dn Domingo Pascac es de Edad de Nouenta y ocho Años y on Franco Rauraua

de Ciento y seis años y esto Responden =

(2) A la Segunda Pregunta = Dixeron que Sauen por auer lo visto que Don

FranCº hanco Sutic Padre del dho on Rodrigo Sutic Callapiña fue Casado y

Velado Segun orden de la Santa Madre Yglecia con Dª Angelina Coricoyllor

y de este Matrimonio huvieron y procrearon Por su hijo Lexitimo Al dho on

Rodrigo Sutic Callapiña a quien le criaron y alimentaron llamandole de hijo

y el a ellos de Padre y Madre y en esta Poseción an sido y es avido y tenido y

Comunmente Reputado sin auer cossa en Contrario y esto Responden.

(3) A la Tercera Pregunta= Dixeron que sauen por auer lo visto quando mosos

Como quilaco Yupanqui Ynga del Aillo Caruacalla del Pue 0 de Pacaritambo

y que este fue Casado Segun su Ley con la Coya Cori Cuca y que murieron

Ambos Gentiles en Tpo de Guayna Capac Ynga y que ubieron y Procrearon

Por su hijo a on Martín Yupanqui quiense Baptiso despues que entraron

los Espai'loles En este Reyno y a este on Martín Yupanqui Conosio

trataron y Comunicaron Estos testigos y que se Caso y Velo Segun Orden de

la Santa Madre Ygª con Dª franca Sayri a quien Conosieron asimesmo y les

Vieron hacer Vida Maridable y de este Matrimonio huvieron por su hija Lexitima

a la dha Dª Angelina Cori coyllor y la Criaron y alimentaron por tal

Comfesando la por su hija y esto Responden.

(4) A la quarta pregunta= Dijeron que Conosieron a on fernan° Auqui Su tic

y a Dª María Paucar ocllo marido y muger Lexitimos y sauen por auerlo Visto

que los suso dhos fueron Casados Lexitimamte y de este Matrimonio ubieron

por su hijo Lexitimo Al dho Dn Franco hanco Su tic y que por tradición

Antigua sauen el suso dho y su Padre y Abuelos son y fueron de la Sangre

Real y prosapía del Ynga Manco Capac Primer Rey y sei'lor Natural que fue

de esta Tierra y por esta Razon La Catholica y Sesarea Magd del Señor Emperador

Carlos quinto Le honrro Con la Cedula Real de Armas que ba por

Caueza de esta filiación Para El

[4v]

y para todos sus decendientes y los que fueron de la Sangre y prosapia del

dho Y nga Manco Capac y esto responden ___ _

(5) A la quinta pregunta = Dixeron que saven por aver lo visto que por ser

tales Yngas Principales y de la Sangre Rl. del dho Manco Capac Ynga Los

Dhos on Franco hanco Sutic y Dª Angelina Coricoyllor fueron respetados de

los Yngas Nobles de las ocho Parroquías de esta Ciud del Cuzco = Y que el

dho Dn franª hanco su tic fue casique principal y Governa 0 r del dho Pueº de

S. Peº de Pacaritambo = Y la dha Angelina Cori coyllor como hija lexitima

No. 1,Julio 1989 179


Estudios y Debates ________________________ _

de Dn Martín Yupanqui Y nieta de quilaco Yupanqui de Ayllo Caruacalla

asimesmo fue respetada de los Principales Yngas y los unos y los otros save

que desde el tpo del Ynga fueron Conosidos por tales Yngas nobles y como

tales nunca pagaron tributos ni jamas Sirvieron En Tambos ni en otros servicios

Personales ·y que tan solamente fueron Governadores de su Pue 0 y aillos

y esto responden ____ _

(6) A la sesta Pregunta = Dixeron que todo lo que an dho y declarado Es

Publico y Notorio Publica vos y fama y la Verdad so cargo del Juram to que

fuo tienen en que se afirmaron y Ratificaron y no firma 0 n porque Dijeron

no Saver firmaronlo El dho theniente de Corregor y Justicia Mayor y dho

Ynterprete = Licenciado Juan Ayllon = hernando de Morales= Sancho de

Oruz Exn° ___ _

Testigo

En la Ciud del Cuzco a dose dias del mes de Mayo de mil y quinientos y sesenta

y nueve años Ante el muy Magnifico Señor Lzdo Juan Aillon theniente

de Correxor y Justicia Maor en ella por su Magd y de mi el presente Exn° el

dho Dn Rodrigo Sutic Callapiña para la dha YmformOn presento por testigos

a Dn Juan Pisarro Yupanqui Yndio Natural de esta Ciud del Cuzco a Dn Gonzalo

llamac auca Ynga Naturales de la Parroqu ía de Nra señora de Belén de

los quales se les Recivieron Juram to por Lengua E ynterpretación del dho

hernandó de Morales ynterprete y lo hisieron por Dios Nro. Señor y por una

señal de Cruz Segun forma de dro. So cargo del qua! prometieron de decir

Verdad y siendo preguntados Por el tenor de las Preguntas del dho pedimento

Dijeron lo siguiente ___ _

( 1) A la primera pregunta= Dijeron que con osen a todos los Con te

[ 5]

nidos en esta pregunta y especialmente al dho Dn Rodrigo Callapiña que les

presenta y esto responden ___ _

(2) A la segunda pregunta = Dijeron que saven por aver lo visto Como Dn

franco hanco sutic fue casado y velado Segun Orden de la Santa Madre Ygª

con Dª Angelina Coricoyllor y les vio haser Vida Maridable en uno y de este

Matrimonio huvieron y Procrearon por su hijo lexitimo al dho Dn Rodrigo

Callapiña a quien lo criaron y alimentaron llamando le de hijo y el a los dhos

sus Padres de Padre y Madre y en esta opinion y fama asido y es avido y tenido

y comunm te repu tacto sin a ver cosa en contrario y esto Responden

(3) A la tercera pregunta = Dixeron que conosieron trataron y Comunicaron

a Dn Martín Yupanqui Abuelo Materno del dho Dn Rodrigo Sutec Callapiña

y saven por aver lo oido desir a sus Padres y mayores que el dho Dn Martín

Yupanqui fue hijo de quilaco Yupanqui Ynga del Ayllo Carualla [sic] del

Pue 0 de Pacaritambo y de la Coya Coricoca y que ambos murieron Gentiles

y que vieron que el dho Dn Martin Yupanqui fue casado y velado segun orden

de la sstt Maer Yglecia con Dª Franca Sayri y de este Matrimonio huvieron

y procrearon por su hija lexigima a la dha Dª Angelina Cori coillor Madre

180 Revista Andina, Año 7


---------------------Urton: Historia de un mito

del dho on Rodrigo Callapiña y la criaron y alimentaron llamandola de hija y

ella a los dhos sus Padres de Padre y Madre y en esta posecion asido y es avida

y tenida y Comunmte Reputada y esto Responden ___

( 4) A la quarta Pregunta= Dixeron que consieron [sic] a on Fernando Auquisu

tec y a Dª Mencia Paucar Ocllo y Saven fueron casados y velados Segun

orden de la ssta Madre Ygª y de este Matrimonio Ubieron por su hijo Lexitimo

al dho on franco hanco Sutic,y que saven asimismo que

por ser el dho on franco hanco Sutic, y dho on Rodrigo Sutec Callapiña su

hijo Parientes muy cercanos y desendientes de Manco Capac Señor Natural

que fue de estos Reinos del Peru an acatado y Respetado a lo suso dhos

[Sv]

Los mas Principales Yngas de esta Ciudad y que al dho Dn Franco hanco

Sutic Le honrro La Magestad Cesarea del Señor Emperador Carlos quinto

Con una Cedula Real de Armas de su decendencia qu es la que esta al principio

de esta filiación y esto Responden.

(5) A la quinta Pregunta= Dixeron que Sauen por auer lo Visto que por Cedula

de su Magestad por ser Yngas Principales y de la Sangre Real y prosapía

del Ynga Manco Capac los dhos Dn franco hanco. Su tic= on Femanº Auquisu

tic Su Padre y demas sus Progenitores fueron Respetados y acatados En

esta Ciud de los Yngas nobles y mas Principales de ella= Y que en los actos

Publicos = Concurrián juntos y que por esta Razon y ser tan notoria su noblesa

nunca pagaron tributos ni a Cubieron haser Seruicios En tambos ni

otros ministerios y que Siempre fueron Governadores en su Pue 0 y esto Responden.

(6) A la Sexta Pregunta= Dixeron que todo loquean dho y declarado y Publico

y notorio Publica Vos y fama y la Verdad so Cargo del Juramto que

fbo tiene en que se afirmaron y Ratificaron y dijieron que no les tocan Las

Generales de la Ley y que el dho on Juan Pissarro Yupanqui es de hedad de

mas de Ciento y Veinte años Y El dho on Gonzalo llamac Auca Ynga de

Nouenta y quatro Años y no Supieron firmar Y lo firmaron El dho theniente

de Correxor y Justicia maor = y dho Ynterprete = Lizenciado Juan Ayllon =

hemando de Morales= Sancho de Orue Exno =

J'estigo ·

En la Ciud del Cuzco = a Dose días del mes de Mayo de mili y quinientos y

sesenta y nueve años Ante el muy magnc 0 Señor Lizenciado Juan Ayllon

Theniente de Correxor y Justicia Mayor En el por su Magestad y de mi El

presente Exno El dho on Rodrigo Sutic Callapiña para la dha Ynformaon

presento por testigos= a on Martín Natipi Yupanqui y a on franco Apuran ti

Ynga naturales de esta dha

[ 6]

Ciud que Reciden en el Pue 0 de Larapac de la Encomienda de Pedro Alonso

Carrasco = de los quales se Reciuio juramento y lo hisieron por Dios Nro.

Señor y por una Señal de Cruz Segun forma de dro. y Abiendo lo fbo Cada

uno de por si prometieron decir Verdad y siendo preguntados por lengua E

No. 1, Julio 1989 181


Estudios y Debates _______________________ _

ynterpretacion de hernan° de Morales ynterprete = Dixeron y declararon lo

Siguiente.

( 1 ) A la Primera pregunta = Dijieron que Conosen a Dn Rodrigo Su tic Callapiña

Casique Principal y Governor del Ayllo Anchacari Reducido en el Pueº

de Pacaritambo de la Provª de Chilquez y Masquez y Conosieron asimismo a

Dn Femanº Auqui Sutic Abuelo del dho Dn Rodrigo Sutic Callapiña y a Dn

Franco hanco Su tic Contenido en la Real Cedula de Armas que ba por Cauesa

de esta filiacion = y Conosieron asimismo a Dn Martin Yupanqui Abuelo materno

del dho Dn Rodrigo Sutic Callapiña y tienen Noticia por tradicion

Antigua del Ynga manco Capac Señor Natural que fue de esta Tierra y que

nacio de una bentana que esta en una Peña en el Pue 0 de Pacaritambo tres

leguas de esta Ciud que llaman Tamputoco y Junto a este esta otra Ventana

llamada Maras toco y que en Tpo de Guasear Yr:fª Conosieron a quilaco Yupanqui

Ynga del Ayllo Caruacalla de dho Pue y a la Coya Cori cuca Vis

Aguelos del dho Dn Rodrigo Sutic Callapiña que murieron Gentiles antes que

los Españoles Pasasen a este Reyno Y esto Responden.

Testigº De las Preguntas Generales de la Ley que les fueron declaradas= Dijieron

que no les bocan ninguna de ellas y que el dho Dn Martín Natipi Yupanqui

y Don franco Apuranti Ynga Son Compadres del dho Dn Rodrigo

Sutic Callapiña y no por eso dejaran de decir la Verdad en lo que se les preguntare

= Y que el dho Dn Martín Natipi Yupanqui es de hedad de Ciento y

treinta y dos años y el dho Dn franco Apu ·

[6v]

ranti de Ciento y ocho años y esto Responden.

(2) A la Segunda Pregunta Dijeron que Sauen por auerlo Visto que Dn Franco

hanco Sutic Padre del dho Dn Rodrigo sutic Callapiña fue Casado y Velado

Segun orden de la ssta Mae Yglª Con Dª Angelina Cori Coyllor y de este

Matrimonio ubieron y procrearon por su hijo Lexitimo al dho Dn Rodrigo

Sutec Callapiña a quien le criaron y alimentaron llamandole de hijo y el a

ellos de Padre y Madre y en esta Possecion asido y es auido y tenido y Comunm

te Reputado Sin auer auido Cosa en contrario Y esto Responden.

(3) A la Tercera Pregunta = Dixieron que assimesma Sauen Por auerlo Visto

en Tpo del Ynga Guasear que quilaco Yupanqui Ynga del Ayllo Caruacalla

del Pue 0 de S. Peº de Pacaritambo contenido en esta Pregunta y Vis Abuelo

Materno del dho Dn Rodrigo Su tic Callapiña fue . Casado En su Gentilidad

con la Coya Coricoca y que murieron Ambos Sin Baptisarse antes que los

Españoles entraron en esta Tierra = Y que en aquel Tpo asilos ras de estos

testigos como los Yngas de los Pueos del Contorno de esta Ciud Antes de la

Reduccion General le Respetauan y onrrauan al dho quilaco Yupanqui por

ser de la Sangre Real y Generacion del Ynga = Y que asimismo el dho Dn

Martín Yupanqui su hijo y Abuelo Materno del dho Dn Rodrigo Sutic Callapiña

fue Conosido de los Yngas por noble y de la Sangre Real de los Yngas y

que a Vista de estos testigos Lo sentauan los Yngas Principales despues de la

Reduccion General de los yndios Juntam te con ellos en Actos Publicos y que

182 Revista Andina, Año 7


--------------------- Urton: Historia de un mito

el dho Dn Martin Yupanqui se caso en dho Pueº de Pacaritam bo con Dª

franca Sayri y se hallaron en su Casam to Por auer ydo a dho Pueº Con sus

Padres y despues los vio haser Vida maridable Lexitimamte y de este Matrimonio

Procrearon por su hija Lexitima a la dha Dª Anjalina CoriCoyllor y la

criaron y alimentaron por tal Comfesandola por su hija y esto Responden.

[7]

(4) A la quarta Pregunta= Dixeron que Conosieron a Don Femano Auquisutic

Y a Dª Maria Paucar ocllo marido y muger lexitimos y Sauen por auerlo

Visto que los suso dhos fueron Casados y Velados Segun orden de la Santa

Madre Ygª y de este Matrimonio hubieron por su hijo Lexitimo al dho Dn

Franco hanco Sutic Su hijo y sus Asendientes fueron Conosidam te de la

Prosapia y Sangre del Ynga Manco Capac Primer Rey que fue de esta Tierra

por Linia Recta de Baron y que por esta Razon la Magestad del sa Emperador

Carlos quinto le honrro con la Cedula Real de Armas que ba por Cauesa

de esta filiacion y esto Responden.

