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tiroiditis

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ACTUALIZACIÓN

Tiroiditis

J.C. Galofré* ,a,b , J. Pineda b,c , M. Toni b,d y E. Anda b,c

a

Departamento de Endocrinología y Nutrición. Clínica Universidad de Navarra. Pamplona. Navarra. España. b Instituto de Investigación Sanitaria de Navarra (IdiSNA).

Pamplona. Navarra. España. c Servicio de Endocrinología y Nutrición. Complejo Hospitalario de Navarra. Pamplona. Navarra. España. d Servicio de Endocrinología y

Nutrición. Hospital García Orcoyen. Estella. Navarra. España.

Palabras Clave:

- Tiroiditis

- Hashimoto

- Subaguda

- Tirotoxicosis

Resumen

Introducción. Las tiroiditis, o inflamación de la glándula tiroides, comprenden una serie de trastornos

con diverso origen y duración.

Etiopatogenia, clasificación y curso clínico. La tiroiditis aguda (o piógena) es rara y suele estar causada

por agentes bacterianos. La función tiroidea no suele alterarse. La tiroiditis subaguda más frecuente es

la de De Quervain. Es un proceso autolimitado que comienza con la presencia de un dolor importante en

la cara anterior del cuello. El curso clínico es bimodal: inicialmente suelen tener una fase de tirotoxicosis

y posteriormente una fase hipotiroidea. Otras tiroiditis subagudas son la tiroiditis silente y la tiroiditis

posparto. Ambas se consideran de origen autoinmune y se diferencian de la anterior en que son indoloras.

La tiroiditis crónica por excelencia es la de Hashimoto. Tiene un origen autoinmune y evoluciona hacia

un hipotiroidismo permanente. Entre las tiroiditis menos comunes destacan las tiroiditis inducidas por

fármacos y la tiroiditis de Riedel que es extraordinariamente infrecuente.

Pronóstico y tratamiento. El tratamiento depende de la etiología, pero generalmente tienen un curso benigno.

Keywords:

- Thyroiditis

- Hashimoto

- Subacute

- Thyrotoxicosis

Abstract

Thyroiditis

Introduction. The term thyroiditis encompasses some relatively common inflammatory disorders of the

thyroid gland, which have been classified according to their aetiology and course length.

Etiopathogeny, classification and clinical course. Infectious agents cause acute suppurative thyroiditis,

an unusual disorder that does not generate thyroid dysfunction. De Quervain’s thyroiditis is the most

common subacute thyroiditis. It is a self-limited process that is typically presented with a sharp pain in

the anterior neck. The clinical course is bimodal: usually starts with a thyrotoxic period followed by a

hypothyroid phase and eventually return to a euthyroid state. Others subacute thyroiditis are postpartum

and silent thyroiditis. Both of them are painless temporary conditions of an autoimmune origin.

Hashimoto’s thyroiditis is the most representative of chronic thyroiditis. It has an autoimmune origin and

normally progresses to a permanent hypothyroidism. Uncommon thyroiditis includes drug-related

thyroiditis and the exceedingly rare Riedel’s thyroiditis.

Prognosis and treatment. The treatment relies on the aetiology, but thyroiditis generally have a benign

course.

*Correspondencia

Correo electrónico: jcgalofre@unav.es

742 Medicine. 2013;12(13):742-53


TIROIDITIS

Introducción

El término tiroiditis (o inflamación de la glándula tiroides)

engloba una amplia gama de enfermedades cuyo origen, manifestaciones

y tratamiento difiere de forma notable. Las tiroiditis

se clasifican según el tiempo de evolución (agudas,

subagudas y crónicas), su presentación clínica (supurada, silente,

posparto), su etiología (infecciosa, autoinmune o desconocida),

o por otras características que incluyen desde

nombres propios (Hashimoto, De Quervain, Riedel) o aspectos

anatomopatológicos (granulomatosa, linfocítica, atrófica).

Además hay tiroiditis que no encajan en este esquema

como las tiroiditis de origen yatrogénico, ya sea por fármacos

(entre los que destaca amiodarona, el litio, el interferón alfa

o la interleuquina 2) o posradiación.

Desde el punto de vista funcional, las tiroiditis pueden

asociarse con cualquier presentación. Las variadas formas de

tiroiditis pueden causar tirotoxicosis, hipotiroidismo o no

alterar la función tiroidea. En algunos casos cursan con diferentes

fases en las que se suceden distintos estados funcionales.

La tirotoxicosis, en caso de ocurrir, suele asociarse al

inicio de la enfermedad y es transitoria. Esta fase puede observarse

raramente en las tiroiditis de Hashimoto y con más

frecuencia en las tiroiditis subagudas. La fase hipotiroidea,

aunque también suele ser transitoria en las tiroiditis subagudas,

generalmente es una secuela permanente en la tiroiditis

de Hashimoto.

Dada la variedad en su presentación clínica y etiológica

puede haber confusión entre las diferentes entidades, ya que

existe un notable solapamiento entre estas clasificaciones. La

tabla 1 y la figura 1 resumen esta clasificación.

Tiroiditis crónica linfocítica (Hashimoto,

autoinmune, bocio linfoadenoide;

crónica)

Epidemiología

La tiroiditis crónica linfocítica (o tiroiditis de Hashimoto) es

la tiroiditis más frecuente. Fue descrita en 1912 por el cirujano

japonés Hakaru Hashimoto. Es la primera causa de hipotiroidismo

y bocio 1,2 . Suele diagnosticarse en las edades

medias de la vida y es notablemente más común en las mujeres

(9:1).

La prevalencia de la enfermedad es muy alta. De hecho,

en el 50% de las autopsias de mujeres y en el 25% de los

varones de origen caucásico se encuentra una infiltración linfocítica

en el tiroides. Este porcentaje no se correlaciona

exactamente con el hallazgo de anticuerpos antitiroideos en

sangre (denominados también seropositivos). Los datos epidemiológicos

muestran que entre el 10-25% de las mujeres

y el 2-10% de los varones son seropositivos. Los más frecuentes

son los anticuerpos antiperoxidasa (AcTPO) y le si-

TABLA 1

Rasgos diferenciales de las distintas tiroiditis

Sinonimia

T. de Hashimoto T. aguda T. silente T. De Quervain T. posparto T. de Riedel

T. linfocítica;

t. autoinmune; bocio

linfoadenoide; t. crónica

T. supurada;

t. infecciosa;

t. piogénica;

t. bacteriana

T. indolora esporádica;

t. subaguda linfocítica

T. de células gigantes;

t. granulomatosa;

t. pseudogranulomatosa

T. indolora posparto T. fibrosa

Causa Autoinmune Infecciosa Autoinmune Desconocida (virus?) Autoinmune Desconocida

