La Paco Cultural 2: Obra+Género, artistes y trabajadoras feministas
En este segundo número de nuestra revista, les invitamos a conocer el trabajo de 8 artistes y trabajadoras feministas del arte. Hexico Trewelina Analia Almada Lacuil Alina Calzadilla Kquiu Gisella Muñoz Cintia Rodriguez
En este segundo número de nuestra revista, les invitamos a conocer el trabajo de 8 artistes y trabajadoras feministas del arte.
Hexico
Trewelina
Analia Almada
Lacuil
Alina Calzadilla
Kquiu
Gisella Muñoz
Cintia Rodriguez
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Obra + género
Artistes y trabajadoras del arte feminista
Revista digital Nº 2 | Septiembre 2020
Biblioteca Popular Paco Urondo
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ÍNDICE
La Cuil pág. 4
Alina Calzadilla pág. 8
Trewelina pág. 12
Kq pág. 16
Hexico pág. 20
Cintia Rodríguez pág. 24
Anilina Mágica pág. 28
Gisella Muñóz pág. 34
2
Hola!
Quienes hacemos la Biblioteca Popular Paco Urondo consideramos
fundamental la construcción y difusión de miradas diversas que habiliten
la pluralidad, permitan repensar -y dar por tierra- estereotipos,
hábitos y valores patriarcales. Creemos que esta tarea es integral y
transversal y, en este sentido, la responsabilidad es colectiva y cotidiana.
Por eso, este segundo número de nuestra revista digital fue realizado
de modo colaborativo. Invitamos a artistes visuales y diseñadores
feministas para que nos compartan sus perspectivas de género.
Todes recibieron las mismas 5 preguntas:
1. ¿Qué fuiste primero: feminista o artista?
2. ¿Cuándo tuviste tu epifanía para una y otra cosa?
3. ¿Cuáles son tus estrategias para modificar/alterar o alertar los procedimientos
e iconos visuales de la sociedad patriarcal?
4. ¿Qué implica para vos “lo normal”?
5. ¿Qué normalidad hay que combatir o aceptar?
A todes elles, muchísimas gracias por permitir que nos acerquemos a
sus trabajos.
Les invitamos a descubrir y disfrutar sus sensibilidades diversas.
Nuestro equipo
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LaCuil
Lacuil Cuilci
lauracuil
Me autoapodo Lacuil
(aunque me llamo Laura)
y soy dibujanta y humorista.
Publico en redes
sociales.
F
ui feminista, aunque sin saberlo. Como para que te des una idea
a mi primera muñeca la llamé Huevo frito y la rapé.... Luego, jamás
fantaseé con casarme y tener hijitos y todo ese tipo de cosas que
en general se persiguen como objetivos. No quiero decir que eso
esté mal, simplemente no funciona ni funcionó para mí. Tampoco
soy una feminista militante, sólo me rebelo ante las injusticias que,
en su gran mayoría, se dan contra las mujeres. Desde que tengo
uso de razón (aunque con largos intervalos en los que no), he dibujado
y escrito historias pero nunca me tragué ninguna "verdad
revelada". Entonces definirme como artista, qué sé yo...
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4
La palabra artista es conflictiva porque te sube a un pedestal ficticio
en donde por ahí te creés que sos Miguel Ángel y eso es
muy peligroso porque podés convertirte en una persona desacertada,
divorciada con la realidad. Nadie está por encima de
nadie. Soy más bien una dibujanta que trata de interpelarse
permanentemente a través del humor. Y esto lo descubrí recién
hace pocos años, cuando decidí publicar mi trabajo casi
cotidianamente. Inconscientemente vivo en permanente disidencia.
No sé si llamarlo "estrategia" pero no me sale dibujar
lindo, prolijo y correcto (lo cual sería mucho más fácil en términos
de buscar popularidad).