(5) A la quinta Pregunta = Dijeron que Sauen asimesmo Por auer lo Visto

que los dhos Dn Femando Auquisutic Don franco hanco Sutic y dho on

Rodrigo Sutec Callapiña por su Notoria Calidad y Noblesa y ser Como dho es

de la Sangre y prosapía del Ynga Manco Capac Cada Uno en su Tpo.fueron

Respetados y obedecidos de los Yndios y estimados de los Yngas de los Pueblos

Combesinos de esta Ciud, y que el dho Dn Femanº Dn Franco hanco

Sutic y dho Dn Rodrigo Sutic Callapiña fueron Casiquez Principales y Governadores

en dho Pueº de Pacaritam bo Susediendose unos en pos de otros y

que por ser asi Conosidos desde El Tpo del Ynga nunca pagaron tributos ni

Sirvieron en Tambos ni hisieron mitas ou otros Seruivios Personales como lo

hasen los demas Yndios baladies y hatun Lunas y esto Respondieron.

(6) A la Sexta Pregunta = Dixeron que todo lo que an dho y declarado Es

Publico y notorio Publica Vos y fama y la Verdad So Cargo del Juramt 0 fho

en que se afirmaron y Ratificaron y no firmaron por no Sauen firmalo el

[7v] 1

dho theniente de Correxor y justicia mayor y dho Ynterprete Lizenciado

Juan Ayllon = hemando de Morales= Sancho de Orue Exno.

Presstaon

Despues de lo Suso dho En la Ciud del Cuzco adose dias del mes de Mayo de

Mil y quinientos y sesenta y nueve años Ante El dho El[?] Lizenciado Juan

Ayllon Theniente de Correxor En esta dha Ciud y su termino Parecía El dho

Dn Rodrigo Sutic Callapiña y presento El Escrito Siguiente.

PettipOn

Dn Rodrigo Su tic Callapiña Casique Principal y Govemor del Ayllo Ancbacari

Reducido en el Pueº de San Pedro de Pacaritam bo Provª de Chilquez y

MasqUez = Digo que yo tengo dala Ynformacion de lo que articule.en mi primer

pedimento de la Qual tengo nessecidad deella en Publica forma y manera

que haga fee Para acudkcon ella a do[?] combenga ami dro. y para ello Umd

Ynterponga Su autoridad y decreto Judicial tal qual de dro Ser requiere

No. 1, Julio 1989 183


Estudios y Debates _______________....,....,._________

Sobre que pido Justicia y para ello Ua = Don Rodrigo Su tic Callapiña Auto=

Y Pressentado El dho sor theniente mando que sele de como le pide y que

en ello ynterpone su autoridad y decreto Judicial tanto quanto puede y con

dro. deue = Y com vista de la ymformon dada declaro al dho Dº Rodrigo

Sutic Callapiña por tal hijo Lexitimo de Dº Franco hanco Su tic contenido en

la Real Cedula de Armas que esta al principio de ella y de Dª Anjalina Cori

Coyllor = y nieto Lexitimo de Dº Femanº Auquisutic y de Dª Mencia Paucar

ocllo sus Abuelos Paternos y nieto de Dº Martín yupanqui y de Dª Franca

Sayri sus Abuelos maternos y por uía de baron decendiento por linia Recta

del ynga Manco Capac Señor Natural q fue de estos Reynos y por Vía de

Madre de quilaco Yupanqui Ynga del Ay/lo Caruacalla del Pueº de Pacaritam

bo de la Sangre de los Y ngas y Como tal deuer gosar de los fueros Priuilegios

franquesas Exempciones y Liuertades que gosaron los dhos Sus Padres y

ante pasados y gosan los Nobles decendientes de los Yngas Señores que fueron

[8]

De esta tierra Comforme a las Cedulas Reales despachadas Sobre esta Razon

y asi lo proueyo y firmo = Lisenciado Juan Ayllon = Sancho de Orue Ex 00

Publico y Cavildo. Concuerda Con su Original que para este eferto Ante mi

Excriuieron Dº Juan Santa Cruz hanco Sutic Callapiña = Dº Thomas hanco

Sutic Callapiña = hermanos E hijos Lexitimos qU'e dijeron Ser de Don Pedro

Su tic Calla piña y Nietos de Dº Rodrigo Calla piña = y Dº Diego Chuyacama y

Don Geronymo Luna = y Don Geronymo = Lucas Cusiguaman y Boluieron

alleuar a su poder a que me Refiero y para que de ello conste de pedimento

de los suso dhos Doi el presente en el Pue 0 de U:rcos de la Provª de quispicanche

a Veinte y dos días del mes de Junio de mili y Seiscientos y nouenta

y dos años Siendo testigos Peº Alfonso del Castillo = El Alferes Dº franco

Nauarrete y Mateo Masías de la Peña presentes = Entre Renglones = que no

Vale =testado= Ynga = no Vale = mas testado = del =fe= no vale= entre

renglones= c[r]on = y enmendado= fue respetada= Vale Y en fee de ello lo

signo y firmo= En testimonio de Verdad= franCº[?] Cauesudo Exºº Publico

Concuerda este traslado con otro[?] traslado q ant mi Exiuieron Dn

Vizente Callapiña [y] Y sidro Callapiña bisnietos que dijeron ser de Don Rodrigo

Callapiña aquien lo bolui a entregar uno y otro y para que consta con

el presente de su pedimento. En Baile de Urubamba Marquesado de Oro pasª

en dies y ocho dias del mes de Nobiembre de mil setecientos dies y ocho años

cien do testigos Y sidro de Quiñas J oseph Carrasco presentes =

Paso Anttemi Y El Fiz. De ello lo signo y firmo

En testimonio De su Verdad

J oseph xisnero

Exriº de Su Magd

184

Revista Andina, Año 7


------------------------- Urton: Historia de un mito

NOTAS

(1) Agradecimientos: Primeramente, deseo agradecer a mi esposa, Julia Meyerson, mi

constante asesora y autoridad local sobre Pacariqtambo (Meyerson, s.f.), quien me

ayudó a transcribir varios de los documentos empleados en la preparación de este

artículo, leyó y comentó una aparentemente (para ella) interminable serie de borradores

de esta monografía e hizo las figuras. También deseo expresar mi reconocimiento

a J ean Jacques Decoster, mi asistente de campo en Pacariq tambo en 198 7.

Estoy agradecido a las siguientes personas por leer y comentar versiones anteriores

de este trabajo: Brian Bauer, Jean Jacques Decoster, Deborah Poole, John Hyslop,

Robert Randall, J oanne Rappaport, J ohan Reinhard y Michael Thomas. Agradezco

a John Murra por sus palabras de aliento con ocasión de mi intento primordial de

articular el conjunto de datos e ideas que han evolucionado en esta monografía (en

el Northeast Regional Meetings on Andean Archaeology and Ethnohistory, Amherst,

Mass., 1983). Deseo, sin embargo, absolverlos de toda responsabilidad por las opiniones

expresadas y los errores que aún subsistan en este estudio. Expreso mi aprecio

a Goyo Coronel González y Brian Bauer por su ayuda en la obtención de copias

de documentos de la colección Coronel. A mi amigo don Baltazar Quispe Herrera

le agradezco las innumerables horas pasadas instruyéndome sobre la organización y

la historia de Pacariqtambo. El apoyo para la investigación etnográfica y en archivos

en que este estudio se basa fue proporcionado en 1981-82 por una beca de investigación

post-doctoral de la National Science Foundation (~ BNS-8106254); en el

verano de 1984 por el Research Council de Colgate University; en 1985 y 1987 por

el J ohn Ben Snow Memorial Trust (Syracuse, Nueva York); y en 1987-88 por una

licencia sabática y un Picker Research Fellowship de Colgate University. Reconozco

con el más sincero agradecimiento el apoyo proporcionado por estas organizaciones

e instituciones. Este estudio es la versión abreviada de mi libro The History of a

State Myth: lnka Origin Myths and the Kurakás of Pacariqtambo, (c) I 989, University

of Texas Press.

No. 1, Julio 1989 185


Estudios y Debates __________________________ _

(2) Además del ciclo mítico que relata la aparición de los antepasados en Pacariqtambo,

hay otro que se centra en el lago Titicaca y las ruinas preincaicas de Tiwanaku. Los

mitos de este último ciclo relatan el papel de la deidad T'iqsi Wiraqocha en la creación

del sol, la luna, las estrellas y el origen de los hombres (Guamán Poma 1980:

ff. 80-87; Murúa 1946: 7).

(3) En los Andes, cualquier estudio de documentos históricos debe inevitablemente enfrentar

el problema de las tremendas variantes en la ortografía de la lengua quechua

que se encuentran en crónicas, documentos locales, mapas, etc. He empleado, con

la mayor consistencia posible, la ortografía del quechua del Cusco-Collao, fácilmente

disponible en el Diccionario Quechua Cuzco-Collao de Antonio Cusihuamán

( 1976). En las citas he mantenido los nombres propios y los topónimos en su forma

original, a fin de no recargar estas páginas con lo que serían innumerables paréntesis.

( 4) No existe ningún término enteramente satisfactorio para esta forma narrativa. Allen

emplea la frase "historia mítica" ( 1984 ), mientras que Randall emplea tanto "mitohistoria"

como "mitistoria" ["mythstory"] (1984 ). Decidí usar "mitohistoria" porque

me parece que este término denota en forma más clara el status mítico e histórico

potencialmente equivalente y simultáneo - y así, ambiguo del todo- de los relatos

contenidos en estas versiones.

(5) La equivalencia usada aquí para la legua es: una legua= 5.5 kilómetros. Esta parece

haber sido la medida standard de la legua común, usada para medir itinerarios en la

España del siglo XVI (Chardon 1980).

( 6) Betanzos dice, en su más temprana versión ( 15 51) del mito de origen, que los antepasados

estaban emparejados como esposos; las parejas se relacionaban entre sí por

orden de nacimiento, en base a su aparición en la cueva de Tampu T'oqo (Betanzos

1986: 11-12). Aunque la mayoría de los cronistas españoles dicen que ocho antepasados

salieron de esa cueva, Cieza de León señala que solamente hubieron seis,

tres hermanos y tres hermanas (1975 [1553]: 14-15). En algunas de las versiones

que recogí en Pacariqtambo se dice que sólo hubieron tres hermanos: "Los Hermanos

Ayares". Hoy, los nombres mencionados más comúnmente en Pacariqtambo

para los hermanos son Ayar Manqho, Ayar Kachi y Ayar Awka.

(7) No entraré aquí en el debate sobre la naturaleza de la deidad Wiraqocha, o T'iqsi

Wiraqocha, tal como aparece en las crónicas españolas. Baste con decir que éste fue

el personaje (o conjunto de personajes) central de la ideología religiosa imperial

cuya naturaleza y atributos exactos en el pensamiento incaico son hoy difíciles de

recuperar. La razón de esto es, principalmente, que los diversos cronistas desarrollaron

diferentes comprensiones de este personaje y que desde el inicio del período

colonial parece haberse dado una confluencia entre Wiraqocha y el dios cristiano

occidental, junto con el concepto cristiano de la Santísima Trinidad (cf. Duviols

1977; MacCormack 1984; Pease 1973; Rostworowski 1983; Urbano 1980, 1981,

1986, 1988).

(8) La organización sociopolítica y ritual de la ciudad imperial del Cusco se basaba en

la división de la población del valle en diez ayllus reales (llamados panaqas) y diez

no reales. Los ayllus reales estaban idealmente compuestos por los descendientes

de los reyes incas, con la excepción del sucesor al trono, quien formaba su propio

ayllu real (Zuidema 1964, 1986; Rostworowski 1983). Los ayllus no reales se originaron

en los diez creados por los antepasados en Pacariqtambo. Los miembros de

los ayllus reales y no reales del Cusco formaban una jerarquía en doble hilera de

linajes nobles del imperio cuando se los oponía a los linajes de los ayllus de comuneros

fuera del Cusco (cf. Rowe 1985a: 35-36).

(9) Se decía que los chillkas, cuyo territorio incluía a Araypalpa, Paruro, Pocoray y

Aqcha, fueron desplazados a esa zona desde Pacariqtambo por Tupa Inka (Poole

186 Revista Andina, Año 7


_________________________ Urton: Historia de un mito ·

1984: 91 -92).

( 1 O) Hasta donde sé, la primera persona que intentó identificar los topónimos del mito

de origen en el territorio geográfico del actual distrito de Pacariqtambo fue Luis A.

Pardo (1941 y 1957). Como arqueólogo y dueño de la hacienda Waynakancha, él

dio también las más tempranas descripciones completas de las ruinas de Maukallaqta

y Pumaurqu. Desafortunadamente, su mapa contiene muchos errores en la localización

de lugares en la ruta desde Pacariqtambo (Maukallaqta) al Cusco. Pardo

concluyó, como yo, que Tampu T'oqo debería ser identificado con el yacimiento

de Pumaurqu, y que Haysquisrro probablemente se refiere a Yaurisque (Pardo

1957: I, 32-47).

( 11) Mis agradecimientos a Goyo Coronel González, que me permitió copiar unas 200

páginas de documentos originales de la colección Coronel en 1985.

( 12) En el documento Callapiña hay una curiosa inconsistencia histórica en lo que al

nombre del pueblo de Pacariqtam bo se refiere. Esto es, en el material de 1 569

hay varias referencias a la "reducción de San Pedro de Pacaritambo". Por ejemplo,

en la primera página del documento se hace referencia a la comunidad con este

nombre (Apéndice). Los problemas son, en primer lugar, que la reducción luego

conocida como Pacariqtambo no fue fundada hasta 1571 (dos años después de que

fuese redactado el documento) y, segundo, que cuando el pueblo fue fundado, se

llamó originalmente San Pedro de Quiñoca (Ulloa 1909). Pacariqtambo era el nom-

. bre de un repartimiento de indios, algunos de los cuales fueron reducidos al pueblo

en cuestión. En los documentos históricos de que dispongo no es común referirse

al pueblo como "Pacariqtambo" hasta mediados de la década de 1590. Puesto que

Pacariqtam bo no existía cuando la causa original registrada en el documento Callapiña

( 1569) tenía lugar, las referencias en el material de ese año a la reducción de

los ayllus en un pueblo de este nombre probablemente representen enmiendas efectuadas

al texto cuando éste fue copiado en 1692 o 1 718. La finalidad de las mismas

probablemente fue la de clarificar la relación entre los ayllus mencionados en el

documento original de 1569 y el pueblo de Pacariqtambo, que ya existía -y era

conocido con ese nombre- hacía más de un siglo cuando se hizo la primera copia

del documento de 1569.

(13) En el documento Callapiña, los ocho testigos, que declararon en cuatro parejas, son

identificados como sigue:

a) Diego A tao Yupanqui (85 años de edad)

Santiago Aucamira (93 años de edad)

b) Domingo Pascac (98 años de edad); parroquia de San Bias

Francisco Rauraua ( 106 años de edad) ; parroquia de San Gerónimo

c) Juan Pisarro Yupanqui ( 120 años de edad) ; parroquia de Belén

Gonzalo Llamac Auca Inga (94 años de edad); parroquia de Belén

d) Martín Natipi Yupanqui (132 años de edad)

Francisco Apuranti (108 años de edad); estos dos hombres, que sostenían ser

compadres de Rodrigo Sutiq Callapiña, vivían en el pueblo de Larapac, encomienda

de Pedro Alonso Carrasco.

