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Hacia La Gloriosa Libertad

Siete reflexiones sobre los "textos garrote"

Siete reflexiones sobre los "textos garrote"

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HACIA LA GLORIOSA

LIBERTAD

DR. HUGO CÓRDOVA QUERO

7 reflexiones

sobre los

“textos

garrote”.


HACIA LA GLORIOSA LIBERTAD

Siete reflexiones sobre los “textos garrote”

4

Introducción

6

¿Cómo realizar estas

meditaciones?

7

Génesis 19.1-29

Sodoma, Gomorra y la (in)

hospitalidad.

10

12

Levítico 20.13

Poder y expectativas de género en

contexto.

Deuteronomio 23.17

Adoración a Yavé y prostitución

cúltica.

15

Romanos 1.27

Órdenes arcanos y mandatos sexuales

en disputa

Publicado 2020

IADLA Ediciones,

Carrera 24 #75a-39, Piso 2 Barrio Santa Sofía

Bogotá, Colomiba

&

Ministerios Reconciliadores en América Latina y el Caribe

280 1st Ave New York, NY. 10009

@2020 Hugo Córdova Quero

Diseño:

Ministerios Reconciliadores en América Latina y El Caribe

17

20

23

1 Timoteo 1.9-10

Masculinidades tóxicas e hijes de Dios

1 Corintios 6.9-10

Mandatos culturales y fe.

Apocalipsis 3.7-13

Una salvación eterna



Introducción

Muchos sectores conservadores del

cristianismo invocan a la Biblia Hebrea —

mal llamada «Antiguo Testamento»— y a

la Biblia Cristiana —mal llamada «Nuevo

Testamento» como excusa para legitimar

su discriminación contra las personas de la

diversidad sexo-genérica. La verdad es que

la Biblia no condena a estas personas. Lo

que existe son interpretaciones particulares.

En realidad, los textos que supuestamente

condenan a las personas queer —que

comúnmente conocemos como «textos

garrote» están sacados de su contexto

original y traídos a nuestro contexto a fin de

discriminar o agredir a otras personas. En

estudios religiosos decimos: «un texto fuera

de contexto, es un pretexto».

el único camino para comprender a Dios,

a Jesús, a María o a los textos sagrados.

El heterosexismo ha cercenado todo lo

que no entraba dentro de sus cánones.

Yo llamo a esas teologías discriminadas

como «teo(ideo)logías», porque encubren

su verdadera intención de funcionar como

«ideologías de odio».

El resultado de esta situación es que nos

han lastimado, perseguido y juzgado en

base a interpretaciones bíblicas que no

son lo que el texto originalmente buscaba

transmitir. Como personas de la diversidad

sexo-genérica que buscamos seguir la fe que

hemos recibido debemos volver a los textos

sagrados con otros ojos. Volvemos ya no con

la idea de que los textos sagrados son una

norma o un código legal a seguir sino que

contienen palabras de Dios que nos sanan y

nos dan esperanza.

de esa montaña de interpretaciones

secundarios que nos han lastimado tanto.

Mi esperanza es la misma de aquel varón

que encontró un tesoro escondido en un

campo, vende todo y lo deja todo porque

quiere tenerlo. Nosotrxs somos como

ese varón, debemos vender todas las

interpretaciones que han legado y dejar

toda atadura de culpa y vergüenza para

adentrarnos en el campo del texto bíblico

para encontrar ese tesoro escondido que

nos dará vida y esperanza. Jesús dijo que

la verdad nos hace libres.

Les invito a embarcarse en estas

meditaciones con la ayuda del Espíritu

Santo, en oración y con un corazón y una

mente abierta para recibir la palabra que

Dios ha colocado en esos textos sagrados.

Ruego a la Divinidad de muchos nombres

que les acompañe y que cure sus heridas

y de alimento espiritual a sus vidas. Así

se cumplirá en nosotrxs la promesa de

Jesús de que el propósito de su venida era

para que tengamos vida, y la tengamos en

abundancia (Jn 10.10). Es esa vida la que

nos hace caminar en la gloriosa libertad

de las hijos de Dios (Ro 8.21). Que así

sea.

Desde la década de 1950 en adelante,

muchos estudiosos de las escrituras

sagradas —tanto del cristianismo como del

judaísmo— han mostrado sobradamente que

los textos bíblicos han sido usados como

El propósito de estas meditaciones es ofrecer

legitimación de la LGBTIQ+-fobia —es

insumos que nos ayuden a reflexionar y orar

decir, el odio a las personas de la diversidad

junto con los textos sagrados de manera que

sexo-genérica— cuando en realidad no

podamos sanar las heridas del «bullying

fueron escritos originalmente con ese

escritural» que hemos padecido. Para ello,

propósito. En fondo, existe una tradición

vuelvo al contexto del texto para tratar de

occidental que dificulta ver la divinidad o

comprender su origen y el propósito de sus

los textos sagrados más allá de la ideología

mensajes. Lo hago con la idea y esperanza

cis-heteropatriarcal. Esta ideología —

de que como personas de la diversidad Dr. Hugo Córdova Quero

arraigada en todos los aspectos de la

sexo-genérica volvamos a enamorarnos 19 de agostoFestividad de Mariano

cotidianidad— ha sido internalizada como

de los textos sagrados que yacen debajo de Numidia, mártir (c. 260).

4 5



¿CÓMO

REALIZAR ESTAS

MEDITACIONES?

GÉNESIS 19.1-29

Sodoma, Gomorra y la (in)hospitalidad

«El Señor hizo llover fuego y azufre sobre Sodoma y Gomorra; las destruyó junto con todos los

que vivían en ellas, y acabó con todo lo que crecía en aquel valle». Génesis 19:24-25

Para que este material te sea de mejor provecho, te invito a que sigas la siguiente guía, la cual te

ayudará a obtener lo mejor de cada reflexión. Puedes elegir realizar una meditación cada día o

una vez por semana, de acuerdo a tus tiempos y actividades.

Ten a mano tu Biblia para leer el texto completo del pasaje de donde está

extraído el texto base de la reflexión.

Realiza una breve oración pidiendo la guía del Espíritu Santo para que

te ayude a entender y recibir el mensaje que el texto te quiere transmitir.

Confía en que Dios te seguirá hablando a tu corazón.

Lee cuidadosamente el pasaje de cada reflexión y luego comienza con la

lectura del comentario al texto base.