Curso clínico Crónica Aguda Subaguda Subaguda Subaguda Crónica

Edad de inicio (años) Todas las edades. Pico: Niños. 20-40

Todas las edades. Pico: 20-60 Edad fértil 30-60

30-50

30-40

Ratio sexo (m:v) 9:1 1:1 2:1 5:1 3:1

Función tiroidea Hipotiroidismo Normalmente

eutiroidismo

Bocio

Sí (primeras fases)

Atrofia (fases finales)

Tirotoxicosis,

hipotiroidismo o ambos

Tirotoxicosis,

hipotiroidismo o ambos

Tirotoxicosis,

hipotiroidismo o ambos

Normalmente

eutiroidismo

Unilateral Sí Sí Sí Pétreo

Dolor cervical No Sí No Sí, intenso No No

Fiebre y malestar No Sí No Sí No No

Hemograma Normal Leucocitosis Normal Leucocitosis Normal Normal

Anti-TPO

Títulos altos

Ausentes

Títulos altos

Bajos títulos o

Títulos altos

Normalmente presentes

Persistente

Persistente

ausentes. Transitorios Persistente

Tg Normal Normal Alta Muy alta Alta Normal

VSG Normal Alta Normal Alta Normal Normal o alta

Ecografía Hipoecoica Nódulo Áreas hipoecoicas Áreas hipoecoicas Áreas hipoecoicas

Captación de radioisótopo Variable Nódulo frío, resto < 5% < 5% < 5% Normal o bajo

normal

PAAF Inflamatorio Purulento Inflamatorio Células gigantes Inflamatorio No es posible

Hallazgos

anatomopatológicos

Infiltrado linfocítico y

centros germinales

Fibrosis

Formación de abscesos Infiltrado linfocítico Células gigantes

Granulomas

Destrucción de las

células foliculares

Tratamiento L-tiroxina Antibióticos y cirugía Ninguno o

bloqueadores beta

Prednisona y

analgésicos

Anti-TPO: anticuerpos antiperoxidasa; Tg: tiroglobulina; PAAF: punción y aspiración con aguja fina; VSG: velocidad de sedimentación globular.

Infiltrado linfocítico

Ninguno o

bloqueadores beta

Fibrosis intensa

Corticoides y cirugía

Medicine. 2016;12(13):742-53 743


ENFERMEDADES ENDOCRINOLÓGICAS Y METABÓLICAS (I)

Curso clínico de la tiroiditis

Agudas

Supurada

Subagudas

Granulomatosa o De Quervain

Silente o indolora

Posparto

Crónicas

Linfocítica

Hashimoto. Atrófica

Riedel

Otras

Causa

Infecciosas

Autoinmune

Desconocida

Fisiopatología

Los factores que disparan el inicio de la tiroiditis autoinmune

son desconocidos, pero probablemente es un fenómeno

multifactorial. Aunque lo más característico, desde el punto

de vista del diagnóstico, sea la presencia de anticuerpos antitiroideos,

es claro que no se trata de un fenómeno molecular

aislado. Generalmente coexisten con los mencionados anteriormente

una colección de autoanticuerpos (anti-T3, anti-

T4, antipendrina, anti-NIS, anti-TSH, etc.) con menor relevancia

clínica (por lo que no se determinan en la clínica

habitual), que indica que subyace un complejo fenómeno

autoinmune en el que participa, además de la inmunidad humoral,

la inmunidad celular 2,3 .

Fig. 1. Clasificación de las tiroiditis. Las tiroiditis se pueden clasificar según

su curso clínico (agudas, subagudas o crónicas), su etiología (infecciosas,

autoinmunes o desconocidas). Existe un notable solapamiento entre los diferentes

cuadros. Algunas entidades se conocen mejor por el nombre del médico

que las describió (Hashimoto, De Quervain, Riedel). Ver el texto para

más detalles.

guen los antitiroglobulina (AcTg). Esta disociación sugiere

que algunos individuos con tiroiditis linfocítica no tienen

estos anticuerpos (o que los métodos de detección no son

suficientemente sensibles para descubrirlos). No obstante,

estos sujetos pueden identificase mediante ecografía (por tener

glándulas hipoecoicas), sin que sea necesario recurrir a la

biopsia.

Por otro lado, existe una clara correlación entre la presencia

de anticuerpos y los valores de tirotropina (TSH).

Ambos parámetros se van elevando con la edad. El consumo

de yodo es un factor de riesgo para el desarrollo de hipotiroidismo

entre los sujetos seropositivos.

Clínica

Existen dos formas clínicas (que son fases evolutivas del mismo

proceso). La fase inicial cursa con inflamación de la glándula

y genera la aparición de bocio. Esta fase es la que se

conoce propiamente como tiroiditis de Hashimoto. La segunda

fase es la atrófica, en la que el infiltrado inflamatorio

da origen a la fibrosis del tiroides y la desaparición del bocio

(también conocida como tiroiditis de Ord).

Al comienzo de la enfermedad durante la exploración se

puede encontrar un bocio irregular, elástico, simétrico e indoloro.

Inicialmente los pacientes seropositivos pueden no tener

disfunción tiroidea. No obstante, el hipotiroidismo aparece

con el tiempo, con sus manifestaciones características: astenia,

intolerancia al frío, estreñimiento, etc. 1,4 .

Es importante tener en cuenta que con más frecuencia

coexisten otras enfermedades autoinmunes, por lo que deberá

llevarse a cabo un interrogatorio dirigido por sistemas 3 .

Etiología

La tiroiditis de Hashimoto es una enfermedad autoinmune

2 . Existe un patrón genético individual al que se le atribuye

un 80% de predisposición para desarrollar la autoinmunidad

tiroidea (lo que condiciona una especial agrupación

familiar). Sobre la base genética inciden factores ambientales,

no del todo bien conocidos, a los que se les otorga el

20% de la predisposición para padecer la enfermedad. Entre

ellos destacan el estrés, el exceso de yodo, la carencia de

selenio, el déficit de vitamina D, los contaminantes ambientales,

algunas infecciones (víricas, Yersinia enterocolítica), el

consumo de alcohol y tabaco (se les atribuye a ambos un

efecto protector), así como el tratamiento con inmunomoduladores

(interleuquina 2, interferón alfa, etc.) amiodarona,

carbonato de litio o inhibidores de tirosincinasa. También

modulan la aparición de la tiroiditis algunos factores

endógenos como la pubertad, el embarazo, la menopausia,

el envejecimiento, la vulnerabilidad emocional o el sexo femenino

2,3 .

