presentación - solo dios basta

� La pluriculturalidad en México no es incluida en la Constitución
hasta 1992. El artículo 2º. de la Constitución, aunque reconoce a los
pueblos originarios, no les concede su autonomía conforme a las leyes
internacionales. Ello nos habla de la exclusión que han mantenido por siglos
los pueblos indígenas en la realidad nacional. Ubicados en los municipios con
mayor marginación, su rezago en salud, vivienda, educación, e ingresos
económicos ha generado la migración que afecta gravemente el tejido social de sus
comunidades.
� La riqueza cultural de las 56 etnias indígenas de nuestra nación, cuya cosmovisión se
expresa en sus rituales, forma de organización, lenguas y tradiciones, se ve
amenazada en los últimos años por los embates de la cultura dominante: el
neoliberalismo económico vigente va tras los recursos naturales protegidos durante
siglos por los pueblos indígenas. No obstante, los pueblos han mantenido la lucha por
la defensa de su territorio, bosques, manantiales, plantas medicinales y
especialmente de la semilla del maíz criollo en contra de los transgénicos, a través de
múltiples acciones organizadas que reflejan su resistencia con propuestas de vida,
bienestar social y participación en la realidad nacional.
� La educación en México no ha conseguido mejorar la calidad educativa y abatir el
analfabetismo. Las cifras lo ponen en perspectiva de rezago. En México todavía hay
cerca de cinco millones de personas que no saben leer ni escribir, situación que
afecta principalmente a los pueblos indígenas. El promedio de escolaridad del
mexicano es de secundaria no concluida; aún más, cerca de cada diez que
alcanzan a terminar la educación básica “no han logrado los propósitos educativos
establecidos por el currículo nacional” (Debate periodístico sobre la educación,
2012).
� La constatación de las graves violaciones a los Derechos Humanos de parte de unas
fuerzas armadas expuestas a labores distintas de sus funciones constitucionales; la
criminalización de aquellos que asumen como responsabilidad propia la defensa de
quienes han sido vulnerados en sus derechos elementales.
� Nos acercamos a esta realidad a través de sus víctimas, que nos despiertan
compasión y pasión, y nos invitan a trabajar para impulsar un proyecto de paz que
haga visible el Reino de Dios. Entre las acciones por la paz y las acciones de guerra
constatamos, con dolor, que en México son mucho más numerosas las segundas.
Hemos dejado avanzar las fronteras de lo inhumano y pareciera que el rostro terrible
de la violencia, con su deshumanización, se ha vuelto algo cotidiano y aceptable. A
pesar de esto, reconocemos que hay personas y colectivos que, en su denuncia
valiente, en su servicio generoso, en la puesta en riesgo de su propia vida por hacer
suyas las demandas de justicia de la población ofendida, hacen que en México aún
esté viva una reserva moral.
Misión Evangelizadora Educativa
PROVINCIA SANTA MARÍA DE GUADALUPE - MÉXICO
09
“Invitó a mucha gente… ”