Reviillagigeo_Equilibrio_Esp
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Foto: Benito Sánchez Rojo
Los mexicanos somos afortunados porque, entre otras
cosas, en territorio nacional se ubica uno de los paraísos
marinos naturales más biodiversos y únicos de
todo el océano Pacífico —y del mundo—. Los mexicanos
somos, también, los principales responsables de
velar por la conservación y vigilancia a perpetuidad
de este nuevo Parque Nacional, el más grande de Norteamérica
con zona de exclusión pesquera. Se trata de
una labor en conjunto que requiere la participación no
sólo de los ciudadanos, además necesita la intervención
acertada de las autoridades, académicos, científicos,
operadores turísticos, visitantes y, por supuesto, de la
industria pesquera.
Tenemos en nuestras manos una oportunidad sin
precedentes: convertirnos en líderes internacionales
en materia de conservación marina.
Fue hace muy poco cuando en el Diario Oficial de
la Federación (d o f) apareció publicado el decreto
presidencial que establece la creación del Área
Natural Protegida Parque Nacional Revillagigedo
(pn r) sin embargo, desde hace meses la comunidad
conservacionista nacional y mundial esperaba expectante
dicho anuncio, ya que con 14.8 millones de
hectáreas es un parteaguas para la protección de los
mares de México.
Durante el proceso de declaratoria, la polémica en
torno a la extensión de este polígono no fue poca; sin
embargo, la superficie final protegida coincide con una
recomendación expresa de la UNESCO al gobierno nacional
de ampliar la conservación del sitio —declarado
Patrimonio de la Humanidad— a una envolvente de 40
millas náuticas alrededor de las islas.
La abundancia
de tiburones
es la mayor
en todo
Norteamérica
“Al extender la superficie protegida de
Revilla se está protegiendo el camino submarino
que existe entre las cuatro islas y
que es utilizado por todas las especies para
alimentarse y reproducirse. Con esta nueva
conectividad se le está dando a todos estos
animales una gran zona de confort”, explica
el biólogo marino Arturo Ayala Bocos.
Y es que aunque desde 1994 ya contaba
con la categoría de Reserva de la Biosfera
que salvaguardaba sus cuatro islas y
una pequeña aureola en torno a éstas, era
imperante para nuestro país extender la
zona protegida y endurecer las medidas
de conservación. Como resultado, hoy,
23 años después, el Parque Nacional Revillagigedo
es un ejemplo en materia de
resguardo oceánico.