Formas clínicas poco frecuentes

Distinguimos:

1. Tiroiditis de Hashimoto dolorosa en la que predomina

el dolor cervical. La histología es típica de la tiroiditis linfocítica,

sin que se detecten la presencia de células gigantes ni

granulomas 5 .

2. Hashitoxicosis. En ocasiones raras los pacientes comienzan

con una fase hipertiroidea asociada a una glándula

dura y anticuerpos antitiroideos muy elevados. El curso clínico

y la histología establecen la diferencia con la enfermedad

de Graves 6 .

Complicaciones

El antecedente de tiroiditis de Hashimoto es más frecuente

en los pacientes con linfoma tiroideo que en la población

sana, pero esto no debe constituir una señal de alarma, porque

su aparición es extraordinariamente infrecuente 2 . Por

ello, un crecimiento rápido del bocio indicará la necesidad de

llevar a cabo una biopsia. Algunos estudios asocian la tiroiditis

linfocítica con infertilidad 7,8 y encefalitis 9 .

744 Medicine. 2013;12(13):742-53


TIROIDITIS

Diagnóstico

Laboratorio

Se debe medir la concentración circulante de tirotropina

(TSH) y, si está alterada, se añadirá la determinación de tiroxina

(T4) libre. Su resultado reflejará el estado funcional

de la glándula: eutiroidismo (TSH normal) o hipotiroidismo

(TSH elevada). Este será subclínico (T4 normal) o clínico

(T4 baja). En el hipotiroidismo no suele ser necesario conocer

el valor de la triyodotironina (T3) 1,2,4 .

Si bien no son patognomónicos, en la práctica el diagnóstico

lo proporcionan los títulos altos de AcTPO (90%) y

AcTg (20-50%) 2 .

Gammagrafía

No es útil para el diagnóstico 1 .

Ecografía

No es imprescindible para el diagnóstico, pero la imagen de

una glándula hipoecogénica, heterogénea e hipervascular es

muy sugestiva del cuadro 10 .

Citología

El aspirado contiene células propias de la infiltración linfocitaria.

Es frecuente observar células de Hürthle 1,2 .

Histología

La histología es reveladora y proporciona el diagnóstico de

certeza. Hay infiltrado característico con linfocitos, macrófagos

y células plasmáticas, así como presencia de centros germinales.

Es también frecuente observar células foliculares

con el rasgo oncocítico (células de Hürthle) y escaso coloide.

La evolución conduce progresivamente a la atrofia de los folículos

y fibrosis (fase de tiroiditis atrófica) 1,2 .

Tratamiento

Levotiroxina

Cuando se establece el hipotiroidismo franco (o se alcanzan

valores de TSH por encima de 10 U/ml) se inicia tratamiento

con levotiroxina. Algunos autores también aconsejan

iniciar tratamiento con levotiroxina en los pacientes con hipotiroidismo

subclínico y altos niveles de anticuerpos 11 . El

objetivo es normalizar los niveles de TSH 1,2 .

Selenio

Algunos estudios sugieren que el tratamiento con selenio

(200 g al día) reducen los títulos de anticuerpos antitiroideos

12 , pero este hallazgo no ha sido confirmado por otros

autores 13 . No obstante, un metaanálisis recomienda dar suplementos

de selenio como terapia adyuvante a los pacientes

con tiroiditis de Hashimoto 14 .

Evolución

La elevación de los AcTPO circulantes suele preceder en

varios años el desarrollo del hipotiroidismo cuyo establecimiento

suele ser paulatino 11 . Inicialmente aparece la

disfunción subclínica. Se considera que aproximadamente

el 5% de los pacientes con hipotiroidismo subclínico evolucionan

a la fase clínica cada año 1,4 . El proceso es irreversible.

El deterioro progresivo de la función tiroidea

obliga a realizar determinaciones seriadas (TSH y T4 libre)

cada 6-12 meses para ajustar el tratamiento sustitutivo

1 .

Tiroiditis aguda (supurada, piógena,

infecciosa, bacteriana o absceso

tiroideo)

Etiología

La tiroiditis aguda tiene una causa infecciosa. Es una entidad

rara porque en el tiroides existen factores protectores contra

la colonización por gérmenes. La glándula está bien irrigada,

posee un amplio sistema de drenaje y tiene una alta concentración

de yodo 2,15 .

Los agentes causales más comunes son bacterias, entre

las que destacan Staphilococo aureus, Streptococo pyogenes y

Streptococo pneumoniae. Sin embargo también pueden ser ocasionadas

por micobacterias. La tiroiditis tuberculosa se ha

descrito, aunque es muy rara. Las infecciones por hongos son

excepcionales y puede ocurrir en pacientes inmunocomprometidos

2,15 .

Existen factores predisponentes para desarrollar la infección.

Entre los locales se encuentran la existencia previa de

una enfermedad del tiroides. En ocasiones la infección puede

extenderse desde un foco cercano. Entre los factores sistémicos

las tiroiditis agudas se han relacionado con el antecedente

de sepsis, endocarditis aguda, la presencia de otros focos

infecciosos o la inmunosupresión 2,15 .

Clínica

Las tiroiditis agudas pueden ocurrir a cualquier edad, pero es

más frecuente en los niños menores de 10 años, en los adultos

jóvenes o en los ancianos debilitados. En los niños es más

frecuente la infección del lóbulo izquierdo y se suele asociar

a infecciones o fístulas del seno piriforme 15 .

Los primeros síntomas suelen preceder dos semanas al

diagnóstico. Existe fiebre y sensación de quebrantamiento

general. Lo característico es la presencia los signos clásicos

de la inflamación aguda: calor, dolor, rubor y tumor. Hay un

aumento de la sensibilidad local con inflamación de la cara

anterior del cuello 2,15 .

El paciente suele mantener el cuello flexionado hacia el

tórax para relajar los músculos pretraqueales. En la exploración

se observa bocio que inicialmente es firme para fluctuar

posteriormente a medida que progresa la formación del absceso.

No suele acompañarse de signos de disfunción tiroidea.

Medicine. 2016;12(13):742-53 745


ENFERMEDADES ENDOCRINOLÓGICAS Y METABÓLICAS (I)

Diagnóstico

Laboratorio

El hemograma mostrará la leucocitosis característica de la

infección bacteriana, así como la presencia de los reactantes

de fase aguda: elevación de la velocidad de sedimentación

globular (VSG), o de la proteína C reactiva (PCR). Tanto la

tiroxina (T4) como la triyodotironina (T3) circulante suelen

ser normales.

Los hemocultivos pueden ser positivos en una minoría

sustancial de pacientes.