Busca en tu Biblia los pasajes que se citan o mencionan. Puedes anotarlos

en un anotador para volver a ellos más

Piensa en lo que has leído, esperando con un corazón abierto lo que Dios

ha de hacer nacer en tu comprensión y entendimiento. Reflexiona sobre lo

que Dios te está diciendo a través de esta reflexión. Puedes anotarlas en tu

libreta de meditaciones.

Lee cuidadosamente el pasaje de cada reflexión y luego comienza con la

lectura del comentario al texto base.

Por 800 años las personas de la diversidad

sexo-genérica hemos sigo perseguidas,

torturadas, asesinadas, separadas de

las personas que amamos o forzadas

a matrimonios contra nuestra propia

voluntad. La historia de la humanidad en

estos 800 años está teñida de la sangre

de mujeres y varones cuyas vidas fueron

truncadas o marcadas negativamente

por el solo hecho de ser diferentes a una

supuesta mayoría. Esa supuesta mayoría

se auto-declaró también jueza de nuestras

vidas. Muchas veces, su juicio se basa en

lecturas tergiversadas y tendenciosas de las

Sagradas Escrituras.

En 1984 la teóloga feminista Phyllis Trible

acuñó el término inglés texts of terror para

describir aquellos textos de las sagradas

Escrituras que son usados cotidianamente

como excusa para discriminar y fomentar

el odio contra todas las personas. El

teólogo gay Tomas Hanks tradujo al

castellano el término de la teóloga Trible

como «textos garrotes», por entender que

con ellos se nos «golpea».

Sodoma y Gomorra fueron destruidas por

Dios. En el imaginario popular occidental

se supone que esa destrucción se debió

a que los varones de Sodoma y Gomorra

eran «homosexuales». Nada está más

alejado del propósito del texto que esa

interpretación homófoba occidental.

Desde muy temprano en la historia del

judaísmo y del cristianismo, ese texto fue

entendido como un castigo de Dios sobre

estas ciudades por no cumplir el mandato

de amparar y proteger a lxs extranjerxs,

tal como lo atestigua Ezequiel 16.48–50.

El mando de amparar a lxs extranjerxs era

sagrado para el pueblo de Israel porque

Dios les había liberado como extranjerxs

de la esclavitud en Egipto: «No maltrates

ni oprimas al extranjero, porque ustedes

también fueron extranjeros en Egipto» (Ex

22.21). En ningún momento ni en la Biblia

Hebrea ni en las interpretaciones de los

maestros de la ley se asociaba la condena

de Sodoma y Gomorra con las personas

de la diversidad sexo-genérica. Lo que se

entendía es que esas ciudad habían roto el

precepto de hospitalidad al no honrar a lxs

extranjerxs morando en casa de Lot.

El «texto garrote» más famoso en la Biblia

Todas las citas de la Biblia están tomadas de la Versión Popular, Dios Habla Hoy.

Hebrea quizás sea el de Génesis 19 en

donde se nos dice que las ciudades de

6 7



Esa interpretación homófoba tampoco

estaba presente en el cristianismo

primitivo pues Jesús nunca condenó a las

personas de la diversidad sexo-genérica

por tener amor, pasión y/o deseo por

personas del mismo sexo. Cuando Jesús

se refiere a Sodoma y Gomorra sostiene

la misma interpretación propuesta por

el judaísmo: la falta de hospitalidad,

tal como lo atestigua Mateo 10.14-15.

Si Jesús hubiese condenado lo que hoy

conocemos como «homosexualidad»,

lo habría hecho precisamente en ese

momento. Incluso tampoco se prohibía

que una persona de la diversidad sexogenérica

se convirtiera al cristianismo

como lo atestigua Hechos de los

Apóstoles 8.26-29 cuando Felipe

le predica el mensaje de Jesús al

funcionario la reina Candace de Etiopía,

quien era eunuco. ¡Ni Jesús ni lxs

Apóstolxs realizan una condenación!

Maestro no condenaba? La respuesta

la encontramos en hechos posteriores.

Recién en la edad media la narración

de Sodoma y Gomorra en Génesis

19 fue asociada a la diversidad sexogenérica.

En el siglo XI E.C. el erudito

cristiano Pedro Damián escribió un

libro llamado Liber Ghomorrianus en

donde asocia el deseo de personas de

la diversidad sexo-genérica por otras

personas del mismo sexo como el motivo

del castigo divino narrado en Génesis

19. Es su interpretación homofóbica, no

el mensaje de los textos sagrados. Ese

momento coincidió con una creciente

intolerancia en la Europa medieval no

solo contra las personas de la diversidad

sexo-genérica sino también contra las

personas judías, las personas que sufrían

la enfermedad de Hansen (lepra) y contra

las personas que ejercían la prostitución,

especialmente las mujeres. Hasta ese

momento, las personas de la diversidad

sexo-genérica no eran perseguidas. Al

contrario, en muchas civilizaciones

Romano— la diversidad sexo-genérica no

era considerada algo malo. A partir del

siglo XI E.C. el término «sodomía» pasó a

ser un «pecado» y las personas que tenían

relaciones con otras personas del mismo

sexo comenzaron a ser perseguidas. Hasta

ese momento, cualquier relación sexual

no procreativa era considerada como

«sodomía».

Cuando los conquistadores españoles

y portugueses llegaron a las Américas,

trajeron esa homofobia de Damián y se la

impusieron a los pueblos originarios, pues

en los imperios Inca y Azteca así como

entre otros pueblos, la diversidad sexogenérica

no era castigada sino valorada.

A partir del siglo XIX comenzamos a ser

catalogados de «enfermxs» y «criminales».

Ni los textos sagrados ni el judaísmo o el

cristianismo son en esencia homofóbicos.

La homofobia es producto de personas

que buscan legitimar su odio y su

discriminación en los textos sagrados y en

la fe. ¡Eso es inaceptable!

Denunciamos estos 800 años de opresión y

ni «enfermxs» ni «criminales»! Como hijxs

de Dios no hemos sido llamadxs a esa

esclavitud homofóbica sino a la gloriosa

libertad (Ro 8.21) pues Dios nos ama y

acepta tal cual nos ha creado: ¡diversxs e

iguales!

Maestro, muchas gracias

por dejarnos saber en tu

mensaje que nos amas

incondicionalmente y que nos

aceptas tal cual nos has creado.

No permitas que quienes

buscan odiar, discriminar y

matar se escuden en tu nombre.

Ayúdanos a ser proféticxs,

a denunciar toda injusticia

y opresión y a detener sus

mensajes de odio. En tu nombre

lo pedimos y agradecemos.

Amén.