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Y en ese camino trato de mostrar belleza en caras y cuerpos fuera
de la norma, mezclar colores fuertes que en teoría no combinan
con perspectivas mayormente falladas, usando líneas peludas y
desprolijas en donde creo ser mucho más honesta y exponiendo
casi todo lo que una mujer no debería hacer. Amo jugar con todo
eso y descubrir que de pronto (no siempre por supuesto) estoy
conforme con el resultado. Del mismo modo los planteos y palabras
que salen de la boca de mis personajes casi nunca son "correctos"
y sí vulnerables y falibles, como creo que de verdad somos.
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Del mismo modo los planteos y palabras que salen de la boca de mis
personajes casi nunca son "correctos" y sí vulnerables y falibles, como
creo que de verdad somos. Lo normal no existe, es una construcción más.
No soy quién para decir qué es la normalidad como tampoco lo fueron
quienes escribieron las normas. Creo más bien en que todo lo que dé placer
o sea útil sin jorobar ni faltarle el respeto a los demás está muy bien. Y
sería maravilloso que como sociedad pudiéramos aceptarlo sin prejuicios.
Cada uno debe sentir la libertad de buscar su propia felicidad
como le salga.
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Alina
Calzadilla
Alina Calzadilla
alinacalzadilla
Trabajo y vivo en Rosario.
Soy ilustradora y
diseñadora gráfica.
H
e participado en proyectos culturales colaborativos, soy cofundadora
del Festival Furioso de Dibujo y peleo contra el
tiempo para desarrollar miss proyectos personales.
Creo que primero me asumí como artista y luego como feminista.
O también puedo pensar que mi práctica era feminista
sin saberlo y que fue con otras mujeres, a lo largo de mi vida,
que pude entenderme sin temores como feminista.
Dibujo desde siempre, pero lo tome como una profesión a
partir de los 32, luego de recibirme de dos carreras que no
estaban relacionadas con la ilustración. Entiendo al dibujo
como una herramienta para manifestar aquellas problemáticas
que me atraviesan en lo cotidiano, como dice la frase “lo personal
siempre es político”.
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La “normalidad” de que el trabajo doméstico y de cuidado
no remunerado recaiga únicamente en las mujeres, creo que
es una problemática que de a poco se empieza a visibilizar y
hay mucho por legislar. En principio “lo normal” es una
construcción sociocultural que excluye a la mayoría, por lo
tanto no me llevo muy bien con esa idea.
Mis estrategias para modificar/alterar procedimientos de la
sociedad patriarcal…
Trabajar con otras mujeres, lo colectivo siempre me convoca.
Estar en un diálogo constante, compartiendo experiencias
laborales, personales, nunca sola, las estrategias de
transformación siempre son colectivas.
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10
La teoría de arte feminista es una caja de herramientas
que puede ser empleada para analizar a diferentes artistas.
El arte, a partir de sus herramientas activistas, puede
desarrollar acciones en marchas, puede desarrollar acciones
en diferentes espacios públicos que llevan la
concienciación a una gran cantidad de personas.
María Laura Rosa
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Trewelina
TrewelinaDibujanta
trewelina
Mi nombre es Trewelina Dibujanta.
Desde muy chica estuve
relacionada con el dibujo, y
nunca paré de dibujar.
Q
uería ser como Hanna Barbera, que pensaba que era una sola
persona. Pero después descubrí que eran dos.
Me encontré con el feminismo a mis 30, o sea hace 10 años, y ya
no pude no acompañar cada dibujo con alguna frase que escuchaba
en la calle, entre las compañeras. En aquel momento también
empece a militar con feministas. En ese sentido se podría
decir que primero fui dibujanta y luego feminista. Sin embargo,
esa forma de medir el tiempo tampoco es del todo real. Porque
lo cierto es que fue como un renacer el encontrarme con estas
frases que tenían un diálogo permanente con mis dibujos.
La epifanía fue más o menos por ese momento, año 2010/11,
época en la cual me encuentro con el feminismo y empiezo a retratar,
muy de a poco, íconos feministas; a dibujar las banderas
con las cuales saliamos a reclamar.
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Pero creo que fue el laburar colectivamente y entender que lo colectivo
es el camino, que nos alimenta reciprocamente y nos sana,
lo que trazó ese momento plenamente transformador. Creo en las
cooperativas, me parece que es la manera de laburar.