Gammagrafía

Lo característico es la presencia de un nódulo frío.

Ecografía

Ayuda a detectar la localización de quistes o abscesos y, sobre

todo, proporciona la información necesaria para llevar a cabo

la punción y aspiración con aguja fina (PAAF) con objeto de

poder realizar estudio citológicos y microbiológicos.

Pruebas de imagen

Tanto la radiografía simple como la tomografía computadorizada

de cuello son útiles para detectar edema de la zona

afecta y desviaciones traqueales. En el caso de detectar aire

hará que sospechar que la infección está causada por gérmenes

anaerobios.

Citología

La PAAF es la prueba diagnóstica de elección. Se obtiene un

aspirado purulento que debe teñirse con Gram y cultivarlo.

Diagnóstico diferencial

Adenitis cervical

El diagnóstico diferencial se alcanza al comprobar la diferente

localización.

Quiste tirogloso

Se distingue por la localización.

Higromas quísticos o quistes branquiales

El higroma suele diagnosticarse en niños menores de 2 años

(a esta edad son raras las infecciones del tiroides) y no se

desplazan con la deglución. Los quistes branquiales suelen

ser posteriores al ángulo de la mandíbula.

Quistes dermoides

Los quistes dermoides generalmente son suprahioideos.

Tiroiditis subaguda

Ambas tiroiditis (aguda y subaguda) comparten la presencia

de un dolor cervical agudo, pero las manifestaciones sistémicas

de la subaguda no son tan intensas como en la tiroiditis

aguda bacteriana. El dolor de la tiroiditis aguda suele ser unilateral,

mientras que en la subaguda afecta simétricamente a

toda la glándula. Adicionalmente en la tiroiditis subaguda

existe disfunción tiroidea.

Hemorragia de un quiste tiroideo

Puede producir inflamación y dolor en el tiroides, pero no

existe el componente sistémico.

Tiroiditis autoinmune crónica y enfermedad de Graves

En ocasiones puede plantear dudas en el diagnóstico en el

caso de que se produzca un crecimiento rápido del bocio.

Los resultados de las exploraciones complementarias facilitan

la distinción de los cuadros.

Tratamiento

La terapia antibiótica se basará en los hallazgos microbiológicos.

En el caso de que no se disponga de cultivos y antibiograma

se emplearán antibióticos de amplio espectro. Generalmente

responden a cloxaciclina (1 g/6 horas) o cefazolima

(2 g/8 horas) por vía intravenosa. En los niños se recomienda

tratar con clindamicina y posterior drenaje quirúrgico 15 .

En los casos en los que es posible, tras localizar la lesión

mediante ecografía, se debe realizar un drenaje quirúrgico

mediante incisión y drenaje de las zonas fluctuantes.

Tiroiditis subaguda de De Quervain

(subaguda, granulomatosa, de células

gigantes, no supurada)

Epidemiología

Es una enfermedad relativamente rara. Corresponde al 5%

de la enfermedad tiroidea clínica. Suele ocurrir entre la tercera

y sexta década de la vida y es más frecuente en mujeres

(5 a 1). Su incidencia es de 5 casos por cada 100.000 personas/año

y aumenta durante el verano 2,16 .

Etiología

No se conoce con certeza el agente etiológico, pero existe

una altísima sospecha de que tenga un origen vírico 2,15 .

Fisiopatología

Para comprender la clínica, los resultados de las pruebas

diagnósticas, así como las herramientas terapéuticas que son

útiles, es fundamental conocer la fisiopatología de la tiroiditis

subaguda. El proceso inflamatorio genera una liberación

masiva de las hormonas tiroideas (T3 y T4) almacenadas en

los folículos al torrente circulatorio (no hay, por tanto, un

aumento de la síntesis de hormonas tiroideas). Este aporte

causa la fase de tirotoxicosis inicial. Dada la prolongada liberación

y vida media de la T4 (una semana) esta fase es muy

duradera. La glándula, como consecuencia de la agresión inflamatoria,

pierde temporalmente la capacidad funcional y se

produce la fase hipotiroidea. La recuperación funcional del

tiroides se produce al cabo de varias semanas, cuando la glándula

es capaz de sintetizar de nuevo T3 y T4 (fig. 2) 2 .

746 Medicine. 2013;12(13):742-53


TIROIDITIS

Clínica

Se comienza con un cuadro agudo de catarro, malestar general,

anorexia, mialgias, astenia y febrícula y los síntomas sistémicos

persisten durante las primeras semanas. Posteriormente

aparece dolor cervical (rasgo más característico) que

se irradia a la mandíbula, occipucio y oído. El dolor suele

afectar a todo el tiroides y se agrava con la tos 2,15 .

En el inicio aparecen las manifestaciones de tirotoxicosis

(nerviosismo, taquicardia, temblor, intolerancia al calor, diarreas,

etc.). Entre 4 y 10 semanas después aparece el hipotiroidismo,

que durará entre 8 y 10 semanas. Las formas completas,

con las dos fases claramente diferenciadas, ocurren en el 50%

de los pacientes. En otros casos aparecen formas incompletas.

Durante la exploración física se encuentra un crecimiento moderado

del tiroides que es extraordinariamente doloroso y sensible

al tacto. No se observan signos locales de inflamación.

El curso de la enfermedad suele prolongarse entre 4 y 6

meses (aunque ocasionalmente se extiende durante un año).

La recuperación es total en el 95% de los casos.

Diagnóstico

La clínica (especialmente por la presencia de dolor cervical)

es lo suficientemente característica para alcanzar una alta

sospecha diagnóstica. Las exploraciones complementarias

ayudan a confirmar la sospecha clínica 2 .

Laboratorio

Durante las fases iniciales la determinación de T3, T4 libre

y tiroglobulina (Tg) en suero muestran valores elevados,

mientras que la TSH está disminuida. La ratio T4/T3 es generalmente

mayor de 20. Es característica la franca elevación

de la VSG (superior a 100 mm/hora) así como la PCR y

puede haber leucocitosis. La evolución de las hormonas en el

tiempo queda reflejada en la figura 2.

Los anticuerpos antitiroideos son raramente positivos

(10-20% de los casos) 2 .

Gammagrafía

En la fase inicial de tirotoxicosis existe una importante disminución

en la captación del radiofármaco (menos de 5%).

A partir de la vigésima semana cabe esperar una recuperación

en la captación del radiofármaco. Este comportamiento

se observa tanto con isótopos procedentes del yodo ( 131 I o

123

I) como con 99m Tc. La ventaja de este último es que se administra

por vía endovenosa y puede realizarse la lectura a

los 20-30 minutos, lo que agiliza notablemente el diagnóstico

diferencial (y por tanto el tratamiento) en los pacientes

con clínica y bioquímica de tirotoxicosis (fig. 3).