La pregunta que nos queda es: ¿Por qué

muchxs cristianxs que dicen hablar en

nombre de Jesús condenan algo que su antiguas —incluido el Imperio

decimos: ¡Basta, no somos ni «pecadorxs»

8 9



LEVÍTICO 20.13

Poder y expectativas de género en contexto

«Si alguien se acuesta con un hombre como si se acostara con una mujer, se

condenará a muerte a los dos y serán responsables de su propia muerte, pues

cometieron un acto infame».

- Levítico 20.13

Los textos sagrados no han sido

escritos para que las personas

que abrazan una fe sufran sino

para que esa experiencia de

espiritualidad les ayude a vivir la

vida cotidiana. Sin embargo, las

espiritualidades pueden cargarse de

cuestiones culturales, de caprichos

de determinadas personas o de

exigencias y exclusiones de cierto

grupo por sobre otro grupo. Pronto,

lo que debería haber sido una

experiencia liberadora se transforma

en algo opresor.

Ya he hablado anteriormente de

los «textos garrote» que se usan

como si fueran una vía libre para

hacer «bullying escritural» y

lastimar personas en nombre de

Dios. Dado este trasfondo —que

ha permeado todas las capas de la

civilización occidental— los textos

sagrados permanecen secuestrados

por los sectores fundamentalistas.

El resultado son lecturas o

interpretaciones muchas veces

sesgadas que no le hacen justicia a

lo que nos revela el sitz-im-lebem

—el apoyo del texto en la vida— o

contexto social dentro del cual el

texto fue producido.

cómo debía adorar a su Dios. Debido

a que la «pureza ritual» se oponía

a la «contaminación» con prácticas

religiosas fuera del contexto de este

pueblo, estos textos no realizan una

prohibición de la relación entre dos

personas del mismo género sino

que se centran en prácticas cúlticas

fuera del contexto religioso hebreo.

Usar estos textos por separado, sin

interrelacionarlos y sin mostrar su

contexto social, histórico y cultural,

implica manipular los escritos sagrados

de manera muy injusta para la

significancia que estos tienen en la fe

de las personas.

Una gran erudita bíblica brasileña, la

Dra. Nancy Cardoso Pereira, afirma que

las leyes de pureza se centran en una

triada —salud, comida y sexualidad—

que garantizan la reproducción de la

vida social de acuerdo al programa

que el Pueblo de Israel divisaba como

propio. Es decir, a través de estas leyes

se producían dinámicas sociales que

daban luz a procedimientos y rituales

que garantizaban y/o restauraban el

orden y salud del cuerpo social, es

decir, del pueblo.

El texto de hoy no es una prohibición

a todas las relaciones acordadas entre

personas del mismo sexo en todas las

culturas a lo largo de toda la historia de

la humanidad porque eso sería no solo

impensable sino imposible. Cada grupo

social en cada época de la historia

humana —en determinados contextos

culturales— ha respondido de manera

diferente a las relaciones sexuales

tanto entre sexos opuestos como del

mismo sexo. El texto de hoy —que se

usa para condenar las relaciones del

mismo sexo tres mil años después de

su origen en un contexto totalmente

diferente— tiene detrás otras

preocupaciones.

En el origen de un pueblo que ha

tomado tierras que no le pertenecen

—y en donde los dueños originales

de las tierras oponen resistencia— lo

que el pueblo de Israel necesitaba

era no solo que las mujeres dieran

a luz a más varones sino que estos

varones fueran aptos para la guerra.

Debido a esto, el que un varón

asumiera la posición de una mujer

—de objeto de trueque a través del

casamiento— y de recepción pasiva

de la semilla del varón era ir contra

ese proyecto bélico que el Pueblo

de Israel necesitaba para mantener

dominio sobre las tierras cultivables,

de pastoreo y de habitación que

habían conquistado. Por eso es que

Levítico 15.1-18 hace énfasis en

no perder la semilla masculina en

vano porque era necesaria para la

procreación de varones guerreros.

Además de esto, era una traición

de esos varones hacia otros varones

el asumir un lugar subordinado, de

dominio y de propiedad como el que

se le había asignado a las mujeres.

Si bien prohibía a dos varones tener

relaciones del mismo sexo no era

por ser un texto homófono o porque

determinara la realidad de todas

las personas que tienen relaciones

con otras personas el mismo sexo

sino, mas bien, por una cuestión

de supervivencia del grupo social.

Además, específicamente en lo que

refiere a las relaciones sexuales

anales, las leyes de pureza buscaban

prevenir situaciones sanitarias que

eran percibidas como contaminantes.

donde no hay suficientes recursos

para todas las personas. Además,

hemos comprendido que las culturas

han tomado el tema de las relaciones

del mismo sexo de muchas maneras.

Los pueblos circundantes a Israel no

tenían la misma percepción. En los

ejércitos de Persia, Babilonia, Grecia

o Roma, las relaciones del mismo

sexo entre soldados no solo no eran

prohibidas sino motivo de canciones

y poemas. En muchos países tenemos

leyes que valoran la diversidad de las

personas y la respetan, se reconocen

sus derechos y muchas religiones

les dan la bienvenida. Los sectores

fundamentalistas en cada religión no son

la única voz y es momento que dentro

del cristianismo haya honestidad. Si hay

personas cuyo prejuicio o motivación

es la discriminación, deberían hacerse

cargo de esa postura en lugar de no solo

atropellar la fe de otras personas sino

también de secuestrar los textos sagrados

para legitimar esa discriminación.

Dios no es quien discrimina ni condena

ni deja de amar a las personas de

la diversidad sexogenérica. Son las

personas que se creen con el derecho de

ser más que Dios e imponer su prejuicio

quienes lo hacen. El amor incondicional

de Dios hacia todas las personas sigue

siempre vigente. En el proyecto de Dios

de una humanidad renovada en justicia

y equidad no es a quienes amamos

lo determinante sino el hecho de

simplemente amar.

Maestro, qué difícil se hace

mantener la unidad de la fe

cuando hay personas que usan la

fe para imponer sus prejuicios y

discriminaciones en tu nombre.

Ayúdanos a ser proféticxs

en denunciar y detener esas

dinámicas de poder que violentan

tu mandato de amar a todas las

personas horadando la diversidad.

En tu nombre lo pedimos y

agradecemos. Amén.