Una de las primeras instituciones que me parece fundamental
deconstruir es la familia tracidional, a través de nuestras nuevas
formas de armar familia: les amigues como familia, les vincules
como familia.
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Me interesa tomar partido por una familia disidente y desde ahí
combatir, o desde ahí mostrar esta nueva realidad, este nuevo
modelo de cuerpos gestantes; combatir a los antiderechos, a los
pro vida, pero no desde el odio sino desde el amor visibilizando
la lucha que venimos llevando de crear nuevos espacios, de crear
nuevas construcciones familiares, de sostener nuestras luchas
para crear más derechos.
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Kq
kquiu
S
oy KQ. Ilustro, dibujo para vivir y para mi. Estudie en la UBA
diseño gráfico, al tiempo me di cuenta que lo que me gustaba
era ilustrar y el Roller Derby. Dos cosas que toman todo
mi tiempo en un buen sentido.
Empecé a dibujar cuando entraba en la pubertad y como
cualquier adolescente empecé a descubrir que había discursos
que no encajaban con mi visión. Como nos pasó a
muches, el machismo estuvo latente en los ámbitos en los
que me iba desarrollando y frente a ello mi forma de protegerme
era aislandome en el dibujo.
El feminismo fue algo que en cierta forma siempre estuvo
presente en mi manera de ver y sentir las cosas, incluso en
esos momentos en dónde tenía que enfrentarme a algunas
personas .
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Cuestionar todo y representar todo de una forma fantástica que
saque de su lugar al otro creo que es mi estrategia para marcar
una alerta sobre los procedimientos patriarcales.
Es super difícil hablar o debatir con quienes no se ponen en otros
lugares o no entienden que algunas personas viven diferente. No
soy una persona muy abierta a sociabilizar y creo que un poco
viene de no poder sentirme en un lugar de comodidad. Dibujar
me permitió contar las cosas de otra forma.
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Hay que combatir todas las normalidades, porque sentirnos
cómodes en una hace que no podamos abrir el espacio a cosas
nuevas. Para mi lo normal implica empezar a poner barreras
que separan a las personas, es una palabra que no me gusta
para nada.
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Denunciemos públicamente que la exclusión
de la obra de las artistas mujeres produce una
censura sistémica y sistemática de nuestras
sensibilidades, nuestras poéticas y formas de
conocimiento, que permanecen silenciadas
para lxs receptorxs, quienes a su vez se ven limitadxs
a percibir y conocer formas masculinas
de ver y estar en el mundo.
Nosotras proponemos
Asamblea Permanente de Trabajadoras del Arte
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Hexico
eshexico
hexico_
Nací en Carhué, lugar que abandoné por las inundaciones y al
que jamás volví pero que trato de acercarme a través de mis dibujos.
Dibujar o expresarme a través de las imágenes lo hice desde
siempre, pero tal vez podría decir que soy artista desde que encontré
un lenguaje que me permite crear y explorar mundos,
mundos, mundos.
Empezando por las pequeñas luchas en mi adolescencia por
tener control sobre mi cuerpo y mi identidad, pasando por
textos, música, películas, charlas con otras personas fui conceptualizando
más el feminismo como una lucha radical e interesante
siempre desde la conexión con otras luchas igual de
importantes como el antirracismo y el anticapitalismo.
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Explorar los espectros más profundos de las emociones humanas,
del agobio de vivir en este mundo, capaz. Podría ser mi estrategia
para poner en estado de alerta los procedimientos e
iconos visuales de la sociedad patriarcal.
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Desde mi adolescencia
mi manera de entender
lo fascinante,
dulce, tierno, alegre,
no concuerda con
una cierta normalidad
de esos conceptos.
Al mismo tiempo
me interesa políticamente
chocar con la
idea de la vida happyhappy.
Y a veces estas
dos cosas coinciden.
