PORTAFOLIO - HISTORIA Y TEORIA DE LA ARQUITECTURA II (Arthur Duval 1_2020)
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El trabajo ficticio de Cabello nos lleva a lidiar con tres momentos
de la segunda mitad del siglo. Por un lado, se trata del momento
histórico representado por el escritor en sus novelas y que los
cronistas han llamado "Lima antigua", en otras palabras, la ciudad
antes de la guerra en el Pacífico. Llamamos a esta vez el "tiempo
de las ficciones". Una segunda época corresponde a la guerra
misma, un momento de inflexión y retirada. Nos centraremos en
la importancia de la ocupación de Lima (enero de 1881 a diciembre
de 1883) para los habitantes de la capital. Esta etapa no es
solo una crisis, sino también un momento para reflexionar sobre
las dificultades del Perú y sus causas profundas.
El tercer momento corresponde a la escritura, cuando se escriben
las seis novelas, después de la firma del armisticio de Ancón
(1883). Cabello contribuye al proceso de reconstrucción nacional
a través de la ficción como un medio más efectivo de transformación
social, según ella, que los artículos periodísticos de la década
de 1970.
3/ Los años de guerra (1879-1883)
El 5 de abril de 1879, Chile declaró la guerra a Perú.
Chile es una potencia militar, que Perú dejó de deberse a la reducción
en el gasto militar después de la presidencia de José
Balta. La crisis financiera está llevando a este desequilibrio,
aunque los reclamos chilenos de dominar el Océano Pacífico son
bien conocidos.
La región del desierto de Atacama, rica en salitre, explotada por
ingleses y chilenos, es objeto de mucha envidia. La propiedad de
la tierra y el derecho marítimo son obstáculos para la explotación
de los recursos en el continente y en el mar.
Una de las razones dadas para la derrota es el débil sentimiento
patriótico de los soldados peruanos. El ejército no es un ejército
profesional, y los combatientes luchan en nombre de un señor de
la guerra, por respeto, miedo y bajo la coacción del servicio militar
obligatorio. La población nativa formó la mayor parte de los
batallones, acostumbrados a marchas forzadas, subsistiendo de
la hoja de coca y poca comida. Las esposas de los soldados que
forman la retaguardia y se hacen cargo de la mayordomía. Los
soldados están abandonando en masa porque los hombres que
forman el ejército no obedecen un ideal patriótico, sino que han
sido reclutados por la fuerza.
La derrota solo prolonga el caos en el que se encuentra Perú:
parte del país está anexada, se han invertido enormes sumas en
vano en gastos militares. La guerra interrumpe el proceso de modernización
de la economía.
Los residentes de Lima que no han tomado las armas buscan refugio
en conventos, embajadas y consulados; la ciudad suspende
todas las actividades y se queda en silencio, sin la aplicación de la
ley para protegerla. Se saquean casas y se asesina a propietarios,
se producen actos de vandalismo en barrios de clase trabajadora
donde se encuentran tiendas y hogares. Las calles exhiben banderas
extranjeras para evitar hostilidades; La bandera peruana es
invisible.
Después de la instalación de algunas de las tropas en la capital,
las empresas dirigidas por extranjeros están reabriendo gradualmente,
porque tienen menos que temer. La ley marcial se aplica.
El ejército chileno permaneció en Lima hasta la firma del Tratado
de Ancón en octubre de 1883, que puso fin a la guerra. Los últimos
batallones extranjeros abandonaron el Callao en agosto de
1884.
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