Ecografía

En la tiroiditis subaguda la glándula es hipoecogénica y la

glándula tiene una vascularización de normal a baja.

Citología

No suele ser necesaria para el diagnóstico. En caso de dudas

puede confirmarlo hasta en el 90% de los casos al observar

Aumentado

Normal

T4

Tg

B C

TSH

Disminuido

Captación por radiofármaco

0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 Meses

T4

T4

T4 T4

Fig. 2. Curso clínico de las tiroiditis subagudas (dolorosa, silente y posparto).

Todas las tiroiditis subagudas siguen un patrón trifásico similar. Inicialmente

existe una liberación masiva de las hormonas tiroideas (T4) y de la tiroglobulina

(Tg) almacenadas en la glándula (A), lo que genera una elevación

importante de su concentración circulante: fase de tirotoxicosis. El exceso

de T4 inhibe fisiológicamente la secreción de tirotropina (TSH), por lo que

desaparece del torrente circulatorio. En esta fase inicial la glándula (como

fruto de la destrucción inflamatoria) pierde la capacidad para almacenar los

isótopos radiactivos, por lo que la gammagrafía mostrará una ausencia de

captación. Durante el trascurso de las semanas siguientes se degrada toda

la T4 que ha ido liberándose y el paciente (tras un fugaz estadio de eutiroidismo)

entra en la segunda fase (hipotiroidismo), ya que la T4 circulante

desciende por debajo de los valores de normalidad (B). En esta fase, como

respuesta fisiológica, la hipófisis aumenta notablemente la producción de

TSH con el objeto de estimular la producción de T4 por parte de una glándula

tiroides que todavía no es capaz de sintetizar de nuevo T4. Paulatinamente,

al cabo de varios meses, el tiroides recupera su capacidad para sintetizar

hormonas (C) y se restablece la función tiroidea normal.

la presencia de los característicos granulomas y células gigantes

en una muestra compuesta por un infiltrado mixto y

polimorfo.

Histología

Existe un patrón irregular, con varios estadios que en ocasiones

coexisten. Hay destrucción de folículos, bandas de fibrosis,

extravasación de coloide e infiltración por linfocitos e

histiocitos que se agrupan formando células gigantes multinucleadas,

que son típicas de esta entidad. Con el tiempo

aparece fibrosis y áreas de regeneración, hasta la resolución

del cuadro.

Diagnóstico diferencial

A

Otras causas de tirotoxicosis: enfermedad de Graves

y adenoma hiperfuncionante

El diagnóstico diferencial entre las diferentes formas de tirotoxicosis

es importante porque el tratamiento de cada entidad

es diferente. La T3 generalmente está menos elevada en

la tiroiditis subaguda que en la enfermedad de Graves-Basedow.

La franca elevación de la VSG orientará hacia la tiroiditis

subaguda. Los anticuerpos estimuladores del tiroides

Medicine. 2016;12(13):742-53 747


ENFERMEDADES ENDOCRINOLÓGICAS Y METABÓLICAS (I)

(TSI), propios de la enfermedad de Graves, son negativos en

la tiroiditis subaguda. La ecografía con Doppler color describirá

una vascularización normal-baja en la tiroiditis subaguda,

mientras que en la enfermedad de Graves la glándula

es hipervascular 2 . No obstante, la mayor precisión diagnóstica

la proporciona la gammagrafía, tal como se ilustra en la

figura 3.

Globus histericum

Son pacientes que notan un «bulto» en el cuello. En estos

pacientes la molestia no se localiza en el tiroides.

Carcinoma anaplásico

En ocasiones esta neoplasia puede ser rápidamente progresiva.

Hemorragia de quiste o nódulo tiroideo

Las hemorragias del parénquima tiroideo pueden cursar con

dolor cervical, pero no se acompañan del componente inflamatorio

característico de las tiroiditis. Los datos de las exploraciones

complementarias ayudan a distinguir los dos cuadros

con facilidad.

Tratamiento

La enfermedad suele ser autolimitada y el tratamiento en la

fase inicial es sintomático. Generalmente el dolor responde

adecuadamente a los antiinflamatorios no esteroideos

(AINE) (ácido acetilsalicílico 500 mg cada 8 horas o acetaminofén

0,5 g cada 6 horas). Los AINE se irán reduciendo gradualmente

hasta suspenderlos en 4-6 semanas 2 . Si la enfermedad

fuese grave se puede recurrir a los corticoides

(prednisona 20 mg/12 horas/1-2 semanas). Dados los efectos

secundarios de los corticoides 17 , se ha visto que pautas menos

agresivas (prednisona 15 mg/24 horas/2 semanas) con reducción

posterior de 5 mg por día durante dos semanas son

igualmente eficaces 18 . El dolor debe resolverse en 24-48 horas.

Si reaparecen los síntomas se puede continuar otro mes

con el mismo tratamiento.

Si fuese necesario controlar los síntomas de tirotoxicosis

se pueden administrar bloqueadores beta (propanolol

10-40 mg/8 horas). No tiene ningún sentido pautar antitiroideos

2 .

En la fase de hipotiroidismo, si hubiese síntomas, se pueden

administrar suplementos de levotiroxina (50-100 g/día) 1 .

Normal

Tiroiditis

Enfermedad de

Graves (bocio

difuso)

Adenoma

hiperfuncionante

A B C D

Fig. 3. Utilidad de la gammagrafía en el diagnóstico diferencial de las tirotoxicosis. La gammagrafía es la herramienta diagnóstica con mayor especificidad para realizar

el diagnóstico diferencial en los pacientes con valores hormonales circulantes propios de tirotoxicosis (TSH suprimida y elevación de T4 libre). En la gammagrafía normal

(A) el radiofármaco se concentra en la glándula, que muestra una captación uniforme por parte de ambos lóbulos tiroideos. Además es característico que el isótopo sea

atrapado también por las glándulas salivares. En las tirotoxicosis, la gammagrafía distingue claramente entre las tiroiditis (B), la enfermedad de Graves-Basedow (C) o el

adenoma hiperfuncionante (D). En las tiroiditis (B) no se observa la glándula en el cuello: la célula inflamada no es capaz de atrapar el radiofármaco. En contraste se

observa un aumento de captación radiometabólica por parte de las glándulas salivares. En la enfermedad de Graves (C) hay una intensa captación por parte de todo el

tiroides, dibujándose la característica mariposa en el cuello y no hay captación por parte de las glándulas salivares. En el adenoma hiperfuncionante (D) se resalta únicamente

el tejido hiperactivo que inhibe la captación por parte del resto de las glándulas tiroidea y salivares. Las gammagrafías de esta figura están realizadas con

99m

Tc. La ventaja de este radiofármaco es que se administra por vía endovenosa y puede realizarse la lectura a los 20-30 minutos, lo que agiliza notablemente el diagnóstico

diferencial (y por tanto el tratamiento) en los pacientes con clínica y bioquímica de tirotoxicosis.