La elección de la paleta,
que forma parte
de mi identidad como
ilustradora, refleja
esta idea. Podríamos
preguntarnos cómo
este azul grisáceo nos hace pensar en muerte, terror, depresión,
angustia. Otra vez, esta tensión mía: ¿de qué manera puedo plantear
la felicidad, bienestar, la alegría que refleje cómo yo veo el
mundo? En mis dibujos suelo tratar el tema de la compañía, la camaradería,
la amistad, el amor, entre humanxs y también entre otras
especies. También momentos de soledad, contemplación, y reflexión
consigo mismx, lo cual para mí son momentos de felicidad. ¿Y
qué pasa cuando esto viene de la mano de una paleta considerada
“triste”?
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Cintia
Rodriguez
_cinrodriguez
Estudié Diseño en Comunicación Visual
en la Facultad de Artes de la UNLP, pero
siento el diseño más como vocación que
como profesión.
S
iempre que puedo me gusta dibujar y, aunque lo hago con bastante
inseguridad, siento que es lo que más me llena y lo que siempre elegiría,
día a día. También me gustan los gatos, las papas de crema y cebolla
del Día, dormir hasta tarde y el agitar de los pañuelos verdes por las calles.
Primero fui feminista. Creo que no me identifico como artista.
Simplemente me gusta dibujar, me hace bien y es lo que intento
hacer cada vez que puedo. Mientras que el feminismo es una
causa que he abrazado desde hace unos años. No sé si tuve un
momento de epifanía, creo que todo forma parte de un proceso.
Hoy miro en retrospectiva y siento que muchas de las luchas del
movimiento feminista, ya las abrazaba cuando incluso ni sabía
qué era feminismo.
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Con el tiempo se pueden ver mejor esas cosas: las transformaciones, los
aprendizajes, la posibilidad de repensarse. Y con el dibujo pasa lo mismo:
siempre me gustó dibujar, desde chica, pero en el medio hubo un
montón de cosas: frustraciones, enojos, años sin dibujar, retomar luego,
aprender cuestiones más técnicas, etc…
¿Qué estrategias pongo en juego para cuestionar? Qué pregunta! Me
cuesta identificar la presencia de una estrategia explícita. Sí trato de
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cuestionarme respecto a la presencia de ciertos estereotipos visuales
a la hora de hacer algo. Intento repensar si estoy replicando
algo que contribuya a la construcción de un sentido que hoy
en día siento que es obsoleto. Entiendo que cuando hago una
ilustración, ya sea para un trabajo o para compartir con un grupo
reducido de personas en las redes sociales, eso va a ser visto por
otres y quiero ser responsable respecto a lo que estoy diciendo.
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Medio obvio, pero entiendo que normalidad es todo aquello que
surge de la construcción de una norma. Normas que son funcionales
a un sistema que, en este caso, excluye a muches y se tornan
injustas, violentas y opresivas. En términos generales, pienso
que toda normalidad debe ser repensada con cierta frecuencia
para que sea inclusiva y que todes podamos tener igualdad de
derechos y cada quien pueda ser lo que tenga ganas de ser.
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Anilina
mágica
anilinamagica
S
oy Analía Almada, algunxs me conocen bajo el pseudónimo de
Anilina Mágica. Podría definirme como una artista interdisciplinaria
pero la mayoría de las veces me siento más identificada siendo
una Obrera del Arte que pone su fuerza de trabajo principalmente
en dinámicas colectivas como en el campo audiovisual o la
(gestada en pandemia y recién nacida) Plataforma Cultural a la
que pertenezco: MERCURIA. Cada tanto alterno con ese otro aspecto
más personal de la faceta de una “artista” que produce
obra en los más diversos formatos (Dibujo, pintura, mural, texto,
instalación, videoarte, libro álbum). Esa alternancia es la que me
permite encontrar el equilibrio entre un trabajo backstage y el hacerme
cargo de tomar posición y exponerme al producir mis propios
discursos visuales en un campo en el que el porcentaje de
feminidades sigue siendo tan bajo que la propia visibilidad (por
incómoda que me sea) se convierte en un acto de resistencia.