El texto de hoy debe ser analizado

en su propio contexto: las «leyes de

pureza». Estas leyes eran necesarias

en un momento histórico de la

formación y religión del pueblo

de Israel para garantizar el modo a

través del cual ese pueblo entendía

Al contrario del Pueblo de Israel,

vivimos en un planeta sobrepoblado

10 11



DEUTERONOMIO 23.17

Adoración a Yavé y prostitución cúltica

«Ningún hombre ni ninguna mujer israelita deberá

consagrarse a la prostitución practicada en cultos

paganos. No permitan ustedes que en el templo del

Señor su Dios se pague una promesa con el dinero

ganado en ese tipo de prostitución, porque esa

práctica le repugna al Señor».

- Deuteronomio 23: 17-18

En meditaciones anteriores hablábamos

acerca de los «textos garrote», es decir, los

textos de la Biblia Hebrea y de la Biblia

Cristiana que son usados para discriminar a

las personas de la diversidad sexo-genérica.

Por varios siglos, el texto de hoy ha sido

sacado de su contexto para legitimar

también la exclusión en las comunidades

de fe de las personas de la diversidad sexogenérica.

Desde que era un adolescente recuerdo

cómo algunos predicadores —casi

siempre varones— usaban este texto

para condenarme y para excluirme.

Obviamente, no lo decían con mi nombre

—muchas veces no se tiene el valor

para discriminar directamente— pero

en comunidades religiosas no siempre

hay vida privada y la mención ya alzaba

los dedos para condenar. ¡Es tan fácil

condenar a las otras personas cuando esa

condenación no nos afecta! Cuando lo

hace, entonces alzamos la bandera de la

justicia, no antes.

de perro». Si vamos a la Biblia Reina-

Valera —muy usada entre las personas

evangélicas y traducida en 1569— leemos:

«No haya ramera (…), ni haya sodomita».

La traducción en portugués de la Biblia

Almeida —muy usada por las personas

evangélicas y publicada por primera vez

en 1681— también usa «prostitutas» y

«sodomitas». Finalmente, la versión en

inglés King James —muy usada por las

personas evangélicas y publicada por

primera vez en 1611— recurre igualmente

a los términos «prostituta» y «perro».

diversidad sexo-genérica. Tal es la situación

que un texto que se usa para golpearnos

por nuestro «pecado» y nuestra «pérdida

de la salvación» ¡ni siquiera nos menciona!

=

En hebreo se usan los términos qodoshe

para el femenino y qodosh para el

masculino. Ambos términos describen

la «prostitución cúltica», pues la palabra

para prostitución en la Biblia Hebrea

es zonah. Es decir, la prohibición de la

«prostitución cúltica» está relacionada

con la práctica religiosa de la unión sexual

sagrada de sacerdotes/sacerdotisas con las

personas que iban a los templos buscando

un acercamiento a lo divino. Yavé no

demandaba del pueblo de Israel esa

práctica cúltica.

sagrado», pues debemos diferenciar entre

esta práctica ritual del trabajo sexual tal

como lo conocemos hoy. Esta práctica

formaba parte de las religiones que

circundaban al pueblo de Israel en el

Antiguo Medio Oriente así como también

en Grecia. Por ejemplo, en Babilonia el

«matrimonio sagrado» en el templo de

Ishtar era —aparentemente— ejercido por

jóvenes sacerdotisas llamadas ishtaritu.

Sabemos que desde muy temprana edad

estas mujeres eran educadas en las artes de

la música, la danza y el canto. Varones y

personas transgénero también participaban

del ritual del «matrimonio sagrado» como

sacerdotes/sacerdotisas. En un momento,

la prostitución cúltica fue ejercida en

Jerusalén en relación a la diosa Ashera,

esposa de Yavé. En realidad, incluso hasta

el exilio del 580 A.E.C., el judaísmo era

politeísta, y fue solo con la reforma del

rey Josías en Jerusalén que el monoteísmo

comenzó a ser implantado con Yavé como

único Dios, tal como lo expresa 2˚ Reyes

23.14. Así, en el caso particular de la

práctica del «matrimonio sagrado», esta

fue abolida definitivamente por Josías en

el 640 A.E.C. en su afán por imponer el

monoteísmo (2˚ Re 23.6-8).

En síntesis, Deuteronomio 23.17-18

sentencia sobre el «matrimonio sagrado»

—la prostitución cúltica— y no sobre las

relaciones consentidas entre dos personas

del mismo sexo. Recordemos, al mismo

tiempo, que la palabra «sodomía» solo

comenzó a significar relaciones sexuales

de varones con otros varones recién en el

siglo XI E.C. Por consiguiente, menciones a

los «sodomitas» en Deuteronomio 23.17 y

1˚ Reyes 14.24, 15.11-12, 22.43,46 deben

ser tomadas como mención al pueblo de

Sodoma y no como mención a personas

que en nuestro tiempo consideramos como

«homosexuales», las cuales no existían

como tal en el mundo antiguo. Recién en el

Con esta variedad de traducciones uno se

El problema se complica en el cristianismo pregunta: «¿qué dice realmente el texto en

por las traducciones bíblicas que no hebreo?» Al leer el original en hebreo, nos

siempre hacen justicia a sus originales en damos cuenta de que los términos que se

hebreo y griego. Si vamos a la Biblia de usan en el texto de hoy son muy específicos

Jerusalén —muy usada entre las personas y no tienen nada que ver ni con las

de la Iglesia Católica Romana y publicada personas que ejercen el trabajo sexual —la El término correcto sería el griego «hieros

por primera vez en 1966— el versículo prostitución— ni con las personas de la

gamos» que significa «matrimonio

18 se lee así: «don de prostituta ni salario

12 13



siglo XIX se crea la palabra «homosexualidad»

de mano del el psicólogo alemán Karoly Maria

Benkert.

Finalmente, el término «perro» en realidad

se usó también en la edad media para

insultar a las personas judías y musulmanas,

revelando la jadeo-fobia y la islamo-fobia muy

particulares que Europa siempre sintió. Aquí

vemos cuan importante es conocer no solo el

contexto de los textos sino también reconocer

que nuestros prejuicios y discriminaciones

culturales influyen en cómo leemos,

traducimos e interpretamos un texto de un

idioma a otro.

En la actualidad cuando decimos que la

Biblia no habla de «homosexualidad» se nos

acusa de torcer las Escrituras cuando han

sido lxs traductorxs quienes lo hicieron. Dios

nos acepta tal cual somos si le buscamos

con corazón sincero. Somos las personas las

que realmente condenamos a otras. Pero no

deberíamos hacerle decir a los textos sagrados

lo que no dicen. Eso es injusto tanto para Dios

como para su mensaje de amor en las Sagradas

Escrituras.