(14) R. Randall argumenta, en un reciente estudio de una "mitohistoria" registrada por

Cabello· Val boa ( 1951: 364, 408-16), que dos de los personajes de esa versión (Kilaku

Yupanki Inka y Qori Qoyllur) pueden ser identificados con personas incluidas

en la genealogía de Rodrigo Sutiq Callapiña. Como anota Randall, un hombre llamado

Kilaku Yupanki era el hijo de Awki Thupaq Yupanki, hermano por los cuatro

costados del Inka Wayna Qhapaq. Por lo tanto, la legitimidad de Kilaku como inca

era tan pura que solamente seguía al Inka Waskar mismo (Randa!! s.f.). Los comentarios

de Randall sobre la genealogía de Rodrigo fueron hechos en base a una lectura

de una versión anterior de este trabajo.

No. 1,Julio 1989 187


Estudios y Debates ___________________________ _

( 15) Además de la referencia de Sarmiento a Chañan Qori Kuka, el cronista indio Pachacuti

Yamqui menciona a una mujer llamada Chhañancoricoca que luchó con los

incas en contra de los chankas y un grupo conocido como los Hancoallos ( 1950

[1609] : 238).

( 16) En la edición de 1964 de la crónica de Cobo, el nombre de esta waka aparece como

"Tanancuricota" (1964: 184 ). Rowe señala, en su reciente transcripción del material

sobre el sistema de los ceques proporcionado por Cobo, que este nombre debería

leerse "Chañan Curi Coca" (Rowe 1 980: 241 ).

( 17) El documento en cuestión transcrito abajo:

Fecha: 17.V. 1568

Don Francisco Paucar, principal del Pueblo de Pachicti y Sebastian Curillo, principal

del pueblo de Caruacalla y Bautista Princoncho del pueblo de Quinuara y

don Luis Sutic, principal del pueblo de Acchacara [?] y don Diego Calla Paucar,

principal del pueblo de Cuño y don Diego Chalco, principal del pueblo de Cuypa,

que todos se incluyen en el repartimiento de Pacaritam bo de ta encomienda

de don Luis Palomino, sujetos a don Pedro Calla Pina su cacique y senor principal.

Dan poder a García de Esquive! en la Real Audiencia de Charcas y a don

Luis Paucar, Francisco Rauraua, Bernabé Chateo, Andrés Yaure y don Alonso

Chalco, que están ausentes, a todos juntos para que representandolos pidan a Su

Magestad y a su Real Audiencia de Charcas que nombren al dicho Pedro Calla

Pina por su cacique principal y señor de todo el repartimiento de Pacaritam bo,

como lo es y le pertenece de derecho por linea recta y "espela y espiue" a don

Alonso Cauncho cacique que al presente es por Maña y los desagravien de los

agravios que les hace el dicho Cauncho.

Presentan contra Cauncho memoriales firmados de los principales.

Fecho en Cuzco.

(Archivo General de la Nación, Lima ; comunicación personal de Luis Miguel Gtave).

( 18) El ayllo Pachecti, que solamente tenía un miembro en 1831, (A. D.C. , Libros de Tesorería

Fiscal del Cuzco, Libro No. 2), fue eliminado como ayllu de Pacariqtambo

a comienzos de este siglo (Urton 1988). Sus tierras fueron tomadas por la familia

Flores, dueños de la hacienda Rumiticti (A.D.C., Libros del Concejo Provincial

del Cuzco; "Contribución Predial Rústica", No. 95 , Prov. de Paruro, 1897; y Archivo

del Ministerio de Agricultura, Paccarectambo, Exp. 4281 , 1942).

( 19) Los siguientes pasajes de la composición de tierras apoyan la sugerencia de que el

"camino real" fue un hito de las tierras del ayllu :

" . .. en el ayllo de San Miguel, lugar Urinca [hay] dos fanegadas [ una unidad de

medida], en Accorque cinco fanegadas y en lugar de Mayllaspay y Muchuchaqui

JO [fanegadas] que bordean el camino real que viene de Lla tierra de] Chumbivilcas

... " (Archivo Min. Agri., Cuzco; Exp.# 5877, 1944: 13).

· Item: 12 fanegadas que van desde los mojones de los indios de Naiva [Nayhua]

todos los cuales corren desde et pueblo viejo de San Mi~uel y lindan con un cerrillo

hasta los dichos mojones y en otra parte [ confinan j con el lado de arriba del

camino real del Cuzco . .. (Archivo Min. Agri., Cuzco ; Exp.# 5877, 1944: 14).

Nota del traductor: Los fragmentos han sido retraducidos del inglés al castellano.

(20) La causa en cuestión, fechada el 16 de mayo de 1659, concierne a una disputa sobre

un pedazo de tierra llamado "Pallata". Matheo Sanches de Medina, dueño de la propiedad,

sostenía que ésta se hallaba en peligro de ser usurpada por una hacienda vecina

propiedad de Angela del Castillo, viuda de Alonso Carrasco. Varios años después,

en 1689, Palla ta fue identificada como tierra de puna sin cultivar poseída por

188 Revista Andina, Año 7


------------·------------- Urton: Historia de un mito

tres hermanos, Tomás Sanches, Francisco Carrasco y Pascual Sanches. En el documento

de ese año se la incluye dentro de la jurisdicción de la doctrina de Yaurisque

Y no en el territorio de Pacariqtambo, único anexo eclesiástico de Yaurisque (Villanueva

Urteaga 1982: 465-67).

(21) Para interpretaciones similares de las dimensiones "mito-espaciales" del viaje legendario

de los antepasados desde Pacariqtambo al Cusco, véase Zuidema 1986 y Urbano

1987. Debo señalar aquí que éste hace la aseveración totalmente infundada de

que el " Pacariqtambo" mencionado en las crónicas de Sarmiento de Gamboa, Cabello

Val boa, Mu rúa, etc., puede ser identificado con el pueblo de Ollantaytam bo,

ubicado en el valle del Urubamba, al norte del Cusco (Urbano 1986 y 1987). Cada

ayllu y etnia del imperio tenía su lugar de origen (paqarina) particular, y muchos

de ellos pueden haber gozado de un status local como "Pacariqtambo". Sin embargo,

debe quedar claro por este estudio que el lugar que vino a ser identificado por

los españoles como Pacariqtambo (por recomendación de Rodrigo Sutiq Callapiña

y de los nobles incas que atestiguaron en su favor en 1569) se encontraba en el territorio

que incluye las ruinas de Maukallaqta y el actual pueblo de Pacariqtambo.

(Traducción d e Javier Flores )

No. 1, Julio 1989 189


Estudios y Debates~--------------------------

BIBLIOGRAFIA

l. FUENTES PRIMARIAS:

a) Archivo Arzobispal del Cusco (A.A.C.)

"Fábrica de la Iglesia de San Pedro de Paccarictambo, vice-parroquia de la doctrina

de Yaurisque", 1836-65 (s/n); 50 fs.

b) Archivo Departamental del Cusco, Cusco (A.D.C.)

1) Archivo del Ilustre Cabildo Justicia y Regimiento del Cuzco, Top. 8, Sig. 3-5.

Años 1593-97 ; fs. 177.

2) Intendencia, Real Hacienda, Leg. 190, 1 792; s.n.

3) Intendencia. Gobierno, Leg. 141 , 1 791-92.

"La cuenta de tribu tos y Hospital del Partido de Chilques y Masques"

4) Libros del Concejo Provincial del Cuzco, No. 95 , 1897.

"Contribución Predial Rústica, Provincia de Paruro"

5) Tesorería Fiscal del Cuzco, Libros No. 1 y 2 ( 1831); Libro No. 3 ( 1836) y No.

4(1850).

"Ex tractos de Y ndígenas, Provincia de Paruro"

c) Archivo del Ministerio de Agricultura, Cusco (A.M.A.C.)

1) Expediente# 2073, 1936.

"Expediente relativo a la queja organizada por los indígenas Carmen Llamacchima,

Vicente Champi i otros, contra don Roman F. Baca .. . "

2) Expediente:#. 5 877, 1944

190 Revista Andina, Año 7


------------------------ Urton: Historia de un mito

"Expediente administrativo relativo al reconocimiento e inscripción oficial de la

Comunidad de 'Paccarectambo', del Distrito de Paruro, de la Provincia de Paruro,

del Departamento del Cuzco".

3) Expediente# 4281, 1964

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-------------------------Urton: Historia de un mito

COMENTARIOS

Yuri Berezkin

U/. P/ekhanova 23, kv. 29

Leningrad 190 000

U.R.S.S.

El enfoque estructural de la organización

social, la historia y la cosmología andinas,

que fuera iniciado por Tom Zuidema y

luego brillantemente desarrollado por Gary

Urton y otros estudiosos, parece que puede

revelar y explicar los hechos más multilateralmente,

estereoscópicamente, diría, que

cualquier análisis histórico. Sin embargo, el

método histórico también tiene buenas posibilidades

si no lo empleamos de manera

errada. Cada narrativa indígena es algo más

que la simple reflexión de una particular situación

social y ecológica. Para reproducir

tal situación el mito utiliza cadenas de imágenes

y de composición que existen des_d~

hace mucho tiempo y que pueden reutilizarse

después de algunas modificaciones.

Cada uno de los motivos del mito de origen

de· los Inkas puede ·ser razonablemente

correlacionado con otras líneas de evidencia

concernientes a la vida de la comunidad

cusqueña. Pero tengo mis dudas sobre si

todos estos motivos fueron por vez primera

creados sólo dentro de esta comunidad y

en tiempos relativamente recientes. La historia

de los antepasados que viajan desde su

lugar de origen hasta la histórica madre patria

de la etnia y que conquistan o expulsan

a los pobladores primigenios, parece ser

un tema panandino (por ejemplo, la leyenda

de Chincha por Cieza, algunos mitos de

Huarochirí por Avila). De una manera más

generalizada, el tema es ciertamente universal,

pero, a mi parecer, el nivel regional que

hay entre lo universal y lo local es de gran

interés.

No quisiera decir que alguna de las interpretaciones

de G.Urton esté equivocada.

Parecen de lo más acertadas, pero no son

las únicas posibles. Si la idea de los ceques

es panandina (l. Shimada. "Batán Grande

and Cosmological Unity in the Pre-Historie

Central Andes", Andean Archaeology. Los

Angeles, 1986: 175-180), algunos elementos

del mito relacionado con dicho sistema

podrían también haber tenido amplia difusión.

(Traducción de Sheila Campion)

Therese Bouysse-Cassagne /

Thierry Saignes

Institut d'Amérique Latine

28 rue St. - Guillaume

75007 Paris, Francia

La mayoría de los análisis relativos a los

mitos andinos se refieren a un contexto

prehispánico y postulan la autenticid_a~ de

éste. Al cuestionarse sobre tal autenticidad

originaria atribuida a una época remota por

historiadores y antropólogos, G. Urton hace

la prueba de la posible manipulación de

los mitos a lo largo de la historia andina y

obliga a considerar bajo un ángulo más crítico

el conjunto de la documentación a

nuestro alcance (incluso la más temprana).

El método histórico privilegiado en este

estudio nos da a entender que si "los mitos

se piensan entre ellos" como lo demuestra

el método estructuralista, esta aproximación

es sin embargo, insuficiente para entender

'de qué manera "los hombres piensan

sus mitos".

Ahora bien, al enfocar el mito de origen

de la dinastía inca en el lugar mismo donde

se produjo y cobró sentido, Urton demuestra

su dependencia de los centros rituales

de la mitad anansaya, del chaupiñan, de

qué manera éste define fronteras entre distintos

grupos y se elabora un viaje de la periferia

al centro. En resumidas cuentas, este

mito local contesta a la pregunta de quién

es el soberano y quién reina, empero el problema

mismo de la génesis, en el sentido estricto

de la palabra, queda en cierta forma

en segundo plano, ya que no se cuestiona

sobre cómo un mundo "ordenado" surgió

del caos.

En su conclusión, Urton postula la idea

de que el mito de Pacariqtambo sería irrelevante

para grupos y ayllus situados fuera

No. 1, Julio !989

197


Estudios y Debates ____________________________ _

de este Jugar "y que sus relaciones con los

mitos del Titicaca serían todavía más tenues".

En un estudio reciente (Bouysse­

Cassagne. Lluvias y cenizas. Hisbol, 1 988),

hemos podido comprobar que los mitos lacustres

tienen, ellos también, fundamentos

históricos. La doble creación del Titicaca

está vinculada con un diluvio que tuvo Jugar

efectivamente a orillas del lago ( 5000

a. de C. - 250 a. de C.) después de un periodo

de aridez. Este se inscribió en la memoria

mítica como un Pachacuti y como

un mito cósmico de creación de las humanidades.

Al igual que el mito de Pacariqtam

bo, éste se refiere a lugares precisos: la

isla del sol, "donde el primer sol fue perdido

por el agua y a Tiwanaku-Taypicala".

Podemos preguntarnos si este mito cosmogónico

y centrado en un lugar sagrado

no fue apropiado por los incas en un momento

de su historia como una necesidad

de sustentar su propia "mitohistoria" con

un mito de origen cosmogónico basado en

un centro religioso de suma importancia.

Queda planteado, sin embargo, el momento

de esta incorporación. Antes de la anexión

del Collao por los Incas, sabemos que Colla

Capac "mandó sacrificar al sol en el Cusco"

(b¡yo Pachacutec), es decir que probablemente

los intercambios religiosos precedieron

a la conquista militar propiamente dicha

y que sólo Tupac Yupanqui fue quien

se declaró "devotísimo al sol de la isla Titicaca".

La derrota de los Collas, sus rebeliones

contra el poder cusqueño, el cautiverio

de sus dioses en la capital del imperio

son concomitantes con la apropiación incaica

de sus lugares sagrados del Titicaca.

¿Hasta qué punto esta conquista no significó

también desde el punto de vista mítico,

al mismo tiempo que una apropia~ión,

"una manera de establecer una especie de

distancia entre lo que es primero desde el

punto de vista temporal (la isla Titicaca, el

lago, los Collas) y lo que es primero desd~

el punto de vista del poder, entre el pnnc1-

pio que está cronológicamente en el origen

del mundo y Jo que preside su ordenamiento

actual"?

Volviendo a Pacariqtambo, la puesta en

evidencia por el autor de esta manipulación

de un mito de origen dinástico por un linaje

local nos parece muy convincente. Sería

útil también plantear una posible interven-

ción del encomendero de Pacariqtambo, el

poderoso . Pedro Alonso Carrasco, quien

jugó un papel de primer rango en la reorganización

política del sur andino ( de paso,

no se deben confundir repartimiento, unidad

fiscal, y encomienda, beneficio personal;

un mismo encomendero puede recibir

los ingresos de varios repartimientos).

Lo más extraño del caso es que esta solicitud

interviene cuando el nuevo virrey Toledo

se empeña en demostrar la ilegitimidad

por "tiranía" no solamente de los Incas,

sino de los "señores naturales de la tierra"

y pretende arruinar las bases políticas y

económicas del poderío cacica! (como lo

evidencia bien Assadourián en un artículo

de Hisla, 1983). El éxito de un Callapiña en

ocupar el cargo de "cacique-gobernador"

más tarde probaría el logro de estas "probanzas"

que el mismo Toledo intentó prohibir.

Confirmamos que en muchas partes

del sur andino, a fines del s. XVI y a Jo largo

del XVII, dinastías étnicas multiplicaron

este recurso jurídico para asentar nuevas

formas de legitimación: escudos, títulos . . .