748 Medicine. 2013;12(13):742-53


TIROIDITIS

No obstante, muchas veces no es necesario porque la fase hipotiroidea

es ligera y transitoria 2 .

Evolución

La enfermedad evoluciona por fases. En el inicio existe tirotoxicosis

franca y al cabo de varias semanas se entra en la fase

hipotiroidea (fig. 2). Este curso clínico aconseja realizar determinaciones

periódicas (cada 4-6 semanas) de función tiroidea,

para detectar el momento en que se entra en la fase

de hipotiroidismo y determinar cuándo se ha superado la

enfermedad. Entre el 5-10% de los casos desarrollan un hipotiroidismo

permanente posterior. Aunque se han descrito,

las recidivas son raras 2 .

Tiroiditis silente (indolora, subaguda

linfocítica)

Epidemiología

La enfermedad aparece en las edades medias de la vida

(30-50 años) y es dos veces más frecuente en mujeres 2,19 . Actualmente

el diagnóstico se corresponde un 1-5% de todos

los casos de tirotoxicosis.

Etiología

Probablemente se trata de una forma subaguda de la tiroiditis

de Hashimoto. Se le otorga un origen autoinmune 2,19 .

Clínica

Tiene un curso clínico de varios meses similar a la tiroiditis

subaguda de De Quervain. No obstante, lo característico es

que en la tiroiditis silente no aparece dolor cervical (propio

de la de De Quervain) y, en general, la sintomatología de la

disfunción tiroidea suele ser más ligera 2 . Es muy probable

que, dada la liviandad de las manifestaciones, esta entidad

pase frecuentemente desapercibida (fig. 2).

La exploración del cuello puede descubrir un ligero bocio

que no es doloroso. Se debe preguntar por el antecedente

de toma de productos ricos en yodo (tales como contrastes

radiológicos) o fármacos como amiodarona o litio, pero es

raro encontrarse antecedentes de la toma previa de fármacos

ricos en yodo 19 .

Diagnóstico

Laboratorio

Al igual que en la tiroiditis de De Quervain, dependiendo de

la fase de la enfermedad se encontrarán las hormonas propias

de la fase de tirotoxicosis, eutiroidismo o hipotiroidismo. Los

valores circulantes de tiroglobulina están altos y pueden permanecer

elevados hasta 2 años, lo que indica la persistencia

de la tiroiditis. La VSG se eleva en la mitad de los pacientes,

pero raramente más de 50 mm/hora. En el hemograma puede

aparecer leucocitosis e hiperproteinemia 2 .

El 50-60% de los pacientes tienen altos títulos de

AcTPO (generalmente más bajos que en la tiroiditis

de Hashimoto) y en el 25% se encuentran elevados AcTg.

Los TSI son negativos 2 .

Los valores de yoduria aumentan 4-5 veces por encima

del valor normal.

Gammagrafía

Igual que en otras tiroiditis subagudas (fig. 2).

Ecografía

Esta prueba descubre áreas hipoecoicas.

Citología

La PAAF mostrará rasgos característicos del proceso inflamatorio,

pero raramente se precisa llevarla a cabo 2 .

Histología

La anatomía patológica es la propia de una infiltración linfocítica,

similar a la que se encuentra en la tiroiditis autoinmune

crónica o la tiroiditis posparto. No se observan centros

germinales. Pueden encontrarse células de Hürthle 2 .

Diagnóstico diferencial

Otras causas de tirotoxicosis: enfermedad de Graves

y adenoma hiperfuncionante

Ver el apartado en tiroiditis subaguda de De Quervain.

Tirotoxicosis inducida por yodo

La presentación clínica de ambos cuadros puede ser indistinguible

y además en ambas entidades la gammagrafía muestra

una captación del radiofármaco muy baja. Conocer los antecedentes

es importante. La determinación de la yoduria

orientará el diagnóstico, ya que está considerablemente aumentada

en la tirotoxicosis inducida por yodo. En casos necesarios

también se puede recurrir a la citología que mostrará

los rasgos propios de la infiltración linfocítica en la

tiroiditis silente 2 .

Tirotoxicosis facticia

La toma subrepticia de levotiroxina puede presentarse con

rasgos similares a la tiroiditis silente. El dato que distingue

las dos entidades es el valor circulante de la Tg. En la tiroiditis

silente se encuentra elevada, mientras que en la tirotoxicosis

facticia la Tg está baja.

Tratamiento

La tiroiditis silente no suele requerir medicación antiinflamatoria,

aunque en los casos severos puede hacerse uso de

AINE. Si los síntomas de la tirotoxicosis son notorios pueden

darse bloqueadores beta (propanolol) durante las prime-

Medicine. 2016;12(13):742-53 749


ENFERMEDADES ENDOCRINOLÓGICAS Y METABÓLICAS (I)

ras semanas. Las pautas son similares a las que se administran

en la tiroiditis de De Quervain 2 .

El tratamiento del hipotiroidismo posterior dependerá

de la sintomatología y de la severidad del cuadro. Cuando la

TSH permanece elevada más de seis meses indica que probablemente

el hipotiroidismo será permanente.

Evolución

El hipotiroidismo permanente ocurre entre el 5 y el 20%

de los pacientes. Por ello se recomienda seguir la evolución,

mediante determinaciones periódicas (cada 2-3 meses)

de función tiroidea (TSH puede ser suficiente) durante

1-2 años, para determinar si aparece bocio o hipotiroidismo

1,2,19 .

Tiroiditis posparto (tiroiditis indolora

posparto)

Epidemiología

La prevalencia de la tiroiditis posparto varía entre el 1 y 20%

(prevalencia media 8%) 20 . No obstante, es más frecuente

(25-50%) en las mujeres seropositivas, mientras que solo el

0,5% de las seronegativas desarrollan la enfermedad 21 . Además

se calcula que el 70% de las mujeres con un episodio

previo recurrirán en un embarazo posterior 21 .

Etiología

Se piensa que es una variedad de la tiroiditis silente que aparece

en el posparto 2 .