Maestro, danos siempre sabiduría

para escudriñar las Sagradas

Escrituras y no permitas que

usemos esos textos para condenar

a otras personas. Que podamos ser

personas que mostremos tu amor

a todo el mundo y dejar que sea

el Espíritu Santo el que nos guíe a

encarnar y vivir tu proyecto de una

humanidad renovada. En tu nombre

lo pedimos y agradecemos. Amén.

ROMANOS 1.27

Órdenes arcanosy mandatos sexuales en disputa

«De la misma manera, los hombres han dejado sus relaciones naturales con la

mujer y arden en malos deseos los unos por los otros. Hombres con hombres

cometen acciones vergonzosas, y sufren en su propio cuerpo el castigo

merecido por su perversión».

-Romanos 1.27

En otras reflexiones he hablado de

los «textos garrote», es decir, aquellos

pasajes de las Escrituras Sagradas que

han sido usados en los últimos 300

años para condenar a las personas de la

diversidad sexo-genérica. El texto de hoy

es uno de ellos.

Dos cosas debemos recordar de

previas reflexiones. Por un lado, que lo

masculino y lo femenino varía de cultura

en cultura a lo largo de la historia de la

humanidad. La ciencia lo entiende, no

así algunos sectores religiosos. En las

interpretaciones modernas de los textos

sagrados, lo masculino y lo femenino se

lee en términos de «universalidad», lo

cual difiere histórica y culturalmente del

contexto original donde se formaron esos

textos sagrados. Por otro lado, debemos

recordar que la cultura de cada contexto

ha dictado normas o costumbres que no

necesariamente encajan en otra cultura.

Específicamente con los «textos garrote»,

podemos decir que lo que se aplica a una

cultura es contextual y que el mensaje de

Dios contenido en ellos no es imponer

una cultura sobre otra —algo que hacen

los imperios coloniales— sino transmitir

un mensaje contextual para las personas.

Específicamente, el texto de hoy nos

pone en una situación difícil porque

necesitamos del contexto en el cual

hablaba Pablo para decir estas cosas.

Para Pablo, el «orden social» era el

reflejo del «orden cósmico» y el «orden

natural» ya establecido por Dios desde

la creación. Algunos aspectos de esos

«órdenes» no se sostienen hoy en día. El

«orden natural» dictaba la superioridad

masculina por sobre las mujeres. Es

decir, era una concepción del mundo

en el que los varones —esposos, amos,

padre de familia, ricos o ancianos— eran

superiores al resto de las personas. Por

eso Pablo mantiene ese orden. Dentro de

ese «orden natural», las expectativas de

los roles género dictaban que un varón

debía ser «fuerte» y no podía «rebajarse

al lugar de una mujer» porque las

mujeres habían sido concebidas como

«varones imperfectos», como varones

«a medio camino». Los varones debían

dominar por la fuerza todo pero también

debían controlar esa fuerza. Por ejemplo,

su pensamiento de «no tocar mujer» (1˚

Cor 7.1-2) proviene de la filosofía del

Estoicismo para la cual el sexo entre

un varón y una mujer solo debía ser

procreativo. Eso nunca fue la enseñanza

de Jesús de acuerdo a los evangelios.

Así, esos «órdenes naturales» de los que

hablaba Pablo en la antigüedad no se

sostienen en la actualidad.

Precisamente cuando en el v. 10 habla

de que «los hombres han dejado sus

relaciones naturales con la mujer y

arden en malos deseos los unos por los

otros» debemos reconocer Pablo usa el

término arrenes para lo que traducimos

como «hombres». En realidad ese

término plural se debería traducir como

14 15



«machos». Por otro lado, el término

thēleias que traducimos como «mujeres»,

debe ser traducido en realidad como

«hembras en celo». Cuando dice «unos

por los otros» —eis anlelous— debe

traducirse como «unos dentro de otros».

El texto quedaría así: «los machos dejaron

el uso natural con las hembras en celo y

se pusieron en celo unos dentro de otros».

Es decir, comenzaron a penetrarse entre

ellos. Podemos acordar que hoy en día

no entenderíamos las relaciones de dos

personas adultas de esta manera.

El problema no es la relación del mismo

sexo sino que el «orden natural» romano

era que un varón romano jamás debía

dejarse penetrar por un varón. Todo

ciudadano romano tenía derecho de

cuerpo con las mujeres de su casa y con

sus esclavxs, es decir, podía penetrar tanto

a varones como a mujeres. El problema

de Pablo en Romanos 1.27 no es que dos

personas tengan relaciones del mismo sexo

en cada cultura y en cada lugar a lo largo

de toda la humanidad —como un dictado

universal eterno— sino que la comunidad

de Roma —a quien dirige la carta— estaba

abandonando el «orden natural» en donde

el deber de los «machos» era penetrar y

el deber de las «hembras» era procrear

herederos ciudadanos. La esclavitud era

otra cosa.

Como humanidad hemos aprendido

que todas las personas somos iguales y

que nuestra dignidad nos dice que esa

igualdad es un derecho. Sin embargo,

los mecanismos de poder y dominación

siguen pujando por imponerse y por

condicionar nuestras vidas, especialmente

nuestras relaciones de pareja y

familia. Hoy en día no hablamos de

«machos» y «hembras» como formas de

relacionamiento sino de personas que

tienen una estima respetuosa hacia las

otras personas y no son guiadas por

instintos sino por la ética. El sistema

romano, si bien daba cohesión a la

sociedad, no era justo porque las personas

que no eran «ciudadanxs» —empleadxs,

sirvientxs, esclavxs— eran consideradas

como «no personas». Sin embargo,

quienes interpretan este texto literalmente

para condenar a las personas de la

diversidad sexo-genérica en sus relaciones

no les importa para nada el hecho de

que Pablo apoyara no solo la esclavitud

sino el «derecho natural» de que esas

«no personas» fueran «abusadas» en sus

cuerpos por sus amos.

Leer el texto en su contexto es doloroso

porque pone en evidencia los prejuicios

que hemos heredado de una mala lectura,

tendenciosa de los textos sagrados.

Debemos concluir que Pablo no estaba

condenando las relaciones del mismo

sexo sino un modo particular de ser

sociedad que se estaba abandonando y

que para él, en su tiempo, era primordial.

No lo sería para nosotrxs hoy en día

porque no solo condenamos la esclavitud

sino todo abuso hacia otra persona.