Los mallku Charcas son los más famosos

(una encuesta franco-británica en curso de

elaboración mostrará la variedad de formas

antagónicas que cobraron estas "informaciones

de servicios y méritos").

No menos relevante parece la inscripción

territorial del mito en relación con la operación

de reducción. Dos hechos revelan la

profunda continuidad de la organización,

concreta (por una y otra parte del "camino

real") y simbólica, del espacio: los once

"pueblos" pre-toledanos se encuentran formando

once "ayllus" en la reducción (aunque

el onceno queda poco claro: la lista de

Ulloa deja pensar en una repetición con

error de transcripción/lectura); y los seis

"anejos" remiten a estos antiguos (y sagrados)

asentamientos. Ahora convendría saber

cuál fue el grado de ocupación real de

la reducción: si las unidades domésticas

volvieron a poblar de nuevo sus anejos ( o si

ellos fueron "invadidos" por forasteros) y

si el "pueblo" oficial se limitó a una función

de centro administrativo y simbólico.

SegÚn la respuesta, habrá que matizar el

impacto "traumatizante" o etnocidiario del

reagrupamiento poblacional operado por

los jueces-revisitadores toledanos.

En resumidas cuentas, este sugestivo tra-

198

Revista Andina, Año 7


-------------------------- Urton: Historia de un mito

bzjo nos obliga a pensar de qué manera o

"cómo se escribe la historia" (P. Veyne) en

este rincón de los Andes. El uso por Sarmiento

de sus informantes indígenas indica

que los últimos quienes acaban de hablar

tienen la razón: lo prueba la "concretización"

entre 1542y 1569delacuevamatriz

en el valle de Pacariqtambo. Dicho de otra

manera, ¿acaso no nos hubiéramos contentado

las más de las veces con escribir una

historia de los vencedores?

Richard L. Burger

Ya/e University

Department of Anthropology

P.O. Box 2114 Ya/e Station

New Haven, CT 06520

E.U.A.

El estudio de Gary U rton es un excelente

ejemplo de innovación histórica erudita

antropológicamente informada. Substancial

en su contenido, explícito en su razonamiento

y acertado en sus juicios, el artículo

reexamina el bien conocido mito de origen

de los Inkas como una construcción artificial

dentro del contexto de la temprana reestructuración

colonial de los Andes Centrales.

Más que explayarse en la relación

problemática de los diferentes relatos con

la historia incaica actual, lo que hace Urton

es centrarse en el modo cómo estos episodios

mitohistóricos se convirtieron en parte

de las crónicas y en quiénes podrían haberse

beneficiado con su inclusión, más que en

historias de creación alternativas. Con el

propósito de llevar a cabo esto, él examina

la estructura de las comunidades del sur

andino en los siglos XVI y XVII. La información

etnográfica recogida en el Pacariqtam

bo actual resulta crucial para clarificar

referencias dispares y ambiguas sobre la

geografía local y la organización social. Esta

aproximación tiene el mérito de maximizar

las fuerzas de la evidencia disponible. Si

bien no hay una base suficiente para explorar

la "historicidad" de estos mi tos de origen,

hay una vasta información de archivos

para explorar el rol de grupos particulares

y de individuos que favorecen versiones específicas

de este relato mitohistórico. En

tanto Urton explícitamente aboga por el

enfoque estructuralista de Zuidema para la

interpretación de las crónicas españolas, su

propia aproximación al papel de la intencionalidad

individual, las relaciones de poder

y el contexto histórico en la creación y

perpetuación de relatos mitohistóricos, tiene

en algunos aspectos más reminiscencias

de los primeros trabajos de Rowe sobre

Pachacu ti y la creación de la religión estatal

incaica que del tratamiento que hace Zuidema

del mismo material. Igual que Rowe,

Urton está más interesado en las dimensiones

humanas y sociales de la producción

ideológica que en su congruencia con principios

organizativos abstractos y eternos.

Aunque el artículo evita explícitamente

historizar el contenido del mito de los Inkas,

sí apoya la perspectiva de que alguna

versión del mito de Pacariqtambo efectivamente

existió en tiempo de los Inkas. Su inclusión

en algunas de las primeras crónicas

y en litigios posteriores apoyada por numerosos

testigos aparentemente descartaría la

interpretación del mito como una fabricación

colonial. Además, el análisis de Urton

proporciona argumentos muy sugestivos de

por qué el área de Pacariqtambo podría haber

sido elegida por los Inkas como escenario

particularmente apropiado para tal relato

mitohistórico. Urton incluso acepta dos

sitios arqueológicos que los Inkas podrían

haber identificado con el Pacariqtam bo y el

Tamput'oqo del mito. Además, identifica

otros términos geográficos mencionados en

la versión del mito por Sarmiento con lugares

concretos del paisaje.

Estos avances son los cimientos de un

futuro estudio complementario e inspirado

por el presente. Sin asumir los hechos que

están en la base del relato mitohistórico es

posible ver la manera cómo la élite incaica

del Tawantim.uyu remoldeó su historia para

construir el mito de sus orígenes. Los datos

para hacer esto serían, por supuesto, principalmente

arqueológicos y derivados de trabajo

de campo en la provincia de Paruro. A

fin de apreciar las transformaciones forjadas

por el mito, sería necesario comprender el

papel del área de Paruro en la formación del

Estado incaico. Mediante un estudio intensivo

será posible arrojar luces sobre cómo la

élite incaica procuró manipular este relato

mitohistórico a través de actos concretos,

tales como peregrinaciones, rituales, entierros

y otras actividades. ¿Quiénes tenían

No. 1, Julio 1989

199


Estudios y Debates __________________________ _

acceso a estos Jugares mitohistóricos singularmente

importantes y cómo ms actividades

en estos puntos diferían de las realizadas

en sus pueblos o en la capital? ¿Cómo

se concretizó la creación a través del arte y

de la planificación de la arquitectura en estos

puntos putativos de origen? ¿Cómo es

que la "implementación" del mito cambió

con el tiempo a medida que se expandía el

imperio? El futuro estudio previsto aquí reflejaría

hasta cierto punto los esfuerzos de

Urton a través del eje de la conquista española.

(Traducción de Sheila Campion)

Pierre Duviols

B.P. 1 O, Le Tholonet

13612 Aix-en-Provence

Francia

Las investigaciones de Gary Urton sobre

las circunstancias topográficas, históricas

sociales, políticas ... del mito de la pacari~

na de los Incas aportan con el presente artícul~

resultados importantes y novedosos,

por eJemplo: la identificación del sitio; la

revelación de la existencia de una familia

Callapiña en Pacariqtambo (Jo que abona

tal vez la historicidad de las "informaciones"

perdidas de Vaca de Castro) y de un

documento que concierne directamente al

mito y pone de manifiesto las intenciones

de unos curacas locales. También propone,

a base de sus hallazgos, haciendo hincapié

en la época de la reducción del pueblo y en

el examen de la Historia de los Incas, una

serie de hipótesis sugestivas que tocan a

grandes problemas, como el de la distribución

socioeconómica del espacio sagrado

del valle del Cusco, etc.

Una de las bases de la tesis de la "concretización"

y manipulación del mito de la

pacarina de los Incas es que antes de la redacción

de la Historia de los Incas de Sarmient9

en 15 72 se constataría en las crónicas

o documentos escritos una escasa notoriedad

del mito, por Jo menos en Jo que toca

a la localización precisa del pueblo y de

la misma cueva; que también se constataría

la ausencia de circunstancias o detalles topográficos

como, por ejemplo, Tambotoco

o las "ventanas".

Aunque no hubiesen existido documentos

anteriores que relatasen detenidamente

el !11ito (lo que no podemos saber), ¿con

que argumentos podríamos afirmar que el

mito -y también el culto correspondiente-

no estuvieron vigentes en forma elaborada,

compleja y, por consiguiente, no fueron

notorios en la tradición oral indígena?

No tendría nada de extraño que los Incas

hubiesen dedicado especial atención al culto

de su propia pacarina; de hecho, en el

Cusco, en Totocache, la huaca Michosamaro,

que representaba a uno de los hermanos

Ayar, gozaba de un culto "muy antiguo"

(J.H. Rowe 1981 : 214). No creo queGary

Urton discuta esto, y si se admite, ¿por qué

no admitir también la posibilidad de que

los historiadores primitivos (Cieza, Betanzos,

Las Casas ... ) que mencionan Pacaritam

bo a secas (pero se extienden sobre la

gesta de los Ay ar) pu dieran recibir informes

orales o escritos más precisos más localizados,

circunstanciados y que por uno u otro

motivo no quisieron transcribir, por ejemplo

porque tales circunstancias les parecerían

de interés segundarlo según sus criterios

o sencillamente "por evitar prolixidad ",

como tantas veces leemos? Y el mismo Sarmiento

¿no muestra cierto desdén por la

precisión Jocalizadora -aunque la usa- al

declarar en el capítulo 30que el IncaPachacuti

"fue personalmente al cerro de Tambotoco

o Pacaritambo, que todo es una

cosa" (subrayado mío)?

De todos modos hay referencia a la ventana,

o las ventanas, antes de 15 72. Polo de

Ondegardo escribe que Manco Capac "salió

por una ventana del pueblo de Tambo" (parece

que Tambo está puesto por Pacaritamb~)

en "Los errores de los indios ... " publicado

en el Confessionario .. . , Lima,

1585. Pero sabemos por B. Cobo, poseedor

del manuscrito, que éste llevaba la fecha de

1559.

. A proI?ósito de la localización de la pacanna,

¿que resultados podría esperarse de un

reconocimiento arqueológico de las aberturas,

grietas o cuevas de Tambotoco y Pumaurqu?

Según la Historia de los Incas, cap.

30, el Inca Pachacu ti "hizo puertas de oro

en la ventana de Capac Tambo". Y, paralelamente

al texto de Sarmiento, ¿no se podría

tomar en cuenta la versión plástica del

mito que adornaba el primero de los cuatro

200

Revista Andina, Año 7


-------------------------· Urton: Historia de un mito

"paños" pintados encargados por Toledo,

que debían acompañar la Historia de los

Incas?

El traslado del "pueblo viejo" de Pacaritam

bo, es decir su reducción, fue en esos

años un proceso normal de la colonización.

Es harto sabido que uno de los fines de las

reducciones era alejar a la población indígena

del pueblo viejo donde quedaban las

huacas del llacta, la pacarina, las sepulturas

de los antepasados, y esto con el objeto de

dificultar, con la distancia así aumentada

entre el pueblo viejo y la reducción nueva,

los cultos tradicionales. Los españoles tenían

las pacarinas por lugares idolátricos y

las tradiciones que a ellas se referían también

por idolátricas, lo que era lógico. En

cuanto a los curacas que solicitaban del poder

colonial alguna ventaja o beneficio, solían

más bien preciarse en sus demandas de

haber colaborado con la Iglesia, pero no se

les ocurría evidentemente reivindicar los ritos

y las creencias indígenas. En cambio,

dentro del género literario del relato histórico,

se consideraba que los mitos indígenas

podían valer por "fábulas" como las de los

griegos y romanos, fábulas tenidas por falsas,

escandalosas, absurdas, pero también

por curiosas y amenas y, por tanto, dignas

de concurrir útilmente al conocimiento humanista

de los pueblos. El caso del documento

Callapiña es especial. No es un relato

literario, es una solicitud de curacas al

poder colonial y alude al mito de la cueva,

lo que puede sorprender. Debemos tai vez

interpretar la frase "Manco Capac nació de

una ventana" como una alusión que quisieron

hacer los curacas de Pacaritambo a una

tradición popular entonces tan pública y

notoria, y de tiempo atrás, que no podía

tener ya nada de sospechoso en lo religioso,

pero que ofrecía la ventaja de recordar

la estrecha relación de Manco Capac con

Pacaritam bo y por lo tanto de contribuir

a abonar el parentesco que los curacas o

nobles de este pueblo pudiesen tener con

el eximio Manco Capac ...

Otra cuestión: Sarmiento declara haber

sacado la materia de la Historia de los Incas

de las . "informaciones y otras averiguaciones"

ordenadas por Toledo. Estas informaciones

empezaron en el valle del Cusco en

1571; es decir, después de ' Ja redacción del ·

documento Callapiña.

Javier F. Flores Espinoza

Instituto Riva Agüero

Camaná 459

Lima, Perú

Mucho es Jo que podría comentarse

acerca del texto de Gary Urton. Nos limitaremos

sólo a tres puntos:

l. Es interesante la forma en que recurre a

distintos tipos de fuentes. En Jugar de limitarse,

como es costumbre entre muchos

antropólogos -no todos- y los así llamados

etnohistoriadores, al material proporcionado

por las crónicas y a una que otra

visita, él acude también a la información

arqueológica y a los archivos( 1) para fundamentar

una hipótesis verosímil sobre las

transformaciones experimentadas por el

mito de los Ayar ante el reacomodo de las

élites nativas frente a las nuevas exigencias

del recientemente instaurado Estado español.

El resultado, como él mismo Jo reconoce,

es en algo extremadamente sugerente,

pero aún no del todo demostrado.

2. La condición de no demostrado se de be

sobre todo a la naturaleza de las fuentes.

Evidentemente no se puede hacer que éstas

revelen más de Jo que dicen. Algo obvio y

que, sin embargo, suele ser olvidado muchas

veces por antropólogos y sociólogos

(además de algunos historiadores). No es

raro encontrar construcciones grandiosas

que se derrumban con el más leve soplo

empírico. El caso que ahora comentamos

constituye una agradable excepción, salvo

por un pequeño escollo que Urton advierte.

Como sabe todo historiador, la presencia

de "una curiosa inconsistencia histórica"

(nota 12) en un documento determinado

pone en duda la validez de al menos parte

de la información en él contenida, si es que

no toda. Urton es plenamente conciente de

este problema, pero Jo hace a un lado señalando

simplemente que se trata de correcciones

hechas al texto original cuando se

volvió a copiar en 1692 o 1718 y cuyo objetivo

sería "aclarar" la relación entre Pacariqtambo

y los ayllus mencionados en

156 9. Este tipo de aclaración se suele conocer

corno falsificación. ¿Pone ella en peligro

la hipótesis de Urton? No necesaria­

'mente. El cotejo con las otras evidencias

por él presentadas muestra que no toda la

No. 1, Julio 1989

201


Estudios y Debates ___________________________ _

información ha sido alterada. Es cierto que

por momentos todo el documento Callapiña

produce la exasperante sensación de esconder

algo -tal vez una re-elaboración,

¿en 16 92 o I 718?, del material original en

su totalidad. Mas aun así la hipótesis presentada

por Gary Urton no deja de ser ve-

. rosímil( 2).

3. Algunos de los estudiosos interesados

por lo que se ha venido a llamar etnohistoria

iniciaron, junto con Raúl Porras, la

crítica de las crónicas. Subrayaron correctamente

la tergiversación realizada por los

españoles al entender "lo andino" a partir

de sus categorías "europeas y occidentales";

así, por ejemplo, en lugar de diarquía

vieron una monarquía. Pero este hincapié

en el papel de los españoles como tergiversadores

(a veces malévolos) de lo que sus

informantes les decían, olvida que todo

acto de comunicación presupone la presencia

de un receptor y un emisor, además de

los intercambios entre ellos. Curiosamente,

los indios -el emisor- no aparecían jamás,

quedando reducidos al papel de "buenos

salvajes" malinterpretados por los malignos

conquistadores; más adelante, ellos aprenderían

todas las tretas de sus nuevos amos

para usarlas en su contra. El cuento puede

ser enternecedor, pero no por ello se hace

cierto. Los informantes indios vieron rápidamente

qué era lo que deseaban los españoles,

programando las respuestas a sus preguntas

en función a ello. Es algo casi axiomático

y que muchos sospechaban, pero

hasta este artículo no había forma de probarlo.