Fisiopatología

La tiroiditis autoinmune subyacente se agrava tras el restablecimiento

inmunológico que sigue a la inmunosupresión

propia del embarazo. Los títulos de anticuerpos antitiroideos

disminuyen normalmente durante la gestación y alcanzan el

nadir en el parto, para aumentar posteriormente en el periodo

posparto alcanzando el zénit en el tercer o cuarto mes tras

el parto 22 .

Diagnóstico

Laboratorio

Los hallazgos son superponibles a lo que se encuentra en la

tiroiditis silente, si bien los AcTPO son positivos en el 95%

de los casos 2 .

Gammagrafía

Los hallazgos son similares a los de la tiroiditis silente. En el

caso de que la mujer mantenga la lactancia, se recomienda

usar 99m Tc (por su breve vida media) o 123 I que emite solo

radiación gamma y su vida media son unas 13 horas. En estos

casos se recomienda suspender la lactancia entre 1 y 3 días.

Los hallazgos en la ecografía, citología e histología son

similares a la tiroiditis silente.

Diagnóstico diferencial

El principal se realizará con la depresión posparto. La prevalencia

de la depresión posparto es del 10%, aproximadamente.

No está demostrado que se asocie a tiroiditis posparto o a

hipotiroidismo 21 .

Tratamiento

El manejo es similar al de la tiroiditis silente 2 . Algunos datos

indican que la toma de 200 g de selenio al día mejora la

evolución de la enfermedad 21 .

Evolución

En el 70-80% de los casos la enfermedad es autorresolutiva.

Debe prestarse especial atención a los partos posteriores, ya

que las recurrencias son frecuentes 23 .

Tiroiditis de Riedel (tiroiditis fibrosa)

Epidemiología

Es una entidad muy rara. Se estima que la prevalencia es de

un caso por cada 100.000 habitantes. Es tres veces más frecuente

en las mujeres y ocurre en la edad media de la vida 2,24 .

Clínica

La tiroiditis posparto ocurre entre los 2 y 6 meses tras el

parto. Sus manifestaciones suelen ser leves, por lo que puede

pasar desapercibida.

La forma clásica (30% de los casos) comienza con una

fase de tirotoxicosis (entre 1-2 meses) seguida de un hipotiroidismo

transitorio (4-6 meses), para volver a la normalidad

al cabo de varios meses. Hay formas incompletas con solo

tirotoxicosis (30%) o solo hipotiroidismo (40%) 21 (fig. 2).

Etiología

Su origen es desconocido 2 . La glándula se encuentra invadida

por una intensa fibrosis con desaparición del tejido tiroideo

normal. Se considera que es una manifestación local de

una fibroesclerosis sistémica del tejido conjuntivo. En el

30-40% de los casos se puede observar fibrosis idiopática en

otras localizaciones: retroperitoneal, mediastino, colédoco,

páncreas, etc. Se ha asociado con enfermedades sistémicas

relacionadas con IgG4 24 .

750 Medicine. 2013;12(13):742-53


TIROIDITIS

Clínica

Su manifestación clínica más característica es la aparición de

un bocio de dureza pétrea, fijo e indoloro 2 . Su progresión es

insidiosa y lenta (entre 1 y 2 años desde el comienzo de los

síntomas hasta el diagnóstico). Inicialmente la función tiroidea

no está comprometida hasta que se desarrolla el hipotiroidismo.

Pueden aparecer síntomas de hipoparatiroidismo 24 .

Diagnóstico

Laboratorio

La función tiroidea puede estar normal o disminuida. La tiroglobulina

y la VSG suelen ser normales. Puede encontrarse

una ligera leucocitosis. En aproximadamente la mitad de

los casos se encuentran AcTPO altos. También es propio

hallar valores elevados de IgG4 en suero 24 .

Gammagrafía

El radiofármaco dibuja una captación baja con patrón heterogéneo.

Ecografía

La glándula es difusa, hipoecoica y está hipovascularizada.

Citología

El estudio citológico no suele llevarse a cabo por la dureza

que dificulta hacer la punción.

Histología

Existen 4 criterios para establecer el diagnóstico de tiroiditis de

Riedel: a) presencia de un proceso inflamatorio en el tiroides

(con una pequeña cantidad de coloide en una matriz densa de

tejido conectivo hialinizado) con extensión a los tejidos circundantes;

b) el infiltrado no debe contener células gigantes, folículos

linfoides, oncocitos ni granulomas; c) debe haber evidencia

de flebitis oclusiva y d) No debe haber rasgos de malignidad 24 .

Diagnóstico diferencial

Carcinoma de tiroides

La dureza de la glándula obliga a plantearse el diagnóstico

diferencial con enfermedades malignas (carcinoma anaplásico,

linfoma o sarcoma).

Variante fibrosa de tiroiditis de Hashimoto

Esta forma aparece en el 10% de las tiroiditis de Hashimoto.

Para distinguir los dos cuadros se debe tener en cuenta el

título de anticuerpos (más alto en la tiroiditis de Hashimoto)

y los rasgos anatomopatológicos.

Tratamiento

Médico

El tratamiento es crónico (meses) y se basa en administrar

corticoides (prednisona 15-60 mg/día). Se puede asociar a

tamoxifeno (10-20 mg/día) o metrotrexate. Si aparece hipotiroidismo

deberá reponerse la hormona 24 .

Quirúrgico

Es el tratamiento de elección. Cuando la tiroidectomía total

no es posible suele realizarse istmectomía para liberar la presión

del tejido conectivo 2,24 .

Radioterapia

A pesar de que se ha empleado anecdóticamente en dosis

bajas, existe poca información sobre su eficacia.

Evolución

La mortalidad por síntomas compresivos sobre la tráquea

alcanza hasta el 6-10% de los casos.

Tiroiditis por amiodarona

Epidemiología

Aparece entre el 10%30% de los pacientes que toman el fármaco.

Es más común en varones 25 .

Fisiopatología

Amiodarona, cuya vida media es de 100 días, tiene cierta homología

estructural con las hormonas tiroideas. El 37,2% de

la molécula de amiodarona es yodo. Un tratamiento con

amiodarona libera entre 7 y 20 mg de yodo diariamente a la

circulación, lo que constituye entre 50 y 100 veces la dosis de

yodo recomendada (0,15-0,30 mg/día). Adicionalmente la

amiodarona inhibe la desyodasa tipo I que convierte de T4

en T3 26 .

Clínica

Amiodarona puede generar tanto tirotoxicosis como hipotiroidismo

26 . En las zonas con déficit de yodo es más frecuente

que amiodarona produzca hipertiroidismo.

Hipotiroidismo

El hipotiroidismo suele ser subclínico y muchas veces se

asienta en pacientes con enfermedad tiroidea latente. Generalmente

ocurre a los 6-12 meses del inicio del tratamiento.