Maestro, danos tu Espíritu Santo

para que nos guíe a leer los textos

sagrados con tu mirada y no con

nuestros prejuicios. Que siempre

valoremos en respeto a las otras

personas y no les juzguemos

en sus relaciones de igualdad.

Que podamos construir nuestras

identidades y roles de género

en base a tu amor y al respeto

de cada persona y no en base a

cómo «tradicionalmente» nos han

(mal)enseñado. En tu nombre lo

pedimos y agradecemos. Amén.

1 TIMOTEO 1.9-10

Masculinidades tóxicas

e hijes de Dios

«La Ley no fue dada para el justo, sino para los

transgresores y desobedientes, para los impíos y

pecadores, para los irreverentes y profanos, para los

parricidas y matricidas, para los homicidas, para los

fornicarios, para los sodomitas, para los secuestradores,

para los mentirosos y perjuros, y para cuanto se oponga

a la sana doctrina».

1˚ Timoteo 1.9-10

Pablo escribió su primera carta a Timoteo

alrededor del año 61 E.C., posiblemente desde

Roma donde habría salido recientemente de la

llamada primera prisión en Roma. Timoteo fue

discípulo de Pablo y era hijo de madre judía y

padre griego (Hech 16.1). La primera carta a

Timoteo tiene un enfoque ético, a partir del cual

hace recomendaciones prácticas para la vida de la

Iglesia y de sus integrantes.

El texto de hoy es otro de los «textos garrote»

en la Biblia Cristiana. Es decir, aquellos textos

sacados de contexto que habitualmente se usan

contra las personas de la diversidad sexo-genérica

para condenarlas. Comencemos por el contexto

de Pablo, quien fue quizás quien más inquietud

tuvo en esparcir el mensaje de Jesús en el mundo

romano. Pablo era ciudadano romano de origen

judío y educado por Gamaliel, quien era miembro

del Sanedrín de Jerusalén. Aunque Pablo era

fariseo, su cosmovisión era romana. Garantizar

el orden social romano era una de sus posturas,

tal como lo demuestra en su descripción de las

relaciones de poder en Efesios 5.21-6.9, las cuales

se basan en la sociedad romana.

Por lo tanto, los textos que se utilizan para

condenar lo que hoy conocemos como diversidad

sexo-genérica no apoyan esa postura. Su propósito

es encuadrar a lxs creyentes de la nueva fe

dentro del imperio romano. Recordemos que el

cristianismo ortodoxo que se alío con el imperio

romano luego del Concilio de Nicea en el año

16 17



325 E.C. y su posterior reconocimiento

como religión oficial del imperio en el

año 380 E.C. no fue ni el cristianismo

petrino, lucano, mateano, de María

Magdalena o gnóstico sino el paulino.

Un cristianismo judaizaste como el

mateano o un cristianismo helenizante

como el gnóstico no habrían servido a

los propósitos del emperador Constantino

para mantener unido su imperio. El

cristianismo paulino fue la respuesta

debido a que desde sus orígenes era proromano.

Por otro lado, debemos tener en cuenta

que todo escrito religioso está elaborado

en un contexto social, histórico y

cultural particular. Transplantar ese texto

dejando detrás su contexto detrás para

imponerle nuestro contexto actual —

que también esta construido en base a

elementos sociales, históricos y culturales

particulares y diferentes al del origen del

texto— es crear una excusa para legitimar

la discriminación. De la misma manera

debemos aproximarnos a los «textos

garrote» que son usados literalmente

como «verdad científica» para degradar

y discriminar a las personas de la

diversidad sexo-genérica. Esos textos son

usados para manipular a las personas

desde una teo(ideo)logía —es decir una

ideología particular bajo el ropaje de una

teología— que rompe con el llamado de

Jesús a la unidad de la comunidad de fe en el

vínculo del amor. Es Juan quien dice que «El

que no ama no ha conocido a Dios, porque

Dios es amor» (1 Jn 4.8). ¿No está este texto

también en la misma Biblia de la cual se

sacan los «textos garrote»? Olvidarse de eso

es sencillamente es una afrenta al mismo

llamado que los textos sagrados contienen

para encarnar y mostrar el amor de Dios

hacia todas las personas.

Cuando Pablo en este texto habla hace su

lista usa el término arsenokoités, que las

Biblias maltraducen como «sodomitas» u

«homosexuales». Recordemos que cuando

las Sagradas Escrituras hablan de «sodomitas»

lo hacen haciendo alusión a las personas

de Sodoma, no a quienes tienen relaciones

con personas del mismo sexo, algo que

solo se comenzó a interpretar así a partir

del siglo XI E.C. Por otro lado, el término

«homosexual» fue acuñado en el siglo XIX

E.C., por lo que no corresponde utilizarlo. El

término arsenokoités literalmente significa

«acostarse con varones» pero no en el sentido

de una relación sino de usar el cuerpo de

otro varón a través de la prostitución. La

prostitución —y sobre todo la prostitución

cúltica— eran terribles para Pablo porque

los cuerpos representaban la vasija donde

habitaba el Espíritu De Dios y, por lo tanto,

acostarse con prostitutxs era «unirse» con ellxs

en una sola carne. Para Pablo el cuerpo debía

ser controlado y preservado santamente para

la inminente llegada del Jesús resucitado (1

Cor 15.52). No está condenando la relación

consentida entre dos personas adultas del

mismo sexo basada en el afecto o el respeto,

sino en el uso —y abuso— del cuerpo de

otra persona a través de un pago de dinero.

La prostitución degrada — o hieros gamos

[matrimonio sagrado— a las personas al

reducirlas a ser «objetos de placer» y no

«sujetxs de amor», que sería el espíritu del

amor cristiano.

En realidad, debemos decir que en ningún

lugar ni de la Biblia Hebrea ni de la

Cristiana se dice que son condenadas las

relaciones consentidas y libres de dos varones

adultos. Hoy en día, la mayor parte de las

comunidades de fe cristiana condena a las

personas de la diversidad sexo-genérica

basadas no en las enseñanzas de las Sagradas

Escrituras sino en interpretaciones culturales e

históricas recientes que han sido disfrazadas

de verdades eternas. Esto no puede seguir

permitiéndose. Jesús jamás dijo nada acerca

de las personas de la diversidad sexo-genérica.