A partir de ahora, en cambio, será

imposible leer las crónicas en forma ingenua,

asumiendo que todas)as tergiversaciones

son imputables a los pobres cronistas.

Las implicancias que esto tiene son enormes,

y no menos para la célebre polémica

sobre la naturaleza de la deidad andina.

Pero ésa es otra historia.

NOTAS

(1) Es de destacar también el que haya a~,udido

a fuentes locales como la Colecc1on

Coronel. Los historiadores no se distinguen

precisamente por ir a en_suciarse las

manos buscando papeles v1e1os en pueblitos

aislados.

(2) En lo que se refiere al nombre del pueblo,

. el hecho que aparezca con otro

nombre no necesariamente significa algo.

En Huarochirí hemos encontrado

uno al que se conoce indistintamente

como San Lorenzo de Quinti (el nombre

oficial), San Lorenzo de Viña Viña y

San Pedro de Quinti.

Ana María Lorandi

Instituto de Ciencias Antropológicas

Facultad de Filoso/ ía y Letras

Universidad de Buenos Aires

25 de Mayo, 217 - 4o piso

(1002) Buenos Aires, Argentina

El trabajo de Gary Urton enfoca una vez

más la conflictiva relación entre mito e historia,

que ha desvelado por décadas a muchos

antropólogos e historiadores. Más allá

de las dudas y polémicas teóricas, parece

sustancial el encuadre metodológico

que Urton elige para el desarrollo de su investigación.

En ella se contrastan las crónicas

con fuentes de uso no tradicional en el

tratamiento de los mitos, tales como composiciones

de tierras o tributos, entre otras,

y esto abre sin duda un campo que, si bien

ha sido explorado por otros autores, parece

conveniente destacar y profundizar y aun

tomar como ejemplo por su riqueza potencial,

sobre todo en temas que se encuentran

especialmente ubicados muy lejos del centro

mítico y político del Tawantinsuyu.

Urton y la mayoría de los especialistas

que transitan la problemática incaica concentran

su mirada en las regiones centrales

del imperio, que son las que ofrecen la información

más rica sobre esa íntima relación

que parece haber existido entre mitohistoria-espacio

sociopolí tico y estructura

y jerarquía social y política. Poco sabemos,

en cambio, sobre el lugar que ocupaban los

territorios más alejados del centro del imperio,

y en especial fronterizos, en la cosmogonía

cusqueña y cual era, a su vez, la

distancia jerárquica de los señores que go··

bernaban esos tan alejados territorios en relación

con el núcleo del poder. Distancia

jerárquica que estuvo matizada por las variables

de distancia, grado de socialización

y fidelidad al poder.

En otras palabras, el trabajo de Gary

Urton nos trae al problema que nos preocupa

sobre los límites del Collasuyu como un

espacio mítico-político y la posibilidad de

202

Revista Andina, Año 7


_________________________ Urton: Historia de un mito

que más allá del Collasuyu existieran nuevos

espacios, tales como Chile y Tucumán,

que en el tiempo de los últimos incas no

hubiesen sido incorporados a esa cosmogonía

integradora que explicaba y daba cuenta

del "orden del mundo", al menos en

esos términos mítico-políticos de los cuatro

grandes suyus.

En su estudio sobre la Cap acocha, Pierre

Duviols menciona una probable caravana

que desde Chile se dirige al Cusco transportando

todas las ofrendas para esa celebración

ecuménica. La Capacocha era la celebración

más abarcativa en términos políticos

y estaba destinada a consolidar la legitimación

que los dioses del Cusco ofrecían a

los dioses y pueblos conquistados por intermediación

del ritual ofrecido por el Inca.

Carecemos en cambio de información sobre

una probable participación del Tucumán en

estas fiestas religiosas cusqueñas. Pero aparte

de esta breve mención sobre Chile como

territorio integrado al espacio sagrado, esta

región y el Tucumán son reiteradamente

mencionados en todas las crónicas en forma

particularizada, es decir que hacia el sur

se encontraban el Collasuyu, Chile y Tucumán

como espacios diferentes y diferenciables

(Cieza de León, Garcilaso de la Vega,

Guarnan Puma, Santa Cruz Pachacuti, entre

otros). Por el contrario, en los estudios recientes,

Chile y Tucumán son incluidos en ·

el Collasuyu, sin más crítica ni reflexión.

Gary Urton destaca claramente la manipulación

del mito-historia del origen de los

incas en Pacariq tambo con fines coloniales,

hecho que revela la rápida y a la vez mutua

adaptación de invasores e invadidos a las

nuevas reglas del juego que se imponen. Los

cronistas, en particular Sarmiento de Gamboa,

que escribe al servicio de las reformas

toledanas, y los caciques principales de

Pacariqtambo, así como otros agentes de

uno y otro bando, entretejen los hilos del

antiguo sistema para afirmarse en el nuevo

telar colonial. Lo mismo sucede cuando los

españoles inician las conquistas de Chile y

Tucumán y tratan de identificar los límites

de sus respectivas jurisdiccione1, de poder,

donde aparecen las contradicciones entre la

percepción incaica de los respectivos límites

de Chile y Tucumán y la percepción de

espacio en términos de las dificultades y

posibilidades españolas de acceso y trans-

porte en cada uno de estos sectores efectivamente

ocupados por el Cusco (Levillier

1928; Lorandi 1988).

La identificación de los personajes que

participan y atestiguan en los juicios de Pacariq

tambo como posibles informantes de

la encuesta del virrey Toledo y de la crónica

de Sarmiento de Gamboa, nos aporta

nuevas claves metodológicas para investigar

las bases de la conquista española de sucesivos

espacios económicos. Si bien éste es

un hecho conocido desde los relatos sobre

la "entrada" de Diego de Almagro, hasta

ahora no se ha profundizado en el tema de

las consecuencias de esa percepción estatal

de las márgenes meridionales de su territorio

y . tampoco se ha buscado nuevas fuentes

que nos arrojen mayor luz sobre este

asunto.

Creo entonces que para avanzar en el conocimiento

sobre la percepción del espacio

económico, político y social que tuvieron

los incas sobre estos territorios ubicados en

los límites meridionales del imperio, es imprescindible

investigar el problema en sus

propias fuentes. Es decir, lo que en las crónicas

aparece difuso o confuso, tal vez pueda

ser descubierto o aclarado buscando esa

información en los papeles del Cusco.

Hace pocos días descubrimos por error

de archivística unos papeles referentes a un

lugar llamado Horuro y que fue confundido

con el Oruro de Bolivia (del Río, información

personal). En realidad Horuro se encuentra

en la zona de Sicuani o Chicoana,

cerca y al sur del Cusco, sitio de donde provenían

grandes contingentes de mitimaes

instalados en la provincia inca de Chicoana

en el N.O. argentino, según la información

del historiador jesuita Pedro Lozano

(1874). Entre los ayllus mencionados en

esos papeles figura el ayllo pacioca (o mapacioca),

grupo que encontramos en el valle

Calchaquí en los siglos XVI y XVII y

que jugó un rol preponderante en relación

con la presencia en esa zona de un falso

inca, llamado Pedro Bohórquez, en realidad

un pillo español de larga historia.

Lo que deseo destacar en relación con el

trabajo de Gary Urton es que en el caso tucumano

se observa una vez más la manipulación

en tiempos coloniales de las realidades

y concepciones prehispánicas, tanto

míticas como históricas, que se prolongan

No. 1, Julio 1989

203


Estudios y Debates ___________________________ _

hasta tiempos tan recientes como mediados

del siglo XVII. En nuestro caso se trata de

un grupo que hacía al menos siglo y medio

que había sido arrancado de su lugar de origen,

pero que al parecer no había perdido

la memoria sobre el mismo ni su identidad.

En un trabajo anterior (Lorandi 1988) nos

preguntábamos cómo era posible que los

pueblos del valle Calchaquí, que aparentemente

habían eludido las prestaciones impuestas

por los incas -según refieren las

crónicas-, hubieran aceptado en el siglo

XVII la presencia de un (falso) inca, jugando

un rol de liderazgo en la etapa final de

la larga resistencia que impidió durante 130

años la conquista hispánica de ese .valle. . fü

descubrimiento de que los paciocas provenían

de Sicuani, tan próximo al Cusco, nos

ofrece un argumento menos sofisticado, pero

más cercano a la realidad y que resuelve

la aparente contradicción que surgía del hecho

de que los incas tuvieran que imponer

duramente sus dominios a los calchaquíes

mediante grandes guarniciones de mitimaes,

y el revaival del prestigio del emperador como

medio para resistir la nueva conquista.

Es decir, de explicar este suceso casi como

una manifestación anticipada del mito del

Inkarri, pasamos a una explicación histórica

que, si bien no alude los componentes

ideológicos que contiene, puede dar cuenta

de una situación concreta, vinculada a la

permanencia en la zona de esos antiguos

mitimaes, compartiendo un espacio con sus

pobladores originales y no exentos de conflictos

por el control de ese espacio. En

suma: mito, poder y realidad en un paquete

difícil, pero no imposible de desatar.

BIBLIOGRAFIA

DUVIOLS, Pierre. "La Capacocha", Allpanchis,

9. Cusco, 1976.

LEVILLIER, Roberto. Chile y Tucumán en

el siglo XVI (El conflicto Villagra-Núñez

del Prado). Praga, 1 928.

LORANDI, Ana María. "Notas y Reflexiones

sobre la percepción incaica de Chile

y Tucumán". Presentado en Jornadas de

Escuelas y Departamentos de Historia.

La Plata, 1988.

LOZANO, Pedro. Historia de la Conquista

de Paraguay, Río de la Plata y Tucumán.

Colección de Obras, Documentos y Noticias

o poco conocidas. Buenos Aires

1874. '

Deborah A. Poole

Dept. of Anthropology

New School for Social Research

65, Fifth A venue

New York, NY 10003

Estados Unidos

Por muchos años los etnohistoriadores

han hecho grandes esfuenos para desenredar

las numerosas -y a menudo conflictivas-

tramas de la historia andina. La materia

prima de su trabajo ha sido un registro

histórico compilado por administradores

españoles y unos cuantos cronistas industriosos

de comienzos de la colonia. Dado

que la tarea del etnohistoriador es rescatar

de estos documentos una perspectiva andina

o indígena del pasado, su aproximación

a este archivo ha sido selectiva. Las fuentes

son privilegiadas o no según la medida en

que se juzgue que preservan una perspectiva

"andina", un punto de vista "indígena"

o un vocabulario y sintaxis quechua. Esta

metodología etnohistórica está inspirada en

una filosofia de la historia en la que se ve

voces "indígenas" y "españolas" formando

narrativas competidoras, aunque separadas,

del pasado. Según el método etnohistórico

tradicional, estas narrativas Juego deben ser

cuidadosamente revisadas por especialistas

equipados tanto para reconocer como para

restaurar la integridad de los puntos de vista

"andino" y "no andino".

Es contra este telón de fondo que la originalidad

y la importancia del artículo de

Gary Urton deben juzgarse. En el artículo,

el autor intenta estudiar un texto etnohistórico

bastante trabajado -el mito de origen

de los hermanos Ayar- desde el punto

de vista novedoso (para los etnohistoriadores)

de la comunidad local donde tiene Jugar

este mito. La habilidad de Urton para

hablar desde este punto de vista local es facilitada

por sus varios años de trabajo de

campo en la comunidad y por su acceso a

los archivos comunales y de hacienda locales.

Al combinar y contrastar las diferentes

representaciones del pasado contenidas,

por una parte, en las "crónicas oficiales" y,

204

Revista Andina, Año 7


--------------------------Urton: Historia de un mito

por otra, en los registros administrativos

que ( quizás) se hallan más cerca del corazón

de los intereses locales, el autor sugiere

una aproximación revisada al estudio de la

etnohistoria andina. En este enfoque, la

representación histórica es vista como un

proceso de construcción y diálogo negociado

entre actores históricos individualizados

en vez de como un registro paralelo -y del

punto de vista individual, pasivo- de distintas

"voces" étnicas o culturales. Para

Urton, la metodología etnohistórica consiste

en descifrar la lógica social y el juego del

poder que constituían este diálogo construido.

Si resucitar y redefinir "cultura andina"

ha de ser la tarea del etnohistoriador,

entonces, según Urton, esta "cultura" deberá

entenderse no como una sola "voz" o

punto de vista, sino como una compleja

cacofonía de voces cada una hablando desde

un punto de vista muy particularizado.

El individuo -y no "la cultura" per seforma

el sitio de producción para esa "voz

andina" que constituye el objeto de la búsqueda

del etnohistoriador.

El éxito de Urton en emplear este modo

de leer el pasado depende ante todo delconocimiento

cabal y de primera mano de la

topografía y organización social locales.

Por ejemplo, el itinerario de los hermanos

Ayar es considerado en forma íntimamente

relacionada con las configuraciones políticas

de las fronteras de los ayllus o moieties,

en tanto la ubicación de la reducción de

Pacariqtam bo se explica en términos de la

geografía de sitios de origen locales. Estas

reelaboraciones de la materia prima de la

reconstrucción etnohistórica no sólo facilitan

nuestra comprensión de las especificidades

del mito mismo de Pacariqtambo.

Asimismo, hablan de la naturaleza peligrosamente

especulativa de esos estudios etnográficos

tan frecuentemente realizados sin

el necesario trabajo de campo que los respalde.

Una segunda área, relacionada con la

anterior, en que la reelaboración de Urton

del mito de Pacariqtambo contribuye a repensar

el método etnohistórico radica en el

material que revela acerca de los informantes

individuales que proporcionaron la materia

prima tanto para el estudio etnohistórico

como para la política de reasentamiento

de Toledo. Al resaltar el rol intenciona-

do y manipula torio que jugaron los poderosos

de la región de Pacariqtambo, Urton no

solamente cuestiona intentos anteriores de

generalizar mitos registrados como evidencia

de una mentalidad histórica ("una voz")

representativa de la cultura andina en general.

Presenta además espectros aún más inquietantes

del interés individual, la coincidencia

y la manipulación como factores

que intervienen en la construcción de la

verdad histórica.

La habilidad del etnohistoriador para

tratar con el individuo en la historia -y con

el acompañamiento de los "espectros" de la

polftica, el poder, el deseo y la verdad- depende,

sin embargo, de _la crítica cue~tión

de cómo definimos el obJeto del estudio etnohistórico

y el tipo de "verdad" que contiene.