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Primero feminista o artista… es una pregunta compleja, cuya respuesta
sería casi ficcional o simbólica como instituir la fecha o
acontecimiento exacto en el que nace una revolución o un movimiento.
No hay forma lineal de contarlo sin que se transforme eso
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©
en un mero recorte,
pero sí puedo decir
que mi vocación
por el arte me
acompañó desde
siempre, no sé
cómo pero yo SA-
BÍA que quería hacer
esto. En la infancia
me pensaba
como “pintora”
porque era lo que
entendía más afín a
la vida que quería
proyectar pero luego
la Universidad
Pública se ocupó
de brindarme un
panorama casi infinito en el que terminé eligiendo por la opción
más interdisciplinaria posible. Con el feminismo me pasó algo
similar en tanto pude ir pasando desde cuestionar las tareas que
se me asignaban por ser la única hija mujer entre 4 varones y
bancarme las etiquetas de “carácter difícil” por no callar esas cosas,
hasta ir armándome constantemente del marco teórico que
me llevara a cuestionar, por ejemplo, mis privilegios de mujer universitaria
blanca cis heterosexual en un mundo binario, racista y
cisheteronormado, por lo cual el término “feminismo” me empezó
a ser insuficiente respecto al objetivo que de él me convocaba,
por eso el eje en el que me posiciono actualmente es el Transfeminismo
Interseccional.
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En principio, lo que intento modificar primero son las dinámicas
heredadas de ese sistema (que no sólo es patriarcal sinó que también
es cisheteronormado,
clasista, racista,
etc), por ejemplo, armando
redes en espacios
diversos en lugar
de querer ocupar un lugar
jerárquico desde el
cual ejercer un poder
verticalista que es una
practica netamente patriarcal
así la estuviese
ejerciendo una mujer.
En ese sentido, lo colectivo
me parece fundamental
como estrategia
para subvertir los procedimientos
patriarcales.
Así que en esos espacios
mis recursos, mis
conocimientos y mi
fuerza de trabajo están
puestos a favor de amplificar
https://www.instagram.com/stories/highlights/
17864380535062874/
más voces y visibilizar otras formas que tal vez no me tengan de
protagonista. Luego está esa otra faceta individual en la que me
tengo que hacer un poco cargo de mí misma y ahí el desafío es
poder hacerlo siempre desde un lugar genuino, sin apropiarse de
discursos de colectivos a los que no pertenezco ni transformar mi
propio discurso adaptándolo a un slogan. Entonces el contenido
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siempre está asociado a procesos, que pueden nacer de una mirada
personal casi íntima (como en mis últimos libro álbum o el
videoarte de mi poema sobre entrenar boxeo) o de una lectura
comparativa sobre el mandato que recae sobre las feminidades
de igual modo en una revista de 1950, una enciclopedia médica
de los ´70 y una revista de moda del 2015 (como en la serie de
collage que ensambla todo ese material).
©
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Antes que nada la norma se cuestiona, no desde un lugar caprichoso,
sinó desde el simple hecho de preguntarnos por qué es
esa la vara que rige y no otra u otras, y recién AHÍ una vez visible,
sabremos si es necesario combatirla o aceptarla. Lo peligroso de
lo que construye “NORMALIDAD” es siempre su cualidad invisible
porque opera sobre la sociedad sin ser cuestionada en actos tan
aceptados como perforar los lóbulos de las orejas de un bebé
que nace con vulva o vestir de celeste a un bebé que nace con
pene. Entonces ese acto (o la falta de él) se convierte desde ese
momento en el símbolo visible de una genitalidad que van a enseñarle
a ocultar en su cuerpo pero exteriorizarla en prendas
asignadas de forma binaria para cada género. En esa línea todas
las normas consiguientes que se desprenden de la binariedad
van a constituir una Sociedad que se resista a pensar como posible
cualquier configuración identitaria que no se adapte a ella.
Ese tipo de normas de las que se desprenden luego discursos de
odio son las que definitivamente hay que combatir.