Son interpretaciones modenas que tuercen

los textos bíblicos para justificar el odio y la

ignorancia de algunas personas que luego

lo enseñan como «Palabra de Dios». Es hora

denunciar esa injusticia que toma a Dios de

rehén para condenar cuando el proyecto de

la Divinidad detrás de los textos sagrados es

amarnos incondicionalmente

Maestro, ayúdanos a que realmente

escudriñemos las Escrituras de manera

seria y con respeto hacia lo que tú nos

has revelado. No permitas que el odio y

el rencor humano guíen la comprensión

de los texto sino el amor. Danos valor

para proféticamente enfrentar a quienes

comenten injusticias contra otras personas

tergiversando las Escrituras para justificar

18

su odio y discriminación. En tu nombre lo

pedimos y agradecemos. Amén.

19



1 CORINTIOS 6.9-10

Mandatos culturales y fe

¿No saben ustedes que los que cometen injusticias no tendrán parte en el reino de Dios? No se

dejen engañar, pues en el reino de Dios no tendrán parte los que se entregan a la prostitución,

ni los idólatras, ni los que cometen adulterio, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los que

roban, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los ladrones.

- 1˚ Corintios 6.9-10

He dejado la reflexión de este «texto

garrote» para el final porque es aquí

donde Pablo trae los aspectos que ya he

tratado en las reflexiones de Romanos y

1˚ Timoteo. Del mismo modo que con

las prohibiciones del levítico, las cuales

solo son aplicadas a personas que aman

a personas del mismo sexo —como si

eso fuera universal— pero se desestiman

aquellas prohibiciones que se aplican a

los heterosexuales, en este texto también

encontramos una situación similar. La

excusa de que las prohibiciones para

los heterosexuales eran para el «tiempo

pasado» mientras que para las personas

de la diversidad sexo-genérica son

«eternas e inmutables» forma parte de

nuestro prejuicio moderno. En base a

ese prejuicio se desestima a las personas

de la diversidad sexo-genérica por una

cuestión meramente de poder. Esa cuestión

de poder usa como excusa a los textos

sagrados para legitimarse. Es momento

de decir que los «textos garrote» —una

creación pseudo-hermenéutica de los

últimos 300 años— no refieren ni a la fe ni

a la voluntad de Dios sino al capricho de

las personas cis-heterosexuales de manteen

«su» orden y sus privilegios.

He afirmado anteriormente que

generalmente cuando hablamos de la

diversidad sexual y religiosa pensamos

en dos polos opuestos. Algo así como

dos trincheras en una supuesta guerra

que ya ha tenido múltiples bajas. Sin

embargo, esta idea tan binaria sobre la

relacionalidad entre lo religioso y lo sexual

es, al menos, confusa. Esto se debe a que

colocamos ambos campos en una relación

binaria en constante tensión que clausura

toda posibilidad de terceros espacios

de síntesis, negociación y/o creatividad.

Para mí, la herramienta final para la

justificación de ideologías de un lado u

otro, por ejemplo, se da en su búsqueda

de encontrar «el gen gay». Por un lado, la

comunidad GLTTB demuestra que es parte

de la «esencia» de los seres humanos ser

homosexuales o heterosexuales. Por otro

lado, los movimientos anti-gay están

tratando de descubrirlo para tener un

argumento que demuestre la anormalidad

de la homosexualidad debido a un

gen anormal. Como vemos, el mismo

hecho puede usarse por varias razones.

Pienso lo mismo con respecto a los

conflictos étnicos. La ingeniería genética

va —de la mayoría de científicos que

no descolonizan su mente— hacia la

creación de un argumento irrefutable.

En tiempos de Pablo, especialmente

cuando escribió la Primera Carta a los

Corintios en el año 56 E.C. no había

conocimiento sobre genética ni tampoco

sobre identidades de género o sexuales.

Para el contexto romano, había actos.

Algunos actos iban en favor de mantener

el orden impuesto por el imperio a

todos los pueblos conquistados, y otros

amenazaban con destruir ese poder.

Pablo, por ser ciudadano romano, siempre

se posiciona del lado del imperio.

Por lo tanto, en 1˚ Corintios 6.9-10

Pablo utiliza estereotipos que provienen

de la cultura heleno-romana. Ya he

hablado anteriormente sobre el término

arsenokoitai —el plural de arsenokoités—

como referido a personas que ejercían

la prostitución, por lo que no ahondaré

en ese tema. Sin embargo, aquí Pablo

no solo menciona esa palabra sino que

también añade el término malakoi —

plural del término malakós— que significa

«alguien que se comporta como mujer».

Evidentemente, Pablo no está condenando la

relación adulta o consentida de dos personas

del mismo sexo tal como la conocemos hoy

en día en casi toda sociedad moderna, sino

dos aspectos que eran negativizados por

la cultura greco-romana. Ya Platón en su

famosa obra La República decía que mientras

el gimnasio lograba varones «fuertes» y

«valientes», las artes les convertían en

«débiles» y «amanerados». Lo que estaba

detrás de la condenación de Platón era

el no seguir el modelo de «macho» que

se necesitaba para ir a la guerra pero no

significaba que condenaba a las personas

que ejercían actos sexuales con personas del

mismo sexo porque era esperado tanto en

el ejército griego como en el romano, que

los varones buscaran relaciones sexuales

con otros varones. Aristóteles va más allá de

Platón para decir que los varones que son

malakoi —«débiles»— tienden a la vagancia

y al menor esfuerzo. No fue sino hasta la

escuela peripatética del siglo I A.E.C. donde

esta «debilidad» es catalogada como «vicio»,

entendiendo esto como algo que iba contra

la ley moral o que transgredía las normas

sociales porque «rebajaba» a los «machos»

al lugar «inferior» de las mujeres.

Tendemos a creer que Pablo escribió en una

burbuja, sin contacto con su cultura, que no

estaba atravesado por los prejuicios de su

20 21



tiempo o por la limitación de su contexto.

Al contrario, cuando Pablo escribe —del

mismo modo que lxs otrxs apóstolxs y

demás escritorxs después de él— lo hace

desde su contexto y comprensión de los

temas, lo cual difiere grandemente de

otras culturas en distintas épocas. Las

traducciones bíblicas adolecen de esta

autocrítica de que quien traduce también

lo hace desde su contexto y, muchas

veces, desde su prejuicio: «homosexual»

es una palabra moderna que Pablo no

conocía. Decir que Pablo condenaba la

relación de dos personas del mismo sexo

y no una cuestión cultural de su época

no solo es deshonesto con el texto sino

malintencionado. Procuremos acercarnos

al texto buscando la voz de Dios y no los

prejuicios culturales de quienes hablan en

su nombre, quizás algo humano pero que

no puede ser colocado en labios de Dios.

Maestro, que bueno es saber

que tu mensaje está conectado a

nuestras realidades, pero ayúdanos

a no convertir eso en leyes y

regulaciones para el mundo entero.