Aquí, a su vez, hay dos respuestas

posibles: podemos aproximarnos a los textos

y declaraciones de nuestros informantes

(ya sea etnográficos o históricos) como a la

historia o como al mito. Pese a que Urton

descarta esta diferencia como esencialmente

carente de interés glosándola como mitohistoria,

yo sugeriría que esta distinción, de

hecho, es central a sus preocupaciones en

cuanto plantea la cuestión de quién construye

la verdad en la historia. Para los historiadores,

por supuesto, es un hecho bastante

aceptado que intereses individuales o

de grupo han moldeado en diferentes épocas

el registro histórico occidental de maneras

políticamente significativas. Así, por

ejemplo, las crónicas toledanas se diferencian

rutinariamente de anteriores relatos

independientes, en tanto se considera que

los archivos de los jesuitas contienen un tipo

de verdad cualitativamente diferente al

de sus contrapartes agustina o dominica.

Según el método historiográfico tradicional,

estas diferentes versiones se evalúan

luego para determinar la que corresponde

mejor a "lo que ocurrió realmente".

Este mismo enfoque de los mitos de

parte de los estudiosos varía radicalmente.

En parte gracias a la herencia estructu ralista,

a la que Urton se afilia, el "mito" se diferencia

de la "historia" precisamente porque

se considera que no contiene este elemento

de interés indiv.idual o, si lo tiene, se

lo considera irrelevante dado que se cree

que un "mito" narrado por un individuo

refleja estructuras que emanan del incons-

No. 1, Julio 1989

205


Estudios y Debates-------,-----------------------

ciente cultural del individuo. Urton, en su

discusión sobre Rowe, señala que, si bien

lo mismo es cierto para el historiador o cronista

de occidente, cuyos relatos hablan

tanto por "lo que realmente ocurrió" como

por privilegiar principios narrativos tales

como el de cronología y el mecánico de

causa y efecto en el inconsciente cultural

europeo (posrenacentista), esta estructuración

cultural o literaria de la representación

histórica es generalmente considerada irrelevante

para el estudio de la historia qua

historia. Se ve que como "historia" un texto

habla por la persona y por el lugar y

tiempo en que fue hablado. De otro lado,

se ve que un "mito" habla por los eternos

principios de un inconsciente cultural. A

este respecto, las categorías semánticas de

"historia" y "mito" reflejan nuestra creencia

europea o derivada del Renacimiento

de que las sociedades no occidentales tienen

formas bastante diferentes de verdad

constituidas vía relaciones muy distintas

con los individuos que producen esa verdad.

Por eso, la distinción entre historia y

mito es central a las preocupaciones planteadas

por el artículo de Urton y no ha de

explicarse fácilmente sea por neologismo o

elipsis. La meta de la etnohistoria, según la

redefine Urton, es resituar al individuo andino

como un agente en la producción de

la representación histórica. Para que esta

meta sea alcanzada plenamente, es necesario

no sólo repensar categorías tales como

mito, repensamiento hacia el que Urton da

un primer paso, aunque inseguro, en su formulación

de "mito-historia", sino también

hemos de empezar a trabajar a través de las

nociones relacionadas de cultura e inconsciente

cultural. Tal como lo demuestra elocuentemente

el artículo de Urton, la relación

del individuo con la cultura andina fue

retrabajada y reelaborada en virtud de las

demandas de coyunturas y oportunidades

históricas particulares. Los informantes, así

como muchos de los cronistas, eran responsables

por la formu )ación de la política local

de reasentamiento y de reducción. Su

papel en este proceso fue motivado e intencionado,

igual como lo fue el de los administradores

y escribanos españoles que registraron

sus testimonios. A este respecto,

la "cultura" que ellos construyeron colecti-

vamente no fue ni más ni menos "tradicional"

que la de los españoles que confrontaron.

Aquellas versiones de etnohistoria y

etnografía andinas que tratan de redefinir

"una cultura andina" como una forma de

tradición continua, aunque independiente

de los caprichos y cálculos de cada individuo,

se inspiran a este respecto menos en

las realidades de la historia y cultura andinas

que en aquellas categorías occidentales

que nos dicen que las culturas "premodernas"

están formadas por tradiciones y la

cultura "moderna", por creaciones individuales.

Igual que las categorías mito e hi&­

toria, con las que se relacionan íntimamente,

tales con~trucciones de cultura no son

objetos naturales a ser clasificados y disecados

como objetos naturalizados constituidos

a través del acto de cómo uno los estudia.

El innovador enfoque de Urton del estudio

de la tradición andina (la historia de

origen de Pacariqtambo), nos sugiere mane·

ras de cómo empezar a repensar este concepto

de cultura a fin de oír mejor las voces

discrepantes y apasionadas de aquellos

individuos que a diario construyen, de manera

intencionada, tanto la cultura andina

como la historia andina. En una época

cuando las voces de este mismo pueblo andino

se 0yen cada vez menos por el estruendo

de esas voces competidoras que tratan

de representarlas, las sugerencias de Urton

de cómo debemos escuchar, hablan de las

agudas ironías de la etnohistoria misma.

(Traducción de Sheila Campion)

José Sánchez Purga

Centro Andino de Acción Popular

Apartado 173-B

Quito, Ecuador

Un estudio tan sugestivo como el de

G.U., además de las certeras preguntas que

se plantea y plantea a los documentos y a

la información presentada por éstos, se encuentra

saturado de otros múltiples interrogan

tes. En el trasfondo de esta problemática

no explicitada, en cuyo proscenio

desarrolla el autor su análisis y argumentación,

nos parece importante referir algunas

observaciones de índole más antropológica

206

Revista Andina, Año 7


_________________________ Urton: Historia de un mito

que histórica, pero que atañen muy de cerca

al trabajo del etnohistoriador. ··

Una primera cuestión se relaciona con el

concepto de "mito-historia", que G.U. no

define y sólo parece clarificarse a partir de

su empleo a lo largo del texto. Si no se trata

tanto de establecer los linderos entre el

"mito" y la "historia" cuanto de dar cuenta

de ese procedimiento por el cual se historiza

un mito, cabría preguntarse en qué

medida en los mitos de origen, como es el

caso del Pacariqtambo de los incas, se da ya

una reconstrucción mítica no originaria, en

la que los factores o aspectos etiológicos

del mito parecen producidos y organizados

en base a una historización y geografización

del mito original. Según esto, nos parece

que sería posible indagar algunos indicios

precoloniales de ciertas formas de historización

legitimadora de sus orígenes por

parte de los linajes cusqueños, siendo la

misma fuerza legitimadora del pasado la

que conduciría a una sociedad y a sus clases

dirigentes a historizar el mito.

Pero esta modalidad primitiva de (re)­

producción histórica a partir de una materia

prima mítica reviste en el caso de los curacas

y nobleza descendientes de los incas

una particular problemática que merece ser

discutida: se trata de esa ideología del linaje

y de la descendencia que supone una forma

de memoria genealógica y que la aristocracia

cusqueña se vio obligada a elaborar y

desarrollar frente a una mentalidad española

que manejaba este mismo principio legitimador,

gestado en Europa entre el siglo X

y XII con la "memoria feudal". En ambos

casos asistimos a una paulatina, pero irreversible

sustitución de los valores y vínculos

basados en las alianzas por aquellos filiativos

y hereditarios, lo que a la larga se

convertiría en el principio fundamental de

una conciencia diferenciadora.

Es evidente que la idea de linaje se irá

rarificando a medida que se va descendiendo

en la escala social dentro de los mismos

grupos andinos.

Cómo y por qué procedimientos empieza

a darse en el medio andino la transmisión

de nombres y apellidos por línea matrilineal

y/o patrilineal y hasta qué .punto

las reivindicaciones o pretensiones de un

estatuto nobiliario se encuentran avaladas

desde una situación de poder y autoridad,

son interrogantes que, no sólo en el caso de

los señores del Cusco, sino también entre

las élites de otros grupos étnicos (como los

Chachapoyas), la etnohistoria andina tiene

que ir despejando.

Tres fenómenos parecen articular este

proceso: la remodelación de los recuerdos

en base a una secuencia histórica, la reconsideración

del parentesco de acuerdo a una

ideología genealógica y no tanto como su

principio de origen, y su reinscripción en

nuevas prácticas y gestualidades sociales.

G.U. muestra que bajo la traslación/reproducción

histórica del mito de origen de

Pacariqtambo, y lo que ella supone como

manipulación de sus descendencias, los señores

cusqueños obedecen a una clara estrategia

por hacer valer aquellos privilegios

que les permitirán sustraerse a las imposiciones

tri bu tarias de la administración colonial.

Aunque, al mismo tiempo, la memoria

hizo posible también una decisiva

contribución al proceso de autoconciencia

llevado a cabo por curacas y "señores étnicos"

para poder mantener su rango social

y reafirmar en las nuevas condiciones del

dominio colonial su posición y conciencia

de clase en el preciso momento en que sus

privilegios tradicionales se vieron amenazados.

Esa recuperación política del pasado en

momentos en que era destruido el equilibrio

social que lo explicaba simbólicamente,

tuvo un alcance más amplio que el de la

particular y estratégica manipulación de la

memoria por parte de la clase dirigente incaica,

puesto que más allá de estos comportamientos

de las élites, el mismo fenómeno

se extenderá a las otras regiones andinas y

a otros "señoríos étnicos", pudiéndonos

preguntar en qué medida el pensamiento

histórico, que los colonizadores instalan

como ideología dominante sobre todo el

Tahuantinsuyo, da lugar a nuevas formas

de pensar y de representar su propia historicidad

en las sociedades andinas.

Esto supondría que la construcción o el

mantenimiento de las tradiciones -y aun

las nuevas re-traducciones de éstas- no responden

a fuerzas ciegas de la historia ni a

ocultas inercias de una sociedad, sino que

tales eficacias del pasado, menos que a fidelidades

conservadoras, responden a reales

intereses socio-políticos, a respuestas de re-

No. 1, Julio 1989

207


Estudios y Debates----------------------------

sistencia y adaptación para reproducir o

recomponer cohesiones socio-culturales.

Es a partir de entonces que una determinada

duración de los hechos del pasado comienza

a cargarse de nuevas significaciones,

cuando la memoria se convierte en un acto

significante y en reactualización de representaciones

sociales.

Según esto, nos parece necesario poder

distinguir, sin dejar de relacionarlos, los

comportamientos de la nobleza cusqueña

(los mismos que en otras regiones adoptaron

curacas y caciques locales) de ese otro

mecanismo más colectivo que, frente a la

desestructuración no sólo socio-cultural y

política, sino también de mentalidades y

representaciones, recrea su propio pasado

y donde los mitos se hacen historia como

una alternativa impugnadora de la historia

de dominación colonial.

En este sentido, el estudio de G.U., al

analizar el caso de Pacariqtam bo y del mito

de origen de los fundadores del Cusca,

se inscribe en una doble problemática más

amplia: de un lado, cómo una sociedad incorpora

una nueva ideología de la historia,

y de otro lado, cómo entre los procesos de

"desestruc tu ración" y reestructuración de

las mentalidades en las sociedades andinas

el hecho colonial dará lugar también a una

nueva forma de memoria y de pensar el pasado

en dichas culturas.

La presencia de la escritura, los documentos

y los testimonios escritos como tecnología

del poder colonial (un nuevo orden

diferente al regulado por los kipus), además

de nuevos comportamientos y lógicas sociales,

impondrá en las mentalidades andinas,

junto con nuevos referentes, la explicitación

de aquellas normatividades que organizarán

su relación con el dominio colonial.

Esta nueva re-presentación de la memoria

que consistió en pasar de Jo oral a la escritura

impresa de los textos para fijar las

objetividades del recuerdo, representa un

movimiento decisivo en la organización y

prácticas de las autoridades étnicas al interior

de sus relaciones y confrontaciones con

el poder colonial. La fetichización de los

textos servirá tanto para legitimar una propiedad

o una herencia como para reivindicar

un derecho y hasta para apropiarse del

propio pasado.

Por ello, la hermenéutica del "Documen-

to Callapiña", que nos ofrece G.U. como

anexo de su estudio, presenta un apreciable

ejemplo de la conjugación y conflicto de

mentalidades que desde el siglo XVI se instauran

en los Andes.

Lawrence E. Su/livan

The University of Chicago

Chicago, /L

E. U.A.

Como historiador de religiones, estoy

impresionado por la manera cómo Gary

Urton avanza en nuestra comprensión del

mito. El demuestra cómo la concretización

del lugar de origen de los Inkas puede

haber acompañado, pari passu, la historización

de la mitohistoria incaica que ocurriera

en respuesta a las averiguaciones de los

españoles bajo la administración del virrey

Toledo.

La "historia de los Inkas", relatada desde

el punto de vista local de las élites asociadas

con Pacariqtambo, se preocupa por

las imágenes de fronteras, tanto míticas

como sociogeográficas. A este respecto los

mitos son eficaces; afectan lo que sig~ifican.

Crearon y además reflejaron sobre su

propia realidad existencial: la situación de

"pueblo de frontera" (por ejemplo, los " Inkas

por privilegio", los diez ayllus no reales

del Cusco y los primeros dos gobernantes

inkas, Mango Qhapaq y Sinchi Ruq'a),

aquellos actores sociales ( tanto individuales

como colectivos) cuyo status de intersticio

fuera explotado en las reelaboraciones de

relatos históricos que resultaron del reasentamiento

y la reorganización llevados a cabo

por la administración colonial (y quizás

también por la administración imperial incaica).

Urton nos recuerda que el mito -este

mito de origen contado desde un punto

de vista específico- tuvo un rol significativo

en esta reestructuración.

Como en sus otros trabajos, Urton expone

el imaginativo carácter del mito que intercala

diversas esferas de significación: los

órdenes de espacio geográfico, poder político,

categoría epistemológica, relaciones de

género y pasado histórico. Este artículo

ejemplifica el creciente dominio de Urton

de materiales históricos y etnográficos, tanto

a nivel de detalle minucioso como de la

208

Revista Andina, Año 7


_________________________ Urton: Historia de un mito

perspectiva global. Nunca nos abandona en

trivialidades. Cada argumento detallado sirve

al argumento global. Este artículo contribuye

a la exploración de la historia andina,

pero, aparte de su tema de estudio, también

puede servir de modelo a historiadores

que deseen integrar áreas a menudo separadas

de su oficio: crítica de texto, geografía,

historia social y la historia de ideas. Urton

muestra una prudencia admirable. No sólo

describe sus documentos, sino también la

naturaleza de esas fuentes. Tomando seriamente

lo que se ha denominado la "hermenéutica

de la sospecha", él presenta la construcción

social de los documentos, el significado

social de su género y la historia de

situaciones de donde han surgido los documentos

y a las que se han aplicado. Y él

considera los efectos documentales y de

autor de su ubicación en el espacio físico

y político.

Urton ejerce este cuidado porque la reconstrucción

de la historia es un ejercicio

delicado, tenue, incluso si uno intenta,

como lo hace Urton, reconstruir los puntos

de vista culturales que inspiraron múltiples

interpretaciones de la "historia", más que

descubrir un orden cronológico, puro, prístino,

absoluto, de causas históricas (lo cual,

como lo señala Urton, puede trivializar las

fascinantes diferencias entre diversas versiones

llamándolas "equivocaciones").