Tirotoxicosis

Se han descrito dos tipos de presentación de tirotoxicosis por

amiodarona (I y II), aunque también pueden existir formas

mixtas (tabla 2) 25 .

1. Tipo I. Semeja la enfermedad de Graves.

2. Tipo II. Se produce un proceso inflamatorio-destructivo.

Raramente el tipo II puede presentar dolor cervical,

fiebre u otros síntomas sistémicos. A veces el cuadro es autolimitado

y son raras las recurrencias. En este tipo, tras la fase

Medicine. 2016;12(13):742-53 751


ENFERMEDADES ENDOCRINOLÓGICAS Y METABÓLICAS (I)

TABLA 2

Diagnóstico diferencial y tratamiento de la tirotoxicosis inducida por amiodarona

Tipo I

Tipo II

Condición

Bocio nodular tóxico Enfermedad de Graves Tiroiditis destructiva

Exceso de yodo en áreas endémicas

Tiroiditis destructiva inflamatoria

Criterio clínico

Condición tiroidea basal Tiroides nodular Graves latente Tiroides normal

Examen tiroideo Tiroides nodular Tiroides normal o bocio difuso Normal o difuso

Duración del tratamiento con amiodarona Corto (1-2 años) Largo (> 2 años)

Laboratorio

Función tiroidea Tirotoxicosis Tirotoxicosis

Autoanticuerpos Ausentes Presentes Generalmente ausentes

IL-6 Normal, baja o elevada Muy alta (solo en zonas con déficit de yodo)

Pruebas de imagen

Ecografía Uno o más nódulos Bocio difuso Patrón heterogéneo, hipoecoico o bocio pequeño

Eco Doppler color Flujo aumentado o normal Flujo disminuido

Captación yodo 24 h

Bajo en áreas no endémicas, pero

puede ser normal o alto

en áreas endémicas.

Muy bajo (< 5%)

Gammagrafía con MIBI Retención en el tiroides Captación ausente

Tratamiento

Suspender amiodarona (si es posible)

Antitiroideos Metimazol o propiltiouracilo No son eficaces

Corticoides No suele ser necesario Prednisona (30-60 mg/d)

Litio Puede ser eficaz Puede ser eficaz

I 131 Puede ser eficaz No es eficaz

Perclorato o ácido iopanoico* Puede ser necesario Suele ser eficaz

Cirugía Puede ser necesaria En casos de que no responda al tratamiento médico

Evolución

Hipotiroidismo posterior Improbable Frecuente

Remisión espontánea No Posible

IL-6: interleuquina 6. La determinación de IL-6 no suele utilizarse en la práctica clínica y los laboratorios no la determinan de forma rutinaria. MIBI: metayodo-bencil-guanidina. * El ácido iopanoico,

desgraciadamente, ha dejado de comercializarse en España.

de tirotoxicosis puede seguir una fase de hipotiroidismo antes

de la recuperación.

Diagnóstico

Las hormonas (TSH y T4 libre) reflejarán la disfunción tiroidea.

Las pruebas de imagen (tanto la gammagrafía como

la ecografía) ayudan al diagnóstico diferencial entre los dos

tipos de tirotoxicosis por amiodarona.

Diagnóstico diferencial

Otras causas de hipotiroidismo

El antecedente del tratamiento con el fármaco orienta el

diagnóstico.

Otras causas de tirotoxicosis

Al igual que en el hipotiroidismo, el antecedente del tratamiento

con amiodarona es clave para el diagnóstico.

El principal objetivo consiste en diferenciar los dos tipos

de tirotoxicosis (I y II), ya que el tratamiento es distinto

(tabla 2).

Tratamiento

Prevención

Antes de comenzar el tratamiento con amiodarona se recomienda

evaluar la función tiroidea y la presencia de anticuerpos

antitiroideos. Este último dato indicará que existe predisposición

para el desarrollo de tirotoxicosis tipo I.

Posteriormente durante el primer año de tratamiento debe

medirse la TSH cada 2-3 meses y posteriormente cada 3-6

meses 26 .

Hipotiroidismo

El hipotiroidismo se trata con L-tiroxina (25-50 g/día), sin

ser necesario suspender la administración de amiodarona.

Tirotoxicosis

Mientras llegan los resultados que permiten distinguir los

dos tipos (tabla 2), se debe iniciar tratamiento con metimazol

y prednisona.

El tratamiento con amiodarona puede generalmente

mantenerse en el tipo I. Muchos autores recomiendan suspender

amiodarona en el tipo II y, a veces, este puede ser el

único tratamiento, ya que la enfermedad se resuelve espontáneamente

en 3-5 meses en el 20% de los casos. Si la arrit-

752 Medicine. 2013;12(13):742-53


TIROIDITIS

mia persiste y se requiere introducir de nuevo amiodarona,

se recomienda administrar de forma preventiva un tratamiento

con radioyodo una vez que la captación de yodo por

el tiroides se ha normalizado 25 .

El tratamiento de elección en la tipo I son los antitiroideos

de síntesis en altas dosis: carbimazol o metimazol

(40-80 mg/día).

El mejor tratamiento en la tipo II es prednisona

(30-60 mg/día). Se debe ir reduciendo progresivamente la

dosis. Los bloqueadores beta pueden ser de ayuda, especialmente

si hay taquiarritmias. El ácido iopanóico (que desgraciadamente

ha dejado de comercializarse en España) ayuda a

resolver el cuadro en pocas semanas, pero con menor eficacia

que los corticoides. Estaría recomendado su uso en el caso de

falta de respuesta en 2-3 meses. Se ha sugerido también tratar

con litio, aunque la experiencia es más limitada.

La ausencia de respuesta a un fármaco solo (antitiroideos

o corticoides) hará pensar en la posibilidad de formas mixtas

y se deberá hacer una prueba de tratamiento combinado con

ambos fármacos. Si aun así fracasase el tratamiento médico al

cabo de pocas semanas, se deberá pensar en la necesidad de

un tratamiento quirúrgico (tiroidectomía total).

Conflicto de intereses

Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.

Responsabilidades éticas

Protección de personas y animales

Los autores declaran que para esta investigación no se han

realizado experimentos en seres humanos ni en animales.

Confidencialidad de los datos

Los autores declaran que en este artículo no aparecen datos

de pacientes.

Derecho a la privacidad y consentimiento

informado

Los autores declaran que en este artículo no aparecen datos

de pacientes.

Bibliografía

Importante Muy importante

Metaanálisis

Artículo de revisión

Ensayo clínico controlado

Guía de práctica clínica

Epidemiología

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