Danos el poder de tu Espíritu

Santo para escudriñar y discernir

los textos sagrados cada día y

encontrar tu voz para nuestras vidas

hoy. En tu nombre lo pedimos y

agradecemos. Amén.

APOCALIPSIS 3.7-13

Una salvación eterna

«Yo conozco tus obras; he aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede

cerrar; porque aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre».

- Apocalipsis 3.8

Ser cristianx no significa ser un super

héroe que todo lo pueden hacer. Creo que

muchxs iglesias, instituciones y ministerios

venden esta imagen sobre el discipulado

cristiano. Pareciera ser que hay como una

visión mágica de poder para dominar el

universo por el solo hecho de que «Dios

está de nuestro lado».

Nadie puede ni tiene derecho a cercenar

esa posibilidad o —en términos del

Apocalipsis— de «cerrar la puerta». Sin

embargo, muchas Iglesias Cristianas

no han logrado comprender esto y han

sistemáticamente cerrado la puerta para

que distintas personas —a las cuales no

encuentran «dignas de la salvación»— no

entren. Las personas han sigo discriminadas

y se les ha negado la participación en

muchas Iglesias Cristianas por no estar

casadas legalmente, por estar divorciadas,

por haber interrumpido voluntariamente

un embarazo, por tener un color de piel

distinto, por hablar otro idioma o por tener

una identidad de género u orientación

sexual diferente de la mayoría, entre otras.

La lista es larga y esas Iglesias Cristianas se

han convertido en un «club exclusivo» de

pocas personas que pueden cumplir con los

requisitos de membresía exclusiva.

El libro del Apocalipsis fue escrito en

una época en que el cristianismo era

perseguido por el imperio romano. Una

de las opciones era abandonar la fe —lo

que en la Biblia Cristiana se denomina

«apostasía»— a fin de salvar la propia

vida. Para muchxs cristianxs, el hecho de

que otrxs cristianxs hubieran (re)negado

de su fe para salvar su vida —mientras que

muchxs otrxs cristianxs la habían perdido

al confesar su seguimiento de Jesús— era

imperdonable. La comunidad que escribe

el libro del Apocalipsis se regocija en

las personas que —a pesar de llegar con En el mundo en que vivimos hay situaciones

«poca fuerza»—permanecían firmes en en que también debemos optar si

su decisión de confesar su fe en Jesús. La confesamos nuestra fe o no. Sobre todo en

imagen de la puerta abierta implica el la militancia LGBTI, el trauma de lo religioso

hecho de que la salvación de Dios está ha forzado a miles de personas a dejar

siempre presente y Dios acepta a todas las su fe a las puertas del activismo. Hemos

personas.

obligado a personas a separar su vida entre

su fe y su activismo, a sabiendas de que

22 23



ambos sectores pueden condenarnos al ostracismo si

«se enteran» de nuestra doble pertenencia. Muchas

veces es desgastante promover los derechos de las

personas LGBTIQ+ a costa de sacrificar nuestro

derecho a vivir una fe. Salir del closet confesional

es más difícil en una organización LGBTIQ+ que

salir del closet sexo-genérico en una institución

religiosa. Esta es una situación que no podemos

seguir permitiendo. Tradicionalmente, algunos

sectores del activismo LGBTIQ+ han hecho esto y

se han coartado las posibilidades de forjar proyectos

comunes con personas de la diversidad sexo-genérica

que profesan una religión. En nuestro afán de

denunciar a quienes nos han herido o discriminado,

hemos terminado nosotrxs también discriminando y

creando armarios al forzar a personas a elegir entre

su activismo LGBTIQ+ o su fe. Es verdad que muchas

personas hemos sido lastimadas por otras personas

religiosas que creían tener el derecho de negarnos la

posibilidad de entrar por la puerta de salvación que

Dios nos ha abierto. Muchos de esos recuerdos son

dolorosos incluso aunque los años hayan pasado.

Sin embargo, ¿justifica esa situación violentar como

represalia a otras personas LGBTIQ+ que viven una

fe sin que ellas hayan participado de los daños que

otrxs nos hicieron? Debemos considerar que cuando

justificamos una violencia, estamos abriendo la puerta

para justificar todas las violencias.

Por otro lado, los discursos totalizantes —

homogenizadores— responden a las mismas

dinámicas de discriminación, independientemente de

quienes los esgrimen. Por lo tanto, creo que es hora

de ser activistas que no nos avergonzamos de nuestra

fe cristiana. No podemos permitir que se nos fuerce

a negar el nombre de nuestro Dios por más que la

causa de los derechos LGBTI sea justa y nos incumba.

Es importante decirles a las personas del activismo

LGBTI como a las personas religiosas conservadoras

que como cristianxs LGBTI podemos ser ambas cosas

sin conflictos.

En verdad debemos rever nuestros objetivos. ¿Cuál

es el propósito? Si nuestro propósito es «visibilizar»

y «tolerar», eso es simplemente un mecanismo

del poder. Si nuestro propósito es la «diversidad»,

vamos por buen camino porque las

personas pueden tener un lugar, pero no

es suficiente. Podemos «incluir» pero

esto —si bien da voz a las personas—

también puede ser una cuestión de poder.

Solo si llegamos al plano del «respeto» y

la «pertenencia», en el cual las personas

no solo tienen voz sino que participan

equitativamente de las decisiones, es

cuando podemos hacer una diferencia.

Esta es la diferencia entre una «pertenencia

real» y una «participación simbólica». Esto

significa, en realidad «no negar el nombre»

(v. 8) de Dios porque esta Divinidad es

amor (1 Jn 4.8) nunca quisiera menos que

la pertenencia total de una persona a su

familia.

Al salir hoy a nuestras actividades luego

de finalizar esta serie de reflexiones,

seamos valientes en reconocer que Dios

camina con nosotrxs en nuestras vidas y en

nuestro activismo. La puerta sigue abierta,

¡nadie puede cerrarnos el derecho de ser

cristianxs LGBTIQ+, tampoco seamos

nosotrxs quienes les cerramos la puerta a

otras personas!

Maestro, qué duro es seguirte

y no caer en la trampa de este

mundo de hacer diferencia con las

personas. Gracias por recordarnos

que la puerta de salvación siempre

está abierta porque tú lo garantizas

y no nuestros prejuicios. Ayúdanos

a ser personas y comunidades

de respeto y pertenencia.

En tu nombre lo pedimos y

agradecemos. Amén.

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