Nos parece bien señalar los lugares donde

lo tenue se acerca más a la propia recon!­

trucción de Urton. Estos son los lugares

donde más peligra su interpretación. Si . los

lectores son persuadidos por estos dos puntos,

pensaría que su argumento se hace

completamente plausible. Los hilos importantes

más débiles de su argumento son:

1) los diversos vínculos construidos en torno

a la figura y nombre de Qori Kuka; y

2) la identificación de Domingo Pascac,

quien atestiguara en el juicio de 1560 respecto

al reclamo de Rodrigo Sutiq Callapiña,

con el Domingo Pascac que sirvió de informante

para la historia de Sarmiento de

Gamboa. Urton le atribuye a Domingo

Pascac un tipo particular y gran conocimiento

histórico, basado principalmente en

su afiliación de panaqa. Mucho depende en

la identificación de los dos Pascac y también

en el conocimiento específico y punto de

vista imputados a Pascac de su linaje. ¿Po-

demos aceptar las hipótesis de Urton en e!r

tos dos casos? El asunto no está aún claro.

Aquí la ayuda de Urton es invalorable.

Su diligencia reúne evidencia circunstancial

del tipo que un observador menos astuto

nunca habría visto. Puede ganar el caso. Mi

conjetura es que su plausibilidad aumenta

o disminuye en estos dos eslabones críticos,

pero débiles en la cadena del argumento.

Incluso si queremos retener el pleno asentimiento,

podemos admirar la muy sugestiva

interpretación que hace Urton de los hechos

que tenemos efectivamente por ciertos.

Debemos decir claramente que Urton

no trata de hacer un acto de prestidigitación.

En diversos momentos nos recuerda

lo tenue y la escasa información respecto a

tantas áreas del caso.

En otra vena, la valiente interpretación

de Urton me anima a preguntarle acerca de

las dimensiones litúrgicas que pudieran e!r

tar debajo de este mito de origen concretizado.

¿Podría haber servido como un vehículo

para acciones rituales que se presentan

ahora como acontecimientos históricos

concretos? Me refiero a la posibilidad de

que los movimientos ancestrales hayan servido

como fundamento de actos ceremoniales

(que posteriormente también fueron

"historizados"). Al final de cada una de las

etapas del viaje de los antepasados, por

ejemplo, uno de los hermanos Ayar llega a

un "punto final". Cada lugar-límite es definido

porque hay un finis (un hecho mítico

que marcaba el final de la historia de la vida

de un ser mítico) que marca un límite

con un sitio monumental que conmemora

el final de un Ayar: una tumba, columna o

piedra. ¿ Tienen tales lugares una historia

de acto litúrgico? ¿Podemos ver alusiones

a estos ritos prescritos (incluyendo las peregrinaciones

requeridas para llegar a esos

sitios para la ceremonia) en estos viajes y

actos ancestrales en Y aurisque, Wanakauri

y Wanaypata, por ejemplo? La consagración

de límites puede ser no sólo una expresión

ideológica en la palabra del mito o

historia, sino puede ser también encarnada

en la praxis simbólica de la comunidad. Tal

como lo demostrara el estudio de Pierre

Duviols sobre los huancas, la consagración

o conmemoración periódica de sitios límites

(marcados por dobles líticos de espíritus

de antepasados) apoyaría las estructu-

No. 1, Julio 1989

209


ras geopolíticas asociadas con ellos. ¿Hay

alguna evidencia de que esto sea así en asociación

con estos mitos?

En la misma vena, ¿hay alguna posibilidad

de que la "casa de ventanas" y las ventanas

de la "posada del amanecer", por

ejemplo, se refieran a estructuras en los lugares

de espacio ritual periódico, sea espacio

arquitectónico, plazas ceremoniales

abiertas o cuevas demarcadas conceptualmente

para rituales? Estoy impresionado, a

este respecto, por el "regreso" de Pachakuti

Inka después de su ascensión al trono de

su padre. El vuelve a Pacariqtam bo ( ¿por el

camino real que hoy es el sendero llamado

Chawpi ~an?). Después de todo, los ceques

mismos a veces funcionaban como rutas litúrgicas

para actores rituales significativos

que iban y venían de la capital en ocasiones

ceremoniales prescritas. El propósito de Pachaku

ti Inka al realizar estos actos es "saber

cosas antiguas, y para perpetuar su

nombre". Fue a Tampu T'oqo y "entró en

la cueva de donde tienen por cierto que salió

Mango Capac y los hermanos". ¿Hay alguna

base para leer esto como una escritura

litúrgica para el acto ceremonial de un rey

recién proclamado que va en peregrinación

a un recinto sagrado de origen mitohistórico

(usando el espacio ceremonial como cosmografía)?

Hay precedentes amplios y por

doquier en la historia de las religiones para

exactamente este tipo de ceremonia real,

que conecta al nuevo rey con el culto y establece

el espacio ceremonial (templo, plaza,

santuario) como un análogo de la casa

real del rey divino. El acto representaría el

mandato divino (en este caso, el llamado

del nombre de uno por Viracocha), el llamado

divino cuyo sonido engendrara a los

fundadores ancestrales y los hiciera salir de

la "ventana" de origen. Al representar el

nacimiento del linaje, la línea del rey vuelve

a nacer y el nombre es perpetuado. Al

no estar estrechamente familiarizado con la

documentación, alcanzo esta sugerencia al

profesor Urton como posibilidad por explorar.

Tal posibilidad va en la dirección de

otras fructíferas sugerencias de Urton: Sarmiento

habría historizado y concretizado

un acontecimiento que era simbólico (esta

vez ritual, no mítico-narrativo).

(Traducción de Sheila Campion)

RESPUESTA

Gary Urton

Sociology & Anthropology

Colgate University

Hamilton, NY J 3346

E.U.A.

Quisiera en primer lugar agradecer a todos

aquellos que se han tomado el tiempo

de leer y comentar este artículo. Todos los

comentarios son muy estimulantes y me

han motivado a repensar buen número de

puntos concernientes a la historia, y la

"historización", del mito de origen de los

In kas, centrado en Pacariqtam bo. Antes de

referirme a varios de los problemas y preguntas

resultantes de los comentarios, me

gustaría también expresar mi reconocimiento

a Revista Andina por cederme un espacio

para publicar un artículo que es, decididamente,

más ex tenso que el término medio.

Este artículo constituye algo menos que la

mitad de un libro titulado La Historia de

un Mito: Historia Familiar en Pacariqtambo

y el Mito de Origen del Imperio Inka, el

cu al será publicado, en inglés, por la editorial

de la Universidad de Texas (Austin,

Texas) en 1989-1990. Quisiera agradecer a

la editorial de la Universidad de Texas por

la autorización concedida a Revista Andina

para esta única publicación en español de

esta versión abreviada de mi investigación

sobre la historia de los mitos de origen de

los Inkas.

Lamentablemente, no hay espacio ni

tiempo para hacer justicia completa a todos

los importantes puntos y problemas

planteados en los comentarios; sin embar-

210

Revista Andina, Año 7


___________________________ Urton: Historia de un mito

go, trataré de abordar varios de esos puntos,

al menos en forma provisional, en esta

respuesta. Con una cantidad considerable

de coincidencias, los varios puntos resaltados

en los comentarios parecen incidir en

tres amplias categorías: a) cuestiones concernientes

a la naturaleza y tipos de evidencia

usadas en mi artículo; b) cuestiones relacionadas

a las implicancias y relaciones de

mi argumento acerca de la historización de

la mitohistoria incaica para otros ejemplos

de procesos similares en otra parte de los

Andes; y c) cuestiones de una naturaleza

más general, teórica. Trataré cada uno de

estos tres grupos de asuntos en el orden

aquí mencionado.

a) EVIDENCIA

En su comentario, Sullivan sugiere que

la interpretación presentada en el documento

es más arriesgada con respecto a: l) los

vínculos establecidos acerca de la figura y

nombre de Qori Kuka, y 2) la identificación

de los Domingos Pascac que atestiguaron

en dos de los procesos discutidos aquí.

Sullivan declara que lo plausible de mi argumento

prospera o decae en función a estos

dos poco convincentes, pero cruciales

vínculos. Yo estaría básicamente de acuerdo

con la evaluación de Sullivan, pero enfatizaría

la importancia de la identificación

de los Domingos Pascac en este aspecto sobre

los argumentos construidos en base al

matrilinaje hipotético de las Qori Kukas. El

punto central planteado en mi argumento

respecto a Domingo Pascac va a lo medular

del problema teórico más grande al cual me

estoy refiriendo en el documento; esto es,

se da el caso que la historia de los Inkas

-como ha sido registrada en los documentos

coloniales- tomó forma en base a líneas

paralelas, si no convergentes, con la

mitología incaica. Como Domingo Pascac

reclamó ser miembro de la panaqa de el

"rey historiador" Pachacu ti Inka, Domingo

Pascac (y los otros miembros de su panaqa)

tuvo un rol predominante -aunque no exclusivo

-,--- en la formación de la historia incaica

para los españoles.

Por lo tanto, si mi argumento aquí está

bien fundado, el término que yo uso en el

artículo para referirme al conjunto de las

narraciones históricas construidas por los

descendientes de los inkas -esto es, "mitohistoria"-

es doblemente apropiado pues

describe el contenido ambiguo (por ejemplo,

simultáneamente mítico e histórico)

de estas narraciones, así como también expresa

la actual fusión de estas dos categorías

en los procesos y políticas de la producción

de estas narraciones. La historia

incaica, tal como fue contada desde el punto

de vista nativo, tomó como base el esbozo

del plano arquitectónico con el cual fue

estructurado el " edificio" de la mitología

incaica. Por supuesto, surgen más complicaciones

cuando nosotros reconocemos (para

ampliar esta metáfora arquitectural) que los

descendientes de los Inkas no fueron los

únicos ingenieros que trabajaron en esta tarea

particular, pues los españoles, quienes

registraron e interpretaron estas narraciones,

tuvieron su propia serie de planos como

fuente (cf. el comentario de Berezkin).

El resultado final de esta mal construida

historia fue algo parecido a lo que uno ve

hoy en toda la arquitectura de la ciudad del

Cusco: los macizos muros de piedra de las

construcciones incaicas son los cimientos

sobre los cuales se levantan las edificaciones

coloniales españolas. Lamentablemente, en

el espacio narrativo -en oposición al arquitectónico-

no hay una clara separación entre

el primer y segundo pisos de una cons­

. trucción.

Como se señala en el .comentario de

Bouysse-Cassagne y Saignes, nosotros estamos,

en verdad, preocupados por el problema

de génesis ( de origen). Es solamente después

de que se produjo un conjunto de comentarios

basados en y reinterpretando estos

"tex tos-Ur", que la distinción entre textos

anteriores y posteriores -por ejemplo,

la historia como fue constituida- se hace

identificable. El encubrimiento de lo esencial

e inherente a las ambigüedades míticas/

históricas en los textos más tempranos por

la clara producción lineal de los comentarios

posteriores sobre estos textos es, pienso,

la esencia de lo que Poole refiere como

"las agudas ironías de la etnohistoria".

Para volver al asunto de Domingo Pascac,

trato en el artículo de dos hombres llamados

Domingo Pascac, uno que tenía 98

años de edad en 156 9 y otro que tenía 90

años en 1 S 72. Desde que completé el artículo,

he encontrado una referencia a lo

No. 1, Julio 1989

211


Estudios y Debates ___________________________ _

que debe ser un tercer Domingo Pascac o,

según yo interpreto el asunto, una tercera

referencia a un solo individuo conocido con

este nombre. La referencia en cuestión proviene

de un documento escrito el 14 de febrero

de 1572. El documento concierne a

los cuatro lienzos que muestran el origen y

descendencia de los Inkas, los cuales fueron

producidos a comienzos de la década de

15 70 por orden del virrey Toledo (ver los

comentarios de Duviols para una referencia

a estos lienzos). ·

Antes de enviar los cuatro lienzos al rey

de España, Toledo convocó a 3 7 descendientes

de la nobleza incaica para que ate9-

tiguasen sobre la veracidad de la "historia"

de los Inkas representada en ellos. Entre los

37 testigos se encontraba un hombre llamado,

simplemente, "Don Domingo"; Don

Domingo, de quien se dijo tenía 99 años de

edad, era miembro de la panaqa de Pachacu

ti Inka Yupanqui (lwasaki Cauti 1986:

72- 73). El escribano que registró esta información

fue Alvaro Ruiz de Navamucl, el

mismo que, el 29 de febrero de 15 72, regi9-

tró la identificación del anciano de 90 años

llamado Domingo Pascac como uno de los

informantes que atestiguó sobre la veracidad

de la Historia de los Incas de Sarmiento

de Gamboa. Cuando añadimos esta tercera

referencia a Don Domingo (Pascac) a

las otras dos expuestas en el Cuadro 3 del

artículo, tenemos la siguiente serie:

Documento Callapiña

(2 de mayo de 1569)

Domingo Pascac

98 años

(Parroquia de

San Bias)

Testimonio de los lienzos

(14 de febrero de 1572)

Don Domingo

99 años

(Panaqa de Pachacu ti

Inka Yupanki)

Crónica de Sarmiento

(29 de febrero de 1572)

Domingo Pascac

90 años

(Panaqa de Pachacu ti

Inka Yupanqui)

Suponer que estas tres referencias no

identifican al mismo hombre me parece

que es llevar la incredulidad más allá de límites

razonables.

Mencionaría dos puntos finales planteados

en el comentario bajo el epígrafe de

Evidencia. Primero, Bouysse-Cassagne y

Saignes sugieren que valdría la pena examinar

la posible intervención de Pedro Alonso

Carrasco en las apropiaciones históricas de

los mitos de origen. Estoy completamente

de acuerdo con esta sugerencia. Virtualmente

a cada paso de mi investigación me

tropecé con referencias directas o tangenciales

a Pedro Alonso Carrasco. Al momento

de escribir el artículo (y hasta hoy día),

no había asimilado suficientemente las diversas

referencias a este importante personaje

español de tal manera que pudiera incluir

estos datos en mi argumento de manera

significativa. Esto queda como un proyecto

para el futuro.

Segundo, Duviols hace una pregunta

muy pertinente: ¿mediante qué argumento

podemos afirmar que el mito -y el culto

correspondiente- no fue conocido anteriormente

en la tradición oral (es decir, antes

de 156 9) y que los primeros cronistas

simplemente decidieron no transcribirlo?

Y o contestaría, como lo afirmé en las conclusiones,

que la versión particularmente

concretizada del mito de origen que empezó

a moldearse en los relatos españoles sobre

la historia incaica con el Documento

Callapiña, probablemente estaba, de hecho,

en circulación en la tradición oral antes de

esa época. No entiendo por qué Rodrigo

Sutiq Callapiña inició el proceso para confirmar

la nobleza de su linaje cuando lo

hizo; es decir, en 1569. Como esto ocurrió

unos cuantos años antes del período de intensa

investigación de la historia de los

Inkas que tuvo lugar en el Cusco bajo la

administración del virrey Toledo, no podemos

por tanto ver estas condiciones y pro-

212

Revista Andina, Año 7


_________________________ Urton: Historia de un mito

cedimientos (al menos no directamente)

como los factores que motivaron el accionar

de Rodrigo.

La causa de esta precipitación de la familia

Callapiña radicaría, en última instancia,

en consideraciones locales, más que en

regionales, políticas y/o económicas. En este

caso, y dado que no se han conservado

documentos ( o al menos ninguno ha salido

a la luz) que puedan atestiguar la naturaleza

de tales consideraciones locales, no puedo

ir más allá de manifestarlo como hipótesis.