Y siendo, como ya dije antes, alguien que en muchos aspectos
encaja en la norma, siento el deber de ocupar lugares muchas veces
incómodos, preguntarme por lo aparentemente obvio para
sentir que esa pregunta me atraviesa el cuerpo y no se queda
sólo en discurso. A veces esa pregunta me lleva a cuestionarme
también en torno a mi propia producción, a los dispositivos y recursos
a mi alcance y en cómo puede la imagen compartir esas
preguntas dentro de un mar vertiginoso de otras imágenes. Entonces
trato de no apurarme a producir porque es lo que debería
hacer sinó más bien a gestar la pregunta que quiero compartir.
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©
Gisella
Muñóz
gisellamuñoz.58
muñozgisella
Mi nombre es Gisella Muñoz, nací en 1977 en La Plata, Provincia
de Buenos Aires, Argentina. Estudié en la Facultad de Bellas Artes
de la U.N.L.P donde me recibí como Licenciada en Artes Plásticas.
Me desempeño en producción artística, docencia y gestión independiente.
En mi producción fusiono procedimientos y soportes
pictóricos con otros medios como el textil, el mosaico, el vidrio, la
mixtura de materiales en diversas variantes formales.
Pensar en qué fui primero -si feminista o artista-, y qué después
no me resulta posible, porque sería desmembrar una construcción
interna, un camino, un recorrido donde en lo personal soy un
montón de vivencias, experiencias y desde ahí es que me paro y
desde donde mi obra se expresa con una mirada feminista. Generalmente
represento mujeres donde la infancia se hace presente
hasta en la adultez inclusive. Quizás con el paso del tiempo fue
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apareciendo una intención más clara, cargada de conciencia, en el
posicionamiento feminista. Pero me cuesta decir qué fui primero,
ya que considero a ambas dentro de una construcción, me atraviesan
en forma permanente y me moldean con el pasar del tiempo.
Por otro lado, me gusta pensarme y considerarme como trabajadora
del arte, más que artista, con una perspectiva feminista entre otras,
que constituyen partes de mí ser y están en diálogo constante.
Decir cuándo, me lleva a pensar en un tiempo medible, como un antes
y un después y no puedo trasladarlo a un momento puntual. Su
gestación interna surge a partir de vivencias tanto personales como
colectivas, inquietudes, búsquedas, deseos y podría seguir pensando
en experiencias transitadas, pero lo cierto es que trabajar desde
el arte como medio, me permite comunicarme, vincularme y expresarme.
Cada día elijo, me deconstruyo y reconstruyó en este transitar
dinámico del feminismo.
35
©
Creo que el accionar desde lo reflexivo y en comunidad hace
que se gesten obras/acciones que indefectiblemente interpelan
a un otre y brindan la posibilidad de interacción desde un posicionamiento
político. No hay obra sin un otre y es ahí donde se
produce algo potente, en las calles, en el pensar colectivamente,
con gestos simples, pequeños y solidarios, ese es el tejido
que debemos entramar.
Mosaico, Distinción a Madres de Plaza de Mayo, Hacedoras de Nuestra
America 2019
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Para que exista lo normal tiene que existir lo anormal, lo
que se nos plantea como normal es una construcción social
donde el poder del patriarcado es quien impone los patrones
y parámetros de normalidad.
También considero
que hoy esa
normalidad se
está deconstruyendo
y transformando
hacia
una mirada inclusiva,
donde
no quepa lo
"normal" sino un
cosmos dónde
quepamos todes.
Tenemos que
seguir trabajando
mucho para
ampliar horizontes
y conquistar
derechos.
Acción,
tengo cielo para rato
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El feminismo es el proyecto de despatriarcalización,
de descolonización; es un proyecto
de transformación cultural y política, probablemente
el más amplio y profundo que se
puede imaginar.
A través del arte es posible discutir y negociar
sin cesar las representaciones y los lenguajes
disidentes. Un lugar de disenso y de confrontación
democrática y no de consenso normativo,
para construir nuevos imaginarios sociales.
Paul B. Preciado
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