Lo más probable que puedo puntualizar

al respecto es el proceso que se llevó a

cabo en 1568 en que un tal Pedro Callapiña

-casi seguro un pariente de Rodrigo Sutiq

Callapiña- fue instalado como "cacique

principal y señor de todo el repartimiento

de Pacarictambo" (ver artículo, nota 17).

Como pura especulación, yo sugeriría que

el Documento Callapiña pudo haber sido

motivado al menos parcialmente por una

disputa fraternal -o de tipo familiar- entre

miembros de la familia Callapiña en

aquella época.

b) EJEMPLOS COMPARATIVOS Y PRE­

GUNTAS SOBRE EL ARGUMENTO

Dos de los comentarios proporcionan

ejemplos adicionales de la "historización"

de personajes, sucesos o tradiciones orales

a comienzos de la colonia; estos ejemplos

muestran claramente que los procesos de

historización y concretización de la mitohistoria

de los Inkas descritos en mi artículo

no fueron los únicos en la historia del

mito de origen de los Inkas en Pacariqtambo.

Un ejemplo general, y metodológicamente

más problemático, es la construcción

de lo que podríamos designar como

una "mitohistoria" indígena (es decir, prehispánica)

que se ve en la apropiación que

hacen los Inkas del conocimiento sobre un

diluvio en la región del Lago Titicaca como

un acontecimiento fundamental -un "Pachakuti"-

para otro de los principales mitos

de origen del Estado (comentario de

Bouysse-Cassagne/Saignes).

El otro ejemplo, más parecido al descrito

en mi artículo, se refiere a un movimiento

de resistencia contra los españoles en el

valle Calchaquí en los siglos XVI y XVII,

movimiento que aparentemente fue dirigí-

do por un "falso Inca", un hombre llamado

Pedro Bohórquez (comentario de Lorandi).

Tal como lo señala Lorandi, la aparente

contradicción que surge del hecho de

que las poblaciones del valle Calchaquí eludieran

el pago del triru to a los Inkas por

muchos años, pero luego siguieran a un

"falso Inca" para resistir a los españoles,

puede resolverse parcialmente al notar la

presencia en el valle Calchaquí de un contingente

de mitimaes, identificado como

ayllu Pacioca, que tuvo su origen cerca

del Cusco (Sicuani). En este ejemplo, vemos

la convergencia de los muchos hilos,

aparentemente dispares, de los movimientos

y motivaciones míticos, históricos,

u tópicos y milenaristas que al parecer subyacen

en muchos relatos de la tendencia

"mitohistorizante" en los Andes. Es justo

tal serie de factores y procesos que he tratado

de describir y analizar en mi trabajo.

Me parece que la clave para hacer que

tengan sentido datos como los esbozados

arriba no es intentar establecer una separación

entre mito e historia pues, efectivamente,

no parece haber lugar en estos datos

donde uno pueda colocarse a fin de discernir

una "verdad" en las motivaciones competidoras

y en los confusos sucesos implicados

en estos procesos. Esta solución puede

hacernos sentir incómodos, pero parece

que no hay otra alternativa que no requiera

simultáneamente que eliminemos la consideración

de un elemento que parece ser

compartido por todos los pobladores que

viven en historia (es decir, todos los pueblos)

y por aquellos que estudian historia:

ese elemento es la ambigüedad. Trabajar

con el reconocimiento de la ambigüedad

como elemento fundamental de la historia

y de las construcciones históricas nos permite

adoptar una perspectiva más amplia y

más crítica de las motivaciones y acciones

individuales y colectivas, y nos sirve como

un antídoto eficaz contra la trampa metodológica

de, por ejemplo, retraducir "diferencias"

como "discrepancias". En suma,

para volver específicamente al material citado

en el comentario de Lorandi, se ha de

tratar de comprender desde el punto de vista

de quiénes, por qué motivos y qué consecuencias

trajo la aseveración de que Pedro

Bohórquez era un "falso Inca". Contestar

estas preguntas me parece, por último, más

No. 1, Julio 1989

213


importante y productivo que simplemente

tratar de determinar si Pedro Bohórquez

era, en verdad, un fraude. Volveré sobre

estos temas, para una consideración final,

en la tercera sección.

Los comentarios de Bouysse-Cassagne y

Saignes, Duviols, Lorandi y Sánchez Parga

preparan el terreno sobre el cual discutir

otro tema de mi estudio. Esto concierne al

status de los caciques principales de grupos

fuera del Cusco y su papel en la reestructuración

de la sociedad y la estructuración de

la historia a comienzos de la colonia. Parece

que hay una curiosa contradicción en estos

procesos que no noté al momento de escribir

mi artículo. Esto es, ¿cómo podemos

explicar por qué, al mismo tiempo que el

régimen de Toledo atacaba la legitimidad

del gobierno de los Inkas -y, por implicación,

a quienes estaban aliados con los Inkas,

como la antigua clase de caciques principales-,

las élites provincianas, a las que

pertenecía Rodrigo Sutiq Callapiña, trataban

activamente de probar ante la corte española

la nobleza de sus linajes afirmando

conexiones pasadas con los Inkas?

Obviamente, esta es una cuestión muy

complicada para poder abordarla en espacio

tan limitado, pero como una respuesta

provisional yo señalaría dos factores. En

primer Jugar, debemos preguntarnos para el

consumo de quiénes estaban dirigidos los

cargos de tiranía incaica, que eran parte

importante de las motivaciones que estaban

detrás de las interpretaciones de la historia

incaica en las crónicas toledanas. A mi

entender, en tiempo de Toledo no existía

(ni la hubo hasta bien entrada la colonia)

una población significativa de indígenas letrados

que pudieran o quisieran leer y asimilar

los sutiles argumentos que se dirigían

contra los Inkas. Por Jo tanto, es razonable

suponer que la mayoría de nativos que vivieron

durante la época de las investigaciones

y reformas toledanas no eran ni siquiera

concientes de los ataques que en las crónicas

se hacían contra la legitimidad del gobierno

de los Inkas ( tal toma de conciencia

habíase por cierto desarrollado hacia comienzos

del siglo XVII, como lo demuestra

ampliamente la elocuente, y a veces feroz,

defensa que hace Guamán Poma de los gobernantes

Inkas y de los caciques). En suma,

el cargo de tirania contra los Inkas que

hacen los españoles, apuntaba principalmente

a los españoles mismos en relación

con la necesidad que tenían de justificar

para sí mismos la conquista de los Inkas y

la continua dominación que ejercían sobre

los pueblos andinos.

En segundo Jugar, aunque el régimen colonial

español sí montó un ataque en torno

a la legitimidad del gobierno de los Inkas y

Toledo se abocó en efecto a abolir el status

hereditario de los kurakas, las políticas y

procedimientos burocráticos de la administración

colonial permitían, no obstante, la

retención de privilegios ( tales como la exención

del pago del tributo) para los miembros

de la clase de los caciques principales

y para los descendientes de la nobleza incaica.

Así, los caciques actuaban en defensa

de sus propios e inmediatos intereses al buscar

la confirmación de su status noble, y la

administración colonial efectivamente daba

pie a tales acciones.

Por último, quiero responder aquí a las

tan interesantes preguntas y observaciones

que hace Sullivan respecto al posible significado

litúrgico del viaje de los antepasados

desde Tampu T'oqo hasta el Cusco y del

viaje de "regreso" a la cueva de origen hecho

por Pachakuti Inka. Básicamente estaría

de acuerdo con la sugerencia de Sullivan

-formulada en forma de pregunta- de que

los viajes entre Tampu T'oqo y el Cusco

pueden interpretarse como un "guión" litúrgico

para el acto ceremonial de peregrinación

de un nuevo rey hacia el lugar de

orígenes mitohistóricos. Y o sugeriría que

este acto repetitivo no sólo servía como un

escenario para la renovación y el renacimiento

de Ja(s) línea(s) dinástica(s) de los

Inkas en el momento del acceso al trono de

un nuevo rey, sino que servía, asimismo,

para renovar el tiempo mitohistórico. La

peregrinación a Pacariqtambo(que sin duda

seguía una línea de ceque que salía del y

volvía al Cusco; ver los comentarios de

Duviols sobre este punto) habría sido de

crucial significado político tanto porque

reestablecía los vínculos entre el rey vivo

y los antepasados como porque ensayaba

-y resolvía una vez más- en un contexto

público y ceremonial el problema que parece

haber ocupado un Jugar central en toda

estructura y actividad sociopolítica y

ritual incaica: la complicada y potencial-

214

Revista Andina, Año 7


-------~-----------------Urton: Historia de un mito

mente divisoria serie de relaciones entre los

de fuera y los de dentro, los pobladores originales

y los foráneos, y entre el centro y la

periferia.

c) CONSIDERACIONES TEORICAS

Hay varias preguntas de una naturaleza

teórica más general planteadas en algunos

de los comentarios, especialmente en los de

Poole y Sánchez Parga. Dos de los problemas

centrales son : primero, ¿qué transformaciones

tuvieron lugar en la ideología andina

nativa, la "mentalidad" y cultura como

resultado de su encuentro con y la dominación

por una sociedad occidental literata,

agresivamente expansiva? Y, segundo,

¿qué, después de todo, podemos (o debemos

ser capaces de) decir sobre la naturaleza

de, y la relación entre, mito e historia?

Por lo que respecta a la primera pregunta,

Sánchez Parga ha identificado varias

contradicciones y/o transformaciones que

surgieron en la ideología y sociedad andinas

( o a lo que Poole se refiere como "cultura

andina") como una consecuencia de la

experiencia colonial. Destacan entre éstas

los cambios en la base de la organización

sociopolítica en un sentido que va del parentesco

y descendencia a las estructuras de

poder más burocratizadas que llegaron a

predominar en la administración colonial.

¿Cuál (pregunta Sánchez Parga) es la relación,

por ejemplo, entre los cambios en la

naturaleza y fuentes de poder en las sociedades

andinas y las formas de manipulación

de tradiciones mitohistóricas con fines políticos

como los descritos en mi artículo?

Aquí parece que nos encontráramos en el

corazón de la compleja y muy problemática

serie de cuestiones planteadas por Poole

bajo la rúbrica de reproducciones individuales

y colectivas de la "cultura" andina.

Estaría de acuerdo con las observaciones de

Sánchez Parga en cuanto a que sin duda

hubo una estrecha conexión entre los procesos

de apropiación de tradiciones mitohistóricas

como "historia" y las reformulaciones

nativas de jerarquías sociopolíticas

en respuesta a la dominación colonial. Estos

intentos de acomodarse estratégicamente

y de apropiarse de estas nuevas formas

de legitimación y fuentes de poder indican

que los pobladores andinos no eran objetos

pasivos, inertes en estos procesos; eran más

bien participantes activos en la producción

de su propia historia a través de comprometer

a los españoles en todos los niveles de la

organización sociopolítica (es decir, desde

el de descendientes de la nobleza incaica en

el Cusca hasta los diversos terrenos locales

controlados por los "señores étnicos"). Hay

en este punto, entonces, una convergencia

de los comentarios de Sánchez Parga y

Poole con lo expresado en mi artículo. Esto

es resumido por Poole (acertadamente,

a mi parecer) con la observación de que "la

relación del individuo con la cultura andina

fue constantemente retrabajada y reelaborada

según las demandas de coyunturas particulares

y oportunidades históricas".

Aquí, quisiera hacer una calificación con

respecto a una observación relacionada con

mi argumento que hace Poole. Esto es, justo

antes del pasaje arriba citado, Poole dice

que mi perspectiva del objetivo de la etnohistoria

es "resituar al individuo andino como

un agente en la producción de representaciones

históricas" (el subrayado es mío).

Y o agregaría hacia el final de la frase: " .. .

representaciones míticas e históricas". Esta

calificación está bien expresada al final del

primer párrafo del comentario de Bouysse­

Cassagne y Saignes, cu ando ellos subrayan

que mi preocupación central en el estudio

no es tanto cómo "los mitos se piensan entre

ellos", sino cómo "los hombres piensan

sus mitos".

Finalmente, retornemos a las preguntas

centrales de este estudio: ¿Qué es mito?

¿Qué es historia? ¿Y dónde dentro de esta

determinación ubicamos a lo que yo me refiero

como "mitohistoria"? En su comentario,

Poole sugiere que mi uso del término

mitohistoria parece ser un neologismo inventado

quizás con el fin de obviar el problema

de tener que hacer una distinción

entre mito e historia; al mismo tiempo,

Poole sugiere que mi uso de este término

me permite evadir el problema central de

quién construye la verdad en la historia. Si

lo que Poole quiere decir con estas dos declaraciones

es que, a fin de abordar la cuestión

de quién construye la verdad en la historia,

debemos ser capaces de encasillar los

textos y declaraciones de los informantes

sea como historia o mito, entonces yo discrepo

con esta posición, por lo menos en lo

No. 1, Julio 1989

215


que concierne a textos y declaraciones registradas

en los documentos y crónicas españolas

referentes a sucesos, personajes,

etc., prehispánicos. Yo mantendría esta posición

porque (como lo manifiesto en el

artículo), dado que no tenemos documentos

escritos de antes de la conquista, por

tanto no tenemos elementos con los cuales

evaluar la verdad de cualquier afirmación

hecha por un nativo o un español con respecto

a los sucesos que tuvieron lugar en

ese entonces. Así, estas declaraciones pueden

ser apreciadas solamente de una manera

indeterminada con respecto a si representan

o no lo que la historiografía occidental

reconoce como historia en oposición

a mito; esto es, deben ser clasificadas como

.comentarios "mitohistóricos".

Por otro lado, no creo que la posición

antes mencionada nos incapacite para acercarnos

al tema más fundamental planteado

por las observaciones de Poole; esto es,

¿quién construye la verdad en la historia?

Hasta donde estoy enterado, la verdad en la

historia siempre y en cualquier parte ha sido

determinada por quienes tuvieron el poder

(cf. los comentarios de Sánchez Parga

sobre la "fetichización de los textos" por

los señores étnicos como un medio tanto

para reestablecer su base de poder como

para la reafirmación del control sobre su

propio pasado). Más que reducir la historia

a un intento por determinar o no si lo que

es reconocido como verdad histórica es, de

hecho, verdad, parece que las tareas de un

estudio de historia antropológicamente informado

(como se sugiere de diferentes maneras

especialmente en los comentarios de

Poole, Sánchez Parga, y Bouysse-Cassagne

y Saignes) son, primero, tratar de comprender

los procesos por los cuales se formulan

representaciones históricas; segundo, tratar

de determinar la relación entre estas formulaciones

y los contextos social, político,

económico y religioso dentro de los cuales

emergen; y, tercero, examinar los derroteros

de estas formulaciones y representaciones

históricas a medida que son reproducidos

y reformulados -en el largo y corto

plazos- por los individuos y colectividades

(por ejemplo, ayllus, grupos étnicos, clases,

etc.) para quienes constituyen condiciones

de (y para la) acción.

REFERENCIAS

(Traducción de Sheila Campion)

IWASAKI CAUTI, Fernando. "LasPanacas

del Cuzco y la Pintura Incaica", Revista

de Indias, 46,177: 59- 74. 1986.

216

Revista Andina, Año 7

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